Religión y Creencias
La Virgen
LA VIRGEN: AL SERVICIO DE LA FE Y DE DIOS.
La Virgen, madre de Jesús, siempre demostró estar al servicio de Dios y apoyarle en todo lo que pudiera sin pedir nada a cambio y sin querer que se le reconociesen aquellas acciones que realizaba. Aceptó con sumisión la Palabra del Altísimo cuando el arcángel Gabriel vino a anunciarle la concepción del Mesías, y se promulgó esclava del Señor, aceptando así que su seno fuera el medio por el cual Cristo se encarnase en Hombre. No obstante esta enmienda aparentemente discreta se torna harto complicada cuando debe de afrontar la responsabilidad de dar a luz al futuro Mesías Salvador del Pueblo judío, pero sin embargo, María la afronta con valentía: <<En el sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado de parte de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret (...). Habiendo entrado donde ella estaba, le dijo : “Salve, llena de gracia, el Señor es contigo”. Ella se turbó al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal salutación. Y le dijo el ángel: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Éste será grande: se llamará Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su reino no tendrá fin (...). “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que nacerá será santo, Hijo de Dios (...). Dijo entonces María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 26 - 38).>> En esta Anunciación es la primera vez que aparece el nombre de María eliminando los relatos fantásticos que tratan sobre su infancia.
Inmediatamente después de que comunique la noticia de la Anunciación a Isabel, toma conciencia de quién es y cual es su misión en el mundo: <<Y dijo María: “Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios, mi salvador, porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava; por eso desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque ha hecho en mí cosas grandes el Todopoderoso, cuyo nombre es Santo, y su misericordia pasa de generación en generación para los que le temen (...) (Lc 1, 46 - 55).>>.
MARÍA: UN SÍMBOLO.
PARA SU PUEBLO
Investigadores sobre el Evangelio de Lucas postulan que María fue presentada como la personificación femenina del pueblo de Israel, aunque esta afirmación es puesta en duda con asiduidad. No obstante, si perteneció a un grupo de israelitas que esperaban la llegada del Salvador (pobres de Yahvéh).
Pero además, no sólo nos referimos al pueblo antiguo de Israel, sino a su pueblo actual. María es un modelo de cómo se debe de llevar a cabo un proceso de fe en Dios. Su persona, y con ella su devoción hacia el Señor, van aumentando a medida que pasa el tiempo en María desde la Anunciación. Su fe, aún no comprendiendo e ignorando el futuro, tuvo una confianza ciega en Dios apoyada por una larga meditación sobre sus dudas existenciales.
Y como la enseñanza más importante que podemos extraer de María fue en su presenciamiento del Calvario de su Hijo: << Cuando lo llevaban , echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía de su granja, y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús. Le seguía una gran multitud de mujeres que lloraban y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: “Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos, porque vendrán días en que se dirán: “¡Dichosas las estériles, los vientres que no engendraron y los pechos que no amamantaron!” (...). Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí, a él y a los ladrones, uno a la derecha y el otro a la izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen”. Y se repartieron sus vestidos echando a suertes. El pueblo estaba mirando, y los magistrados se burlaban, diciendo: “Ha salvado a otros, ¡que se salve a sí mismo si es éste el Cristo de Dios, el elegido! (...) (Lc 23, 26 - 38).>>.
María, aunque presa del dolor por ver a su Hijo torturado, extrajo fuerzas de flaqueza para cumplir su última voluntad, la cual se ve reflejada en este pasaje: << Estaban de pie junto a la cruz de Jesús su madre y la hermana de su madre, María de Cleofás, y María Magdalena. Viendo Jesús a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dijo a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo la tomó consigo. (Jn 19, 25 - 27).>>
PARA LOS POBRES
María nació pobre y vivió pobre pero dignamente. Este hecho se puede reflejar en las ofrendas que realizaban en la religión del judaísmo; aquellas personas que atesoraran muchas riquezas debían de realizar un sacrificio en función de su renta, y para los pobres indigentes el sacrificio mínimo eran dos tórtolas o pichones, y ese era la ofrenda que realizaba María. En conclusión respecto a este punto, María fue: una “Redentora de cautivos”, que ofreció un modelo de vida humilde a las personas pobres.
PARA DIOS
En el Concilio de Éfeso (431 d.C.) se declaró a María “madre de Dios” (Theotókos), aunque esta afirmación a sobrepasado gran cantidad de vicisitudes, ya que aún existía el culto a las diosas progenitoras (todavía durante el Imperio a pesar de que el cristianismo se extendió rápidamente, el culto a diversos dioses seguía existiendo) pero después de sobrellevar este handicap. Los Santos Padres impidieron que esta afirmación, sentimientos de la Virgen... pudieran ser aclarados ya que utilizaban una poesía difícilmente alcanzable por las gentes con escaso nivel cultural.
PARA EL AÑO LITÚRGICO
En las cuatro semanas que dura el Adviento, María se convierte en el elemento central sobre el cual gira todas las celebraciones que se celebran en el mes de mayo, actos religiosos...
Y como punto final a este trabajo, quisiera transcribir aquí un texto de Jean - Paul Sartre que en mi devenir de recabar información encontré en el libro de: “Esta es nuestra fe”:
<< La Virgen está pálida y mira al niño. Lo que yo habría querido pintar sobre su cara es una maravillosa ansiedad que nada más ha aparecido una vez sobre una figura humana. Porque Cristo es su niño, la carne y el fruto de sus entrañas. Ella le ha llevado nueve meses y le dará el pecho, y su leche se convertirá en sangre de Dios. Le aprieta entre sus brazos y le dice: “Mi pequeño”. Pero en otros momentos se corta y piensa: “Dios está ahí”, y es presa de un religioso temor ante ese Dios mudo, ante ese niño aterrador. Porque todas las madres se sienten a ratos detenidas ante ese trozo rebelde de su carne que es su hijo, y se sienten desterradas ante esa nueva vida que se ha hecho con su vida y que más cruel y rápidamente arrancado a su madre que éste, porque es Dios y sobrepasa con creces lo que ella pueda imaginar.
Pero yo pienso que hay también otros momentos, fugaces y escurridizos, en los que ella siente a la vez que Cristo es su hijo, su pequeño, y que es Dios. Ella le mira y piensa: “Este Dios es mi hijo. Esta carne divina es mi carne. Ha sido hecho por mí; tiene mis ojos, y el trazo de su boca es como el de la mía; se me parece. ¡Es Dios y se me parece!”.
Y a ninguna mujer le ha cabido la suerte de tener a su Dios para ella sola; un Dios tan pequeño que se le puede tomar en brazos y cubrir de besos; un Dios tan cálido que sonríe y respira; un Dios al que se le puede tocar y que ríe. Y es uno de esos momentos cuando yo pintaría a María si supiera pintar...>>
Me parece precioso como refleja los sentimientos de una madre hacia su hijo, a la vez que tiene una fe por un Dios que parece infinito y se ha reflejado en algo tan pequeño que ella puede rodearlo con sus brazos. En lo demás me parece que el texto habla por sí solo y no merece que comience con comentarios analíticos sobre él pudiendo guardar el sentimiento tan bonito que recoje.
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