Ayer por la tarde, conocí a dos personas que representan dos tipos de calidad ecuatoriana. Estaba sentado en un restaurante y comenzé a oír una conversación de dos amigos que estaban comiendo en la mesa de lado. Uno de nuestros personajes le estaba proponiendo a su amigo un negocio que involucraba la venta de artículos para oficina. Mientras avanzaba la charla, el panorama comenzó a ponerse cada vez más claro. Uno de los individuos trabajaba en las aduanas y su amigo quería utilizar su influencia para importar los artículos de oficina sin pagar los impuestos correspondientes. El aduanero no se encontraba muy convencido de la propuesta de su compañero, ya que le parecía que era una manera muy sucia de hacer dinero a pesar de que el beneficio que hubiera obtenido era bastante cuantioso. Por su lado el “empresario”, le seguía insistiendo a su colega, argumentando que en estos momentos de crisis el negocio representaba una salida a tan terrible problema. No terminé de escuchar el final de nuestra historia, ya que estaba de apuro y tuve que salir del restaurante. Estas son dos ejemplos de ecuatorianos, por un lado gente “viva” y muy audaz, que están dispuestos a corromper a los demás y al régimen en función de obtener beneficio personal. Por otro lado están los “tontos”, que aún siguen creyendo que robar esta mal, a pesar que esto signifique que se puedan privar de riquezas.
El vivo es uno de los individuos que generalmente logran burlar al sistema para su beneficio personal y que, desde su genial autoperspectiva, se crea a sí mismo un modelo de ecuatoriano, además el vivo puede demostrar una gran fuerza de voluntad para pisotear a los demás en beneficio y provecho personal. Si aún se puede señalar otra cualidad del vivo, sería su gran capacidad de crítica, ya que ellos creen que los corruptos han retrasado el progreso del país y han hecho quedar a nuestra patria en malas condiciones, sin embargo lo que el vivo no se da cuenta, es que mucha de su viveza que se aplica en diferentes y pequeñas situaciones son proporcionales a la corrupción en una categoría más elevada. Pero este concepto resulta ajeno a la mentalidad de los “vivos”, ya que se requiere de gran capacidad echar la culpa a otros y no admitir que ellos son la raíz del problema.
Por otro lado, lo que se considera como el tonto ecuatoriano, es aquél que si sigue las reglas y respeta a los demás. Aquel que, antes de emprender cualquier acción, piensa si esta se encuadra dentro de las normas aceptadas y si no tendrá consecuencias negativas sobre sus vecinos, para solo entonces proceder a ejecutarla. Estos evidentemente son tontos por que no son lo suficientemente ágiles como para percatarse que con ese proceder lento y respetuoso, retrasan notablemente la obtención de riquezas y poder en su propia ganancia.
A pesar de que cada uno tiene diferentes formas y métodos de alcanzar ciertos objetivos, creo firmemente que jamas se debe abusar del trabajo y honestidad de los demás, por lo que creo que me encantaría vivir en un país en el cual la mentalidad del tonto se aplica en todas las facetas de la vida cotidiana, ya que este país fomentaría las aspiraciones e ideales de cada uno en un contexto de respeto al prójimo. Es necesario saber y tener en cuenta que todo lo que se haga tiene efectos en los demás y a ninguno le gustaría sentirse explotado o maltratado para el beneficio de otro, por tal razón es muy importante saber que si a uno no le gusta que lo abusen a los demás tampoco.