Anatomía patológica y citología
Descripción de superficies, cavidades, órganos y vísceras
GENERALIDADES DESCRIPTIVAS DE SUPERFICIES, CAVIDADES, ÓRGANOS Y VÍSCERAS
La problemática general que surge a la hora de describir un hallazgo es la cuestión de la forma de hacerse consciente una percepción sensorial.
El número de impresiones sensoriales es muy elevado, pero sólo algunas serán importantes. La percepción sensorial es un arte que se adquiere con el aprendizaje. La base de todo aprendizaje es la atención sostenida, pues sólo así se registran fenómenos poco importantes en apariencia, que luego se aplican a los hallazgos y al diagnóstico.
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Situación y forma de los órganos
De acuerdo con la técnica de sección aplicada por Virchow, se examina la situación y relaciones de los órganos, así como su delimitación de los órganos vecinos in situ, y no se extraen paquetes orgánicos completos (evisceración total). De este modo se diagnostican fácilmente alteraciones como las “distopias orgánicas” (riñón pelviano, hernia diafragmática…).
La técnica permite ver fácilmente patologías del tipo Lóbulo intestinal (torsión con estrangulamiento). Además es posible apreciar la adherencia de órganos en toda su extensión.
Hay que prestar importancia a la forma del órgano siempre, haciendo referencia al órgano normal.
Las desviaciones frecuentes de la forma normal de los órganos son:
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Lobulaciones anormales congénitas (bazo, riñón, pulmón).
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Deformaciones por comprensión de órganos contiguos.
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Tamaño y peso
Se compara también con el órgano normal. La medición de la longitud, anchura y altura del órgano es una medida más exacta. Pero esta medida es solo indicativa debido al polimorfismo de los órganos corporales. Es por ello que la idea exacta del tamaño orgánico sólo se obtiene midiendo su volumen (volumen de agua desplazado). En cuanto al peso orgánico es recomendable proceder a determinar el peso específico (peso/volumen: peso específico).
Se pesa en gramos.
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Niños: variación en peso del 10%.
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Mujeres: variación en peso del 20% menos de peso que los hombres.
Órganos | Peso en gramos |
Pulmón Corazón Riñón Bazo Hígado Cerebro | 700-800 g 250-300 g 150 g 150 g 1350-1500 g 1350 g |
Timo | 12-14 g antes del nacimiento 35 g pubertad |
El tamaño de las alteraciones focales de los órganos se debe expresar en cm y se debe medir la profundidad en la sección de corte.
De los órganos de los sentidos que se utilizan para reconocer los fenómenos de la naturaleza, el ojo es el que nos da más información, ya que, además de color percibe:
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La transparencia.
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El brillo.
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El aspecto de la superficie.
El color que impresiona el ojo depende de las siguientes características físicas:
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Tonalidad: es lo que distingue un cuerpo de otro y viene caracterizada por la longitud de onda.
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Saturación: intensidad del color. Es la concentración de color que viene determinada por la intensidad de partículas colorantes por unidad de superficie.
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Claridad: grado de color gris mezclado con el color. La escala de grises va del blanco al negro.
El ojos reconoce bien la tonalidad de los colores y, sin embargo, hay grandes divergencias en cuanto a la percepción de la claridad y la saturación. Tanto la claridad como la saturación se ven muy afectadas por el fondo sobre el que se exhibe el color por la luz.
La descripción del color debe considerarse como un medio auxiliar para el diagnóstico.
En general, el color de los órganos viene determinado por el contenido de la sangre, por lo que predomina el rojo de la hemoglobina.
La sangre oxigenada impregna a la piel y a los órganos de un rojo claro. La sangre desoxigenada confiere a los órganos una coloración rojo azulada. En la intoxicación por el gas de alumbrado la sangre y órganos aparecen de color rojo cereza (rojo claro).
La ictericia es el producto de degradación de la hemoglobina; esta produce los pigmentos bilirrubina (amarilla) y biliverdina (verde), que impregnan a los diferentes órganos.
Los depósitos de pigmentos producen un cambio de la coloración normal de los órganos.
Melanina negro Ej: melanoma maligno, nefrosis melanúrica, orina negra.
Carbón negro Ej: antracosis pulmonar.
Hemosiderina pardo Ej: hemosiderosis hepática, estasis pulmonar crónica.
Lipofucsina pardo Ej: atrofia parda del corazón, color de los ácidos grasos insaturados.
Hierro pardo. Ej: pulmón siderótico.
La entrada de colores del rojo al amarillo se reconoce especialmente en la evolución de los derrames sanguíneos.
El color del tejido adiposo de la corteza suprarrenal o del cuerpo lúteo se debe a la impregnación de carotenos que se ingieren con los alimentos.
El color negro o verdoso de los tejidos es porque se encuentran afectados por los procesos de putrefacción, y se debe a la producción de SH2 que forma con la hemoglobina un compuesto denominado sulfahemoglobina (de color negro).
Superficies externas, superficie de corte, cavidades
Al valorar la superficie externa y de corte, se debe tener en cuenta el aspecto, el dibujo, el contenido sanguíneo, la consistencia y el depósito de sustancias extrañas.
Las superficies externas de los órganos en condiciones normales son: lisas, brillantes y relucientes debido a la humedad y a la capa serosa que los tapiza.
Cuando en la superficie de un órgano aparecen depósitos de fibrina, la superficie cambia a mate e incluso a color blanco-grisáceo si hay mucha fibrina. Cuando esto ocurre, siempre hay que buscar alteraciones inflamatorias en la superficie de corte.
Cuando hacemos una sección de un órgano a través de la superficie de corte, podemos ver entre 0,5 y 1 mm de profundidad, siempre y cuando el órgano esté en condiciones normales y esto viene determinado por la transparencia del mismo:
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Esta transparencia de 0,5 y 1 mm se ve en el corazón, hígado y riñón.
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Esta transparencia desaparece en los procesos inflamatorios debido a la tumefacción de las mitocondrias.
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La amiloidosis; se caracteriza porque aumenta la transparencia de los órganos (ej: hígado).
En las enfermedades por depósito (enfermedad de Wilson, en el hígado se acumula cobre) es frecuente que aparezcan pigmentaciones en los órganos donde sea susceptible el depósito de sustancias.
Ej: el DDT tóxico que se acumula en las grasas, y aquí no hay cambio de pigmentación ni coloración.
Hay veces que en la superficie de corte nos vamos a encontrar cavidades o cavernas rellenas de líquido con una densidad y color determinados.
Ej: la tuberculosis (cavernas tuberculosas).
Ej: los tumores malignos.
En lo referente al color se debe mencionar el dibujo del órgano, es decir, el patrón de color que se origina por los depósitos extraños. Ejemplo, dibujo rojo amarillento del hígado en estasis crónica con estrías amarillas de degeneración grasa.
El contenido sanguíneo no sólo determina el color sino también el contenido de sangre que fluye por la superficie de corte.
Los depósitos de sustancias extrañas se estudian preferentemente en la superficie de corte, debiéndose realizar la descripción de estas alteraciones, por lo general focales o en banda, de acuerdo con su tamaño, forma, color, consistencia, contorno (bordes precisos, imprecisos), brillo (brillante, mate), tipo de dibujo y superficie (lisa, granulosa, prominente, hundida).
Gracias al jugo exudado de la superficie de corte se pueden realizar conclusiones sobre los procesos patológicos. Generalmente la hoja del bisturí aparece brillante por el líquido que escapa de los tejidos. En la degeneración grasa del hígado, el bisturí aparece lleno de gotitas de grasa y no es brillante. Al frotar sobre la superficie, a veces se obtiene más líquido que el habitual; por ejemplo, en el edema pulmonar, el jugo que se exuda puede ser viscoso y rojo grisáceo.
Para valorar los órganos huecos o cavidades (caverna tuberculosa) valen los mismos principios. Se indicará la amplitud de la cavidad y el tamaño de la apertura, el grosor y la consistencia de la pared, el aspecto de la superficie interna, así como su contenido (volumen en centímetros cúbicos). El estado de agregación: líquido, pastoso, denso.
Aspecto: claro, turbio, filamentoso.
Sedimento: peso específico.
Transparencia: color, opalescencia.
Reacción: ácido, alcalino.
La consistencia
La consistencia se explora mediante el tacto y suele describirse con los términos: firme, duro (depósitos calcáreos, óseos), compacto (en cirrosis hepática, silicosis), pulposo, blando, pastoso, elástico (consistencia elástica del tejido del pulmón), quebradizo, fiable, frágil, dislacerable (focos neumónicos, gangrena pulmonar).
Además de la consistencia, se hará una descripción de la superficie externa del corte en cuestión, y al valorarla se debe tener en cuenta el aspecto (color, olor, brillo, etc.), el dibujo, el contenido sanguíneo, la consistencia y los depósitos de sustancias.
El olfato
Nos puede dar pistas en cuanto al diagnóstico de algunas enfermedades:
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El olor acetónico se produce en el coma diabético.
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El coma hepático, la insuficiencia renal, la gangrena, etc., tienen un olor característico en el paciente o en un cadáver.
El oído
Puede ser útil para oír la crepitación pulmonar.
En focos neumónicos, no se distingue esta crepitación. El ruido que se produce al romper las costillas es indicativo de osteoporosis.
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Anomalías
Durante el proceso de autopsias y la descripción de ésta debemos mencionar y hacer constar las anomalías encontradas y describirlas de la forma más detallada posible.
Por anomalías entendemos cualquier tipo de alteración en el desarrollo o situación de los órganos. Las más frecuentes que observaremos son:
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Las comunicaciones interventriculares.
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Las comunicaciones interauriculares.
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Las agenesias del tabique (tabique mal desarrollado).
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Los acardios (individuo que nace sin corazón).
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Las alteraciones en el número; 1 o 4 riñones, 1 pulmón, etc. (todas estas anomalías se hacen constar en las autopsias).
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Artefactos o alteraciones macroscópicas
Metástasis de laboratorio
Los errores en los laboratorios vienen determinados, a menudo, por los incumplimientos de las normas básicas a la hora de manipulación del cadáver, como puede ser la recogida de las muestras y su fijación. Por lo que es preciso seguir unas normas elementales:
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Durante la autopsia, es necesario recoger frecuentemente muestras de órganos, para posteriormente someterlas a las investigaciones microscópicas adecuadas y establecer un diagnóstico exacto; cuando se requiere esto, habrá que tener en cuenta que el agua con que se lavan los órganos durante la autopsia provoca modificaciones de los elementos celulares, los cuales se suman a los debidos a los fenómenos cadavéricos o de putrefacción. Por lo que no deben dejarse los órganos sumergidos en agua, si se va a practicar un examen histológico, debiéndose, en este caso, lavar con solución isotónica de cloruro sódico al 9%.
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Recoger siempre fragmentos múltiples de órganos y tejidos, y fijarlos.
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Junto a la parte lesionada, se procurará extraer en el mismo fragmento la parte de tejido sana, para poder estudiar en el microscopio el paso de la zona patológica a la sana.
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Cortar los tejidos que se examinan con instrumentos bien afilados que no se contundan y los cortes se harán deslizando no comprimiendo.
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No se debe maltratar a los tejidos comprimiéndolos con las manos o con las pinzas, ya que se puede destruir la microestructura del órgano.
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Se debe impedir, a toda costa, que los fragmentos a examen se empapen de otras secreciones o líquidos.
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Asegurarse de que en el recipiente donde se deposita el fragmento, se adjunte una tarjeta con los datos personales del cadáver.
Siguiendo estos pasos los errores tenderán a ser mínimos.
Artefactos que encontramos en el cadáver que nos pueden inducir a error
Los artefactos postmortem se confunden fácilmente si existe un grado de putrefacción intenso. Puede que todos los órganos tomen una coloración negro-grisácea o negro-verdosa.
El grado más intenso de coloración se da en la zona del colon intestinal, es allí donde se forma la sulfohemoglobina (responsable de la tonalidad negra) como consecuencia de la putrefacción.
Por otra parte, los distintos grados de oxidación de la hemoglobina van a modificar el color de la superficie de corte de los órganos y pueden inducir a error.
Otra fuente de error es la aparición de impresiones redondeadas o polimorfas en la superficie de los órganos.
Autólisis
Definimos la autolisis como el conjunto de procesos anaerobios que se dan en el interior de la célula debido a la acción de las propias enzimas celulares y sin la intervención de bacterias. La autolisis es el proceso más precoz de transformación cadavérica seguido de la putrefacción.
La autolisis es una necrosis celular desde el punto de vista celular, y las enzimas responsables de aquélla provienen de los lisosomas (orgánulo que interviene en la digestión celular y está provisto de numerosas enzimas), los cuales se caracterizan por la impermeabilidad de la membrana y, si esta propiedad sufre un deterioro, tiene lugar el paso de las enzimas al citoplasma originándose la digestión de la propia célula.
Se distinguen diferentes períodos:
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Un primer período latente, en donde las modificaciones sólo suceden en el citoplasma, quedando el núcleo inalterado.
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Un segundo período anárquico o de muerte confirmada, en donde el núcleo sufre una hipercromatosis seguido de una hipocromatosis.
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Un tercer período que se caracteriza por la desaparición del núcleo, llamado período de cromatólisis.
El único órgano que escapa de estos períodos es la córnea.
Desde el punto de vista bioquímico, la autolisis es un proceso de demolición molecular de los elementos orgánicos por la intervención de los propios fermentos celulares.
La evolución de los fenómenos de autolisis puede ser modificada por ciertas circunstancias externas que actúan de forma distinta sobre las diversas enzimas.
Circunstancias externas:
Circunstancias zimoplásticas: circunstancia externa que modifica los fenómenos de autolisis. Son aquellas que transforman las sustancias que aún no tienen actividad enzimática (los prefermentos) en sustancias enzimáticas activas. Por ejemplo, los ácidos.
Circunstancias zimoexcitadoras: están representadas por aquellas condiciones que favorecen la acción de las enzimas. Por ejemplo, el calor.
Circunstancias zimoinhibidoras: frenan o paralizan la acción de los fermentos. Ejemplo, el frío.
Circunstancias zimolíticas: favorecen la destrucción de las enzimas por acción de los ácidos fuertes.
El proceso de autolisis de traduce, en los diversos tejidos y órganos, por ciertos fenómenos que hacen que seamos capaces de identificarla. Los cambios en la autolisis son:
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En sangre: uno de los primeros cambios que se producen en el organismo es la hemólisis. Esta aparece al poco tiempo de producirse la muerte, como consecuencia de hacerse permeables las cubiertas lipoides de los hematíes, pasando la hemoglobina desde el interior de los hematíes al suero. Tiñendo a este último de color rojo.
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En bilis: en el cadáver aparece, a las pocas horas de producirse el fallecimiento, la coloración verde o amarilla de la vesícula biliar, así como de la parte superior del intestino delgado, estómago y esófago. Esto es debido a un fenómeno de inhibición biliosa.
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En páncreas: la autolisis es muy precoz. En él se produce la mayor cantidad de transformaciones autolíticas. Se caracteriza por un reblandecimiento general del órgano que hace que el tejido se vuelva de coloración rojiza.
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En suprarrenales: en este órgano la autolisis también es muy precoz, iniciándose en la parte medular la cual aparece como hinchada y se fluidifica muy deprisa. En la zona cortical se mantiene más tiempo entera.
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En el timo: en los cadáveres en los que el timo aún no ha involucionado (niños) los fenómenos de autolisis se manifiestan de forma temprana y se produce un reblandecimiento del órgano, apareciendo focos blancos y grisáceos.
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En el estómago y esófago: los fermentos digestivos del jugo gástrico mantienen su actividad después de la muerte durante 6 o 7 horas y, como consecuencia, se produce un ataque a la mucosa gástrica que se hace blanda y friable con un tono rojizo vino, lo mismo ocurre al tercio inferior del esófago.
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En el encéfalo: el encéfalo sufre dentro de las 24 horas los fenómenos de autolisis, apreciándose un reblandecimiento generalizado. Este fenómeno es mucho más frecuente y rápido en niños. En los lactantes, a partir de las 24 horas de la muerte, cuando se abre el cráneo, se observa una papila uniforme.
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En fetos intrauterinos. Los fenómenos de autolisis cuando las membranas están íntegras, se denomina maceración. Los fetos aparecen de color rojizo, con la epidermis exfoliada en anchos colgajos, con luxaciones articulares y también es muy significativa la relajación de la pared muscular abdominal.
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Enviado por: | Miguel Angel |
Idioma: | castellano |
País: | España |