Religión y Creencias
Biblia y Nuevo Testamento
La Biblia
“Bienaventurados más bien los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica."
(San Lucas 11,28)
Introducción:
En el siguiente trabajo, a partir de la lectura de diversa información, se sintetizan los conceptos primordiales que como miembros del pueblo católico debemos poseer y comprender fielmente a cerca de las Sagradas Escrituras: su significado, sus autores, sus partes, la forma en que debemos tomarla para conseguir un buen entendimiento de su contenido venciendo así las ideas infantiles o”básicas” que posiblemente muchos miembros de la Iglesia no conocen en su totalidad.
A demás luego hay un trabajo sobre los capítulos II y III del Génesis, libro perteneciente al Antiguo testamento más precisamente al Pentateuco, el cual es analizado hallando similitudes y diferencias con el poema de Gilgamesh, importante obra literaria sumeria, a partir de lo cual se pueden reconocer puntos muy interesantes y de estrecha conexión entre ambos que evidencian como en cada cultura respetando sus respectivas creencias, existen textos de ésta índole donde se explica el origen de muchos elementos de la realidad.
¿Qué es precisamente la Biblia?
La palabra Biblia es de origen griego y significa conjunto de libros, “biblioteca”; este significado se adapta al dicho considerado libro sagrado, puesto que el mismo se halla compuesto por diversas “partes”, “tomos” o “libros” que incluyen testimonios, la interpretación de hechos históricos contemplados desde la Fe; incluye, colecta, gran cantidad de textos sagrados que se agrupan a su vez en el Antiguo y Nuevo Testamento.
Podríamos concluir que las Sagradas Escrituras, otra forma de llamar a la Biblia, contienen el testimonio, de forma escrita, que el pueblo de Dios vivenció y nos ha dejado datando así de su experiencia de Fe como Palabra de Vida. Es aquí donde se deposita la revelación, la manifestación que Dios ha hecho a los hombres de Sí mismo y de aquellas otras verdades necesarias o convenientes para la salvación eterna
Algo importante que recalcar es que este texto corresponde al género literario que se ha ido componiendo a lo largo de varios siglos, encontrándose en Ella la vida y reflexión de Israel y las siguientes comunidades cristianas, por lo cual lo que se trasmite puede llegar a requerir una interpretación compleja, no siendo todo literalmente verídico, es decir puede haber imprecisiones geográficas o históricas, pues no es un libro científico. Por esto mismo la Iglesia Católica, entonces, es la única capacitada para interpretar auténticamente, con pleno derecho y sin posibilidad de equivocarse, la Sagrada Escritura porque Dios ha depositado en Ella la misión de guardar, enseñar y aclarar a los fieles su Palabra.
"Es tan grande el poder y la fuerza de la Palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual."
(Concilio Vaticano II, Constitución Dei Verbum, nn. 10 y 21)
Como he mencionado anteriormente, las Sagradas Escrituras, fueron componiéndose a lo largo de varios siglos. Para que su creación fuese posible, existió la participación de numerosos autores cada uno con un rol específico…
Dios como autor…
Dios actúa como autor a través de la inspiración bíblica; ésta es una gracia específica que concede el Espíritu Santo, por la cual el escritor sagrado es movido a poner por escrito las cosas que Dios quiere comunicar a los demás hombres. Dios inspira, ilumina interiormente, a aquel que luego pondrá por escrito su mensaje.
"Siguiendo los ejemplos de los Padres, con igual afecto de piedad e igual reverencia, la Iglesia recibe y venera todos los libros tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, porque un solo Dios es Autor de ambos"
(Concilio de Trento, 8-IV-1546)
El hombre como autor…
A éste se lo llama “autor inspirado” o “hagiógrafo”, como es denominado en la constitución Dei Verbum*1; el mismo jugará un papel protagónico en la mencionada composición.
Serán estos, hombres elegidos por Dios como autores, quienes pondrán por escrito lo que Él les inspire; Para que esto sea posible, abocarán todas sus capacidades y talentos, utilizaran el lenguaje, las costumbres, la literatura y los modos de expresión propios de sus tiempos intentado así conseguir que sus contemporáneos comprendan dicha composición y por lo cual debemos prestar exquisita atención puesto que nuestros modos de expresar son distintos de los que aquellos utilizaban.
Debemos pues acercarnos a la Biblia como a la Palabra que Dios nos ha entregado para conducirnos a la Salvación; son entonces, aquellos hombres, fieles “servidores de la Palabra”*2, quienes nos comunican la Palabra divina en nuestro propio lenguaje.
“Enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para la salvación nuestra”
(Dei Verbum - 11)
El pueblo como autor…
Cada autor inspirado se dirige a un pueblo el cual no siempre, desde un primer momento, aceptó dicha palabra. Sin embargo, con el correr de los tiempos, aquella Inspiración divina hará que noten también ellos la presencia y fuerza de Dios en dichos escritos que han sido inspirados por El mismo; a su vez también notarán la presencia de Aquel en la propia historia de su pueblo y en quienes los conducen.
A raíz de dicho fenómeno, ellos mismo sabiéndose “dueños” de la Escritura, alterarán a la misma y agregarán nuevos elementos según lo requieran las situaciones de vida que vayan atravesando. Como ya he dicho también anteriormente, aquí entra en juego la importancia de una lectura interpretativa, puesto que al hallarnos muy lejanos a aquellas realidades vivenciadas; al poder, sin ir más lejos, hallarnos tranquilamente frente a una superposición de varios textos de diversas épocas, nos puede resultar complicado comprender la verdadera intención de los mismos.
La misma luz con la que el Espíritu Santo ilumina a los autores sagrados, será la que le permita a aquel pueblo reconocer la verdadera Inspiración de Dios en los textos que surjan en el transcurso del tiempo.
Partes de las cuales se compone la Biblia
La Biblia se puede dividir en dos grandes partes: el Antiguo y Nuevo Testamento los que a su vez se subdividen por grupos de libros que responden a características similares. El tema central de la misma es Jesucrito Nuestro Señor, que está presente en todas sus páginas: En el Antiguo Testamento, como promesa y esperanza y en el Nuevo Testamento como realidad visible: Perfecto Dios y Perfecto Hombre
El Antiguo Testamento El cual se halla conformado por cuarenta y seis libros en las Biblia católicas mientras que en las protestantes poseen menor cantidad (Baruc, Judit, 1 y 2 Macabeos, Sabiduría, Eclesiásticos y Tobías). Los protestantes llaman a aquellos entonces: libros apócrifos puesto que los mismos tienen un argumento o título semejante a los libros inspirados pero no un autor cierto, razones por la cuales no lo incluyen en el canon Bíblico fijado por la Iglesia considerando entonces que no fueron divinamente inspirados y por contener algunos errores. Los católicos, en cambio, los denominan deuterocanónicos (asumidos en el canon).
El origen de ésta primera parte data, aproximadamente, del siglo X antes de Cristo (año 1000 a.C) aunque el desarrollo de los hechos que luego se transcribirán en él dando testimonio de la historia del pueblo de Dios, comenzaron hacia el 2000/1800 a.C con la aparición de los Patriarcas y sus clanes; se aproxima que la culminación de su escritura fue hacia el I a.C, donde los Romanos se apoderan del territorio de Israel; ya estamos llegando al tiempo de Jesús, en el cual la Tierra Prometida será parte de una provincia del Imperio Romano. Es Jesús quien ayudará a encontrar un nuevo sentido, una nueva manera de vivir la Alianza con el Señor, de esperar la Tierra Prometida que creemos es el Cielo. Este hecho trae aparejado el inicio del Nuevo Testamento.
La división del antiguo testamento se dispone de la siguiente forma:
Pentateuco: Parte conformada por los cinco primeros libros de la Biblia (Gn.,Ex.,Lv.,Nm. y Dt.)
Libros Históricos: Los cuales poseen preferencia por los hechos históricos (Jc., 1 y 2 Re., 1 y 2 Cro., 1 y 2 Mac.)
Libros Proféticos: Aquellos que transmiten la palabra de los profetas (Is., Jr., Os., Hab.)
Libros sapienciales: Son los cuales poseen predilección por los acontecimientos de carácter cotidiano. Además se integran aquellos que no forman parte delas subdivisiones anteriores (por ejemplo: Ps. o Salmos)
División del Nuevo Testamento
Tanto en las bliblias católicas como protestantes, esta parte se halla subdivida de la siguiente forma:
Evangelios:
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Sinópticos, así se denomina Mt., Mc. Y Lc.
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El cuarto evangelio es el de San Juan que posee una clara diferencia con los anteriores (por procedencia de civilización aislada)
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Hechos de los Apóstoles: Relacionado estrechamente con el evangelio de San Lucas.
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Cartas:
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Paulinas, cartas de San Pablo y otras atribuídas a él.
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Católicas, las cuales son emitidas por diversos autores.
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Apocalipsis: Similitud con el Evangelio de San Juan.
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Ley (o Torah): Compuesto por los mismos libros que contiene el Pentateuco.
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Profetas: Subdividido en dos sub-partes:
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Anteriores (Jos., Jc., 1 y 2 Sm., 1 y 2 Re.)
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Posteriores (incluye a todos los que llevan nombre de profeta a excepción del libro Daniel.)
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Escritos: donde se encuentran todos los libros que no fueron integrados a la Ley o a los Profetas; Por esta razón es posible encontrar una gran diversidad de géneros literarios (por ejemplo: Ps. o Salmos, 1 y 2 Cro., Dn., Cant.)
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Escritos Deuterocanónicos
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Al inicio del poema de Gilgamesh se denota que la construcción del espacio y la posterior formación de éste individuo es llevada a cabo por varios dioses; a su vez se le otorga a aquel una condición sobrehumana, de hecho cita que «Dos tercios de él son dios, un tercio de él es hombre»*3. Aquí ya se puede identificar una diferencia con el texto del génesis puesto que la creación es encarnada por un único Dios: Yahvé. Aquel es quien, a demás, crea al HOMBRE propiamente dicho con tales condiciones meramente humanas a partir de la unión de polvo de tierra y su soplo de aliento de vida.
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Por un lado se puede hablar de Enkidú, que en realidad no deseaba que su vida cotidiana variara; el se hallaba muy feliz en la estepa llevando aquella vida salvaje, pero ante el enojo de un simple cazador quien consulta a su rey Gilgamesh sobre que puede hacer para librarse de aquel, termina planeando y llevando a cabo con éxito la unión entre Enkidú y una prostituta consiguiendo que El ya no se sintiera como antes, abandonara su condición salvaje y aceptara ante la propuesta de aquella mujer, una vez introducido en los rudimentos de la vida social, ir a la ciudad de Uruk
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En primer lugar podemos hablar de aquella unión con la “varona”, término con el que se representa a Eva (ante el reconocimiento de Adán como “…Esta si que es hueso de mis huesos y carne de mi carne…”*5) Por esta razón, el varón deja a sus padres para unirse a la mujer y se hacen los dos una sola carne; siendo, entonces, clara aquí la semejanza con lo narrado en el poema puesto que ambos hombres se “humanizan” al conocer a quien será su compañera.
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En segundo lugar podemos también relacionar dicho hecho con lo narrado en el Génesis puesto que la mujer en ambos relatos es la encargada de llevar a la tentación a su compañero. Esta ,inducida en un caso por la serpiente y en el otro por la orden que le han dado, lo conduce a ir contra la naturaleza, es decir:
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Eva hace que su compañero coma también del fruto del árbol de la Vida, de la Ciencia del bien y del mal, aquel del cual Yahvé había dicho “Puedes comer de cualquier árbol que haya en el jardín, menos del árbol de la Ciencia del bien y del mal; porque el día que comas de él, morirás sin remedio…”*6. Lo que sucede es que la mujer, engañada por la serpiente y tentada por la idea que ésta plantea a cerca de que conseguirán no la muerte, sino en cambio abrir los ojos y ser como dioses que conocen el bien y el mal, accede a dicha tentación e invita a su hombre.
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En el otro relato es también la mujer quien lleva al hombre a dejar su naturaleza, a abandonar lo que a su disposición siempre existió y en donde felizmente se hallaba. Lo conduce hacia la civilización, lo induce a dejar su hogar para aspirar a un mundo de alimentos cocidos, licor, vestimentas y otros tantos diversos placeres terrenales que hasta el momento Enkidu desconocía.
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Por otro lado, siguiendo con la línea de desafío a las condiciones naturales que los dioses habían otorgado a los personajes del relato, podemos citar a Gilgamesh quien claramente, ya pasando mas bien al desenlace del poema, deseaba encontrar la inmortalidad pidiéndosela al héroe del diluvio universal: Utnapishtín. «como una leona a la que le han quitado sus cachorros. Se inclina sobre el rostro de su amigo. Se arranca los cabellos y los deja sueltos, se rasga y arranca su bellos ropajes»*7. Gilgamesh totalmente asustado se siente desesperado por la muerte de su amigo, que no llega a aceptar hasta que, al cabo de varios días, ve caer un gusano de su nariz (síntoma de la descomposición que conlleva la muerte). En aquel momento, Aquel se lamenta profundamente y se ve cegado por miedo a la muerte; éste ha entrado en su corazón y lo conlleva a tratar de hallar la inmortalidad.
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La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí”*8. He aquí otra similitud entre ambos textos: Adán ante las preguntas de Yahvé, atemorizado solo consigue culpar a su compañera de haber caído en la tentación. Esto también ocurre de cierto modo cuando Enkidú se halla gravemente enfermo; recordará con nostalgia su origen salvaje y llegará a mal decir los pasos que le han llevado hasta su estado civilizado: el pastor que lo vio en la estepa y la prostituta que lo instruyó en la vida en comunidad.
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Recalcando la idea de “humanización” de los hombres, podemos más allá de marcar la unión con la mujer como factor vital en dicho proceso, hacerlo también con la unión en sí con el género humano, es decir: Enkidú y Adán, ambos se hallaban en un territorio donde no poseía contacto con “(…) un ser semejante que lo ayudara”*9; es entonces la unión de aquellos con la mujer como representante en sí de la raza humana y de la unión del primero con Gilgamesh como verdadera amistad, lo que los encamina hacia la obtención de caracteres meramente humanos, dejando de lado el lado instintivo, salvaje que ambos podría poseer.
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La serpiente es un elemento común en ambos textos y su labor hace entonces que se disipe cualquier esperanza de vencer a la muerte; en el poema al ser quien le quita a Gilgamesh de su poder la planta rejuvenecedora llamada por el mismo “el viejo se hace joven”, aquel vuelve al fin a su ciudad con las manos vacías, de la que ya no saldrá hasta que, en el tiempo que los dioses han previsto para él, abandone este mundo como cualquier otro mortal.
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Dei Verbum del Concilio Vaticano II
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Documentos de la Comisión Episcopal
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“La Biblia, El libro del Pueblo de Dios”
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Encuentra.com - Portal Católico
- Existe a su vez una división de la Biblia según la tradición Hebrea que se dispone de la siguiente forma:
La Palabra de Dios: una lámpara siempre encendida
Ahora me quiero detener en una idea ya mencionada, pero esta vez profundizar en la misma:
Dios ha inspirado para la construcción de la Biblia a diversos autores que pertenecían a un concreto momento histórico; les transmite a ellos su “Plan de Salvación”; por dicho detalle mencionado, éstos se veían condicionados por características propias tales como sus situaciones de fidelidad y de pecado, su cultura, sus costumbres, en resumen su propia realidad. Por esto mismo el autor presenta la luz de la fe a todos aquellos que con él comparten aquel momento, sin embargo dicha luz seguirá brillando a través de los tiempos y es así como seguirá iluminando al creyente de otras épocas quien encontrará en ella una lámpara siempre encendida; seguirá siendo aquel “el libro del Pueblo de Dios”, continuará demostrando el “Plan” que el Padre ha preparado con amor para todos sus hijos sin importar el tiempo ni el espacio.
Por dicha permanencia en el tiempo de las Sagradas Escrituras, para su entendimiento hasta nuestros días, se ha desarrollado mismo una ciencia encargada de interpretar rectamente su mensaje: la “hermaneútica” (palabra de procedencia griega que significa interpretación)
“Hoy… a tomado un significado más amplio: es la ciencia o el arte de “comprender” un documento, un gesto, un acontecimiento, captando todos sus sentidos, incluso aquellos que no advirtió su autor o actor.” (Moral C, 1992, pág. 6, n.1)
Ésta se fundamenta mayormente en el análisis literario, toma su punto de partida en la semiótica y en la lingüística y funciona como equivalente y hasta a veces como opuesto al método histórico-crítico (que luego definiré con mayor exactitud). Es entonces, una propuesta de lectura sincrónica, que trata de leer e interpretar el texto tal como se presenta, sometiéndolo a un análisis correcto, tratando al texto como debe ser, considerándolo al mismo como una obra literaria. Deja de analizar históricamente las circunstancias, pasa a intentar su comprensión interrogando al texto y haciendo preguntas hacia aquel para que el mismo hable por sí.
Ahora sí, el método denominado “histórico-critico”, basa su interpretación en lo que el autor sagrado quería decir y Dios, claro, quería dar a conocer en aquellas palabras.
Toma en cuenta pues, los géneros literarios que se presentan, ya que los textos se encuentran en formas variadas ya sean históricos, proféticos o poéticos; el intérprete centrará su atención en el tiempo y cultura en que el autor se ha desenvuelto, sus modos de expresión, de pensamiento y aquellos elementos comunes a la conversación cotidiana.
De ésta manera, es posible enfrentar a dicho desafío: logran aplicarse nuevas situaciones a estos textos que fueron escritos en otras épocas bajo el ala de otras culturas; puede mantener así el valor perenne que tanto el pueblo hebreo como el cristiano han sostenido a cerca de los textos bíblicos.
Por estas razones, es importante comprometerse a un buen entendimiento de las Sagradas Escrituras, puesto que su mala comprensión puede desencadenar en la conclusión de ideas erróneas, infantiles, desembocando en falsas ideas de Dios y del mensaje que El ha deseado transmitirnos. Es posible culminar apreciando una visión similar a la que en la antigüedad se poseía, signada por el miedo a Dios, por ejemplo. Hemos comprendido entonces que la lectura de la Biblia implica una formación y también una práctica para su entendimiento y aprehensión a la vida…
"Lee con mucha frecuencia las divinas Escrituras; es más, nunca abandones la lectura sagrada" - (San Jerónimo)
La relación entre el Génesis y el poema de Gilgamesh
(Diferencias y similitudes)
Otra diferencia que es posible identificar es que en la creación de Enkidú, obra que poseía como propósito el crear un héroe que venciera al anteriormente mencionado Gilgamesh quien sometía a sus súbditos en Uruk, se utiliza como material la arcilla en vez de la misma tierra. A su vez habla por ejemplo de características corporales femeninas cuando por ejemplo nombra su cabellera, lo que implica, a diferencia del génesis, que en éste relato si existe desde un principio la diferenciación entre ambos sexos en el momento de la creación (habla a su vez de diosas como por ejemplo la diosa del amor y de la guerra en la vez de dioses de carácter únicamente masculinos).
Al igual que al hombre que Yahvé coloca en medio de una naturaleza, el cual posee a su entera disposición todo lo que lo rodea y se halla en completa armonía con todo ser vivo que encuentra a su alrededor, Enkidú «junto a las gacelas comía la hierba, junto a las bestias bebía en los abrevaderos, junto al ganado se complacía en el agua».*4
Es aquí cuando ya podemos penetrar en el tema principal de ambos textos, donde el hombre intenta alcanzar la inmortalidad; este no consigue conformarse con todo lo que a su alrededor encuentra sino que desea ir más allá, alcanzar características propias de los dioses.
A éste hecho lo podemos enlazar con otros dos propios del Génesis:
En el génesis en cambio a éste animal se lo condena y al hombre y a la mujer se les anuncia que se multiplicarán sus pesares; deberán trabajar con esfuerzo para sacar de la tierra su propio alimento “hasta que vueltas a la tierra, pues de ella fuiste sacado. Porque eres polvo y al polvo volverás”*10.
*1 Constitución Dogmática sobre la divina revelación; “(…)Por tanto siguiendo las huellas de los Concilios Tridentino y Vaticano I, se propone exponer la doctrina genuina sobre la divina revelación y sobre su transmisión para que todo el mundo, oyendo, crea el anuncio de la salvación; creyendo, espere, y esperando, ame.” - fragmento textual extraído del “Proemio” de dicha constitución.
*2 Extracción textual de “LA BIBLIA, EL LIBRO DEL PUEBLO DE DIOS” - pag. 21
*3 Extracto textual del poema de Gilgamesh - (T. I, c. II, 1)
*4 Extracto textual del poema de Gilgamesh - (T. I, c. IV, 2-5)
*5 Versículo extraído del libro Génesis de la Biblia Latinoamericana - Gn 2;23
*6 Versículo extraído del libro Génesis de la Biblia Latinoamericana - Gn 2;16-18
*7 Extracto textual del poema de Gilgamesh - (T. VIII, c. II, 15-22).
*8 Versículo extraído del libro Génesis de la Biblia Latinoamericana - Gn 3;13
*9 Versículo extraído del libro Génesis de la Biblia Latinoamericana - Gn 2:20
*10 Versículo extraído del libro Génesis de la Biblia Latinoamericana - Gn 3;19
Conclusión del trabajo:
Es claro que en ambos textos se comenta como desde el comienzo de los tiempos y en cualquier cultura, el hombre ha sido signado por la ambición, ha deseado ir más allá y si fuera por El, alcanzaría la inmortalidad. En vez de conformarse con las grandezas que sus creadores, fuera cual fuera el nombre, fuera uno, dos o varios, prefiere aspirar siempre a más, sin importarle, claro, la posibilidad de superar o igualar a aquel que le dio vida y sin siquiera respetanr la voluntad del mismo.
En vez de preocuparse por inmortalizar en últimas instancias su nombre pero esto por haber entregado su vida en la búsqueda por ejemplo del bien de su pueblo, como en un comienzo lo plantea Gilgamesh, no se detiene en aquello y prefiere aún más perdurar en el tiempo, ser inmortal; esto es de posible adecuación a la realidad puesto que día a día poseemos esas ansias de ser amados infinitamente y ante la incursión en dicho error culminamos hallando la frustración.
El pecado es común a todo hombre y provoca una ruptura con Dios y con el entorno que nos rodea; es por eso que textos así, que en la antigüedad poseían mismo un fin didáctico, pueden ser eficazmente utilizados para ejemplificar el final que nos depara si continuamos conduciéndonos por el camino de la ambición y la avaricia.
Fuentes informativas consultadas para la confección del trabajo:
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Enviado por: | Luch |
Idioma: | castellano |
País: | Argentina |