Filosofía y Ciencia
Jean Paul Sartre
Universidad Diego portales
Facultad de las Ciencias de la Comunicación
TRABAJO DE ETICA
“El existencialismo es un humanismo”
INTRODUCCIÓN
El camino del hombre es incierto. Él lo forja y se dirige a su propio destino. A diferencia de los otros seres, el ser humano tiene intelecto. A lo largo de su vida, es el mismo hombre, el que realiza decisiones tomando rumbos tan diversos, que ni él se los imagina.
Precisamente éstos son dos de los temas a los que alude el filósofo francés Jean Paul Sartre, “la libertad y la existencia”.
El libro en primer lugar como él lo llama un panfleto que se arrepiente de haber escrito. Es una conferencia en la cual defiende y de alguna manera defina lo que es el existencialismo y de que trata éste. No es sencillo definirlo, y así nos lo hace ver en este libro. Este término ha sido explicado en una gama muy amplia de expresiones y movimientos que ya como Sartre afirma “ no significa absolutamente nada”.
Hay un punto en común entre todos los filósofos existencialistas y éste es, que la existencia precede a la esencia. Este será el punto clave de este libro, el cual nos dejará pensando y hasta creyendo esta teoría, quizás nunca antes formulada por nosotros.
“Si verdaderamente el hombre precede a la esencia, el hombre es responsable de lo que es. El primer paso del existencialismo es poner a todo hombre en posesión de lo que es, y asentar sobre él la responsabilidad total de su existencia, no sólo de sí mismo sino que es responsable de la existencia de todos los hombres”
El hombre tiene una enorme responsabilidad en su vida, de acuerdo a lo que Sartre nos dice. El hombre elige lo que quiere ser, lo que implica conciencia de una decisión. Y esta involucra a la humanidad entera.
En el libro “El existencialismo es un humanismo” nos muestra claramente Sartre, acerca de las diversas concepciones y corrientes existencialistas que podemos encontrar, pero hablando sobre la cual este filósofo francés defiende entendemos que Dios no existe para él, lo cual genera una carga aún mayor para el ser humano, pues el hombre está desamparado, no puede encontrar los valores en un ser superior, los tiene que encontrar en él mismo.
Sartre nos lleva a concluir que “EL hombre está condenado porque se dio a sí mismo la existencia, pero es libre porque es el único responsable de lo que hace”
“Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
Lo que estaba dormido sobre tu alma”
La idea que se trata de plantear aquí, es que la libertad la tenemos todos, pero así también la responsabilidad de lo que ella implica. Y es una libertad compartida, ya que lo que yo elijo le ataña a los demás, incluso la decisión más pequeña, porque el hombre es individualmente universal, aunque suene paradójico.
La pregunta que nos surge a partir del tema planteado, es “¿Hasta qué punto el hombre tiene determinado su propio destino?.
Muchos creyentes en distintas doctrinas religiosas podrán objetar que para ellos el destino de cada individuo está trazado de ante mano, pero esto será precisamente lo que el autor tratará de contrapesar en esta conferencia, pues el hombre “hace su propio camino al andar”.
De esta manera trataremos de darle a este trabajo la visión ética que necesita, centrándonos en la idea de que los principios y valores, (libertad y la moral) propios del ser humano son compartidos de manera tangible por el existencialismo.
BIOGRAFÍA DE JEAN PAUL SARTRE
Sartre, Jean-Paul (1905-1980), filósofo, dramaturgo, novelista y periodista político francés, uno de los principales representantes del existencialismo.
Sartre nació en París el 21 de junio de 1905; estudió en la Escuela Normal Superior de esa ciudad, en la Universidad de Friburgo (Suiza) y en el Instituto Francés de Berlín (Alemania). Enseñó filosofía en varios liceos desde 1929 hasta el comienzo de la II Guerra Mundial, momento en que se incorporó al Ejército. Desde 1940 hasta 1941 fue prisionero de los alemanes; después de su puesta en libertad, dio clases en Neuilly (Francia) y más tarde en París, y participó en la Resistencia francesa. Las autoridades alemanas, desconocedoras de sus actividades secretas, permitieron la representación de su obra de teatro antiautoritaria Las moscas (1943) y la publicación de su trabajo filosófico más célebre El ser y la nada (1943).
Sartre dejó la enseñanza en 1945 y fundó, con Simone de Beauvoir entre otros, la revista política y literaria Les temps modernes, de la que fue editor jefe. Se le consideró un socialista independiente activo después de 1947, crítico tanto con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como con Estados Unidos en los años de la Guerra fría. En la mayoría de sus escritos de la década de 1950 están presentes cuestiones políticas, incluidas sus denuncias sobre la actitud represora y violenta del Ejército francés en Argelia. Rechazó el Premio Nobel de Literatura que se le concedió en 1964, y explicó que si lo aceptaba comprometería su integridad como escritor.
Las obras filosóficas de Sartre conjugan la fenomenología del filósofo alemán Edmund Husserl, la metafísica de los filósofos alemanes Georg Wilhelm Friedrich Hegel y Martin Heidegger, y la teoría social de Karl Marx en una visión única llamada existencialismo. Este enfoque, que relaciona la teoría filosófica con la vida, la literatura, la psicología y la acción política suscitó un amplio interés popular que hizo del existencialismo un movimiento mundial.
El ser y la nada
En su primera obra filosófica, El ser y la nada (1943), Sartre concebía a los humanos como seres que crean su propio mundo al rebelarse contra la autoridad y aceptar la responsabilidad personal de sus acciones, sin el respaldo ni el auxilio de la sociedad, la moral tradicional o la fe religiosa. Al distinguir entre la existencia humana y el mundo no humano, mantenía que la existencia de los hombres se caracteriza por la nada, es decir, por la capacidad para negar y rebelarse. Su teoría del psicoanálisis existencial afirmaba la ineludible responsabilidad de todos los individuos al adoptar sus propias decisiones y hacía del reconocimiento de una absoluta libertad de elección la condición necesaria de la auténtica existencia humana. Las obras de teatro y novelas de Sartre expresan su creencia de que la libertad y la aceptación de la responsabilidad personal son los valores principales de la vida y que los individuos deben confiar en sus poderes creativos más que en la autoridad social o religiosa.
Crítica de la razón dialéctica
En su última obra filosófica, Crítica de la razón dialéctica (1960), Sartre trasladó el énfasis puesto en la libertad existencialista y la subjetividad por el determinismo social marxista. Sartre afirma que la influencia de la sociedad moderna sobre el individuo es tan grande que produce la serialización, lo que él interpreta como pérdida de identidad y que es equiparable a la enajenación marxista. El poder individual y la libertad sólo pueden recobrarse a través de la acción revolucionaria colectiva. A pesar de su llamamiento a la actividad política desde ópticas marxistas, Sartre no se afilió al Partido Comunista Francés, y así conservó la libertad para criticar abiertamente las intervenciones militares soviéticas en Hungría (1956) y en Checoslovaquia (1968). Murió en París el 15 de abril de 1980.
Otros escritos
Otros textos de Sartre son las novelas La náusea (1938) y la serie narrativa inacabada Los caminos de la libertad, que comprenden La edad de la razón (1945), El aplazamiento (1945) y La muerte en el alma (1949); una biografía del controvertido escritor francés Jean Genet, San Genet, comediante y mártir (1952); las obras teatrales A puerta cerrada (1944), La puta respetuosa (1946) y Los secuestradores de Altona (1959); su autobiografía, Las palabras (1964) y una biografía del autor francés Gustave Flaubert, El idiota de la familia (3 vols., 1971-1972) entre otros muchos títulos.
El existencialismo y Jean Paul Sartre
Una de las filosofías más controvertidas y de mayor difusión en nuestro siglo XX es el existencialismo. Estas corrientes tienen sus inicios después de la primera guerra mundial, cuyas resonancias al igual que las de la segunda guerra mundial son verdaderamente críticas. Pero sus ideas siguen vigentes.
No es sencillo definir qué se entiende por existencialismo, y así lo admite Sartre en su obra “El existencialismo es un humanismo “. Ese término ha sido aplicado a una gama tan amplia de expresiones y movimientos, y se puso tan de moda en la década del 50 que, tal como Sartre, “ ya no significa absolutamente nada”. Sin embargo hay un punto en común en todos los filósofos existencialistas y es que consideran que la existencia, en el ser humano, precede a la esencia.
Para ejemplificarlo “Consideremos un objeto fabricado, por ejemplo un corta papel. Este objeto ha sido fabricado por un artesano que se ha inspirado en un concepto; se ha referido al concepto de cortapapel, e igualmente a una técnica de producción previa que forma parte del concepto, y que en el fondo es una receta. Así el cortapapel es a la vez un objeto que se produce de cierta manera y que, por otra parte, tiene una utilidad definida, y no se puede suponer un hombre que produjera un cortapapel sin saber para qué va a servir ese objeto. Diríamos entonces que en el caso del corta papel, la esencia (el conjunto de recetas y de cualidades que permiten producirlo y definirlo) precede a la existencia; y así está determinada la presencia frente a mí, de tal o cual cortapapel, de tal o cual libro. Tenemos aquí, pues, una visión técnica del mundo, en la cual se puede decir que la producción precede a la existencia”
El existencialismo se interesa en reflexionar sobre el sentido de la existencia, la libertad, la moralidad y la muerte, por encima de cuestiones abstractas que supuestamente encubren los conflictos del hombre.
El hombre, para los existencialistas, es ante todo una posibilidad. Su posibilidad de ser.
De nadie puede decirse que es sino después de muerto. Mientras un individuo es una posibilidad de desarrollo, viva, cambiante. Y esto se debe a que existir no es otra cosa que ser un ser posible. Por ello mismo puede pensarse que Dios no existe en tanto, es eterno perfecto e infinito, tiene todas las posibilidades, estático, no requiere de ninguna posibilidad.
El existencialismo se preocupa, como ya lo aludimos, de la libertad, y “se pensó para explicar al hombre la importancia de la elección y también para liberarlo, el peso de responsabilidad que ésta conlleva. Porque está bien claro que sin la elección no se existe y se existe, casi exclusivamente para elegir”.
Existir es ser un ser que se elige a sí mismo. El hombre, único existente, es el ser que elige su ser; es el ser que tiene que elegir a cada instante. Porque es elección de sí mismo, elige esto o aquello y no puede no elegirlo. Así como es posibilidad y por eso tiene esta o aquella posibilidad determinada, de la misma manera es elección y hace esta o aquella elección determinada. Y lo que elige son sus posibilidades; y se elige proyectándose hacia esto o aquello. Toda la existencia es una elección constante; pero no es sólo elección la elección consciente y deliberada; nuestros impulsos más secretos, nuestras tendencias más oscuras también son elección. El hombre, ser que se crea a sí mismo se crea eligiéndose y eligiendo sus posibles; si no los eligiese, no se crearía a sí mismo, y sería creado por los posibles que actuarían sobre él desde fuera. Elegimos todo lo que somos, y somos lo que elegimos y eso que elegimos, lo elegimos creándolo, no escogiéndolo dentro de un juego ya dado de posibles.”
Así lo afirma Vicente Fatone, profesor de filosofía.
Como asegura Sartre el hombre tiene la obligatoriedad de ser libre en tanto exista. “Existir es ser un ser libre”.
Ese principio de libertad intrínseca le obliga al hombre a ser más cuidadoso consigo mismo por cuanto le ofrece una inmensa diversidad de opciones para elegir y lo lleva a curarse de sí mismo. Lo coloca en un mundo de posibilidades obligándolo a elegir una y otra. Y esa elección, aparte de esclavizarlo, lo angustia, lo obliga a esmerarse por su ser, aunque en ciertos casos lo vuelve responsable en tanto que lo lleva a ser mejor, a perfeccionarse, a ser perfecto como Dios, desde luego, sin lograrlo nunca, lo que hace decir a Sartre que el hombre es un Dios fracasado.
El existencialismo, le imputa al hombre, que éste es responsable de su propio ser y de esta manera le surge un sentimiento de culpa derivado de la misma responsabilidad, a la que está atado en razón de la libertad que conlleva su propia existencia. “El ser así es en sí mismo culpa, aunque él mismo no haya elegido ser, ya que lo que ocurre es que el hombre es el ser que elige y que se elige, y que eligiéndose debe asumirse”.
Para culminar esta introducción Uribe, un conocido escritor Colombiano afirma que: somos actoresen el mundo y, como tales somos lo bueno y lo malo que pueda ocurrirnos.
El existencialismo afirma categóricamente que el hombre es un ser en situación, es decir es un ser cuya relación lo ata a lo cotidiano, y lo compromete.
El hombre está ahí, libre, comprometido, responsable y culpable.
Siendo para el hombre todo posible, o siendo el hombre un posible, lleno de posibilidades es, sin embargo, la muerte el límite de estas mismas posibilidades. La muerte es la última y definitiva posibilidad del hombre. La muerte es la existencia imposible. Somos para la muerte. Para Heidegger, “existir es para la muerte”.
Sartre afirma categóricamente que “Existir es ser para la nada.” Esto se puede relacionar con la idea que expone Heidegger :”Existir es ser para la muerte”.
En el pensamiento de Sartre, “existir es hacer que un futuro venga a anunciarnos qué somos. Sólo el futuro descubre el sentido del presente y del pasado. Puede, mi presente, aparecérseme como teniendo tal o cual sentido; pero mañana puedo, de pronto, descubrir que no, que ese no era el sentido de aquel presente. Puedo, como el personaje de una de las novelas de Sartre, cometer un delito y creer que tiene sentido porque es un delito que cometo por amor; pero el mañana - el futuro - puede descubrirme que aquello que creí amor no era amor, y entonces mi acto me aparece como desprovisto del sentido que le atribuí.
Nadie puede, por eso, nunca, descubrir el sentido de su vida; porque ese sentido es siempre revocable por la mañana, y porque no hay un mañana último, un hoy último desde el cual puede contemplar mi vida y reconocer su sentido."
Hay que reconocer que el existencialismo se acerca con mayor dramatismo a la condición humana, sobre todo si se toma en cuenta que, en esencia, el existencialismo firma que sólo el hombre existe, sólo el hombre es libre, sólo el hombre elige, sólo el hombre es un ser deficiente, incumplido e imperfecto.
La intención humanista y antropológica y los grandes esfuerzos de esta corriente filosófica por acercarse al marxismo lograron, hacer de su filosofía una filosofía práctica y útil para el hombre. Es rigurosamente necesario entender y aceptar el afán sartriano de llevar al hombre a mayores responsabilidades sociales y políticas, a comprometerse con los otros hombres y a asumir el compromiso consigo mismo, y de paso, para obligarlo a verse a sí mismo como un animal enfermo que se esfuerza por mejorar.
El existencialismo no he muerto, el hombre podrá llegar a sumergirse y dominar las profundidades de los mares, o incluso establecerse en la luna y Marte , pero no podrá jamas olvidarse de sí mismo y ciertamente no tendría sentido que los desarrollos científicos y tecnológicos en que está empeñado, no tuviera como finalidad suprema mejorar su conflictiva y triste condición.
El Existencialismo, entonces sería una útil herramienta para ello.
Las aportaciones de Sartre se basaron en difundir sus pensamientos filosóficos, particularmente , el existencialismo, filosofía que expresa un concepto de vida muy de acuerdo al momento desesperanzado de la post-guerra y parte de la guerra fría.
El existencialismo y sus ideas hacen que uno experimente la vida en forma más profunda.
“Sartre atrapó en su concepción de la libertad existencial del individuo la amarga experiencia de la angustia y soledad”. “Vivió y defendió sus ideas, no sólo desde la academia y los libros, sino además desde las calles, las plazas y los teatros”
¿Hasta que punto el hombre tiene determinado su propio destino?
Según lo que Sartre estipula en su libro “El existencialismo es un humanismo” la esencia precede a la existencia en lo que a las cosas materiales respecta. De acuerdo a esto tenemos el caso del corta papel, del que ya hablamos. Cuando nos referimos a la naturaleza humana, es decir al hombre, este sentido se invierte. Para explicar esto de mejor manera, hay dos tipos de existencialistas. Uno, son los existencialistas que creen en la existencia de Dios, los cuales afirman que “Si hay un Dios creador, este Dios se asimila la mayoría de las veces a un artesano superior; y cualquiera que sea la doctrina hay que admitir siempre que la voluntad sigue al entendimiento y que Dios cuando crea, sabe con precisión lo que crea, es decir Dios produce al hombre siguiendo técnicas y una concepción. Por otro lado tenemos a los existencialistas ateos, en este aspecto, la noción de Dios es suprimida, el hombre es poseedor de una naturaleza humana, esta naturaleza se encuentra en todos los hombres. El existencialismo ateo afirma que Dios no existe, sostiene que el hombre es el único ser en que le existencia precede a la esencia, pues “empieza por existir, se encuentra, surge en el mundo y después se define”. El hombre es el único que es como el quiere, tal como el se concibe y se concibe después de la existencia.
En definitiva, como alude Sartre en su discurso “el hombre será ante todo lo que habrá proyectado ser, y en este aspecto distingue lo que es la proyección de lo que es querer ser, pues en este última está implícita una voluntad, es decir una decisión que está siendo pensada y premeditada, de eso no se trata la proyección pues es algo mas espontánea. Pero el hombre tiene que ser un ser responsable ante sus decisiones, ya que no afecta sólo a su individualidad, ya que el hombre es un ser universal, de esta manera mediante una sola decisión está afectando a toda la humanidad.
Es aquí donde el papel de la libertad del hombre juega un papel de primacía. Nosotros afirmamos que el hombre se elige, pero no sólo se elige él, si no a todos los hombres, es por esto mismo que su elección debe ir de la mano con una responsabilidad, la responsabilidad de procurar el bien.
De alguna manera eligiéndome, elijo al hombre. La libertad aquí es donde cumple un rol importantísimo.
Como bien afirma Sartre “En el fondo, lo que asusta en la doctrina que hay que tratar de exponer ¿no es el hecho de que deja una posibilidad de elección al hombre?
Todos los seres humanos tenemos la posibilidad de elegir y eso es lo que de alguna manera nos aterra, el seguir el camino beneficioso, que nos haga bien a nosotros y a los demás también porque mediante nuestra elección involucramos al resto de las personas.
Cada elección que tomo me proyecta y me describe como persona, de manera que mediante mi libertad me demuestro tal cual soy. Quizás a veces se tienda a confundir que como tengo una gran responsabilidad frente a la sociedad en general, no están cien por ciento libre en el momento de deliberar. Pero eso es un error porque si bien como afirma Sartre “Elegir ser esto o aquello es afirmar al mismo tiempo el valor de lo que elegimos y lo que elegimos es siempre el bien”, también podemos elegir de manera errónea, como dice el autor que escribió el “existencialismo es un humanismo” basándonos en una elección que se sustenta en un error.
El hombre es libre, elige y una vez que elige es arrojado al mundo y debe ser responsable de todo lo que hace.
Sartre no toma al hombre como un ser individual sino como un ser que en su individualidad es universal. Todo esto relacionado con la elección que emite.
De esta manera entendemos que lo que el hombre es, está relacionado con lo que el resto de las personas opinan y reconocen de él.
De esta manera podemos entender que la universalidad es algo concreto, que lo palpamos en lo que cada uno de nosotros es.
CONCLUSIÓN
La conclusión es bastante complicada de explicar, la razón es que yo, como persona creyente en la doctrina de la religión católica creía que el camino del hombre ya estaba trazado desde un principio. Siempre a cada uno de nosotros nos enseñan que hay un Dios superior, un ser perfecto, que es el que nos guía, de esta manera se nos hace más fácil, pues tendemos a seguir algo que ya está estipulado. Por otra parte Sartre nos sitúa y nos hace pensar en una concepción distinta y bastante singular, partiendo de la base que no hay un Dios superior, que lo que somos es producto de lo que deliberamos, de nuestra propia decisión.
Esto nos lleva a entender que nuestra elección tiene que estar acompañada por una responsabilidad acorde, ya que según lo que el autor nos plantea, nuestra decisión afecta directamente la existencia de las demás personas.
Otro de los temas que nos deja pensando es a lo que alude acerca de la moral, que cada uno la elige. ¿Raro no? Siempre nos hemos encontrado en un mundo de cristal, el cual nos impide pensar ya que todos los preceptos están dados, y ni siquiera somos capaces de cuestionarlos. Y cuando analizamos posturas distintas, a primera vista somos del tipo de personas que las rechazamos sin argumentos y encontrarlo es lo que nos hace más capaces y seres definitivamente “pensantes”.
Por último quiero rescatar No somos quienes para juzgar las acciones de los demás siempre y cuando estén fundadas y no pongan en riesgo ni mi libertad ni la plenitud de mi existencia.
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Enviado por: | Carolina González Blumenfeld |
Idioma: | castellano |
País: | Chile |