Filosofía y Ciencia


Historia de la teoría sociológica


HISTORIA DE LA TEORÍA SOCIOLÓGICA

RESÚMENES DE LECTURAS RECOMENDADAS PARA LA

PRIMERA PRUEBA PRESENCIAL

AUGUSTO COMTE

HERBERT SPENCER

EMILE DURKHEIM

KARL MARX

Trabajo de:

Facultad CC. Políticas y Sociología

Sección Sociología

UNED - GUADALAJARA

SUMARIO

-INTRODUCCIÓN

-AUGUSTO COMTE (1798 -1857). Curso de Filosofía Positiva.

1.-Introducción.

2.-La Ley de los Tres Estados.

3.-La Metodología de las Ciencias Sociales.

-HERBERT SPENCER (1820 - 1903). Principios de Sociología.

1.-¿Qué es la Sociedad?

2.-La Sociedad es un organismo vivo.

3.-El crecimiento social.

4.-Estructura social.

5.-Funciones sociales.

6.-Tipos sociales.

7.-Metamorfósis sociales.

8.-Lo orgánico y lo artificial.

-EMILE DURKHEIM (1858 - 1917). Las Reglas del Método Sociológico.

1.-Prefacio a la primera edición.

2.-Introducción.

3.-¿Qué es un Hecho Social?

4.-Reglas relativas a la observación de los hechos sociales.

5.-Reglas relativas a la distinción entre lo normal y lo patológico.

6.-Reglas relativas a la constitución de los tipos sociales.

7.-Reglas relativas a la explicación de los hechos sociales.

8.-Reglas relativas a la administración de la prueba.

9.-Conclusión.

10.-Prefacio a la segunda edición.

-KARL MARX (1818 - 1883). El Capital: análisis de la mercancía.

1.-Valor de Uso y Valor de Cambio.

1.1.-Valor, su sustancia.

1.2.-Magnitud del valor, tiempo de trabajo socialmente necesario.

2.-Doble aspecto del trabajo.

2.1.-Doble carácter social del trabajo privado.

2.2.-Reducción de toda clase de trabajo a cierta cantidad de trabajo simple.

3.-El Valor, realidad social, solo aparece en el cambio.

3.1.-Forma de Valor

4.-Apariencia material del carácter social del trabajo.

INTRODUCCIÓN

Varias son las razones por las que he seleccionado estas cuatro lecturas para realizar los resúmenes que se indican en la guía de esta asignatura. Al margen de razones de tipo práctico, como puede ser el acceso al material necesario para su elaboración, la principal de todas es la pretensión de ampliar mis conocimientos de los teóricos de la Sociología mediante un contacto directo con sus obras.

Precisamente por esta razón, autores tan relevantes como Montesquieu o Rousseau, no son objeto de este trabajo por haber sido estudiados en el curso pasado en la asignatura de Historia de las Ideas y de las Formas Políticas. “El Espíritu de las Leyes” y “El Contrato Social”; “una idea aplicada en un medio diferente es otra idea” o “el redescubrimiento de la sociedad”, son ideas en las que ya he indagado y por lo tanto considero más provechoso involucrarme en horizontes diferentes.

Estos horizontes a los que me refiero, sin embargo , no me resultan del todo novedosos. Tezanos ya nos señaló a los Padres de la Sociología, si bien solamente de una manera introductoria. Ésta ha sido la razón que me ha hecho inclinarme por estas lecturas: profundizar más en los Padres de la Sociología, a la vez que establecer un contacto más directo con ellos a través de sus obras.

Si bien Spencer no es considerado como tal por Tezanos y sí lo es Saint-Simon, el que me haya inclinado por el primero se debe a lo novedoso que me resulta su enfoque organicista de la sociedad y la directa relación que se puede observar con el enfoque funcionalista de Parsons que se basa en los sistemas, ya en el ámbito de la Sociología contemporanea.

En todos los autores que contemplo en este trabajo subyace una idea común, ahora bien, enfocada desde diferentes perspectivas. Todos aprecian que el individuo se mueve en un medio que ha sido generado por la interacción de los hombres, y que este medio se constituye como un ente independiente y condiciona la vida del individuo.

Comte se enfrenta a esta idea desde una perspectiva evolucionista. Su “Ley de los Tres Estados” supone una filosofía de la historia con la que trata de mostrarnos como ha progresado la sociedad a lo largo de una serie de etapas donde el pensamiento y la forma de conocimiento que se daba en cada una de ellas eran una premonición de la etapa siguiente: los acontecimientos históricos adquieren categoría de necesidad para llegar al Estado Positivo.

Por su parte Spencer, a este ente autónomo que surge de la interacción de los individuos, le asignará un carácter de organismo vivo. Le atribuye los principios de organización de éste para elaborar una teoría evolucionista apoyada en las leyes de la biología.

Durkheim entrará en conflicto con la psicología al atribuir a la sociedad una “mente colectiva”. Pero sabrá salir airoso al subrayar que esta mente colectiva, que es exterior al individuo, existe precisamente porque es captada por éste. Establecerá una clara delimitación entre la Sociología y la Psicología mediante su método sociológico para objetivizar y sistematizar los “hechos sociales”, haciendo que éstos trasciendan de la naturaleza individual.

Y por último Marx, economista y sociólogo del capitalismo, nos mostrará, mediante su didáctico e ilustrado análisis de la mercancía, cómo el dinero ha sido creado por la sociedad. Cómo surgiendo del trabajo a partir del valor de cambio, la sociedad le ha proporcionado un status independiente del trabajo y es capaz, siendo una creación humana, de regir al hombre en lugar de ser dominado por él.

En este trabajo me he limitado a realizar un resumen de las lecturas recomendadas en la guía, entendiendo que no se piden análisis, comentarios o valoraciones. Por ello los resúmenes guardan una estrecha relación con las lecturas objeto del trabajo, y me he permitido realizarlos liberándome de las limitaciones de espacio que se indican. Pues su utilidad como herramientas de estudio para la preparación de la primera prueba presencial, y especialmente “Las Reglas el Método Sociológico”, me hacen considerarlo oportuno.

AUGUSTO COMTE (1798 -1857). Curso de Filosofía Positiva.

1.-INTRODUCCIÓN.

De entre todas las acepciones propias de la palabra positivo, será aquella que se opone a lo negativo la que nos interese aquí. En filosofía adquiere un sentido organizador al indicar una nueva tendencia en diferencia con la filosofía metafísica que no ha conseguido pasar de un espíritu crítico.

El nuevo espíritu filosófico que entraña la palabra positivo es su necesaria tendencia a sustituir en todo lo absoluto por lo relativo, y por ser algo tan lógico y científico terminará por abandonar la filosofía para pasar a una sistematización.

Esta nueva filosofía, gracias a su genio relativo, podrá apreciar siempre el valor de las teorías que se le opongan sin necesidad de hacer concesiones.

El espíritu del positivismo se caracterizará por los atributos de realidad, utilidad, certeza y precisión que permiten la generalización y sistematización a la vez que distinguen la razón antigua de la razón moderna. Por otro lado, su carácter universal le alejará del espíritu crítico metafísico. Se anuncia así el destino social del positivismo para reemplazar al teologismo en el gobierno espiritual de la humanidad.

2.-LA LEY DE LOS TRES ESTADOS.

“La evolución humana, tanto mental como social, cosiste en el paso necesario y universal de la humanidad por tres estados sucesivos: el teológico o preparatorio, el metafísico o transitorio y el positivo final”.

Con esta ley se explicará de manera sistemática las fases históricas del desarrollo del hombre desde el inicio de la inteligencia humana hasta la actualidad, apreciando el verdadero carácter de cada una de ellas, así como su emancipación natural de la precedente y su tendencia espontánea hacia la siguiente.

En este gran intervalo de tiempo se aprecian los dos primeros estados y la tendencia inicial hacia el tercero. En él se conformará la educación preliminar intelectual, moral y política. Está caracterizado por la preponderancia de la imaginación sobre la razón y también de la guerra sobre la paz. Se pueden apreciar tres fases: un desarrollo inicial espontáneo, seguido de una expansión mental y social, y una posterior decadencia. En cada una de ellas se observa un específico espíritu teológico: fetichismo, politeísmo y monoteísmo respectivamente.

Se trata pues, de observar la manera en que cada una de estas tres fases ha participado en el destino general de la humanidad.

Partimos del Estado Teológico, que basado en el fetichismo, hace posible liberar la inteligencia y sociabilidad humanas de su torpeza inicial. Su principal característica es la espontaneidad; será la directora de la industria y la ciencia que se dan en esta fase. Se pueden apreciar dos periodos.

El fetichismo propiamente dicho, que dará lugar al desarrollo de un sacerdocio propiciador de un corpus de opiniones comunes, indispensables para el desarrollo de una actividad política que quedaría subordinada a la religión.

La astrolatría sería el segundo periodo, que constituiría la decadencia del Estado Teológico. Es la antesala del politeísmo. En esta fase la actividad divina se aleja de los seres reales para pasar a seres ficticios debido a la necesidad, que surge de la observación, de generalización, concentración y simplificación. La razón humana abre paso a la metafísica que sustituirá las divinidades materiales por sus peculiares entidades.

Este politeísmo prestará fáciles recursos para explicar los diferentes fenómenos. Su principal cualidad será la capacidad de dirigir la educación estética de la humanidad. En el aspecto social, será en este estado donde se instituya la esclavitud, esencial para el desarrollo de la industria. Así como la concentración de los poderes, temporal y espiritual, en los mismos jefes. De esta manera los avances que se consiguieron en la moral personal vinieron dictados por una exigencia política.

En el Estado Teológico hay que distinguir dos sistemas: el teocrático y el militar, éste consecuencia de aquel. En el primero se observará un régimen de castas, siendo la sacerdotal la depositaria de la cultura. Dado su carácter conservador dará lugar aun régimen estacionario y consecuentemente decadente debido a la naturaleza progresiva del hombre. Este inmovilismo provocará la aparición del sistema militar con dos vertientes, una intelectual y otra política.

La vertiente intelectual surge en el momento que la sociedad necesita oponerse al régimen teocrático (Grecia Antigua), haciendo que el sistema militar relegue su función de conquista a un segundo plano. Aparecerá entonces una actividad mental liberada que se podrá ocupar de la estética, la ciencia y la filosofía. Este hecho constituirá el germen inicial de la filosofía positiva.

A partir de aquí, la metafísica se hará cargo de la explicación del mundo exterior, pero no conseguirá arrebatarle a la teología el dominio sobre las concepciones morales. No obstante la obligará a tender hacia el monoteísmo.

Surge así la división de la filosofía: una natural, metafísica, y otra moral, teológica. De sus respectivas orientaciones política y monoteísta, surgirá el sistema militar en su vertiente política (Roma Antigua), que tratará de incorporar a todos los pueblos civilizados a una sola nación. Para ello será necesaria la desaparición del politeísmo a favor del monoteísmo, imprescindible para aunar tal diversidad de civilizaciones en una moral universal.

La Edad Media viene a ser la última etapa del monoteísmo. Éste se intensificaría con el debilitamiento de aquella sociedad universal causado por las invasiones. Se hacía cada vez más necesario el lazo espiritual. Pero antes de su desaparición, esta civilización dejó establecido el principio de moral universal a la vez que unos elementos propios de la sociabilidad moderna, lo que constituiría el germen del sentimiento de progreso.

El progreso será dirigido en sus comienzos por el catolicismo. La independencia moral frente a la política, así como la abolición de la esclavitud serán aportaciones clave.

En esta transición humana que supone superar la Antigüedad se pueden apreciar dos fases. Una primera que abarca el periodo comprendido entre los siglos V y VII, donde encontramos la transformación de la esclavitud en servidumbre, lo que constituye un primer paso hacia la emancipación personal. Y una segunda fase, que se subdivide en dos periodos de tres siglos cada una y que alcanzaría hasta el siglo XIII.

La emancipación personal que se produce en la primera fase tiene lugar en las ciudades, lo que constituirá la piedra angular del Renacimiento. La ciencia y la filosofía se incorporan a la nueva sociedad.

La segunda fase se caracterizará por una suficiente independencia política del poder espiritual y la constitución plena del sistema feudal. Esto permitirá un nuevo desarrollo de la industria que conllevará la abolición de la servidumbre rural, dando lugar a una ya plena realización de la persona.

Consecuencia de ello, la ciencia y la filosofía tomarán un nuevo auge, pero se verán obligadas al abandono de la moral en beneficio de la metafísica por la fuerte presión de la escolástica. No obstante se promulgará la decisiva concepción de un gobierno providencial, pero sometido a leyes inmutables. Concesión inconsciente del teologismo al positivismo.

Esta independencia del poder espiritual debería suponer la libertad de acción del poder político para sus fines absolutistas sin tener que rendir cuentas al poder espiritual. No podía ser; Imperio e Iglesia chocaban continuamente debido a esa concesión de la moral universal a la metafísica. Pero a medida que iba aumentando la intelectualización de la sociedad, la metafísica se convertía en un cada vez más fuerte oponente de la teología.

Con el Estado Metafísico comienza la demolición del sistema teológico y militar, y comienza la elaboración de los primeros elementos del último y definitivo estado que se basará en la política. En este estado hay que distinguir dos épocas.

La primera comprende los siglos XIV y XV, en ella el poder temporal anula al poder espiritual, dando paso a un nuevo conflicto que se establecerá entre el poder local y el poder central. El desarrollo industrial de este periodo hace que la población se sustraiga de los lazos del feudalismo, pues éste se mostraba incapaz de regular la sociabilidad desde una moral puramente teológica.

Mientras tanto la evolución científica iba enriqueciendo el dominio de la filosofía natural a la vez que iba aprendiendo a convivir con el espíritu metafísico, pues le reconoció su importante papel.

Dará comienzo entonces la segunda época que alcanza hasta la Revolución Francesa. Se caracterizará por la aparición de nuevos elementos sociales basados en la sistematización. En esta época hay que distinguir dos caminos.

El emprendido por el protestantismo, que con su espíritu individualista haría posible mantener una postura ambigua respecto al antiguo régimen. El otro camino, el deísta, no permitía tal ambigüedad.

El protestantismo conseguiría someter el poder espiritual al poder temporal, estableciendo absolutismos tendentes a mantener la antigua constitución social. Esta actitud no serviría para otra cosa que para conseguir el efecto contrario.

La evolución industrial, acelerada por la sistematización científica se iría haciendo con la posesión temporal de la sociedad. El positivismo comenzaba a tomar sus posiciones; terminando de asentarse cuando Descartes estableció el compromiso entre la filosofía natural y la filosofía moral, que ya apuntaran Platón y Aristóteles y que la escolástica había mantenido alterada en provecho de la metafísica.

El Positivismo comienza, ya sin obstáculos, con el estudio del mundo exterior. Esto supondría un gran progreso tanto en la esfera estética como científica e industrial. Ésta última, aliada de la actividad militar, tomará gran auge entrando en desequilibrio con las otras dos esferas. Lo que implica una desorganización social.

Se hacía evidente entonces, que el progreso moderno requería una reorganización total. La metafísica ya no aportaba soluciones. Se hacía urgente una solución al margen del sistema teológico y militar, pues resultaban incongruentes con la nueva mentalidad establecida.

Por un lado no se admitía ya una restauración retrógrada del régimen antiguo y por otro la sociedad captaba al progreso moderno como algo negativo.

El gobierno temporal se reconocía impotente para una reorganización espiritual, lo que le llevará a aplicarse exclusivamente al orden material, atendiendo nada más a propuestas filosóficas no metafísicas.

Será entonces cuando se percatará de la necesidad de una coordinación general de los diferentes progresos que se producían en cada esfera y que solamente podían llevarse a cabo mediante la aplicación del método positivo.

Con ley de los tres estados, queda patente una teoría de la evolución que establece la relación existente entre cada fase, cómo es el carácter de cada una y cómo en cada una se dan unas condiciones previas para que se establezca la siguiente.

De esta manera se puede establecer la tendencia de la civilización actual: “la dirección que hay que imprimir al movimiento sistemático para hacerle converger con el movimiento espontaneo”.

El estado al que acaba de llegar la humanidad, la Vida Positiva, dispone de los elementos necesarios para elaborar un nuevo sistema social. Solamente es necesario su coordinación, que se efectuará a partir del plano intelectual; cambiando la mentalidad del hombre, haciéndola positiva para conseguir un sistema mental armonizado.

Como consecuencia de esto se establecerá un espíritu de conjunto que implicará el sentimiento del deber, llevando de forma natural a la regeneración moral. Ya que ésta será evidente y no una especulación teológica.

Finalmente la política se transformará en una nueva autoridad espiritual, que al ampararse en el espíritu positivo proporcionará de manera espontanea la verdadera solución.

3.-METODOLOGÍA DE LAS CIENCIAS SOCIALES.

El método comparativo adquiere en Sociología la denominación de método histórico, fundamento del sistema de la lógica positiva. La comparación histórica de los diferentes estados consecutivos de la humanidad, junto con su desarrollo racional, conformarán el fondo de la ciencia política.

El principio positivo resulta de la influencia de las generaciones humanas precedentes sobre las siguientes. Siendo la acumulación de estas influencias lo que constituye el desarrollo social, objeto de nuestro estudio. A primera vista este estudio puede parecer una prolongación de la historia del hombre, pero a medida que observamos como evoluciona la sociedad va adquiriendo su específico carácter científico. No se trata exclusivamente de dinámica social, también hay estática social; pues la existencia es causa de la evolución.

El aspecto lógico que encierra el positivismo en el ámbito de la Sociología le permitirá perfeccionar toda la filosofía natural, pues es característico de este método proceder desde el conjunto hasta el detalle.

En el nivel práctico mostrará la propiedad de desarrollar el sentimiento social al recordarnos la influencia que ha ejercido el encadenamiento de los hechos pasados en la realidad actual.

Esta nueva filosofía política servirá para devolver a la historia sus derechos científicos sobre sus especulaciones sistemáticas referentes a la sociedad, ya que se desprenderá de los antiguos razonamientos de la metafísica.

HERBERT SPENCER (1820 - 1903). Principios de Sociología.

1.-¿QUÉ ES LA SOCIEDAD?

Se considera a la sociedad como una entidad. Aunque esté formada por unidades, en ella se observa la permanencia en el tiempo de una coordinación que mantiene una determinada fisionomía en toda la región que ocupa dicha sociedad.

Esto implica que la ensambladura de dichas unidades es una cosa concreta: es la sociedad.

Si se puede considerar entonces como una cosa, ¿Qué tipo de cosa es?

Es una cosa que no se percibe por los sentidos, sino por la razón. Lo único en que se puede parecer una sociedad a otra cosa es en que tienen en común unos principios que regulan la coordinación de sus partes.

La siguiente cuestión que se plantea es la comparación del agregado social con los dos tipos de agregados que existen: orgánicos e inorgánicos. ¿Es la sociedad un cuerpo viviente? Hay razones para afirmarlo.

2.-LA SOCIEDAD ES UN ORGANISMO VIVO.

Observemos el crecimiento. Los agregados inorgánicos, como los cristales, experimentan un proceso de crecimiento basado en la integración. Sin embargo los cuerpos vivos experimentan un aumento neto de masa durante toda o parte de su vida. Las sociedades, normalmente crecen hasta que se dividen o caen.

Al igual que los cuerpos vivos, las sociedades, según crecen van dotándose de una estructura cada vez más compleja. Esta diferenciación de estructuras, al igual que en los animales, no se detiene hasta que se alcanza la madurez y comienza la declinación. Observese el paralelismo con el desarrollo de un embrión.

Del mismo modo que en los organismos vivos, la diferenciación progresiva de estructuras va acompañada de una diferenciación progresiva de funciones, cosa que no ocurre en los agregados inorgánicos. Al igual que en un organismo vivo los órganos van adaptándose para realizar cada vez mejor sus funciones, así ocurre en la sociedad: aparecen grupos que se especializan en diferentes funciones.

Estos cambios que se observan en las diferentes estructuras del organismo vivo tienen influencia y relación con las otras estructuras de la agregación orgánica. Esto es en sí la base de la evolución: un órgano renuncia a una función, que otro asumirá con mayor especialización, para especializarse en una función más específica. Un órgano renuncia a digerir alimentos en beneficio de otro, para especializarse en su consecución.

Lo mismo se observa en la sociedad. En sus comienzos todos los individuos que la integraban hacían y sabían de todo: cazar, construir, luchar, fabricar utensilios, etc. La especialización lleva a una división de funciones para cada miembro, y mediante el intercambio proporcional de servicios se establece un equilibrio orgánico superior.

La división del trabajo que los biólogos llaman distribución fisiológica del trabajo en los animales, es el hecho que constituye la sociedad. Por lo tanto se puede afirmar que existe una perfecta analogía entre un organismo social y un organismo individual al existir una dependencia entre sus partes de manera vital.

Sin embargo el organismo difiere de la sociedad en su modo de existencia; la de aquel es más concreta. También se pueden apreciar diferencias en sus finalidades, lo que no implica diferencias en sus leyes: las influencias que las diferentes partes ejercen entre sí se transmiten indirectamente.

3.-CRECIMIENTO SOCIAL.

Es a partir de pequeñas hordas errantes de donde surgen las sociedades mayores.

Antes de la aparición de la agricultura, es posible que existieran pequeños grupos que, dado los utensilios que manejaban y la ausencia de arte, se puede deducir que no existiera una especialización diferenciada de funciones, lo cual hacía imposible cualquier agregación humana.

Viendo la sociedad actual se puede suponer que es el resultado de una agregación directa o indirecta de estos pequeños grupos. La sociedad crece de forma gradual al igual que los cuerpos vivos.

El crecimiento social se efectúa mediante un proceso de composición y de recomposición. Las pequeñas hordas habitaban un determinado asentamiento, el cual producía unos limitados recursos para la subsistencia. Al aumentar el número de sus miembros, sin hacerlo los recursos, esta horda se dividirá. Dará lugar a una nueva horda que irá a buscar un nuevo asentamiento.

Este proceso se repite sucesivamente hasta que llega un momento en que un determinado asentamiento, por sus recursos, es motivo de disputa. Algunas hordas menguan o se extinguen, otras crecen y se dividen.

Para que se forme una sociedad mayor es necesaria una combinación que permita la unión de estas sociedades más pequeñas. Los salvajes más adelantados presentan signos de cohesión que permiten hordas más numerosas.

La densidad de población, entendida como la superficie que ocupa la sociedad en relación con su masa viviente, es un factor para la integración. Al aumentar la masa viviente se incrementa el grado de coherencia de manera conveniente a la unión de sus partes.

4.-ESTRUCTURA SOCIAL.

El aumento de masa va asociado a un aumento de la complejidad de la estructura. Paralelamente a la integración se observa el fenómeno de la diferenciación, tanto en los organismos vivos como en las sociedades.

Una ley general de la biología viene a decir que los grandes agregados poseen una complicada organización. Una masa social pequeña es homogénea, pero se va haciendo cada vez más heterogénea a medida que va creciendo. Este proceso tiene sus fases.

En los grupos más pequeños no se aprecia la existencia de un jefe; se observa la autoridad del más fuerte o del más hábil. Estos grupos son incoherentes, lo que les hace más proclives a la separación. Pero cuando observamos un grupo de más o menos cien individuos podemos apreciar en él una cierta organización de gobierno. Es la primera diferenciación social, y a partir de ella se van estableciendo partes reguladoras y partes operativas.

Esta primera diferenciación social se puede justificar por la actividad militar del hombre; capta prisioneros que serán esclavizados, lo que dará lugar a una clase regulada.

Por otro lado, puede darse el caso de que la agregación de grupos se realice para combatir a otro determinado grupo. Entonces se establecerá la selección de un jefe de jefes. La tribu que pertenece a ese gran jefe desarrollará un carácter más militar.

La repetición de este proceso lleva a una estructura de gobierno cada vez más compleja: rey, jefes locales, pequeños jefes. Al mismo tiempo se van estableciendo diferentes clases: militar, sacerdotal, servil, etc.

Se observa claramente que el aumento de la masa hace más compleja la estructura. Cada una de estas tribus integradas en esta estructura superior mantiene su particular estructura, lo que implica diferentes industrias y simultáneamente intercambio de bienes. Ésto supone una dependencia mutua de las partes que a medida que aumenta se hace más radical la diferenciación entre ellas.

A pesar de estas diferencias tan específicas, en todas ellas subyace una estructura funcional común. Es cierto que pueden producir bienes de muy diferente naturaleza, pero para realizarlos necesitan de unas estructuras que aporten la materia prima, otras que la elaboren y otras que distribuyan lo elaborado. Estas coordinaciones son comunes entre un organismo social y un organismo animal.

Al igual que en los organismos animales las funciones se van especializando; por ejemplo, el órgano de la secreción en animales inferiores pasa de ser un conjunto de células independientes a formar una glándula en animales superiores.

De modo similar ocurre en las sociedades, se pasa de la industria artesanal a un tejido de industria altamente especializado mediante un paulatino proceso transitorio: taller familiar, inclusión de aprendices, obreros asalariados, pequeña fábrica, industria y conjunto de industrias con sus infraestructuras para adquirir la materia prima, transformarla y distribuir el producto.

Conviene señalar que una vez adquirido cierto nivel, éste se mantiene. Se trasmite directamente. Encontrada la materia prima, a ésta se le aplicará para su transformación la industria ya desarrollada.

5.-FUNCIONES SOCIALES.

Si entendemos por organización un conjunto de partes que ejecutan funciones para su dependencia mutua, entonces, cuanto menos avanzada sea la organización más independientes serán sus partes. Por el contrario, cuanto más avanzada sea, mayor dependencia tendrán las partes respecto del conjunto, hasta el punto de que la separación de las partes puede resultar nefasta. De la misma manera que esto es así en los organismos animales, igualmente ocurre en los organismos sociales.

Una sociedad poco avanzada, en la que se da poca especialización, la separación de sus miembros les permitirá hacerse cargo de aquellas funciones necesarias que antes no realizaron. No ocurre lo mismo en una sociedad avanzada; cuando pierde el componente que ejerce la autoridad, no tarda en reemplazarlo, pero corre un alto riesgo de disolverse, pues antes de que se constituya la nueva autoridad se da un periodo de desorden y debilidad.

No es lo mismo que sea reemplazado un individuo que desempeña un oficio que requiere poca maestría, que es le caso de las sociedades simples, que reemplazar en una sociedad avanzada, por ejemplo, a los agricultores en el caso de que se declararan en huelga. Su reemplazo sería muy impreciso.

6.-TIPOS SOCIALES.

Si bien se pueden observar evidentes analogías entre los organismos sociales y los organismos animales, aquellos no serán tan fácilmente clasificables como éstos.

Los agregados sociales propagan sus características de una manera menos decidida que los organismos individuales; a aquellos la influencia del medio les afecta de tal manera que no admiten clasificaciones en base al género, orden o clase.

Fijaremos, pues, dos criterios para clasificarlos. Por su grado de complejidad obtendríamos cuatro categorías: simples, compuestos, doble y triplemente compuestos. Y por su tipo de organización: militares o industriales.

Respecto al grado de complejidad una sociedad simple o básica formaría un todo no sometido a otro y cuyas partes cooperan, con o sin centro regulador, en vista de determinados fines de interés público. A este tipo pertenecerían los pequeños grupos nómadas.

Las sociedades compuestas se caracterizan por un estado en que los grupos simples tienen un jefe subordinado a un jefe general. Comienzan a ser sedentarios, lo que implica el desarrollo de una organización: jerarquía de autoridad, autoridad eclesiástica, división del trabajo, edificios permanentes, etc.

La asociación de estos grupos compuestos nos lleva al tipo de sociedades doblemente compuestas. Totalmente sedentarias, con gobierno avanzado, mayor integración y mayor complejidad en las organizaciones. Se aprecia la aparición de la ley positiva como evolución de la costumbre, así como la aparición de grandes infraestructuras permanentes: ciudades, caminos, etc. Las ciencias y las artes están en un estado más avanzado.

El cuarto tipo, sociedades triplemente compuestas, correspondería a las grandes naciones civilizadas. En ellas cabría establecer una clasificación con base en la estabilidad de sus centros de gobierno.

Estos tipos anteriormente descritos, vienen a constituir fases de composición y recomposición por donde la sociedad debe pasar. Implican unas determinadas pautas por requerir un grado cada vez más complejo de organización.

En cuanto al criterio de actividad social predominante los tipos que se establecen, militar e industrial, corresponderían con los extremos de una gradación. En todas las sociedades se aprecian organizaciones para el ataque o para la defensa, al mismo tiempo que para su mantenimiento es necesaria la actividad industrial. Por lo tanto habrá que observar al respecto qué es lo que predomina.

El tipo militar sería aquel en el que el ejército es toda la nación; la estructura del ejército y de la nación se superponen. El jefe es el mismo en tiempo de guerra como de paz, es la cabeza de una jerarquía despótica en la que todos son esclavos de sus jefes.

La jerarquía religiosa existente también es militar; se fundamenta en la venganza y su dios exige sacrificios sangrientos. Si esta sociedad está muy desarrollada, el jefe supremo y el supremo sacerdote son la misma persona.

Las organizaciones de conservación están orientadas a proveer a la clase guerrera y se encuentran sometidas a una disciplina militar.

La relación existente entre el estado y sus miembros es de entrega absoluta, los derechos individuales no son nada, mientras que los del agregado lo son todo. La sumisión es la virtud suprema. La sociedad militar se basa en una cooperación obligatoria.

A medida que las guerras van siendo menos frecuentes, o se establecen fuera del territorio, van apareciendo instituciones libres a raíz del desarrollo de la agricultura, la industria y el comercio. Es el comienzo del tipo de sociedad industrial.

Este desarrollo conllevará cambios en las organizaciones religiosas y políticas. Aparecen creencias diversas, derechos políticos, el gobierno despótico va dejando paso al gobierno representativo, la unión basada en la fuerza deja paso al compromiso voluntario.

Con base en estas nuevas formas surgen nuevas ideas respecto a las relaciones del estado con sus ciudadanos. Ya no se permitirá a aquél que regule de manera tan amplia los diferentes ámbitos de la vida, lo que dará lugar a una privacidad y al intercambio de servicios. Ningún ciudadano se encontrará esclavizado. Se observará una cooperación voluntaria y el poder de la autoridad emanará de las diferentes clases de ciudadanos.

El contraste principal entre el tipo societal militar y el tipo industrial radica en que en el primero los individuos existen para provecho del estado, mientras que en el segundo, por el contrario, es el estado el que existe para beneficio de los individuos. En este último proliferarán las instituciones destinadas a la cultura, a la estética y a lo intelectual, que no van precisamente dirigidas al sostenimiento de la vida sino a la satisfacción del espíritu.

7.-METAMORFOSIS SOCIALES.

El cambio de la vida nómada a la vida sedentaria supone una metamorfosis tanto en el aparato de conservación como de gasto. Uno u otro se anulan o potencian según el tipo de vida que lleve el agregado, militar o industrial.

Se observa que las sociedades que surgen de otra y que llevan evoluciones semejantes en su desarrollo, madurez y decadencia, son resistentes a las metamorfosis. Pues esa semejanza indica que han llevado una regulación perfecta en su adaptación con el entorno.

Una vez que la sociedad ha llegado a la consolidación del tipo industrial, llama la atención ver como se transforma en militar si surgen conflictos bélicos.

Aquellos caracteres que se basaban en una cooperación voluntaria sufren una metamorfosis. Es suficiente observar lo que ocurre en ciertos países (se refiere a la Alemania, Francia o Inglaterra de su época) para ver que ante la amenaza bélica se despiertan las funciones depredadoras que conllevan la organización de un aparato para la función ofensiva a la vez que defensiva.

Esto supone un retorno al tipo militar de las instituciones, a la cooperación obligatoria. La administración reafirma más su autoridad y respeta menos los derechos particulares. Aparece un sentido paternalista en el estado, y ahora se creerá en la infalibilidad de un Parlamento en lugar de la del Papa.

8.-LO ORGÁNICO Y LO ARTIFICIAL.

Esta idea de sociedad como organismo vivo ha tenido sus antecedentes. Platón ya estableció una comparación del estado con el hombre. Veía la división del trabajo como algo que era necesario establecer, no como algo que surgiera de manera espontanea. Pensaba que a la sociedad podía dársele una forma determinada, pues su comparación entre hombre y estado se fundamentaba en la razón, la pasión y el deseo, que no son estructuras físicas, con el aparato político.

Más tarde Hobbes dirá que la estructura social se basa en algo ficticio: la soberanía absoluta. Ésta adquiere el carácter de alma de la sociedad facilitando un contrato social que permite el desarrollo de la vida mediante la creación de estructuras artificiales.

Tanto Platón como Hobbes cometen el error de comparar las sociedades con el hombre, lo que hace que la analogía sea excesivamente específica y por lo tanto muy criticable.

Por su parte Comte nos dirá que la sociedad con sus aparatos no es una creación artificial, sino un producto de un desarrollo gradual. Si bien evita caer en la artificialidad cuando se refiere al aspecto evolutivo de la sociedad, no podrá evitar caer en artificios cuando propone su regeneración mediante su método positivo.

Hay que dejar claro que la única analogía que existe entre un cuerpo social y un cuerpo vivo es la de “dependencia mutua de las partes que lo integran”.

El organismo social, si bien ha sido ilustrado comparándolo con determinados organismos vivos, no es comparable a ningún tipo particular de organismo animal o vegetal. Tiene su propia individualidad aunque podamos observar en él ciertos principios que coinciden con los de cualquier organismo vivo:

  • Sus elementos obran en provecho del conjunto: cooperan

  • El grado de esta cooperación indica el grado de evolución.

  • Para desempeñar una cooperación superior, los órganos se hacen más complejos.

En definitiva, se puede decir que los organismos vivos y los organismos sociales tienen en común los principios fundamentales de la organización.

EMILE DURKHEIM (1858 -1917). Las Reglas del Método Sociológico.

1.- PREFACIO A LA PRIMERA EDICIÓN.

Durkheim advierte que estamos demasiado habituados a considerar todas las cuestiones sobre la base del sentido común, lo cual es más bien contrario que favorable al conocimiento científico. En particular se está poco acostumbrado a tratar científicamente los hechos sociales, existiendo una clara tendencia a dejarse llevar por las primeras impresiones.

El método que se presenta consiste en considerar los hechos sociales como cosas cuya naturaleza, por flexible y maleable que nos pueda parecer, no es modificable a voluntad. El objetivo es introducir un racionalismo científico en la conducta humana que nos permita llegar a establecer reglas de acción para el porvenir a partir de su pasado.

2.- INTRODUCCIÓN.

Los sociólogos se han preocupado muy poco por una definición del método que hay que aplicar a los hechos sociales. Solamente Comte se tomará cierto interés por esta cuestión en su obra “Cours de Philosophie Positive”, pero no se ocuparía de las precauciones que hay que tomar a la hora de observar los hechos, la manera de plantear los problemas, el sentido de las investigaciones, prácticas específicas o reglas para administrar la prueba.

En esta obra se presenta el método que se utilizó para la elaboración de “La División del Trabajo Social”, y especificará la particular naturaleza de los hechos sociales.

También se pretende exponer y someter a discusión los resultados de la aplicación de sus reglas y principios, para que se juzgue la orientación que desde aquí se imprime a los estudios sociológicos.

3.- ¿QUÉ ES UN HECHO SOCIAL?

Se percibe la existencia de una serie de hechos obviados por el resto de las ciencias “que consisten en maneras de obrar, de pensar y de sentir, exteriores al individuo, y que están dotadas de un poder coactivo por el cual se imponen”. No tienen al individuo como fundamento, sino a la sociedad y por lo tanto no entran en el dominio de la Psicología, sino de la Sociología.

Para los pensadores individualistas esto supone un atentado, pero está demostrado que la mayoría de las ideas no las elaboramos nosotros mismos: provienen del exterior y penetran en nosotros de manera impuesta y nos definen. Como ejemplo tenemos la educación de los niños.

Esto no supone la anulación del individuo, pues en cierta medida las ideas también dependen de las características del individuo que las percibe.

Estos hechos se hacen evidentes mediante la estadística, pues en ella se observa la cualidad de poder expresarlos de manera que neutralizan las individualidades, y saca a la luz una “conciencia colectiva”.

Establecido el concepto de hecho social se describirán las reglas del método para analizarlos.

4.- REGLAS RELATIVAS A LA OBSERVACIÓN DE LOS HECHOS SOCIALES.

Primera y fundamental: “considerar los hechos sociales como cosas”. Hay que dejar claro lo que es un conocimiento no científico: aquel basado en la realidad y que utiliza prenociones extraídas de la práctica para ser aplicadas como remedios sin reclamar explicaciones.

El carácter reflexivo de la naturaleza humana hace que nos fijemos en el porvenir. Si esto es lo que hizo de la física una ciencia, ¿Por qué no puede ocurrir lo mismo con la Sociología?

Se percibe la existencia de unas prenociones o ideas de los hombres que acompañan a sus relaciones, que se hacen evidentes cuando queremos librarnos de ellas pero no lo conseguimos. Constituyen la evidencia de una realidad social, la materia objeto de la Sociología.

Estas ideas o prenociones han venido siendo utilizadas por la Sociología sin pasar por ningún proceso de conceptualización, expresando sin definición científica sino más bien con una carga ideológica acepciones confusas que no van mucho más allá del campo de la subjetividad. Encadenan una serie de hechos de una manera real pero no llegan a ser una expresión de las leyes de la Naturaleza.

Como consecuencia de lo anterior se hace necesario pues, tratar los hechos sociales desligándolos de los sujetos conscientes que los representan; es decir como cosas. Esto no debe entenderse como un fin, sino como una forma de afrontar los hechos que permite, a medida que avanza la ciencia, ir despejando la apariencia de las cosas.

Peculiaridad a la vez que ventaja de la Sociología es que los hechos sociales son detectables en la medida que no pueden ser modificados por la voluntad individual.

Como complemento a la regla fundamental cabe añadir tres corolarios:

  • “Evitar de manera sistemática todas las prenociones”. Cosa difícil en Sociología, pues están basadas en sentimientos que toman autoridad en nosotros y no permiten la menor contradicción. Son producto de la historia, de una experiencia confusa e inorganizada que atrae a mentes que trabajan con la sensibilidad, no con el conocimiento

  • “Método para considerar los hechos sociales”. Primeramente definir las cosas de que se trata, lo que permitirá constituir el objeto de la ciencia. Para evitar la influencia de los sentimientos, expresar aquellas propiedades que sean inherentes. Éstas se encuentran en el exterior; es decir, el conocimiento científico comienza por lo real.

  • “Conformar un grupo de hechos que se ajusten a la definición”. Ahora entra en juego el principio de causalidad: todos los fenómenos en los que se encuentran los mismos caracteres se relacionan entre sí por sus consecuencias. Esta solidaridad inicial entre los hechos percibida por los sentidos nos abre el acceso al conocimiento científico. Para pasar de la subjetividad a la objetividad es preciso establecer un punto constante y fijo de referencia que en Sociología son los “hechos cristalizados”: los que se presentan aislados de manifestaciones individuales.

5.- REGLAS RELATIVAS A LA DISTINCIÓN ENTRE LO NORMAL Y LO PATOLÓGICO.

Se distinguen dos órdenes de hechos: “aquellos que son todo lo que deben ser” (normales) y “aquellos que debieran ser muy diferentes de lo que son” (patológicos).

La ciencia está incapacitada para distinguirlos, pues solamente entiende de su conocimiento, no juzga. Distinguirlos es una cuestión de reflexión, cosa más cercana al arte que a la ciencia.

Se propone entonces un criterio: “trabajar con el tipo medio y observar las desviaciones”, teniendo en cuenta factores como la especie (no es lo mismo una sociedad salvaje que una civilizada) y la edad (no es lo mismo una sociedad joven que una sociedad envejecida).

Hay que ser conscientes de que la sociedad tiene su propia evolución, pues en ella son evidentes los periodos de transición. Por ello será necesario confirmar la generalidad del hecho que se haya establecido investigando las condiciones en que se haya establecido y observar si han variado en el presente.

Conforme a lo anteriormente descrito se establecen tres reglas:

  • “Para un tipo social determinado, considerado también en una etapa determinada de su evolución, un hecho social es normal cuando se produce en la media de las sociedades de esta especie, consideradas en la fase correspondiente de su evolución”.

  • “Los resultados de la aplicación del método precedente se pueden verificar haciendo ver que la generalidad del fenómeno tiene sus raíces en las condiciones generales de la vida colectiva del tipo social considerado”.

  • “Esta consideración es necesaria cuando el hecho se refiere a una especie social que no ha realizado todavía su evolución”.

Esto quedará ilustrado si consideramos como ejemplo el hecho del crimen. El método nos permite afirmar que el crimen es un hecho normal y constituye un factor de salud social. A primera vista puede parecer algo inadmisible, pero resulta ser una paradoja.

El crimen viene determinado por un preciso estado de la moral colectiva en un momento y en una sociedad determinados. Surge debido a la diversidad de conciencias individuales, que no son otra cosa que desviaciones del tipo medio de conciencia.

Esta diversidad de conciencias individuales es el motor de la evolución de la sociedad; hace que el tipo medio sea maleable. Sócrates, para el derecho ateniense fue un criminal, pero su ejecución removió conciencias y hoy la humanidad dispone de la libertad de expresión.

6.- REGLAS RELATIVAS A LA CONSTITUCIÓN DE LOS TIPOS SOCIALES.

Debido al concepto de “especie social”, la Sociología queda situada en una posición intermedia entre los modelos prácticos de las sociedades que hacen los historiadores y el modelo social ideal para toda la humanidad que teorizan los filósofos.

En este concepto encontramos la unidad que exige la investigación científica y la diversidad que dan los diferentes hechos.

Para construir estas especies sociales no es necesario observar todas las individualidades, bastará con un pequeño número de caracteres escogido cuidadosamente en base a la morfología de la sociedad.

Se clasificarán observando su composición a partir de la sociedad simple. Ésta será la “horda”, a la que se considerará unidad social, pues inmediatamente por debajo de ella aparecerá el individuo aislado.

Lo anteriormente considerado queda reflejado en el siguiente principio:

“Se comenzará a clasificar las sociedades a tenor del grado de composición que presentan, y tomando por base la sociedad perfectamente simple o de segmentación única. En el interior de estas clases se distinguirán variedades diferentes según se produzca o no coalescencia de los segmentos iniciales”.

Hay que señalar que las nuevas sociedades engendradas son de una especie distinta a las generadoras, ya que al combinarse éstas dan como resultado combinaciones inéditas. De esta manera se constituirá la “morfología social”, fundamental para explicar el carácter científico de la Sociología.

7.- REGLAS RELATIVAS A LA EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS SOCIALES.

Para Comte, los hechos sociales se definían por sus causas finales. Pero no es la necesidad lo que genera los hechos, pues ello equivaldría a decir que los hechos surgen de la nada. Los hechos tienen su origen en causas, en ellas hay que fijarse y posteriormente en su función.

Causa y función están relacionadas. La función, que no hay que confundir con finalidad, nos ayudará a descubrir la causa, pero hay que investigar de manera independiente.

Entre los sociólogos se da la costumbre de utilizar un método psicológico, individualista, como si todo estuviera en función de la percepción del hombre.

Para unos hechos que coaccionan desde el exterior las conciencias individuales este método no es aplicable. Al no provenir del individuo esta coacción, no será lo que suceda en el interior del individuo lo que permita explicarlos.

Será en la misma naturaleza de la sociedad donde habrá que buscar la explicación, teniendo en cuenta que la sociedad no es la mera suma de los individuos que la componen, sino que representa una realidad específica con sus propios caracteres: es una individualidad psíquica de nuevo género, que genera hechos sociales en la medida que son captados por las conciencias individuales.

Por lo tanto: “la causa determinante de un hecho social debe buscarse entre los hechos sociales antecedentes y no en los estados de la conciencia individual”. Y como consecuencia “la función de un hecho social debe buscarse en la relación que sostiene con algún fin social”, independientemente de la utilidad individual.

Aclarado que los hechos sociales derivan de la propia naturaleza de la sociedad, de la “asociación”; “el origen primero de todo proceso social de cierta importancia debe buscarse en la constitución del medio social”, donde entra en juego la “morfología social”.

Desde esta perspectiva quedan descartadas las anteriores teorías de la sociedad basadas en la coacción y el pacto como instrumentos inventados por los hombres (Hobbes y Rousseau). Coacción y pacto son ahora lo que conformarán la sociedad; producidos por la realidad y entendidos como algo exterior y superior al individuo.

8.- REGLAS RELATIVAS A LA ADMINISRACIÓN DE LA PRUEBA.

Dado que los fenómenos sociales no admiten la creación de modelos en laboratorio, se considera el método comparativo como el único válido para la prueba en Sociología, dándose gran importancia al principio de causalidad (a un mismo hecho corresponde siempre una misma causa), del cual se deduce que, “si un mismo hecho depende de más de una causa, esto significará que existen diferentes especies del referido hecho”.

En el método comparativo se señalan dos importantes razones que le hacen idóneo para la Sociología: por un lado, será suficiente con que se den un número determinado de casos favorables entre dos hechos para poder decir que existe entre ellos una relación, y por otro lado, al no necesitar una gran cantidad de casos para establecer una relación, dichos casos pueden ser elegidos de entre los que nos permitan el acceso a conocimientos más seguros.

Que la Sociología no permita utilizar más que un procedimiento experimental, no significa que quede en una situación de inferioridad respecto a otras ciencias. Pues este procedimiento implica una mayor riqueza de variaciones que en otras ciencias no se dan, lo que permite al sociólogo una investigación más abierta y variada.

El método comparativo requiere tratamientos específicos según se aplique a una sociedad, a muchas sociedades de la misma especie o a muchas sociedades de diferente especie. Siendo de vital importancia tener en cuenta el periodo de desarrollo en que se encuentra cada una de ellas.

La sociología comparada no es una rama de la Sociología, es la Sociología misma, en tanto que deja de ser meramente descriptiva y aspira a dar cuenta de los hechos.

9.- CONCLUSIÓN.

Los caracteres generales de este método se pueden reducir a tres factores:

1º- Independencia del método de toda filosofía. No se alinea con ninguna corriente metafísica, simplemente exige que el principio de causalidad se aplique a los hechos sociales. No debe confundirse con ideologías prácticas; éstas aspiran a reformar los hechos, mientras que este método solamente a mostrarlos.

2º- Objetividad del método. Los hechos sociales son considerados como cosas, no en base a su utilidad, sino entendidos como fuerzas capaces de engendrar otras fuerzas.

3º- Carácter exclusivo del método. Al explicar los hechos sociales mediante otros hechos sociales, éstos se convierten en objeto de estudio propios infiriendo un carácter de ciencia autónoma a la Sociología.

10.- PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN.

Este apartado es una respuesta del autor a las críticas e intentos de refutación de que fue objeto su método. Por ello considero más oportuno contemplarlo al final del trabajo.

Se observa que el grueso de las críticas partían de una comprensión equivocada respecto a la verdadera intención de Durkheim, acusándole de pretender eliminar el aspecto mental de la Sociología.

El autor postula, efectivamente, una “mente colectiva” exterior al individuo, pero deja muy claro que esta fuerza exterior es tal porque ya viene dada, nos coacciona y resulta muy difícil para el individuo poder cambiarla.

Esto viene a significar que dicha fuerza era percibida por el individuo, con lo cual no quedaba eliminado el aspecto mental de la Sociología, pero si establecía una clara línea divisoria con la Psicología.

Esta fuerza exterior la denomina “institución”. Y a partir de esta denominación, Durkheim elaborará una definición de la Sociología como la ciencia que se ocupa de las instituciones, su génesis y su funcionamiento.

Respecto a su método el autor deja claro que no pretende algo definitivo. Su objetivo es conseguir el status de cosa para los hechos sociales, para conseguir una equiparación de la Sociología con las demás ciencias.

Es consciente de la perfectibilidad de su método y encuentra muy saludable la discusión y el debate en torno a él.

KARL MARX (1818 - 1883). El Capital; La Mercancía.

Se entiende por mercancía aquello que no es consumido por el productor y que va destinado al cambio. Es la forma elemental de riqueza en el sistema capitalista.

1.- VALOR DE USO Y VALOR DE CAMBIO.

Para que algo pueda ser considerado como mercancía es imprescindible que sea útil. Serán pues sus cualidades naturales, su uso y no su consumo lo que le otorgarán un “valor de uso”.

En el momento en que se produce el cambio de un objeto por otro es cuando se convierte en mercancía y será entonces cuando se puede observar la proporción con que las mercancías se intercambian. Esta proporción es el “valor de cambio”.

1.1.-VALOR; SU SUSTANCIA.

Las mercancías en cuanto su valor de uso, difieren unas de otras por sus cualidades. Respecto a su valor de cambio la única diferencia es la cantidad.

Si obviamos las propiedades naturales de la mercancía, el valor de uso quedará reducido a ser un producto del trabajo, algo común a toda mercancía.

Por lo tanto se puede decir que las mercancías manifiestan que en su producción se ha gastado una fuerza de trabajo. Esta fuerza de trabajo tiene un valor, que es lo que se observa en la relación de cambio de las mercancías.

1.2.- MAGNITUD DEL VALOR, TIEMPO DE TRABAJO SOCIALMENTE

NECESARIO.

La sustancia del valor es pues el trabajo. Nos servirá para medir a aquél en relación con la cantidad de éste.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que este trabajo se realiza bajo unas condiciones sociales establecidas; por lo tanto, el valor de un producto será el tiempo socialmente necesario para su producción. De tal manera que si este tiempo social permanece invariable el valor será constante, pero si las condiciones sociales varían el valor también variará.

Aquí entra en juego la productividad. Si se produce la misma cantidad de producto en menos tiempo su valor disminuye. Sin embargo, el trabajo tiene el mismo valor a lo largo del tiempo; lo que varía es la cantidad de valores de uso que genera.

Se observan casos en que una cosa puede tener valor de uso sin ser valor; es decir, que sea útil pero que no provenga del trabajo del hombre: es el caso del aire. También puede observarse el caso de que una cosa siendo útil y siendo un producto del trabajo, no sea mercancía; para este caso sería suficiente con que el producto solamente satisfaga las necesidades de la persona que lo produce. Y cabe decir que ningún producto es valor si no es útil; ya que supondría un gasto de trabajo que no genera valor.

2.- DOBLE ASPECTO DEL TRBAJO.

El trabajo se compone de un gasto físico de fuerza humana, de igual naturaleza para todas las mercancías, y de unas formas de producción determinadas por un fin.

2.2.- DOBLE CARÁCTER SOCIAL DEL TRABAJO.

Para satisfacer las diferentes necesidades del hombre el trabajo se presenta de formas distintas, lo que da lugar a diferentes industrias.

Estas formas diferenciadas son las partes de un todo destinado a satisfacer el conjunto de las necesidades sociales. Resulta evidente la existencia de un orden de necesidades, el cual no proviene de ningún convenio previo y es conformador del sistema social de la división del trabajo.

Esta división del trabajo supone el que los hombres trabajen los unos para los otros, por lo tanto, este trabajo adquirirá un carácter social por estar implicado en los procesos de intrecambio que se dan en la sociedad.

2.3.- REDUCCIÓN DE TODA CLASE DE TRABAJO A CIERTA

CANTIDAD DE TRABAJO SIMPLE.

El trabajo, que no es otra cosa que la transformación de materias para satisfacer necesidades, consiste en una tarea más o menos penosa o en mayor o menor medida complicada.

Se considera trabajo simple la fuerza que todo hombre posee en su organismo de manera estereotipada. Se halla determinado en cada sociedad.

El trabajo superior es el trabajo simple multiplicado. Es decir, que una jornada de trabajo superior tiene su equivalente con un cierto número de jornadas de trabajo simple.

Las mercancías hallan su expresión uniforme en la moneda, y con base en ello, los diferentes géneros de trabajo, generadores de las mercancías, quedan reducidos al producto de un único tipo de trabajo al expresarse en moneda.

3.- EL VALOR, REALIDAD SOCIAL, SOLO APARECE EN EL CAMBIO.

La mercancía solamente entra en circulación si se presenta de una doble forma: en su forma natural, por la que expresa su utilidad, y en su forma de valor, por la que expresa el trabajo que acumula.

Como la mercancía es la expresión del trabajo social humano y solamente puede manifestarse en las transacciones sociales, será ahí donde quede de manifiesto su valor como algo diferente de su forma material.

Es decir, la mercancía solamente expresa su valor cuando es susceptible de cambio. Pero no es el cambio el que genera el valor, sino que es el valor de la mercancía el que genera sus propias relaciones de cambio.

En conclusión; la mercancía, siendo objeto de utilidad y de valor, solo aparece como tal cuando se la considera en relación con otras mercancías y además de por la posibilidad de ser cambiada adquiere la forma de valor de cambio, distinta de su forma natural.

3.1.- FORMA DE VALOR.

La mercancía es la expresión del trabajo humano. Será pues éste el que permita el cambio. Pero, en realidad, el cambio inmediato no es posible. Solamente hay una mercancía que tiene la posibilidad de cambio inmediato con todas las demás: la moneda, una forma especial de valor que poseen las mercancías.

Esta forma especial de moneda tiene su fundamento en la relación de cambio. Cualquier mercancía se cambia respecto a esta relación. Es decir, una determinada mercancía tiene su equivalente con otra en función del cambio, pero también la puede tener con otras determinadas mercancías de la misma manera.

Por lo tanto una cierta mercancía puede tener tantas representaciones de su valor como mercancías existen. Consecuencia de ello es que se puede establecer el valor de todas las mercancías respecto al valor de una sola.

Esto pone en evidencia que la mercancía, su valor, tiene un carácter socialmente reconocido, y ha adquirido consistencia cuando ha sido relacionado con un objeto universalmente aceptado: el oro, que es el valor moneda al que son reducidas todas las mercancías.

Esta forma de valor-moneda esta hoy tan asumida que parece la forma natural de la mercancía. No parece que una mercancía se haya convertido en valor-moneda porque las demás mercancías tambien expresen así su valor, sino por el contrario, lo que parece es que las mercancías expresen su valor en ella porque es moneda.

4.- APARIENCIA MATERIAL DEL CARÁCTER SOCIAL DEL TRABAJO.

La forma de moneda contribuye pues, a dar una idea falsa de las relaciones de los productores. Al basarse éstas en la comparación de sus productos como portadores de trabajo humano, el valor de cambio no será otra cosa que una forma de cuantificar el trabajo invertido en la fabricación del producto.

Pero el trabajo humano, fenómeno puramente social, invertido en la producción de los objetos, mediante el valor de cambio ha tomado una apariencia material, la moneda, en este sistema mercantil capitalista. Esta ilusión hace que dicho trabajo social quede despersonalizado y sometido al movimiento de las cosas. Un movimiento que los productores no pueden controlar.

La producción y sus relaciones, creación humana, rigen al hombre en lugar de estar sometidas a él.

Hecho análogo sucede en el mundo religioso. Productos del cerebro humano se convierten en dioses independientes que se comunican entre sí y con los hombres. En el mundo mercantil los productos, con su valor de cambio, ocuparían el lugar de los dioses.

Historia de la Teoría Sociológica

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Enviado por:Joseph T
Idioma: castellano
País: España

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