Literatura
Literatura española
LA EDAD MEDIA (Los siglos XI y XII)
LA ALTA EDAD MEDIA
LA SOCIEDAD MEDIEVAL
La literatura medieval española se caracteriza por ser un crisol en el que se desarrollaron temas profanos y religiosos en diversos géneros literarios con claras influencias de las ricas culturas judía e islámica que florecieron en la península Ibérica en aquel periodo. En esta época comienzan a aparecer en la península Ibérica los primeros textos literarios en castellano. De esta convivencia se derivan algunas actitudes sociales como: la abundancia del tema morisco; la actitud crítica de los conversos o cristianos nuevos hacía una sociedad que los desprecia; el orgullo de los villanos del teatro del XVII por ser cristianos viejos, es decir, por no descender de judíos ni de musulmanes. El país se halla muy fragmentado territorialmente pero se distinguen dos importantes áreas: al norte, el camino de Santiago, por la que penetran las influencias europeas, sobre todo provenzales; al sur, Al-Andalus, zona de asentamiento del pueblo árabe desde la que se difunden las influencias orientales.
En la edad media se divulgan dos temas que se consideran de vital interés y que a menudo se relacionan con hechos históricos como la reconquista. Los temas son la religión y la guerra, porque por un lado, el mundo medieval gira entorno a Dios y se hace necesario dar a conocer la doctrina cristiana, y por otro, la inestabilidad territorial y política genera numerosos enfrentamientos, por lo tanto, dos modelos sociales: el caballero y el monje. En general todo el arte y la cultura medievales son didácticos y ensalzan los ideales guerreros y religiosos. Como los bienes terrenos se consideraban efímeros, los autores estaban más interesados en honrar a Dios por eso uno de los rasgos de la literatura medieval es el anonimato.
LA LÍRICA MEDIEVAL
LIRICA TRADICIONMAL
La componen las canciones anónimas que se transmiten oralmente y tiene como tema el sentimiento amoroso. Son las llamadas mayas, canciones de siega, las serranillas, las albadas, etc. La poesía oral se convierte en poesía tradicional, como son transmitidos oralmente algunas composiciones tienen variantes.
En muchas culturas europeas se da una lírica tradicional basada en las estructuras rítmicas del estribillo y del paralelismo. Esto ha llevado a pensar en una lírica cantada y bailada o representada.
El tema que trata es el amor, la protagonista es una mujer que expresa sus sentimientos por la ausencia de su amado a una confidente (madre o hermanas).
Tiene un léxico sencillo y condensado. Son poemas breves, intensos y emotivos.
La métrica de la lírica tradicional suele ser de arte menor, de diferentes medidas y de rima asonante.
LÍRICA CULTA: TROVADORES Y JUGLARES
La lírica culta es de autor conocido que se transmite mediante la escritura, más elaborada y dificil. La primera lírica culta en lengua romance fue la provenzal. El poeta lírico culto es el trovador, este a veces daba a cantar sus composiciones a un profesional el juglar lírico.
LÍRICA HISPANICA
Cuatro grandes focos que corresponden a cuatro lenguas romances: mozárabe, castellano, gallego y catalán.
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LÍRICA MOZÁRABE O ANDALUSÍ: LAS JARCHAS: Las obras más antiguas en lengua española son unas breves composiciones líricas de tema amoroso denominadas jarchas, composiciones escritas en lengua romance que datan de mediados del siglo XI y figuraban al final de las moaxajas o muwassahas, unos largos poemas escritos en árabe o hebreo en España. El tema es el amor femenino por la ausencia del amado y tiene como confidentes a su madre o hermanas. Son poemas muy breves a menudo octosílabos que tienen un tono vehemente e intenso.
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LÍRICA GALAICO-POTUGUESA: LAS CANTIGAS: En la lírica tradicional están las cántigas de amigo del siglo XII. Generalmente, las cántigas de amigo manifiestan la queja de una muchacha enamorada, que toma como confidentes a la naturaleza, a la madre o a las hermanas. Hay abundantes referencias a la naturaleza.
En la lírica culta encontramos las cántigas de amor y cántigas de escarnio que hablan del autor, masculino, que se lamenta de no ser correspondido por su dama. Manifiesta una clara influencia de la poesía provenzal trovadoresca. El estilo es culto. Las cántigas de escarnio son poemas satíricos dirigidos contra otros poetas o cortesanos.
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LÍRICA CASTELLANA: Son poemas que tienen como tema el amor: el gozo amoroso, el dolor por la ausencia, la despedida o el amor no correspondido. Aparecen composiciones como albadas, canciones de siega, serranillas etc.
Una composición muy frecuente es el villancico que combina el estribillo y una glosa o copla más larga que desarrolla el tema del estribillo. El estilo es sencillo, intenso y emotivo.
La lírica culta castellana refleja la influencia provenzal e italiana por recoger el tema del amor cortés. Es una lírica refinada, muy elaborada, artificiosa y llena de juegos de ingenio.
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LÍRICA CATALANO-PROVENZAL: En la lírica catalana encontramos canciones paralelísticas, compuestas por autores cultos que imitan la tradición popular. La lírica culta catalana está influida por lírica trovadoresca que desarrolla el tema del amor cortés.
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NARRATIVA ÉPICA
MESTER DE JUGLARIA (SIGLO XII)
Los juglares eran actores que recorrían pueblos, cortes castillos, romerías y caminos medievales recitando o cantando poemas. Había diferentes tipos de juglar: los especializados en las narraciones de hazañas guerreras, los que entonaban lírica más culta en las cortes de los palacios, los que se acompañaban de instrumentos, los que componían sus propios poemas (trovadores), e incluso algunas juglaresas. El contacto directo con el público condicionaba los rasgos de estas narraciones, que habían de ser sobre todo, dinámicas. A menudo el juglar emplea apelaciones al publico para reclamar la atención. El héroe es tratado con mayor detenimiento y siempre es presentado como valiente, religioso, leal... Utiliza epítetos épicos y adjetivos explicativos. El realismo es uno de los rasgos más característicos, se consigue con la referencia a datos concretos de la época: religión, historia, geografía, costumbres, etc. De los juglares, los más abundantes eran los juglares de gesta.
LOS CANTARES DE GESTA
Son extensas narraciones en verso que relatan sucesos históricos y legendarios en torno a un héroe que representa los valores de un pueblo.
El héroe es el caballero y los rasgos que le caracterizan son: lealtad, valentía, sentido de la justicia, religiosidad, defensa del débil, origen noble y amor a los suyos y a su tierra.
La historia del caballero es con frecuencia una sucesión de aventuras y contratiempos que ponen a prueba su valor.
De la épica castellana se conservan solo tres cantares: un fragmento del cantar de Roncesvalles, un fragmento de Las mocedades de Rodrigo y el Cantar de Mío Cid.
EL CANTAR DE MIO CID
Es un típico manuscrito de juglar, del siglo XIV que narra las fortunas y adversidades de Rodrigo Díaz de Vivar, está firmado por Per Abbat, un copista. La fecha de composición se data en el siglo XIII.
Es anónimo pero se considera de un único autor culto, que se basa en composiciones anteriores y que usa el estilo típico de los juglares tradicionales.
El argumento del Cantar de Mío Cid se divide en tres partes:
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“Cantar del destierro” El Cid desterrado por el rey Alfonso VI a causa de una falsa acusación. Separado de su familia, deja a su mujer e hijas en un monasterio, emprende varias empresas militares, unas veces a favor de los musulmanes y otras en contra.
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“Cantar de las bodas” El Cid conquista Valencia y consigue el perdón real. Este le permite que su mujer e hijas se reúnan con él, y le pide que se case a sus hijas con los infantes de Carrión. Él se recela pero obedece y se celebran las bodas. El Cid recupera su honor como caballero.
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“Cantar de la afrenta de Corpes” Comienza con unas anécdotas que revelan la cobardía de los infantes: ante un león que ha escapado de una jaula y en una batalla contra los moros. Los vasallos del Cid se burlan de ellos, quienes se vengan dejando a sus mujeres desnudas y azotadas abandonadas en el robledo de Corpes. El Cid pide justicia y se convocan las Cortes de Toledo, el rey castiga a los infantes y las hijas del Cid se casan con los infantes de Navarra y Aragón.
El tema central es la recuperación del honor en dos vertientes: El honor social como vasallo y el honor personal como padre injuriado.
El protagonista del Cantar se nos presenta como el modelo de perfecto vasallo, el Cid representa el modelo de caballero que difunde la épica en la Edad Media. A pesar de estar idealizado, posee abundantes rasgos humanos.
El Cantar del Mío Cid relata una parte de la biografía de un personaje historio Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, que vivió entre 1043 y 1099. Pertenecía a la nobleza más baja, y logro ascender socialmente por medio de las batallas y la conquista de tierras a los musulmanes.
La versificación es irregular con versos que oscilan entre diez y veinte sílabas. La rima es asonante. En la mitad del verso hay una pausa que lo divide en dos partes hemistiquios: que explicaría la evolución al romance. Todos los rasgos estilísticos son característicos de la narración oral y son comunes al estilo juglaresco.
TEATRO-REPRESENTACIÓN DE LOS REYES MAGOS
Aunque los testimonios escritos que se conservan son muy escasos, se cree que a lo largo de la Edad Media existió el género teatral.
La intención de divulgar las enseñanzas religiosas de una manera amena impulsó a la Iglesia a organizar y fomentar las representaciones de pasajes de la vida de Cristo o de los santos. Estas representaciones se llevaban a cabo en el interior de las iglesias y coincidían con las festividades litúrgicas: Navidad Semana Santa... De este teatro de tema religioso se conserva en castellano un fragmento de la Representación de los Reyes Magos.
También existió el teatro profano, de carácter popular. A través de textos jurídicos de la época, se deduce que era un teatro burlesco e irreverente, por lo que se prohibía la asistencia a los clérigos.
BAJA EDAD MEDIA Siglos XIII y XIV
SOCIEDAD
En el siglo XII la sociedad medieval cambia totalmente por diversos factores: la aparición de ciudades, las cortes y las universidades.
El incremento del comercio y del artesanado favorece la vida urbana y la aparición de la burguesía, cuyos gustos e intereses harán que se amplíe la temática en la creación artística.
La aristocracia se hace cortesana, formando una corte jerárquica en torno al noble de mayor rango, se convierte en una clase ociosa y refinada. La valoración de la poesía llevo a que algunos nobles protegieran a los trovadores porque daban prestigio a su corte.
Surgen las universidades en las ciudades más importantes(La Sorbona, Oxford, y Salamanca), y se convierten en los focos culturales de la baja Edad Media. Aparecen el gusto por la belleza y el interés por lo cotidiano.
MESTER DE CLERECÍA
En el siglo XIII los escritores cultos comenzaron a refundir las vidas de los santos, las leyendas moralizadoras y otros relatos antiguos —los cuales eran comunes en latín— en verso castellano. Esta actividad poética, conocida como mester de clerecía, se desarrolló primeramente en los monasterios, caracterizándose, a diferencia del mester de juglaría, por una estricta observancia de la métrica. El poeta más representativo del mester de clerecía es Gonzalo de Berceo.
No obstante Gonzalo de Berceo como los clérigos eran conscientes de poseer una cultura superior y escondían el orgullo de emplear léxico culto, figuras retóricas y una métrica mejor elaborada. La estrofa que identificaba el estilo de Mester de Clerecía era la cuaderna vía, cuatro versos de 14 sílabas que riman entre sí en consonante.
Las narraciones tienen un objetivo didáctico y moral y para llamar la atención del público recurren a las expresiones juglarescas: epítetos épicos, apelaciones a los oyentes; incluso se pide alguna recompensa al final del recitado.
GONZALO DE BERCEO
Es el primer autor castellano que se conoce. Gonzalo de Berceo, nacido en La Rioja, era un hombre culto que trabajó en la del monasterio de San Millán de la Cogolla. Parece que la biblioteca monástica le proporciono muchos temas que tradujo y relator en castellano.
Gonzalo de Beceo inicia el Mester de Clerecía cuando presenta el castellano narraciones de tema moral. Su obra más conocida es Milagros de Nuestra Señora. El autor nos relata unas breves historias que repiten el mismo esquema: personajes devotos de la Virgen se encuentran ante algún problema o peligro y se salvan gracias a un milagro de la Virgen. Muchos relatos de Berceo tienen origen folclórico y abundan los detalles humorísticos. La Virgen María se representa con los rasgos humanos típicos de la religiosidad popular.
LA LENGUA EN EL SIGLO XIII. ALFONSO X
Como resultado de la labor de Alfonso X el Sabio, Castilla fue uno de los primeros estados europeos en desarrollar una literatura en prosa. Una multitud de jurisconsultos, historiadores, traductores y especialistas en diversos campos del saber trabajaron bajo su supervisión en un formidable intento de recopilar todo el conocimiento de la época en la Escuela de traductores de Toledo. Recurrieron a fuentes islámicas, judías y cristianas, pues el reino de Castilla era en aquella época un punto de encuentro para las personas doctas de las tres culturas. Este trabajo en conjunto estimuló el flujo de la cultura oriental hacia el occidente europeo. La prosa castellana, que con Alfonso X se convirtió en un poderoso medio de expresión, alcanzó la madurez artística en la obra de Don Juan Manuel —sobrino de Alfonso—, quien escribió la colección de relatos didácticos El conde Lucanor (1335). Hacia 1305 apareció el primer libro de caballerías español de cierta longitud —El caballero Zifar—.
EL ARCIPRESTE DE HITA
Juan Ruiz Arcipreste de Hita, escribió el Libro de Buen Amor, considerada la obra más brillante del siglo XIV.
De Juan Ruiz solo conocemos que era sacerdote de la localidad de Hita. En su obra se refleja una acusadísima personalidad: hombre divertido y vitalista, canta los placeres del mundo y al mismo tiempo tiene una sincera religiosidad. La obra está escrita de forma biográfica para la aproximación al lector. El libro refleja que era un gran conocedor de la literatura culta y popular de su época.
Se trata de una obra escrita en verso con predominio de la cuaderna vía. La obra narra en primera persona diferentes episodios amorosos; en ellos, el autor intenta conseguir el amor de alguna mujer que lo ha enamorado. Para ello, a veces, recurre a la ayuda de una intermediaria o alcahueta, como la Trotaconventos.
Lo más novedoso del Libro de Buen Amor es la mezcla de elementos aparentemente contradictorios: la religiosidad y el vitalismo profano; el tono serio, incluso grave, junto al aire divertido y burlesco de algunas parodias. El objetivo del autor no queda claro, la ambigüedad aparece ya en el mismo prólogo. Aparece una actitud irónica y vitalista en una obra culta.
El estilo es rico y muy variado. Encontramos el registro culto y coloquial. Las formas métricas también son variadas, junto a la cuaderna vía, encontramos formas de la poesía popular como el zéjel.
DON JUAN MANUEL
Algunos nobles dedican ya más atención a las letras, la figura más representativa de este cambio es don Juan Manuel, de cuya obra en prosa destaca El conde Lucanor, libro de cuentos inspirado en la literatura oriental y europea. Don Juan Manuel es el primer escritor con voluntad y conciencia de crear un estilo literario personal. Los cuentos tienen una finalidad didáctica, se extrae de ellos una lección moral.
La estructura de las narraciones sigue siempre un mismo esquema: El conde Lucanor plantea a su criado Patronio algún problema, este le responde que sobre ese tema conoce un ejemplo o cuento y lo explica; de esa narración se deriva una enseñanza. Se dice muy brevemente que el conde Lucanor puso en practica su consejo y le fue bien. Al final resume la idea didáctica o moraleja en unos versos.
Los temas que plantea don Juan Manuel reflejan el conjunto de las preocupaciones de los aristócratas de la época.
TRANSICIÓN AL RENACIMIENTO
HISTORIA, SOCIEDAD Y CULTURA
Al siglo XI se le considera una etapa de transición entre la Edad Media y el Renacimiento. El siglo XV comienza en Castilla con guerras civiles, conflictos dinásticos, rebeliones de nobleza y revueltas de los campesinos. Los Reyes Católicos, que suman al reino de Castilla y el de Aragón, liquidan los restos de feudalismo e imponen una monarquía fuerte, centralista y autoritaria que domina a la nobleza y a la Iglesia, acaba la Reconquista en 1492, expulsa a los judíos e instaura la Inquisición.
Al mismo tiempo el incremento comercial favorece el crecimiento de las ciudades y el conocimiento de nuevas culturas.
El Humanismo es el primer elemento renacentista que aparece en la cultura hispánica. La corriente humanista procedente de Italia, impulsa el conocimiento de la cultura grecolatina, que gira en torno al ser humano y sus actividades.
La creación de nuevas universidades que se interesan por el saber humanístico, como la de Alcalá de Henares, contribuyó a la formación de hombres letrados.
El prestigio de las lenguas vulgares deriva de la visión humanista y concibe con el entusiasmo por las lenguas clásicas: el latín y el griego. La lengua castellana se convierte en la lengua oficial y el humanista Elio Antonio de Nebrija escribe la primera gramática castellana.
Las cortes palaciegas se convierten en verdaderos focos culturales. En los palacios, el saber se valora como una de las virtudes imprescindibles del cortesano.
La invención de la imprenta supuso un cambio radical en la difusión de los libros, que hasta entonces solo tenían los aristócratas y religiosos.
La literatura del siglo XV recoge temas, formas y géneros en los que se mezclan elementos medievales y humanistas. La Celestina de Fernando de Rojas, la obra más importante de este siglo, expresa la doble vertiente del pensamiento de la época.
LA POESÍA CULTA: LOS CANCIONEROS
En el siglo XV, abundan los poetas cortesanos, cuya poesía queda recogida en los cancioneros. La poesía cancioneril es culta, difícil y, en general, tiene un tono conceptista. Los temas más usuales son los poemas amorosos, los satíricos y los morales. Como poetas de cancionero destacan: el marques de Santillana con el Infierno de los enamorados, Juan de Mena por el Laberinto de la Fortuna, y Jorge Manrique.
LAS COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE
El autor es Jorge Manrique: perteneciente a una de las grandes familias de la nobleza castellana y, junto con su padre participó en diferentes batallas. Murió en combate a la edad de 39 años. Su figura encarna el ideal cortesano, por su valentía en el combate y su habilidad con las letras. Fue un poeta de cancionero y su poesía amorosa muestra uno de los estilos más personales del siglo. Su mejor obra por la que se valora como uno de los mejores es las Coplas a la muerte de su padre.
Jorge Manrique compuso las Coplas cuando murió su padre, don Rodrigo. El poema es, por tanto, una elegía, una composición que expresa el dolor.
Además de hablar sobre la muerte de su padre aparecen otros temas como la meditación genérica sobre la fugacidad de la vida hasta la figura de su padre, que dialoga con la muerte. Esta progresión de lo general a lo particular acentúa la emotividad final del poema.
El tema de la muerte es uno de los más tratados de la Edad Media. Desde la perspectiva cristiana se ve como una liberación pero en los siglos XIV y XV se representa como un personaje terrorífico. Las Danzas de la muerte, tan populares entonces, eran una especificación de la visión de la muerte. Lo nuevo en Manrique es la forma en que presenta un tema tan usado anteriormente. En general, el poema exalta los valores espirituales porque no perecen, y los contrapone a los caducos bienes terrenales.
La composición está escrita en sextillas de pie quebrado, llamada desde entonces manriqueña. Es una forma sencilla que, mediante los acentos, consigue un ritmo muy marcado, a veces funerario. Por los temas que aparecen podemos dividirlo en tres partes:
Reflexión sobre la fugacidad de la vida y certeza de la muerte (tempus fugit)
Evocación emotiva y nostálgica del pasado, ya desaparecido.
Aparece la figura del padre, menciona sus virtudes y hazañas pasadas, su resignación cristiana y su serenidad ante la muerte, con la que establece un sosegado dialogo. La muerte consuela al caballero diciéndole que le esperan dos formas de vida: la fama, y la vida eterna. A estas dos vidas contrapone la caducidad y lo engañoso de la vida terrenal.
El estilo es sencillo y antirretórico, la naturalidad del lenguaje contrasta con la gravedad del tema.
EL ROMANCERO
En los siglos XVI y XVII surgían las colecciones de romances: los romanceros. Los romances son composiciones versificadas anónimas, de divulgación oral, frecuentemente fragmentadas(pueden carecer de planteamiento) y son sencillos. Parece ser que aparecieron a finales del siglo XVI pero fue en el siglo XV cuando alcanzaron una gran difusión. Los romances de esta época reciben el nombre de romances viejos.
A comienzos del siglo XVI algunos romances viejos aparecen impresos. Esto hará que se asegure su divulgación y que en adelante los autores cultos los imiten. Los romances de autores conocidos que se escriben a partir del siglo XVI son los llamados romances nuevos, completos y de estilo más elaborado.
CARACTERÍSTICAS DEL ROMANCE
Romance: Serie indefinida de versos, con rima asonante en los versos pares y los impares quedan libres. Esta forma métrica recuerda a la de los cantares de gesta: cada verso del romance correspondía a un hemistiquio del cantar. Normalmente octosílabos (romance propio) pero podía ser de seis (romancillo) de siete (endecha) o de once sílabas (romance heroico). Tiene su origen en la serie épica.
Es una composición lírico-épica. En los romances encontramos un uso abundante de recursos típicos de la lírica y del lenguaje expresivo o emotivo. Al mismo tiempo el romance coincide en la épica por el lenguaje arcaizante, y en otros rasgos característicos de la literatura oral como las apelaciones al público, el cambio en el punto de vista narrativo, los epítetos épicos, el uso especial de los tiempos verbales, etc.
La combinación de dialogo y fragmentarismo, el recoger escenas aisladas de intensa emoción, proporciona a los romances un tono teatral dramático.
CLASIFICACIÓN DE LOS ROMANCES
Una clasificación temática de los romances los dividiría en tres grupos básicos:
Los épicos, son los que tienen los temas de los antiguos cantares de gesta: Roldán, el Cid, Fernan González...
Históricos o noticieros donde destacan dos tipos los fronterizos son los que tratan las últimas batallas de Reconquista (Alora la bien cercada); y los moriscos que tratan sobre los musulmanes.
Los lírico-novelescos donde el tema tratado principalmente es el amor, son aquellos que contienen elementos fantásticos, maravillosos novelescos.
LA PROSA EN EL SIGLO XV
El número de los lectores crece considerablemente gracias a la imprenta y al influjo humanista, y la prosa encuentra una excelente acogida en este nuevo público. Sin embargo esta prosa toma como modelo de lenguaje el latín clásico; así, el tono resulta cultista, retórico y artificioso. Destaca el enorme existo de las novelas idealistas que suelen repetir un mismo esquema: las novelas sentimentales en los que el tema exclusivo es el amor. En este periodo cobró también forma definitiva la novela de caballerías española más famosa e imitada, el Amadís de Gaula (1508). A semejanza suya se publicaron muchas novelas de caballerías durante el siglo XVI.
EL TEATRO DEL PRERENACIMIENTO
El teatro es el genero que menos se desarrolla en esta época. Encontramos un teatro religioso que continua la tradición medieval hacía finales del siglo aparece una nueva generación que inicia el teatro renacentista.
Además en esta época surge un teatro para ser leído, a imitación de la comedia humanística italiana, modalidad a la que pertenece La Celestina.
LA CELESTINA DE FERNANDO DE ROJAS
Fernando de Rojas es un hombre de leyes, converso que vivió en diferentes ciudades castellanas a finales del siglo XV, encontró el primer acto de la obra y la acabó en quince días, según confesión propia.
El libro apareció en 1499, y en esta primera edición no constaba el nombre del autor. En 1502 se publicó una edición ampliada donde si que constaba su nombre. Fernando de Rojas, en cierta forma, representa el escritor moderno, universitario y urbano, que no procede de la aristocracia ni de la cultura eclesiástica.
La Celestina, escrita en forma totalmente dialogada, sigue el modelo de la comedía humanística italiana, que imitaba a los clásicos latinos Plauto y Terencio. En este tipo de obras abunda lo sentimental y el análisis psicológico; la Celestina, por consiguiente, comparte rasgos del teatro y de la novela. El rasgo más característico del estilo de esta obra es el uso del lenguaje culto y del lenguaje popular.
La Celestina parece querer recrear el desmoronamiento del orden social y moral de la Edad Media. El argumento es simple y ya se había empleado en obras de siglos anteriores: un joven valiéndose de una alcahueta, consigue el amor de una dama. Fernando de Rojas complica este argumento y lo convierte en un rico retrato de una sociedad urbana y exclusivamente interesada por el provecho personal:
El joven y noble Calisto ve casualmente a Melibea y queda enamorado de ella; Se declara en el mismo momento pero la joven lo rechaza. Aconsejado por su criado Sempronio pide ayuda a una alcahueta Celestina. El otro criado Parmeno, se opone pero está logra una alianza con ellos prometiéndoles ganancias y compañía femenina. La vieja alcahueta con su magia y sus palabras consigue convencer a Melibea, y le promete una cita con Calisto. El joven regala una cadena de oro a la Celestina y los criados reclaman su parte de recompensa, en la disputa muere la vieja alcahueta. Los criados son presos y ajusticiados, y Calisto los sustituye por otros. Cuando los amantes están en el jardín de Melibea, se oyen gritos en la calle y Calisto al intentar escalar el muro para ir en ayuda de sus criados muere. Melibea se suicida tirándose desde la torre de su casa, tras explicar a su padre que su vida no tiene sentido sin Calisto.
Los personajes son realistas y evolucionan a lo largo de la de la obra. Reflejan la organización social de la época, la nobleza y alta burguesía están representados en Calisto y Melibea que también actúan movidos por la pasión amorosa mientras que los criados y Celestina, que representan los estamentos más bajos, se mueven por la codicia. Los personajes de esta obra poseen caracteres muy bien construidos que los hacen creíbles y humanos. Como la obra es enteramente dialogada, los retratos de los personajes los obtenemos por lo que otros personajes dicen de ellos o por lo que ellos mismos expresan o piensan. Todos ellos comparten un fuerte individualismo y una visión del mundo pagana y trágica. Constituye una visión pesimista y desolada, ya que se ve el mundo como un caos.
El tema de La Celestina combina los tres temas del momento: fortuna, amor y muerte. Sin embargo frente a la visión de caos, el argumento presenta los acontecimientos encadenados con una lógica de causa-efecto.
El estilo es el más variado de su época. En general, los personajes de la obra hablan tal y como les corresponde desde una perspectiva realista. El habla culta con el habla coloquial.
EL RENACIMIENTO
HISTORIA Y SOCIEDAD
El Renacimiento en el siglo XVI, y el Barroco, en el XVII, forman el periodo que se conoce como Siglos de Oro de la cultura española. En esta época hubo un gran desarrollo cultural. La palabra Renacimiento viene del volver a nacer a la cultura grecolatina.
Dentro del siglo XVI pueden distinguirse dos etapas, que corresponden con los reinados de Carlos I y Felipe II, los dos de la casa de los Austria.
Bajo el reinado de Carlos I, España dominó gran parte de Europa y estableció un imperio colonial en América. Durante este periodo los escritores españoles siguieron las tendencias filosóficas y artísticas del renacimiento. Desde el poder se fomento el clima de aceptación de las corrientes renacentistas y los contactos culturales con Italia y los Países Bajos. Su reinado supuso la aceptación del Renacimiento europeo y la asimilación del Humanismo.
En la época de Felipe II se extiende el movimiento luterano, que desemboca en el protestantismo. Como reacción, España se alía con el papado y se convierte en la defensora del catolicismo. Así se inicia el periodo conocido como la Contrareforma, etapa de desconfianza hacía la cultura y el aislamiento respecto a Europa. Como consecuencia, se entra en una etapa de fervor religioso, por lo que la literatura es religiosa. La literatura recoge un ambiente en el que cobran una gran fuerza los mitos que identifican los valores hispánicos con la noción del cristiano viejo, con el concepto de hidalguía, el tema de la honra, asociada también a la ascendencia religiosa y la opinión social, y la obsesión por la limpieza de sangre.
LA CULTURA
El Humanismo comenzó a influir sobre la cultura hispánica en el siglo XV. El pensamiento humanista concibe al hombre como eje del universo e integrado en la naturaleza, que debe desarrollar su inteligencia y sensibilidad a través del conocimiento racional. Así, el modelo de humanista era el intelectual que se interesa por todos los saberes y que rige por la razón. Los humanistas admiran la cultura clásica y la contraponen a la medieval, moldeada a partir de la visión judeocristiana que concibe el mundo y la vida humana como un camino hacía la vida eterna.
En el campo de las ideas, Erasmo de Rotterdam fue quien ejerció mayor influencia. Proponía una nueva religión más intimista, tolerante y caritativa, y criticaba la religiosidad externa Las obras de algunos de sus discípulos españoles, entre los que se encontraban el filósofo Luis Vives y el teólogo Juan de Valdés, fueron muy leídas y se tradujeron a diversas lenguas europeas. Lo mismo cabe decir de las obras de su contemporáneo fray Antonio de Guevara, divulgador e historiador franciscano. Durante este periodo se escribieron diálogos humanísticos, especialmente por parte de los seguidores de Erasmo, y se cultivó la historiografía. Los historiadores más importantes del renacimiento y el siglo de oro español son Diego Hurtado de Mendoza y el jesuita Juan de Mariana.
El modelo de conducta social renacentista se encuentra en el libro El cortesano, de Baltasar de Castiglione, que alcanzó una gran difusión en la época. El hombre renacentista debía cultivar el alma y cuerpo, las letras y las armas, también debía perseguir la elegancia basada en la naturalidad y la sencillez, huyendo de la vulgaridad.
ESTÉTICA
El arte renacentista recoge la idea de Aristóteles según la cual las obras artísticas reflejan lo que la realidad tiene de bello; por tanto, el arte estiliza la realidad, la embellece. La finalidad del arte es estética, persigue la belleza, y desaparece el didactismo medieval porque no se pretende transmitir lecciones sociales o morales.
También el arte renacentista manifiesta la influencia de Platón, que concibe la belleza del mundo como un reflejo apagado de la belleza suprema, que solo se encuentra en el mundo de las ideas.
LA LÍRICA RENACENTISTA
FORMAS Y TEMAS
Al comienzo del siglo XVI conviven tres corrientes: La poesía de cancionero, con predominio del octosílabo y del tono cultista; la poesía tradicional, romances y canciones líricas, que tuvieron una gran difusión oral y se empiezan a recoger por escrito; la poesía italianizante, que toma como modelo a Petrarca. El poeta más relevante es Garcilaso de la Vega, cuya obra renovó la forma de los temas.
En la forma de los poemas destaca el endecasílabo y se cultivan estrofas como el soneto, los tercetos encadenados, y la silva y la lira.
Los temas que se tratan son:
El amor, es platónico, ennoblece al enamorado porque, a través de la amada, se acerca a la perfección. Es un amor no correspondido que produce insatisfacción y melancolía. La poesía expresa estos sentimientos, pero sobre todo, el minucioso análisis de los sentimientos del enamorado.
La naturaleza es el símbolo de la perfección y la vida sencilla y natural. En la poesía se presenta idealizada, como escenario amable (locus amoenus) o como reflejo de los estados de ánimo del poeta, el bucolismo. La naturaleza cobra gran importancia en composiciones como la Églogas. La poesía bucólica o pastoril, que pinta la vida y costumbres de pastores imaginarios, o en la que los personajes se hacen pasar por pastores, es otro de los géneros que florecieron durante el siglo de oro.
Los temas mitológicos reflejan la admiración por la cultura grecolatina, y dan un tono pagano a la literatura renacentista. Las personas cultas de la época estaban familiarizadas con los personajes, historias y símbolos mitológicos.
GARCILASO DE LA VEGA (1501?-1536)
Garcilaso de le Vega es principal representante de la lírica castellana de la primera mitad de siglo XVI. En su vida encarno el modelo de hombre renacentista. De origen noble, descendiente del marqués de Santillana, fue un poeta-soldado y formaba parte del séquito de Carlos I. Residió en Nápoles, lo que le permitió familiarizares con los poetas italianos. Su formación cultural fue la de un humanista. Murió a los 36 años en el asalto a una fortaleza en Provenza.
Su obra poética es breve, pero en ella encontramos los temas más característicos del Renacimiento, entre los que destaca el del amor. Casi siempre se trata de un amor no correspondido, que refleja la experiencia personal del poeta con Isabel Freyre, una dama de la corte de Carlos V. Para expresar este tema, Garcilaso utiliza ejemplos de la mitología o, como ocurre en las estrofas de la Égloga I, la naturaleza le sirve de espacio ideal o de confidente y amiga. Su obra es breve, destacan los Sonetos, unos cuarenta, y las tres Églogas
Garcilaso compuso, además, cuatro Canciones petrarquistas, la oda A la flor de Gnido, dos Elegías y una Epístola a Boscán.
En 1543 la viuda del poeta barcelonés Juan Boscán publicó conjuntamente las obras de los dos poetas, y enseguida la poesía de Garcilaso alcanzó una gran difusión; a los pocos años era comentado como modelo en la Universidad de Salamanca, y en 1580, Fernando de Herrera hace una edición crítica de su obra como si ya fuera un clásico. A partir de ese momento Garcilaso se convierte en uno de los poetas más admirados.
Su estilo se caracteriza por un lenguaje poético, distinguido y natural, sin afectación ni arcaísmos. Persigue la expresión elegante y sencilla, y rechaza la retórica o la dificultad conceptista. En esta renovación es fundamental el epíteto, que hace más pausado el ritmo de la frase y aporta plasticidad y cromatismo al poema. A partir de Garcilaso el soneto queda como la estrofa básica de la poesía culta castellana, que llega hasta el siglo XX con autores como Miguel Hernández o García Lorca. Puede decirse que la poesía posterior está condicionada por su obra.
LA LÍRICA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVI
En la literatura española, más que en la de otros países, la innovación rara vez sustituye por completo a las tradiciones establecidas. De este modo, los usos poéticos antiguos y nuevos coexistieron durante el siglo XVI. La vida religiosa en España se intensificó a mediados del siglo XVI, en parte como consecuencia de la preocupación que sentían los católicos españoles por la Reforma protestante. El nuevo estilo poético se acomodó a la expresión de actitudes espirituales muy alejadas de la poesía pastoril.
FRAY LUIS DE LEÓN (1527-1591)
El primer gran poeta de este género fue fray Luis de León. Éste fue un hombre muy culto, un humanista, descendiente de conversos y fraile agustino, que enseñó teología en la universidad de Salamanca. La Inquisición le condenó por defender la lectura de la Biblia en su lengua original. Le absolvieron tras cuatro años de cautiverio y acabó alcanzando un alto cargo dentro de su orden religiosa.
Además de poeta fray Luis de León fue un extraordinario traductor del latín y del hebreo. Como prosista, escribió libros de tema moral y religioso.
La mayor parte de la poesía de fray Luis de León son odas, cantos de alabanza, escritas en liras, siguiendo el modelo introducido por Garcilaso. La obra poética de este autor funde el platonismo y el cristianismo, porque presenta el mundo como un destierro doloroso, a partir del cual el hombre puede elevarse a las verdades eternas a través de la contemplación de la naturaleza y el arte. En sus versos la devoción cristiana se conjuga con el culto a la belleza, el amor a la naturaleza y la búsqueda de la serenidad clásica característica del Renacimiento
SAN JUAN DE LA CRUZ (1542-1591)
San Juan de la Cruz, contemporáneo de fray Luis, compuso lo que para muchos críticos son los versos más intensos y radiantes de la lengua española. En estos poemas se intenta expresar —en términos de amor humano— la inefable experiencia mística de la unión del alma humana con Dios.
El poeta, de familia humilde, fue protegido por un noble, lo que le permitió estudiar filosofía y teología en la universidad de Salamanca como religioso carmelita. Al conocer a santa Teresa de Jesús, pasó a ser un carmelita descalzo.
La poesía de san Juan y la de santa Teresa es poesía mística, tiene como tema central la expresión de está vivencia religiosa. La obra de san Juan se editó en 1618. La primera poesía de san Juan suele tomar poemas amorosos tradicionales, a los que da un sentido religioso introduciendo pequeños cambios. En lo que se llama poesía a lo divino. Su poesía más original es sin duda aquella que recoge su experiencia mística. Los grandes poemas de san Juan recogen el camino que lleva a la unión con Dios y el placer que ello proporciona.
San Juan de la Cruz crea una nueva lengua poética a través de los símbolos que aluden al amor humano, a la naturaleza y a la Biblia. Es un lenguaje muy emocional, expresivo e intenso. El estilo de san Juan asimila diversas influencias: de la lírica tradicional, de Garcilaso, de fray Luis y de la bíblica.
Otro poeta importante de esta época es Fernando de Herrera, quien cultivó el estilo barroco característico del siguiente periodo de la literatura española.
LA PROSA RENACENTISTA
Hacia 1550 surgen varios géneros literarios hasta entonces desconocidos, entre ellos se encuentran las novelas sentimentales y los libros de caballerías, las novelas pastoriles, novelas bizantinas y las novelas moriscas. Frente a ellas destaca el nacimiento de un nuevo tipo de narración realista, la picaresca.
La novela sentimental se demora en el análisis de los sentimientos amorosos, con un tono de lamento y a veces un cierto sentimiento trágico. La acción se situaba en lugares lejanos y el estilo era cultista y artificioso.
Los libros de caballerías eran la lectura preferida de la corte; luego, la moda se extendió a estamentos inferiores. El personaje de Amadís de Gaula tuvo numerosos seguidores. Las novelas de caballería se presentaban como relatos verídicos escritos en alguna lengua extraña, y el autor se declara mero traductor de la novela; esta ficción la repetirá Cervantes en El Quijote. El éxito de los relatos caballerescos pudo deberse al modelo de caballero que presentaba, y a la tajante división entre personajes positivos y negativos. Los libros de caballerías situaban la acción en la Edad Media y en países lejanos, y daban cabida a elementos fantásticos.
La novela pastoril —que narra las aventuras y desventuras amorosas de pastores idealizados— es un género que ya había florecido con antelación en Italia y Portugal. El ejemplo más notable de novela pastoril en lengua española es La Diana del portugués Jorge Montemayor.
La novela morisca fue una invención española que combinó las tendencias literarias de los siglos anteriores con las del siglo XVI, presentando los relatos caballerescos de la guerra contra los moros en forma de novela. Su primer ejemplo es el relato anónimo El abencerraje (1598).
La novela bizantina o novela griega recoge las innumerables aventuras de una pareja de enamorados, siempre de alto linaje. Suele acabar en final feliz, muchas veces con la boda de los protagonistas, que han superado muchas pruebas ante el encuentro final.
LA NOVELA REALISTA. EL LAZARILLO
Con esta obra anónima, publicada en los últimos años del reinado de Carlos I, se inicia la novela picaresca, que representa la corriente realista y crítica de la novela del siglo XVI.
En el nacimiento de la novela picaresca pudieron influir razones literarias y sociales. La literatura renacentista omitía la realidad vulgar, la picaresca contrapone a los héroes idealizados de la novela pastoril o de los relatos caballerescos un nuevo protagonista, antiheroico y real, que se mueve en unos ambientes vulgares, conocidos y pobres. La picaresca renueva así el personaje, el espacio y la técnica narrativa.
La novela está escrita en forma de epístola autobiográfica, en un lenguaje sencillo y lleno de expresiones populares, Lázaro cuenta la dura vida que ha llevado desde su nacimiento hasta el presente, en que se halla casado con la criada de un arcipreste.
El Lazarillo consta de un prólogo y siete tratados muy desiguales en longitud. En el prólogo, como es habitual, se justifica el propósito de la obra, mientras que los tratados recogen las diversas peripecias del protagonista.
El protagonista de esta obra pertenece a las clases más bajas de la sociedad, tiene dificultades para sobrevivir y nunca alcanza reconocimiento social. Si consigue salir adelante, es gracias a su ingenio y a que sabe aprovechar las enseñanzas negativas que recibe de sus sucesivos amos: el egoísmo, el fraude y la amoral de la apariencia. La vida de Lázaro se convierte en la antítesis de la del héroe de caballerías, puesto que, en lugar de nobleza y hechos gloriosos, en ella encontramos miseria y actos deshonrosos. Esta novela constituye un relato realista y a la vez negativo de la España de aquel momento. La gran expansión territorial en América no evitó que el país se fuese empobreciendo, debido a sucesivas guerras. Las ciudades se llenaron de mendigos y abundaban los hidalgos orgullosos pero sin recursos económicos. La Iglesia no siempre se puso al lado de los más pobres. Mendigos sin escrúpulos, clérigos sin caridad e hidalgos presuntuosos se hallan representados en el ciego, el clérigo de Maqueda y el hidalgo de Toledo, los tres primeros amos a quien Lázaro sirve.
Uno de los elementos más novedosos del Lazarillo es el protagonista: Lázaro es un antihéroe, es, además, un personaje que va evolucionando a lo largo de la obra, en respuesta al medio en que está inmerso.
Así, el Lazarillo sería la primera novela de aprendizaje: la que narra la historia de un personaje desde la infancia hasta la madurez, y que presenta al hombre adulto como resultado de las vivencias anteriores. Los diferentes tratados nos muestran su proceso de aprendizaje. En los tres primeros, la educación es progresiva, sin embargo, entre el niño del principio y el hombre que reflexiona al final, hay un abismo moral y no se explica en el libro el proceso intermedio. Este desequilibrio ha llevado a pensar que la obra está inacabada.
En el tema e intención de esta obra encontramos burla y humorismo, pero también crítica social y religiosa que la entronca con el erasmismo o con la visión desencantada de algún escritor converso.
LA PICARESCA POSTERIOR AL LAZARILLO
El Lazarillo de Tormes (1554) muestra una visión pesimista de la sociedad a través de los ojos de un pícaro que sirve a diversos amos. Esta obra es el prototipo de la novela picaresca que floreció a comienzos del siglo XVII. El Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, y la Historia de la vida del Buscón, de Quevedo, son los ejemplos más sobresalientes del género picaresco. Este género literario alcanzó un gran éxito en España y en el extranjero, influyendo de manera determinante en la novela europea del XVIII.
LA PROSA DIDÁCTICA
En el siglo XVI, la prosa evoluciona no solo por las obras literarias, sino también por otros tipos de escritos, ya que el modelo de estilo renacentista exige calidad literaria a cualquier texto con finalidad didáctica. Encontramos una excelente prosa en obras históricas y religiosas.
La conquista de América estimuló la descripción de este nuevo mundo y la narración de su colonización. Destacan Bernal Díaz del Castillo y fray Bartolomé de las Casas.
En la prosa religiosa, durante los dos últimos tercios del siglo XVI, diversos autores místicos y ascéticos escribieron obras de considerable importancia. Entre ellos cabe destacar al dominico fray Luis de Granada —cuyos escritos reflejan tanto su ascetismo como su profundo amor a la naturaleza— y, sobre todo, a la mística santa Teresa de Jesús, que creó una nueva simbología para expresar sus experiencias místicas. En sus tratados alcanza la espontaneidad y la frescura de la lengua coloquial. El teólogo más importante del siglo de oro fue el filósofo escolástico Francisco Suárez, cuyas obras están escritas en latín.
EL TEATRO DEL SIGLO XVI
PRIMERA MITAD DEL SIGLO
A partir de los Reyes Católicos aparece un teatro cortesano que se representaba en los salones palaciegos y solía combinar escenas dialogadas con danzas y música. En las piezas de este tipo, pesa más el dialogo que la acción dramática.
Los autores más destacados de este periodo son: Juan del Encina, Torres Naharro y Gil Vicente.
Juan de Encina comenzó creando un teatro religioso y luego pasó a escribir teatro profano en el que incluye temas mitológicos. En alguna de sus obras aparece el típico personaje rústico, el bobo, que preludia el personaje gracioso, tan característico del teatro barroco. Torres Naharro incorpora una gran variedad de motivos y personajes nuevos en comedias que tratan el tema del honor. Hace dos tipos de obras: las comedias a noticia y las comedias a fantasía.
Gil Vicente fue un autor muy variado, ya que escribió farsas, dramas alegóricos, etc. Pero lo más determinante fue la introducción en sus obras de numerosos elementos líricos, romances, villancicos...
SEGUNDA MITAD DEL SIGLO
Aparecen los corrales, patios interiores, rodeados de casas. La escena y el público popular se situaban en el patio, mientras que las autoridades y clases altas lo hacían en las galerías superiores. La aparición de un teatro estable supuso cambios importantes como el nacimiento de compañías teatrales profesionales y la regularidad de las presentaciones. En estos teatros se representaban obras religiosas en determinadas festividades y también se hacía teatro profano. El esquema del teatro clásico: 5 actos y unidad de tiempo, lugar y acción, con algunas variaciones importantes, se adaptó como nuevo teatro renacentista.
Lope de Rueda, actor y autor teatral, puede considerarse el creador de la comedia renacentista y de un tipo de teatro popular: los pasos. La comicidad de Lope de Rueda que le procuro un gran éxito en su tiempo, se basa en un lenguaje realista, lleno de incorrecciones y vulgarismos, y en la creación de tipos populares graciosos. El paso fue el antecedente del entremés. Destacan entre los pasos: Las aceitunas, Cornudo y contento y La tierra de Jaula.
Junto al teatro de los corrales y al teatro cortesano perviven los autores sacramentales, obras de tema religioso que se escenificaban al aire libre delante de las iglesias.
EL BARROCO
Llamamos Barroco al movimiento artístico del siglo XVII. El Barroco representa frente al Renacimiento la perdida del equilibrio y de la claridad. Las obras literarias buscan conmover al público y su significado se vuelve ambiguo. Los autores y autoras reafirman su propia manera de sentir y de escribir, lo que intensifica el subjetismo y la variedad de estilos.
Durante el siglo XVII, a pesar de paulatina decadencia de la política y de la economía, en España se desarrolla un extensa y brillante producción literaria. El lenguaje literario toma dos caminos: el Culteranismo, representado por Luis de Góngora, y el Conceptismo, por Francisco de Quevedo. La novela alcanza su máximo esplendor con Miguel de Cervantes; el teatro, gracias a las innovaciones de Lope de Vega, se convierte se convierte en el género literario de más éxito.
La Contrarreforma cristiana hace desaparecer las ideas humanistas y se vuelve al concepto medieval de religión. A pesar del cambio ideológico, los autores del siglo XVII no abandonan ni las formas de expresión del Renacimiento (soneto, endecasílabo, hipérbaton, etc.) ni los temas mitológicos que coexisten en este siglo con temas religiosos, históricos, filosóficos y costumbristas.
En esta época encontramos una sociedad hipócrita que cultiva la moral de la apariencia y en la que la exageración de algunas actitudes es frecuente. La expresión directa de lo que se piensa puede ser religiosa, así que las palabras tienden a sugerir o a tener sentidos ocultos. Las metáforas, las paradojas, los juegos de ideas o conceptos, etc., contribuyen a crear un lenguaje difícil de entender.
En el Barroco se ve el mundo como una mezcla confusa en la que conviven elementos opuestos. Tanto en el arte como en la vida se dan fuertes contrastes. En la literatura, la obra de Francisco de Quevedo es un buen ejemplo de la coexistencia de posturas contradictorias. Don Quijote y Sancho representan dos maneras distintas de entender la vida y, sin embargo, cabalgan juntos. En el teatro se mezcla lo trágico y lo cómico y la figura del galán tiene un contrapunto en la figura del gracioso.
LA POESÍA LÍRICA BARROCA
La poesía lírica alcanza una gran calidad en el siglo XVII. En la poesía se dan fuertes contrastes en temas, tonos y actitudes y formas. Quevedo y Góngora son los representantes de tal variación.
En métrica alcanzan una gran perfección el soneto y el romance. También son usuales composiciones como la décima y la silva, combinación libre de heptasílabos y endecasílabos consonánticos.
Se distinguen dos tipos dentro de la poesía barroca, el conceptismo y el culteranismo.
El conceptismo refleja la estética barroca centrada en el ingenio, en el juego de ideas o de conceptos, a través de paradojas, antítesis, polisemias... Tiende a la concisión expresiva, a la brevedad, al lenguaje elíptico y suele emplear metáforas. Se cultivó en poesía, pero sobre todo en prosa. Quevedo y Gracián son los más claramente conceptistas.
El culteranismo es un estilo oscuro y difícil que se le atribuye a Góngora. Seguía la tendencia iniciada por Fernando Herrera. La poesía culterana busca un lenguaje poético diferente de la lengua común. Lo que caracteriza al culteranismo es la acumulación e intensificación de recursos que usaban los poetas barrocos. Los culteranos persiguen la brillantez formal, y presentan la realidad embellecida, mediante la abundancia de metáforas e imágenes hiperbólicas y difíciles. Incorporan un léxico cultista, imitan la sintaxis latina y hacen alusiones mitológicas. Se cultivó en poesía más que en prosa, y Góngora es quien mejor representa esta tendencia.
En el siglo XVII, junto a estos dos estilos, se da otro modelo de poesía más sencilla, representada por Lope de Vega y por la lírica meditativa y horaciana de los hermanos Argensola.
LUIS DE GÓNGORA (1561-1627)
El cordobés Luis de Góngora y Argote nació en una familia de ascendencia noble. Comenzó la carrera de leyes que al parecer no acabó, y vivió de cargos eclesiásticos que heredó de su familia En 1617, se hizo sacerdote y ejerció como capellán del rey. Pasó la mayor parte de su vida en Córdoba, Madrid y Valladolid. Su enemistad con Quevedo fue famosa en su época, pues ambos se dedicaban mutuamente composiciones satíricas.
Fue un poeta respetado, temido, famoso en su tiempo y seguro de sí mismo, que inventó un lenguaje poético, brillante, culto y elitista. Su poesía pretende transformar la realidad mediante las metáforas en un mundo nuevo de belleza. En general su poesía es estética porque es muy sensorial, y logra la admiración del lector porque va dirigida a al inteligencia, pero pocas veces conmueve, no expresa sus sentimientos.
Góngora compuso dos tipos de poesía: una más cercana a la tradición popular recogida en los Romances y letrillas; y otra culta, formada por canciones, sonetos, y tres grandes poemas: Fábula de Polifemo y Galatea, Soledades y el Panegírico al duque de Lerma.
Los Romances y letrillas se transmitían cantados, más tarde, aparecieron los Romanceros. Los romances gongoricos tratan prácticamente sobre todos los temas: pastoriles, líricos, moriscos, mitológicos, de cautivos... En los romances y letrillas satíricos suele predominar el conceptismo.
La poesía culta: en 1609 es cuando empieza a hablarse del nuevo estilo de Góngora, el culteranismo, que se caracteriza por los siguientes rasgos: intensificación de los cultismos léxicos y sintácticos, acumulación de metáforas embellecedoras y la abundancia de alusiones mitológicas y de juegos conceptistas.
La Fábula de Polifemo y Galatea es un extenso poema en octavas reales y recoge un tema mitológico que aparece en las Metamorfosis de Ovidio. Explica la furia del monstruo cíclope Polifemo, enamorado de la bella ninfa Galatea, cuando descubre los amores de la ninfa con el joven Acis.
En las Soledades, Góngora proyectaba un extenso poema en cuatro partes, pero sólo acabo la primera y casi concluyó la segunda. En realidad, lo que menos interesa es el argumento, ya que se convierte ene una excusa para elevar un canto a la naturaleza, a la vida sencilla y a los objetivos humildes y cotidianos, que alcanzan una nueva belleza a través de metáforas gongoricas. El inicio de las Soledades muestra un estilo culterano mediante un violento hipérbaton, una clara aliteración y un ritmo muy variado.
FRANCISCO DE QUEVEDO (1580-1645)
Francisco de Quevedo y Villejas nació en Madrid, cursó estudios humanísticos y teológicos y vivió y participó activamente en el entorno de la corte. Entró al servicio del duque de Osuna, y comenzó una intensa actividad política que combinaba con la escritura. Las intrigas palaciegas marcaron el resto de su vida y le procuraron un destierro y una estancia en prisión de tres años, de la que salió poco antes de morir, en 1645. Fue amigo de Cervantes y de Lope de Vega, y enemigo acérrimo de Góngora, que se convirtió en el blanco de muchas de sus sátiras.
Quevedo escribió abundante poesía y prosa, en casi todas sus formas y géneros. Combina lo culto y lo popular, el tono grave y el burlesco. Escribió en prosa obras burlescas, políticas, morales, sátiras, alegóricas y la novela picaresca Vida del Buscón don Plablos, como veremos más adelante.
Quevedo fue un autor muy conocido en su época. Aunque sus obras no se publicaron hasta después de su muerte, sus composiciones circularon en manuscritos, y los romances y letrillas como canciones.
Los temas de la poesía de Quevedo reflejan el contraste típico barroco. Trata sobre los motivos característicos del momento, junto a temas triviales, anecdóticos, en los que pone a prueba su ingenio.
La poesía de Quevedo puede clasificarse en dos grandes bloques:
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La poesía grave, reflexiva, en la que el poeta expresa sus sentimientos o ideas con un tono desgarrado. Este apartado incluye los poemas metafísicos, morales, religiosos y amorosos. Quevedo es quizás el poeta barroco que más obsesivamente trata del tema de la fugacidad de la vida y la certeza de la muerte. Los poemas morales plantean temas como el poder o la fortuna, desde una perspectiva estoica, y predomina el tono pesimista y desengañado. En las composiciones amorosas logra una hondura extraordinaria, ya que combina los tópicos petrarquistas con un apasionamiento y una violencia afectiva muy personales.
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La poesía como juego de ingenio se da en los poemas satíricos. En general esta poesía muestra una visión crítica de la sociedad desde una perspectiva burlesca, hiperbólica y disparatada, muy típica de Quevedo. Góngora es uno de los protagonistas de sus poemas burlescos.
La originalidad de Quevedo no estriba en los temas, sino en el uso especial de la lengua, en la experimentación de nuevos recursos expresivos.
En conjunto, la poesía de Quevedo tiende al conceptismo. Así, entre los rasgos típicos de su poesía podemos señalar los siguientes: uso de metáforas, creación de nuevas palabras, uso inusual de los diferentes tipos de palabras y abundancia de juegos de palabras.
LA PROSA NARRATIVA Y DIDÁCTICA
A pesar de la renovación que Cervantes había realizado en la narrativa, su obra no crea escuela, quizá porque sus ideales respondían al momento renacentista. Su influencia queda reducida al terreno de la novela bizantina y la novela corta, del tipo de las Novelas ejemplares, que fueron muy imitadas en el siglo XVII. Al modelo de novela bizantina responde El Criticón de Baltasar Gracián, que tiene carácter didáctico y entre las colecciones de novelas cortas encontramos las Novelas a María Leonarda de Lope de Vega.
Se cultiva en abundancia la picaresca, porque es un género adecuado para transmitir la visión crítica, pesimista y desengañada de la época. Destacan Mateo Alemán con el Guzmán de Alfarache, y Quevedo con El Buscón.
También abunda un tipo de prosa didáctica que se manifiesta a través de sátiras o mediante las colecciones de emblemas. La literatura emblemática fue muy apreciada en su época, y la obra más conocida de este género es sin duda, Las empresas políticas, de Diego Saavedra Fajardo.
EL QUIJOTE DE MIGUEL DE CERVANTES
Los escritores de novela picaresca presentan una visión sombría de la humanidad, no menos distorsionada a su manera que la imagen idealizada de la literatura bucólica o de caballerías. En contraposición a esa visión deformada de la naturaleza humana, la obra de Miguel de Cervantes, y en especial Don Quijote de la Mancha (1605-1615), presenta una imagen completa de la humanidad, reflejando tanto su grandeza como sus debilidades. Es probable que Cervantes comenzara a escribir el Quijote con la única intención de tramar una historia divertida y burlarse de la moda de los libros de caballerías, que constituían la literatura de evasión en aquella época. Desde las primeras páginas, sin embargo, el libro presenta una historia cuya naturaleza multidimensional alcanza un grado al que hasta entonces ninguna narrativa europea se había aproximado. Loco y sabio, grotesco y admirable, Don Quijote se muestra ante el lector como un ser humano verosímil y creíble, a pesar de su compleja naturaleza y de los vaivenes a que lo somete el enfrentamiento de su mundo onírico con la realidad. Igual de creíble y complejo es el personaje de su escudero, Sancho Panza. El prosaico punto de vista del escudero contrasta, moderándolas, con las ilusiones de su señor; y lo cómico es que Sancho, al mismo tiempo, las comparte. El libro ofrece un cuadro completo de la sociedad española y universal en una asombrosa diversidad de temas, personajes, ideas y técnicas narrativas.
La influencia de Don Quijote de la Mancha se extiende a lo largo de los siglos. Cada periodo sucesivo de la cultura europea ofrece su propia interpretación de la novela y la considera un modelo para nuevos tipos de narrativa. Los doce relatos que componen las Novelas ejemplares (1613), obra también de Cervantes, tienen una gran fuerza narrativa, y su imaginativa novela bizantina, Los trabajos de Persiles y Segismunda (1619), es una de las obras maestras de la prosa barroca española.
LA PROSA DE QUEVEDO
Quevedo escribió una abundante y variada prosa, en la que se acentúa la tendencia político-moral. En general se trata de una obra pesimista, a veces amarga. Destacan obras de tipo muy diferente: sátiras morales y alegóricas (Los sueños), obras políticas (Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás y Marco Bruto), obras filosóficas y morales (La cuna y la sepultura), obras de crítica literaria (La culta latiniparla y La aguja de navegar cultos), obras festivas o burlescas(La vida de corte, Premática de los poetas hueros y las Cartas del caballero de la Tenaza), y novela picaresca (Historia de la vida del Buscón llamado Pablos).
El Buscón es una novela cercana al Lazarillo. La novela narra la vida de Pablos, hijo de una vieja celestina y de un barbero ladrón. Sirviendo a un joven estudiante, es alumno del “Domine Cabra”, que les hace pasar un hambre atroz. Después relata la vida estudiantil en Alcalá. Tras recibir una herencia, decide cambiar de nombre e intentar pasar por caballero en la corte. Vive diversas aventuras y, al final, decide irse a las Indias para enderezar su vida.
Es una novela con intención social, crítica, pero ambigua, en la que se confunde la voz del narrador y la del autor. Lo mejor es el estilo, modelo de conceptismo barroco. Encontramos caricaturas de personajes como la de “Domine Cabra”.
EL TEATRO BARROCO
A lo largo del siglo XVII convivían tres tipos de teatro: el religioso, el cortesano y el más popular que se hacía en los corrales.
El teatro religioso se manifiesta a través de los autos sacramentales, piezas breves en un acto, que presentaban personajes abstractos en forma de alegoría. Trataban sobre el tema religioso de la Eucaristía, y en el conflicto entre el bien y el mal. Los autos se representan en torno al Corpus, al aire libre, frente a la iglesia. El desarrollo de este tipo de teatro en el siglo XVII está relacionado con la contrarreforma religiosa, pues era el instrumento más adecuado para explicar al pueblo, de forma comprensible, un dogma esencial del catolicismo.
El teatro cortesano se representaba en los salones o jardines de los palacios. S obre todo bajo el reinado de Felipe VI, las innovaciones escenográficas permitieron unos efectos especiales espectaculares. Estas novedades unidas a lujosos decorados y a la música, lucían extraordinariamente en comedias mitológicas o fantásticas y encandilaban al público cortesano. Calderón usó muchos de estos elementos escenográficos, renovados en gran parte por los tramoyistas italianos.
El teatro de los corrales alcanzó un gran éxito de público en el siglo XVII. Las representaciones teatrales constituían verdaderos acontecimientos sociales, pues el teatro era la actividad más popular de la época. En un extremo del patio solía situarse el escenario, sin decorados y muchas veces sin telón. En el mismo patio se concentraba la mayoría del público popular. Ante el escenario había algunos bancos a los que se accedía pagando un suplemento, y detrás se situaban de pie los hombres y mosqueteros del pueblo. Las mujeres y los hombres estaban separados, las mujeres se situaban en la cazuela. Los nobles y las autoridades se situaban en los aposentos, que se alquilaban por temporadas. Más tarde los corrales usan decorados y recursos escénicos que en origen sólo utilizaba el teatro cortesano.
Las representaciones se hacían aprovechando la luz diurna y duraban varias horas. El espectáculo no dejaba espacios vacíos para que el público no se impacientara o se marchase. Comenzaba con una loa, después se representaba el primer acto, se escenificaba un entremés y tras el segundo acto se representaban canciones y danzas, al acabar el tercer acto finalizaba con un sainete o un nuevo entremés. A principios de siglo Felipe III decide convertir uno de los patios de palacio en un corral para disfrutar de esas representaciones como lo hacía el pueblo. Todas las obras que se representaban en los corrales eran conocidas como comedias.
LOPE DE VEGA (1562-1635)
Nació en Madrid, de origen humilde, tuvo una formación autodidacta y trabajo como secretario de algunos nobles. Pero lo que marca su obra es la intensa vida amorosa que combina con una profunda religiosidad
En 1579 fue desterrado por haber escrito unas sátiras contra la que había sido su amada y contra la familia de ésta. Más tarde rapta, con un consentimiento a la que se convertirá en su esposa. Al mismo tiempo participa en algunas aventuras militares. Tras enviudar vuelve a casarse; a la vez mantiene relaciones con una actriz que le dará varios hijos. En 1614 tras la muerte de su esposa y de su hijo Carlos Felix, él arrepentido, se ordena sacerdote y renuncia a seguir escribiendo. Pero a partir de 1616, vuelve a enamorarse y a componer. Tres años después de la muerte de su última esposa y tras la muerte de otro hijo y rapto de una hija murió.
La obra de Lope es extensisima y variada. Escribió poesía, novela y sobre todo, renovó el teatro.
Lope renunció a imitar el teatro culto grecolatino para adaptarse al gusto de un público mayoritariamente inculto y creó la comedia española. El mismo Lope nos explica en el Arte de hacer comedias que formulas empleó parea escribir sus obras teatrales. Algunas de estas formulas ya se encuentran en el teatro de siglo XVI como en el de Lope de Rueda. Los rasgos de la comedia española del siglo XVII son:
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En las obras se mezcla lo trágico y lo cómico para imitar lo que sucede en la vida real.
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Las obras tienen mas de una acción. Suele haber dos acciones paralelas: una protagonizada por personajes nobles y otra por los criados o por personajes humildes.
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Ruptura de las “tres unidades clásicas”: acción doble o triple, cambio continuo de lugar y no se respeta el tiempo, la obra puede acabar meses o años después.
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División tripartida en planteamiento, nudo y desenlace, la obra se divide en tres actos.
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El texto está escrito en verso. Cada ocasión requiere un tipo de composición métrica: romances para los relatos, redondillas para los diálogos amorosos...
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Los personajes son nobles y plebeyos. Son personajes tipo, es decir, siempre tienen los mismos rasgos:
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El rey: bueno, justiciero, se preocupa por su pueblo.
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El noble poderoso que abusa del poder (el comendador) malvado, deshonra a las mujeres y perjudica al pueblo.
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El galán: es guapo, fuerte, valiente, etc. Es el ejemplo de todas las virtudes positivas. Siempre se enamora de la dama.
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La dama: es joven, guapa, enamorada y muy lista.
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El gracioso: Es el confidente del galán. Es la contrafigura del galán, se puede enamorar de la criada de la dama.
Lope escribió muchas obras de teatro. Para hacerlo se inspiró en los temas religiosos, en el mundo de la antigüedad, en el costumbrismo de la época en el pasado medieval español. En este último grupo se hallan sus mejores creaciones: Peribáñez y el comendador de Ocaña, El caballero de Olmedo y Fuente Ovejuna.
La “comedia nueva española” fue definida y perfeccionada por Lope. Más dinámico y poético que psicológico o filosófico, este tipo de teatro pretendía agradar a todas las clases sociales, desde las más doctas hasta las más incultas. Aunque las obras de Lope se sirven de una enorme variedad de temas y argumentos, la mayoría de ellas abordan asuntos históricos derivados del romancero, temas rurales y conflictos relativos a la afirmación de la dignidad personal. Se conservan unas 500 obras teatrales de Lope de Vega, aunque escribió muchas más.
Algunos aspectos de la comedia nueva española fueron perfeccionados por aventajados discípulos de Lope de Vega, como Tirso de Molina —cuyo El burlador de Sevilla y convidado de piedra (1630) es la primera obra literaria formal en la que aparece como personaje el legendario Don Juan— y Juan Ruiz de Alarcón, que dio un contenido moral a sus comedias corteses de costumbres.
CALDERÓN DE LA BARCA (1600-1681)
Pedro Calderón de la Barca, personaje que dedicó la mayor parte de su vida a escribir, fue un hombre reflexivo, cuya biografía contrasta con la de Lope de Vega. Nació en Madrid de familia hidalga, estudió en los jesuitas y en las universidades de Alcalá y Salamanca. Hacía 1623 empezó a estrenar comedias y Felipe IV le convirtió en el dramaturgo oficial de la corte. Participó en la guerra de Cataluña, pero abandono la actividad militar para dedicarse de lleno a la escritura. En 1651 se ordena sacerdote y se retira a Toledo como capellán; unos años después el rey le nombra su capellán y vuelve a la corte.
El teatro del siglo de oro alcanza su esplendor con Calderón de la Barca, el gran poeta dramático del barroco. Sus obras teatrales tienen estructuras simétricas y complejas, y un grado de coherencia que falta en las piezas de Lope de Vega.
Los temas que suele tratar son: dramas religiosos, comedias contemporáneas de enredo, o de capa y espada, dramas mitológicos, dramas de honor y celos y dramas filosóficos como la obra más conocida del teatro español —La vida es sueño (1635)—, Calderón hace ver lo efímero de la existencia y, al mismo tiempo, demuestra el origen divino de la vida. El alcalde de Zalamea es el ejemplo perfecto de drama rural centrado en un conflicto de honor. Calderón es asimismo el maestro indiscutible de una de las creaciones más interesantes del siglo de oro, los autos sacramentales, que es una forma de drama religioso basada en el uso de la alegoría. Entre los escritores influidos directamente por Calderón cabe citar a Francisco de Rojas y a Agustín Moreto.
LA LITERATURA DEL SIGLO XVIII: NEOCLASICISMO
La influencia cultural que Francia ejerce en los demás países europeos se ve potenciada en España por el acceso de la casa de Borbón a la monarquía.
El estilo barroco, libre de normas, todavía permanece vigente en la literatura española de las tres primeras décadas de este siglo; pero finalmente, se impone una nueva tendencia, el Neoclasicismo, que restaura el modelo de la antigüedad clásica en la vida artística y cultural. Al siglo XVIII se conoce también como de la Ilustración o de las Luces, porque el interés por el conocimiento y el culto a la razón pulsaron numerosas actividades científicas y la fundación de organismos que favorecieron al desarrollo de diversas áreas del saber: la Real Academia Española de la Lengua es un ejemplo. La Ilustración es un movimiento intelectual renovador que, desde la perspectiva racionalista, revisa las ideas y los valores imperantes hasta entonces. Los ilustrados ven en las reformas sociales el camino hacia el progreso que llevará a la justicia y a la felicidad de los pueblos. El espíritu crítico de los ilustrados se basa en algunas corrientes de pensamiento del siglo anterior, como el racionalismo y el empirismo. Los teóricos más importantes fueron Voltaire, Montesquieu y Rousseau.
Los ilustrados franceses reunieron todos los conocimientos de la época en una obra, la Enciclopedia, publicada entre 1751 y 1772. Esta obra se convirtió en un excelente vehículo de difusión de las ideas ilustradas, y fue leída en toda Europa.
La lengua es objeto de estudio y de reformas y adquiere el aspecto actual. En literatura predominan los fines críticos, eruditos y divulgativos; en este sentido el género más representativo es el ensayo. Por otro lado, el deseo de conocer culturas y gentes de otros países tiene un claro reflejo en el género epistolar.
Las personas cultas del siglo XVIII defienden la claridad, la concisión y la sencillez del lenguaje. Entre los críticos del lenguaje barroco destacan Feijoo y el padre Isla, que en su novela Fray Gerundio de Campanazas hace una parodia de los predicadores barroquizantes.
Hay que señalar, además, que a lo largo del siglo XVIII se incorporaron al castellano numerosos galicismos.
Además del Neoclasicismo existen otros dos movimientos en el siglo XVIII: el Postbarroco, durante la primera mitad del siglo pervive el gusto barroco, sobre todo en el teatro, destacan Feijoo y Luzán; el Prerromanticismo, al final del siglo se insinúa la sensibilidad romántica, destacan Jovellanos y Cadalso.
LA POESÍA DEL SIGLO XVIII
El clima general del siglo no favorece una lírica emotiva ni original. En la poesía postbarroca el autor más conocido es Torres Villarroel.
La poesía neoclásica se basa en los principios que Luzán había recogido en su Poética: “La poesía es imitación de la naturaleza con doble finalidad: utilidad y deleite”. En general, se trata de una poesía didáctica y utilitaria y se pretende que propague el buen gusto. Así vuelven a aparecer unas formas clasicistas que se amoldan a este objetivo, como por ejemplo: la poesía anacreóntica o los idilios de tema amoroso y pastoril, tiene un tono sensual, delicado y gracioso, aunque a veces algo artificial; la oda, la sátira y la epístola se cultivan, sobre todo, con un carácter pedagógico y social; la fábula, que es una narración protagonizada por animales de la que se extrae una moraleja, destacan Tomás de Iriarte y Felix María Samaniego.
J. Meléndez Valdés (1754-1817) es seguramente el mejor poeta del siglo y quien mejor sintetiza las corrientes poéticas del momento: el anacreontismo, fácil y juguetón, y las preocupaciones humanísticas del prerromanticismo.
LA PROSA EN EL SIGLO XVIII
Las memorias, los informes, el ensayo y la carta son tipos de textos que ofrecen la posibilidad de observar y analizar, de aportar datos y proponen sugerencias y al mismo tiempo abren un camino a la polémica pues pueden ser replicados.
Estos fueron los textos en prosa más representativos del siglo. Las personas ilustradas los emplearon con el fin primordial de mejorar la naturaleza del ser humano y sus actuaciones. En estos textos abunda el dato objetivo, la expresión es clara y se tratan temas científicos, filosóficos, económicos, pedagógicos, etc. Entre los prosistas del siglo destacan Gaspar Melchor de Jovellanos y José Caldaso. Ambos están comprometidos con su país, al que quieren mejorar, y en sus obras analizan problemas concretos proponiendo soluciones.
El Informe sobre el expediente de la ley agraria, de Jovellanos, pretendía acabar con la pésima organización de la agricultura española, pero fue prohibido porque atentaba contra los intereses de las clases privilegiadas.
José Calsado, al que se le considera precursor de Mariano José de Larra, eligió la carta para reflexionar sobre la sociedad española y sobre la manera de ser de las personas. En su obra Cartas marruecas se simula la correspondencia entre un español y dos marroquíes.
El contacto entre cultistas fue un tema muy tratado por las personas ilustradas, que estaban interesadas en demostrar que el ser humano, sea de donde sea, tiene unas semejanzas fundamentales.
TEATRO DEL SIGLO XVIII
El teatro barroco seguía teniendo gran éxito en el siglo XVIII. Los ilustrados veían en la temática del teatro de capa y espada una manera de perpetuar la irracionalidad de la sociedad española, a la vez que los autos sacramentales dificultan el proyecto de situar las creencias religiosas en el ámbito de lo personal. Se intentó una reforma, pero no tuvo éxito.
La única figura que destaca en el teatro neoclásico es Leandro Fernández de Moratín (1760-1828). Este expuso sus ideas ilustradas en sus obras teatrales.
En La comedia nueva o el café defiende el teatro neoclásico frente al barroco, al que considera decadente y sin propósito educativo. En El sí de las niñas denuncia la práctica común de casamientos entre viejos ricos y niñas pobres y la mala educación que recibían las mujeres, que, al no tener conciencia de su libertad, ni siquiera se revelaban y luchaban por ella.
El sí de las niñas se desarrolla en una posada en la que se descubre el amor que siente doña Paquita por don Carlos, con cuyo tío, don Diego, quería casarla su madre. La duración de la obra no supera las 24 horas. Cuando don Diego se entera casualmente de que su sobrino, don Carlos, y doña Paquita, su prometida, se aman desde hace tiempo, intenta hablar con la joven para aclarar la situación y ayudarla, pero ella se obstina en ocultar sus sentimientos y su opinión. La sabia actuación de don Diego y su carácter compresivo permite la unión de los dos jóvenes y lo convierten en un modelo de persona ilustrada.
EL ROMANTICISMO
El romanticismo es un movimiento cultural que se desarrolla durante la primera mitad del siglo XIX por Europa y América. Los románticos manifiestan una profunda insatisfacción ante los valores de la sociedad y consideran que el mayor bien es la libertad. Por ella se lucha y se redactan nuevas leyes sobre el derecho de libertad. Los artistas de este movimiento exaltan en sus obras los sentimientos personales y rechazan en nombre de la libertad creadora las reglas del Racionalismo ilustrado.
A partir de la Revolución Francesa se difunden las ideas de libertad, fraternidad e igualdad por toda Europa. Los románticos prescinden de las reglas clásicas, pues ven en ellas un modo de encorsetar el proceso creativo. La pasión sustituye a la razón y las obras literarias se llenan de adjetivos, hipérboles y exclamaciones para expresar la emoción, los sentimientos y las sensaciones. Pero el individualismo de los románticos no está reñido con el espíritu de solidaridad; a menudo encontramos en sus obras la denuncia social y la preocupación por los problemas ajenos.
Los románticos chocan con los intereses de una sociedad materialista que comienza a industrializarse. Frente a la incomprensión de la sociedad, el romántico reacciona unas veces con melancolía y otras con rebeldía para evocar épocas más heroicas y espirituales o para idealizar países lejanos, menos decadentes que los suyos, como Asia o América.
La política expansiva que sigue el emperador francés, Napoleón (1808), con el pretexto de propagar las ideas de la Revolución sume a Europa en la guerra durante los primeros años del siglo XIX. Ello provoca por una parte la reacción de las monarquías, que derrotan a los ejércitos napoleónicos e insertarán las ideas del Antiguo Régimen, que ya habían combatido los ilustrados, pero por otra parte el auge de los nacionalismos ya que los pueblos invadidos quieren reafirmar su identidad histórica y cultural frente al invasor. Aunque las monarquías absolutistas quieren impone los principios del Antiguo Régimen, las ideas liberales se irán abriendo camino en muchos países.
La invasión napoleónica y el régimen absolutista (1814-1833) de Fernando VII coartaron la actividad literaria durante las tres primeras décadas del siglo XIX. Los mejores poetas de este periodo, como Manuel José Quintana, expresaron actitudes románticas en obras de forma clásica.
LA POESÍA ROMANTICA
La expresión de los sentimientos e ideas personales encuentran su salida en la poesía lírica. Los temas que se tratan suelen ser el amor, la tristeza, la soledad, el pesimismo, la rebeldía los anhelos... y sobre los grandes ideales: la libertad, la crítica social y la política la individualidad... Generalmente los temas de la lírica romántica encuentran un marco adecuado en la naturaleza. Entre los poetas líricos destacan José de Espronceda, Gustavo Adolfo Béquer y Rosalía de Castro.
También es importante la poesía narrativa que desarrolla temas históricos y legendarios. Aunque predomina el aspecto narrativo, con frecuencia el lirismo también está presente. En poesía narrativa destacan José de Espronceda, Angel de Saavedra y José Zorrilla.
JOSÉ DE ESPRONCEDA (1808-1842)
José de Espronceda es el prototipo de romántico liberal exaltado. Así se puede comprobar tanto en su obra literaria como en su actitud rebelde frente a la sociedad.
Nació en un pueblo de Badajoz. A los doce años, se traslada a Madrid. Sufre cárcel y destierro por combatir el absolutismo. En el exilio se relaciona con conspiradores liberales, y lucha en las barricadas de París a favor de la Revolución de 1830.
Durante su destierro conoce a su gran amor Teresa Mancha. Ambos vuelven a España tras la muerte de Fernando VII y después ella lo abandona y muere al poco tiempo. En España Espronceda se dedica a la política, integrado en la facción más exaltada del liberalismo. Tras conseguir un acta por diputado en Almería, muere en plena juventud a causa de una infección en la garganta.
Espronceda es un gran poeta, aunque también escribió una novela histórica (Sancho Saldaña) y obras de teatro como Blanca de Borbón. En sus poemas juveniles destaca el extenso poema narrativo incompleto Pelayo, que trata sobre la conquista de España por los musulmanes.
En el exilio conoce directamente el romanticismo inglés y en sus poemas se nota cada vez más su influencia, algunos poemas de esta época son: Himno al sol y Óscar y Malvina.
Cuando regresaron a Madrid sus composiciones líricas son más personales, más exaltadas y en ellas desarrolla diversos temas. Así trata a los marginados sociales en poemas como Canción del pirata, El mendigo, El verdugo, El reo de muerte; o se lamenta por la juventud perdida A Jarifa en una orgía o expresa sus ideales políticos en El canto al cosaco, donde el poeta ataca el materialismo de la sociedad europea decadente.
Sus obras poéticas más importantes son dos extensos poemas narrativos donde el lirismo también está presente en varios de sus paisajes: El estudiante de Salamanca y El diablo mundo.
El estilo literario de Espronceda es, en general, grandilocuente y enfático: la expresión de un temperamento apasionado. Las imágenes llenas de violentos contrastes, los frecuentes cambios métricos, el uso de versos rítmicos y sonoros, la abundante adjetivación efectista, las interrogaciones retóricas, las exclamaciones, etc., dan a su poesía un gran poder de evocación y una brillante musicalidad.
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (1836-1870)
Gustavo Adolfo Domínguez nació en Sevilla y muy pronto utilizo el segundo apellido paterno: Bécquer. Siendo niño quedo huérfano de padre y madre, por lo que se crío en casa de su madrina. Después de abandonar los estudios de náutica y pintura, encuentra su vocación en la literatura.
Se trasladó a Madrid en busca del triunfo literario y pasa por muchas estrecheces económicas y malvive de escribir artículos en periódicos poco importantes, libretos de zarzuela y trabajos esporádicos. A la edad de 21 años contrae una grave enfermedad. Al año siguiente conoce y se enamora platonicamente de Julia Espín, que parece ser la inspiradora de parte de sus Rimas. En 1861 se casa con Casta Esteban, y del matrimonio nacen dos hijos. Su mujer le es infiel y se separan. Poco antes de morir, a los treinta y cuatro años, sumido en la pobreza y en la enfermedad, se reconcilia con su mujer.
Bécquer destaca sobre todo por su poesía lírica, la de las rimas, aunque también es digna de mención su prosa por la gran calidad literaria. De su obra en prosa sobresalen las Leyendas, formadas por veintiocho relatos donde los rasgos románticos son patentes. Se trata de relatos fantásticos donde destacan: El monte de las ánimas, Maese Pérez el organista, El rayo de luna, Los ojos verdes... También hay que destacar el conjunto de artículos las Cartas desde mi celda.
La obra poética de Bécquer es breve y fue editada después de su muerte. Consta de setenta y seis rimas, aunque después se descubrieron algunas más. Son de verso asonante y estrofas variadas, se pueden clasificar por temática: la poesía como algo inexplicable y misterioso; el amor esperanzado que busca momentos de felicidad; el fracaso, el desengaño y la desesperación por el amor perdido; el miedo a la soledad, al dolor y la muerte expresan la angustia por su final que intuye cercano.
La poesía de Bécquer es intimista y nace de la evocación del sentimiento. La obra poética de Bécquer se aleja de la lírica efectista romántica alemana y las canciones populares andaluzas. Con su intimismo, su pureza, sensibilidad y autenticidad, abre las puertas de la poesía contemporánea.
ROSALÍA DE CASTRO (1837-1885)
Rosalía de Castro publicó diversas novelas pero destaca su extraordinaria poesía lírica. Sobresalen dos libros escritos en gallego, Canteares gallegos y Follas novas, que le abren las puertas de la fama y la convierten en el símbolo del Romanticismo gallego, y un libro fundamental para la lírica castellana, En las orillas del Sar.
Mediante su estilo personal, sencillo y directo, la autora sabe integrar con maestría sus sentimientos personales sobre el amor, la soledad, el pesimismo, la injusticia... con la descripción de la naturaleza. En sus poemas utiliza el verso asonante y diversas combinaciones métricas.
Rosalía, junto con Bécquer, es el más importante valor de la lírica de la segunda mitad del siglo XIX.
LA PROSA ROMÁNTICA
Las obras románticas parten de dos puntos de interés. Por un lado, la evocación del pasado, normalmente la Edad Media idealizada, hace surgir la novela histórica o la leyenda fantástica. En la primera destaca Enrique Gil Carrasco y en la segunda Bécquer. Por otro lado, la observación del presente produce la novela de costumbres, cuya representante más importante es Celia Böhl de Faber y el artículo de costumbres que a veces contiene una intención crítica; de esta variante Mariano José Larra es el autor más notable.
MARIANO JOSÉ LARRA (1809-1837)
Mariano José Larra nació en Madrid. Su padre fue partidario de Napoleón y tuvieron que huir a Francia toda su familia. Ala edad de nueve años vuelve a España y estudia en Madrid. A los diecinueve años empieza a dedicarse al periodismo y funda un periódico -El duende satírico del día- que dura poco, con veinte años se casa pero es un fracaso. Se enamora de una mujer casada, Dolores Armijo, con la que tiene unas relaciones difíciles e inestables. Tres años más tarde publica una serie de folletos satíricos, El pobrecito hablador, que alcanza gran éxito. Su fama se consolida definitivamente con la publicación de diversos artículos bajo el seudónimo de Fígaro. Participa en política y es elegido diputado. La mala situación del país le decepciona y exaspera que se une al abandono de su amante, lo que le sume en una gran depresión que le lleva a suicidarse.
Aunque escribió teatro y novela, su mejor creación son los artículos periodísticos. En ellos el autor parte de algún acontecimiento que sucede, para elaborar una crítica de las costumbres de la época. Larra es un gran defensor de las ideas y de los proyectos de los ilustrados a los que defiende en varias ocasiones. Al igual que ellos, piensa que a los españoles les falta educación y ganas de trabajar. Larra tiene en sus artículos una actitud de rebeldía contra la sociedad, frente a la que se muestra totalmente pesimista.
EL TEATRO ROMANTICO
Por razones políticas, el teatro romántico se implanta en España tarde, al regreso de los exiliados. Entre los que regresan Francisco Martínez de la Rosa y Angel de Saavedra, duque de Rivas, autores respectivamente de La conjuración de Venecia y Don Alvaro o la fuerza del sino. A estos le seguirán, como José Zorrilla, autor de Don Juan Tenorio.
La conjuración de Venecia es el primer drama romántico que se estrena en España y reúne los elementos que caracterizan al teatro de esta época: el tema está inspirado en un hecho histórico de la Edad Media; el protagonista, Rugerio, está marcado por el misterio de su origen, es valiente y se enfrenta a un destino adverso; en secreto está casado con Laura. El tiempo y el espacio no se ciñen a las unidades clásicas y la obra posee un gran dinamismo. Las horas nocturnas y los ambientes lúgubres rodean una acción en la que se mezcla la lucha por la libertad y el amor.
EL REALISMO Y EL NATURALISMO
La primera mitad del siglo XIX los románticos se habían esforzado en expresar su mundo interior; en cambio en la segunda mitad surge el movimiento opuesto, el Realismo, que agrupa a artistas que se proponen representar con fidelidad el mundo que les rodea.
Aunque el realismo siempre ha sido una característica de la literatura española, en la que son escasas las obras fantásticas, cuando hablamos de Realismo como etapa literaria nos referimos a aquellos autores y autoras que antes de escribir sobre la sociedad, la observan y la analizan. Cuando se intensifica el propósito de exactitud y se recogen también los aspectos más sórdidos y desagradables de la realidad, aparece el Naturalismo.
La lengua literaria de esta época se vuelve precisa e incluye las formas expresivas de las diferentes clases sociales. La novela es el género que mejor se adaptará a los fines testimoniales de la literatura.
En el siglo XIX se produjeron profundos cambios. La industrialización y los avances científicos transformaron la sociedad y el pensamiento. Los escritores y escritoras no permanecieron ajenos ni a las injusticias que había para conseguir mayor producción en las minas y en las fabricas, ni a al actividad científica, cuya metodología imitaron. Las obras literarias de la segunda mitad de siglo analizan la sociedad minuciosamente y quieren ocultar su opinión sobre lo que les rodea y pretenden limitar su actividad a la demostración objetiva. Para ello facilitan al lector una inmensa cantidad de datos. La descripción se convierte en la principal técnica expresiva.
En el Realismo se distinguen dos posturas: una conservadora, que pretende restaurar la religión, la familia y el honor para solucionar la crisis de la sociedad industrial; y otra progresista que denuncia las taras de la sociedad y apoya las reivindicaciones laborales, así como el pensamiento liberal.
Los descubrimientos científicos sobre la importancia de la herencia genética y medio en la vida y comportamiento de los seres vivos, contribuyeron a intensificar algunas posturas realistas, provocando el nacimiento del Naturalismo.
LÍRICA, TEATRO Y NARRATIVA
El género más importante de este periodo es el narrativo, que oscurece a los géneros lírico y dramático. No obstante, existen poetas realistas críticos muy alabados como Campoamor y Núñez de Arce, y dramaturgos de éxito como Manuel Tamayo y Baus o José Echegaray.
LA LÍRICA
El poeta más representativo es Ramón Campoamor que escribió Doloras, Pequeños poemas y Humoradas. El mismo autor definió estos tres géneros: “¿Qué es humorada? Un rasgo intencionado. ¿Y Dolora? Una humorada convertida en drama. ¿Y un pequeño poema? Una Dolora amplificada”.
EL TEATRO
Los dramaturgos cultivan la “alta comedia”, género teatral que intenta liquidar la estética romántica y reflejar críticamente el estado de la sociedad contemporánea. Sus máximos representantes fueron López de Alaya y Manuel Tamayo y Baus. Pero el más aplaudido fue José Echegaray, a quien le concedieron un Premio Novel.
Más tarde se incorporó Galdós al teatro y contribuyo a la renovación de la temática teatral. Adaptó al teatro algunas de sus novelas sin demasiado éxito; en cambio Electra, obra que trata del fanatismo religioso, fue muy aplaudida.
LA NOVELA REALISTA
En el Realismo se desarrolló considerablemente el género narrativo, las personalidades más destacadas de la época cultivaron el cuento, y sobre todo la novela.
Entre los autores narrativos citaremos a Juan Valera, Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Leopoldo Alas Clarín y Vicente Blasco Ibáñez. Los rasgos que caracterizan a la novela realista son:
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Descripción detallada y minuciosa. A pesar de la exactitud “fotográfica” no siempre es totalmente objetiva y se emplean recursos del lenguaje subjetivo: ironía, personificación, comparación, etc.
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Los datos sobre los personajes son muy numerosos y pueden incluir escenas del pasado que ayuden a entenderlos mejor.
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Los temas más tratados en la novela realista son: los conflictos entre el progreso y la tradición, que se pueden representar con la oposición ciudad, campo: el análisis de las instituciones (familia, iglesia, justicia...); las costumbres y las clases sociales.
BENITO PÉREZ GALDÓS (1843-1920)
presenta las diversas clases sociales y sus tipos, desde los marginados hasta los aristócratas venidos a menos, como modelos que podrían darse en otras ciudades españolas del siglo XIX. Además nos presenta una visión total de la historia coetánea de España, sobre todo a través de los Episodios Nacionales. Galdós cree que ésta, dividida en dos bandos, la tradicionalista y la progresista, sólo puede salvarse por medio de la tolerancia y la armonía entre ambas.
LA NOVELA NATURALISTA EN ESPAÑA. EMILIA PARDO BAZÁN
Algunos autores realistas derivaron hacia el Naturalismo, movimiento nacido en Francia que fue introducido en España por Emilia Pardo Bazán. En algunas de las obras de esta autora (Los pazos de Ulloa, La piedra angular). Se aplican las teorias científicas que ven en la herencia genética y en el ambiente los determinantes del comportamiento humano. Los personajes actúan condicionados por los rasgos que han heredado y por las circunstancias en que viven y las descripciones nos muestran la dura vida de las clases más bajas o de los marginados. Pero el Naturalismo español no fue tan radical como el francés, ni desplazó de las narraciones los temas religiosos.
Otros novelistas describieron la vida en diversas regiones españolas: José María de Pereda retrató la vida de Santander; Pedro Antonio de Alarcón y Juan Valera, la de Andalucía; y la condesa Emilia Pardo Bazán, la de Galicia. Pardo Bazán y Clarín (seudónimo del novelista Leopoldo Alas) adoptaron las técnicas del naturalismo. Valera, por el contrario, se distingue de los realistas por su afán de perseguir la belleza más que la exactitud. Los otros dos novelistas de este periodo que adquirieron renombre internacional son Armando Palacio Valdés y Vicente Blasco Ibáñez. Contemporáneo de los realistas fue el crítico e historiador de la literatura Marcelino Menéndez Pelayo.
BIBLIOGRAFÍA
La información de este trabajo está sacada de dos libros de texto:
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Lengua Castellana y Literatura de 1º de Bachillerato de editorial Teide
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Lengua y Literatura de 4º de E.S.O. de editorial Teide
Y de la enciclopedia Encarta.
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Enviado por: | Almudena Domínguez |
Idioma: | castellano |
País: | España |