Psicología
Sexualidad en la vejez
SEXUALIDAD EN LA VEJEZ
Sexualidad: La sexualidad es una función vital que influye sobre la conducta de los individuos y sobre las relaciones humanas en general. Afecta a todos los procesos fisiológicos y psicológicos del ser humano, aunque no es imprescindible para su supervivencia. Se trata de un impulso instintivo que atraviesa diferentes etapas a lo largo de la vida de los individuos y que es condicionado en gran medida por el entorno sociocultural en el que viven. Pero ante todo, la relación sexual responde a una necesidad de comunicación física y psicológica que va más allá de la mera unión sexual de los cuerpos.
La sexualidad humana comprende tres aspectos fundamentales:
LA REPRODUCCIÓN
Desde un punto de vista físico, la sexualidad incluye la sensualidad, que consiste en la estimulación de los sentidos, y la genitalidad, que supone la estimulación de los órganos genitales.
La continuidad y supervivencia de las especies requiere que se generen nuevos seres a partir de los ya existentes.
EL DESEO DE PLACER SEXUAL
Comúnmente, el deseo sexual es designado como libido, apetito, excitación, pulsión, ansia, lujuria, pasión… y puede considerarse como la sensación de carencia, de necesidad de llevar la iniciativa en el contacto sexual o de ser receptivo ante los acercamientos del compañero.
Se trata, en suma, de la búsqueda del placer erótico.
El deseo es determinado por innumerables factores, tanto internos -tales como la fantasía, las vivencias, la educación y la personalidad del individuo - como externos - el entorno, las costumbres culturales y todos aquellos estímulos que inciden en el individuo en un instante determinado: una mirada, un olor, una canción, la visión de un cuerpo desnudo, una caricia...
Si estos estímulos son interpretados eróticamente por la persona que los recibe, se produce el despertar del deseo.
El deseo puede dar paso a la excitación, etapa en la que el cuerpo del hombre y el de la mujer reaccionan de forma similar: el sistema nervioso envía impulsos a determinados centros del cerebro, lo que da lugar a algunos cambios en el cuerpo, tales como el aumento de la presión sanguínea, la aceleración del pulso y de la respiración, el envío de sangre a los genitales y el aumento de la sensibilidad de la piel. La duración de estas transformaciones depende de las características del individuo, y suele ser más prolongada en la mujer.
La excitación varía según la intensidad del deseo y la eficacia de las caricias, pero para mantener una excitación creciente hay que estimular las zonas erógenas durante el tiempo necesario. Tras la fase de excitación, si la estimulación continúa, la relación sexual atraviesa otras etapas acompañadas de sus consecuentes cambios fisiológicos, de forma que el cuerpo acumula una tensión que es liberada finalmente a través del orgasmo, momento en el que se experimenta el máximo clímax. Finalmente el organismo recupera progresivamente su aspecto y ritmo habitual.
Se experimenta una sensación física y psicológica de calma, y el momento puede ser aprovechado para expresar la ternura y el cariño hacia la pareja, pues se trata de una situación íntima, de alegría y confianza mutua.
LA COMUNICACIÓN DEL AFECTO
La forma en que se manifiesta la sexualidad humana se debe principalmente al desarrollo del cerebro y a la educación.
La sexualidad en los humanos es una forma de comunicación, de expresión de los sentimientos afectivos, una tendencia a buscar la fusión física y psíquica con otra persona. Desde el punto de vista físico, la relación sexual supone un acercamiento muy intenso, pues con ella se ponen en marcha todos los sentidos, que actúan como canales de comunicación: el tacto, la vista, el gusto, el olfato y el oído transmiten sensaciones placenteras que crean un clima especial de proximidad que no es alcanzado en otras situaciones.
Desde el punto de vista emocional, la relación sexual, al reunir a dos individuos en el acto común de la cópula, fortalece la unión de la pareja, favorece la intimidad entre los compañeros y proporciona placer y autoestima a ambos.
CAMBIOS FISIOLÓGICOS, BIOLOGICOS, ANATÓMICOS Y FUNCIONALES
EN LA MUJER
Dentro de los cambios anatómicos y funcionales en la mujer tenemos:
Los ovarios disminuyen progresivamente de tamaño.
Las Trompas de Falopio se hacen filiformes.
El útero regresa a su tamaño prepuberal.
El endometrio y la mucosa del cuello uterino se atrofian.
La vagina se hace más corta y menos elástica.
La mucosa vaginal se hace más delgada y friable.
Disminuye la capacidad de lubricación de la vagina, lo que hace que el coito pueda ser doloroso.
Las mujeres mantienen su capacidad multiorgásmica pero más débil y con menor número de contracciones.
Al atrofiarse los ovarios, disminuye la producción de andrógenos, que parecen estar relacionados con el interés sexual.
La redistribución de la grasa, la disminución de la fuerza muscular, la modificación en la distribución del vello, y los cambios osteoarticulares, que favorecen la tendencia a padecer osteoporosis, son algunas modificaciones que van a influir en la actividad sexual.
También son más evidentes los relativos a los caracteres sexuales secundarios y de forma específica a las mamas, cuyo tejido glandular es sustituido por tejido graso y cuya piel pierde elasticidad, en grado suficiente como para deformar de manera importante su posición en el tórax.
En el aparato genital, los cambios más significativos son:
Los labios mayores y menores pierden elasticidad y se muestran atrofias progresivas de su capaz dérmicas y epidérmicas, lo mismo que el resto de la vulva.
La vagina con su deprivación estrogénica, tiene menos capacidad para su liquidez, lo que a su vez facilita infecciones locales. Su mucosa se hace más fina y seca, además pierde longitud, se hace más estrecha y menos elástica y reduce su capacidad de distensión.
El clítoris tiene mayor dificultad para la erección
Desde el punto de vista endocrino metabólico, los cambios más importantes ocurren durante la menopausia, por el cese de producción de estrógeno, que provoca una serie de cambios fisiológicos:
Menos intenso el aumento de tamaño de la mama y se vuelven menos firmes y más planas.
No se observa al principio del coito los cambios tópicos en los labios mayores como: Aplanamiento, separación y elevación y es menor la vaso dilatación de los labios menores. Lo primero se debe a la disminución del tejido adiposo y elástico de esa zona.
Debilitamiento de las musculatura vaginal y de la zona perineal, por lo que existe menor contracción de la vagina durante la fase de plataforma orgásmica.
Menor la elevación uterina.
Contracciones uterinas del orgasmo se hacen más débiles y en ocasiones dolorosas por ser más espásticas que rítmicas. Sin embargo estos procesos no eliminan el orgasmo ni suprimen la sensación de placer y por lo tanto el avance de los años no pone un limite preciso a la sexualidad femenina. Es necesario insistir en que estos cambios se dan en distintos grados y aparecen en tiempo claramente diferente dependiendo de numerosos factores que explicaremos posteriormente.
Disminución del vello axilar y púbico.
Factores biológicos en la mujer anciana
Todas las fases del ciclo se mantienen pero con una intensidad menor.
Fase de excitación: la fase de expansión y lubricación de la vagina está más alargada.
Fase de plateau: la elevación del útero está disminuida; la duración y la intensidad a la estimulación sexual para lograr un orgasmo está aumentada.
Fase de orgasmo: las contracciones musculares para el orgasmo existen pero disminuidas en número e intensidad, pudiendo haber contracciones dolorosas.
Fase de resolución: está más alargada que en las jóvenes y presentan una reducción de la capacidad de multi-orgasmo
La excitación y el orgasmo: la lubricación en la mujer es uno de los fenómenos que más afecta a la calidad de las relaciones sexuales, pues la vagina antes de la menopausia se mantiene elástica, tersa y muy húmeda; esta humedad aumenta durante la excitación y el coito, y permite una calidad de relación estupenda y satisfactoria. Este fenómeno se produce gracias a la acción de las hormonas que provienen del ovario, básicamente de los estrógenos.
En la mujer post menopausia la manifestación de la disminución o la pérdida de la función del ovario es la disminución y desaparecimiento de estas hormonas (estrógenos), lo cual provoca un debilitamiento en la capacidad de lubricación y humedecimiento vaginal; en muchas ocasiones, se llega a tener una vagina muy seca, sin elasticidad, muy rígida, lo cual determina que las relaciones sexuales se tornen dolorosas y, en ocasiones, imposibles. En un buen grupo de mujeres que mantienen una vida sexual activa este fenómeno no se produce e inclusive en edades muy avanzadas pueden mantener lubricación vaginal aceptable, que les permite tener una vida sexual agradable; esto se produce gracias al hecho que las glándulas suprarrenales pueden sustituir la función del ovario.
Muchas mujeres no pueden lograr este fenómeno de sustituir las hormonas y presentan vaginas muy secas, la solución es muy simple y da excelentes resultados: es la administración de hormonas de suplemento, las cuales existen en muchas formas en el mercado. Muchos de estos medicamentos vienen acompañados de una pequeña cantidad de hormonas masculinas, lo cual no solo permite mantener el adecuado funcionamiento de la vagina, sino también un buen nivel de deseo sexual.
El orgasmo: mujeres guardan su capacidad de tener orgasmos inclusive en edades muy avanzadas, aun mas allá de los setenta años. Existen muchos estudios científicos hechos por famosos sexólogos que han estudiado este fenómeno, y que certifican esta cualidad de la mujer para mantener su capacidad de orgasmo.
El periodo refractario: Se denomina periodo refractario al espacio de tiempo que transcurre entre un orgasmo y otro; esto en la mujer es casi inmediato, pues una mujer que llega a tener un orgasmo y continúa siendo estimulada sexualmente pude llegar a tener un segundo orgasmo de manera casi inmediata, y luego un tercero, etc., Este hecho depende de la calidad de estimulación, el estado anímico y de la predisposición de la mujer. Esta cualidad se mantiene toda la vida.
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Reacciones extragenitales.
Los senos no aumentan de tamaño con la excitación, aunque la erección del pezón es igual, pero es de menor intensidad y recién se produce en la meseta preorgásmica. A veces los cambios mamarios son solo unilaterales. La erección del pezón persiste por varias horas post orgasmo en la mujer añosa.
No existe enrojecimiento sexual de mamas, hombros, cara y frente durante la excitación sexual, como en las mujeres jóvenes.
Al igual que en la joven, hay apertura del meato urinario durante el orgasmo intenso. Se ve con frecuencia sensación quemante al orinar, que dura hora o días después del coito, por atrofia de las paredes vaginales que en la juventud amortiguan la irritación normal de la penetración.
El ano se contrae poco durante el orgasmo, a diferencia de la joven.
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Reacciones genitales externas.
El glande del clítoris no se agranda, pero sí lo hace el cuerpo esponjoso durante la excitación, así como se retrae y aplasta durante la meseta preorgásmica, reduciendo el 50 % de su tamaño como en la joven.
Los labios mayores han perdido tejido adiposo y elástico por reducción hormonal, y no se separan y elevan alrededor del orificio vaginal.
La piel sexual o coloración rojo púrpura o rojo vinoso de los labios menores durante la meseta, típicos de la inminencia del orgasmo, falta en la mujer añosa, salvo excepciones.
Muy pocas mujeres de más de 60 años tienen actividad secretoria de sus glándulas de Bartholino, que lubrican el orificio vaginal externo en el coito prolongado.
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Reacciones genitales internas.
Las paredes de la vagina pasan de ser rugosas, gruesas y de color rojo púrpura en las premenopáusicas, a ser lisas, muy finas y de color rosado pálido. También disminuyen la longitud y la anchura de la vagina, así como la capacidad de dilatarse durante la excitación y meseta.
La lubricación vaginal demora de 1 a 3 minutos en aparecer, mientras en las jóvenes aparece entre 10 y 30 segundos luego de una estimulación sexual eficaz. La lubricación es de menor cantidad, salvo en casos de actividad sexual mantenida.
Las contracciones musculares orgásmicas disminuyen a 3 ó 5 veces, mientras en la joven son de 5 a 10 veces. Luego, hay un rápido colapso post orgasmo de la pared vaginal.
No hay apertura del cuello uterino en la fase de resolución, hecho que en las mujeres jóvenes favorece la fecundación por succión del contenido seminal del fondo del saco de la vagina.
El útero reduce su tamaño, se eleva poco en la meseta y durante el orgasmo son frecuentes los calambres dolorosos intensos, sobre todo si no se tiene una frecuencia sexual regular.
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Cambios durante el coito.
Puede haber dolor durante el coito o dispareunia.
Dolor ante la penetración, sensación vaginal quemante, dolor pelviano y malestar abdominal vago son comunes.
La regularidad de la práctica sexual, coital o masturbatoria, asegura un buen desempeño sexual en mujeres sanas, activas y adecuadas socialmente.
Cambios en la respuesta y en la actividad sexual en el sexo femenino:
La excitación es más lenta (hasta 5 min.).
Disminución en el número de coitos, y a la vez existe un aumento de la frecuencia de prácticas masturbadoras en la mujer.
EN EL HOMBRE
Dentro de los cambios fisiológicos en el hombre se encuentran:
El enlentecimiento de la erección con la edad, es necesario más tiempo para la estimulación y para alcanzar el clímax sexual, siendo el orgasmo de menor duración.
Disminuye el número de erecciones nocturnas involuntarias, lo cual generalmente no tiene ninguna relevancia clínica.
El período refractario tras la erección aumenta marcadamente, llegando a ser de días.
La eyaculación se retrasa, por este motivo se reduce también la frecuencia de eyaculación prematura, lo que se convierte en una ventaja en los hombres que presentan este trastorno.
Se reduce el líquido pre-eyaculatorio.
La eyaculación es menos intensa.
El líquido seminal se va haciendo más escaso progresivamente, y también más pobre en sus cualidades funcionales.
En la edad avanzada la testosterona disminuye, al mismo tiempo que la actividad sexual del individuo. El papel de la testosterona es muy importante para el mantenimiento de los caracteres sexuales secundarios, aunque no es el único factor que participa en este sentido, porque se ha comprobado que los ancianos con buenos niveles de testosterona muestran una mala respuesta sexual.
Cambios en el comportamiento y en la respuesta sexual:
Más tiempo para logra la erección (El hombre joven necesita como promedio sólo de 15 a 30 segundos y el anciano puede demorar hasta 10 minutos).
Demora más el tiempo en eyacular, lo cual prolongará más el coito.
La erección del hombre de más de 50 años es menos firme debido a que los vasos sanguíneos no son tan elásticos como antes y los músculos son menos potentes, lo que disminuye la intensidad de erección pero nunca en condiciones de salud le hará perder totalmente la capacidad de un contacto sexual normal.
Disminución del eyaculado en cuanto a su volumen y la fuerza con que es expulsado debido a una menor potencia de los músculos eyaculadores y, por lo tanto, de sus contracciones durante el orgasmo.
El periodo de perdida de la erección después de la eyaculación, se produce con más rapidez, así como el tiempo necesario para logra la próxima erección (periodo refractario) se prolonga.
Erección pudiera disminuir, perderse o recuperarse en una o múltiple ocasiones durante el acto sexual prolongado y en ocasiones el pene no alcanza una completa ingurgitación hasta momentos antes de la eyaculación. Esto depende también de la intensidad de los estímulos sexuales.
Un elemento funcional que debe tener en cuenta es que las erecciones nocturnas, son menos frecuentes e intensas según avanza la edad.
En el anciano y en el hombre maduro predomina la excitación producida por tocamientos y caricias sobre la zona erógenas del cuerpo y la estimulación directa de los genitales .El no lograr la erección satisfactoria o total hasta que la compañera le caricias directamente los genitales constituye una expresión de que en esa etapa predominan los reflejos medulares, y no una falta de potencia sexual.
El hombre de edad avanzada puede gozar perfectamente el coito sin llegar necesariamente al orgasmo.
Después de los 60 años se puede eyacular en uno o dos de cada tres coitos y esto no ser causa de insatisfacción.
Las necesidades de contacto sexual en hombres mayores de 60 años de edad puede limitarse a una o dos veces por semana y ser suficiente para su bienestar.
En los ancianos también puede perderse la llamada fase de inevitabilidad eyaculatoria. Esta fase procede en unos escasos segundos a la eyaculación y en ella el hombre se hace conciente de que va a eyacular y no lo puede evitar o controlar. El anciano puede eyacular sin este aviso, que es producto de la contracción de la musculatura de las vías seminales, pero experimenta la segunda fase del orgasmo sin dificultad.
En el hombre mayor de 50 años disminuye la elevación de los testículos dentro del saco escrotal antes de la eyaculación, por la acción de los músculos crémate ríanos.
Cambios en la actividad sexual en el sexo masculino
Se produce una disminución paulatina de la actividad sexual, midiendo el número de eyaculaciones por unidad de tiempo.
Disminución de la fortaleza y frecuencia de las contracciones de la musculatura estriada de la pelvis.
Apreciación subjetiva de la percepción de una menor intensidad de placer derivada del orgasmo.
Menor frecuencia de eyaculación precoz.
Factores biológicos en el hombre anciano
Fase de excitación: el anciano necesita más minutos que el joven para lograr la erección y esta es menos firme además, se reduce la respuesta visual y táctil respecto a los jóvenes.
Fase de plateau o meseta: es más larga por disminución de la fuerza del músculo cremaster con disminución de la elevación testicular.
Fase de orgasmo: es más corta y con un menor volumen de líquido seminal.
Fase de resolución: la pérdida del volumen peneano es más rápida y el período refractario está alargado.
La erección: Al ser la erección la manifestación más importante de virilidad y de salud sexual, es el hecho que más afecta al hombre durante el fin de su edad madura y el comienzo del envejecimiento, pues de manera general todos los hombres comienzan a presentar lentitud en la erección, Si a este problema agregamos una erección que ya no es tan rígida y dura como antes, el hombre entra en un periodo de angustia, lo cual puede desembocar en un problema de impotencia psicológica muy severo, que requiere de ayuda especializada.
Otro problema que aparece en la erección durante el fin de la madurez y el envejecimiento, es la caída de la erección durante un coito o acto sexual.
El orgasmo y la eyaculación: La capacidad de percibir el orgasmo no se modifica en los viejos, pues llegan a sentir y percibir el orgasmo con la misma intensidad que en la juventud; incluso hay hombres que gracias a su aprendizaje sexual logran prolongar y modificar el orgasmo. Ocasionalmente el hombre mayor puede no percibir el orgasmo, o sentirlo de una forma muy rápida o fugaz, lo cual es fisiológico y pasajero y no un motivo de alarma.
Cuando se establecen los orgasmos, los hombres se percatan y se dan cuenta de que la cantidad de semen durante la eyaculación disminuye; este hecho los llena de angustia extrema pues se asocia la cantidad de semen eyaculado a la calidad de orgasmo.
El periodo refractario: En el hombre se denomina periodo refractario al tiempo transcurrido entre una erección y la siguiente luego de haber eyaculado. En pocos jóvenes se da el fenómeno que pueden eyacular dos veces sin terminar la erección; entre los quince y dieciséis años, esto ocurre solo al 6% al 8% de los jóvenes, y finaliza esta capacidad en un par de años. Así la capacidad de tener una eyaculación y volver a tener otra más de manera inmediata dura muy poco tiempo.
Por lo general los jóvenes tienen periodos refractarios muy cortos que pueden durar unos pocos minutos entre la eyaculación y una nueva erección. Los hombres son muy exigentes con su erección y siempre buscan la posibilidad de repetir un a segunda vez y en ocasiones una tercera vez. Esta capacidad también disminuye, así los jóvenes pueden tener periodos refractarios de minutos, luego en la madurez se transformara en varios minutos y en ocasiones horas. En la vejez esto puede variar a días, semanas y aun meses.
Los periodos refractarios se van ampliando de manera de manera irremediable, y cada hombre establecerá su periodo refractario y modelo sexual propio.
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Reacciones extragenitales.
El pezón del varón se erecta poco con la excitación sexual pero, si lo hace, puede mantenerse por horas luego del orgasmo.
No hay rubor sexual como en el joven.
La miotonía (tensión muscular) se produce con escasa intensidad, así como las contracciones anales pre-orgásmicas. Dependen de la actividad sexual que se mantenga. Cuanto más intensa, más parecida a la miotonía del joven.
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Reacciones genitales externas.
El pene se erecta más lentamente. De 3 a 5 segundos que demora en la juventud, pasa a 9 a 15 segundos luego de una estimulación sexual efectiva. Si se pierde la erección sin eyacular, es difícil que vuelva a recuperarla, lo que se llama “periodo refractario secundario", típico de los viejos. Se mantiene más tiempo sin eyacular que en la juventud, pero la erección completa o rigidez se logra sólo antes de la eyaculación, momento en que no hay cambio a color rojo del glande como en el joven, por contracción de los músculos de la base del cuerpo esponjoso, que es el bulbo.
Los testículos no se agrandan como en el joven durante la excitación, no se elevan mucho y caen rápidamente después del orgasmo.
El escroto no se alisa ni se congestiona durante la excitación.
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Reacciones genitales internas.
El orgasmo del anciano no se produce en dos fases, como en el joven: desaparece la emisión o sensación de inevitabilidad eyaculatoria, pues las contracciones orgásmicas se producen de improviso y simultáneamente con los órganos accesorios (próstata, vesículas seminales, conductos deferentes), en lugar de 2 a 3 segundos después. A veces, se debe a ausencia de contracciones prostáticas.
La fuerza de la eyaculación seminal es baja, se trata más bien de un escape seminal en una sola etapa, con pocas contracciones musculares, y no de 5 a 10 como en el varón joven. Se debe a menor producción de volumen seminal y a menor lubricación de la uretra perineal y peneana.
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Otros cambios del varón añoso.
Está demostrada la influencia de la vida sexual previa juvenil como el factor más importante en el mantenimiento de una vida sexual efectiva en la vejez.
Es posible re-estimular la posibilidad de respuesta sexual de un hombre añoso con ejercicios, en caso de haber tenido períodos prolongados de abstinencia por viudez o voluntariamente.
DISFUNCIONES SEXUALES
EN LA MUJER
La mujer suele tener dificultades con la excitación sexual (que consiste en la lubricación y dilatación de la vagina), a veces incluso necesita utilizar lubricantes artificiales, la dispareunia (dolor en el coito) es frecuente, y los cambios físicos generales le hacen sentir menos atractiva disminuyendo en ocasiones su deseo sexual.
La cantidad de secreción de moco cervical durante el acto sexual se reduce, resultando un coito doloroso (dispareunia) y vulvovaginitis.
La dispareunia o coito doloroso es el síntoma más frecuente dentro de las disfunciones sexuales en la mujer.
La atrofia vaginal post-menopausia, con disminución de la lubricación, convierte a la vagina en un órgano más susceptible a las lesiones por roce y también a posibles infecciones.
La presencia de incontinencia urinaria generalmente presente en pacientes multíparas, inhibe el deseo y la respuesta sexual.
La histerectomía muchas veces es vivida por la mujer como una pérdida de la feminidad que secundariamente puede llevar a un trastorno depresivo y consecuentemente producir disfunción sexual.
Otra molestia importante es la disminución o pérdida del deseo sexual, que parece asociada a una disminución de la producción de andrógenos que ocurre tras la menopausia.
La dispareunia es la única que se relaciona claramente con la deficiencia de estrógenos. Es más probable que la pérdida de la libido se relacione con la declinación concomitante en las concentraciones circulantes de testosterona. Una variedad de factores sociales y psicológicos previamente enumerados pueden también contribuir a los trastornos sexuales.
La dispareunia asociada a la menopausia puede ser un factor disuasivo contra el éxito de la actividad sexual.
EN EL HOMBRE
DISFUNCIÓN ERÉCTIL
Es la incapacidad repetida de lograr o mantener una erección lo suficientemente firme como para tener una relación sexual.
Existen numerosos problemas que impiden que el anciano mantenga una actividad sexual continuada. El primero es la propia actitud del anciano ante lo que son cambios fisiológicos normales. El progresivo alargamiento del período entre las erecciones y la mayor dificultad para conseguirlas puede producir una ansiedad creciente en el hombre, y esta ansiedad perjudicará aún más su capacidad de respuesta sexual. Las molestias que pueden sentir provocan ansiedad anticipatoria con el consiguiente riesgo de aumento del dolor, creándose un círculo vicioso difícil de romper.
En la mayoría de los casos los trastornos en la erección se deben a múltiples factores, siendo el trastorno vascular el factor más frecuente de impotencia en la vejez, debido, entre otros a alteraciones del sistema arterial, síndrome de insuficiencia venosa, etc., con afectación sistémica o solo localizada a nivel genital.
También influyen, como ya se mencionó, la medicación, los hábitos tóxicos, trastornos metabólicos y endocrinos, destacando por su alta prevalencia, la diabetes puede producir alteración de la erección y disminución de la libido, trastornos neurológicos, enfermedades sistémicas.
Disfunción sexual de origen psicógeno en el anciano
La causa más frecuente es la depresión, responsable del 10% de los casos de impotencia en el anciano.
Muchas veces no es el propio trastorno el que provoca la disfunción sexual; se puede producir una disminución o anulación de la actividad sexual por miedo a la aparición de síntomas como la inflamación o fatiga debido al esfuerzo, sin que existan razones orgánicas para dichas limitaciones.
ENFERMEDADES
La enfermedad puede afectar la función sexual de una forma directa o indirecta. La enfermedad puede alterar el ciclo de la respuesta sexual humana.
El tratamiento a una enfermedad (medicamento) puede generar problemas sexuales.
Los efectos generales de la enfermedad (cansancio, fatiga, dolor, depresión) afectan la función sexual.
Las enfermedades que ponen en peligro la vida provocan ansiedad, temor y afectan la función sexual.
Las principales enfermedades incapacitantes son:
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Artritis
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(ACV) Accidente Cerebro Vascular
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Enfermedades cardiovasculares
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Prostatectomía
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Trastornos ginecológicos que afecten a la mujer
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Diabetes
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Enfermedades malignas.
Enfermedades físicas y mentales: Toda enfermedad debilitante o que afecte el psiquismo, por diferentes mecanismos, pueden dar al trato con toda actividad sexual. La Diabetes Mellitus es un ejemplo típico por mecanismos vasculares y neurogénicos pueden producir perdida de la erección o presencia de eyaculación retrógrada por falta de cierre del esfínter vesical durante el orgasmo.
Patología cardiovascular: No existen evidencias de aumento de muertes súbitas durante el coito en relación a la población normal, por tanto, los ancianos con cardiopatía isquémica, con insuficiencia cardíaca o cirugía previa de by-pass no deben evitar las relaciones sexuales sino acomodarlas al máximo posible sin que aparezcan angor o disnea.
Hipertensión: En varones con hipertensión la incidencia de impotencia, ya sea por la enfermedad o por efecto secundario a medicamentos, es del 15%. Algunos fármacos antihipertensivos tienen un efecto negativo en este campo el cual se debe tener en cuenta a la hora de seleccionar un tratamiento.
En presencia de hipertensión arterial leve o moderado no se debe restringir la actividad sexual.
Patología neurológica:
Enfermedad cerebrovascular: la disminución de la autoestima, el déficit motor, los problemas de comunicación y depresión son las causas que producen alteración en la vida sexual.
Enfermedad de Parkinson: no existe un deterioro en la sexualidad si la sintomatología está controlada algunos fármacos (anticolinérgicos) pueden alterar las relaciones sexuales.
Demencia: en períodos moderados y avanzados de la enfermedad se suele acompañar con problemas hiper o hiposexualidad; se cree que se deben a alteración de la liberación de neurotransmisores a nivel hipotalámico.
Los ancianos con cualquier forma o grado de incapacidad mental plantean problemas específicos. La hipersexualidad no es rara y puede llegar a producir daños irreparables al propio individuo u otras personas.
Es importante que se sepa que, aún los ancianos con un grado de incapacidad mental tienen capacidad para sentir placer, y que muchas veces necesitan tocar y ser tocados, sentirse queridos, sentir calor.
Patología urológica:
Infección del tracto urinario y uretritis: es más frecuente en mujeres la introducción de bacterias en la uretra durante el coito y está unido a mayor laxitud en el periné por déficit estrogénico.
Incontinencia urinaria: no existe un deterioro en la sexualidad per se, pero un 45% de los ancianos incontinentes reconocen incontinencia de micción no controlada durante el coito en relación con disconfort psicológico.
Patología osteoarticular: No disminuye el deseo sexual. Solo requiere que el paciente se adecue a mantener relaciones sexuales que no le produzcan dolor. En algunos ancianos se produce impotencia secundaria a medicamentos.
Patología endocrina:
Diabetes mellitus: la prevalencia de disfunción sexual es muy alta (65%); su causa es multifactorial
Enfermedad tiroidea: más frecuente en el hipotiroidismo, las alteraciones sexuales son secundarias a cambios hormonales. Una vez corregida la enfermedad de base se normaliza el déficit en las relaciones sexuales.
Patología psiquiátrica
Depresión: uno de los síntomas es la dificultad para mantener relaciones personales, y sexuales placenteras a esto se suma el uso de medicamentos que afectan la esfera sexual. Todo lo anterior explica la alta prevalencia de impotencia en ancianos con depresión.
Psicosis: estos ancianos presentan alteraciones psicopatológicas en la esfera sexual (hipersexualidad, desviaciones sexuales) que necesitan de un tratamiento especializado.
Cáncer: Es frecuente la patología depresiva y ansiosa, por pérdida de la autoestima y mala imagen corporal.
Fármacos: El 10% de los medicamentos que se recetan comúnmente causan impotencia.
FACTORES SOCIALES
Viudez: los sentimientos afectivos desencadenados por la pérdida del cónyuge se hacen evidentes y se agrega en ocasiones a un periodo prolongado de inactividad sexual.
El hecho de perder la pareja es uno de los factores determinantes de mayor peso del cese de la actividad sexual. A esto se suma que, la interrupción prolongada de la vida sexual de un sujeto mayor dificulta la recuperación posterior de dicha actividad. Les resulta muy difícil la idea de obtener placer nuevamente con otra pareja distinta a su antigua pareja, especialmente cuando la convivencia con la persona fallecida fue satisfactoria o prolongada.
La situación de viudez en las mujeres no tiene el mismo impacto sobre el cese de la actividad sexual que en los varones. Además de la diferencia demográfica que juega contra las mujeres tradicionalmente ha existido una fuerte tendencia social a considerar negativamente el establecimiento de nuevas relaciones afectivas e incluso de nuevos matrimonios en las mujeres viudas, lo cual limita aún más la actividad sexual de éstas. Se comprobó que el 90% de las mujeres viudas cesaban sus relaciones sexuales a partir del fallecimiento de su esposo.
Enfermedades físicas y mentales: Toda enfermedad debilitante o que afecte el psiquismo, por diferentes mecanismos, pueden dar al trato con toda actividad sexual. La Diabetes Mellitus es un ejemplo típico por mecanismos vasculares y neurogénicos pueden producir perdida de la erección o presencia de eyaculación retrógrada por falta de cierre del esfínter vesical durante el orgasmo
Medicamentos: Antidepresivos tricíclicos, fenotiacinas, agentes bloqueadores colinérgicos, benzodicepinas, narcóticos, inhibidores de la imao, una adecuada elección del fármaco por el médico, el ajuste de las dosis mínimas necesarias y la discusión franca con el paciente sobre su actividad sexual pueden disminuir las posibilidades de disfunción sexual por las drogas.
Alcoholismo: Los cambios hormonales y metabólicos que afectan a todo el organismo, y en especial al SNC y periféricos, disminución de la testosterona y ACTH, temblor extrapiramidal, neuritis alcohólica provocan trastorno de la erección en el hombre y deprimen la libido en cualquier edad.
Creencias religiosas: Consideran el sexo como algo pecaminoso con exclusión de su valor reproductivo, o que debe ser limitado dentro de estrictas reglas.
Temor al desempeño: El miedo a fallar a no tener erección o a no hacer "un buen papel". En la mujer por temor a que su cuerpo o su desempeño no sean del agrado de su compañero. Podemos afirmar que un hombre o una mujer sanos físicamente y psíquicamente entre 50 y 70 años o incluso en edades avanzadas pueden mantener un determinado nivel de actividad sexual.
Auto-percepción del atractivo sexual: La persona que mantenga una percepción positiva de su cuerpo y de su pareja mantendrá relaciones sexuales satisfactorias. La sociedad, en general, cree que las ancianas son las que pierden más pronto su atractivo sexual, posiblemente debido a que se produce una pérdida más precoz de la capacidad de procreación en relación con el hombre.
Situación de la mujer mayor: Para las mujeres la sexualidad sigue siendo algo negado, víctimas de la educación y la cultura. Es un mito que se pierde el apetito sexual. Lo único que se ha probado es que la duración de la fase orgásmica en la mujer de 50 a 70 años sufre una disminución paulatina que no tiene mayor importancia.
Las mujeres perciben su sexualidad como un aspecto relevante en sus vidas y el sexo está vinculado a su intimidad y al amor hacia su pareja: es una expresión más de amor.
El amor se constituye como parte fundamental de la relación de pareja y en su vida en general, los años de convivencia no han menoscabado su intimidad, es más, demostraciones como abrazos, besos y caricias se observan en la cotidianidad de muchas relaciones. La mayoría concuerda que la vida en pareja es digna de vivirse.
La mujer mayor no requiere del sexo, que es innecesario en sus vidas y de que es impropio, "anormal", a sus años. Las mujeres no perciben el sexo como algo malo e incorporan el acto sexual como parte de sus vidas. Ya la sexualidad no está solamente relacionada con la procreación, sino que, es una parte integral de sus vidas. Pero, surge una contradicción ya que por otra parte, a las mujeres les resulta difícil asumir que tienen deseos sexuales, por tanto tienden a esperar que sea su pareja quienes las busquen e inicien la relación sexual.
Dificultad para acceder a la intimidad: Los ancianos que viven con sus hijos o los institucionalizados no cuentan con el ambiente más adecuado de intimidad para mantener relaciones sexuales o se lo prohíben expresamente.
Cambios en el patrón sexual en el anciano: Como se ha mencionado previamente, el comportamiento sexual en la vejez depende de muchos factores: salud en general, disponibilidad de un compañero (a) sano (a), personalidad, actitudes hacia y de los otros, nivel de educación, nivel social, creencias sexuales, actitud sexual previa, intereses y prácticas previas, grado de satisfacción con la vida, etc.
HOMOSEXUALIDAD EN LA TERCERA EDAD
La vida de los hombres gay y de las lesbianas tiene a grandes rasgos las mismas características que la de los heterosexuales. La vida cotidiana es la misma al margen de la inclinación sexual.
No obstante existe una serie de ideas preconcebidas sobre la homosexualidad.
Sin embargo la vida de los homosexuales se diferencia en varios aspectos de la vida de los heterosexuales, pero estas diferencias se deben en la mayoría de los casos al enfoque que le da la sociedad.
A veces las diferencias entre hombres gay y lesbianas también son claras. La verdad es que las diferencias entre homo- y heterosexuales son menores que las que existen entre hombres y mujeres.
Nadie sabe porqué alguien "se vuelve" homosexual, lo cual no quiere decir que no se haya buscado explicaciones, por el contrario, durante algo más de un siglo una serie de teorías han salido a la luz y todas ellas han intentado encontrar la respuesta del enigma de porqué algunos se vuelven homosexuales. Muy temprano la iglesia empezó a interesarse por la homosexualidad, pero en realidad solo en lo que concernía al acto sexual ya que se consideraba un pecado si se realizaba entre personas del mismo sexo.
Rara vez se retrata la vida cotidiana de los homosexuales, esa vida que implica trabajo, hacer las compras, recoger a los niños en la guardería y cinco semanas de vacaciones, aquella vida que es la misma independiente de si se es homosexual o heterosexual.
El hecho de ser invisibles, hace que sea escaso el conocimiento que la mayoría de la gente, tiene de la vida de los hombres gay y las lesbianas. La circunstancia de que cada vez sean más los homosexuales que hablan abiertamente de su vida desafía "lo invisible". Con el tiempo las actitudes negativas se irán modificando.
Los hombres gay y las lesbianas a veces describen el primer contacto con otros homosexuales como la sensación de "Haber llegado a casa". Tal vez eso se sienta por el hecho de que uno finalmente se encuentra con otros que han vivido las mismas experiencias, otros en los que uno puede reconocerse a si mismo y que entienden de lo que uno habla. Esa sensación de "Haber llegado a casa" trata del hecho de encontrarse con otros que hablan el mismo "idioma".
Por lo general se piensa que las personas de edad madura, no tienen sexualidad alguna, ni siquiera en el caso de que fueran heterosexuales. Pero naturalmente existen tanto gays como lesbianas ya mayores.
Muchos homosexuales de edad han experimentado una sociedad mucho más prejuiciosa que la actual.
Aquellos que fueron jóvenes en los años treinta , les tocó vivir la época en que los contactos homosexuales se consideraban ilegales y podían ser castigados a dos años de trabajos forzosos. Hasta 1944 las relaciones homosexuales, tanto entre hombres como en entre mujeres, fueron ilegales en Suecia.
Mucha gente de edad, a raíz de estas terribles experiencias, temen hablar de su homosexualidad.
Este silencio provoca problemas cuando la vida exige más ayuda de otras personas.
El personal del servicio domiciliario o de la asistencia médica por ej. rara vez piensan en que " la amiga " o " el buen amigo " realmente quizá sea el compañero de toda la vida.
En los últimos años, la situación de los gay y las lesbianas de edad ha sido observada cada vez más dentro del movimiento homosexual. Entre otras cosas se han formado grupos especiales para hombres y mujeres de la tercera edad.
En éstos grupos es posible proporcionarse apoyo mutuo y ayuda para afrontar las actitudes negativas frente a la homosexualidad.
Aquí uno se encuentra, para compartir, con nuevos y viejos amigos. Los grupos también constituyen un buen contrapeso a la predominancia de los jóvenes que caracteriza la cultura homosexual.
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Enviado por: | Psykolokmoon |
Idioma: | castellano |
País: | México |