Filosofía y Ciencia


Helenismo


EL HELENISMO

Desde Aristóteles, a finales del siglo IV a. de C., hasta los principios de la Edad Mediana, alrededor del año 400 d. de C.

Aristóteles murió en el año 322 a. de C., grandes cambios políticos, conquista de Alejandro Magno (356-323). Aristóteles fue profesor del joven Alejandro. Con sus muchas batallas unió la civilización griega con Egipto y todo el Oriente hasta la India. Este periodo que duró unos 300 años, se suele llamar el Helenismo. Con “helenismo” se entiende tanto la época como la cultura predominantemente griega que dominaba en los tres reinos helenísticos: Macedonia, Síria y Egipto.

A partir del año 50 a. de C. aproximadamente, Roma fue conquistando uno por uno todos los reinos Helenos, y comenzó a imponerse la cultura romana y la lengua latina desde España por el oeste, adentrándose mucho en Asia por el este. Comienza la época romana, o la Antigüedad tardía.

RELIGIÓN, FILOSOFÍA Y CIENCIA

Ahora las distintas culturas se mezclan en un crisol de ideas religiosas, filosóficas y científicas.

Surgieron varias nuevas religiones que recogían dioses e ideas de algunas de las antiguas naciones. Esto se llama sincretismo, o mezcla de religiones.

Esa parte de la Antigüedad estaba, en términos generales, caracterizada por la duda religiosa, la desintegración religiosa y el pesimismo. “El mundo está viejo”, se decía.

Una característica común de las nuevas religiones del helenismo era que solían tener una teoría, a menudo secreta, sobre como las personas podían salvarse de la muerte. Además, de una serie de ritos para alcanzar un alma inmortal y una vida eterna.

Pero también la filosofía se movía cada vez más hacia la salvación y el consuelo.

De esta manera se borraron los límites entre religión y filosofía.

En general podemos decir que la filosofía helenística era poco original.

La filosofía helenística continuó trabajando en ideas y planteamientos tratados por Sócrates, Platón y Aristóteles. Intentaban buscar la manera más digna y mejor de vivir y de morir para los seres humanos. Es decir, se trataba de la ética. ¿ En qué consiste la verdadera felicidad y cómo la podemos conseguir?

LOS CÍNICOS

La filosofía cínica, fundada por Antístenes en Atenas alrededor del año 400 a. de C. Había sido alumno de Sócrates.

Los cínicos enseñaron que la verdadera felicidad no depende de cosas externas tales como el lujo, el poder político o la buena salud. La verdadera felicidad no consiste en depender de esas cosas tan fortuitas y vulnerables, y precisamente porque no depende de esas cosas puede ser lograda por todo el mundo. Además no puede perderse cuando ya se ha conseguido.

El más famoso de los cínicos fue Diógenes, discípulo de Antístenes. Se decía de él que habitaba en un tonel y que no poseía más bienes que una capa, un bastón y una bolsa de pan.

Los cínicos opinaban que el ser humano no tenía que preocuparse por su salud. Ni siquiera el sufrimiento y la muerte debían dar lugar a la preocupación. De la misma manera tampoco debían preocuparse por el sufrimiento de los demás.

LOS ESTOICOS

Los cínicos tuvieron importancia para la filosofía estoica, que nació en Atenas alrededor del año 300 a. de C. Su fundador fue Zenón, que se unió a los cínicos después de un naufragio. El nombre “estoico” viene de la palabra griega para pórtico (stoa).

Como Heráclito, los estoicos opinaban que todos los seres humanos formaban parte de la misma razón universal o “logos”. Pensaban que cada ser humano es como un mundo en miniatura, un “microcosmos”, que a su vez reflejo de “macrocosmos”.

Esto condujo a la idea de que existe un derecho universal, el llamado “derecho natural”. Debido a que el derecho natural se basa en la eterna razón del ser humano y del universo, no cambia según el lugar o el tiempo. En este punto tomaron partido por Sócrates y contra los sofistas.

El derecho natural es aplicable a todo el mundo, también a los esclavos.

De la misma manera que los estoicos borraron la diferencia entre el individuo y el universo, y también rechazaron la idea de un antagonismo entre espíritu y materia. Según ellos solo hay una naturaleza. Esto se llama monismo ( contrario, por ejemplo, al claro “dualismo” o bipartición de la realidad de Platón).

Los estoicos eran “cosmopolitas”. Señalaban como muy importante la comunidad de la humanidad, se interesaron por la política y varios de ellos fueron hombres de Estado en activo, por ejemplo el emperador romano Marco Aurelio (121-180 d. de C.). Cicerón fue quién formuló el concepto de humanismo, es decir esa idea que coloca el individuo en el centro. El estoico Séneca (4 a. de C.-65 d. de C.) dijo unos años más tarde que “el ser humano es para el ser humano algo sagrado”.

Los estoicos subrayaron además que todos los procesos naturales, tales como la enfermedad y la muerte, siguen las inquebrantables leyes de la naturaleza. Por tanto, el ser humano ha de conciliarse con su destino. Nada ocurre fortuitamente, decían. Todo ocurre por necesidad y entonces sirve de poco quejarse cuando el destino llama a la puerta. El ser humano también debe reaccionar con tranquilidad ante las circunstancias felices de la vida; en esta idea se nota el parentesco con los cínicos, que decían que todas las cosas externas les eran indiferentes. Incluso hoy en día hablamos de una “tranquilidad estoica” cuando una persona no se deja llevar por sus sentimientos.

LOS EPICÚREOS

A Sócrates le interesaba ver cómo los seres humanos podían vivir una vida feliz. Tanto los cínicos como los estoicos le interpretaron en el sentido de que el ser humano debería librarse de todo lujo material. Pero Sócrates también tenía un alumno, que se llamaba Aristipo, que se pensaba que la meta de la vida debería ser conseguir el máximo placer sensual. “El mayor bien es el deseo”, dijo, “el mayor mal es el dolor”. De esta manera, quiso desarrollar un arte de vivir que consistía en evitar toda clase de dolor. (La meta de los cínicos y estoicos era aguantar toda clase de dolor, lo cual es muy diferente a centrar todos los esfuerzos en evitar el dolor.)

Epicuro (341-270 a. de C.) fundó alrededor del año 300 una escuela filosófica en Atenas (la escuela de los epicúreos). Desarrolló la ética del placer de Aristipo y la combinó con la teoría atomista de Demócrito.

Se dice que los epicúreos se reunían en un jardín, razón por la cual se les llamaba “los filósofos del jardín”. Se dice que sobre la entrada al jardín colgaba una inscripción con las palabras “Forastero, aquí estarás bien. Aquí el placer es el bien primero”.

Epicuro decía que era importante que el resultado placentero de una acción fuera evaluada siempre con sus posibles efectos secundarios (ie. Chocolate)

Epicuro también decía que un resultado placentero a corto plazo tiene que evaluarse frente a la posibilidad de un placer mayor, más duradero o más intenso a más largo plazo (ie. Bici). Al contrario que los animales, los seres humanos tienen la posibilidad de planificar su vida. Tienen la capacidad de realizar un “cálculo de placeres”.

No obstante, Epicuro señaló que el “placer” no tenía que ser necesariamente un placer sensual, también pertenecen a esta categoría valores tales como la amistad y la contemplación del arte. Condiciones previas para poder disfrutar de la vida eran los viejos ideales griegos tales como el autodominio, la moderación y el sosiego, pues hay que frenar el deseo. De esta manera también la calma nos ayudará a soportar el dolor.

Personas con angustia religiosa buscaban a menudo ayuda en el jardín de Epicuro. En este aspecto la teoría atomista de Demócrito fue un recurso contra la religión y la superstición. Para vivir una vida feliz es muy importante superar el miedo a la muerte. Para esta cuestión, Epicuro se apoyó en la formulación de Demócrito de los “átomos del alma”.

“La muerte no nos concierne”, dijo Epicuro, así de simple. ”Pues, mientras existimos , la muerte no está presente. Y cuando llega la muerte nosotros ya no existimos.”

El mismo Epicuro resumió su filosofía liberadora en lo que llamó las “cuatro hierbas curativas”:

A los dioses no hay que temerlos. La muerte no es algo de lo que haya que preocuparse. Es fácil conseguir lo bueno. Lo terrible es fácil de soportar.

No constituía ninguna novedad en la cultura griega comparar la misión de la filosofía con el arte médico. Aquí nos encontramos con la idea de que el ser humano se tiene que equipar con un “botiquín de filosofía” que contenga cuatro medicinas importantes.

Al contrario que los estoicos, los epicúreos muestran poco interés por la política y la vida social. “¡Vive en secreto!”, aconsejaba Epicuro. Quizás pudiéramos comparar su “jardín” con las comunas de nuestro tiempo. También en estos días hay mucha gente que ha buscado un refugio dentro de la gran sociedad.

Después de Epicuro muchos epicúreos evolucionan en dirección a una obsesión por el placer. La consigna fue: “Vive el momento”. La palabra “epicúreo” se utiliza hoy en el sentido despectivo de vividor.

EL NEOPLATONISMO

La corriente filosófica más destacable de la Antigüedad estaba inspirada, sobre todo, en la teoría de las Ideas. Neoplatonismo.

El neoplatónico más importante fue Plotino (205-270 d. de C.), que estudió filosofía en Alejandría, pero que luego se fue a vivir a Roma. Plotino se llevo a Roma una teoría sobre la salvación que se convertiría en una seria competidora del cristianismo, cuando este empezara a dejarse notar. Sin embargo, el neoplatonismo también ejercería una fuerte influencia sobre la teología cristiana.

Platón distinguía entre el mundo de los sentidos y el mundo de las Ideas, introduciendo así una clara distinción entre el alma y el cuerpo del ser humano. El ser humano es, según él, un ser dual. Nuestro cuerpo consta de tierra y polvo como todo lo demás perteneciente al mundo de los sentidos, pero también tenemos un alma inmortal.

Plotino pensaba que el mundo estaba en tensión entre dos polos. En un extremo se encuentra la luz divina, que él llama “Uno”. Otras veces la llama “Dios”. En el otro extremo está la oscuridad total, adonde no llega nada de la luz del Uno. Ahora bien, el punto clave de Plotino es que esta oscuridad, en realidad, no tiene existencia alguna. Se trata simplemente de una ausencia de luz, es algo que no es. Lo único que existe es Dios o el Uno; y de la misma manera que una fuente de luz se va perdiendo gradualmente en la oscuridad, existe en algún sitio un límite donde ya no llegan los rayos de luz divina.

Según Plotino el alma está iluminada por la luz del Uno, y la materia es la oscuridad, que en realidad no tiene existencia alguna. Pero también las formas de la naturaleza tienen un débil resplandor del Uno.

La realidad es una hoguera donde lo que arde es Dios, y la oscuridad de fuera es la materia fría de la que están hechos los seres humanos y los animales. Más cerca de Dios están las ideas eternas, que son las formas originarias de todas las criaturas. Ante todo, es el alma del ser humano lo que es una “chispa de la hoguera”, pero también por todas partes en la naturaleza brilla algo de la luz divina. La vemos en todos los seres vivos, más lejos del Dios vivo está la tierra, el agua y la piedra.

Pero donde más cerca de Dios podemos estar es nuestra propia alma. Solo allí podemos unirnos con el gran misterio de la vida. En muy raros momentos podemos incluso llegar a sentir que nosotros mismos somos el misterio divino.

Las metáforas utilizadas por Plotino recuerdan al mito de la caverna de Platón. Cuando más nos acercamos a la entrada de la caverna, más nos acercaremos a todo aquello de lo que procede lo que existe. Pero al contrario de la clara bipartición de Platón de la realidad, las ideas de Plotino están caracterizadas por la unidad. Todo es Uno, porque todo es Dios. Incluso las sombras al fondo de la caverna tienen un tenue resplandor del Uno.

Alguna vez en su vida Plotino tubo la experiencia de ver su alma fundirse con Dios. A eso lo solemos llamar una experiencia mística.

MISTICISMO

La idea es que lo que habitualmente llamamos “yo” no es nuestro verdadero yo. Durante brevísimos momentos podemos llegar a sentirnos fundidos con un yo mayor, por algunos místicos llamado “Dios”, por otros “alma universal”, “naturaleza universal” o “universo”. En el momento de la fusión, el místico tiene la sensación de “perderse a sí mismo”, cuando se mezcla con el mar. Te pierdes a ti mismo en la forma que tiene en ese momento, pero al mismo tiempo comprendes que en realidad eras algo mucho más grande. Tú eres todo el universo; tú eres el alma universal, tú eres Dios. Tu verdadero yo, es según los místicos una especie de fuego maravilloso que arde eternamente.

A veces el místico tiene que recorrer “el camino de la purificación y de la iluminación” en el encuentro con Dios. Este camino consiste en una vida sencilla y diversas técnicas de meditación. De repente el místico ha alcanzado la meta, y él o ella exclama: “Soy Dios” o “Soy Tú”.

En el misticismo occidental, es decir dentro del judaísmo, cristianismo e islam, el místico subraya que el Dios con el que se encuentran es un Dios personal. Aunque Dios está presente en la naturaleza y en el alma del ser humano, al mismo tiempo está también muy por encima del mundo. En el misticismo oriental, es decir dentro del hinduismo, budismo y religión china, es más habitual subrayar el encuentro entre el místico y Dios, o “alma universal”, como una fusión total. “Yo soy el alma universal”, diría este místico, o “yo soy Dios”. Porque Dios no solamente está presente en el mundo, es que no está en ninguna otra parte.

Una persona que ha contribuido a traer las ideas del hinduismo a Occidente, el swami Vivekananda.

Una experiencia mística también puede tener importancia para la ética. “Debes amar a tu prójimo como a ti mismo, porque tú eres tu prójimo. Es ilusión hacerte creer que tu prójimo es algo diferente a ti mismo”.

Personas modernas que no pertenecen a ninguna religión han tenido de repente lo que llaman “conciencia cósmica” o “ sensación oceánica”. Han tenido la sensación de haber sido arrancados del tiempo y han visto el mundo “bajo el prisma de la eternidad”.

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Enviado por:Anne Ferrer
Idioma: castellano
País: España

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