Lenguaje, Gramática y Filologías


Redacción: formas y contenidos


Redacción Formas y Contenidos

Índice

Introducción-------------------------------------------------------------------------------------- 3

Desarrollo----------------------------------------------------------------------------------------- 4

Redacción Practica------------------------------------------------------------------------------- 4

Redacción de:

Correspondencia --------------------------------------------------------------------------------- 4

Informe-------------------------------------------------------------------------------------------- 5

Consejos sobe como redactar------------------------------------------------------------------- 6

Redactar etimológicamente--------------------------------------------------------------------- 9

Cualidades primordiales del buen estilo----------------------------------------------------- 16

Vicios de la redacción-------------------------------------------------------------------------- 21

Reporte o Informe------------------------------------------------------------------------------- 23

Ensayo-------------------------------------------------------------------------------------------- 27

Conclusiones------------------------------------------------------------------------------------- 28

Bibliografía-------------------------------------------------------------------------------------- 29

Introducción

¿Qué es el estilo?

El estilo puede ser el tema, el orden y la forma en que se hallan expuestas las ideas, el giro de las frases, el uso de algunas palabras y la ausencia de otras, etc. También puede ser sinónimo casi de personalidad, el dominio de alguna técnica, o bien algo inherente a los grandes escritores o genios, con lo que se evoca la milagrosa capacidad que tuvieron para engrandecer el idioma y transformarlo en obra de arte.

Básicamente, el estilo es la correcta elección del vocabulario, la exposición de las ideas con propiedad, orden y concisión y la manera correcta de expresarse.

REDACCIÓN PRÁCTICA

 Hay que tomar en cuenta tres puntos básicos:

 

Brevedad: No emplee 20 palabras cuando puede usar sólo 10, cuidando de no ser tampoco lacónico como en un telegrama.

Por ejemplo: Voy a darte una noticia que te asombrará, ya que seguramente no te la esperabas. ¡Quién iba a imaginárselo! Te aseguro que a mí no me había pasado por la cabeza. Bueno, ahí va: María Luisa, a la que creíamos apegada para siempre a su soltería después de sus tristes experiencias, se nos casa.

Correcto: Prepárate ahora para una noticia increíble: María Luisa, la solterona de la familia, ¡se nos casa!

 

Sencillez: Sea directo, no use rebuscamientos literarios.

Por ejemplo: La petición del acusado para salir en libertad provisional no encontró la aprobación del juez, que la rechazó.

Correcto: El juez negó la libertad provisional al acusado.

Otro ejemplo: Se decidió por la Asamblea que el asunto no sería examinado hasta la próxima sesión.

Correcto: La Asamblea decidió estudiar el asunto en la próxima sesión.

 

Claridad: Es la presentación de la idea completa, sin que falten los detalles necesarios para su cabal comprensión. Conviene tratar en cada párrafo un solo asunto pues de lo contrario se corre el riesgo de provocar dudas o malas interpretaciones. Y los párrafos, salvo casos excepcionales, no deben exceder las 10 líneas.

Por ejemplo: Las normas de seguridad de la compañía que han estado en vigor desde hace mucho tiempo, según un estudio que hemos hecho, resultan insuficientes, lo cual se comprueba en el crecido número de accidentes de trabajo. Por lo anterior, les ruego encarecidamente se sirvan cumplir con este nuevo reglamento de seguridad que hemos elaborado. Las antiguas normas no tomaban en cuenta al personal que hemos contratado desde hace dos años. Les podemos asegurar que el nuevo reglamento lo actualizaremos en lapsos no menores de cinco meses y no mayores de siete.

Correcto: Las normas de seguridad no tenían en cuenta el crecimiento real de la compañía ni los riesgos a que se exponen los trabajadores. Por lo anterior, se ha elaborado este nuevo Reglamento de Seguridad, que hoy entra en vigor, y que será actualizado cada seis meses, aproximadamente. Les ruego que cumplan con él para evitar más accidentes.

ELIPSIS: Consiste en suprimir una o varias palabras que la imaginación del lector deberá suplir.

Por ejemplo: Ayer fuimos a bailar. ¡Y qué bien lo pasamos! Es mucho mejor que: Ayer, fuimos a bailar y la velada resultó sumamente agradable.

 

CORRESPONDENCIA PARTICULAR

 Un buen consejo: escriba como habla. Antes de escribir, haga lo siguiente:

 

-        Repase mentalmente los diversos puntos que quiere usted tratar, a fin de que ninguno se le olvide.

-        Clasifíquelos por orden de importancia decreciente.

-        Elimine los detalles superfluos.

 

Tenga en cuenta...

-        Una presentación pulcra, impecable.

-        No use papel rayado.

-        Use letra legible.

-        Deje un espacio en blanco en la parte superior de la hora inicial y un margen prudente al lado izquierdo.

-        Empiece con la fecha (día, mes y año).

-        Ponga el nombre completo y el lugar de residencia del destinatario, si éste no es de su absoluta confianza.

-        No olvide firmar las cartas.

-        Si tiene algo especialmente ingenioso, grato u oportuno que decir, tal vez no sea mala idea guardarlo para la postdata, a fin de dejarle a su corresponsal una muestra del buen humor que le caracteriza.

 

LOS NEGOCIOS Y LA CORRESPONDENCIA

 

Diez reglas para contestar bien una carta:

 

1.    Desde un principio hágase a la idea de que su carta debe inspirar confianza y buena disposición hacia la compañía en la que usted trabaja.

2.    Recuerde que usted está "vendiendo"; exprésese como buen vendedor.

3.    El buen vendedor sabe dirigirse al cliente en su mismo idioma.

4.    Para expresarse en el mismo idioma del corresponsal no hay que contestar cartas; hay que dirigirse a personas de carne y hueso.

5.    Para dirigirse a personas de carne y hueso en forma que le entiendan y que aprecien, debe usted hacer labor de detective.

6.    Acostúmbrese a estudiar todos los indicios que le ayuden a descubrir la personalidad de quien le escribe.

7.    Asocie la personalidad del corresponsal con la de algún amigo suyo que tenga características parecidas.

8.    Diríjase entonces al amigo.

9.    Si la carta que vaya a contestar era fría y seca, más razón para escarbar en busca de pistas que le revelen la personalidad del corresponsal o por lo menos lo que más le interesa.

10.Cuando éste demuestre que no conoce las actividades de la compañía en que usted trabaja, tómese la molestia de explicárselas con claridad y amablemente, sin emplear términos técnicos.

 

SEIS PASOS PARA REDACTAR UN INFORME

1.    Hacer el esbozo con los puntos principales o sobresalientes.

2.    Determinar las fuentes de información.

3.    Recopilar los datos.

4.    Seleccionar los datos.

5.    Organizarlos.

6.    Redactar el informe.

 

CONSEJOS SOBRE EL ARTE DE REDACTAR

 

-     Es necesario, primero, que medite con detenimiento en el asunto que desea tratar, ordenando las ideas accesorias en torno a la idea principal. Antes de empuñar la pluma o de sentarse ante la máquina de escribir, debe usted tener una idea muy clara de lo que quiere decir.

-     Dé usted unidad a lo escrito, evitando cambios bruscos de tono o de perspectiva. Procure ligar el principio de una frase, en alguna forma, con el final de la frase anterior.

-     Si usted no tiene mucha práctica en el arte de la redacción, no pretenda lograr una versión definitiva al primer intento. Es conveniente hacer esquemas y borradores.

-     Recuerde que el sustantivo y el verbo son piedras angulares del idioma, por lo que debemos emplearlos atinadamente.

-     Elimine adjetivos inútiles y, sobre todo, evite su acumulación. Se ha dicho que si un adjetivo no da vida, mata.

-     Cuando modifique un verbo, utilice el adverbio apropiado. Recuerde que el adverbio es al verbo lo que el adjetivo al sustantivo.

-     Tenga cuidado con los adverbios terminados en -mente. Abundan tanto en español que puede incurrirse en repeticiones ingratas al oído. La manera de evitarlos es decir, por ejemplo, con facilidad, en vez de fácilmente.

-     Use con propiedad las preposiciones y conjunciones indispensables para lograr la cohesión y claridad. El mal uso y abuso de estas partículas afea y endurece el estilo.

-     Los modos adverbiales y los modismos dan colorido y sabor a la expresión si usted los emplea oportunamente. Con todo, evite su abuso.

-     También sea parco en el uso de modos conjuntivos. Hasta donde sea posible evite expresiones como por consiguiente, a fin de que, esto es, por lo tanto, con todo, etc.

-     Preste atención al significado de la forma pronominal su, que puede ser su de usted, su de él, su de ella, su de ustedes, su de ellos y su de ellas. En este punto, la falta de precisión echa por tierra la calidad del texto.

-     El gerundio es un derivado verbal particularmente delicado. Repase todo lo que de él sabe, y si no está seguro de que lo emplea con propiedad, sustitúyalo por otras formas verbales.

-     Está de moda escribir sin el menor sentido de la puntuación. Ciertos autores siguen adrede esta costumbre poco ortodoxa, aunque hay mucha gente que no puede entender lo que escriben. Puntúe correctamente sus escritos.

-     Una puntuación correcta evita toda clase de divergencias en la interpretación del texto. Note las diferencias de significado que, de acuerdo con la puntuación, aparecen en los siguientes ejemplos: Señora de la tienda, la llaman/Señora, de la tienda la llaman/"Señora de la tienda" la llaman.

-     No menosprecie los acentos, aunque oiga decir que un día acabarán por suprimirse. Mientras llega ese día, úselos correctamente. No es lo mismo decir el hombre solícito que el hombre solicitó...

-     Evite el uso de palabras "elevadas" o sea rebuscadas e incomprensibles. Entre dos sinónimos, elija siempre el más conocido y más breve. No hay por qué decir oblación si se puede decir ofrenda. Entre provisión y acopio, prefiera la primera.

-     El uso de palabras extranjeras sólo está justificado cuando en español carecemos de voces equivalentes.

-     No todos los neologismos merecen carta de naturaleza en el idioma. Sea usted cauto al usarlos. Pregúntese si verdaderamente son necesarios y deje a los peritos la tarea de renovar el lenguaje.

-     En el 99 por ciento de los casos la repetición de sonidos resulta ingrata al oído: evítela.

-     En español hay libertad para ordenar las palabras en la oración. Sin embargo, algunos giros resultan forzados. Use los que a su juicio sean más naturales.

-     No imite ningún estilo determinado, aun cuando algunos le parezcan magníficos. Luche para crearse un estilo propio y piense que esto sólo se logra a fuerza de una gran sinceridad consigo mismo. No hay en el mundo dos personas iguales; si lo que dice o escribe obedece sólo a usted mismo, será original, no se parecerá a lo dicho o escrito por nadie más.

-     Si escribe usted para que otro u otros lo entiendan, hágalo en la forma más clara, sencilla y concisa que le sea posible.

-     Evite los lugares comunes y las frases hechas. Si hace alguna cita, póngala entre comillas y mencione al autor.

-     Si tiene usted tiempo, lea y relea lo escrito antes de enviarlo a su destino. Quizá encuentra algo que corregir.

-     Por seguir la norma anterior, no caiga usted en la manía de la perfección, como quienes cambian 20 veces la forma de cada frase y nunca quedan conformes. El exceso de autocrítica perjudica y aun hace enmudecer a no pocos escritores.

-     Por último, ¡fuera complejos de inferioridad! Todos tenemos derecho a expresar lo que pensamos. Y más aún si es una buena idea y está expresada correctamente.

 

RESUMEN DE REGLAS PRACTICAS

 

Las palabras son los utensilios, la herramienta del escritor. Y como en todo oficio o profesión, es imprescindible el conocimiento -el manejo- de los utensilios de trabajo, así en el arte de escribir. Nuestra base, pues, es el conocimiento del vocabulario. El empleo de la palabra exacta, propia y adecuada, es una de las reglas fundamentales del estilo. Como el pintor, por ejemplo, debe conocer los colores, así el escritor ha de conocer los vocablos.

Un buen diccionario no debe faltar nunca en la mesa de trabajo del escritor. Se recomienda el uso de un diccionario etimológico y de sinónimos.

Siempre que sea posible, antes de escribir, hágase un estudio previo, un borrador.

Conviene leer asiduamente a los buenos escritores. El estilo, como la música, también "se pega". Los grandes maestros de la literatura nos ayudarán eficazmente en la tarea de escribir.

"Es preciso escribir con la convicción de que sólo hay dos palabras en el idioma: el VERBO y el SUSTANTIVO. Pongámonos en guardia contra las otras palabras". (Veuillot). Quiera decir esto que no abusemos de las restantes partes de la oración.

Conviene evitar los verbos "fáciles" (hacer, poner, decir, etc.), y los "vocablos muletillas" (cosa, especie, algo, etc.).

Procúrese que el empleo de los adjetivos sea lo más exacto posible. Sobre todo no abusemos de ellos: "Si un sustantivo necesita de un adjetivo, no lo carguemos con dos" (Azorin). Evítese, pues, la duplicidad de adjetivos cuando sea innecesaria.

No pondere demasiado. Los hechos narrados limpiamente convencen más que los elogios y ponderaciones.

Lo que el adjetivo es al sustantivo, es el adverbio al verbo. Por tanto: no abuse tampoco de los adverbios sobre todo de los terminados en "mente", de las locuciones adverbiales (en efecto, por otra parte, además, en realidad, en definitiva).

Coloque los adverbios cerca del verbo a que se refiere. Resultará así más clara la exposición.

Evítense las preposiciones "en cascada". La acumulación de preposiciones produce mal sonido (asonancias duras) y compromete la elegancia del estilo.

No abuse de las conjunciones "parasitarias" (que, pero, aunque, sin embargo), y otras por el estilo que alargan o entorpecen el ritmo de la frase.

No abuse de los pronombres. Y, sobre todo, tenga sumo cuidado con el empleo del posesivo "su" -pesadilla en la frase- que es causa de anfibiología (doble sentido).

No tergiverse los oficios del gerundio. Recuerde siempre su carácter de oración adverbial subordinada (de modo). Y, en la duda... sustitúyalo por otra forma verbal.

Recuerde siempre el peligro "laísta" y "loísta" y evite el contagio de este vicio "tan madrileño".

Tenga muy en cuenta que "la puntuación es la respiración de la frase". No hay reglas absolutas de puntuación; pero nunca olvide que una frase mal puntuada no queda nunca clara.

No emplee vocablos rebuscados. Entre el vocablo de origen popular y el culto, prefiera siempre aquel. Evítese también el excesivo tecnicismo y aclárese el significado de las voces técnicas cuando no sean de uso común.

Cuidado con los barbarismos y solecismos. En cuanto al neologismo, conviene tener criterio abierto, amplio. No se olvide que el idioma está en continua formación y que el purismo a ultranza -conservadurismo lingüístico- va en contra del normal desarrollo del idioma. "Remudar vocablos es limpieza". (Quevedo).

No olvide que el idioma español tiene preferencia por la voz activa. La pasiva se impone por ser desconocido el agente activo, porque hay cierto interés en ocultarlo o porque nos es indiferente.

No abuse de los incisos y paréntesis. Ajústelos y procure que no sean excesivamente amplios.

No abuse de las oraciones de relativo, y procure no alejar el pronombre relativo "que" de su antecedente.

Evite las ideas y palabras superfluas. Tache todo lo que esté relacionado con la idea fundamental de la frase o periodo.

Evite las repeticiones excesivas y malsonantes; pero tenga en cuenta que, a veces, es preferible la repetición al sinónimo rebuscado, Repetir es legítimo cuando se quiere fijar la atención sobre una idea y siempre que no suene mal al oído.

Si, para evitar la repetición, emplea sinónimos, procure que no sean muy raros. Ahorre al lector el trabajo de recurrir al diccionario.

La construcción de la frase española no está sometida a reglas fijas. No obstante, conviene tomar en cuenta el orden sintáctico (sujeto, verbo, complemento) y el orden lógico.

Como norma general, no envíe nunca el verbo al final de la frase (construcción alemana).

El orden lógico exige que las ideas se coloquen según el orden del pensamiento. Destáquese siempre la idea principal.

Para la debida cohesión entre las oraciones, procure ligar la idea inicial de una frase a la idea final de la frase anterior.

La construcción armoniosa exige evitar las repeticiones malsonantes, la cacofonía (mal sonido), la monotonía (efecto de la pobreza de vocabulario) y las asonancias y consonancias.

Ni la monótona sucesión de frases cortas ininterrumpidas (el abuso del "punto y seguido"), ni la vaguedad del periodo ampuloso. Conjúguense las frases cortas y largas según lo exija el sentido del párrafo y la musicalidad del periodo.

Evítense las transiciones bruscas entre distintos párrafos. Procure "fundir" con habilidad para que no se noten dichas transiciones.

Procure mantener un nivel (su nivel). No se eleve demasiado para después caer vertiginosamente. Evite, pues, los "baches".

Recuerde siempre que el estilo directo tiene más fuerza -es más gráfico- que el indirecto.

No se olvide que el lenguaje es un medio de comunicación y que las cualidades fundamentales del estilo son: la claridad, la concisión, la sencillez, la naturalidad y la originalidad.

La originalidad del estilo radica, de modo casi exclusivo, en la sinceridad.

Pero no sea superficial, ni excesivamente lacónico, ni plebeyo, ni "tremendista", vicios éstos que se oponen a las virtudes antes enunciadas.

Además del estilo, hay que tener en cuenta el tono, que es el estilo adaptado al tema.

Huya de las frases hechas y lugares comunes (tópicos). Y no olvide que la metáfora sólo vale cuando añade fuerza expresiva y precisión a lo que se escribe.

Huya de la sugestión sonora de las palabras. "Cuando se permite el predominio de la sugestión musical empieza la decadencia del estilo" (Middleton Murry). La cualidad esencial de lo bien escrito es la precisión.

Piense despacio y podrá escribir de prisa. No tome la pluma hasta que no vea el tema con toda claridad.

Relea siempre lo escrito como si fuera de otro. Y no dude nunca en tachar lo que considere superfluo. Si puede, relea en voz alta; descubrirá así defectos de estilo y tono que escaparon a la lectura excesivamente visual.

Finalmente, que la excesiva autocrítica no esterilice la jugosidad, la espontaneidad, la personalidad, en suma, el del propio estilo. Olvide, en lo posible, todas las reglas estudiadas, al escribir. Acuda a ellas sólo en los momentos de duda. Recuerde siempre que escribir es pensar y que no debe constreñirse al pensamiento, encerrándolo en la cárcel del leguleyismo gramatical o lingüístico.

Redactar Etimologicamente

Redactar etimológicamente significa compilar o poner en orden; en un sentido más preciso, consiste en expresar por escrito los pensamientos o conocimientos ordenados con anterioridad. Redactar bien es construir la frase con exactitud, originalidad, concisión y claridad.

El que escribe habitualmente necesita conocer lo más posible los útiles de su trabajo: las palabras, el lenguaje. El lenguaje es el gran instrumento de comunicación de que dispone la Humanidad, íntimamente ligado a la civilización, hasta tal punto que se ha llegado a discutir si fue el lenguaje el que nació de la sociedad o fue la sociedad la que nació del lenguaje. El arte de hablar o de escribir es el arte de persuadir.

Para poder escribir correctamente es necesario saber utilizar la ortografía y, también, de una manera especial, los signos de puntuación.

Verbo y Sujeto. Así como los sustantivos designan los objetos, y los adjetivos las cualidades de estos objetos; está en el verbo la expresión de los cambios, movimientos, alteraciones de estos mismos sujetos en relación con el mundo exterior. El verbo es la palabra por excelencia, que expresa el juicio mental incluyendo sus dos términos esenciales: el predicado y el sujeto. El modo subjuntivo se encuentra en decadencia, a pesar de que sirve para expresar el deseo afectivo, la posibilidad y la subordinación gramatical.

El Adjetivo y el Adverbio. Los adjetivos son palabras que modifican a los nombres sustantivos, determinándolos o calificándolos. Es nota esencial del adjetivo la de acompañar y modificar al sustantivo. Los adverbios son palabras que modifican a los verbos, a los adjetivos o a otros adverbios. Un adjetivo puede referirse a varios sustantivos. En este caso la concordancia suele ser en plural. En español, el adjetivo antepuesto al sustantivo atrae la atención sobre la cualidad a que dicho objeto se refiere. El adjetivo pospuesto es el que nos dice cómo es el objeto para distinguirlo de otros.

A veces, la idea varía según la colocación del adjetivo. Es muy importante evitar la aglomeración innecesaria de adjetivos de análoga o similar significación. Evítense los adjetivos inexpresivos, que no dicen nada nuevo: los vacíos. No debe abusarse del uso de un adjetivo. En resumen, las principales virtudes de la adjetivación son la variedad, la propiedad y la riqueza. Los vicios son la monotonía, la vaguedad y la pobreza.

El adverbio ha de ir lo más cerca posible de la palabra que modifica. La facilísima forma de transformar adjetivos en adverbios (mansa, mansamente) tiene el inconveniente de la monotonía y de la cacofonía, producidas por el abuso de estos sufijos en mente. Cuando los adverbios modales de este tipo son consecutivos, se aplica la terminación en mente sólo al último.

La Preposición. A movimiento material o figurado, proximidad, lugar y tiempo, modo o manera, valor condicional cuando en ciertas frases precede a un infinitivo sin artículo. De posesión o pertenencia, materia, asunto, cualidad, número (anticuado), origen o procedencia, modo, tiempo, aposición, realce de una cualidad, condición (ante infinitivo). En idea de reposo estática, tiempo, modo, medio, precio, causa, término. Para dirección, tiempo, inminencia de un suceso, objeto o fin. Por tiempo, lugar, medio, modo, sustitución, equivalencia, causa, concesión (seguida de adjetivo o adverbio de cantidad y la conjunción que), perspectiva futura (con infinitivo).

El Gerundio. Puede ser: modal, temporal, que indica acción durativa o matiz de continuidad, cuya acción es inmediatamente anterior a la del verbo principal, condicional, causal, concesivo (poco corriente), explicativo. El uso del gerundio español será tanto más propio cuanto más predomine en él el carácter verbal o (adverbial), cuanto más atractiva y considerada en su trayectoria (aspecto durativo) sea la acción que expresa, cuanto más coexistente e inmediatamente anterior a la principal sea esa misma acción. Será más impropio cuanto más se aproxime a la función adjetiva, a la expresión de cualidades o estados o cuanto más lejos (sobre todo si es posterior) sea su acción respecto del verbo principal.

Existen abundantes casos de leísmo, laísmo, loísmo y losismo. Deber de es perífrasis de suposición, mientras que deber indica obligación. Es preferible que el vocablo cuyo se reserve para su función genuina: relacionar dos nombres, el segundo de los cuales es persona o cosa poseída o propia del primero. Su valor es doble: relativo y posesivo. Para saber cuándo debemos escribir sino (junto) o si no (separado) inténtese colocar inmediatamente después de estas partículas la conjunción que. Si la frase lo admite, escríbase sino; en caso contrario, dígase si no.

En castellano, la construcción de la frase no está sometida a reglas fijas, sino que goza de libertad, de holgura. La construcción sintáctica es la que ordena los elementos de la frase, según su función gramatical:

el sujeto;

el verbo;

el atributo o los complementos:

directo,

indirecto y

circunstancial.

Es decir, 1º el sujeto y 2º el predicado. En la frase unitaria, el verbo se coloca normalmente intercalado entre el sujeto y el complemento. En cuanto a estos dos elementos, debe preceder el de mayor interés, y el otro colocarse al final de la frase. Lo que no es correcto en castellano es colocar el verbo al final de la frase.

El orden de las palabras se gobierna más por el interés psicológico (orden lógico) que por la estructura gramatical. Conviene ligar las ideas entre dos o más frases. Deben presentarse tales ideas según su importancia. Es necesario evitar las faltas de sentido que resultan de no respetar el orden lógico-psicológico de nuestro pensamiento. Una idea puede expresarse de diferentes modos, según la importancia de dicha idea. Para la debida claridad de la frase, conviene que el orden de las palabras se someta al orden de las ideas. Para conseguir la debida cohesión en un párrafo o período, debe procurarse ligar la idea inicial de una frase a la idea final de la frase precedente o a la idea general -dominante- de dicho párrafo. El pronombre relativo debe colocarse cerca de su antecedente. Debe utilizarse el relativo más claro para la lectura del texto.

Orden de las palabras. El idioma románico que con más rigor se acomoda al orden lógico es, sin duda, el francés, mientras que el español se caracteriza por su tendencia a anteponer la palabra más expresiva, en general, por la facilidad con que invierte los elementos de la frase. La anteposición más frecuente y característica en el español es la del verbo, que tiende a ocupar el primer lugar de la oración. Con ello se consigue un efecto estilístico de mayor viveza, destacándose el valor de la acción que el verbo representa. La negación precede al verbo en español. Es posible la inversión del pronombre sujeto respecto del verbo.

Estilo. Poca gramaticalización, manifestada en los siguientes rasgos generales:

gran libertad en el orden de las palabras;

posibilidad de usar el sustantivo sin ayuda de artículos que lo determinen;

posibilidad de usar el verbo sin ayuda del pronombre sujeto;

escasa contracción de artículos y preposiciones;

poco uso de preposiciones vacías, y

poca frecuencia de palabras de refuerzo.

La aportación mayor al idioma español es la del habla popular.

Predomina en la psicología española una fuerza afectiva, cuyo reflejo en el idioma se resume en los siguientes rasgos: abundancia de apreciativos (diminutivos, aumentativos y despectivos); variedad y frecuencia de formas exclamativas (maldiciones, interjecciones…); la inversión, por causas afectivas, del orden lógico de las palabras; la reduplicación de adverbios y pronombres; la pérdida y el desinterés hacia los determinantes gramaticales y, sobre todo, una multitud de variantes en la entonación y en el gesto, todavía poco investigados en nuestro idioma, que hacen pensar que el estudio únicamente gramatical olvida o desconoce varios de los recursos expresivos fundamentales.

El idioma español se caracteriza por su dinamismo, demostrado por los siguientes datos: predominio del verbo sobre las formas nominales; decadencia de la voz pasiva, y predominio del gerundio sobre el participio.

Son modificativos aquellos vocablos o frases breves que alteran o modifican de algún modo el sentido del pensamiento. La mayoría de ellos son adverbios o frases adverbiales. Dichos modificativos deben colocarse lo más cerca posible de la palabra o frase que modifican.

La unidad de propósito significa que en todo párrafo o período -formado por una serie de frases encadenadas- tiene que haber cierta coherencia entre la idea principal expresada (idea matriz) y las ideas complementarias o secundarias. Deben ligarse bien las frases para evitar confusiones.

Elipsis o construcción nominal es aquella en que el elemento verbal se suprime a favor del nominal. Modernamente, por mayor brevedad, se tiende a la construcción nominal, aunque son el francés y el inglés los idiomas occidentales que más intensamente acusan esta preferencia, mientras el español y el alemán son más resistentes a ella. Hay dos razones para explicar la actual preferencia a la construcción nominal:

la mayor brevedad y concisión de los giros nominales, y

su carácter más objetivo e impersonal.

De ahí la preferencia por este tipo de construcción en el lenguaje periodístico, técnico y científico: se gana espacio y el autor puede quedar oculto. En este afán de condensar telegráficamente se llega a romper la propia estructura del idioma. El esquema a que va siendo reducido el idioma puede degenerar en una pobreza irreparable.

Llamamos partículas o elementos de transición entre las frases a las preposiciones, conjunciones y adverbios. Su falta, en ocasiones, da lugar a un estilo incoherente, inacabado. Las partículas que suelen presentar más problemas de relación son: además de, por otra parte, sin embargo, asimismo, en efecto, pues, por ejemplo, por consiguiente, puesto que… Conviene advertir que no resulta elegante el abuso de tales partículas; hay que emplearlas con precaución para que no degenere en muletillas, en puntos de apoyo muy repetidos, con el consiguiente peligro de monotonía.

Conviene alternar las frases cortas con las largas para que lo escrito resulte variado, armonioso. El problema de la variedad y armonía es en realidad un problema de puntuación y partículas.

El idioma está perdiendo elegancia y pureza por falta de precisión. Cada día se habla y se escribe peor. Se escribe apresuradamente, sin esforzarse, sin preocuparse del léxico o de la sintaxis. Para evitar esta falta de precisión y de elegancia en el lenguaje, uno de los procedimientos que recomiendan los especialistas en la materia consiste en emplear con cierta reserva las palabras fáciles. Por palabras fáciles entendemos los vocablos de muy amplia significación, voces vagas, imprecisas, incoloras, que a fuerza de servir para todo, terminan por no servir para nada. En el idioma también se cumple la ley física, según la cual lo que se gana en extensión se pierde en intensidad.

Nos empieza a invadir un modo de expresión que no está de acuerdo con el genio de nuestro idioma: el uso -mejor, abuso- de la voz pasiva. Han influido en este fenómeno las traducciones, sobre todo las del inglés y francés. Las circunstancias de hecho imponen la pasiva por ser desconocido el agente activo, porque existe en el que habla un interés en ocultarlo o sencillamente por ser indiferente a los interlocutores. En el caso de que el sujeto de la frase sea nombre de cosa, en especial, es preferible usar la pasiva refleja, con el pronombre se. Esta pasiva refleja es mucho más frecuente en español que la formada con el verbo ser. A veces, para una activa o pasiva, lo que importa es el punto de vista. Si el verbo pasivo está en infinitivo se le puede reemplazar por un nombre abstracto en sentido pasivo. Se puede sustituir el participio de la pasiva por un sustantivo, conservando el verbo ser, aunque cambiando de tiempo. Si queremos conservar el mismo sujeto de la frase, se puede dar a ésta un giro activo, pero cambiando a veces el verbo y otras palabras de la oración.

Cosa es probablemente la palabra de sentido más vago, más impreciso, el vocablo más vulgar y trivial de la lengua. Algo sólo debe usarse cuando queramos dar a la frase un sentido indeterminado, cuando queramos mencionar algo sin precisar lo que ese algo sea. Los pronombres demostrativos esto y eso, por influencia francesa, se nos introducen cada vez más en nuestro idioma. Pero la frase queda más elegante, más española, si sustituimos dichos pronombres por el relativo o por el adjetivo demostrativo seguido de un sustantivo.

El relativo relaciona algo en la frase: sustituye a un antecedente que se une a él con una frase de la que el propio relativo forma parte. Que y cual se refieren a personas y a cosas; quien sólo a personas y puede ir sin antecedente. En la mayoría de los casos equivale a un demostrativo. Que, como partícula, es invariable e insustituible. El abuso del pronombre relativo nos puede hacer caer en el equívoco, en las incorrecciones, y es causa de pesadez en la lectura.

Cómo se suprime una frase de relativo:

Por un sustantivo en aposición, generalmente seguido de un complemento.

Por un adjetivo sin complemento.

Por un adjetivo seguido de un complemento.

El empleo juicioso de las preposiciones puede servirnos para evitar las oraciones o frases de relativo.

Los verbos ser, estar, encontrarse, haber (impersonal) y tener son verbos fáciles, de amplia significación, y a los que se recurre fácilmente cuando se escribe a vuela pluma. Pueden ser reemplazados por un verbo intransitivo pronominal que sea más expresivo.

Emplearemos correctamente el verbo hacer siempre que nos refiramos a una acción manual, de manipulación o de artesanía. El verbo poner se puede reemplazar por otros siempre que estos verbos den más precisión a la frase. Ciertos grupos formados por el verbo poner más una preposición y un sustantivo pueden ser reemplazados ventajosamente por una sola palabra, un verbo transitivo. Decir y ver son también verbos fáciles.

Hay que conectar o enlazar debidamente las distintas frases que forman un párrafo, para evitar las alteraciones innecesarias de persona, número o tiempo verbal entre dichas frases. En realidad, el problema que estudiamos es de concordancia sintáctica por una parte y sentido literario de otra.

Conviene eliminar, siempre que se pueda, al principio de un escrito, el enfático yo, por motivo de sencillez, de familiaridad con el lector. Si se suprime el pronombre, el tono resulta más agradable para el lector. Además, haciéndolo así, somos más fieles al espíritu y fisonomía de nuestro idioma, cuyos verbos nos dicen la persona en la desinencia. A veces basta posponer el pronombre. Cuando se quiere evitar la petulancia del yo se cae a veces en el formalismo del nosotros -o nos-, fórmula ésta no siempre apropiada. Si se escribe en nombre de una institución o empresa debe emplearse siempre la primera persona del plural. Hay un caso en el que es preceptivo usar el uno: cuando no puede utilizarse el se impersonal ni el pasivo, caso de los verbos reflexivos. El arte de escribir consiste, a menudo, en saber jugar con varias fórmulas posibles sin abusar de ninguna.

La repetición de ideas hay que evitarla porque debilita el estilo. Sólo se justifica cuando la segunda expresión sirve para modificar la primera, alterándola o corrigiéndola. Hay que evitar los pleonasmos vulgares. Las repeticiones de ideas son legítimas cuando en un discurso o peroración nos sirve para describir el estado de ánimo del personaje. La repetición de palabras conviene evitarla, sobre todo, cuando dichas palabras están demasiado próximas la una de la otra, salvo en el caso de que dichas repeticiones sirvan para dar más fuerza o emoción a la frase. Se admiten cuando se quiere llamar la atención sobre una idea. También puede ser necesaria la repetición cuando lo exige el empleo inevitable de la palabra adecuada. La repetición resulta inevitable con las palabras de uso frecuente, es decir, con las palabras accesorias (preposiciones, conjunciones, pronombres y artículos) y con las palabras fáciles.

Para evitar repeticiones pónganse en orden las ideas antes de escribir; evítense los detalles insignificantes, causa del estilo difuso, poco preciso; obsérvese el matiz y a. suprímase el vocablo, b. reemplácese sin dar otro giro a la frase, c. varíese lo escrito dando otro giro a la frase. Cuando hay que matizar una expresión, por su contenido espiritual, no debe dejarse el escritor llevar por la fácil pendiente de la sinonimia. Téngase presente siempre que el lenguaje es pobre, limitado, en proporción con la riqueza infinita de los pensamientos, los sentimientos y las vivencias.

Inciso es aquella expresión modificativa que se introduce o intercala en una oración. Conviene no romper la unidad de la frase o período y colocar el inciso donde menos estorbe a la claridad del pensamiento. El paréntesis hace perder coherencia, precisión y hasta belleza. Para conseguir un estilo conciso y denso, hay que saber tachar. Eliminando los detalles modificativos accesorios la frase gana en precisión.

Debe aceptarse el neologismo -e incluso, en ocasiones, el barbarismo-, cuando no tengamos en nuestra lengua una palabra propia para indicar aquello, aquel fenómeno recién nacido, que no tenemos más remedio que nombrar, llamándole de algún modo. La moda que compromete seriamente al lenguaje no es precisamente la palabra o acepción nueva, sino el neologismo de construcción, porque enturbia el habla corriente y altera la estructura del estilo literario. Este fenómeno se observa hoy a causa de la influencia que en el habla ejercen las malas traducciones del francés y del inglés.

Un modo de renovar el idioma es el de formar palabras nuevas por adaptación analógica.

No obstante el amplio criterio actual de la Academia, creemos que no se debe abrir la mano demasiado. La excesiva condescendencia puede traer consigo la desfiguración del idioma. Los idiomas no se hallan exentos de sufrir modificaciones, pues deben soportar la mudanza de algunos elementos ya envejecidos para suplirlos por otros que muestren vitalidad y esplendor. El lexicógrafo debe recoger todas las palabras que representen una realidad científica con visos de permanencia y no las que nazcan teñidas ya de la fugacidad del ensayo.

La Elegancia en el Arte de Escribir. El orden de los elementos complementarios debe de ser por su longitud: primero el más corto. No se debe terminar una frase con la expresión más corta. Hay que evitar la cacofonía y la monotonía, las repeticiones inútiles, las asonancias y las consonancias. La armonía radica en el sentido musical de las palabras y de las frases y en el arte de combinarlas de un modo agradable para el oído.

Pero no basta con presentar las ideas con orden. El buen estilo ha de ser, además, vivo, pintoresco. Mostrar lo que se quiere decir es más efectivo que explicarlo. Para ello hay que destacar lo fundamental, por uno de los siguientes procedimientos:

Empleo de un detalle descriptivo plástico.

Uso de la comparación acertada y expresiva.

Recurrir a la antítesis para poner de relieve nuestro pensamiento. La comparación ha de ser clara, natural, justa y sugestiva.

Procedimiento para conseguir la plasticidad literaria es el estilo directo, que podríamos resumir en la siguiente afirmación: Cuando se escribe directamente el autor desaparece, no se le ve; lo que se ve es lo que quiere narrar, describir o fijar en la imaginación del lector. Puede ser mundo externo o interno. En el estilo directo se hace hablar a los personajes; el escritor les cede la palabra. En el estilo indirecto es el escritor quien, en nombre propio, nos informa de lo que dicen sus personajes. En el estilo directo ninguna conjunción liga la cita al verbo declarativo; se ponen dos puntos y guión de conversación o, simplemente, se entrecomilla la cita. El estilo indirecto debe emplearse siempre que parezca superfluo citar las palabras textuales. El estilo semidirecto o indirecto libre se caracteriza por la supresión del verbo declarativo. Se insinúa que se van a citar las palabras de alguien y no se emplea la conjunción que. Debe emplearse el estilo directo cuando el indirecto pueda prestarse a confusión. El estilo directo debe emplearse siempre que se haga la reseña informativa de una conferencia o de un acto en el que hayan hablado uno o varios oradores.

Sólo puede escribirse bien cuando se domina el tema y cuando se ha meditado suficientemente sobre el mismo. Dicho de otro modo: pensar primero y escribir después. La composición literaria es el arte de desarrollar un tema. Dicho arte se descompone, artificialmente, en tres fases: la invención o investigación y búsqueda de la idea o ideas, la disposición o procedimiento por el que se ordenan tales ideas y la elocución o modo de expresión de nuestro pensamiento. Estas tres fases suelen producirse en nuestra mente de un modo simultáneo: mientras se escribe, se va elaborando la idea y su propio desarrollo.

En cuanto al tema o asunto, se afirma que la elección del mismo es muy importante. Y se recomienda que sea proporcionado a nuestras fuerzas. No depende, pues, el éxito de que un tema nos guste o deje de gustarnos, sino de que seamos capaces de desarrollarlo. La verdad, la vida y la observación son las condiciones fundamentales de toda obra literaria.

La disposición es el arte de ordenar lo que va a escribirse; lo que ha de ir al principio y lo que hay que situar después. Es la visión de conjunto, de la que dependen el plan, el interés y la acción. Sin un buen plan o planteamiento no hay trabajo posible. Un trozo literario debe tener unidad: ha de tender a un efecto general. Pero también son necesarios los detalles: los incidentes agradan. Es preciso que haya muchas ideas, muchas imágenes, en una palabra, variedad. El interés de un escrito depende de la relación entre las partes, de su gradación y agrupación, del arte con que cada cosa se sitúa en el sitio que le conviene. La disposición es el equilibrio entre la inspiración y el orden. No basta con que una cosa sea bella, es preciso que se adapte al asunto.

La elocución se refiere a la forma. La invención y la disposición, al fondo. No hay que esperar la inspiración: hay que empezar a trabajar enseguida. Hay que decidirse a no escribir más que lo que nos parezca nuevo.

El retoque consiste en procurar la palabra exacta, recortar el estilo para darle concisión, de consultar el diccionario en un caso de duda, de dar armonía al período… En esta fase de la corrección, el retoque, es recomendable leer en voz alta lo escrito. Una frase es buena cuando se puede leer en voz alta por corresponder a las necesidades de respiración. Conviene dejar reposar lo escrito antes de la corrección.

Estilo es lo peculiar, lo diferencial de un habla. Estilística es, pues, la ciencia del habla, es decir, de la movilización momentánea y creativa de los depósitos idiomáticos. En dos aspectos: del habla corriente (estilística lingüística); del habla literaria (estilística literaria o ciencia de la literatura). La estilística es, hoy por hoy, el único avance hacia la constitución de una verdadera ciencia de la literatura. Estilística es la ciencia del estilo, es decir, la investigación crítica y analítica de las principales cualidades que ha de reunir el buen estilo y el análisis científico de los principales defectos que han de evitarse o vicios del mal estilo.

Cualidades primordiales del buen estilo

Claridad. Un estilo es claro cuando el pensamiento del que escribe penetra sin esfuerzo en la mente del lector.

Concisión. Conciso no es lacónico, sino denso. Estilo denso es aquel en que cada línea, cada palabra, cada frase están preñadas de sentido.

Sencillez y naturalidad. Sencillez es huir de lo enrevesado, de lo artificioso, de lo complicado, de lo barroco. Naturalidad es no escribir de un modo conceptuoso, sino decir naturalmente lo natural. Sencillo será el escritor que utiliza frases y palabras de fácil comprensión; natural, quien, al escribir, se sirve de su propio vocabulario, de su habitual modo expresivo. También podría decirse que la sencillez afecta al estilo y la naturalidad al tono.

La lengua literaria debe mantener siempre el contacto con la lengua hablada, revigorizarse al contacto con la vida, pero sin romper con la tradición, con el orden.

Procuramos escribir naturalmente, sin afectación, pero sin caer tampoco en la imprecisión y desorden del lenguaje hablado. Quien habla ha de contar con la distracción del oyente; quien escribe ha de tener en cuenta la atención del lector. Y ello tan naturalmente trabado que quien lo lea no advierta el ímprobo trabajo que nos costó escribir eso… que tan sencillo resulta en apariencia. Claridad no es superficialidad; ni concisión, laconismo; ni sencillez y naturalidad significan vulgaridad, plebeyez, ordinariez, en una palabra.

Hay que escribir directamente; es superfluo todo lo que dificulte la marcha del pensamiento escrito. No hay que amplificar. El emparejamiento de adjetivos indica esterilidad de pensamiento. Y mucho más la acumulación inmoderada. El mayor enemigo del estilo es la lentitud. Entre todo el laberinto del estilo se levanta el vocablo eliminación. Porque de la eliminación depende el tiempo propio de la prosa. Y un estilo es bueno o malo según discurra la prosa con arreglo a un tiempo o a otro. Según sea más o menos lento, más o menos rápido. Fluidez y rapidez: estas dos son las condiciones esenciales del estilo, por encima de las condiciones que preceptúan las aulas y las academias: pureza y propiedad.

La originalidad del estilo radica, de modo casi exclusivo, en la sinceridad. Lo original hace referencia a lo esencial. Así, es más original quien, al tratar un tema, cala más hondo, se acerca más al núcleo del asunto y después… sabe expresarlo más sinceramente. La originalidad reside, sobre todo, en el modo de decir las cosas, de expresar las ideas, de hacer ver el fondo. Un estilo es poco original cuando abusa en frases que pueden ser reemplazadas por otras más exactas, por la expresión justa. La originalidad no depende tanto de la novedad del tema, como del modo nuevo y sincero de tratarlo. Pero hay una originalidad auténtica y otra falsa. Por eso el que busca la originalidad, sin ser original, cae en el amaneramiento. Ser amanerado significa ser falsamente original; es no mirar las cosas con los propios ojos ni decir sinceramente lo que vemos, sino mirar las cosas como de prestado, y expresarlas con frases hechas, que parecen extraídas de una preceptiva de la pedantería hueca.

Estilo es una cualidad del lenguaje y comunica con precisión emociones o pensamientos. El estilo es perfecto cuando la comunicación del pensamiento o la emoción se alcanza exactamente. La sugestión emotiva de una palabra no reside primariamente en su sonido, sino más bien en las imágenes y en las asociaciones literarias que evoca.

El escritor ha de procurar convencer, ganarse al lector. Lo que no se consigue sólo con razonamientos, sino con hechos. Al escribir hay que plantearse una exigencia primordial: es preciso hacer ver lo que nosotros vemos; hacer sentir lo que sentimos; hacer pensar lo que pensamos. Para ello, la demostración es esencial. Debemos hablar sólo de lo que conozcamos por propia experiencia, o de lo que conozcamos analógicamente.

En estilística, la entonación, fundamentalmente, es adecuación de la forma al fondo; de las frases y palabras, a los pensamientos y sentimientos que se expresan. Cuando una obra literaria está bien entonada, las palabras obedecen al escritor, se funden con su pensamiento.

Cada obra eterna del lenguaje no es tanto una victoria del lenguaje como una victoria sobre el lenguaje: una súbita inyección de percepciones vitales vivificantes en un vocabulario, que de no ser por la energía del literato creador, se hallaría perpetuamente al borde del agotamiento.

Hay que conocer el vocabulario. Es necesario un buen diccionario. Es conveniente un esquema previo, un borrador. Es conveniente leer asiduamente a los buenos escritores. Hay que considerar como palabras sólo al verbo y al sustantivo. Conviene evitar verbos fáciles y palabras comodines. Los adjetivos deben ser lo más exactos posible. Los hechos narrados limpiamente convencen más que los elogios y ponderaciones. No debe abusarse de adverbios ni locuciones adverbiales. Cuando éstos se utilicen, cerca de la palabra a que se refieran. La acumulación de preposiciones produce cacofonía. No abusar de conjunciones, ni de pronombres (sobre todo, anfibológicos). El gerundio siempre bien utilizado.

Atención al loísmo… La puntuación es la respiración de la frase. No emplear vocablos rebuscados. Cuidado con los barbarismos y solecismos. El español prefiere la activa. No abusar de incisos y paréntesis, ni de relativos (que irán siempre junto al antecedente). Evitar palabras e ideas superfluas. Evitar repeticiones. Evitar sinónimos raros. Hay que tener en cuenta (aunque no sea fijo) el orden sintáctico y lógico. El verbo nunca al final. Destacar siempre la idea principal. Ligar la idea inicial de una frase a la idea final de la frase anterior. Mezclar frases cortas y largas. Evitar transiciones bruscas entre párrafos. Mantener siempre el nivel propio. El estilo directo es más gráfico que el indirecto. Claridad, concisión, sencillez, naturalidad y originalidad. La originalidad es sinceridad. El tono es el estilo adaptado al tema. Evitar tópicos. La musicalidad en prosa es la señal de una decadencia de estilo. No tomar la pluma hasta no ver con toda claridad el tema. Reposar lo escrito.

En la descripción, podemos considerar dos tipos:

La descripción técnica e instructiva, cuyo fin es dar a conocer un objeto, sus partes y finalidad.

La descripción literaria, cuyo fin es provocar una impresión o un sentimiento, mostrando lo que describimos, de manera que cause la impresión o el sentimiento que nos hayamos propuesto.

Las partes del proceso descriptivo son:

El punto de vista.

La observación previa con los cinco sentidos (la mejor descripción no es la que pone más cosas, sino la que causa una impresión más fuerte. No se trata de acumular detalles, sino de expresar los que sean llamativos, enérgicos y definitivos). (Puede ser observación directa -la que vemos- o indirecta -la que no vemos-).

Reflexión o valoración de los detalles.

Plan para distinguir las ideas esenciales de las accesorias y que sigan un orden lógico de acuerdo con el punto de vista.

Los tiempos de la descripción son:

observación del mayor número de detalles,

selección de los más típicos, y

presentación con relieve.

Describe mejor quien con menos rasgos dice lo más característico de algo, lo más esencial. En la presentación importa la búsqueda de la expresión exacta.

Para describir bien se necesita cierta lejanía entre el objeto y el autor; porque es preciso que las imprecisiones momentáneas sedimenten en nuestras retentivas. (Los datos que tienen valor permanente quedan). La descripción no debe ser matemática ni excesivamente imaginativa.

Para describir bien un objeto cualquiera, no basta con la observación sensible. Lo importante es averiguar la finalidad de dicho objeto (responder: ¿para qué sirve?, ¿es bueno o malo?).

Para la descripción de un animal hay que tener presente el criterio finalista, pero sin perder de vista el aspecto dinámico.

Para la descripción de una persona no basta el retrato puramente físico. Los rasgos de una persona, sus vestidos y modo de moverse, deben ser significativos, es decir, expresión del carácter o temperamento de dicha persona. Evítese la vulgaridad. Lo que sirve para todos no caracteriza a nadie. El verdadero retrato está formado por una serie de detalles, rasgos, que sólo sirven para el modelo que se intenta pintar. No halague al modelo, ni exagere los defectos con carácter caricaturesco. Conviene ser objetivo y honrado. Elimínense los rasgos no significativos y destáquense los que definen al personaje.

Si el sujeto que describe y el objeto descrito están ambos inmóviles se denomina descripción pictórica. El vocabulario debe ser abundante y preciso. Es inadmisible la vaguedad. Nada de descripciones subjetivas, líricas, sino algo que convenza e ilustre, que informe al lector acerca de lo que tenemos ante nuestros ojos.

Si el objeto descrito está inmóvil y el sujeto que describe en movimiento, se llama descripción topográfica. Hay que describir los elementos característicos que definen una región determinada.

Si el sujeto que describe está inmóvil, mientras el objeto descrito está en movimiento, tenemos la descripción cinematográfica. Es acaso la más completa de las descripciones porque requiere luz, color, movimiento, relieve y sonido.

El que describe debe procurar que su estilo sea:

Vivo, rápido, plástico y claro. El párrafo, corto. Nada de períodos amplios, largos, de complicada construcción.

El estilo ha de representar a la época en que vivimos. Las descripciones lentas, morosas, nos cansan, nos aburren.

La impresión ha de ser directa, escueta. Evítese el estilo oratorio.

Conviene captar la atención del lector desde la primera línea. Evítense las frases débiles, explicativas.

No emplear varias palabras cuando baste con una. Nada de rodeos ni circunloquios.

La biografía puede ser: a. nota biográfica (curriculum vitae) con sólo los datos, escalonados en orden cronológico; b. biografía, reflejo total del ser biografiado; c. semblanza, con los hechos reveladores de su carácter, los más salientes y significativos.

Una carta bien hecha es uno de los géneros literarios más difíciles. Se la ha definido como una conversación por escrito. Debemos adaptar estilo y tono a la especial psicología, carácter y cultura del destinatario. Son requisitos epistolares: la confianza en sí mismo y la espontaneidad en el estilo. Hay que escribir siguiendo fielmente al pensamiento, para no desviarse del objetivo deseado. Las cartas pueden ser privadas, comerciales y eruditas.

En las cartas de negocios es imperativa la corrección, la brevedad, la concisión expositiva (no el excesivo laconismo), la exactitud y la claridad.

En las cartas privadas es casi obligatoria la sencillez, la naturalidad y la sinceridad.

Para traducir se necesitan algunos requisitos: el que traduce ha de tener cierto talento literario. El traductor ha de estar a la altura, al nivel, del original. El que traduce ha de estar familiarizado con la materia objeto de la traducción (el novelista, al novelista; el científico, al científico). El vicio más grave en la traducción no son tanto los barbarismos como los errores o vicios de construcción. Conviene ser fiel al original para captar el sentimiento y el pensamiento del autor (lectura anterior a la traducción). Corregir la traducción tras un tiempo de reposo.

El Resumen. Resumiendo se corre el peligro de escamotear lo esencial y de caer en lo accesorio.

Resumen de una conferencia. Normalmente, una conferencia consta de muy pocas ideas esenciales. A veces, una sola idea fundamental es el núcleo de la disertación. No hay que trabajar de memoria (cuaderno de notas). Hay que saber escuchar, o, lo que es lo mismo, captar las ideas esenciales para trasladarlas en esquema al cuaderno. Luego hay que pasar a limpio. No se debe generalizar nunca. No se debe plantear un interrogante al lector sin resolverlo. No debe adjetivarse ni encomiar. Hay que captar la atención del lector desde las primeras líneas, llevando a ellas la idea principal del discurso. Una vez expuesta la idea principal se pueden ir dando detalles complementarios, para una mejor comprensión del resumen principal.

Resumen de un libro. Es distinto porque suele ser más denso y porque se tiene a mano. Se impone averiguar los capítulos más importantes. Para ello, el índice suele ser de gran valor. Lo primero que conviene decir al lector es lo que significa el libro en cuestión, su valor, su novedad, las ideas originales que aporta. Es más efectivo seguir el orden del interés que el orden del autor. Debe atraerse la atención del lector. Hay seis preguntas clave: ¿qué?, ¿quién?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde? y ¿por qué?

Desarrollo de una Idea. Desarrollar una idea, generalmente expresada en una frase tópica, no es más que estudiar el tema del modo más completo posible para que el lector no quede con dudas respecto del significado y sentido de la obra propuesta. Para desarrollar bien una idea son necesarias dos condiciones: imaginación y cultura. Pero no se confunda la imaginación con la fantasía ni la cultura con la erudición. Imaginar es ver bien un fenómeno o una idea; es sentir esa idea o aquel fenómeno como algo vivo, para después plasmarlo, realizarlo, al escribir. Por ello, no conviene las disertaciones eruditas ni los comentarios librescos, sin vida propia. Normalmente, para desarrollar un tema, se aducen razones, ejemplos, definiciones y contrastes, relacionados con la idea principal propuesta. Se recomienda ser natural en la exposición; ser sincero consigo mismo y decir lo que realmente se considere preciso para bien desarrollar la idea o tema en cuestión. Húyase de la divagación intranscendente y procúrese la concisión y la densidad, la sencillez y la claridad. Cada asunto exige una extensión determinada, que depende de dos condiciones: la importancia del tema en sí y la cultura de quien lo expone.

La Titulación. El título debe ser lo último del tema. Hay que proponerse varios antes de decidirse. Deben ser llamativos. La titulación estilo telegrama consigue expresar el máximo de ideas con el mínimo de palabras; pero es un modo de destrozar el lenguaje por obedecer a un criterio de brevedad mal entendido. El título literario ha de ser airoso, de ritmo breve, sugerente y atractivo. Ha de ser grato al oído. Un buen título es un buen reclamo.

La Crítica. Ha de ser ponderada y justa. Debe evitar la tendencia al elogio y la inclinación a la dureza. Ha de ser fielmente informativa. Con un tono respetuoso y ecuánime. Su estilo, denso, preciso, ágil y claro. Con madurez, espíritu reflexivo, especialización y serenidad de juicio. Analítica y sintética. El crítico debe tener competencia, desinterés y pasión por el arte que critica.

La Noticia. Debe ser breve y completa. Debe empezarse por lo más importante, siguiendo un orden descendente, es decir, comenzar por el desenlace para acabar por la exposición. Condiciones: veraz, exacta, interesante, completa, clara, breve y rápida.

La Narración. Narrar es contar una o varias acciones. Se diferencia fundamentalmente de la descripción en que tiene vida interior. La unidad y el movimiento son sus leyes fundamentales. Debe comenzarse por algo significativo. No debe explicarse demasiado. Terminar sin terminar rotundamente. Hay que excitar el interés del lector despertando su curiosidad a través del valor humano de la narración. Lo que se gana en extensión se pierde en intensidad. Conviene variar la atención de un objeto a otro. La extensión debe ser limitada; la intensidad, modulada, y el objeto, variado. Debe ser verdadera y verosímil.

Elementos fundamentales de toda narración son: los tipos, la acción y el ambiente.

Característico de todo buen relato es la exactitud de la pintura de los tipos. Y el tipo será tanto más interesante cuanto más amplia comunidad de sentimientos tenga con el lector en general, aunque sea un tipo aparentemente vulgar y los hechos que de él se refieran sean comunes y corrientes. Para ser interesante no es necesario que el tipo posea características fuera de lo normal, sino que tenga una personalidad acusada y representativa. La presentación eficaz de un tipo verdadero hace que podamos suponer de él cosas que no se nos cuentan y que rechacemos en el acto las que se nos cuentan y no sean propias de él. Al verdadero escritor el tipo se le impone. El mal escritor deforma y falsea el tipo.

Los hombres se definen a sí mismos por la palabra: por lo que dicen y por lo que callan; por su modo de hablar; por el gesto que acompaña en la expresión; por sus verdades, sus mentiras. Por ello no se concibe una buena pintura de un tipo sin diálogo. A veces, un buen diálogo basta para describir a un personaje. Ejemplo de ello lo tenemos en el arte dramático, en donde la palabra es el elemento fundamental por medio del cual el autor descubre el alma de sus personajes. Debe ser natural y significativo.

Los tipos viven y hablan, pero sobre todo hacen, de manera que el diálogo no es más que el vehículo de que se valen para ayudar a la acción, describiendo sus propósitos u ocultándolos. La acción requiere un cálculo del desarrollo minucioso de la intriga, pensado para provocar el interés; la colocación de los antecedentes, la oportuna mención de las consecuencias, de modo que el final resulte lógico y proporcione un término completo al relato. El autor debe procurar que la acción sirva para caracterizar a los personajes del relato.

VICIOS DE LA REDACCIÓN

Los vicios que se dan frecuentemente al redactar son:

Digresión
La disgresión es una parte de la expresión que trata un tema ajeno al tema principal y rompe con la ilación del discurso. Podríamos llamar un escrito “cantinflesco” donde se sale del tema y se regresa a él sin la menor ilación, te será difícil de creer pero este es un vicio muy recurrente en nuestro país, únicamente escucha con atención a veces los discursos, las pláticas o debates y lo podrás constatar. Asimismo toma un periódico y lee alguna noticia donde se relate un hecho, podrás comprobar fácilmente como se salen del tema, pierden objetividad y le dan tantas vueltas al asunto central que este se difundes y finalmente se pierde en tanta palabrería sin sentido.

Ejemplo:
Voltarire vivió algunos años en Inglaterra donde estudió la organización del país; estaba a favor del régimen liberal francés y en contra de la monarquía absoluta de Francia. Arremetió contra la intolerancia religiosa a la que llamó “infame” . Este gran hombre, admirador de las teorías de Locke, a su regreso a Francia, publicó Cartas Filosóficas o cartas sobre los Ingleses. Voltaire lucho por las libertados políticas y religiosas. Fue un deísta apasionado. Su crítica cáustica, irónica, gustó a los intelectuales de la época, y sus obras, a pesar de que algunas se quemaron en la plaza pública por “escandalosa y contrarias a la religión y buenas costumbres” fueron leídas y admiradas.

Monotonía o pobreza de léxico

La monotonía o pobreza del lenguaje consiste en usar, en un escrito, los mismos términos-parecidos o imprecisos, para expresar ideas o pensamiento. Hay que emplear adecuadamente las palabras en el escrito.

Ejemplo:
Le puso una carta al amigo que vivía en Inglaterra (puso, ¿dónde?)
Le mandó una carta al amigo que vivía en Inglaterra.

Recomendaciones

Para tener mejor vocabulario te escribo algunas recomendaciones:
Consulta los diccionarios.
Leer, leer y leer.
Nunca quedarte con duda en el significado de una palabra.
Comprar un diccionario de Sinónimos y Antónimos y consultarlo cada vez que tengas palabras repetidas en una texto corto.

Anfibología y expresiones equívocas

Las expresiones equívocas, de doble sentido o doble interpretación deben evitarse en la redacción.

Ejemplo:
La maestra vio paseando por el parque a su mejor alumna.

Al leer esta frase cabe preguntarse:

¿Quién paseaba por el parque, la maestra o la alumna?

Este es un vicio al cual realmente es necesario poner atención porque en repetidas ocasiones caemos en este error.

recomendaciones
Nunca escribas una palabra o frase de la cual no estés seguro de su significado, hacerlo es exponerte a decir algo distinto a lo que tu deseas.

Frases sin terminar
En la redacción de escritos se debe evitar el dejar frases inconclusas, perdería el sentido de tu escrito y se presta a interpretaciones dudosas.

Ejemplo:
El médico será capaz de enfrentar de modo adecuado, con un criterio psicosomático que adquirirá con la experiencia en el trato de pacientes con enfermedades psicológicas. La frase marcada con negrita quedó sin concluir.

Solecismo

Cualquier falta que controversia la normativa de la lengua

Silepsis (comprensión)

Consiste en concordar con la idea y no según la pragmática. Ej. La mayoría han ( ha) dicho que no.

Anacoluto

Frases partidas en las que la segunda parte no concuerda con la primera. Ej. La televisión aparte de distraernos su función había de ser también educativa (darle la vuelta a la frase).

Anantopódoton

Frases en las que se exponen uno de los dos elementos que deberían ser correlativos. Ej. Mi...mi; por una parte...por otra parte

Zengman

Puede ser correcto y aprovechable (enlace). Es la elipsis de un elemento que une una serie. Ej. Jorge compró un collar y su hermana (compró) una pulsera.

Pleonasmo

Uso de más palabras de las necesarias para expresar una idea. Se asocia con el énfasis y la redundancia. Algunas veces aceptable como expresivo o poético. Ej. Lo vi con mis propios ojos, volver a reincidir, etc.

Anfibología

Ambigüedad, doble sentido, incerteza

Tipos de ambigüedad:

Orden de las palabras

Uso de los tiempos verbales y pronombres (el Betis gana al Celta en su campo)

Ambigüedad léxica (tomó una botella y se fue)

Ambigüedad morfológica ( Manuela no quiere a su hermana porque es mala)

Cacofonía

Repetición casual de algunas letras o sílabas que producen un sonido desagradable

Tics personales

INFORME

Exposición generalmente escrita, sobre un asunto o persona, en el que se aportan datos y valoraciones para que sea fácil tomar una decisión al respecto. Puede tratarse de un informe sobre un lugar geográfico realizado para una empresa que quiere saber si le resultaría rentable poner allí un hotel, sobre una persona para evaluar si es merecedora de un premio, sobre varias enciclopedias para saber cuál es la mejor o sobre otros muchos asuntos.

Se presenta con la siguiente estructura:

1) Nombre de la persona, sociedad o institución que realiza el informe; esto se considera el membrete.

2) Nombre del destinatario, que es la referencia.

3) Motivo del informe, llamado Asunto.

4) Informe, propiamente dicho, en el que se expone, analiza y valora el asunto.

5) Conclusión sucinta y explícita.

6) Lugar y fecha de la emisión del informe.

7) Firma de la persona, y cargo si se trata de una empresa.

Ningún proyecto se considera completo hasta que se prepara el informe de investigación, incluso el estudio más brillante tiene poco valor sino se difunde a la comunidad científica.

El informe de investigación representa el resultado final del largo proceso de investigación. Su articulación estructural constituye ser el modo de como los investigadores ordenan, clasifican y presentan los datos.

Cualquiera que sea el tipo de investigación, la presentación de los resultados se hace con base a normas que permiten estructurar de una manera lógica la forma y el contenido de la exposición teórica.

El objetivo de esta guía GUIA METODOLOGICA PARA LA ELABORACIÓN DE UN INFORME FINAL DE INVESTIGACIÓN con aplicabililidad al área de la Salud es brindar algunos lineamientos generales para ayudar al estudiante investigador de las ciencias de la salud a comunicar sus resultados. La experiencia que se tiene en investigación para esta área a mostrado que existe una limitante en el ámbito estudiantil sobre la obtención de modelos o guías que le permitan presentar los resultados que se han obtenido en una investigación.

Como su nombre lo dice esta guía viene estructurada de tal forma para que el estudiante desarrolle paso a paso el informe final de su investigación.

Básicamente todo informe de investigación está compuesto por: Portada, Indice, Introducción, Resumen, Cuerpo del trabajo, Conclusiones, Recomendaciones, Anexos y la Bibliografía. Sin embargo a esta guía se le han agregado otros elementos que complementan la oportuna comunicación de los resultados.

SUGERENCIAS BÁSICAS PARA LA PRESENTACIÓN DEL INFORME.

El trabajo se sugiere que sea elaborado con el mismo tipo de letra (ARIAL), el tamaño de la letra se sugiere sea de 12 puntos, color negro y a doble espacio entre líneas.

El papel a emplear debe de ser tamaño carta, bond, base 20.

Los márgenes del trabajo serán los siguientes:

Parte superior 4.0 cm. ( 1 2 pulgadas).

Parte inferior 2.5 cm. ( 1 pulgada).

Parte derecha 2.5 cm. ( 1 pulgada).

Parte izquierda 4.0 cm. ( 1 2 pulgadas).

Cada página se numera en la esquina superior derecha, con números arábigos en el orden correlativo correspondiente. El número debe aparecer al menos a 2.5 cm. ( 1 pulgada) de la orilla derecha de la página, en el espacio entre el borde superior del documento y la primera línea del texto.

El índice, la introducción y el resumen se enumeran en el orden i, ii, iii. El cuerpo del trabajo se enumera siguiendo el orden correlativo acostumbrado.

LA PORTADA

La portada es la parte inicial del informe de investigación, ésta está compuesta por los siguientes elementos que van centrados en la página :

Nombre de la institución, facultad y departamento.

Logo de la Institución.

Título del informe de investigación.

Nombre de autores en orden alfabético. Primero apellidos y luego nombres.

Nombre de la asignatura, ciclo y año.

Nombre del asesor(es) de contenido.

Nombre del asesor de metodología.

Nombres de los miembros del comité evaluador.

Lugar y fecha de presentación.

EL INDICE

Es un listado de las partes estructurales del informe de investigación, se coloca después de la portada y antes de la introducción. Incluye los capítulos y subcapítulos, temas y subtemas que son y forman parte de la totalidad de la investigación.

Se señalan las partes y su numeración de página correspondiente.

El lector al consultar el índice se pone en contacto con todo el contenido del escrito, lo cual facilita la localización de los temas generales y específicos.

La forma que se sugiere adoptar para el índice del trabajo de investigación será la llamada sistema general, en el que se utilizan números romanos para identificar los capítulos; letras mayúsculas para los temas, números arábigos para los subtemas y letras minúsculas para las subdivisiones de éstos.

ii LA INTRODUCCION

Es la comunicación inicial que permite (sin necesidad de explicar) penetrar a detalles incentivadores, creando un ambiente de familiaridad y confianza entre el autor del escrito y la persona lectora. Además de ser incentivadora, la introducción presenta el tema de investigación, los propósitos esenciales y datos generales del contenido estructural del escrito, es decir una breve descripción capitular.

Para redactar la introducción deberán cumplirse las siguientes recomendaciones:

Redactarla al finalizar el ordenamiento y clasificación de todos los datos, es decir, cuando se ha terminado todo el trabajo.

Se ubica luego de la tabla de contenidos o índices.

Prepara al lector para la descripción de lo que se hizo.

Se menciona el tema de investigación y los objetivos. Describe el estudio e incluye una breve reseña bibliográfica, la explicación del marco conceptual, las hipótesis y la justificación.

No se presentan resultados ni definiciones.

Debe ser clara y concreta.

Articular en forma lógica: la presentación (¿qué es el escrito?, ¿cuál es el título?, ¿a quién se presentará? y a qué institución?), el propósito, las partes estructurales generales y una breve metodología de exposición.

iii EL RESUMEN

En él se detalla sintéticamente todo el contenido del informe de investigación, planteando las ideas centrales y el perfil del escrito, es decir, reducir a términos breves y precisos la idea central de la investigación realizada. Debe incluir la justificación, objetivo general, principales resultados y conclusiones. Su extensión varía de las 75 hasta las 150 palabras como máximo.

CAPITULO I

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Es una breve descripción de la problemática que puede sustentarse en el desconocimiento de las causas que la generan, los factores asociados o el grado de intensidad mostrado en el comportamiento de algunos indicadores o variables en un contexto determinado.

Puede subdividirse en los siguientes apartados:

A. PROBLEMATICA (Relativa al tema de estudio)

En este apartado puede plantearse:

Breves antecedentes de la problemática.(Antecedentes del problema)

Síntomas que la reflejen.(Situación Problemática)

Efectos inmediatos y futuros.

Causas probables. Factores asociados.

Datos que verifiquen que el problema es parte de un contexto en el que se conjugan otros problemas relativos.

Actores y/o instituciones involucradas.

Soluciones que se han intentado.

Interrogantes fundamentales, preguntas a responderse en la investigación.(Enunciado del problema)

Todo lo anterior, redactado en forma lógica y coherente con un enfoque deductivo; a menos que el tipo de investigación amerite un enfoque inductivo.

B. DELIMITACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN.

En este apartado se establecerá descriptivamente la cobertura que tuvo la investigación en lo relativo a:

Espacio geográfico, es decir, el lugar donde se realizó la investigación.

Sujetos y/u objetos que participaron en la realización del estudio.

Tiempo, especificando el periodo de tiempo en el que fue realizado la investigación.

Contenidos, se debe mencionar la o las variables que se consideraron en el estudio.

JUSTIFICACIÓN.

Este apartado debe reflejar la importancia y relevancia que tiene la investigación que se ha realizado, exponiendo argumentos tales como:

Evidencias que demuestren la magnitud de la problemática o necesidad de éstas para profundizar en el análisis.

Necesidad de corregir o diseñar medidas correctivas que contribuyan a la solución de los problemas expuestos.

Demostrara que la investigación constituye una estrategia para enfrentar la problemática mencionada.

Mencionar los beneficios futuros que pueden obtenerse, tanto para las personas como para las instituciones y/o grupos sociales.

LIMITACIONES.

Este apartado debe reflejar las restricciones que tiene la investigación, para poder expandir o generalizar los resultados, así como el reconocimiento de la incidencias de otras variables que en el proceso de la investigación no se controlan. Debe evitarse mencionar limitantes que puedan preveerse antes de realizar la investigación, tales como tiempo, costos, falta de información y otras propias de los investigadores.

E. OBJETIVOS.

Deben expresarse como proposiciones orientadas a definir los logros que se esperan obtener a partir de los resultados que arroje la investigación.

Los elementos que lo constituyen son el verbo, la (s) variables, la (s) relaciones y el contexto.

Deben reflejar lo que se espera obtener al estudiar cada variable (cuando no se establezca una relación bivariada), o lo que se espera al estudiar la relación de dos o más variables.

Debe formularse un objetivo general y varios específicos, en donde estos últimos sean desglosados del primero.

CAPITULO II

FUNDAMENTACIÓN TEORICA.

En este capítulo se exponen algunos principios, axiomas o leyes que rigen las relaciones de los fenómenos que son parte de la realidad a estudiar y que de alguna manera están incidiendo o son parte de la casualidad o estructura lógica de las explicaciones teóricas de alguna disciplina científica

Este capítulo debe estructurarse dependiendo de la naturaleza de cada investigación, pero en términos generales deben considerarse aspectos tales como:

Breve marco histórico.

Contexto en el que están inmersas las variables del problema.

Síntesis del marco social, cultural, legal, institucional.

Comportamiento de las variables en otros ambientes y contextos.

Enfoques de autores o teorías que las respaldan.

Relación de las variables.

Todo lo anterior debe plantearse bajo un enfoque deductivo, es decir desde lo más general hasta lo más específico, (a menos que el tipo de investigación demande otro tipo de enfoque).

Así también, cada aspecto debe ser comentado e interpretado con ideas propias de los investigadores de manera que se refuercen sus hipótesis. Con respecto a las referencias bibliográficas se usan las citas cortas, así: (3,6) ó (Polit, pág. 6), en donde 3 corresponde al tercer libro de la bibliografía y 6 corresponde al número de la página en donde está ese párrafo textual.

CAPITULO III.

HIPOTESIS Y VARIABLES.

En este capítulo deben expresarse los supuestos básicos que orientan la búsqueda de la información y cómo éstos han sido operacionalizados a través de la relación esperada de las variables. De igual manera deben exponerse los indicadores que permitirán medir el comportamiento de las variables a evaluar.

Los apartados sugeridos son:

A. HIPOTESIS.

General y específicas.

En este apartado se sugiere formular las hipótesis de investigación, tal como estaban en el anteproyecto(si éste se hubiese elaborado). Estas deben correlacionarse con cada objetivo (solamente cuando la investigación demande efectuar las respectivas pruebas). Si dentro del trabajo no se realizaron pruebas de hipótesis ya que el estudio es descriptivo o exploratorio, entonces debe de hacerse esta aclaración.

B. DIAGRAMA DE VARIABLES.

En este apartado debe presentarse en forma esquemática, lógica y cronológica, la relación supuesta entre las variables, definiendo la (s) independiente (s) y dependiente (s).

C. DEFINICIÓN OPERACIONAL DE VARIABLES.

En este apartado debe formularse una definición de cada una de las variables, tal como deben entenderse en esta investigación.

D. INDICADORES DE LAS VARIABLES.

El concepto de indicador se refiere a aquellos aspectos medibles que nos muestran como es el comportamiento de las variables. En el caso de las variables que representan procesos, no se deben definir indicadores que no sean sujetos de medición.

CAPITULO IV

METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN.

Este capítulo comprende la descripción de la estrategia a seguir expresada a través del tipo y modalidad de la investigación, la caracterización de las unidades de análisis, las técnicas, procesos e instrumentos de medición a ser utilizados; los cuales se expresarán en los siguientes apartados:

TIPO DE INVESTIGACIÓN

Este apartado debe reflejar la manera de cómo se enfocó la investigación en cuanto al propósito, amplitud y profundidad, mencionando las características propias del nivel o modalidades de investigación que se aplicó en base a los planteamientos de algunos autores de textos actualizados. Cuando el tipo de investigación demande la aplicación de algún diseño, será necesario exponerlo y explicarlo en cada uno de sus elementos y procesos dentro de este apartado.

POBLACIÓN Y MUESTRA

Aquí debe describirse detalladamente las características propias del conglomerado de sujetos u objetos hacia los cuales se orientó la investigación, es decir, a la totalidad de elementos que podrían ser objeto de medición.

Cuando no se trabaje con toda la población, sino con una parte de ella (muestra), debe definirse si ésta fue tomada aleatoriamente. En este caso debe de determinarse un tamaño muestral calculado mediante probabilidades y niveles de confianza definidos. Si la selección no fuese aleatoria, debe justificarse el por qué y reconocer las limitaciones que esto implica y los criterios que se definieron para escoger a los sujetos. Para cualquiera de los dos casos, debe describirse el proceso de selección de los elementos que conformaron la muestra.

MATERIALES Y METODOS

Descripción detallada de cómo fue realizada la investigación y los elementos utilizados en la misma. Incluye:

Detalle de procedimientos: Explicación general sobre aspectos como número de grupos, asignación de sujetos a grupos, manipulación, etc.)

TECNICAS APLICADAS EN LA RECOLECCIÓN DE LA INFORMACIÓN. INSTRUMENTOS DE MEDICIÓN.

En este apartado deben explicarse cada una de las técnicas que se aplicaron (entrevista, encuesta o alguna otra), a quiénes se les aplicó, con qué propósito, cómo se desarrollo, pasos que siguieron, y cuál fue el uso específico que se le dió a la información o datos recopilados a través de éstos.

También deben describirse los instrumentos que se han utilizado en la investigación, mencionando cómo es su estructura, su contenido, en qué se han basado para su construcción, cómo se califican y ponderan las respuestas y cuál ha sido el proceso de validación.

RESULTADOS.

En este apartado se debe exponer desde cómo se tabularon y organizaron los datos, los respectivos cuadros y gráficos con su respectiva descripción de los resultados, los modelos estadísticos y/o programas que se utilizaron para su exposición, la justificación del por qué se usaron y cómo se efectuaron las pruebas de hipótesis en el caso que se realicen.

DISCUSIÓN DE RESULTADOS.

Autoevaluación de los procedimientos empleados y discusión de los posibles alcances y significados de la investigación. Se hace una interpretación acerca de los resultados obtenidos con respecto a la información encontrada en la revisión de la literatura, evitando hasta dónde sea posible especular.

CONCLUSIONES.

Las conclusiones en el informe de investigación, hacen referencia a los resultados concretos que se obtuvieron en el desarrollo de la investigación y que fueron presentados ampliamente en el desarrollo del cuerpo del trabajo, prácticamente es un resumen sintético de los puntos más importantes y significativos para los autores. Estas van acorde al numero de objetivos planteados en la investigación, esto no quiere decir que no se presentará otra información importante obtenida durante el estudio.

H. RECOMENDACIONES.

Las recomendaciones constituyen el aparato del documento, dónde la creatividad del investigador (es) se pone de manifiesto en el planteamiento de políticas, estrategias y medidas de acción a tomar por instituciones (públicas o privadas), requisitos, entidades, etc. para la solución del problema que se investigó.

I. ANEXOS

Aquí se ubicarán los instrumentos y otro tipo de documento que han sido necesarios para el desarrollo del trabajo y que no se ha considerado otro lugar para ellos en el documento.

Los anexos son secciones adicionales que se adjuntan al documento escrito, el objetivo es presentar información adicional importante, ya sea para prolongar la explicación de los datos, como también para confirmarlos. Se ubica después de las conclusiones y recomendaciones, antes de la bibliografía.

Ejemplo de anexos: copias de documentos, mapas, planos, cuestionarios, guías de entrevista y observación, proyectos, programas, cuadros, gráficos, diagramas, resultados de laboratorios, cronogramas, presentación de la exposición etc. Dichos agregados son ordenados de acuerdo a cómo han sido citados en el cuerpo del trabajo.

J. BIBLIOGRAFIA

Es la última parte del informe de investigación, agrupa todas las fuentes consultadas para la realización de la investigación y redacción del informe. Las fuentes pueden ser libros, revistas, boletines, periódicos y documentos varios(referencias electrónicas o de Internet).

Cuando la bibliografía es utilizada en el trabajo comprende otras fuentes además de libros, se dividirán en secciones que se clasifican y ordenan de la siguiente manera: libros, revistas, boletines, periódicos, documentos y otras fuentes ( como por ejemplo la entrevista, referencias electrónicas o de Internet), los titulados de estas secciones irán en mayúscula en el centro de la página. Lo que se presenta a continuación es una sugerencia para elaborar la bibliografía. Sin embargo, se remite a los lectores a consultar las Normas que la American Psychological Association (APA), 5° Edición a elaborado con el objetivo de que sean consideradas para la elaboración de una Bibliografía más completa.

Cada fuente se enumera y se ubica en orden alfabético.

Elementos que componen la bibliografía:

LIBROS.

1. Autor (apellidos y nombres)

2. Título de la obra, subrayado y seguido de un punto.

3. Número de edición y seguido de una coma

Lugar de la edición( ciudad) y seguido de una coma

Nombre de la editorial y seguido de una coma

Fecha de edición.

Ejemplo:

Ashley, Ruth . Anatomía y Terminología Dental, Segunda Edición, México D.F., Editorial Limusa, 1979.

REVISTAS

1. Articulista como autor (punto).

2. Título del artículo (entrecomilladas y punto).

3. Nombre de la revista (subrayado y punto).

4. Lugar de la edición (coma).

5. Editor de la revista.

6. Número de la revista.

7. Fecha de la revista.

8. Página primera y última del artículo.

Ejemplo:

González, José Roberto. "La investigación de los factores genéticos en la enfermedad periodontal". Visión Odontológica. UEES, San Salvador, C.A., número 2, año 5, Junio - Diciembre 2001, páginas 11 a 16.

BOLETINES

1. Nombre del boletín

2. Título del artículo.

3. La palabra Boletín.

4. Lugar, país.

5. Institución responsable.

6. Año.

7. Número.

8. Fecha, página.

Ejemplo:

Boletín de Ciencias Económicas, Análisis crítico de las diversas interpretaciones del subdesarrollo. Punto de vista latinoamericano Boletín, San Salvador, El Salvador, C.A. Universidad José Simeón Cañas, UCA, año X, número 1 enero - febrero de 1987. Páginas 37 a 48.

LAS CITAS AL PIE DE PAGINA

1. Utilice las notas o citas al pie de la página para ampliar, sustentar, definir, especificar significados, referir autores y sus respectivas obras e informar.

2. Permiten determinar en cierta forma la capacidad del investigador, su pensamiento con el de otras personas, y los niveles de abstracción alcanzados.

3. Amplían la información sin interrumpir la lógica del discurso.

4. Tipos de cita al pie de páginas más comunes : las citas resumen, comentarios textuales y de ampliación.

5. Las locuciones latinas más utilizadas son:

IBID, idem, ibídem, equivalen a lo mismo.

b) OP. CIT. u OPERE CITATO equivale a obra citada.

c) LOC. CIT. indica lugar citado.

MODO DE UTILIZACION

Cuando se cita por primera vez a un autor:

- Autor (nombre y apellido)

- Título de la obra ( subrayado)

- Página adonde aparece la cita.

- El punto que cierra la cita.

ENSAYO

Composición literaria que tiene por objeto presentar las ideas del autor sobre un tema y que se centra, por lo general, en un aspecto concreto. Con frecuencia, aunque no siempre, el ensayo es breve y presenta un estilo informal. El género se diferencia así de otras formas de exposición como la tesis, la disertación o el tratado.

La concepción del ensayo, como el ensayo mismo, tiene su historia. Como género literario no siempre su definición conceptual ha coincidido con su contenido real. Ha primado con frecuencia la superficialidad definitoria y acomodaticia de encuadrar un concepto, con independencia de su correlato con la realidad y el espíritu animador del sujeto que piensa, siente y actúa. Sencillamente, por tradición lógica hay que definir, aunque se empobrezca lo definido. ¿Actitud nihilista ante las definiciones lógicas? Por supuesto que no, siempre y cuando se conciban en su relatividad aproximativa, como acercamiento al objeto y a sus diversas mediaciones que lo hacen complejo. Es necesario tener en cuenta la especificidad del objeto y el sujeto que lo aprehende, es decir, en resumen, seguir la lógica especial del objeto especial y su inserción histórico-cultural.

Es en sí mismo, el ensayo, una escritura crítica de reflexión y búsqueda en torno a problemas sensibles del hombre o relacionados con él. Un discurso, a veces con ribete agónico, en función de las disyuntivas que presenta la realidad humana y su discernimiento para elegir lo que humanamente se considera más racional por parte del escritor. Por eso en su interior hay una intencionalidad expresa que signa la lógica del problema, pero ajeno a fórmulas o esquemas preconcebidos. Hay recursos técnicos -propios de cada escritor- pero coloreados por su subjetividad indagadora y su capacidad personal.

El ensayo, si es consecuente con su misión, no puede operar con rigidez discursiva. Ante la revisión de valores los esquemas sólo funcionan para crear esquemas y resultan ineficaces y poco atrayentes. La osadía, la exposición al riesgo y la valentía son atributos cualificadores del buen ensayista. Como también lo son la gracia, el tono y el relieve de las ideas. "Fue Ariel -refiere M. Vitier al excelente ensayo de Rodó- un arrullo por la forma y una señal (...) Observo en Ariel dos caracteres, que en los casos más logrados, el ensayo concilia: la dignidad de las ideas y el encanto de su comunicación. Flota en sus períodos también ese polvo inasible del misterio humano (...) Insisto en ese don de encanto intelectual que es atributo de los mejores ensayos. Dígase gracia estética si se quiere."

CONCLUSIÓN

Para narrar se recomienda no empezar por el principio, sino por el medio. La primera escena tiene que ser de las más interesantes.

La narración no debe ser demasiado esquemática, ni intranscendente, ni rebuscada, ni falsa, ni lenta, ni confusa, ni plebeya.

"La regla del buen estilo científico es la claridad, la perfecta adaptación al asunto, el completo olvido de sí mismo, la abnegación absoluta. Es también la regla para escribir bien sobre cualquier material". (RE-NAN).

"Una palabra mal colocada estropea el más bello pensamiento". (VOLTAIRE).

"A menos de ser un genio, lo mejor es procurar hacerse inteligente". (ANTHONY MOPE).

"No sacar de la luz humo, sino del humo luz". (HORACIO).

"El estilo, como las uñas, es más fácil tenerlo brillante que limpio". (EUGENIO D'ORS).

Bibliografía

Hernández, Sampieri. Roberto. Metodología de la investigación 2a. Edición. Editorial McGraw-Hill, México, 1998.

Polit, Denise, F. Hungler Bernadette P. Investigación científica en ciencias de la salud, 5ta. edición. Mc-Graw Hill Interamericana, Editores, S.A. México, D.F. 1997.

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Enciclopedia Océano 2001

Tomo 4

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Enviado por:Abejota
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