Literatura


San Manuel Bueno, mártir; Miguel de Unamuno


  • FICHA DEL LIBRO

  • AUTOR: Miguel de Unamuno

    TÍTULO DE LA OBRA: "San Manuel Bueno, mártir"

    EDICIÓN: Primera

    EDITORIAL: Edaf

    COLECCIÓN: Biblioteca Edaf

    MEDIDAS: 11 x 18 x 1,2 cm

    TIPO DE ENCUADERNACIÓN: Rústica

    NÚMERO DE HOJAS: 239 páginas (Desde la 65 a la 124 es la historia).

  • TEMA PRINCIPAL

  • Es la vida de Don Manuel Bueno, cura del pueblo de Valverde de Lucerna, contada por una mujer, Ángela Carballino, quien ha basado su vida en ayudar al Santo en sus labores, y Lázaro, el hermano de Ángela, que no cuenta la historia pero interviene en ella como si lo hiciera.

  • LÍNEA ARGUMENTAL

  • Ángela empieza contando la historia desde que era una niña. Recuerda que su madre la hablaba más de Don Manuel Bueno que de su padre, quien había muerto cuando ella era muy niña. Su hermano, Lázaro, estaba trabajando en América y mandaba dinero, lo que les permitía vivir acomodadamente, y le permitió también a Ángela poder ir a estudiar a un colegio de monjas a la ciudad, a pesar de que a su hermano no le gustaban demasiado las monjas, pero quería que su hermana estudiase. En la ciudad se hablaba mucho de Don Manuel, y sus compañeras del colegio la preguntaban cosas sobre él.

    Don Manuel estaba siempre preocupado por todos, para que todos fueran felices y disfrutasen de la vida. Le preocupaba que estuviesen todos limpios y si alguno tenía un roto en la camisa le mandaba Donde el sacristán, que era sastre, para que se la cosiera. Y el día del santo del sacristán les hacía a todos ir con camisa nueva y si alguno no tenía se la regalaba él mismo.

    Había en el pueblo un tonto, Blasillo, al que Don Manuel prestaba especial atención y consiguió enseñarle cosas que parecía imposible que las hubiera aprendido. La maravilla de Don Manuel era su voz, todo el pueblo temblaba cuando en el sermón del Viernes Santo decía aquello de "¡Dios mío, Dios mío!, ¿Por qué me has abandonado?".

    Conseguía, Don Manuel, que todo el mundo se le confesara aún sin estar en confesión, así que una vez que iban a juzgar a un hombre del pueblo de al lado, el juez le llamó para que el acusado confesase, pero Don Manuel se negó ya que para él sólo había que confesarse ante Dios, y si Dios le perdonaba no había por qué juzgarle en la Tierra.

    Cuando durante la misa se rezaba el Credo, lo hacia todo el pueblo no cómo si fuese un coro, sino como una sola voz, pero cuando llegaban a la parte "creo en la resurrección de la carne y la vida perdurable", Don Manuel se callaba. Esto llamaba mucho la atención de Ángela, pero luego supo por qué lo hacía.

    A Don Manuel no le gustaba estar sólo y tampoco estar sin nada que hacer, siempre estaba ayudando a los demás, sustituyendo en el trabajo cuando alguien estaba enfermo, visitaba a los enfermos con el médico e iba al colegio no sólo a enseñar sobre religión. Cuando se secó el nogal bajo el cual había estado jugando San Manuel de niño, pidió el tronco e hizo para él seis tablas, que guardaba al pie de su lecho. Hacía también pelotas para los mozos y juguetes para los niños.

    Una vez llegaron al pueblo unos titiriteros, el jefe de éstos traía consigo a su mujer embarazada y muy enferma, y a sus tres hijos. Mientras estaban en la plaza del pueblo haciendo reír a niños y mayores, ella se encontró gravemente indispuesta, y se retiró seguida por la mirada de su marido que estaba actuando y escoltada por Don Manuel, que luego en un rincón de la cuadra la ayudó a bien morir.

    Hasta aquí relata Ángela cómo recordaba ella a Don Manuel hasta que volvió del colegio. Cuando regresó y con el paso del tiempo, fue ayudando a Don Manuel en todo lo que la era posible, hasta el punto que éste la nombró su diaconisa.

    En el año en que cumplió Ángela los 24, llegó Lázaro de América y estuvo insistiendo en llevarse a la ciudad a su madre y a u hermana, pero ni la una ni la otra quisieron, así que a Lázaro no le quedó otro remedio que quedarse él también en el pueblo. Lázaro sentía una rara admiración por Don Manuel, del que decía que no era como los otros curas. Por aquel entonces, enfermó de muerte la madre de Ángela, y estando en su lecho de muerte, Lázaro la prometió que rezaría por ella todos los días. Este hecho hizo que Lázaro y Don Manuel se pusieran más en contacto. Terminó Lázaro por ir a misa siempre, y daban juntos, el cura y él, largos paseos por el lago.

    Llegó el día de la comunión de Lázaro, y al darle el cura la forma a Lázaro se le cayó al suelo de lo nervioso que estaba, y tuvo que ser Lázaro el que la recogiera y comérsela.

    Al llegar a casa tras la comunión, Ángela le dijo a Lázaro lo contenta que estaba, a lo que Lázaro contestó que lo había hecho para que estuvieran contentos todos los del pueblo. Lázaro tuvo que confesarla a su hermana que lo hacía fingiendo como se lo había pedido el cura. Se dieron cuenta de la realidad de aquel santo, su vida era toda para que la gente del pueblo se sintiera feliz creyendo en la vida eterna, para que todos se sintieran contentos de vivir, aunque para él no existiera esa felicidad.

    Lázaro era el más asiduo colaborador y compañero de Don Manuel, iban juntos a todas partes. Con el paso del tiempo se dieron cuenta Ángela y Lázaro y poco después todo el pueblo de que las fuerzas de su cura estaban menguando, se le notaba en la voz.

    Ángela le preguntaba a Don Manuel todas las dudas que se la planteaban, algunas veces el cura no sabía muy bien que contestar, decía que aquellas dudas se las inspiraba el diablo, a pesar de que Don Manuel no creía demasiado en la existencia de éste.

    Le llegó la hora de la muerte a Don Manuel, les pidió a Lázaro y a Ángela que cuidasen de los feligreses y que le enterrasen con las seis tablas del nogal que había hecho y que estaban al pie de su cama. Tras las últimas declaraciones del cura a Lázaro y a Ángela, que les contaba que no creía en la vida eterna y que esa era la razón por la que se callaba cuando rezaban el Credo. Pidió también que le sacaran a la iglesia para despedirse de su pueblo. Una vez allí les mandó rezar el Padrenuestro, el Ave María, la Salve y por último el Credo. Así murió Don Manuel, cogido de la mano de Blasillo, quien murió a su vez, mientras el pueblo rezaba el Credo.

    Poco después moría también Lázaro, quien había dedicado su tiempo tras la muerte de Don Manuel a contarle al pueblo algunas de las cosas que había estado hablando con Don Manuel, pero la verdad no la dijo ya que el pueblo no podría creerlo.

    Tras la muerte de su hermano, Ángela se dedicó a vivir como le había enseñado Don Manuel, ayudaba a todos los que podía y se preguntaba muchas cosas sobre Don Manuel, pero de las que no obtendría respuesta. El obispo fue varias veces a ver a Ángela para que le hablase de Don Manuel ya que quería que le beatificasen, pero Ángela no se atrevió a decirle toda la verdad sobre él.

    El libro termina con la explicación de Unamuno de que la historia a llegado a sus manos escrita por Ángela y que él lo único que ha hecho ha sido corregir los pocos errores gramaticales que había, queriendo decir que el relato es una historia real.

  • PERSONAJES

  • PRINCIPALES:

    San Manuel Bueno: es el protagonista de la obra. No hay una descripción física del personaje. Lo que más destaca de él el autor es su maravillosa voz y su capacidad para ayudar a la gente y hacer que le digan la verdad, levanta en todos una gran admiración. Unamuno le compara continuamente con el lago y la montaña que hay en el pueblo, es la síntesis de la altura y del abismo. En el aspecto psicológico, se muestra muy claramente el temor del personaje a la soledad y al estar sin nada que hacer lo que le permitiría pensar en sí mismo y es lo que intenta evitar, ya que si lo hiciera no podría continuar con la farsa.

    Ángela: relata la historia. Tampoco hay una descripción física de ella. A mi parecer en el aspecto psicológico no deja de ser una niña ingenua a la que le es imposible comprender muchas de las cosas que hace Don Manuel. Toda su vida la dedica a su padre espiritual, con el que mantiene una relación de amistad en la que los dos se confiesan mutuamente. Es también la confesora de su hermano con quien tiene una profunda confianza.

    Lázaro: aparece a mitad de la historia, aunque se habla de él desde el principio. Al igual que en los anteriores personajes no hay descripción física de él. Es el descubridor del gran secreto de Don Manuel y seguidor de su obra tras su muerte. Su comunión es una farsa, pero al final Don Manuel consigue que se convierta de verdad al hacerle cómplice de su secreto. Al principio sus ideas son contrarias a la religión, pero tras conocer bien al cura cambia sus opiniones.

    SECUNDARIOS:

    Simona

    Compañera de colegio de Ángela

    Perote

    Hijo de Perote

    Blasillo el bobo

    Sacristán

    Tía Rabona

    Madre de Don Manuel

    Médico

    Maestro

    Titiriteros

    Jefe de los titiriteros

    Mujer del jefe de los titiriteros

    Hijos del jefe de los titiriteros

    Juez

    Obispo

    Demás habitantes del pueblo

  • VOCABULARIO

  • Zafias - pág. 67: groseras, mal educadas.

    Indómitos - pág. 69: que no se pueden domar.

    Atediados - pág. 69: desinteresados.

    Piscina probática - pág. 70: la piscina probática se hallaba al noroeste del Templo, cerca de la puerta de las ovejas (probática). Alimentada por un manantial intermitente de aguas termales a las que San Juan (v, 1-9) atribuye virtud curativa. A su vera, Cristo cura a un paralítico.

    Díscolos - pág. 71: indóciles, perturbadores.

    Prefacio - pág. 71: parte de la misa que precede al canon.

    Cierzo - pág. 72: vástago de la vid.

    Promisión - pág. 75: promesa de hacer o cumplir algo.

    Masones - pág. 75: personas que pertenecen a una sociedad secreta extendida por diversas partes del mundo, cuyos miembros, agrupados en logias, profesan la fraternidad y la ayuda mutua, se reconocen mediante signos y emblemas y practican un ritual esotérico.

    Anacoreta - pág. 81: persona que vive en lugar retirado, dedicada a la oración y a la penitencia.

    Borbotar - pág. 87: nacer o hervir el agua con ímpetu y ruido.

    Vahído - pág. 93: lipotimia o desvanecimiento.

    Huesa - pág. 98: sepultura.

    Sima - pág. 101: cavidad natural, grande y profunda en la tierra.

    Tedio - pág. 101: aburrimiento, fastidio, desinterés.

    Perlesía - pág. 109: parálisis, debilidad muscular.

    Abroquelada - pág. 116: valerse de defensas materiales o morales.

    Exacerbársele - pág. 117: agravársele una enfermedad o la violencia de una pasión.

    Laña - pág. 117: punto de unión. Literalmente: grapa.

  • AMBIENTE SOCIO-CULTURAL DE LA OBRA

  • La acción se desarrolla en una época pasada, aunque cercana a la nuestra. Por los pocos datos históricos que da se aprecia que la obra se desenvuelve después de la Revolución Industrial, lo que sería la época en la que vivió Unamuno.

    Los personajes de la obra no pasan apuros económicos, viven en una clase social acomodada, en un pueblo y ayudando a la clase social pobre.

    La única profesión a la que se le da importancia es a la de cura. No nos dice el autor en que trabajan Lázaro y Ángela. También aparecen los oficios de médico, titiritero, maestro y juez.

    La única afición que presenta la obra es la de ayudar a los necesitados y estar continuamente haciendo algo.

    No hay fiestas señaladas cuya celebración aparezca en la obra, se nombran la noche de San Juan y la Pascua, sobre todo, pero no hay un relato de su celebración.

  • FORMA EXPRESIVA

  • Es una narración que cuenta la vida de un hombre, así que es biográfica.

    La historia es contada por un narrador testigo que interviene en la acción.

    El tono del autor es poético, cuenta la historia de manera formal y realista.

    Las acciones se presentan con un ritmo fluido, no se hace pesado de leer, y los diálogos, aunque sean de mucha extensión tampoco se hacen pesados.

    El autor describe paisajes, sobre todo el lago y la montaña, y se detiene también en la descripción de ambientes y en las características psicológicas de los personajes.

    El lenguaje es coloquial y literario en las descripciones. Toma un sentido culto cuando habla de la misa.

    Los personajes no tienen mucho diálogo directo, pero con el poco que hay sí que se nota una caracterización de ellos en su forma de hablar.

    Hay algunos párrafos difíciles de entender como el siguiente:

    "Y ahora, al escribir esta memoria, esta confesión íntima de mi experiencia de la santidad ajena, creo que Don Manuel Bueno, que mi San Manuel y que mi hermano Lázaro se murieron creyendo no creer lo que más nos interesa, pero sin creer creerlo, creyéndolo en una desolación activa y resignada."

  • JUICIO DE VALOR SOBRE LA OBRA

  • Ha sido un libro interesante, ya que nunca antes había leído un libro en el que se tratasen los temas que en éste se han tratado.

    La obra nos transmite lo que Don Manuel quiere transmitir a su pueblo, que hay que estar contentos de vivir, y que aunque la vida se acabe con la muerte eso no significa que tengamos que estar lamentándonos por el hecho de nacer para morir. Debemos disfrutar la vida como nos ha tocado vivirla y ayudar a los que les ha tocado una vida peor que la nuestra, o mejor pero no la saben aprovechar.

    Las ideas que transmite el autor sí que tienen que ver con algunos de los problemas de la sociedad ya que desgraciadamente el ayudar a los pobres y a los enfermos es una tarea atemporal.

    A mí me ha gustado mucho la historia, a pesar de que al principio me parecía bastante extraño el tema y lo que en el libro se cuenta, con el desarrollo de la acción toma otro sentido la narración no demasiado distinto del inicial, pero que se centra más en el secreto de Don Manuel.

    La obra está relatada con mucha suavidad, como si se le estuviese contando un cuento a un niño para que se fuera a dormir. Es una narración tranquila y relajada con un lenguaje que me recuerda al poético.

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    Enviado por:Bea
    Idioma: castellano
    País: España

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