Sócrates, es acusado de corromper a los jóvenes y de no creer en los dioses en los que la ciudad cree, sino en otras divinidades nuevas. Esta acusación, está dirigida por Ánito, un político influyente, Meleto, un poeta mediocre y Licón, un orador.
Para empezar su defensa, Sócrates, avisa al jurado de que sus acusadores van a hablar de manera exquisita, pero les advierte de que no dicen ninguna verdad, y que, sin embargo él, a pesar de hablar con palabras más descuidadas, va a decir toda la verdad. Acto seguido empieza a defenderse, pero no de la acusación de Ánito y los demás, sino que se defiende de los que han creado una mala imagen de él en la ciudad, sobre la que se apoya la acusación. Esta acusación, que legalmente no existe, se basa en que Sócrates comete delito y se mete en lo que no debe al investigar las cosas subterráneas y celestes, al hacer más fuerte el argumento más débil y al enseñar estas mismas cosas a otros. Sócrates sabe que es muy difícil que lo absuelvan, aún siendo inocente, pero piensa que hay que obedecer la ley y acatar su sentencia. Cuenta que una vez fue al oráculo de Delfos, y preguntó si había alguien más sabio que él, cosa a la que el oráculo respondió que no. Acto seguido fue preguntando por la calle a todo el que veía con aspecto de ser sabio, para comprobar si lo era o no, y se dio cuenta de que no había nadie sabio, sino gente que se creía sabia, la cual se enfadaba al oírle decir eso. Otra causa de su mala fama es que los jóvenes que lo siguen, al verle examinar a la gente, seguían su ejemplo y empezaban a preguntar, cosa por la que le acusan de corromper a los jóvenes. A la pregunta de que qué enseña, nadie sabe responder con certeza, pero dicen que las cosas del cielo y de lo subterráneo, que no cree en los dioses y que hace más fuerte el argumento más débil, es decir, lo mismo que dicen de todos los que filosofan. A consecuencia de estas acusaciones Sócrates es acusado por Ánito en defensa de los políticos, Meleto de los poetas y Licón de los oradores, ya que todos estos grupos habían sido deshonrados por Sócrates cuando los analizaba y descubría que no había ninguno sabio.
En segundo lugar trata la acusación hecha por Ánito, Meleto y Licon. Empieza interrogando a Meleto, el cual después de una serie de preguntas, afirma que Sócrates es el único de todos los atenienses que corrompe a los jóvenes. Sócrates le dice que si los estuviera corrompiendo, serían ellos mismos los que le acusarían. Ante la acusación de que no cree en los dioses, Sócrates se defiende diciendo que es una acusación infundada, y sin base, típica de alguien que juega y la argumenta diciendo que si hay alguien que crea que hay cosas de humanos, pero que crea que no hay humanos, que crea que hay cosas de caballos, pero que no crea que hay caballos, puesto que es lo mismo, ya que lo acusan de no creer en los dioses, pero de introducir dioses, algo contradictorio. Al terminar su defensa, Sócrates, dice que durante toda su vida seguirá filosofando, ya que es lo que quieren los dioses, y lo que quieran estos es lo más importante.
En el sistema judicial de esa época, la acusación proponía una pena, y el acusado otra, de entre las que el jurado tenía que escoger la más justa. En este caso, la acusación propuso la pena de muerte, y la pena que Sócrates solicitó fue la manutención en el Pritaneo, un honor reservado para los benefactores de la ciudad. Sócrates perdió la votación por treinta votos (281 en contra y 220 absolutorios, si 30 de los votantes en contra de Sócrates hubieran cambiado el voto, este hubiese ganado), y antes de ir a cumplir su pena, dijo que castigasen a sus hijos como él les a castigado a ellos, reprochándoles si se preocupan del dinero o de cualquier otra cosa, antes que de la virtud o si creen ser algo sin ser dignos de nada.
BIBLIOGRAFÍA
Biblioteca clásica Gredos
Diálogos
2ª Reimpresión, septiembre de 1985
OPINIÓN PERSONAL
Este es uno de los mejores libros que he leído. Me ha gustado mucho en general, pero lo que más me ha gustado han sido algunas frases que dice Sócrates, como:
Dice que sus acusadores hablan de una manera muy cuidada y elegante, pero que no dicen la verdad; mientras que él, hablando de una manera más brusca y no tan bella va a decir toda la verdad.
Dice que aunque la ley sea injusta, es la ley, y hay que acatarla.
Dice que castiguen a sus hijos como él los castigó a ellos, reprochándoles si se ocupan más del dinero y otras cosas, antes que de la virtud.
Lo que menos me ha gustado, es que en todo el proceso descrito por Platón, no interviene nadie de la acusación, para rebatir los argumentos de Sócrates.