Historia


Tratamiento marxista de la Historia


Tratamiento marxista de la historia

La primera pregunta que podríamos plantearnos puede ser la siguiente: ¿Qué es tratamiento marxista de la historia? Y para responder esto podemos decir tentativamente que es la aplicación del modo de análisis teórico que nos muestra Marx en su estudio y crítica de la sociedad capitalista donde plantea la naturaleza contradictoria del modo de producción. Marx recalca la importancia de la base económica del desarrollo histórico e introduce el concepto de clase y de lucha de clase en la aproximación histórica. Estos elementos son a los que Hobsbawm denominaría “marxismo vulgar”, es decir, cuando se cae en un irremediable determinismo histórico, cuando el modelo marxista de base y superestructura no es más que el dominio y dependencia entre lo económico y la superestructura mediada por la lucha de clases. Es decir, cuando se despierta en los historiadores, en este caso, un interés por la práctica revolucionaria y los conceptos que la sustentan más que por lo que significa más a fondo la teoría de Marx. Por consiguiente, el historiador haría una elección histórica de los elementos de la teoría de Marx para hacer cualquier interpretación histórica en cualquier época. Por esta razón es necesario trascender el enunciado de las ideas más populares asociadas a Marx para entender de manera más global sus aportes en el quehacer de los historiadores.

Indudablemente para definir los aportes de Marx en el estudio de la historia será visible que los conceptos teóricos que toman más fuerza en las diversas interpretaciones marxistas estarán guiados por la “concepción materialista de la historia”, la cual constituye la base la explicación histórica y de un modo de interpretar el mundo. Desde esta perspectiva, analizar cualquier sociedad debe pasar por un análisis del modo de producción, es decir, la manera como el ser humano se relaciona con la naturaleza y la transforma por medio del trabajo.

Encontramos acá la integración de dos elementos fundamentales para el estudio de la historia, los elementos materiales (técnicas, recursos, destreza), y representaciones del pensamiento, lo que en la teoría de Marx sería la división de las estructuras sociales en “infraestructuras” (lo material) y “sobrestructuras” (lo psicológico).

La estructura como concepción clave

Marx se aleja del positivismo y se centra en lo humano, en la realidad de la sociedad burguesa del momento, segunda mitad del siglo XIX en ciudades como París y Colonia, donde encontró sus contradicciones para construir su teoría y una praxis revolucionaria. En la construcción de su teoría Marx trató de ver la realidad del ser humano en su esencia, y por eso lo concibe como ser humano dentro de unas condiciones económicas propias del modo de producción capitalista que son capaces de cambiar su realidad, que lo determinan y terminan por desconocer la esencia verdadera del ser humano. Así nos plantea una praxis revolucionaria, la emancipación del ser humano, la superación del modo de producción capitalista. Es así, como su teoría tiene unas bases históricas que ponen a la luz problemas fundamentales del existir del ser humano. El ser humano es su unidad de análisis y es entendido desde una necesidad material y una necesidad espiritual. Forma parte de una estructura, donde es central entender la forma en que se relaciona con la naturaleza y extrae de ella lo necesario para subsistir. Me refiero al modo de producción, pues de la manera como el hombre produce lo que necesita para vivir se derivan las relaciones sociales presentes en una sociedad para Marx. De esta manera la sociedad se entiende como un sistema de relaciones de producción compuestas por diferentes niveles que interactúan generando tensiones internas que permiten explicar “por qué y cómo las sociedades cambian y se transforman”.

Pero, ¿Cómo se puede definir la historia con base en la teoría de Marx? Con la siguiente definición de historia podremos encontrar la propuesta marxista del estudio de la historia, y la aplicación de la noción de modo de producción como la estructura de la sociedad. La historia es entonces la: “Investigación de los mecanismos que vinculan la sucesión de los acontecimientos a la dinámica de las estructuras ---estructuras de los hechos sociales, por supuesto---.” La idea es entonces, encontrar el “marco legítimo de modelo estructural utilizable en historia” y para los historiadores marxistas, el modo de producción parece ser el mejor marco propuesto hasta ahora, definido de la siguiente forma:

“Un modo de producción es una estructura que expresa un tipo de realidad social total, puesto que engloba, en las relaciones a la vez cuantitativas y cualitativas, que se rigen todas en una interacción continua: 1) las reglas que presiden la obtención por el hombre de productos de la naturaleza y la distribución social de esos productos; 2) las reglas que presiden las relaciones de los hombres entre ellos, por medio de agrupaciones espontáneas o institucionalizadas; 3) las justificaciones intelectuales o míticas que dan de estas relaciones, con diversos grados de conciencia y de sistematización, los grupos que las organizan y se aprovechan de ellas, y que se imponen a los grupos subordinados”.

Se plantea entonces el modo de producción como la base para la comprensión de las relaciones sociales y para entender porqué el mundo se transforma y la historia es dinámica. Por lo tanto partimos de que en el corazón de cada modo de producción se encuentra una contradicción básica que es la que hace que se genere una dinámica y que se gesten ahí dentro las mismas fuerzas que va a llevar a la transformación. Se concibe el modo de producción como la estructura desde la cual debe ser mirada la historia al ser ésta la estructura que determina el crecimiento de las formas productivas dentro de una sociedad, la distribución del excedente y de igual forma las posibilidades “supraestructurales” en una sociedad. A cada modo de producción le corresponden unas relaciones sociales específicas. Podemos sintetizar en la siguiente frase:

“El concepto central, el todo coherente, el objetivo teórico de Marx, es el modo de producción, como estructura determinada y determinante”.

Clases, revoluciones e historia

La otra noción a tratar es la de revoluciones sociales. Resulta de gran pertinencia pues las revoluciones sociales han sucedido excepcionalmente durante la época moderna, y se pueden considerar fenómenos agentes de transformación de las estructuras de clase, de dinámica en la historia. Podemos definir revoluciones sociales como los hace Theda Skocpol:

“Las revoluciones sociales son transformaciones rápidas y fundamentales de una sociedad y de sus estructuras de clase; van acompañadas, y en parte son llevadas por las revueltas, basadas en las clases, iniciadas desde abajo.”

Desde el marxismo se entienden las revoluciones no como hechos aislados de revuelta y movimiento social sino como basados en las contradicciones estructurales del modo de producción. La clave está en las relaciones de producción dentro de una sociedad y su desarticulación con el modo de producción. En el surgimiento de la revolución social como consecuencia de las contradicciones del sistema capitalista, Marx propone su teoría y la praxis revolucionaria de ésta. Las relaciones dentro de esa estructura solo pueden modificarse con la práctica, cuando la teoría llega a la praxis. Para que esto se de en la sociedad capitalista, Marx creía que la superación de esas contradicciones era resultado de un proceso histórico que era fruto inevitable de la evolución de la historia donde se darían las condiciones propicias para la ascensión del comunismo.

La revolución social representa el inicio de la acción encaminada a la transformación de las estructuras sociales, y se alimenta de la teoría que critica la pérdida de la esencia del ser humano dentro del sistema capitalista. La revolución social es explicada entonces desde la contradicción misma de la estructura en la que se origina. Se sostiene la idea de que las revoluciones sociales se originan cuando hay una toma de conciencia de su función por parte de la “clase revolucionaria” lo cual sugiere la idea de una planificación para el cambio, una especie de voluntarismo a la hora de abordar el surgimiento de las revoluciones. Es así como Marx intenta entender y justificar por qué había que pasar a otro tipo de sociedad.

El carácter crítico del marxismo se funda en la práctica, y la lucha de clases aparece como el móvil principal del proceso histórico. La interpretación en la historiografía marxista británica aparece de la siguiente manera: “La teoría de la determinación de clases defendida por los historiadores marxistas británicos propone la lucha de clases como el núcleo del proceso histórico”. Las transformaciones de la sociedad son explicadas entonces, desde este punto de vista, como el resultado de la lucha de clases.

Ya que las revoluciones sociales desde su definición tienen el elemento de lucha de clase, se puede sugerir que éstas aparecen como un fenómeno en el capitalismo. Esto a su vez nos puede sugerir la idea de que la teoría de Marx se podría aplicar solo a sociedades que lleven el rumbo o tengan la tendencia a un desarrollo continuo de las fuerzas de producción materiales donde se genere la contradicción básica de dicho sistema. Desde este punto de vista las revoluciones sociales solo pueden entenderse dentro del modo de producción capitalista y serían fenómenos exclusivamente definibles dentro de la idea de conciencia de clase formada gracias a las fuerzas productivas propias del capitalismo.

Se podría justificar esta concepción con la idea marxista de que el comunismo es el fruto inevitable de la evolución de la historia y para llegar a la plenitud de éste se deberá pasar por el capitalismo considerado como una fase más de la historia de la humanidad. Pero entonces ¿cómo se explica que esa tendencia histórica general del desarrollo de la fuerzas productivas no funcione en todas partes? Esta constituye una de las principales críticas a Marx de la cual Eric Hobsbawm, historiador marxista británico, alude a lo siguiente:

“Esto parece crear una situación sin salida. O bien no existe una tendencia general a que las fuerzas materiales de producción se desarrollen, o sólo lo hagan hasta cierto punto; entonces la evolución del capitalismo occidental debe explicarse sin referencia primaria a tal tendencia general, y la concepción materialista puede usarse, cuanto más, para explicar un caso especial.( ) O, en caso contrario, existe dicha tendencia histórica general, y entonces tenemos que explicar por qué en muchos casos (China, por ejemplo) es evidente que se ha contrarrestado de manera eficaz.”

La historia según la teoría de Marx

Habiendo planteado una discusión sobre las nociones de modo de producción, materialismo histórico y lucha de clases presentes en la teoría de Marx podemos rescatar algunos elementos centrales en el entendimiento de la historia. El análisis histórico que se presenta en la teoría de Marx no se centra en la descripción de una serie de hechos sino en una interpretación de los fenómenos. Es decir, se ofrece un esquema de interpretación histórica para entender el sentido intrínseco de las singularidades en la historia. En este punto se encuentra un quiebre con la historia positivista que equipara a las ciencias naturales con las ciencias sociales, y que busca Ranke en el siglo XIX a través de la idea de “mostrar lo que realmente sucedió”.

Por otro lado, un elemento fundamental cuando Marx plantea entender el movimiento de la historia a través de la lucha de clases, se está estableciendo una relación entre la teoría y la práctica revolucionaria. En este sentido la historia se entiende como una herramienta que sirve para transformar y mejorar la sociedad. Así lo expresa Marx en las Once tesis sobre Feuerbach: “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.” Esto supone una relación del ser humano con las circunstancias que los rodean en la cual éste es capaz de modificar sus circunstancias a la vez que las circunstancias lo modifican.

Acá hay otra divergencia con la historia positivista, pues ya no se está hablando de una historia como fiel de reflejo de la realidad sino como una herramienta para transformarla, y por lo cual se puede establecer una dialéctica pasado - presente, aspecto fundamental de la noción de historia que manejan los historiadores hoy en día.

Marx nos provee no solo un aparato conceptual sino que nos invita a pensar acerca de las condiciones materiales de las masas y su papel en la historia, lo cual destaca un tipo de acercamiento a la realidad que resalta el papel de individuos anónimos en la historia. Es así como la historia aparece como un proceso en el que interactúan la estructura y los agentes. Pero comprender la historia no se puede hacer tomando cada uno de estos elementos por separado, deben entenderse dentro de una totalidad, que en Marx sería el capitalismo.

A través de la noción de modo de producción, Marx ofrece un esquema para ordenar racionalmente los hechos históricos. Al entenderse la historia de manera lineal como una sucesión de modos de producción que entran en crisis y generan transformaciones dentro de la sociedad a través de la lucha de clases, Marx está dando una visión global del movimiento en la historia. “Marx sigue siendo la base esencial de todo estudio apropiado de la historia, porque -de momento- sólo él ha tratado de formular un planteamiento metodológico de la historia en su conjunto, así como de considerar y explicar todo el proceso de la evolución social de la humanidad”.

Reflexiones finales

De la manera como nos relacionemos con la naturaleza, con nuestro entorno material será lo que determine los significados que le demos a nuestra existencia. Este modelo del cual se parte del ser humano (reflejo de nuestros entornos materiales) como unidad de análisis es la base de la interpretación marxista de la historia. El cambio en el modo de producción capitalista a través de la revolución social por motivos determinados por la explotación económica constituiría el movimiento de la historia cuando la clase explotada toma conciencia de su situación (“Las revoluciones son las locomotoras de la historia” -Karl Marx-). Se le critica entonces a Marx en este aspecto el caer en determinismos económicos y la idea de la intencionalidad detrás de la revolución como factor de cambio de la estructura de la sociedad (como una planeación detrás del movimiento de la historia).

Por otro lado, la idea de la realización de la teoría constituye un aporte muy valioso en la metodología y estudio de las ciencias sociales. Si bien es cierto que existen un sinnúmero de teorías que intentan explicar la complejidad de la sociedad y las relaciones dentro de ella, Marx se preocupó por interpretar el mundo pero igualmente por transformarlo a través de la transmisión de su teoría. El valor de una teoría crítica de la sociedad es que aporte algo que ayude a transformar la realidad de manera positiva y que con ella se pueda pensar nuevas alternativas de desarrollo que no tengan que ver necesariamente con la explotación de las fuerzas materiales de producción que conllevan a que la esencia del ser humano quede enajenada en un sistema donde se ignora la dimensión humana que lo caracteriza. Esto no quiere decir que la historia se deba entender como lineal y bajo los preceptos de la idea de progreso, pero si como una forma de diálogo con el presente que contribuya a comprender y a dar respuestas a las realidades actuales.

La historia nos debe servir de herramienta para entender porqué el mundo es como es hoy, a qué se deben sus transformaciones, porqué el mundo cambia, pero sobre todo nos debe servir para conocernos a nosotros mismos cada vez mejor a través del entorno y características de un mundo que cambia al igual que es interpretado constantemente. Marx nos provee no solo un aparato conceptual sino que nos invita a pensar acerca de las condiciones materiales de las masas y su papel en la historia, lo cual da herramientas provechosas para entender la dinámica del mundo capitalista actual en el cual nos inscribimos y desde el cual escribimos la historia día a día. Por eso hoy más que nunca resulta útil encontrar en la teoría de Marx herramientas que nos permitan hacer una aproximación consciente al mundo de lo social para transformar el presente y reinterpretar el pasado.

Si bien a lo largo de la ponencia intenté abrir un espacio para pensar la teoría de Marx a la luz de su impacto sobre la manera como se ha hecho y se hace historia soy consciente de que quedan muchos elementos por precisar y definir en miras de poder comprender a cabalidad cuál ha sido el peso de Marx en corrientes historiográficas tan importantes como la de los Annales, cuya influencia es central en nuestra formación como historiadores.

Bibliografía

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