Laboratorio de diagnóstico clínico
Hematología
UNIDAD DIDÁCTICA 2.
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA SANGRE
La sangre es una suspensión de células en un medio acuoso, impulsada a través de los vasos sanguíneos, por la acción motora del corazón. El volumen de sangre circulante se llama volemia. Ésta se ha evaluado entre 68 y 77 ml por kilogramo de peso corporal. De lo que se deduce que, en un individuo de 70 kg, existen unos 5 litros de sangre.
1. COMPOSICIÓN DE LA SANGRE.
En la sangre se distinguen dos fracciones: fracción forme y fracción líquida.
1.1. FRACCIÓN FORME.
En condiciones normales, representa aproximadamente el 45% del volumen total de la sangre. A este porcentaje se le llama valor hematocrito.
Debido a ella, la sangre es un líquido espeso. Está constituida por elementos que tienen una forma definida. En concreto, está compuesta por tres tipos distintos de células: trombocitos, eritrocitos y leucocitos.
TROMBOCITOS O PLAQUETAS
Realmente son fragmentos de unas células llamadas megacariocitos. Tienen forma ovalada o redondeada, no tienen núcleo y son las células sanguíneas más pequeñas.
Contienen en su interior varias sustancias que intervienen en la coagulación de la sangre (factores de coagulación). Su número normalmente oscila entre 140.000 y 400.000 plaquetas por milímetro cúbico de sangre.
Se producen en la médula ósea y son destruidas por los macrófagos del sistema retículo-endotelial (SRE) situado en la médula ósea, en el hígado y en el bazo. Su vida media es de unos diez días.
ERITROCITOS O HEMATÍES O GLÓBULOS ROJOS
Tienen forma de disco bicóncavo y no tienen núcleo. Contienen en su interior una proteína compleja, en cuya molécula está presente el hierro, que confiere a la sangre su color rojo característico y que se llama hemoglobina (Hb).
En condiciones normales hay alrededor de 4.500.000 hematíes por mm3 de sangre, debido a lo cual son las células más abundantes de la sangre.
Se producen en la médula ósea, tienen una vida media de unos 120 días y son destruidos, al cabo de ese tiempo, por los macrófagos del SRE.
Cuando los hematíes son destruidos, la Hb se transforma en bilirrubina, de color amarillento, y ésta se elimina fundamentalmente por el hígado a través de la bilis.
LEUCOCITOS O GLÓBULOS BLANCOS
Son las células sanguíneas más grandes y las únicas que tienen núcleo. Hay dos clases fundamentales de leucocitos, unos tienen gránulos en su interior, por lo que se llaman granulocitos, y los otros carecen de gránulos en su interior, por lo que se denominan agranulocitos.
A su vez, se distinguen tres tipos de granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos) y dos tipos de agranulocitos (monocitos y linfocitos).
Se encuentran en un número aproximado de 5.000 a 11.000 leucocitos por mm3 de sangre.
Se denomina fórmula leucocitaria al porcentaje que representa el número de leucocitos de cada tipo con respecto al número total de ellos.
Los granulocitos y los monocitos se forman, exclusivamente, en la médula ósea y en la formación de los linfocitos también intervienen las ganglios linfáticos y otros órganos linfoides.
Todos los leucocitos son destruidos por los macrófagos del SRE.
1.2. FRACCIÓN LÍQUIDA O PLASMA SANGUÍNEO.
En condiciones normales, supone más o menos el 55% del volumen total de la sangre. Es un líquido transparente, de color ambarino y constituido en un 90% por agua. El 10% restante consiste en una serie de sustancias sólidas que se encuentran disueltas en el agua. Entre éstas cabe destacar:
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Glúcidos (glucosa).
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Lípidos (colesterol, triglicéridos, etc.).
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Proteínas (albúmina, globulinas, fibrinógeno, etc.).
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Electrolitos (iones sodio, potasio, calcio, cloruro, etc.).
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Sustancias reguladoras (vitaminas, enzimas, hormonas).
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Productos de desecho (ácido úrico, urea, creatinina, bilirrubina, etc.).
Al plasma sanguíneo, cuando se le retira el fibrinógeno, se le llama suero.
2. FUNCIONES DE LA SANGRE.
La sangre realiza múltiples funciones. De todas ellas, las más importantes son las siguientes:
FUNCIÓN RESPIRATORIA
La sangre transporta el oxígeno (02) desde los pulmones hasta las células de los distintos tejidos, y el anhídrido carbónico o dióxido de carbono (C02) desde éstas hasta los pulmones, donde es eliminado.
Esta función de transporte gaseoso es llevada a cabo, en gran medida, por la hemoglobina.
FUNCIÓN NUTRITIVA
La sangre conduce las sustancias nutritivas, absorbidas tras la digestión y procedentes de los alimentos, hasta las células que las precisan.
FUNCIÓN DE REGULACIÓN HORMONAL
La sangre transporta las diversas secreciones hormonales desde las glándulas que las producen hasta los órganos donde actúan (órganos diana).
FUNCIÓN EXCRETORA
La sangre conduce los productos de desecho resultantes del catabolismo celular hasta los órganos donde son eliminados y que son, fundamentalmente, los riñones.
FUNCIÓN DE REGULACIÓN TÉRMICA
La sangre distribuye el calor a lo largo de todo el organismo.
FUNCIÓN DE MANTENIMIENTO DEL VOLUMEN INTERSTICAL
La sangre conserva inalterado el volumen del líquido contenido en el compartimento existente entre las células de los tejidos (intersticio celular).
FUNCIÓN DE MANTENIMIENTO DEL Ph
La sangre colabora en el mantenimiento del equilibrio existente en el organismo entre las sustancias de naturaleza ácida y las sustancias de naturaleza a1calina (o básica), y por tanto conserva constante el pH* corporal. El pH plasmático normal es aproximadamente de 7,4.
FUNCIÓN DEFENSIVA
La sangre protege al organismo de las infecciones. Esta función es desempeñada por los leucocitos y por algunas sustancias presentes en el plasma (anticuerpos y componentes del Complemento). Los anticuerpos son producidos por los linfocitos B.
FUNCIÓN HEMOSTÁTICA
Cuando se produce una lesión de los vasos sanguíneos, la sangre detiene sus propias pérdidas. Esto se produce mediante el llamado fenómeno de la hemostasia.
En la hemostasia intervienen las plaquetas y diversas sustancias denominadas genéricamente factores de la coagulación (fibrinógeno, protrombina, etc.).
3. CARACTERÍSTICAS FÍSICO- QUÍMICAS DE LA SANGRE.
3.1. VISCOSIDAD SANGUÍNEA.
La viscosidad es la resistencia que ofrece un fluido a deformarse. Los dos factores que influyen fundamentalmente en la viscosidad de la sangre son el hematocrito y la concentración de proteínas en el plasma.
Así pues, la viscosidad sanguínea aumenta cuando asciende el hematocrito (por ejemplo, en la policitemia vera) o cuando se incrementa la concentración plasmática de fibrinógeno (en las hiperfibrinogenemias) o de algunas globulinas (por ejemplo, en el mieloma múltiple).
El aumento de la viscosidad sanguínea origina un síndrome de "hiperviscosidad", cuyas manifestaciones clínicas derivan de la dificultad con la que circula la sangre a lo largo de los vasos sanguíneos, en estos procesos.
3.2. OSMOLALIDAD PLASMÁTICA.
La osmolalidad es una forma de expresar el número de partículas de soluto presentes en una masa de disolvente (generalmente, en 1 kg de agua). La osmolalidad plasmática normal está comprendida entre los 280 y los 300 mOsmol/kg de agua.
La osmolalidad del plasma depende esencialmente de la concentración de éste en iones sodio (Na+), ya que éste es su soluto más abundante.
La osmolalidad plasmática está regulada por la hormona antidiurética (ADH). Ésta es una hormona, generada en la neurohipófisis, que reduce la eliminación de agua (H20), a través de la orina, cuando asciende la osmolalidad del plasma. La ADH realiza esta función al estimular la reabsorción de agua a nivel de los túbulos colectores de las nefronas renales.
La osmolalidad plasmática aumenta en la diabetes insípida (por déficit de ADH) y en el coma hiperosmolar de la diabetes mellitus (debido a la imposibilidad de beber la suficiente cantidad de agua necesaria para compensar las pérdidas de líquido producidas a través de la orina).
4. SISTEMA RETÍCULO ENDOTELIAL (SRE).
El Sistema Retículo endotelial o mononuclear fagocítico es un tejido presente en el bazo, en el hígado y en la médula ósea. Este tejido comprende a los capilares sinusoides (o senos venosos) de estos órganos. Los capilares sinusoides están formados, de dentro a afuera, por dos capas:
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Una pared discontinua, constituida por una sola capa de células reticulares ("macrófagos bordeantes" o “células reticulares bordeantes") que pueden descansar sobre una lámina basal también discontinua y que dejan entre ellas unos poros o aberturas que pueden ser atravesados por otras células (por ejemplo, por los hematíes que están en buen estado).
En los sinusoides del hígado, cuando las células reticulares bordeantes realizan su actividad macrofágica (por ejemplo, al fagocitar un glóbulo rojo envejecido o deteriorado) su volumen aumenta, su citoplasma se llena del material fagocitado y su núcleo se vuelve voluminoso, ovalar y con un nucléolo bien visible. En este estado, las células reticulares bordeantes reciben el nombre de "células de Kupffer".
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Una capa de fibras de reticulina, que constituye una red que rodea circularmente a las células bordeantes y las separa de las otras células del órgano (por ejemplo, de los hepatocitos).
5. TINCIÓN SUPRAVITAL CON AZUL DE METILENO.
Al investigar las estructuras celulares podemos utilizar dos formas diferentes de tinción: aquellas que se hacen con el tejido muerto y las que utilizan tejido o células vivas para su observación. Entre las segundas podemos diferenciar las tinciones vitales, que consisten en la introducción de un colorante en la circulación de un organismo vivo y las tinciones supravitales, que emplean el colorante sobre células o tejidos vivos aislados del organismo.
En ambos casos lo que se pretende es destacar los elementos de la célula viva y seguir los procesos vitales en el interior de la misma.
Los colorantes vitales más utilizados son el rojo neutro, que tiñe fundamentalmente los gránulos citoplasmáticos, el verde Jano, que tiñe mitocondrias y otros orgánulos celulares, y el azul de metileno, que tiñe núcleos y algunas estructuras celulares.
FUNDAMENTO
En esta tinción supravital utilizaremos como colorante el azul de metileno nuevo. Éste es de carácter básico y tiñe fundamentalmente los núcleos celulares.
MATERIAL NECESARIO
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Microscopio óptico.
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Portas y cubres.
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Tubos de hemólisis.
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Pipetas Pasteur.
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Laca de uñas o sellador histológico.
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Papel parafilm.
REACTIVOS
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Azul de metileno nuevo.
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Oxalato potásico.
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Agua destilada.
MUESTRA
Sangre capilar fresca o venosa anticoagulada.
TÉCNICA
Preparamos el colorante de la siguiente manera:
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Azul de metileno nuevo 0,5 g.
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Oxalato potásico 1,6 g.
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Agua destilada c.s.p. 100 ml.
En un porta depositamos dos gotas de sangre y 2 gotas de colorante (proporción 1:1) y, seguidamente, aspiramos la mezcla con una Pipeta Pasteur y la depositamos en un tubo de hemólisis. También se puede preparar directamente la mezcla en el tubo.
Tapamos el tubo con parafilm® y dejamos la mezcla en reposo, a temperatura ambiente, durante 10 minutos.
Al cabo de este tiempo aspiramos una o dos gotas de la mezcla y la depositamos sobre un portaobjetos.
Cubrimos la mezcla con un cubreobjetos y, si es preciso, sellamos los bordes del cubreobjetos con laca de uñas o con un sellador histológico.
Observamos la preparación resultante al microscopio óptico con el objetivo de 40 x.
LECTURA DE RESULTADOS
La observación microscópica debe ser rápida, ya que las células no permanecen vivas mucho tiempo.
LDC- Hematología U.D. 2
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