Derecho
Delincuencia
| UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN Facultad de Ciencias Sociales Depto. Servicio Social |
DELINCUENCIA.
Asignatura: Sociología.
Profesor:
Alumna:
Noviembre, 2002.
INTRODUCCIÓN.
La delincuencia no es un fenómeno espontáneo. Siempre existen factores que la causan o la desencadenan. La exacerbación delictiva puede considerarse como la expresión de un serio y complicado malestar social con repercusiones en la ley penal. En todos los países del mundo y en todas las épocas de la historia ha habido crímenes. La delincuencia es una conducta exclusivamente humana que no se observa en otros seres vivos, en los que la agresión se limita a la necesaria para alimentarse y defender a la especie y el territorio.
En las grandes ciudades del mundo entero las tasas de delincuencia han aumentado en forma drástica; la violencia juvenil es un fenómeno corriente y cada vez más de ciudadanos, especialmente mujeres y ancianos, se sienten inseguros.
¿Cómo se puede explicar este panorama tan sombrío? Hay dos factores que contribuirían a esta situación. En primer lugar, no nos dimos cuenta a tiempo de las limitaciones de la justicia penal tradicional (la policía, los tribunales, las cárceles) para responder a la delincuencia. En segundo lugar, prestamos un apoyo mínimo a las medidas preventivas que tienen por objeto reducir la cantidad de víctimas y de delincuentes atacando las causas subyacentes de la delincuencia y la inseguridad.
Cada vez hay más consenso con respecto a que la seguridad pública tiene una gran influencia en la calidad de vida y en el desarrollo económico y social de las comunidades. Personas de todos los sectores de la sociedad, incluidos los más pobres de los centros urbanos, están exigiendo más seguridad pública. La seguridad pública se debería considerar un bien público, que todas las instituciones y la sociedad civil en general deberían instituir y promover. Ya no puede dejarse en manos exclusivas de la policía y del sistema de justicia. Para prevenir el delito será necesario formar una nueva alianza urbana con todos los interesados directos.
Delincuencia:
(Diccionario de Sociología, Henry Pratt Fairchild.)
Dicho en términos vulgares, carentes de rigor científico, infracción de cualquier obligación social. Término empleado en los tribunales de menores de Estados Unidos para definir los delitos de los menores sometidos a su jurisdicción. En la Criminología norteamericana la distinción jurídicamente aceptada, entre “acto criminal” y “acto delictivo” va implícita en la teoría de que sobre los jóvenes delincuentes no pesan las mismas consideraciones responsabilistas que se supone actúan sobre los adultos. Jurídica y sociológicamente la distinción estaría fundada en el reconocimiento de la necesidad de un trato diferencial con respecto a los menores delincuentes.
En términos más precisos y generalmente recibidos, el término Delincuencia corresponde a la calidad de delincuente, a la capacidad de delinquir y por ende a la infracción de deberes jurídicamente establecidos, que dan lugar a la atribución de responsabilidad criminal y es sancionada penalmente o sinónimo de criminalidad. Sociológica y estadísticamente, conjunto de delitos, expresados en general o referidos a determinado criterio espacial, temporal o categorial.
Delincuencia:
( Enciclopedia Microsoft Encarta 2002.)
Conjunto de infracciones de fuerte incidencia social cometidas contra el orden público. Esta definición permite distinguir entre delincuencia (cuyo estudio, a partir de una definición dada de legalidad, considera la frecuencia y la naturaleza de los delitos cometidos) y criminología (que considera la personalidad, las motivaciones y las capacidades de reinserción del delincuente).
Evolución del concepto de infracción:
Según Émile Durkheim, aunque la delincuencia parece ser un fenómeno inherente a cualquier sociedad humana, el valor que se le atribuye depende de la naturaleza y de la forma de organización de la sociedad en cuestión.
En un principio, la infracción fue valorada en función de criterios religiosos o mágicos, y la transgresión de lo prohibido producía, por lo general, la exclusión de la sociedad, ya fuera por muerte o por alejamiento, para el violador de la norma. Más tarde, la dominación ejercida por las grandes religiones monoteístas (véase Monoteísmo) en sus respectivos ámbitos derivó en materia de derecho y un acto se consideraba infracción cuando violaba una prohibición expresa de los textos sagrados o de su interpretación.
La progresiva separación entre lo religioso y lo temporal, iniciada en la edad media, no consiguió sin embargo hacer desaparecer el carácter religioso de la infracción. Esta visión justificó, por ejemplo, el reconocimiento en diferentes épocas de la historia de la responsabilidad penal de los niños e incluso de los animales. En el siglo XVII, en la mayor parte de los países europeos, el derecho penal se basaba en el principio de la responsabilidad individual, favoreciendo la aplicación de penas intimidantes de gran severidad, como la rueda, el látigo o las galeras.
En el Siglo de las Luces se produjo una ruptura con lo anterior a través de la búsqueda de una definición legal y universal de lo permitido y lo prohibido, con la idea de fundar una `legalidad de delitos y de penas' según fue formulada por el italiano Cesare Beccaria en su obra Ensayo sobre los delitos y las penas, publicada en 1764. Esta búsqueda se inscribía en el marco de una nueva definición más general del hombre como ser social, con derechos y obligaciones, que evolucionaba en una sociedad donde, sin tener que buscar su legitimidad en la religión, podía cuestionarse la naturaleza de las infracciones y las escalas de sanciones aplicables a todas las personas, cualquiera que fuera la calidad del delincuente. Este principio fue retomado en la Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano (1789), en cuyo artículo 7 puede leerse: “La ley sólo puede establecer penas estricta y evidentemente necesarias y nadie puede ser castigado salvo en virtud de una ley establecida y promulgada anteriormente al delito y legalmente aplicable”.
En el transcurso del siglo XIX se hizo hincapié en la vertiente social de la acción criminal y se estudió el libre albedrío del delincuente, observando que resultaba posible modificar su conducta a través de su educación y de las condiciones de vida. Estos trabajos abrieron el camino a los estudios sobre la readaptación de las penas y la reinserción del delincuente. Por su parte, la abolición de la pena capital (véase Pena de muerte) en numerosos países supuso el abandono del valor `mágico' del castigo y, aunque la toma de conciencia del delincuente sigue siendo uno de los objetivos del encarcelamiento, éste tiene como primera finalidad la de ser eficaz en lo social.
Formas de Delincuencia:
Las formas de la delincuencia son variadas y han ido cambiando en gran medida según los periodos de la historia y los tipos de sociedad. Actualmente se observa un desarrollo general de formas de delincuencia organizada basadas en el modelo de la mafia siciliana o de la camorra napolitana, dedicadas principalmente al tráfico de drogas y de materias nucleares (especialmente en Rusia) facilitado por la evolución de los medios de comunicación.
Los países occidentales tienen actualmente formas comunes de delincuencia, tanto en su frecuencia como en el tipo de infracciones. El término genérico de delincuencia abarca varios tipos básicos de comportamiento delictivo con criterios combinables: sin pretender ser exhaustivos, puede citarse la delincuencia cotidiana o delincuencia menor, la delincuencia juvenil, la delincuencia por imprudencia, el crimen organizado, la delincuencia económica y financiera, los atentados a personas, que comprenden básicamente los abusos sexuales, los atentados a las normas y al orden público y, finalmente, el terrorismo. Cada una de estas categorías presenta características propias, aunque a largo plazo se observa un crecimiento de la delincuencia económica y financiera y de la delincuencia cotidiana con atentados a bienes y a personas, generalmente de gravedad limitada.
Otro tipo de delincuencia es:
La Delincuencia Juvenil:
El concepto encuentra su razón de ser en el diferente papel que debe jugar el Estado frente a esta clase peculiar de delitos. Así, la comisión de un delito no difiere en la práctica de quien la realice, pero sí hay diferencias en cuanto a la respuesta del Estado. Ante la delincuencia juvenil se entiende que el Estado debe procurar la educación, tutela y protección de la juventud, antes que a la mera sanción penal que se aplica a los adultos. En cada legislación varía el concepto de delincuencia juvenil hasta el punto de que en algunos países existe, o así se entiende, cuando los actores de los delitos tienen entre 17 y 21 años, y en otros cuando se encuentran entre los 7 y los 17 (lo cual es tanto como distinguir entre delitos realizados por jóvenes o por adolescentes). No se han elaborado estadísticas fiables que permitan asegurar en qué clase social tiene más incidencia el problema de la delincuencia juvenil, porque tienen distinta trascendencia social e incluso penal los delitos cometidos por jóvenes de clase baja que los de la clase alta o acomodada. En cambio, sí se ha estudiado la composición por sexos de la delincuencia juvenil, llegándose a la conclusión de que hay tres o cuatro veces más muchachos que muchachas delincuentes. Asimismo el estudio de las pandillas de jóvenes que cometen delitos ha revelado que la mayoría de las bandas se compone sólo por varones, alguna vez se trata de pandillas mixtas y resulta muy extraño el caso de grupos con estas características formado en exclusiva por chicas.
Delincuencia Juvenil a la luz de la Criminología:
La delincuencia juvenil ha aumentado de forma alarmante en los últimos tiempos, pasando a ser un problema que cada vez genera mayor preocupación social, tanto por su incremento cuantitativo, como por su progresiva peligrosidad cualitativa. La delincuencia juvenil es además una característica de sociedades que han alcanzado un cierto nivel de prosperidad y, según análisis autorizados, más habitual en los países anglosajones y nórdicos que en los euromediterráneos y en las naciones en vías de desarrollo. Es decir, en las sociedades menos desarrolladas la incidencia de la delincuencia juvenil en el conjunto del mundo del delito es menor que en las comunidades más avanzadas en el plano económico. En las grandes ciudades latinoamericanas, la delincuencia juvenil está ligada a la obtención delictiva de bienes suntuarios de consumo y por lo general no practican la violencia por la violencia misma sino como medio de obtener su objetivos materiales.
Los estudios criminológicos sobre la delincuencia juvenil señalan el carácter multicausal del fenómeno, pero a pesar de ello, se pueden señalar algunos factores que parecen decisivos en el aumento de la delincuencia juvenil desde la II Guerra Mundial. Así, son factores que se encuentran en la base de la delincuencia juvenil la imposibilidad de grandes capas de la juventud de integrarse en el sistema y en los valores que éste promociona como únicos y verdaderos (en el orden material y social, por ejemplo) y la propia subcultura que genera la delincuencia que se transmite de pandilla en pandilla, de modo que cada nuevo adepto trata de emular, y si es posible superar, las acciones violentas realizadas por los miembros anteriores del grupo.
Huellas de ADN
Las huellas de ADN se utilizan por la policía para identificar a sospechosos de un delito. Una muestra de fluidos o de tejido de un imputado puede compararse con la encontrada en el escenario del crimen.
Fuente: Enciclopedia Microsoft Encarta 2002.
DELINCUENCIA EN CHILE.
Por: Doris Cooper.
Hasta 1980, la Delincuencia en Chile es percibida como un problema social que se distribuye en términos relativamente homogéneos a lo largo del país, sin detectarse diferencias aparentemente importantes respecto de Tipos o de Proporciones de Delitos en distintas áreas ecológicas urbanas o rurales y sin considerarse posibles variaciones respecto de variables como sexo o etnia (García J., Núñez B., Rivera H., 1980).
Estos planteamientos respecto de la aparente distribución homogénea o al azar de la Delincuencia, también es sustentada en otros países, como Estados Unidos. Investigadores del Departamento de Justicia de ese país, señalan en 1981 que "Sorprendentemente poco se conoce acerca de los patrones y naturaleza de los actos criminales en sus dimensiones urbano-rurales... ¿Son ciertos crímenes más comunes en las áreas urbanas, comparativamente a las suburbanas o rurales?... No tenemos información acerca de la naturaleza de los actos criminales, diferencialmente en estas áreas..." (U.S. Department of Justice 1980,1981).
Sin embargo, a partir de una primera Investigación Exploratoria realizada en el marco de la Novena Región (Cooper D., 1982) donde se detectan altísimas proporciones de Homicidios y Parricidios entre Mapuches Condenados (80%) a diferencia de los no-mapuches (35%), planteamos hipotéticamente la probabilidad de que existieran Tipos de Delincuencia Diferenciales en nuestro país. El total nacional de este tipo de Delitos correspondía en ese año a sólo un 13,7% de Homicidios y a 1,6% de Parricidios (García J., Núñez B. y Rivera H. 1980, p.37), lo que nos permitía dudar de la existencia de cifras nacionales homogéneas.
1.- Características generales de la Delincuencia en Chile.
La Delincuencia en Chile no es un fenómeno homogéneo. Asume características diferenciales, según sea la pertenencia ecológica, el sexo y la etnia de los sujetos involucrados en los delitos. De esta forma, puede predecirse qué Tipos de Delitos serán los probablemente predominantes en determinadas áreas ecológicas del país.
Hemos estudiado en profundidad cinco Tipos de Delincuencia y tres subtipos específicos. Cada uno de ellos presenta características particulares, asociadas a las metas de éxito y a los conflictos diferenciales que derivan de las subculturas de base que los etiologizan. Por esto el Delito, en general, es un Problema Social y si es atípico, probablemente se asocia, a problemas psicopatológicos de carácter básicamente endógeno.
Es nuestro interés aclarar en primer lugar, que si bien nuestras investigaciones se basan en datos empíricos relativos a los Condenados recluídos en Unidades Penales, como ya ha sido señalado en la metodología expuesta, haremos constantemente inferencias y referencias relativas a la Delincuencia en general. Desde nuestra perspectiva, es más válido para el estudio de la Delincuencia el trabajar esta temática a partir del análisis de las características de la Población Penal que a partir del análisis estadístico de los detenidos, ya que los primeros corresponden a Delincuentes cuyas conductas delictuales han sido verificadas en cuanto a su realización, formas de comisión y grados de participación en los hechos.
Efectivamente, y según los resultados de nuestras investigaciones 1992, menos del 1% de los condenados niega haber cometido los actos delictuales que se les imputan y por los cuales se encuentran cumpliendo condena. Este hecho nos ha sorprendido. Desde una perspectiva ingenua-romántica, (que personalmente compartía) muchos de nosotros, como simples ciudadanos, pensamos que quizás una alta proporción de Condenados se encuentran en las cárceles cumpliendo condenas sencillamente por "haber sido cargados", es decir por haber sido casualmente involucrados en un delito o por haber sido "obligados" a reconocer su participación en los hechos delictuales. Es necesario reconocer que las fuerzas de control social detienen y encarcelan efectivamente a los autores.
Muchos Investigadores en distintos países basan sus estadísticas y diagnósticos en hechos delictuales denunciados. Sin embargo, pensamos que en el caso específico de estudiar Tipos de Delincuencia, resulta riesgoso basarse en datos sobre denuncias, en la medida que aún no han sido verificados como efectivamente ocurridos y los detenidos y procesados no necesariamente son las personas que han incurrido en la comisión de los hechos que se les imputan.
Por otra parte, dificultosamente entregarán datos sobre un hecho delictual que no ha sido efectivamente verificado por la justicia, ni se prestarán para colaborar con el investigador en dilucidar las características de la contracultura del hampa.
En el marco de la Teoría Naturalista (Sykes y Matza), se hace referencia a que los delincuentes generalmente utilizan Técnicas de Neutralización para evitar sentirse culpables o avergonzados al ser descubiertos, aprehendidos o encarcelados. Estas Técnicas son cinco: (a) Negación de la responsabilidad; (b) negación del perjuicio; (c) negación de la víctima; (d) condenación de los que condenan; (e) el recurso a una lealtad superior. En nuestras investigaciones, la empiria es totalmente contraria a estos planteamientos. Menos del 1% de los internos niega haber cometido el delito y gran parte de los Homicidas y Violadores, sienten mucho haber cometido el delito "pero no pudieron evitarlo" por distintas razones. Todos los ladrones reconocen haber robado y se sienten profundamente orgullosos de ser ladrones y de vivir del robo. Las Técnicas de Neutralización sólo las utilizan los "Ocasionales" y los "Choros de Esquina" o Pandilleros, es decir los que no son ladrones. Es muy probable que si nuestra población objeto de estudio hubiera estado compuesta por los detenidos y/o procesados, habríamos verificado las hipótesis de la Teoría Naturalista. ¿Quién va a reconocer su delito o a afirmar que es ladrón, antes de ser condenado? Creo que muy pocos. Sostenemos que esta Teoría es válida solamente entre los que roban ocasionalmente.
Otra dificultad de la mayor envergadura que presentan habitualmente los estudios de detenidos y denuncias, es que en general no controlan la pertenencia ecológica de los sujetos. De esta forma las inferencias relativas a los grados de criminalidad de un área ecológica resultan inválidos.
En consecuencia, consideramos válido el lenguaje referente a Tipos de Delincuencia obtenidos a través de nuestros estudios, cuyos resultados corresponden a informaciones de primera fuente, tanto procedentes de las copias de sentencia y antecedentes penales así como de los propios internos ya condenados y que con sus declaraciones no tienen nada que perder, en el ámbito eso sí, de una comunicación profundamente empática con el investigador, de igual a igual, entre dos seres humanos, capaces de interpercibirse en el marco de la plena confianza y solidaridad.
Entre los principales resultados de nuestras Investigaciones, destaca la verificación de la existencia de 5 Tipos de Delincuencia Diferenciales en Chile .
Desde esta perspectiva, el problema social de la Delincuencia en nuestro país no es homogéneo y como se ha señalado, posee características diferenciales según sea el área ecológica de pertenencia, el sexo y la etnia de los sujetos involucrados. Estas diferencias son cuantitativamente significativas y cualitativamente relevantes, tanto para la génesis de Políticas de Prevención como para la Rehabilitación, en el ámbito de las Unidades Penales.
Estos Tipos de Delincuencia son Tipos de Delincuencia-común, protagonizados casi en un 90% de los casos por personas que pertenecen al Estrato Bajo. Estos 5 Tipos de Delincuencia establecidos recurrentemente en todas las Investigaciones realizadas y en consecuencia validados en distintas oportunidades, se exponen a continuación en sus aspectos más generales.
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Delincuencia Urbana Masculina.
Un Tipo de Delincuencia Urbana Masculina extrema, caracterizada por concentrar las más altas proporciones de Delitos contra la Propiedad, que en 1983 alcanza a un 79% y en 1991 fluctúa entre un 86% a 90%.
Este Tipo de Delincuencia se presenta sólo en grandes áreas urbano-industriales, es decir, en los polos más desarrollados del sistema.
Al señalar que se trata de un Tipo de Delincuencia Urbana Extrema, queremos hacer hincapié en el hecho de que a medida que una urbe decrece en tamaño y en grados de industrialización, presenta también menores proporciones paulatinas de Delitos contra la Propiedad y de menor violencia (por ejemplo mayor proporción de Hurtos, menor proporción de Asaltos). En los Polos de alto grado de Desarrollo e industrialización, la Delincuencia contra la Propiedad alcanza su máxima expresión en complejidad y violencia, la Reincidencia es la más alta, comparativamente y esta última representa en la actualidad cifras entre 56% y 60%.
En 1983, predominaban los Robos con Violencia y los Robos con Intimidación (30,0%) y los Robos con Fuerza (20,0%), los que alcanzan en conjunto la cifra de casi 50% del total de los Delitos.
En 1992, estos porcentajes han cambiado: se han incrementado notoriamente los Robos con Violencia y con Intimidación a un 56% y los Robos con Fuerza decrecen a 11%. Este Tipo de Delincuencia asume características extremas y violentas en las urbes de mayor grado de industrialización y comerciales.
Si sumamos los Robos con Violencia, los Robos con Intimidación, los Robos con Violencia e Intimidación, los Robos con Homicidio y los Robos con Violación en Santiago, alcanzamos la enorme cifra de un 67% del total de los Delitos, cifra que se percibe socialmente en la experiencia cotidiana de los ciudadanos y en los titulares de los periódicos, creando gran inquietud.
Insistimos que en urbes menores y de menor grado de industrialización, estos delitos decrecen y son menos violentos, en términos de un continuo, hasta desaparecer en zonas rurales extremas con economías de autosubsistencia.
Los Delitos contra las Personas, la Familia y la Moral son mínimos en la actualidad (7% y 2% respectivamente) comparativamente, respecto de los otros Tipos de Delitos imperantes en otras áreas ecológicas. El complemento de 1% corresponde a Delitos de Tráficos de Drogas y Estupefacientes. Este último tipo de delitos es incipiente en nuestro país, se concentra en estratos sociales medio-bajos y generalmente se trata de sujetos con mayor nivel educacional. Dado que no sustentan aparentemente un Código Etico semejante al de los Ladrones, donde al menos el investigador puede actuar con confianza, su estudio aparenta ser dificultoso y peligroso.
Por otra parte, dado el hecho de que el tráfico, especialmente el de cocaína, se realiza por personas incluidas en redes delictuales (que incluyen Mafias internacionales y a individuos de estratos medios), las que disponen de altos ingresos ilegales, los recluidos sólo suelen ser procesados y liberados más pronta y frecuentemente que los que caen por Delitos comunes. No es este el caso de los traficantes de Marihuana y Fármacos, los que pertenecen a estratos más bajos y suelen cumplir condena si son aprehendidos.
Entre algunas características de relevancia, cabe destacar el hecho que los Delincuentes urbanos que cometen Delitos Sexuales presentan preferentemente problemas psicopatológicos graves. En cuanto a los Delitos de Homicidios en la gran ciudad, estos se asocian fundamentalmente al alcohol y las drogas en riñas en el marco de pandillas poblacionales ("o choros de esquina"), o al hampa (ladrones) y a robos, o a la subcultura homosexual (por conflictos afectivos) y en muy pocos casos a problemas psiquiátricos (entre los que destacan la epilepsia y la locura alcohólica en el marco familiar y del Conflicto familiar).
Los homicidios entre Homosexuales, suelen presentar un alto grado de violencia e incluso sadismo, incluyendo muchas veces la utilización de armas como alicates, alambres, etc. Generalmente se asocian a problemas afectivos. El grado de marginalidad de estos sujetos y su particular subcultura, eleva los niveles etiológicos de la violencia, que se traducen ocasionalmente en conflictos de extrema gravedad, desencadenando delitos de sangre, al igual que entre otras categorías sociales marginales extremas como las de las mujeres y los mapuches.
Los Delincuentes de Tipo Urbano presentan el más alto grado de Modernismo Psico-social (Síndrome de Actitudes Modernas, elemento al cual ya nos hemos referido), con un 60% en el grupo alto y alto grado de Asociación Diferencial con grupos delictuales (lo que permite el aprendizaje de especialidades delictuales, como ser asaltante o lanza, etc. y "trabajar en grupo") tanto en la localidad poblacional como en la comisión de los hechos delictuosos.
En áreas ecológicas rurales extremas, donde predominan el homicidio y los delitos sexuales, la asociación diferencial prácticamente no existe. En el campo, nadie aprende en grupo a matar o a violar y los hechos son cometidos por un solo autor.
Es sólo en el Tipo de Delincuencia Urbana donde encontramos formas de expresión contraculturales, como un lenguaje particular (Coa), formas de Estratificación Social alternativas a las normativas, basadas en tipos de especialización delictual, Ética y Valores diferenciales, percepción del Robo como "Trabajo" o "arte", formas particulares de percepción de la Justicia, de las clases sociales, de la estructura económica y laboral, de la sociedad en general, formas de autopercepción en el marco de la contracultura (se autoperciben como Ladrones), etc. La contracultura Delictual sólo se genera y persiste en áreas urbanas comerciales e industriales.
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Delincuencia Masculina Rural No- Mapuche.
Se caracteriza por presentar la más alta proporción de Delitos contra las Personas, la Familia y la Moral, específicamente masculinos y que alcanzan a un 79% del total de los Delitos.
Estos Tipos de Delitos se presentan asociados a las áreas ecológicas rurales de alto grado de Tradicionalismo, poco integradas a la economía nacional o de autosubsistencia y decrecen paulatinamente en áreas rurales con mayor grado de integración, tecnologizadas y más cercanas a las grandes urbes.
Los Delitos específicos predominantes son el Homicidio (2 5%) y las Violaciones. La suma de los Delitos de sangre corresponde a un 35% y la de los Delitos Sexuales es la más alta comparativamente y alcanza a un 44% del total de los Delitos. En este caso los Delitos contra la Propiedad son mínimos (21%) y 16% de ellos corresponden a Abigeatos, cometidos principalmente en los "meses blancos" de invierno, en los cuales al campesino se le suelen terminar los productos de la cosecha para el consumo personal o la venta, para poder adquirir otros bienes de consumo esenciales. Los Delitos de Hurto corresponden a ropa o comida, en el marco de la supervivencia (2 paquetes de velas, calcetines, una frazada o un saco de papas, etc.). Los Abigeatos de "tipo comercial" (venta de los animales robados), son cometidos predominantemente por Migrantes Rural-Urbanos.
Los Delitos Sexuales se enmarcan en una subcultura rural rígida y patriarcal de bajísima permisividad sexual y en consecuencia con carencia de acceso a formas de satisfacción sexual normal, predominantemente entre los jóvenes campesinos, los que no presentan rasgos psicopatológicos, y cuyos actos delictuales-sexuales suelen gestarse en situaciones de abusos deshonestos con menores (generalmente conocidos o parientes) y un descontrol de los impulsos instintuales. En un bajo porcentaje de casos estos delitos involucran a padres o padrastros en el marco del Incesto.
Los Delitos de sangre se asocian a una alta ingestión de alcohol subcultural y a riñas y ofensas en situaciones de festejos populares, particularmente en campeonatos de fútbol, en fiestas nacionales y en fines de semana en los clandestinos rurales. Estos últimos, se constituyen en lugares de "recreación" campesina después de la jornada de trabajo semanal. En estos sectores rurales se encuentra una alta proporción de clandestinos de venta de alcohol, donde suelen gestarse también este tipo de actos delictuosos circunstanciales, relacionados con riñas y alta ingestión de alcohol.
Numerosos estudios antropológico-médicos explican estas formas de ingestión patológicas como consecuencias indirectas de la pacificación española, donde se utilizó incluso el alcohol médico (de madera), conducta inducida que habría traspasado los límites de la etnia Mapuche. Respecto a la Victimología en la Región de la Araucanía, 88% de los casos son campesinos de sexo masculino no-mapuches y sólo 12 % son mapuches.
Los condenados Rurales, sustentan bajo grado de Modernismo Psico-social (35%). No presentan metas de éxito económicas sino metas de éxito alternativas a las urbanas, insertas en la subcultura rural-masculina, como expresiones del machismo, la violencia rurales y el folklore.
La meta de éxito económico (Merton), si bien es reconocida a nivel cognitivo por el campesino como un patrón cultural vigente en áreas urbanas, no la percibe como central en el marco de su campo vital. Les es subculturalmente ajena e inaccesible al punto que no se constituye en ellos una motivación a nivel psicosocial.
No presentan Asociación Diferencial con modelos criminales y en la comisión del delito, el campesino actúa habitualmente como único autor y sin premeditación. En este sentido no se trata de un "Delincuente" con probabilidades de Reincidencia en Delitos de sangre.
Los Homicidios son consecuencia de simples disputas bajo los efectos del alcohol, en las que el autor esgrime habitualmente un arma de trabajo (palo, cuchilla, hacha, etc.). Existe evidente ausencia de elementos socio-contraculturales delictuales, a diferencia del caso de la Delincuencia Urbana Masculina, es decir, no se asocian en grupos delictuales, evidentemente no utilizan el coa (lenguaje del hampa), no usan tatuajes, no sustentan valores o la ética propia del hampa, etc.
Hemos propuesto reiteradamente generalizar en Chile la creación de Unidades Penales agrícolas abiertas, donde el campesino (Mapuche o no-Mapuche) que se encuentra condenado pueda trabajar y producir para Unidades Penales cerradas de Tipo Urbano. El campesino en general no se evade ni reincide en áreas ecológicas rurales. En las Unidades Penales Urbanas, en cambio, suele ser explotado y utilizado por el hampa y corre el riesgo de ser contaminado contraculturalmente. El traslado de campesinos condenados a estas Unidades urbanas, suele traer además como consecuencia, migraciones rural-urbanas: el campesino ex-recluso intenta muchas veces permanecer en la ciudad desempeñando algún sub-oficio aprendido en la cárcel, con consecuencias nefastas asociadas a la marginalidad social y al choque subcultural psicosocial y conductual. El hombre rural no logrará sobrevivir en una subcultura ajena y probablemente esta vez reincidirá, pero en delitos contra la propiedad.
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Delincuencia Masculina Rural Mapuche.
El Tipo de Delincuencia Masculina Rural Mapuche, se caracteriza por presentar una proporción similar de Delitos contra las Personas, la Familia y la Moral (74%), que los no-mapuches rurales (79%). Los Mapuches alcanzan la mayor cifra de Delitos que implican matar y que corresponden en un 52% de los casos a Homicidios y 10 % de Parricidios, vale decir un total de 62%. Respecto de las Lesiones, estas alcanzan un 8% del total. El análisis Victimológico indica que un 85% de las víctimas son Mapuches intra o interreduccionales y un 15% no-mapuches.
Con relación a la alta proporción de Homicidios en situaciones de alta ingestión de alcohol y riñas, es importante destacar desde nuestra perspectiva, las consecuencias de la" Pacificación" española, realizada mediante la utilización del alcohol metílico, o alcohol de madera. Muchos estudios antropológicos coinciden en señalar que estas formas de ingestión de alcohol "hasta perder el sentido", son productos de esta forma particular de conquista y robo territorial post-guerra. En algunas situaciones de riñas intra o interreduccionales bajo los efectos del alcohol, hay casos en que hasta los caballos resultan heridos o muertos.
Resulta sorprendente y habitual encontrar tanto en el análisis de contenido de las Copias de Sentencia como también en el análisis de las entrevistas en profundidad, riñas múltiples donde, bajo los efectos del alcohol las cuchilladas (armas de trabajo de todo campesino) rasgan el aire, las personas e incluso en algunas oportunidades "las bestias" de los implicados. Estos homicidios que implican a varios participantes, se asocian al sistema de venganza y a la mancomunidad penal, vigente aún en sectores rurales.
Una diferencia cualitativa de gran relevancia respecto del campesinado no mapuche, radica en que las riñas con alcohol entre los mapuches y en consecuencia los Homicidios, se asocian a su cultura particular. Entre los móviles de riñas, destacan los "límites de tierras reduccionales", "venganza frente a ofensas antiguas o actuales", "venganza frente a Huincas ladrones", discusiones en festejos y reuniones socio-rituales como Guillatunes, Mingacos, entierros, competencias interreduccionales (de fútbol, chueca ), etc. Cabe destacar que los problemas de límites de tierras, siguen particularmente vigentes y que se encuentran en la base de muchos problemas delictuales.
Los Condenados Rurales Mapuches también presentan bajo grado de Modernismo Psico-social (36%). Alcanzan cifras altísimas de Percepción Social de ser Objeto de Prejuicio (Perciben socialmente que son estereotipados por los "chilenos" como flojos, borrachos, etc.) y un altísimo porcentaje de ellos sustenta marcado Prejuicio hacia el Huinca, considerándolo esencialmente ladrón de sus tierras, ambas cifras cercanas al 60% de los casos.
Resulta de gran interés teórico destacar que el prejuicio de la categoría social dominante hacia el grupo minoritario justifica la situación de marginación y extrema pobreza, aduciendo Atribuciones de causalidad personal (son borrachos y flojos) y el prejuicio del grupo minoritario en cambio, aduce justificaciones asociadas a Atribuciones de causalidad impersonal, en este caso el proceso de conquista y despojo de las tierras, elementos mucho más cercanos a la realidad histórica.
Desde esta perspectiva sustentamos la hipótesis que los prejuicios de los grupos minoritarios en general se fundamentan mucho más en la realidad de los procesos socio-culturales, económicos y políticos de dominación, al punto que resultan en prejuicios justificados.
Racionalizan el prejuicio del huinca hacia ellos señalando que han sido despojados de gran parte de sus tierras, que en el reducido espacio de que disponen no alcanzan a realizar labores agrícolas suficientes para sobrevivir y que no disponen de recursos para trabajar y que por lo tanto no son ni han sido jamás flojos.
Destacan que el Huinca es más bebedor que ellos, pero que el mapuche es visto borracho de día al ir a moler el trigo y que el Huinca bebe de noche en el pueblo cerca de su casa en un bar, vuelve borracho cuando está obscuro y no se ve.
Por lo tanto, el huinca es mucho más borracho que los mapuches, quienes sólo beben de vez en cuando, etc.
La baja proporción de Delitos Sexuales entre los Mapuches (4%), se relaciona con una mayor permisividad sexual subcultural, particularmente entre los jóvenes de la misma etnia. No se presenta Asociación Diferencial ni metas de éxito económico sino metas de éxito alternativas, similares a las rurales masculinas y aquellas insertas en su cultura particular. No presentan en lo absoluto características contraculturales y evidentemente ningún tipo de estratificación social contracultural.
Un porcentaje relativamente importante de Homicidios ha sido cometido en grupo, por integrantes de reducciones, debido a que aún se mantiene un Código Penal Mapuche autónomo y un fuerte grado de solidaridad intrarreduccional frente a "Huincas Ladrones". De esta forma grupos de hasta 5 o 6 Mapuches se encuentran cumpliendo condena por dar muerte a un Huinca ladrón de animales o tierras, la mayor parte de las veces a palos. Sin embargo, este tipo de acciones suele ser circunstancial y asociada al momento en que el Huinca es sorprendido en la reducción robando aves, ganado o corriendo cercos.
Muchos mapuches condenados no comprenden por qué están cumpliendo condena, si "sólo les dieron el castigo justo" a un Huinca ladrón. En este sentido planteamos que la Justicia chilena debiera revisar en forma urgente esta problemática asociada a las diferencias étnico-culturales en nuestro territorio y a sus consecuencias, ya que en la actualidad la falta de incorporación del relativismo cultural al Código y Procedimiento Penales, transforma la Justicia en Injusticia .
Los Mapuches presentan, al igual que los no-mapuches rurales, una muy baja Reincidencia comparativa, con cifras inferiores o cercanas al 30%. Los Reincidentes son habitualmente personas que como máximo han cometido dos Delitos a lo largo de su vida y en general no de la misma especie.
Uno de los problemas más graves que enfrentan los Condenados Mapuches se refiere al problema de la Justicia. Ellos la perciben como esencialmente injusta debido a que, según señalan tienen problemas idiomáticos de comunicación con los jueces y abogados, falta de recursos económicos para lograr pagar los servicios de abogados, suelen ser objeto de engaño y estafas por parte de abogados inescrupulosos, tanto al interior de las Unidades Penales (donde se les ofrece libertad a cambio de dinero o tierras, sin quedar ninguna constancia ) como en el medio libre (donde suelen perder sus tierras en los juicios). Señalan también como problema grave, la existencia de prejuicio étnico en los fallos judiciales.
Delincuencia Femenina Rural.
Un Tipo de Delincuencia Femenina Rural, que alcanza un 79% de Delitos contra las Personas, la Familia y la Moral, específicamente femeninos. El delito predominante es el Parricidio del cónyuge (43%) y el Homicidio del conviviente, ambos asociados a largos años de malos tratos físicos graves. Es en este sentido que nos referimos a delitos específicamente femeninos, dado el hecho que este tipo de delitos asociados a los malos tratos físicos y a las mujeres golpeadas, es una problemática conflictiva que se enmarca exclusivamente en la subcultura femenina ( del mismo modo que otros delitos subculturales femeninos como el Infanticidio, aborto, etc.).
Estos Delitos de sangre son habitualmente cometidos utilizando veneno agrícola en el alcohol que la víctima suele consumir o el arma que esgrime el agresor (palo, tranca, cuchilla) durante los malos tratos físicos como una forma de defensa, en casos de extremo conflicto y desesperación.
La forma de comisión de los delitos de parricidio del cónyuge o de homicidio del conviviente suelen presentar características particulares que dicen relación con la violencia reprimida durante años: cercenamiento del cadáver, asamiento de parte del cuerpo ensartado en un palo, quema del cráneo habitualmente en la cocina (a leña), entierro de partes del cuerpo en distintos lugares, etc.
Las zonas rurales particularmente aisladas, carecen de agencias cercanas de control social y más aún, este tipo de comportamiento agresor machista suele estar marcadamente incorporado en la subcultura rural, como normativo, por lo que los casos de Conflicto Familiar suelen resolverse o no, en el ámbito de sus propias posibilidades.
En este sentido, tanto la forma de socialización de los menores como las sanciones intrafamiliares suelen asumir una violencia extrema (incluyendo marcas con tizones, de varillas, latigazos, etc.) teóricamente no asociada a la subcultura rural, la cual suele ser percibida desde la urbe como idílica.
Si se consideran todos los Delitos que implican matar, se alcanza un 65% del total (cifra similar a la que alcanzan los mapuches rurales: 62%). Las Condenadas rurales presentan bajísimos niveles de Modernismo Psico-social (38%). Las metas de éxito se enmarcan en la subcultura femenina y corresponden a las tradicionales de ser buena madre y esposa, en primer lugar. Los Conflictos desencadenantes de delitos, en consecuencia, se asocian a esta problemática, en casos extremos. No presentan, evidentemente, Asociación Diferencial constituyéndose en autoras solitarias. La Reincidencia es bajísima, y fluctúa entre 10 y 20%.
Cabe destacar que la Delincuencia Femenina Rural y la Delincuencia Mapuche Rural, presentan las más altas cifras de Delitos que implican matar. Ambos Tipos de Delincuencia corresponden a las categorías sociales más marginales al sistema en el marco de nuestra perspectiva teórica, es decir a aquellas categorías sociales que menos beneficios obtienen del Sistema, en el contexto de la extrema Pobreza y el tradicionalismo.
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Delincuencia Femenina Urbana.
Un Tipo de Delincuencia Femenina Urbana, caracterizada por presentar una alta proporción de Delitos contra la Propiedad, que se incrementa de un 50% (1983) hasta un 79% (1988), denotando un creciente grado de modernización cuantitativa. Sin embargo, el análisis cualitativo nos indica que la mujer actúa predominantemente como cómplice o encubridora de varones autores, con los que mantiene lazos de pareja, lo que indica que permanece en el plano de la subcultura tradicional femenina, donde las metas de éxito predominantes, corresponden a ser buenas madres y esposas o convivientes.
La mujer de esta forma transita paulatinamente hacia una forma de Delincuencia más moderna, aunque aún se encuentra implicada fundamentalmente en el plano afectivo más que en el delictual independiente. Es probable, desde una perspectiva teórica, que en la medida en que la mujer asuma una independencia económica y socio-familiar relativa, es decir sea solvente al igual que el varón para asumir psicosocialmente u objetivamente los gastos de supervivencia de su núcleo de pertenencia familiar voluntario, asuma también mayores proporciones de conducta delictiva-común en el marco de los estratos bajos, caracterizados por una estructura de oportunidades relativamente cerrada en áreas ecológicas urbanas.
Aún así, y en los casos de autoras, la mujer suele ejercer algunas formas de Delincuencia común especializada, como la "Mecha". Este Tipo específico de Delito consiste en utilizar fajas elasticadas en el cuerpo, en la cual se ocultan productos hurtados, especialmente ropa de tiendas.
Actualmente han comenzado a aparecer formas de delincuencia femenina más modernas, en las que la mujer actúa como autora generalmente sola y ocasionalmente en grupo. Entre otros tipos de delitos destaca el utilizar el propio cuerpo como cebo, atraer un varón e introducir drogas en el trago (al interior de un vehículo o en un motel), procediendo posteriormente a hurtarle especies de valor.
Sin embargo la participación de la mujer en el tráfico de drogas y los delitos de estafa, se asocian a otros estratos sociales (bajo-alto o medio-bajo) y en consecuencia no a la delincuencia común de clase baja.
En una menor proporción de casos, la mujer urbana conserva Delitos específicamente femeninos de Parricidios (14%) de los cónyuges e hijos. El último tipo de Delitos correspondiente a Infanticidios, se asocia con madres solteras (generalmente empleadas domésticas) que no han tenido acceso al aborto (como en otras clases sociales superiores) y que por presiones sociales, familiares y laborales, deciden poner fin a la vida del recién nacido. Los casos de Parricidios de cónyuges y de Homicidios de convivientes, se relacionan, al igual que en el caso de las mujeres rurales, a largos años de malos tratos físicos y morales a ellas y muchas veces también a sus hijos.
En general no presentan Asociación Diferencial con modelos criminales en la comunidad, es decir pocas se integran a grupos delictuales, ni tampoco presentan una inserción de relevancia en la contracultura delictual del hampa, esencialmente masculina. La Reincidencia es comparativamente baja y fluctúa entre 26% y 28%.
Finalmente, los Migrantes Rural-Urbanos no constituyen un Tipo de Delincuencia Diferencial. Habitualmente presentan un Tipo de Delincuencia Mixto, en el cual encontramos tanto Delitos contra la Propiedad como Delitos contra las Personas, la Familia y la Moral, en proporciones semejantes.
Sin embargo, estas proporciones fluctúan en función de las características de la urbe receptora. Si la urbe en cuestión es predominantemente comercial, la inserción en la contracultura delictual de carácter simple, será más factible y ocurrirá en el marco de las Estructuras Transicionales ya tratadas. Si la urbe en cambio es eminentemente industrial, la complejidad de la contracultura urbana del hampa impedirá la inserción del migrante en ella, por lo que tenderán a repetirse patrones delictuales rurales, en caso de extrema violencia, fundamentalmente homicidios.
Una parte importante de los Abigeatos cometidos en zonas rurales se asocian a migrantes-rural urbanos y a cómplices urbanos. Aparentemente el conocimiento del ex-campesino de los sectores rurales aptos, lo convierten en un actor social predominante en este tipo de delito.
DELINCUENCIA ¿CÓMO AFECTA ALOS CHILENOS?.
Una encuesta efectuada por la Fundación Paz Ciudadana revela que en el 49% de los hogares alguno de los miembros del grupo familiar ha sido víctima de un robo o intento de robo en el último año. - Sólo el 38% de los casos son denunciados, en tanto que el 62% restante jamás es informado a la policía. Ello refleja la falta de confianza en los procedimientos policiales y judiciales. - El 71% de los encuestados siente más temor a ser asaltado que hace un año y el 63% considera que su barrio es más o mucho más peligroso que hace un año. Esto responde probablemente al incremento de los robos con violencia y la consiguiente sensación de inseguridad. - En efecto, el 99% de los encuestados considera que la delincuencia es hoy más o mucho más violenta que antes. - Los encuestados consideran que el Gobierno, los Tribunales y las policías (en ese mismo orden) son los responsables de dar las soluciones, pero un 71% señala que el Gobierno no está haciendo lo necesario para resolver el problema.
Ya en 1990 el 40% de la población percibía la delincuencia como un problema grave, situación que se agravó entre 1991 y 1992, cuando se superó el umbral del 60% de preocupación.
Desde 1994 hasta 1998 el tema se mantuvo como uno de los de mayor relevancia del país, en niveles de 40%. Entre 1999 y 2000 la preocupación por la acción delictiva aumentó a un 45%.
Con respecto a las otras preocupaciones de la población, se observa que la pobreza registra sus mayores alzas entre 1994 y 2000 (sobre el 45%). La salud, por su parte, se ha mantenido bajo el umbral del 45 %. Si bien, el empleo se había mantenido hasta 1998 con un bajo perfil, la crisis económica revierte la situación y la preocupación por el empleo comienza a aumentar superando el 50%. En los últimos 10 años la educación aparece como la inquietud que menos preocupa a la población.
Diversos estudios permiten concluir ciertas características comunes con respecto a los delincuentes juveniles. Entre ellas:
Perfil del Delincuente | |
• | Cometen su primer delito antes de los 18 |
• | Poseen un relación regular con sus padres |
• | Han sufrido violencia intrafamiliar |
• | El nivel de escolaridad es Básica Incompleta |
• | Motivos deserción escolar: falta de interés, mala conducta, dificultad económica. |
• | La mayor parte trabaja |
• | Motivos para delinquir: necesidad económica, drogas. |
• | Consumen alcohol y drogas |
• | El grupo de sus amigos presentan antecedentes delictuales. |
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Las armas de fuego están presentes en la mayor parte de los Robos con violencia.
Debemos tener presente que la Prevención es
la mejor forma de evitar la Delincuencia.
Causas de la delincuencia
La delincuencia forma parte integrante de nuestra sociedad y la mayor parte de los delincuentes se comportan en lo esencial como el resto de la población. Una consecuencia de esto es que la forma que adopte la existencia cotidiana -es decir, la sociedad en que vivimos todos nosotros, criminales o no- será la que más influya en el desarrollo y pautas de la delincuencia. La tarea de la lucha preventiva contra las causas y las condiciones de la delincuencia y de los comportamientos socialmente indeseables compete a todas las instituciones sociales.
La amplitud y la distribución de la delincuencia en una zona dependen en gran medida del tipo de personas que residen o la frecuentan; lo que podríamos denominar genéricamente "usuarios". En un medio rural, las personas que frecuentan una zona son a menudo las mismas que la habitan, pero en un medio urbano el número de personas que frecuentan una zona es mucho mayor que el número de habitantes. Por "usuarios" se entiende, pues, además de los habitantes, a las personas que trabajan en una ciudad sin residir en ella. A esas personas hay que añadir en tanto que personas que frecuentan una zona, a los turistas nacionales y extranjeros, así como a los "amantes de las distracciones", es decir, quienes se desplazan desde zonas periféricas de la ciudad en busca de distracción.
Existen determinados tipos de ciudades que tienen más "usuarios" que otras, por ejemplo, las capitales, las ciudades industriales, las ciudades turísticas y las capitales regionales. Para comprender los problemas de delincuencia y de inseguridad de las diferentes ciudades o regiones, hay que hacerse una idea clara, no solo del número de habitantes, sino también de quiénes son sus usuarios. Ello reviste una importancia decisiva cuando se trata de evaluar las diferentes intervenciones posibles.
Las explicaciones relativas a las causas de la delincuencia buscan su origen en teorías que se basan en el individuo, en las circunstancias que le rodean, o en una combinación de ambos tipos de elementos. Sin embargo, las diferencias de orden cultural no son suficientemente importantes para poder esperar que las causas "individuales" varíen en gran medida.
Cuando se estudia la delincuencia en las ciudades hay que tener en cuenta el aspecto urbanístico. Las estructuras socioeconómicas pueden explicar igualmente la existencia de diferencias dentro de una ciudad o de una región dada. Conviene también examinar la función de la ciudad en la región, por ejemplo, como lugar de trabajo, lugar de aprendizaje, lugar de distracción, etc.
Las grandes aglomeraciones urbanas constituyen un excelente campo de acción para la delincuencia, tanto si se trata de procurarse bienes que tengan un valor comercial como de encontrar salidas para venderlos. En una gran ciudad pueden encontrarse muchas viviendas, muchos automóviles, muchos visitantes y muchas empresas. Hay un flujo constante de personas y de acontecimientos. El ciudadano es más anónimo para su entorno que en las zonas rurales.
La ciudad es también, hablando en sentido figurado, un buen "centro de reclutamiento" para la delincuencia. Existe una amplia categoría de personas marginales que, por diversas razones, toman el camino de la ciudad. Los inmigrantes ilegales pueden vivir con mayor anonimato que en la gran ciudad. En una localidad rural es más fácil que sean descubiertos quienes se dedican a actividades delictivas y los inmigrantes ilegales.
Aunque en criminología existen diversas teorías, el enfoque que se ha dado en llamar teoría de la actividad rutinaria, afirma que son tres los elementos que influyen en la génesis del acto delictivo:
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un individuo con tendencias delictivas,
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objetos interesantes para un acto delictivo,
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ausencia de protección suficiente.
El acto criminal se produce cuando un individuo inclinado a la delincuencia entra en contacto con un objeto interesante para un acto delictivo que carece de la protección suficiente.
Prevenir la delincuencia implica actuar sobre cualquiera de los elementos mencionados. Una prevención eficaz de la delincuencia no supone que se pueda o que se deba eliminar la totalidad de dichos elementos.
El volumen y la forma que adopta la delincuencia vienen dados por la estructura de la población. Los grupos presentes en determinadas zonas serán más propensos a la delincuencia, mientras que en otras otros grupos tenderán a denunciar los delitos o estarán expuestos en mayor grado a convertirse en víctimas de la delincuencia.
Individuos con tendencias delictivas
El comportamiento delictivo comienza a menudo en los primeros años de la adolescencia con pequeños hurtos y asaltos. En gran medida, esta delincuencia es de carácter ocasional, es decir, que rara vez es premeditada y que puede surgir del deseo de divertirse con los amigos. La mayoría de los jóvenes no pasa de ahí, pero algunos van más allá y cometen delitos más graves. Del porcentaje relativamente numeroso de los delincuentes ocasionales se destaca el porcentaje reducido de los que serán reincidentes. Estos a menudo han pertenecido a bandas y, a través de un proceso de socialización, se han habituado a un modo de vida criminal.
Un grupo muy reducido de delincuentes es responsable de una gran parte de delitos. Esto es así, especialmente, en delitos tales como las violencias y robos con fuerza en las cosas en los que se distingue un núcleo de reincidentes múltiples cuyas actividades delictivas no guardan proporción con el número de individuos que los componen. Los delincuentes que pertenecen a esta categoría son en general bien conocidos por los servicios sociales y las fuerzas del orden desde su primera infancia. La manera más eficaz de prevenir el gran número de delitos cometidos por estas personas es impedir que este tipo de delincuencia consiga adeptos.
Cuanto más se permita perpetuar este tipo de conductas delictivas, más difícil será frenarlas mediante medidas sociales o de intervención con fines preventivos. Por ello, resulta decisivo impedir lo antes posible que los niños y adolescentes se dejen atraer por la delincuencia grave. Para impedir que las normas de las bandas sustituyan a las de la sociedad es importante romper esas bandas tan pronto como sea posible. La sociedad debe reaccionar contra estas conductas erróneas en una fase precoz.
Urbanismo
En lo que concierne al urbanismo, la función más importante de la prevención de la delincuencia se refiere a la presencia de una protección adecuada. Los debates sobre protección adecuada se centran por lo general en soluciones técnicas, refiriéndose, por ejemplo, a dispositivos de alarma y de vigilancia.
Sin embargo, el concepto de protección adecuada debe ampliarse también a otras soluciones. Una casa que nunca está vacía corre menos riesgo de ser asaltada que una casa que quede vacía periódicamente. El mismo razonamiento podría aplicarse a cualquier entidad geográfica. Los "usuarios" de una ciudad (quienes residen, trabajan, visitan la ciudad, van a divertirse, etc.) ejercen una vigilancia indirecta de la ciudad. De este modo, constituyen una protección adecuada contra la mayoría de los tipos de delincuencia. Además, hay razones de sobra para pensar que la composición de los usuarios de la ciudad desempeña un importante papel en el efecto de la protección.
El urbanismo desempeña un importante papel cuando se trata de saber si las personas que pertenecen a las diferentes categorías que frecuentan una ciudad constituyen un grupo uniforme durante las veinticuatro horas. Un barrio que acoge de día a gente que trabaja y que, por la noche, no es frecuentado más que por noctámbulos no está protegido con la misma eficacia que el barrio en que conviven las diversas categorías (residentes, trabajadores, personas que buscan distracciones, etc.) Mediante lugares de encuentro de carácter social donde los ciudadanos pueden reunirse se refuerza el control social y, de ese modo, la sensación de seguridad en el ciudadano.
Para los urbanistas debe ser importante tratar de remediar aquellas situaciones estructurales que generan inseguridad como, por ejemplo, la degradación urbana. Los barrios deteriorados o degradados acogen a menudo a ciudadanos que padecen diversos problemas. El desempleo, la pobreza, los malos tratos y la delincuencia son en ellos fenómenos corrientes y la proporción de inmigrantes entre quienes residen en estas zonas suele ser elevada.
Tanto en las nuevas construcciones como en la renovación de zonas deterioradas de la ciudad es preciso tener en cuenta desde la fase de su concepción los aspectos de prevención de la violencia. Esto se puede realizar mediante una estrecha colaboración entre las autoridades responsables en materias urbanísticas, los propietarios de bienes inmobiliarios y las autoridades encargadas de la seguridad de la comunidad.
En los Estados miembros de la Unión Europea hay diversos proyectos en curso para estudiar y poner a prueba formas de urbanismo que tengan un efecto preventivo en la delincuencia.
Seguridad y percepción de la seguridad
En lo que respecta a las actividades relacionadas con la seguridad, tanto en el ámbito nacional, regional, local y en Europa, a escala de la unión, conviene señalar que puede existir una diferencia entre seguridad objetiva y sensación de seguridad y el modo en que se refleja en los medios de comunicación.
La sensación de seguridad no puede medirse de modo objetivo. Las experiencias vividas por una persona, su situación vital personal y el tipo de interacción que elige tener con su entorno influyen en la sensación de seguridad. Reviste una gran importancia que los habitantes puedan identificarse con su ciudad.
En varias ciudades se trata de operar sobre los datos relativos a la inseguridad, y no solamente sobre la delincuencia. Se ha podido constatar una discrepancia considerable entre esos datos en relación con determinadas situaciones en las que la gente experimenta una sensación de inseguridad y a la inversa. Ha quedado demostrado en algunos estudios nacionales que las personas menos expuestas a la delincuencia son aquellas que se inquietan más de verse eventualmente afectadas por ella, y que las categorías que son víctimas de la delincuencia -en gran medida los jóvenes- sienten escasa inquietud.
Prevenir la sensación de inseguridad es algo completamente distinto que prevenir la delincuencia. Se trabaja también sobre la necesidad que existe en el ser humano de sentir que puede confiar en las instancias encargadas de asegurar y de hacer que se perciba la seguridad. Una reacción negativa de esas instancias respecto al ciudadano contribuye a dañar gravemente el sentimiento de comodidad y de confianza. Existen ejemplos de cursos de formación en este ámbito destinado al personal de la policía.
Estructuralmente, la delincuencia visible y los desórdenes públicos son las modalidades que más afectan a la percepción de la seguridad. Los delitos y desórdenes públicos que son visibles en el contexto urbano y afectan aparentemente a una minoría de una manera aleatoria -por ejemplo, las agresiones sexuales, las agresiones con robo a personas en la vía pública- son fenómenos criminales que influyen fuertemente en la sensación de seguridad. Incluso los ruidos, gritos y actitudes agresivas y amenazantes, así como los asaltos influyen negativamente en la sensación de seguridad.
Los delitos "invisibles" (como la violencia doméstica) y los delitos respecto a los cuales una persona puede controlar el riesgo que corre (la violencia entre personas que se conocen) rara vez se perciben como algo amenazador para la comunidad. Este hecho resulta paradójico puesto que este tipo de delitos (en especial, la violencia doméstica), a pesar de su invisibilidad y de la falta de conocimiento por parte de la comunidad, representan un gran problema social.
Una de las razones de que se perciba la seguridad de este modo es quizá el hecho de que, para los medios de comunicación, por ejemplo, la violencia absurda y aleatoria de la calle tiene más interés, desde el punto de vista informativo, que las tragedias ordinarias que se producen en las familias. Cuando los medios tratan de una manera repetida un determinado tipo de delincuencia, tienden a exagerar el riesgo de encontrarse con comportamientos criminales. El tratamiento que den los medios a esas noticias puede afectar a la sensación de seguridad de tal manera que la percepción no corresponda al riesgo de seguridad objetivo. Los medios de comunicación no sólo describen la realidad, sino que tratan también de mostrar en qué clima social se producen. Pero al hacerlo, influyen en el contexto que tratan de describir. De este modo la prensa en todas sus formas contribuye a la vez sobre el modo en que se presentan los hechos e influye en el contexto social.
En la sensación de seguridad e inquietud repercuten también otros factores aparte de la delincuencia. Es evidente que todas las instituciones sociales influyen también en la percepción fundamental de la seguridad por parte del individuo. El hecho de saber que cuando se ha sufrido la humillación que implica siempre un acto delictivo se puede obtener una reparación económica o moral repercute en el sentimiento de la propia seguridad. El saber que el culpable será juzgado por su acto criminal puede tener un efecto terapéutico para la víctima y, de ese modo, atenuar posteriormente la inquietud. Una compensación financiera ayudará a la víctima a seguir adelante con más facilidad impidiendo que se suma en la inquietud. El acceso rápido y seguro a una asistencia y a cuidados profesionales y apropiados cuando se ha sido víctima de un acto delictivo, reviste también una gran importancia en relación con la sensación fundamental de seguridad. Del mismo modo, es importante procurar que cuando se hayan producido daños, asaltos o actos de vandalismo, por ejemplo, se limpien las pintadas dejadas en las paredes y se reparen los cristales rotos. Esto es importante para el sentimiento de seguridad de las personas.
Se ha podido constatar que la delincuencia organizada y transnacional influye menos en la percepción de la seguridad que la delincuencia ordinaria que se produce en un entorno inmediato.
En determinados casos, la percepción de inseguridad es falsa, dado que no existe un riesgo proporcional de verse afectado por actos delictivos. El hecho de que el ciudadano perciba una inseguridad representa algo negativo en nuestra sociedad, y por ello conviene no pasar por alto este factor. Por tanto, en las intervenciones destinadas a mejorar la seguridad de los ciudadanos, es importante tomar en consideración el factor de la seguridad tal como es percibida.
Apoyo a las víctimas de actos criminales.
Es importante que las víctimas de actos criminales reciban apoyo y asistencia cuando se han visto afectadas por actos delictivos. En quien ha sido objeto de un acto delictivo, el sentimiento de inseguridad puede verse agudizado no solo por el hecho de no recibir ningún apoyo sino por la sensación de desamparo. Este temor puede comunicarse fácilmente a quienes rodean a la víctima.
Una de las opciones para ayudar a la víctima es la mediación, consistente en hacer que el culpable y la víctima se encuentren en presencia de un mediador neutral para hablar del acto criminal que se ha cometido. La víctima tiene la posibilidad de contar lo que ha vivido y puede además recibir respuesta a sus preguntas sobre el acto del que ha sido objeto. El culpable tiene también más posibilidades de analizar las consecuencias de su comportamiento y se le ofrece la ocasión de expresar su arrepentimiento. La mediación puede utilizarse ventajosamente cuando el delincuente es joven.
Existen también ejemplos de colaboración con organizaciones de voluntariado que prestan ayuda a renovar los documentos robados, hacer llaves nuevas, etc, a fin de impedir que se agrave la sensación subjetiva de inseguridad.
Medidas preventivas
¿Por qué prevenir? Es importante responder a esta pregunta por muchos motivos. A continuación figuran algunas de las razones por las que conviene elegir la prevención como herramienta básica para la reducción sostenida de la delincuencia, la violencia y la inseguridad:
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La aplicación de criterios preventivos requiere un riguroso análisis de las causas de la delincuencia y la violencia y la aplicación de una serie de medidas muy eficaces para reducir a corto y largo plazo la cantidad de víctimas y delincuentes. Esas medidas son, entre otras:
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Un diseño urbano más seguro (espacios públicos y sistemas de transporte público);
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El apoyo a los niños, los jóvenes y las familias vulnerables;
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El fomento de la responsabilidad y la creación de conciencia de la comunidad;
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La capacitación y creación de empleos para los jóvenes de las zonas pobres;
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La prestación de servicios de proximidad, especialmente de policía y de justicia;
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La reinserción social de los delincuentes jóvenes;
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La asistencia a las víctimas de delitos.
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Los criterios preventivos alientan la aplicación de medidas multisectoriales y concertadas en las que participan las municipalidades, la policía, el sistema de justicia, los servicios sociales y de salud, los servicios de vivienda, el sector privado y las organizaciones comunitarias, etc.
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Los resultados de los estudios longitudinales que se llevaron a cabo con grupos de control durante mucho años coinciden en los importantes beneficios derivados de la aplicación de criterios preventivos.
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Los beneficios económicos derivados de la aplicación de medidas de prevención del delito, comparados a los de las respuestas tradicionales, basadas en la aplicación de la ley y el encarcelamiento. En algunos casos, los análisis en que se comparan estas dos respuestas muestran una proporción de 1 a 6 a favor de la prevención del delito.
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Los grandes costos que acarrean el delito y la violencia para los países, las ciudades y la población. Según el Informe de Desarrollo Humano de 1994 publicado por las Naciones Unidas, estos costos aproximan los 425.000 millones de dólares en los Estados Unidos, es decir 4.000 dólares por familia por año. Los costos incluyen los servicios de policía y las cárceles y los costos derivados de las muertes y traumatismos, el deterioro económico y los daños a la propiedad.
La prevención promueve la solidaridad, la participación de los ciudadanos y las prácticas de buena administración pública. Fortalece las instituciones democráticas y fomenta una mayor responsabilidad de los servicios públicos antes los beneficiarios, incluidos la policía y los sistemas de justicia.
Medidas que corresponde adoptar a la policía y la sociedad en general.
La policía desempeña un importante papel en las actividades tendentes a garantizar la seguridad y la sensación de seguridad. Sin embargo, conviene no considerar estas cuestiones como un problema puramente policial, sino como un problema de la sociedad.
Para crear sensación de seguridad en un vecindario, la policía ha de trabajar cerca de los ciudadanos y aumentar su presencia, dejándose ver por la calle. Resulta también ventajoso que la composición del personal de la policía refleje la diversidad de la población.
La policía puede ejercer una acción tanto preventiva como represiva, pero es necesario que, con objeto de lograr una mayor eficacia, otras autoridades y otras entidades de la colectividad desempeñen también una acción con respecto a la delincuencia. Entre los interlocutores que pueden colaborar con la policía de modo significativo, cabe citar los servicios sociales, los centros escolares, las asociaciones de empresarios, los habitantes de la zona considerada, las organizaciones de voluntariado, etc. La cooperación y la colaboración entre estas instancias y colectivos puede permitir llevar a cabo una acción vigorosa y eficaz de prevención de la delincuencia.
En algunos países existen contratos de seguridad locales para una zona dada concertados entre la policía, los tribunales, las autoridades educativas, las organizaciones y los cargos electos con el fin de mejorar las labores de prevención de la delincuencia y de aumentar la seguridad general.
Otros ejemplos son los grupos de consulta en los que participa la policía local y representantes de la colectividad, y que obtienen muy buenos resultados gracias, entre otras cosas, a que proporcionan informaciones a la policía, de tal manera que ésta se halla en situación de investigar en los casos de delincuencia que, sin ello, le hubiera resultado difícil esclarecer.
Obligaciones de los ciudadanos.
No sólo son las conductas delictivas las que crean inseguridad, los malos comportamientos pueden contribuir también en grado máximo a crear ese sentimiento. Si el control social desaparece, esos comportamientos pueden hacerse más corrientes.
Incluso si los ciudadanos tienen derecho a estar y sentirse seguros, no hay que olvidar por ello las obligaciones que les corresponden para lograr esa seguridad. El ciudadano debe ser informado de las obligaciones que tiene para promover la solidaridad y la seguridad en su vecindario. Para convertir la ciudad en un lugar humano donde vivir, hay que favorecer la adopción de medidas destinadas a impedir la marginación de los adolescentes y hay que luchar contra la discriminación en la sociedad y en la vida laboral así como luchar contra las toxicomanías y la violencia en los centros educativos. La población no puede seguir haciendo la vista gorda en cuestiones de delincuencia y ante infracciones contra el orden público, sino que todos, en el marco de sus posibilidades, deben contribuir a solucionar los problemas.
Llevado a un caso en la actualidad chilena se puede citar que:
Aumenta delincuencia en playas del litoral central.
Según cifras entregadas por la prefectura Viña del Mar, este año el número de detenidos por robo creció en un 14,7 % con respecto al '99, mientras que los aprehendidos por ventas de drogas aumentaron en un 47,4 %.
Los resultados del "Plan Estrella" confirman que delincuentes especializados en robo y tráfico de drogas se trasladan durante el verano a los balnearios de la V Región.
La delincuencia en las playas del litoral central se ha incrementado con respecto al año anterior, según datos entregados por la Prefectura Viña del Mar tras el primer mes de aplicación del "Plan Estrella 2000".
Por ejemplo, según la entidad policial, el número de aprehendidos por venta de drogas aumentó en un 47,4 %, ya que mientras en enero de 1999 sólo hubo 79 detenidos por este delito, este año la cifra llegó a 127.
Este incremento obedece, entre otras razones, al traslado de sujetos comprometidos en actividades delictuales a las playas de la V Región. Lo anterior queda demostrado en que durante las operaciones antidelincuencia realizadas en Quintero, Horcón y Ventanas, se ha logrado la captura de a lo menos un centenar de sujetos que poseen antecedentes policiales. De la misma manera, en balnearios como Las Cruces, el Tabo y Cartagena, han sido arrestadas personas con prontuario.
El mayor Eriberto Urrutia, estima que el alto consumo de alcohol ha incidido en la ocurrencia de hechos delictuales como riñas y hurtos menores. "A nosotros nos preocupa la presencia de personas que vienen a la playa por el fin de semana, pues ellas se quedan al aire libre y se han transformado en el blanco de asaltantes y agresores sexuales", explicó.
Balnearios La prefectura Viña del Mar cubre las playas de Quintero, Horcón, Ventanas, Reñaca, Con Con y Maitencillo. A esta zona han llegado una gran cantidad de delincuentes especializados en robo. Este flujo -según los análisis policiales- se debe a que estos balnearios son utilizados preferentemente por personas del grupo socioeconómico medio-alto, lo que genera expectativas en el mundo delictual.
El mayor Carlos Ovalle, reconoció que se han producido un incremento en la actividad delictual. "Afortunadamente nuestros servicios han sido capaces de reaccionar y hemos aumentado el porcentaje de detenidos por robo en un 14,7 %. De hecho, durante enero de este año logramos capturar a 286 personas. En el mismo mes del año pasado detuvimos a 244". A juicio del oficial esta cifra demuestra que el "Plan Estrella ha logrado reducir la impunidad, porque las personas que han cometido delito han sido detenidas".
Además las estadísticas policiales consignan que durante este año se registraron tres homicidios; en cambio, en enero del '99 sólo hubo uno. El único delito en el que se ha producido una disminución es el de violaciones, pues de cinco denuncias se llegó sólo cuatro.
El mayor Ovalle, estima que este aumento delictual se debe a que "las personas en verano descuidan mucho la seguridad, dejando sus pertenencias a la mano de los delincuentes. Este comportamiento hace que el delito de hurto tenga gran importancia en el litoral, más que el robo con fuerza y violencia".
SAN ANTONIO
Por su parte, el mayor Eriberto Urrutia de la Prefectura San Antonio, señala que las cifras delictuales en su jurisdicción han tenido un crecimiento menor al esperado. Ello se debe a que la segunda vuelta electoral incidió en una baja de veraneantes. Sin embargo, el oficial estima que esta "situación podría cambiar durante el mes de febrero, pues puede llegar más gente y con ello aumentar el número de denuncias".
A modo de ejemplo las estadísticas de la Comisaría de Cartagena indican que en este sector y en especial este balneario también se ha producido un notable incremento de los delitos. De hecho, en enero de este año hubo 99 personas detenidas por robo, mientras que en el mismo mes del '99 el número de aprehendidos llegó sólo a 52, lo que demuestra un crecimiento del 52 %.
Sin duda alguna la delincuencia está en un creciente aumento en el litoral del país, lo que provoca un sentimiento de inseguridad a los habitantes de este sector, como también a los visitantes, quienes llegan a este lugar en busca de tranquilidad y como forma de escape de los problemas de las grandes ciudades.
CONCLUSIÓN.
De este trabajo se puede concluir que la delincuencia es un gran problema social que afecta gravemente a la sociedad y que existen diversas situaciones que desencadenan la conducta delictiva es cualquier individuo. Existen muchas situaciones que afectan el sentimiento de seguridad en los ciudadanos, entre estas, una de las más importantes es la Delincuencia que ha ido en creciente aumento.
Desde un punto de vista social la delincuencia se da con el delincuente quien comete “actos dañosos” para con uno mismo, para con sus semejantes o para los intereses morales y materiales de la sociedad.
En suma, los delincuentes son miembros sanos que crecen en una comunidad enferma, en una comunidad en la que el estilo de vida delictivo es más accesible y se aprende con más facilidad que las normas de convivencia ética y sociales.
La relación reside en que un grupo de jóvenes “contestan” y se enfrentan a la sociedad en forma de grupos y que “se apartan o rechazan positivamente la moralidad de la mayoría”. Si no pueden unirse a otras clases se enfrentan a ellas, conscientes de su impotencia. Forman una subcultura para ridiculizar la cultura a la que no pueden incorporarse y la convierten en una antítesis de esta cultura. La subcultura se caracteriza por su rebeldía y agresividad. Y esto es lógico porque una característica común a las personas violentas es su inseguridad, se juntan en pandillas o bandas juveniles para protegerse. Manifiestan una actitud conjunta con desprecio a las autoridades que, según ellos, les han rechazado. Esto significa que la conducta delictiva no responde a un afán de lucro, muchos delincuentes corren grandes riesgos por objetos de escaso valor. Se explica este comportamiento antisocial con el placer maligno de molestar a las personas que representan lo respetable. Una manera, en suma, de liberar su frustración.
Los rasgos distintivos más importantes del carácter criminal son los adquiridos en la primera infancia. Acorde a esto el delincuente tiene un super-yo muy débil e inconsistente. Esto origina individuos caprichosos, incapaces de controlar sus instintos o necesidades. Los padres juegan un papel fundamental, pues si dan excesiva libertad darán rienda suelta a sus deseos y a sus impulsos.
Es por ello que la sociedad en la que estas mismas conductas se desarrollan deben ser comprendidas y analizadas por la sociedad en su conjunto para su erradicación.
Son estos los factores queinfuyen en la mayoría de los casos, en la inseguridad ciudadana, debido que hay otros casos en los cuales solamente una desconfianza hacia la sociedad producto de situaciones en particular de cada individuo desencadenaran en la llamada “Inseguridad Ciudadana”.
BIBLIOGRAFÍA.
Pratt Fairchild, Henry, “Diccionario de Sociología”, Fondo de cultura Económica, México, 1949.
Secretaria General de Gobierno, “Manual de Seguridad Ciudadana para la Prevención Comunal”, Gobierno de Chile, Santiago, 2000.
Microsoft Corporation, “Enciclopedia Microsoft Encarta”, 2002.
Páginas web:
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www.chile.com
5. Revista “Que Pasa”y “Revista de Trabajo Social”.
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