La epilepsia es una enfermedad producida por una alteración del funcionamiento cerebral, debido a la descarga súbita y desproporcionada de impulsos eléctricos de las células cerebrales. Esto se traduce en crisis epilépticas, las que en algunos pacientes se encuentra en forma muy generalizada, comprometiendo su cuerpo y toda su actividad consciente, o bien en forma parcial, con o sin alteraciones del campo de la conciencia.
No es contagiosa, no es mental, no afecta la inteligencia y las personas que la sufren pueden llevar una vida normal.
Diferencia fundamental entre epilepsia y crisis epiléptica.
Crisis epiléptica: son sucesos limitados ( tienen comienzo y fin); son un síntoma; una descarga ocasional repetitiva y desordenada del tejido nervioso. Puede ser consecuencia de: síncope, hipoglicemia, hipoxia, insolación, etc.
Epilepsia: es un trastorno crónico, es más un grupo de síndromes que una enfermedad.
Etiologías más frecuentes:
En los recién nacidos: trauma del parto( hemorragia y malformaciones)
En lactantes: meningitis, abceso cerebral, encefalitis, trombofiebitis cerebral.
Pre-escolares y escolares: epilepsia esencial
Adulto joven: traumatismo encéfalocraneano.
Adulto mayor y ancianos: lesiones cerebrovasculares, arteriosclerosis, infarto, hemorragias, metastasis, abceso cerebral.
¿ Qué síntomas presentan las distintas crisis?
La crisis generalizada se caracteriza por la pérdida brusca del conocimiento, caída y convulsiones o contracciones rítmicas de las extremidades y músculos de la cara.
Otras, que se expresan como ausencias, son muy breves, propias de niños, difíciles de apreciar, ya que se pueden presentar con una desviación de los ojos e inconciencia transitoria.
También existen crisis que pueden aquejar los órganos sensoriales, como las epilepsias fotosensibles, desencadenadas por cambios de luz, o bien se desarrolla como crisis motoras parciales, que aquejan una determinada parte del cuerpo.
Tratamiento.
Además del tratamiento medicamentoso, se requieren medidas generales, tales como:
Todo paciente necesita recibir indicaciones que lo lleven a una integración social.
El paciente y sus familiares deben ser informados sobre la naturaleza de su enfermedad, destacando que su evolución habitualmente es compatible con una vida normal.
Los pacientes deben tener adecuados hábitos de sueño y evitar exponerse a factores desencadenantes de las crisis ( Ej: suspensión brusca del tratamiento, fiebre, luz intermitente, ingestión alcohólica y privación de sueño.)
En los niños debe evitarse la sobreprotección; asistirán a escuelas normales y aquellos con retraso mental serán llevados a escuelas especiales.
¿ Qué hacer frente a un ataque?
Mantenga la calma
No sujete ni trate de reanimar a la persona; ella recuperará la conciencia en pocos minutos.
Aunque aparentemente no respire, no necesita respiración artificial.
Tome su cabeza y evite que se golpee.
No trate de abrirle la boca a la fuerza
No coloque pañuelos entre sus dientes.
No frote las extremidades.
Espere. Si el ataque dura más de 15 minutos, llévelo a un centro de urgencia.
Al terminar el ataque, la persona cae en un sueño profundo.
Epilepsia y embarazo
Efectos del embarazo sobre la enfermedad:
El 50% de las embarazadas no sufre modificaciones en la frecuencia de sus crisis. El 25% disminuye y el 25% restante, aumenta.
Estas variaciones se mantienen sólo mientras dura el embarazo. Están relacionadas con el aumento de hormonas ( afecta el umbral convulsivo) y del volumen plasmático( afecta la concentración de los anticonvulsionantes)
Efectos sobre el feto:
Las malformaciones fetales no pueden atribuirse solamente al uso de drogas. Tanto las en tratamiento como las sin éste tienen mayor frecuencia de hijos con estas anomalías.
Hay un 90% de posibilidades de tener un hijo sano( en cuanto a malformaciones).
Las más frecuentes son: Hendiduras de labio y paladar, malformación de uñas, retardo mental y deformaciones faciales.
El 75% de los casos se produce antes de la adolescencia ( la primera crisis)
Hay entre 5 y 10 epilépticos por cada mil habitantes del mundo.
Uno de cada cuarenta hijos de un padre epiléptico padece de la enfermad, si los dos son epilépticos, uno de cada cuatro.