"El Laocoonte se encuentra en la mansión del emperador Tito... Fue esculpido en un solo bloque de mármol por los excelentes artistas de Rodas Hagesandro, Polidoro y Atenodoro y representa a Laocoonte, sus hijos y las serpientes admirablemente enroscadas" (Plinio).
LAOCONTE
Tras el esplendor de Alejandría y Pérgamo, es Rodas la ciudad que toma el relevo como centro de la escuela helenística, en está ciudad se establecieron discípulos de Lisipo. Cares de Lindos fue el autor del coloso de Rodas, levantado hacia el 283 antes de Jesucristo y destruido por un terremoto cincuenta y seis años más tarde que ha popularizado la fama de esta ciudad.
Aunque no tan colosal, el Laoconte expresa uno de los dramas más espeluznantes de la mitología griega. El grupo escultórico, que en la actualidad se puede contemplar en los Museos Vaticano, mide 242 cm. de altura y está esculpido en piedra local rodia y mármol griego, tan sólo un fragmento es de mármol de Carrara. Lo realizaron en el siglo I antes de Jesucristo.
Se trata de un grupo escultórico de tres figuras humanas sobre un pedestal, con la figura central, el sacerdote troyano Laoconte en posición de semisentado y un hijo a cada lado. La escena nos muestra el momento en que dos serpientes se enroscan al cuerpo de Laoconte y sus hijos. Es el castigo que enviaba Apolo a este sacerdote troyano por permitirse recelar del caballo de Troya, que los griegos querían introducir en la ciudad. La obra fue hallado en el año 1506 en las excavaciones del palacio de Tito.
Si se observa la obra se da uno cuenta que se trata de una superación del realismo, exagerando el efecto teatral de la anatomía, haciendo una representación del dolor. Ninguna criatura humana podría soportar esto. Porque no se trata solamente del dolor físico de la estrangulación causadas por las enormes serpiente, los tres cuerpos humanos aparecen estrujados por las dos serpientes: el padre tiene el tórax hinchado y es mordido en el costado por una de ellas, los músculos y venas destacan sobre la piel de manera exageradísima: la cara está tan contraída, que aquel hombre no sería ya, puesto que nadie es capaz de sufrir tanto; sino del dolor moral que le invade al ver sufrir a sus hijos.
El grupo de Laoconte nos conduce al pathos scopásico que predominaba en la escuela de Pérgamo. Es maravillosa la unidad de líneas, la unidad psicológica y la unidad plástica del grupo.
BIBLIOGRAFÍA.
Martín González, J. J. Historia del Arte. Vol. I. Editorial Gredos. Madrid 1974. pág. 188 y 189.
Salvat, Juan. Historia del Arte. Vol. II. Salvat Editores. Barcelona 1976. pág. 182-185
http://www.artehistoria.com/frames.htm?http://www.artehistoria.com/historia/obras/8007.htm 13 de noviembre de 2004