Filosofía y Ciencia


Epistemología: Ciencia


I

  • Qué es la ciencia. Características. Qué es lo que distingue a la ciencia de lo que no lo es.

  • Sería una persona muy ambiciosa si pretendiera dar una definición perfecta de ciencia, pero si he de decir qué es para mí, la describiría diciendo que es la forma de conocimiento más perfecta. Es un conocimiento crítico, sistemático y empírico: crítico, porque desde un principio, un científico pone algo en tela de juicio; sistemático, porque se siguen unos procedimientos en unos órdenes concretos y estipulados anteriormente; y empírico, porque siempre se pone en relación con la experiencia.

    Estas tres características de ciencia que he enumerado son muy importantes a tener en cuenta, ya que hay una línea muy delgada entre la ciencia y la no-ciencia: podemos llegar a otras cosas que no sean ciencia, sin darnos cuenta de ello; un claro ejemplo es que cuando la ciencia deja de hacer preguntas, degenera en religión (El miedo a la ciencia. Dunbar, R.).

    Pero se puede profundizar más en todo esto, puesto que existen distintos puntos de vista a la hora de debatir cómo se construye la ciencia:

    1.1 El punto de vista positivista.

    El positivismo (o inductivismo) propone que la ciencia parte de la observación, la cual nos permite obtener enunciados empíricos verdaderos. A partir de la inducción, generalizaremos y crearemos las teorías. Cuando queramos verificar una hipótesis, nos será suficiente con la experiencia directa.

    Es decir, según Chalmers, ocurre que: “Si en una gran variedad de condiciones se observa una gran cantidad de A y todos los A observados, sin excepción, poseen la propiedad B, entonces todos los A poseen la propiedad B”.

    La inducción tendrá unas condiciones básicas para la generalización que serán las siguientes:

    • El número de enunciados observacionales que constituyan la base de una generalización debe ser grande.

    • Las observaciones se deben repetir en una amplia variedad de condiciones.

    • Ningún enunciado observacional aceptado debe entrar en contradicción con la ley universal aceptada; si esto ocurriese, se transformaría la teoría.

    Pero nos enfrentamos al hecho de que la inducción plantea problemas: ésta no se puede justificar de manera lógica porque ¿quién determina cuándo es suficiente un número determinado de observaciones? -Podemos realizar un número elevado de observaciones, y que una vez que ya tengamos nuestra teoría, nos topemos con un A que no posea la propiedad B. El mismo problema, pero planteado a la inversa es que no siempre será necesario un número de observaciones elevado, puesto que para saber que la bomba atómica mata a millones de personas, no necesitamos probar muchas.

    Otra cuestión importante es si es posible la observación sin teoría: los enunciados observacionales presuponen la teoría. Sin darnos cuenta, la teoría está desempeñando un papel vital antes de la observación.

    ¿Conduce la inducción a conclusiones lógicamente verdaderas?:

    · El principio de inducción funcionó con éxito en la ocasión “x”.

    · El principio de inducción funcionó con éxito en la ocasión “y”.

    · El principio de inducción funciona siempre.

    Esta argumentación que pretende justificar la inducción es circular ya que emplea el mismo tipo de argumentación inductiva cuya validez se supone que necesita justificación. Aquí se infiere un enunciado universal que afirma la validez del principio de inducción a partir de cierta cantidad de enunciados singulares que registran aplicaciones con éxito del principio en el pasado. Por lo tanto, la argumentación es inductiva y, no se puede pues, utilizar para justificar el principio de inducción. No podemos utilizar la inducción para justificar la inducción.

    Pero a pesar de todos estos problemas, tenemos unas posibles soluciones:

    • atenuando la exigencia inductivista: no podemos estar ciento por ciento seguros de que sólo porque hayamos observado en muchas ocasiones que el sol sale cada día, el sol saldrá todos los días. Sin embargo, aunque no se puede garantizar que las generalizaciones a las que se ha llegado mediante inducciones lícitas sean perfectamente verdaderas, son probablemente verdaderas (no puedo demostrar que suceda siempre, pero puedo asumir como evidentes ciertos presupuestos).

    • Explicando en términos probabilísticos: el conocimiento científico representa un conocimiento que es probablemente verdadero. Cuanto mayor sea el número de observaciones que formen la base de una inducción y cuanto mayor sea la variedad de condiciones en las cuales se hayan realizado estas observaciones, mayor será la probabilidad de que las generalizaciones resultantes sean verdaderas. La probabilidad de que sea cierta la generalización universal es, por tanto, un número finito dividido por un número infinito, lo cual sigue siendo cero por mucho que aumente el número finito de enunciados observacionales que constituyan la evidencia.

    • No justificando la ciencia de modo lógico o apelando a la experiencia: fue Hume quien adoptó esta postura. Nuestras creencias en las leyes y teorías no son más que hábitos psicológicos que adquirimos como resultado de las repeticiones de las observaciones relevantes. Sin embargo, considerar que el principio de inducción es “evidente” no es aceptable. Lo que consideramos evidente depende y tiene demasiado que ver con nuestra educación, nuestros prejuicios y nuestra cultura para ser una base fiable de lo que es razonable. Entonces, si se ha de defender que es razonable el principio de inducción, entonces se ha de ofrecer una argumentación más sofisticada que la apelación a su evidencia.

    • La inducción no está en la base de la construcción ciencia: se evitará el problema de la inducción si se puede establecer que la ciencia no conlleva la inducción. Esto es lo intentan los falsacionistas.

    Según el inductivista ingenuo, la observación cuidadosa y sin prejuicios proporciona una base segura a partir de la cual se puede derivar un conocimiento científico probablemente verdadero, si no verdadero. Hay dos supuestos importantes que conlleva el inductivismo ingenuo con respecto a la observación:

  • La ciencia comienza con la observación.

  • La observación proporciona una base segura y verdadera a partir de la cual se puede derivar el conocimiento.

  • Pero ambos supuestos son criticables y los rechazamos por diversas razones:

    • Dos observadores no “ven” lo mismo: dos observadores normales que vean el mismo objeto desde el mismo lugar en las mismas circunstancias físicas no tienen necesariamente idénticas experiencias visuales, aunque las imágenes que se produzcan en sus respectivas retinas sean prácticamente idénticas.

    • Hay diferencia entre la experiencia perceptiva individual y la “observación pública”: los observadores que ven la misma escena desde el mismo lugar ven la misma cosa, pero interpretan de diferente modo lo que ven. Además, hay una correspondencia unívoca entre las imágenes de nuestras retinas y las experiencias subjetivas que tenemos cuando vemos. Mientras que las imágenes de nuestras retinas forman parte de la causa de lo que vemos, otra parte muy importante de esa causa está constituida por el estado interno de nuestras mentes, el cual dependerá de nuestra educación cultural, nuestro conocimiento, nuestras expectativas, etc., y no estará determinado únicamente por las propiedades físicas de nuestros ojos y de la escena observada.

    • Debemos diferenciar entre “modo de descubrimiento” y “justificación” de las teorías: los enunciados observacionales se hacen siempre en el lenguaje de alguna teoría y serán tan precisos como lo sea el marco conceptual o teórico que utilicen. Las teorías precisas constituyen un requisito previo de unos enunciados observacionales precisos, así que en este sentido, las teorías preceden a la observación. Esto va en contra de la tesis inductivista de que el significado de muchos conceptos básicos se extrae de la observación. Los enunciados observacionales están cargados de teoría y por tanto son falibles.

    Podemos entonces decir, que el inductivista está equivocado en dos cosas: la ciencia no comienza con los enunciados observacionales, porque una teoría de algún tipo precede siempre a todos los enunciados observacionales, y los enunciados observacionales no constituyen una base firme sobre la que pueda descansar el conocimiento científico, porque son falibles. El papel que atribuyen los inductivistas a los enunciados observacionales en la ciencia es incorrecto.

    Para exponer un ejemplo histórico, nos vamos al capítulo titulado: MENDEL: ¿GENIO O ESTAFADOR? del libro Las mentiras de la ciencia de Federico di Trocchio. Este hecho lo podemos defender y criticar desde la postura positivista argumentando que:

    · A favor desde el punto de vista positivista: tenemos que decir que sí se cumplen las dos primeras leyes, es decir, que por observación de generaciones de guisantes, Mendel descubrió la proporción de 3:1 del mismo carácter, y además la relación entre caracteres recesivos y dominantes. Al fin y al cabo, partió siempre de las observaciones, aunque luego continuara mediante cálculos en su escritorio. Podemos decir que se cumplían sus leyes en unas determinadas circunstancias y con una serie de probabilidades.

    · En contra desde el punto de vista positivista: Mendel utilizó gemelos extraños que diferían en un sólo carácter, lo cual no es del todo cierto, por lo que este enunciado observacional entra en conflicto con la ley universal.

    Otro punto es que la tercera ley no se cumple siempre, por lo que deducimos que no ha repetido las observaciones en una amplia variedad de condiciones.

    Por último, diremos que se basaba en el enunciado de que utilizaba genes no ligados, es decir, caracteres independientes; pero se descubre que la probabilidad de encontrar los caracteres así es del 0´6 %, por lo que extraemos que el enunciado era incorrecto. Mendel deshecha, directamente, los caracteres “indisciplinados”.

  • Alternativas a la concepción positivista de la Ciencia.

  • El falsacionismo:

    Desde este punto de vista se admite que la observación es guiada por la teoría y la presupone. Las teorías se construyen como conjeturas o suposiciones especulativas y provisionales que el intelecto humano crea libremente en un intento de solucionar los problemas con que tropezaron las teorías anteriores y de proporcionar una explicación adecuada del comportamiento de algunos aspectos del mundo. Aunque nunca se puede decir lícitamente de una teoría que es verdadera, se puede decir con optimismo que es la mejor disponible, que es mejor que cualquiera de las que han existido anteriormente.

    Según el falsacionismo, se puede demostrar que algunas teorías son falsas viendo los resultados de la observación y de la experimentación; aunque supongamos que disponemos de enunciados observacionales verdaderos, nunca es posible llegar a leyes y teorías universales basándonos sólo en deducciones lógicas. Pero podemos efectuar deducciones lógicas partiendo de enunciados observacionales singulares, y llegar, mediante una deducción lógica, a la falsedad de teorías y leyes universales. En resumen, diremos que la falsedad de enunciados universales se puede deducir de enunciados singulares adecuados.

    Hay una condición fundamental que cualquier hipótesis o sistema de hipótesis debe cumplir si quiere convertirse en teoría: una hipótesis ha de ser falsable, es decir, debe existir un enunciado observacional (o un conjunto de enunciados observacionales) lógicamente posible que sea incompatible con ella, esto es que, en caso de ser establecido como verdadero, falsaría la hipótesis. Cuanto más falsable es una teoría, mejor es.

    Aprendemos de nuestros errores, por lo que según el falsacionismo, la ciencia progresa mediante el ensayo y el error. Debido a que por lógica es imposible la derivación de leyes y teorías universales a partir de enunciados observacionales, pero sí que es posible la deducción de su falsedad, las falsaciones se convierten en los principales puntos de desarrollo de la ciencia.

    Si las teorías que se elaboren han de ser falsables, esto provoca la consecuencia de que las teorías sean establecidas y precisadas con claridad. Si se establece una teoría de forma tan vaga que no queda claro qué afirma exactamente, entonces, cuando se comprueba mediante la observación o la experimentación, siempre se podrá interpretar que es compatible con los resultados de esas pruebas. De esta manera podrá ser defendida contra las falsaciones. El falsacionista exige, por tanto, que se puedan establecer las teorías con suficiente claridad y precisión como para correr el riesgo de ser falsadas.

    ¿Cómo procede exactamente el falsacionismo?:

    • Surgen problemas a la hora de explicar el comportamiento de algunos aspectos del mundo.

    • Los científicos proponen hipótesis falsables como soluciones al problema.

    • Las hipótesis conjeturadas se critican y comprueban.

    • Algunas de ellas se eliminan rápidamente, y otras pueden tener éxito.

    • Las hipótesis que han resultado exitosas son sometidas a pruebas más rigurosas.

    • Cuando finalmente se falsa una hipótesis que ha superado con éxito las pruebas rigurosas, señaladas anteriormente, surge un nuevo problema que obliga a inventar nuevas hipótesis, seguidas de más críticas, y más pruebas.

    De esta forma, el proceso continúa indefinidamente. Nunca diremos que una teoría es verdadera, por muy bien que haya superado las rigurosas pruebas, pero sí podremos decir que una teoría actual es superior a sus predecesoras en el sentido en que es capaz de superar pruebas que falsaron a sus predecesoras.

    Una modificación en una teoría que no tenga consecuencias comprobables de la teoría sin modificar, será denominada modificación ad hoc.

    Hay un error común, que es considerar que la falsación de conjeturas audaces, sumamente falsables, es la ocasión para que avance la ciencia. Esto queda claro si consideramos las diversas posibilidades extremas: en un extremo tendremos unas teorías que toman la forma de conjeturas audaces y aventuradas, mientras que en el otro tenemos unas teorías que son conjeturas prudentes, que hacen afirmaciones que no parecen implicar riesgos significativos. Si cualquiera de los dos tipos de conjetura fracasa en una prueba experimental, resultará falsada, mientras que si pasa tal prueba diremos que está confirmada. Lo importante ocurrirá si se confirma una conjetura audaz o si se falsa una conjetura prudente. Los casos del primer tipo serán informativos y constituirán una importante aportación al conocimiento científico porque señalan el descubrimiento de algo inaudito o considerado improbable hasta entonces. En contraposición, de la falsación de una conjetura audaz o de la confirmación de una conjetura prudente se aprende poco.

    El falsacionista desea rechazar las hipótesis ad hoc y estimular la propuesta de hipótesis audaces como mejoras potenciales de las teorías falsadas.

    Pero el falsacionismo también tiene sus limitaciones:

    • Los resultados experimentales dependen de la teoría: de enunciados observacionales verdaderos se concluye la falsedad de la teoría. Las afirmaciones del falsacionista se ven contradichas por el hecho de que los enunciados observacionales dependen de la teoría y son falibles. La ciencia está llena de ejemplos de rechazo de enunciados observacionales y conservación de las teorías con las que chocan. Por muy seguramente basado que esté en la observación que pueda parecer que está un enunciado, no se puede excluir la posibilidad de que los nuevos adelantos teóricos revelen insuficiencias en ese enunciado. Por lo tanto, no se pueden conseguir falsaciones de teorías que sean concluyentes y simples.

    • Popper distingue entre enunciados observacionales públicos y las experiencias perceptivas privadas de los observadores: hace así, alusión a la intersubjetividad. La aceptabilidad de los enunciados observacionales se mide por la capacidad para sobrevivir a las pruebas.

    • Las teorías no se pueden falsar de modo concluyente porque los enunciados observacionales que sirven de base a la falsación pueden resultar falsos a la luz de avances posteriores.

    • Puede ocurrir que la falsación se deba a errores en el proceso de comprobación y no tanto a que determinada teoría sea errónea.

    • Hay ejemplos de teorías que se han falsado, pero se han seguido manteniendo y han contribuido al desarrollo de la ciencia.

    Los programas de investigación de Lakatos:

    Lakatos desarrolló su idea de la ciencia en un intento por mejorar el falsacionismo popperiano y por superar las objeciones hechas a éste. Los puntos a seguir serán:

  • Los conceptos sólo se pueden definir en relación a otros ya existentes.

  • Las teorías constan de un núcleo central y de un cinturón protector.

  • Se decide aceptar el núcleo central, la teoría, que debe mantenerse intacto.

  • Las sugerencias o indicaciones sobre cómo modificar y desarrollar el núcleo central constituyen la heurística positiva del programa.

  • Las modificaciones o adiciones al cinturón protector no deben ser hipótesis ad hoc, sino comprobables independientemente.

  • Nunca se puede decir de modo absoluto que un programa de investigación es mejor que otro si no es de modo retrospectivo.

  • Un programa es mejor que otro cuando progresa más.

  • Pero surge una importante crítica: ¿cuándo se abandona un programa y se cambia por otro? ¿cuándo se puede decir que un programa ha degenerado totalmente?

    Los paradigmas de Kuhn:

    Podemos decir que:

  • Un rasgo característico de su teoría es la importancia atribuida al carácter revolucionario del progreso científico, en la que una revolución supone el abandono de una estructura teórica y su reemplazo por otra, incompatible con la anterior.

  • Un paradigma está constituido por los supuestos teóricos generales, las leyes y las técnicas para su aplicación que adoptan miembros de una comunidad científica.

  • El paradigma aceptado por una comunidad científica constituye la “ciencia normal”.

  • Cuando existen datos anómalos o incompatibles con la teoría, comienza un período de crisis. Si estos datos afectan a los propios fundamentos del paradigma, se produce una “revolución” y se cambia de paradigma.

  • No es fácil definir con precisión los elementos de un paradigma. En general están constituidos por ciertas hipótesis equivalentes al núcleo central, más algunas “hipótesis metafísicas” y unos presupuestos metodológicos.

  • No existe ningún argumento lógico que justifique el cambio de paradigma: son factores psicológicos y sociológicos los que conducen al cambio de paradigma.

  • Inconmensurabilidad de los paradigmas.

  • La función de las “revoluciones” es contribuir al progreso de la ciencia.

  • Cómo se construye la Ciencia.

  • 2.1 El método científico.

    El anarquismo de Feyerabend:

    Según Feyerabend la idea de que la ciencia puede y debe actuar de acuerdo con reglas fijas y universales es tan poco realista como perniciosa. Dada la complejidad de cualquier situación realista en la ciencia y la imprevisibilidad del futuro por lo que se refiere al desarrollo de una ciencia, no es razonable esperar una metodología que determine que, dada una situación, un científico racional debe adoptar la teoría A y rechazar la B. Para Feyerabend, el lema a seguir es el de “todo vale”; su método no tiene reglas que le digan lo que debe hacer. Él demuestra que no es aconsejable que las elecciones y decisiones de los científicos estén obligadas por las reglas establecidas por las metodologías de la ciencia o implícitas en ellas.

    Chalmers acepta la tesis de Feyerabend de que algunas teorías rivales no pueden ser comparadas meramente por medios lógicos, y sugiere que hay que oponerse a su decisión de sacar consecuencias subjetivistas de este hecho.

    Definimos la teoría de Feyerabend como anarquista debido a que dentro de la ciencia, incrementa la libertad de los individuos al fomentar la supresión de todos los imperativos metodológicos, mientras que en un contexto más amplio fomenta la libertad para que los individuos elijan entre la ciencia y otras formas de conocimiento.

    Pero si nos centramos ahora en el libro de J. Echeverría: Introducción a la Metodología de la Ciencia, encontramos que este autor cuenta que según Latour y Woolgar, la ciencia se construye a base de eliminar el ruido, tener en cuenta las circunstancias e incrementar la credibilidad; y explican seis conceptos: la construcción (lento trabajo artesanal práctico), la actividad agonística (discusiones, alianzas, ...), los elementos materiales del laboratorio, la credibilidad del hecho construido (este concepto sintetiza nociones económicas), las circunstancias (lo que hay alrededor) y el ruido (en sentido metafórico, refiriéndose a que el orden científico se crea, y no existe antes de las manipulaciones de los científicos).

    En el libro de R. Dunbar: El miedo a la ciencia, también encontramos nociones sobre el método científico. Dice que es nuestro uso de reglas prácticas basadas en generalizaciones lo que parece que funciona lo suficientemente bien para hacernos avanzar.

    Según Rescher se establece una clara distinción entre justificar teorías particulares y justificar los métodos de la ciencia. Mantiene que las consideraciones pragmáticas justifican el método y son todo lo que podemos conseguir. Una vez que hemos justificado el método, esto sólo basta para justificar las teorías que se derivan de él. Y así rompe la circularidad del problema de Hume.

    Además, R. Dunbar, también nos habla de la ciencia modular: ¿qué tienen de especial los métodos de la ciencia que hacen posible lograr semejante y espectacular éxito? Desde luego, una respuesta es el rigor en la contrastación de las hipótesis, pero esta no es realmente la respuesta que estamos buscando. Uno de los aspectos que estamos buscando es la modularización, por la cual los fenómenos complejos se parten en segmentos más pequeños, que después tratan poco a poco. Éste es un aspecto que se critica como reduccionista, en contraposición con el enfoque holista. Lo que hay que hacer es distinguir entre el reduccionismo filosófico, que supone el intento de explicar un fenómeno determinado en términos de teorías de más bajo nivel, y el reduccionismo metodológico, que se basa en que la naturaleza es demasiado compleja para estudiarla como una sola entidad y propone dividirla en partes más manejables y estudiarlas una a una, analizando después el sistema combinado.

    Pero si concluimos en una frase, diremos que las técnicas que utilizamos para estudiar el mundo tienen que estar adaptadas a los tipos concretos de preguntas que queremos preguntar: no hay un único universal aplicable metodológicamente en ciencia.

  • Cómo progresa la ciencia.

  • La actividad científica se está modificando mucho por efecto de las nuevas tecnologías de las telecomunicaciones, hasta el punto de que cabe hablar, hoy en día de una teleciencia, en la que los objetivos investigados, los instrumentos utilizados y los propios agentes investigadores interactúan en un entorno telemático, y no en un medio natural. La telematización de la actividad científica se inscribe perfectamente dentro del marco de desarrollo de la ciencia moderna.

    Pero si nos colocamos en otro ángulo, y analizamos las distintas posturas a la hora de construir la ciencia, nos vamos a los diferentes puntos de vista:

    Positivismo: la ciencia progresa cuando, mediante la observación, obtenemos enunciados empíricos verdaderos y creamos las teorías.

    Falsacionismo: la ciencia progresa mediante las falsaciones.

    Programas de investigación de Lakatos: la ciencia progresa cuando se descubre un programa mejor.

    Paradigma de Kuhn: la ciencia progresa mediante las revoluciones.

  • El papel de lo social en la construcción de la Ciencia.

  • La ciencia se construye, a mi parecer, en base a lo que la sociedad va demandando. Las razones serán de tipo social, político, económico, moral, etc. Pero este apartado prefiero desarrollarlo junto con el apartado 3. del punto I, que viene a continuación:

    3. Finalidad de la Ciencia. Las relaciones entre sociedad, política, sociología y ética de la ciencia.

    Según los situacionistas, en la sociedad actual la ciencia cumple una función alienante al servicio del capital. Sonia y Maurice Dayan hablan de dependencia de la ciencia con respecto al Estado: concediendo los medios para la investigación, el Estado controla y selecciona, pero se convierte al mismo tiempo en apoyo, si no en promotor, de la ciencia.

    Las comunidades científicas han perdido la relativa autonomía de la que gozaron en otras épocas históricas. Ahora, lo que interesa es la ciencia aplicada, que puede generar beneficios económicos a la empresa patrocinadora.

    Hay un texto de la revista Survivre que dice: la ciencia ha creado su propia ideología, que tiene muchas de las características de una nueva religión, que podríamos llamar el cientificismo. Dicha ideología ha reemplazado a las religiones tradicionales. Se enseña obligatoriamente en todos los niveles educativos y está difundida en todas las clases sociales, si bien resulta más poderosa en los países más desarrollados y en las profesiones intelectuales.

    La ciencia está basada en una serie de mitos y los ideólogos del cientificismo pretenden además que dichos mitos son los únicos verdaderos, por estar fundados en razón.

    Si hay un autor con el que puedo sentirme identificada es con Lévi Leblond, al afirmar que la actividad científica no es separable del conjunto del sistema social en que se practica. Anteriormente, del siglo XVII al XIX, la investigación científica fue individual: cada científico trabajaba por su cuenta, siendo propietario de los resultados producidos y libre para elegir las líneas a seguir.

    Con la progresiva institucionalización de toda la actividad científica, y sobre todo, con la industrialización de la investigación, los mecanismos de producción industrial han pasado a estar profundamente vinculados a la investigación científica. Más que de investigación científica hay que hablar de trabajo de los científicos, y en concreto de la división del trabajo. De ahí, la división entre disciplinas. Así, Lévi Leblond acaba en tres tipos de práctica científica:

  • La investigación propiamente dicha.

  • El desarrollo.

  • La enseñanza.

  • Con respecto a la ética, tenemos que plantearnos que la ciencia moderna no sólo viene caracterizada por un afán de conocimiento de la naturaleza, sino también por la voluntad de dominio de la misma. Cuando la sociedad ve un avance descontrolado de la ciencia, se produce el rechazo. Claros ejemplos son la energía nuclear o la biotecnología. Con respecto a esto, Michael Ruse saca a relucir la libertad de investigar.

    En cuanto a política y demás, la ciencia es considerada como uno de los motores principales del progreso económico y del desarrollo social, y deja de ser una profesión liberal convirtiéndose en un poder considerable, que establece lazos estrechos con otros poderes (políticos, económicos, militares, etc.). Vemos, por ejemplo, que en las décadas de posguerra, el apoyo a la ciencia dependió directamente de sus contribuciones potenciales a las principales exigencias tecnológicas del gobierno.

    Según Dickson, en Estados Unidos, según quién gobernara, se invertía más en unas investigaciones o en otras. Todos estos cambios de la política científica y tecnológica tuvieron consecuencias directas en las empresas, comunidades científicas y, en último término, en la opinión pública.

    Aparte de los valores epistémicos (verdad, contrastación empírica, exactitud, coherencia, generalidad, etc.) característicos de la ciencia moderna, la ciencia y la tecnología de la segunda mitad del siglo XX conllevan la presencia de otra serie de valores, no sólo políticos e ideológicos, sino ante todo económicos, que permiten juzgar las nuevas hipótesis científicas en función de las expectativas de beneficio económico indirecto que generan, y no en función de la aproximación a la verdad, o de la resolución de problemas epistémicos.

    Con respecto a la sociología, vemos que surge como una alternativa a la filosofía clásica de la ciencia, e insiste en que el conocimiento científico mismo debería ser entendido como un producto social. Para el sociólogo es conocimiento cualquier cosa que la gente considere como conocimiento; en particular, se ocupa de las creencias que se consideran garantizadas, o institucionalizadas, o investidas de autoridad por grupos de personas. Se crea, por tanto, el programa fuerte que se inscribe dentro de las tendencias de naturalización del conocimiento y de la razón. Lo importante del conocimiento es que se produce colectivamente, es decir, en un escenario social. Según este programa fuerte, la sociología debería cumplir cuatro principios básicos:

  • Debería ser causal.

  • Imparcial.

  • Simétrica.

  • Reflexiva.

  • Pero este programa resulta ser reduccionista (reduce el conocimiento científico a sus causas sociológicas) y monista (un mismo tipo de causas ha de poder explicar las creencias verdaderas y las falsas). Además, los sociólogos tienen el problema de la falta de familiaridad con el contexto técnico de las disciplinas científicas que tratan de estudiar.

    Volviendo a retomar el tema inicial, nos damos cuenta de que la ciencia es prisionera de su tiempo, reflejando los intereses partidarios de la cultura dentro de la cual se desarrolla. La ciencia ha llegado a ser una herramienta social al servicio de las elites del poder, ansiosas por imponer su dominio absoluto sobre la sociedad, a través de la dominación totalitaria de las instituciones del Estado. Los constructivistas culturales, por ejemplo, cogen a un científico concreto y tratan de mostrar que su concepción del problema por el que acabó interesándose era, en gran medida, un producto de la sociedad en la que le había tocado vivir.

    Ni que decir tiene que la ciencia depende de la generosidad del erario público.

    II

    a) La ciencia es un fenómeno natural, común a una amplia variedad de culturas y organismos. Es algo más que mero conocimiento cotidiano puesto en práctica.

    Si nos vamos a J. Ziman en su libro Introducción al estudio de las ciencias, define ciencia como medio de resolver problemas, haciendo hincapié en su aspecto instrumental. Otra definición de la ciencia, como conocimiento organizado, pone de relieve su aspecto de archivo. La información sobre fenómenos naturales se adquiere por medio de la investigación, se organiza en esquemas teóricos coherentes y se publica en libros y en revistas.

    La ciencia tendría como método: la experimentación, la observación y la formulación de teorías. La ciencia es en esencia objetiva y, por lo tanto, trasciende todas las consideraciones políticas.

    La ciencia es todo lo que he descrito hasta ahora y más. Es, en efecto, fruto de la investigación; emplea métodos característicos; es un conjunto de conocimientos organizados; es un medio de resolver problemas. Es también una institución social; necesita medios materiales; es un tema educacional; es un recurso cultural; requiere que se la dirija; es un factor importante en los asuntos humanos.

    Luego, cada disciplina científica tiene sus características particulares, sobre todo en lo que a método se refiere. Por ejemplo, en la biología utilizaremos más la observación, y en las matemáticas un bolígrafo y un papel.

    Yo personalmente estoy de acuerdo con todas las características que todos estos autores dan de la ciencia. Evidentemente, no sería capaz de dar más definiciones de ciencia, y al principio de este trabajo he dado la definición que yo consideraba correcta, la cual creo que no se aleja mucho de la realidad.

    b) Para que algo sea establecido como “científico”, se necesita el reconocimiento de la comunidad científica. Pero debemos tener en cuenta que las instituciones científicas compiten entre sí (por prestigio, por subvenciones, por premios, por puestos de trabajo, por medios para seguir investigando), y se entiende perfectamente que sus intereses puedan ser opuestos, y que por ello, defiendan teorías contrapuestas entre sí. Es decir, si a una institución no le interesa que otra institución cree una nueva teoría, va a ponerse en contra.

    Debemos llamar la atención, además, sobre las controversias y los procesos de consenso entre los científicos, mediante los cuales se cierran debates y se opta por interpretaciones canónicas, que luego pasan a ser la interpretación científica por antonomasia. Si se analizan los procesos de controversia y de consenso, se ve que los científicos están estrechamente vinculados a grupos sociales con ideología e intereses muy determinados. Pero hay dos cosas que ayudan a impedir que la conducta incorrecta se generalice entre los científicos. Una es el escepticismo inherente de los colegas, a los que les gustaría ver triunfar sus propias teorías alternativas. Para bien o para mal, es precisamente el individualismo competitivo de la ciencia el que lo ha salvado del destino sectario que tienen la mayor parte de las religiones y sectas políticas. El segundo factor que preserva la integridad de la ciencia es la intransigencia sin compromisos de la naturaleza: uno no puede forzar a la naturaleza para que se comporte de acuerdo con su teoría favorita, por mucho y muy fuerte que lo intente.

    Mirándolo desde un punto de vista diferente, evidentemente, no será científico aquello que no cumpla los principios básicos que hemos definido antes al hablar del concepto de ciencia.

    Yo personalmente, estoy de acuerdo con estas exposiciones sobre lo que es o no científico, y además añadiría que tampoco es científico aquello que no nos proporcione un mínimo grado de objetividad, puesto que no podemos pedir que sea objetivo al ciento por ciento, ya que el ser humano no es perfecto.

    c) Si nos desplazamos al libro de John Ziman: Introducción al estudio de las ciencias, encontramos que nos dice que están las ciencias “de laboratorio” como la física, la química o la biología, etc., pero que no son las únicas disciplinas científicas, sino que también están las ciencias sociales y de la conducta. Aquí vemos claramente, que la Psicología también es ciencia.

    El principio fundamental de la reciente revolución de las metaciencias es que estas instituciones, actividades, influencias, papeles, normas, etc., comunales no se limitan a ser el telón de fondo de la lógica del método científico, o del misterio de la creatividad científica, sino que son constitutivas de la ciencia tal como la conocemos.

    Si la Psicología puede guiarse por un método que extraiga conocimientos de forma crítica, sistemática y empírica, ¿por qué no va a ser ciencia?.

    Las consecuencias que he sacado de todas las respuestas que he ido dando en el trabajo son positivas en el sentido de que me ayudan a saber por qué creo que la Psicología es una ciencia, y por qué creo que la religión no lo es. Sé ahora, que la ciencia no es perfecta, y que la pura objetividad no existe. Me he dado cuenta, también, de que lo que guía el progreso de la ciencia es, simplemente, el dinero (aquí englobo política y demás). Y también he visto que deben de haber descubrimientos científicos que no han salido a la luz porque a otros (incluidos científicos) no les ha interesado que se destaparan.

    Otra cuestión, es que a veces se descubren cosas que no eran el tema de la investigación, por errores que se han cometido en un momento dado. No niego con esto que no haya métodos científicos respetables y muchas más cosas, pero hasta los genios de la ciencia, a veces, nos han estafado ligeramente para conseguir sus propósitos.

    III

    BIBLIOGRAFÍA:

    • Ziman, J. (1.986). Introducción al estudio de las ciencias. Barcelona: Ariel.

    • Thüllier, P. (1.990). De Arquímedes a Einstein. Las caras ocultas de la invención científica. Madrid: Alianza.

    • Maddox, J. (1.999). Lo que queda por descubrir. Madrid: Debate.

    • Chalmers, A. (1.982). ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?. Madrid: Siglo XXI.

    • Di Trocchio, F. (1.993). Las mentiras de la ciencia. ¿Por qué y cómo engañan los científicos?. Madrid: Alianza.

    • Echeverría. J. (1.999). Introducción a la Metodología de la Ciencia. Madrid: Cátedra.

    • Dunbar, R. (1.999). El miedo a la ciencia. Madrid: Alianza.

    • Ziman, J. (1.986). Introducción al estudio de las ciencias. Barcelona: Ariel.




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    Enviado por:Christy21
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    País: España

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