El Angelus es la obra maestra de Millet y pone de manifiesto su adhesión al Realismo. Millet muestra a dos campesinos orando y dando gracias a Dios por la cosecha obtenida con el sudor y el esfuerzo de muchos días. El hombre y la mujer agachan piadosamente las cabezas, agarrando él su sombrero y llevando ella sus manos al pecho. A sus pies contemplamos la cesta con los frutos y el apero de labor. La escena se desarrolla al atardecer, quedando las dos figuras en zonas de luz y sombra respectivamente, en un contraste lumínico de gran belleza. Este interés por la luz natural acerca a Millet al Impresionismo. Su pincelada es firme y segura al igual que el dibujo, emplea colores suaves para el campo y más oscuros para los personajes, reflejando las vestimentas de los campesinos a la perfección. La temática empleada por el maestro hizo que los críticos le tacharan de socialista lo cual le trajo persecuciones. Consiguió transmitir la espiritualidad de los trabajadores en su faceta más realista, alejada de tópicos.
Jean-François Millet pintor francés nació en Gruchy (1814) y falleció en Barbizon (1875 Francia). Se le puede adjuntar a dos estilos: Realismo francés e Impresionismo. Nació en una familia de campesinos de Normandía y, gracias a una beca, pudo estudiar pintura en París, en el estudio de Delaroche. Sus primeros retratos y cuadros mitológicos nada tienen que ver con sus posteriores obras de tema campesino, en las que se enaltecen la vida y las ocupaciones diarias de las gentes que trabajan en el campo. La primera de estas creaciones, a las que está indisolublemente unido el nombre de Millet, fue El cribador, presentado en el Salón de 1848, al que más tarde siguieron Las espigadoras, El Ángelus, sin duda su obra más conocida, y El sembrador, cuadros todos ellos de figuras humanas definidas con vigor sobre un fondo de paisaje verídico. Con estas creaciones carentes de retórica e imbuidas de un profundo sentido de lo cotidiano, abrió el camino al realismo pictórico y dejó un modelo en el que se inspiró, entre otros, Courbet. En 1849, se estableció en Barbizon, donde permaneció el resto de su vida; aunque propiamente no perteneció a la famosa escuela de pintores de Barbizon, sí encarnó, como ellos, el deseo de huir de la vida urbana. A partir de 1863 y bajo la influencia de su amigo Théodore Rousseau, se dedicó con mayor intensidad al paisaje (La primavera, El crepúsculo). En 1859, El Ángelus le reportó la fama y la fortuna que no había logrado con sus obras anteriores, y ello le supuso salir por primera vez de la pobreza. Esta obra, sin embargo, lo encasilló como un pintor de efectismo sentimentalista, lo cual perjudicó su imagen hasta fechas recientes.
El Realismo Francés (1848-1870) es un movimiento que surge propulsado por las revoluciones que provocaron el emperador francés Luis Felipe (anuló la libertad de prensa, de reunión, de expresión y ordenó matanzas indiscriminadas en las barricadas parisinas). Muchos de los pintores realistas se sienten atraídos por las ideologías surgidas de estas revoluciones. En pintura, el precedente más inmediato es el paisajismo de la Escuela de Barbizon, a la cual se aproximó Millet de ahí sus cuadros con temas de labores campesinas con más naturalismo que reivindicación social; aún así esto le obligó a emigrar para evitar represalias. Respecto a la estética realista podemos ver se suma al detallismo y la verosimilitud, y se aleja de las composiciones extravagantes. Los óleos pretenden ser claros y directos en la transmisión de su mensaje, para lo cual se remiten a una perfecta captación de la psicología de sus personajes, así como de las realidades materiales, recuperando en cierta medida la lección pictórica de realismo que ofrece el Siglo de Oro español.