Historia


Rasgos de la Historia Universal Moderna


HISTORIA MODERNA

1. Características generales de la historia moderna. 2

1.1 CAUSAS DE LA DESAPARICIÓN DEL FEUDALISMO. 3

1.2 RASGOS ESTRUCTURALES DE LA Hª MODERNA. 4

1.2.1 Demografía. 4

1.2.2 Economía. 4

1.2.2.1 Mundo industrial. 4

1.2.3 Sociedad. 4

1.2.4 Política. 4

1.2.5 Pensamiento. 4

1.3 RÉGIMEN DEMOGRÁFICO EN LA EDAD MODERNA. 5

1.3.1 La familia. 6

1.3.1.1 La madre en la familia 6

1.3.2 La mortalidad. 6

1.3.2.1 Guerras. 7

1.3.2.2 Hambre. 7

1.3.2.3 Epidemias (Peste). 7

1.3.2.3.1 Transmisión. 8

1.3.2.3.2 Remedios 8

1.3.2.4 Tifus. 9

1.3.2.5 Viruela. 9

1.3.2.6 Paludismo, malaria. 9

1.3.2.7 Cólera 9

1.4 VOLUMEN DE HABITANTES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE EL SIGLO XVI AL XVIII. 9

2. RASGOS GENERALES DE LA ECONOMIA EN LA EDAD MODERNA. 12

2.1 CICLO ALIMENTARIO. 14

2.1.1 Países Bajos. 14

2.1.2 Europa Central 15

2.1.3 Alemania. 15

2.1.4 Francia. 15

2.1.5 Inglaterra. 16

2.1.6 Italia. 17

2.1.7 España. 17

2.1.7.1 Agricultura y sector primario 17

2.1.7.2 Sector secundario. 18

2.2 FACTORES QUE INCIDEN NEGATIVAMENTE EN EL DESARROLLO. 18

2.3 FACTORES QUE ESTIMULARÁN EL PROCESO INDUSTRIAL. 19

2.3.1 Expansión ultramarina. 19

2.3.2 Aumento de las ciudades. 19

2.3.3 El papel del lujo. 19

2.4 EQUILIBRIO ENTRE RECURSOS NATURALES E INDUSTRIALES. 21

2.5 La organización de la producción en la Edad Moderna. 21

2.5.1 Industria en España (siglos XVI-XVIII). 22

2.5.1.1 Minería. 22

2.5.1.1.1 Relación minas-comercio. 23

2.5.1.1.2 Hierro. 23

2.5.1.1.3 Mercurio. 23

2.5.1.2 Siderurgia. 23

2.5.1.3 Construcción naval. 24

2.5.1.4 Algodón. 24

2.5.1.5 Transportes, comunicaciones y comercio. 24

2.5.2 Desarrollo de la burguesía. 27

2.5.3 El aumento del Estado. 27

3. LA SOCIEDAD EUROPEA 1500-1700. 28

3.1 Nobleza. 29

3.2 La burguesía. 30

3.3 El campesinado. 30

4. EL ANTIGUO REGIMEN: LOS REYES CATOLICOS Y LOS AUSTRIAS (DE DOMINGUEZ ORTIZ) 32

4.1 La España de los Reyes Católicos. 32

4.2 La organización del Estado y la expansión territorial. 33

4.3 La expansión atlántica (hasta 1517). 35

4.4 La demografía española en el siglo XVI. Población rural y urbana. 35

4.5 Las rutas, movimientos de hombres, mercancías y noticias. Precios y tiempos. 37

4.6 El sistema jerárquico y las clases privilegiadas. 38

4.7 La población urbana. La economía y la coyuntura. 41

4.8 El mundo rural. 42

4.9 Elementos sociales exteriores al sistema. 44

4.10 Los órganos de poder. 45

4.11 La Iglesia como institución y como forma de vida. 47

4.12 EL imperio universal de Carlos V. 48

4.13 El imperio hispánico de ultramar. 50

4.14 El imperio español de Felipe II. 53

4.15 La crisis del siglo XVII. 55

4.16 Luchas por el mantenimiento de la economía. 57

4.17 El ocaso del Imperio (1640-1700). 59

4.18 Los problemas de la América española en el siglo XVII. 62

 

  • 1.                Características generales de la historia moderna.

  • No existen grandes rupturas dentro de la Edad Moderna. Es una época de transición. Las técnicas, los paisajes, los usos y costumbres serán semejantes a los de la Edad Media.

    Se mantendrá el señorío.

    Se mantienen los privilegios de la sangre.

    La característica diferenciadora de la Historia Moderna respecto a la que la antecede es el descubrimiento de América.

    Aparecen los estados modernos. Se sientan las bases para el capitalismo.

    Los marxistas la consideran como una etapa de transición del feudalismo al capitalismo.

    El feudalismo queda relegado a la Alta Edad Media, pero como fenómeno económico-social perdura hasta el siglo XIX.

    En 1968 se intenta llegar a un acuerdo para exponer las caracterís­ticas del feudalismo.

    • ·              Jurisdicción de un señor sobre sus vasallos, diferente a la del Estado.

    • ·              Sus súbditos son del Estado, y tienen que pagar prestaciones económicas.

    Existen dos aspectos importantes:

  • a)      Jurídico.

  • b)     Socio-económico.

  • La diferencia entre un señor y un burgués es que el señor busca la maximiza­ción de beneficios para acumularlos, mientras que el burgués quiere reinvertirlos.

    Al señor le interesa más el aumento de las prestaciones de los vasallos y territorios, mientras que al burgués le interesa más el aumento de sus rentas en metálico.

  • 1.1  CAUSAS DE LA DESAPARICIÓN DEL FEUDALISMO.

  • A) Dinámica histórica. Algo que en su origen tenía algún sentido se viene abajo.

    B) La expansión del comercio hace que las relaciones campesino-señor se derrumben.

    C) En medio del mundo vasallático aparecen las ciudades, regidas por una actividad comercial.

    Durante los siglos XV-XVI se produce un capitalismo comercial. La riqueza viene dada en función del comercio. Es un sistema muy frágil.

    La renovación se produce por:

    - Vía revolucionaria o innovadora. Los productores acumulan capital que invertirán el un comercio que llegarán a dominar.

    - Conservadora. El comerciante reinvierte constantemente en comercio, pero para supeditar la parcela propia a sus propios intereses.

    Una de las claves de la emancipación del campesino va a estar en que tras la peste de 1348 quedarán grandes parcelas de tierra sin explotar y permitirá la introducción de ganado. El campesino conseguirá grandes excedentes y pagará al señor en dinero, no en prestaciones.

    Al pagar siempre lo mismo y a causa de la inflación el poder adquisitivo del señor disminuirá y el del campesino aumentará.

    En el siglo XVIII se expande el régimen de señoríos.

    En cuestiones socio-económicas:

      • ê        El siglo XVI es un periodo de expansión. Desde mediados del XV hasta mediados del XVI.

      • ê        Siglo XVII. Recesión. Desde mediados-finales hasta finales del XVII

      • ê        Siglo XVIII. Asistimos a un periodo de expansión.

    • 1.2  RASGOS ESTRUCTURALES DE LA Hª MODERNA.

    • 1.2.1                       Demografía.

    • Se observa una moderada mortalidad con una elevadísima natalidad y elevadísi­ma mortalidad infantil. Aparición de crisis demográficas que destruyen el crecimiento acumulado durante tiempo.

    • 1.2.2                       Economía.

    • Entre el 80-95% de la población se dedica actividades agrícolas. Es una economía frágil. El hombre, hasta el siglo XVIII estará acostum­brado a la subalimentación.

      Economía de subsistencia local (se consume lo que se produce). El encareci­miento de los transportes no permite el comercio a gran escala.

    • 1.2.2.1                     Mundo industrial.

    • Dedicado a producir bienes y servicios dedicados a abastecer la producción destinada a proveer las necesidades primarias.

      En el siglo XVII aparecerán zonas industriales con un capitalismo industrial. En el siglo XVII se surge el mercantilismo, mientras que en el XVIII aparece la fisiocracia, que intenta desarrollar la economía rural.

    • 1.2.3                       Sociedad.

    • Heterogénea, con un elemento distorsionador: el dinero. Hereda las estructuras medievales. Se observan dos grupos diferenciados, los privilegiados (aristócratas y clérigos) y los no privilegiados (el resto).

      Con el fortalecimiento del Estado aparecerán los impuestos que llegarán a todas las clases (clérigos y nobles no pagaban impuestos).

      Otra medida para obtener dinero por parte de la Corona fue la venta de títulos nobiliarios y de hidalguías.

    • 1.2.4                       Política.

    • Desde fines del XV y principios del XVI se empieza a desarrollar el poder absoluto. Frente al absolutismo del XVII-XVIII en el siglo XVI no encontramos con las monarquías autoritarias, que han de someterse a unas leyes; la voluntad del rey no es ley.

      Aparecerán los nacionalismos, por encima de las convicciones religiosas.

      Se consolidarán los estados, parecen los ejércitos nacionales. Creación de una burocracia estatal.

    • 1.2.5                       Pensamiento.

    • Tres de los hechos más importantes de esta época fueron el humanismo, la reforma y la Contrarreforma.

      A lo largo del XVII se asiste a la discusión sobre si es más importante el poder del Estado o el poder de la Iglesia.

      Se desarrolla el pensamiento empírico.

    • 1.3  RÉGIMEN DEMOGRÁFICO EN LA EDAD MODERNA.

    • Es el estudio estadístico de una colectividad humana según su composición y estado en un momento o según su evolución histórica.

      La demografía histórica nace en el siglo XVII. En el siglo XVI hay un desarrollo de las matemáticas. En el XVII aparece el primer recuento de la mortalidad del hombre (hecho por Graunt) como centro al que gira la población.

      Hasta el siglo XVIII los recuentos demográficos se hicieron con fines militares o fiscales, no con fines estadísticos.

      Para no formar parte de las levas o pagar menos impuestos se llevaba a cabo encubrimiento de población.

      Hasta el siglo XVIII no se hizo por habitantes, sino por vecinos (1 vecino = 1 familia). En un principio, y para saber la cantidad de habitantes se multiplica­ba por 6, pero se ha demostrado que era una cifra elevadísima, siendo más fiable un 3'75-4, aunque estas cifras podían ser ligeramente superiores en la ciudad.

      Este cambio fue debido a las mejoras en los sistemas de estadísti­cas y a los análisis de los archivos religiosos principalmente. Sin embargo, es imposible conseguir la población total, pues estos estudios únicamente se hicieron a escala regional o provincial.

      Existió una elevada natalidad y una elevadísima mortalidad infantil 35‰.

      La estacionalidad de la natalidad presenta unas características cíclicas. Descenso de la gestación en Semana Santa y en verano, aumento en invierno.

      La natalidad ilegítima es elevada, más en las ciudades durante los siglos XVI-XVII (13-15%) de los bautizados. En tiempos de Felipe II llegará al 17% en algunas parroquias.

      En el mundo rural estas cifras son menores, únicamente de 1-6% en los siglos XVI-XVIII.

      Los límites a la natalidad son de índole natural:

      • ·             De 6-8 hijos sólo sobreviven 1-2.

      • ·             Enfermedades y malformaciones.

      • ·             Retraso de la edad de matrimonio de la mujer. 29-27 en los países escandina­vos 25-23 en los países mediterráneos sobre 35 de esperanza de vida.

      • ·             Fin de la fertilidad a una edad más temprana (40 años).

      • ·             Periodos de dos años antes de volver a quedar embarazada. Si hay concepción antes de ése tiempo puede haber aborto.

      • ·             Elevada esterilidad femenina. De dos tipos: cíclica (en tiempos de malas cosechas la mujer queda estéril temporalmente) y permanente.

      Existió un elevado índice de celibato eclesiástico, así como se fomentó el celibato voluntario (santeros y beatas).

      La emigración a América fue un factor que afectó negativamente al desarrollo demográfico.

    • 1.3.1                       La familia.

    • Se pasa de la familia lineal a la familia nuclear. La transforma­ción esta ligada a la aparición del amor paterno-filial, relación que deja de ser únicamente de producción. Se cambia la idea sobre la casa, que se convierte en hogar.

      Aparece el concepto de responsabilidad paterna para con los hijos.

      Con la aparición de la industrialización la casa pasa a ser lugar de trabajo a lugar de descanso.

      En Trento la Iglesia es rotunda en la afirmación de que estas relaciones deben realizarse fuera del ámbito laboral, y que los padres deben tener obligaciones con los hijos.

      En estas relaciones el padre es el rey y puede hacer lo que quiera.

      Para el estado el padre valor por la transmisión de la herencia.

      Se produce una dicotomía entre el mundo masculino (todo es justificable) y el femenino (todo es injustificable).

      La mujer no podía firmar ningún contrato sin la autorización del marido.

      El padre tenía la obligación de cuidar de los hijos hasta los veinticinco años.

    • 1.3.1.1                     La madre en la familia

    • Infanticida, rival del marido, aunque a veces aparece como verdadera madre (rasgos literarios).

      Amamantadora de sus propios hijos.

      Sufrían una educación muy dura.

      Durante el embarazo la mujer consigue cierta permisibilidad.

      Comienza la costumbre de contratar educadores para los hijos. Aparece el concepto de infancia. Se da importancia a la educación pragmática.

    • 1.3.2                       La mortalidad.

    • Permite conocer muchos aspectos del Antiguo Régimen.

      Sus tasas son más irregulares que las de la natalidad y nupciali­dad, 35-40‰ aunque puede llegar a cotas del 100‰ ó 400‰ en epidemias. La mortalidad infantil oscila entre 100-200‰.

      Las muertes en las inclusas rondan el 10‰.

      Inclusas. Su nombre proviene de la ciudad holandesa de Enckysen. Son institucion­es de las grandes ciudades destinadas a alojar a recién nacidos abandona­dos.

      La subalimentación endémica fue motivo de gran parte de la mortalidad.

      La medicina preventiva no existía ni podía plantearse su existen­cia. El mejor remedio para las clases altas era la sangría practicada con sanguijuelas por el barbero.

      La distribución estacional de la mortalidad tiene dos máximos:

    • A.            Finales de verano y principio de otoño. La peste actúa con mayor virulencia. Culminan los procesos de deshidratación.

    • B.            Finales de invierno. Culminación de los procesos cardiacos y pulmonares. Muerte por frío, especialmente en los países del norte.

    • Una crisis de mortalidad es un fenómeno demográfico de una duración corta y que tiene dos puntos fundamentales:

      • o        Conciencia de que se produce un aumento de defunciones.

      • o        Es un periodo de corta duración, pero muy violento.

      Una crisis demográfica es el periodo que une un descenso demográfi­co con un aumento.

      En pocos meses una crisis de mortalidad destruye un crecimiento demográfi­co almacenado durante lustros.

      No hay crisis demográficas sin grandes crisis de mortalidad.

      Causas de las crisis demográficas:

      • A    Guerra.

      • A    Hambre.

      • A    Epidemias.

      • 1.3.2.1                     Guerras.

      • Las crisis derivadas de la guerra se producen debido a sus causas indirectas: hambres, epidemias.

        La mala alimentación hace que la transmisión de enfermedades sea mortal. Se produce un descenso de la población agrícola. Despobla­miento del campo.

        El pago a los ejércitos conllevará el aumento de los impuestos.

        Cercos a las ciudades. El fanatismo religioso provocará grandes matanzas (Noche de San Bartolomé).

      • 1.3.2.2                     Hambre.

      • En el siglo XVI aumenta la población y disminuyen los recursos. El hambre provendrá de las malas cosechas de cereales debido a las malas condiciones climáticas.

        El trigo es un lujo, y el centeno de primera necesidad. Las grandes producto­ras de trigo antes del siglo XVI son Castilla y Sicilia. A partir del XVI aparecen grandes extensiones en Polonia.

        Se lleva a cabo la tala de bosques para aumentar la producción. Se desarrollan los pósitos (almacenes de grano) debido a sucesivas malas cosechas y a tiempos de hambre.

        Semillas de 4-5/1. En ocasiones se superan los 10/1.

        Se crea la tasa del grano para poner precio al trigo.

        Es un producto de demanda inelástica, es decir, su consumo no variará con respecto al precio, es producto de primera necesidad.

        Los productos de demanda elástica son aquellos que con oscilaciones de precios experimentan unos cambios en la demanda, como los productos de lujo.

      • 1.3.2.3                     Epidemias (Peste).

      • Es una enfermedad contagiosa. Pervive aletargada entre la población, y es despertada por crisis agrarias. Tiene varias variedades:

      • A.            Bubónica. Se cobra un 40% de muertos. En una semana aparecen los carbuncos. Se revientan los vasos capilares y aparecen manchas.

      • B.            Pulmonar. De 90-100% de víctimas mortales. Afecta a las vías respirato­rias.

      • C.            Septicémica. Es una variación de la bubónica, Tiene un 100% de mortalidad entre los afectados.

      • 1.3.2.3.1                 Transmisión.

      • Dos vías.

      • a.       El animal que transporta al Yersina Pestis (el bacilo) es la rata negra, que tiene una pulga específica llamada xenopsylla cheopis. Esta pulga pica a la rata y el bacilo se multiplica. Entra en el hombre y le transmite la sangre afectada.

      • La rata negra (ratus ratus) vive en los graneros y la transmisión tendrá lugar por la exportación de los productos.

        Con la aparición de la rata gris (ratus navergicua) se produce la extermina­ción de la rata negra y el proceso de propagación de la peste queda frenado.

      • b.      Por la saliva de las personas afectadas.

      • Se da una explicación divina a estas enfermedades.

        Desde Galeno se habla de una causa airista (el aire se pudre). Varias razones:

      • Primero)        Tras una batalla el aire se pudre.

      • Segundo)      Aparición de eclipses.

      • Tercero)         Anomalías y coincidencias de unos astros con otros. Incluso las vísceras y partes del cuerpo están regidos por los astros.

      • Existen obras con las cuales se pueden seguir las consecuencias de la peste.

        La agravante de las pestes del XVI fue el retroceso económico que experimentó el interior de la Península Ibérica.

      • 1.3.2.3.2               Remedios

      • El mejor remedio contra la peste era el rezar, irse del lugar (como el pueblo no tiene medios para huir las clases bajas serán las más afectadas. Tener el alma limpia de pecados, comer poco. No ser curioso. Creación de hospitales (o ghettos) para infectados.

        Purificación del aire afectado quemando plantas aromáticas. No comer verduras.

        Se establecen corredores sanitarios (aislamiento de una ciudad entrada-salida de personas y mercancías). Era una medida muy cara, pues había que pagar el salario a los guardias. Cesa el abastecimien­to de la ciudad y el pago de las alcabalas (10% de todos los productos). Desastre moral de las ciudades al declararse apestadas.

        La Peste Atlántica (1596-1602) aparece en un barco holandés que atraca en Santander. Se desarrolla hacia el sur. El Tajo supone un freno a la enfermedad, que llega con menor virulencia a Andalucía. Afecta a un 10% de la población.

      • 1.3.2.4                     Tifus.

      • Está relacionada con la subalimentación. La transmite el piojo humano. Es muy selectiva socialmente. Desde el invierno a la primavera. Los tejidos de algodón, que pueden hervirse sin que se estropee mucho, contribuyeron a su desaparición.

        No se expande tan fácilmente como la peste.

      • 1.3.2.5                     Viruela.

      • Se transmite por contacto directo. La lana permite su expansión. Cuando se le pasa la enfermedad el enfermo queda inmune. Dos tipos:

        - Leve. Muere el 10% de los afectados.

        - Más fuerte. Muere el 40%

        De desarrollará con gran fuerza cuando se produzca la concentración del hábitat (urbanización). Especialmente en el siglo XVIII

      • 1.3.2.6                     Paludismo, malaria.

      • Son transmitidas por el mosquito anófeles. Se desarrollará en el sur de Europa, especialmente en zonas pantanosas. Se lucha contra ellas intentando desecar zonas lacustres.

        Proviene de América. Desde que se contrae la enfermedad hasta que muere transcurre medio año de inactividad laboral.

      • 1.3.2.7                     Cólera

      • Transmitido por el bacilo de Koch. Especialmente en los siglos XVIII y XIX. Se extiende a través del agua.

      • 1.4  VOLUMEN DE HABITANTES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA DESDE EL SIGLO XVI AL XVIII.

      • Existen varios problemas para conocer este desarrollo demográfico.

        • [        Fuentes generales, que se pueden paliar con los archivos generales.

        • [        Cuando aparecen fuentes generales proto o pre-estadísticos existe el problema de convertir diezmos en habitantes.

        Tras la peste del siglo XV aparece una recuperación en el siglo XVI, jalona­da por crisis de subsistencias, epidemias.

        En la Península Ibérica Cataluña era la gran aglutinante de la población española. El reino de Aragón recupera un 10% de población, al igual que Mallorca, y Valencia se convierte en la ciudad más poblada de la Península.

        El reino de Navarra permanece estancado tras la Peste. Sin embargo, Castilla verá aumentada su población.

        Aumento de la población urbana. Sevilla pasa de 15000 habitantes en 1438 a 40000 en 1492.

        Aumento demográfico del reino de Granada tras ala conquista. 35000 pobladores en el periodo 1486-1501.

        La cuenca del Guadalquivir aparece repoblado con 20 nuevos pueblos.

        La presión demográfica hizo que el hambre de tierras llegara a tener que buscar tierras en cualquier parte, produciéndose quejas de la Mesta al sentirse invadida en sus cañadas.

        La mayor densidad de población está en el País Vasco, donde se habita en caseríos dispersos. Del País Vasco a Galicia hay una densidad de 30h/km2.

        Bajando hacia el sur existe una forma distinta de poblamiento. En medio de grandes despoblados aparecen ciudades dinámicas, cosmopoli­tas: Toledo y Valladolid 30000 habitantes, Medina 20000, Segovia 15000.

        Pasado el Tajo encontramos territorio despoblado, dedicado a la agricultura extensiva.

        En Andalucía están las mayores ciudades de España. La población urbanizada no está dedicada al sector industrial ni a los servicios, sino que vive del campo.

        Dentro de estas ciudades nos encontramos con una de las urbes más dinámicas de Europa: Sevilla. Gracias al comercio con América y a ser nombrado único puerto legal para que partan y regresen las expedicio­nes a América.

        Granada es la última capital musulmana. En ella se concentrarán unos 50000 habitantes.

        En las Alpujarras se permite la subsistencia de los musulmanes 60000-70000.

        Cada Reino hará sus propios censos y recuentos.

      • a.       Castilla. 1490. Cerca de 4 millones. 82%. Sin contar a Portugal (1 millón)

      • b.      Cataluña. 1479-1515.

      • c.      Aragón. 1495. 16%.

      • d.      Navarra. 1492. 2% según LADERO-QUESADA.

      • La escasez de fuentes ha hecho que diferentes autores difieran en la cifra total.

        Otras fuentes.

        - El llamado censo de 1530, realizado entre 1528-36. Se quiere recabar información sobre la población y lo que se paga para establecer el servicio tributario.

        - En 1561 para realizar la alcabala se levantan padrones, en los que se grava un 10% de los productos, aunque no se aplica a rajata­bla. Al final el recuento será de un 60-70% dependiendo de las fases pasadas desde el principio al final del proceso.

        La presión fiscal es agravada por los pagos de las guerras de Carlos I. En 1530 se atisban problemas financieros, debidos a los cuales Felipe II se da en bancarrota al subir al trono, aunque continuó con la política expansionista.

        De ahí provino el censo de la alcabala de 1561. Se intenta conocer los recursos del reino. Los jueces hacen la relación de vecinos, sus niveles de riqueza o el tráfico de mercancías que han hecho al año.

        - Entre 1574-78, para un mejor conocimiento de la riqueza del reino se envía un cuestionario en el que se pregunta, aparte de cuestiones culturales, por la producción decimal (los diezmos) y la producción general. Son las llamadas Relaciones Demográfi­cas.

        - 1590-91. Nace por las necesidades fiscales de la Corona. Después de la destrucción de la Armada Invencible y las piraterías de Francis Drake, se pone de manifiesto la vulnerabilidad de la Península. Se establece un impuesto para el rey de 8 millones de ducados (servicio de los millones). Debe tributar todos, incluso los nobles. Hubo varias insurrecciones al respecto. Este censo cubre Castilla, aunque con algunas lagunas. Cifra la población de Castilla en 6 millones de habitantes.

        El ritmo de crecimiento es continuado a lo largo de la Baja Edad Media y más expansivo a lo largo del siglo XV (aunque existen varios periodos de peste 1506-7, 1530).

        La expulsión de los judíos tiene una gran repercusión económica, ya que se expulsó a gente dedicada al comercio y a los servicios monetarios, actividades que aborrecían los castellanos.

        En cuanto al siglo XVIII los datos son menos precisos.

        El debilitamiento del Estado tras Felipe II hace que la máquina burocrática sea menos eficiente.

        Tres recuentos, aunque su fiabilidad es nula.

          • o       1625-37. Se otorga al rey "un donativo".

          • o       1646. Recuento para vender "juros" (deuda pública).

          • o       1693. Implantación de una leva forzosa.

        Hay evidencias que muestran una ruralización del siglo XVII frente a la urbanización que tuvo lugar desde la Baja Edad Media. Es muestra de un colapso económico.

        Algunas zonas van a perder población debido a una redistribución de la misma.

        Las grandes epidemias del siglo XVII son cuatro:

        - 1596-1602.

        - 1629-1630. Importada de Milán. Afecta a Aragón.

        - 1647-54. Afecta a Valencia, y llega hasta Sevilla.

        - 1678-1684. Entra por Valencia, baja a Andalucía y se remonta hacia Castilla junto con el tifus.

        Aunque no afectan a Cantabria ni a la Meseta Norte, estas regiones pierden población.

        Varias grandes convulsiones afectarán a la Península.

        - Expulsión de los moriscos que quedaban tras la conquista de Granada (1609). Eran buenos trabajadores, conocedores de la agricultura de regadío. El 30% de la población de Valencia y el 25% de Aragón.

        Frente a la expulsión de los judíos (auge económico), la de los moriscos se realizó en medio de una recesión económica, con grandes quebrantos económicos para regiones como Valencia.

        - Guerra con Portugal. Se produjeron constantes levas en Extremadura. Tiene a la frontera castellana en pie de guerra.

        El siglo XVIII se va a ver caracterizado por momentos de recupera­ción, donde las innovaciones técnicas van a experimentar un gran impulso.

        Las novedades estadísticas se recogen en 5 censos.

        - 1712-1717. Vecindario de Campo Florido. Se piensa hacerlo para toda España. Se está constituyendo un nuevo estado, absolutista, centralista. Se eliminan los fueros, moneda, cortes de Aragón. Aparece el estado español.

        - 1749-1753. Catastro de la Ensenada. Nace con la intencionalidad de establecer la única contribución que concentre toda la dispersión de impuestos. Estará basado en la riqueza de la población.

        Se realiza mediante respuestas particulares que cada persona da a un formulario. Se dará una respuesta general por demarcaciones. Para manejar esta información se hacen resúmenes de las respuestas generales.

        -1768-69. Censo de Aranda. Cómputo de la población y vecinos. Existe un interés demográfico. Se solicita la colaboración de los párrocos.

        Es la primera vez que la población queda agrupada por sexo, profesión, estado civil...

        - 1786-87. Censo de Floridablanca. Es el primero que se publica en España. Se busca dar propaganda a la política de la corona.

        - 1796-97. Censo de Godoy-Larruga.

        Recuento de la población cada diez años. Las pirámides de población son más breves que las anteriores. Hace una relación socio-cultural de los individuos y de las instituciones. En el siglo XVIII España tenía una población de unos 8 millones de habitantes, 11 millones en 1800. Es un crecimiento marcado por las pautas de antaño: altísima natalidad y alta mortalidad.

        A finales del XVIII el norte se ve afectado por una recesión, mientras que el centro y el sur continúan con su ritmo de crecimien­to.

      • 2.             RASGOS GENERALES DE LA ECONOMIA EN LA EDAD MODERNA.

      • El siglo XVI es un siglo de expansión demográfica, lo que incide en un aumento del consumo. A finales del XV hay un aumento de la minería y una expansión de la producción minera tras el descubrimiento de América.

        Hay más consumidores y más dinero.

        Las alteraciones monetarias producen una devaluación de la moneda y una subida de los precios.

        El precio del grano subirá de una forma disparatada a finales del XVI. Si el precio del trigo es bajo cae el precio de la tierra. Si sube el precio del trigo se obtendrá más dinero por su venta y el agricultor tendrá más dinero para gastar.

        El mantenimiento del equilibrio es fundamental. Esa subida del grano tendrá unas consecuencias negativas.

        En el siglo XVI la economía estaba regida por el peso de la moneda.

        Desde finales del siglo XVI y principios del XVII comienza a adulterarse la moneda (Ducado, que en Castilla equivalía a 375 maravedíes), y el oro se retira de la circulación, tanto en obras artísticas como en acuñado (hacia 1640).

        Llegan remesas de plata desde América, aunque existe un colapso en los primeros años del siglo XVI, lo que permite la acuñación en masa de monedas (1 real = 34 maravedíes).

        La economía en la segunda mitad del XVI funciona en plata con escasez de moneda fraccionaria, indispensable para culminar pequeñas transacciones económi­cas.

        Se acuñan monedas de vellón (de cobre), que se utilizará como "calderilla" (de 1, 1'5 y 2 maravedíes).

        A finales del reinado de Felipe II se harán acuñaciones de vellón, en este caso plata con vellón, intentando crear una moneda fracciona­ria de calidad intermedia entre el real y el vellón. Se convertirá en una moneda de doble filo porque el Estado podrá pagar en vellón y cobrar en plata, al aumentar el vellón y disminuir la plata en la aleación.

        La mala calidad de la moneda hace que los precios suban para mitigar esa calidad baja.

        El siglo XVII se impondrá el "premio de la plata", es decir, que se reduce el pago si este se hace en plata en lugar de vellón.

        A lo largo del XVI, y debido al aumento de población nos encontra­mos con un mundo urbano fruto del éxodo en busca de trabajo en una época de crisis donde abundaban los mendigos en busca de limosna.

        El aumento urbano planteará un delicado problema: o se destina más tierra a pastos o se destina a cereales para abastecimiento de las ciudades.

        En Inglaterra aparecieron los campos cerrados (enclosures), destinados al pasto de ganado (ovejas), que serán esquiladas para dedicar la lana a la industria textil de las ciudades.

        Se producirá un aumento de la tierra en el siglo XVI.

        A finales del siglo XVI aparece la consecuencia de la ley de los rendimientos decrecientes: con el mismo trabajo se obtiene menos rendimientos.

        No existía abono alguno excepto estiércol. Para que sea rentable se necesita mucho ganado, a ser posible estabulado. La tierra no tiene descanso, ya que no hay barbecho y no es posible revitalizarla.

        Al crecer la población se recurren a otros métodos: tala de bosques y cultivo sobre ellos, aunque suelen ser tierras de peor calidad. Se deben hacer importacio­nes de trigo.

        Cuando no hay presión demográfica existen propiedades comunales (pastos comunitarios, roturación por los campesinos), pero esto se termina con el aumento de población. El hombre quiere la tierra para sí.

        La corona tenía un gran déficit y para sacar dinero vende tierras de la corona a los campesinos que las cultiven (perpetuaciones de tierras baldías).

        El aumento de los precios del cereal y de la inflación hace que los señores cobren los impuestos en especie y en prestaciones personales. Al ser las rentas a largo plazo y al perder paulatinamente valor la moneda un kilo de trigo pesará siempre un kilo y aumentará de precio.

        En el siglo XVIII Europa continúa siendo agrícola. Existe un aumento demográfico unido a gran cantidad de experiencias de las innovaciones que surgen. Muchas de estas innovaciones fracasaron en el XVI ya que tenían que romper con las tradiciones y pedían de la naturaleza más de lo que ella podía dar.

        En el siglo XVIII se aprende de los errores y los corrigen. Aparecen tratados agronómicos que se basan en buena parte en los aparecidos en el siglo XVI.

        La venta de tierras públicas que pasarán a manos privadas parece algo nuevo, pero es semejante a lo hecho en siglos anteriores. El cercamiento de las fincas, que potencia el individualismo, permite que los agricultores que posean un cierto capital dediquen sus tierras a cultivos "científicos" para conseguir un mayor rendimiento a sus tierras.

        Se mantiene el pago en metálico o en especie, así como diversas prestaciones del vasallo al señor.

        Existe una diferencia entre los campesinos de distintos países:

        - En Castilla el campesino es libre, dueño de sus tierras, aunque esté sometido al señor.

        - En Europa Oriental el campesino no es libre. Es el sistema feudal más duro de Europa. No es dueño de sus tierras.

        El progreso agrícola en el siglo XVIII en Inglaterra da lugar a una mejor alimentación de la población, gracias a los cultivos científi­cos.

        Al aparecer nuevos cultivos que alimentan al ganado permite que los animales vivan más tiempo y se incorporen en mayor medida al consumo del hombre.

        La aparición de la sembradora de Jethro Tull, hace aumentar la productivi­dad y disminuyen los costes.

        Se produce la expansión de cultivos nuevos: patata y maíz, aunque desde el XVIII ya estaban introducidos en Europa.

        La patata había sido introducida para alimentar al ganado, pero debido a las malas cosechas hubo de dedicarla al consumo humano.

      • 2.1  CICLO ALIMENTARIO.

      • Se planta trébol que nitrogenará la tierra para el trigo, del trigo se pasa al nabo, que deja la tierra preparada para la cebada, de la que se pasa al trébol.

        En Inglaterra, el país más avanzado en el XVIII, la vida en el campo era deseada.

        Se crean fincas y casas de campo. El propietario con mentalidad burguesa que se retira al campo va a hacer que el sistema agrario esté capitalizado (inversiones, innovaciones provechosas).

        El fortalecimiento de la agricultura hace aumentar la riqueza de las naciones. El bienestar de la nación se basa en una buena agricultura (fisiocracia).

      • 2.1.1                       Países Bajos.

      • Es la zona más densamente urbanizada del siglo XVI. Aunque no existen ciudades impresionantes existía una gran acumulación de gente en las ciudades.

        Planteará grandes problemas de abastecimiento, que se solucionarán por dos vías:

        - Vía interna. Estabulación del ganado y aumento de la fertilidad del suelo mediante el estiércol. Serán los pioneros de los cultivos alternantes ya citados. Alcanzarán unos rendimientos 200% superiores a la media europea.

        - Vía externa. Dichas medidas eran insuficientes y deben importar trigo de Francia y después de Polonia.

        Los holandeses se convierten en los grandes comerciantes y el grano polaco debe estar pendiente de los precios que ponen los holandeses.

        Para evitar la fuga de divisas recurren a la especialización de la ganadería: queso y mantequilla.

        El peso de la nobleza es mínimo en comparación con otros lugares.

        La lucha por la tierra en los Países Bajostendrá unos contendien­te especiales: el hombre y el mar.

        De 1540 a 1600 se deseca un 2'5% del territorio actual, dando lugar a tierras muy fértiles.

        Holanda será una tierra de ingenieros que se exportarán a donde se les necesite.

        La marina holandesa se convertirá en la marina más importante de Europa, debido a la gran cantidad de enrolamientos.

        Controla el comercio del Lejano Oriente, el Báltico y viaja a América.

      • 2.1.2                       Europa Central

      • Tras las pestes bajo medievales los señores rebajan los lazos de servidum­bre. cuando aumenta la población los recrudecen (refeudaliza­ción).

        A principios del XVI la Dieta polaca establece que se mantenga un día de la semana servil para el señor. Pasará de 7 días al año en 1500 a 75 en 1550.

        La nobleza se hace dueña de la tierra. Adquiere, además, otros derechos sobre la producción.

        Polonia se explota extensivamente (es una llanura) con mano de obra barata (los siervos). No tiene aduanas interiores, lo que significa un abaratamiento de los costes y hace que sus productos sean más competitivos.

        El aumento de las prestaciones del campesino y su refeudalización hace que éste posea menos dinero. La riqueza pasa a manos de la nobleza. Ahoga las buenas perspectivas económicas que tenía Polonia a principios del XVI. No se dedican a la exportación de grano, que pasará a manos holandesas. De 1580-1660 la nobleza polaca triplica sus posesiones.

        La consecuencia de todo esto es la ausencia de un mundo urbano; de no haberse producido, los Países Bajosno hubiesen tenido el poder económico que luego poseyeron.

      • 2.1.3                       Alemania.

      • Estaba dividida en numerosos y pequeños estados. Se han establecido dos divisiones para su estudio:

      •                                                     I.            Al este del Elba. Similar a Polonia.

      •                                                   II.            Al oeste del Elba. Debido a su fragmentación es más difícil su estudio.

      • Tras las pestes desciende la población. Una vez que se recupera se produce un aumento de la urbanización, especialmente en el sur, la zona más castigada por la guerra de los 30 Años.

        Al terminar la guerra los señores intentarán que los campesinos sigan pagando tributos, pero que no utilicen grandes parcelas y así poder evitar la independen­cia de los campesinos.

      • 2.1.4                       Francia.

      • Francia aparece como el estado, en potencia, más poderoso en Europa. Este desarrollo fue frenado por la inestabilidad religiosa.

        Posee unos grandes recursos naturales. Las exportaciones de grano se ven limitadas por el aumento de población, que incide en las formas de explotación de las tierras. Se produce una superparcelación de las tierras.

        La política francesa del XVI se ve salpicada por guerras civiles. Por ese motivo la población pide un gobierno fuerte que les libere de esas disensiones. Fue el comienzo de la monarquía absolutista.

        Puede convertirse, a causa de la presión fiscal, en un arma de doble filo.

        Al amparo del Estado absolutista aparecerá un funcionariado que se enriquece­rá con su trabajo. A la cabeza de este funcionariado está la nobleza de capa, grupo social nuevo, tan peligrosa para la monarquía como necesaria. Hacen leyes, conocen los recursos técnicos para la gobernación del Estado. Se irá haciendo con el poder político y se enriquecerá a costa del campesino. Tienen conciencia de clase y van a plantear gran cantidad de problemas frente a la nobleza de espada.

        Pondrá especial empeño en eliminar el derecho consuetudinario agrícola, y, por tanto, la estabilidad del campesino.

        A través de la ley buscarán la reimplantación de los derechos feudales.

        El papel jugado por estos nobles de espada fue un papel trascendental.

      • 2.1.5                       Inglaterra.

      • El incremento del precio del cereal, junto con la escasez de tierras, al ser una isla, elevó el valor de la tierra.

        La exportación de paños ingleses hará convertirse a la industria textil en principal fuente de riqueza del país. Muchas explotaciones agrícolas darán paso a explotaciones de ganado lanar.

        Al conseguir Enrique VIII el control de la Iglesia, obtuvo todas sus rentas, a semejanza de lo que hicieron los Reyes Católicos al poseer el control de las órdenes militares.

        Aparecieron disensiones entre los partidarios de la continuidad en el catolicismo y los que favorecían la ruptura.

        La reforma fue imponiéndose mediante el temor, las ejecuciones y la dureza. Una medida de este tipo fue la disolución de los monaste­rios (1536-39) e hizo que sus pertenencias pasasen a manos reales, al mismo tiempo que ofreció a los campesinos la oportunidad de cultivar tierras que anteriormente habían estado en posesión de los monjes.

        Permitirá las inversiones en tierras. La aristocracia inglesa, menos dinámica en el XVI que en otras partes de Europa se verá obligada a vender parte de sus propiedades a la burguesía ciudadana.

        La presión demográfica sobre la tierra se produce antes de la ruptura. Los enclosures buscaban el cercamiento para evitar que entrase nadie que no tuviera relación con el propietario.

        Son beneficiosos para el que los pone en práctica, ya que reinvierte en sus tierras y se asegura el futuro.

        Son desastrosos para quien no posee tierras.

        Tras la ruptura con Roma salen al mercado gran cantidad de tierras, que serán compradas por burgueses, los cuales podrán completar el círculo del abono.

        - El ganado está en los cercados.

        - Con su estiércol se abona la tierra.

        - Parte de la producción de las tierras será utilizado como forraje para el ganado.

        Se produce un equilibrio. Si existen más tierras de cultivo que cercamientos faltaría abono, si existe más ganado estabulado las tierras darán más rendimien­tos.

        Se produce una emigración desde Holanda a Inglaterra a causa de la guerra entre Los Países Bajosy España.

        Serán básicamente agricultores y artesanos que llevarán todos sus conocimien­tos puesto ya en práctica, a Inglaterra. De ello obtendrán importantes consecuen­cias (abastecimiento de Londres, alternancia de los cuatro cultivos).

      • 2.1.6                       Italia.

      • Se puede dividir en dos zonas:

        - Norte, más rica y comercial.

        - Sur, pobre y rural.

        La Italia del Norte está urbanizada, la del sur exporta grano. Se consegui­rán altos rendimientos con salarios muy bajos y una fuerte represión del pueblo. En 1640 se produjeron revueltas en Nápoles y Sicilia. La sublevación contra Massiallero contra el dominio español fue en realidad un levantamiento del pueblo contra el poder señorial.

        En el norte, debido a las altas tasas de urbanización, no encontramos con que la demanda es mayor que la oferta. La producción agrícola no es suficiente y se recurre a las importaciones del Báltico y Turquía.

        La propiedad de la Tierra es rentable debido al alto precio de lo que produ­ce.

        Desde 1570 los holandeses se va a convertir en los grandes comerciantes del grano del Báltico.

        Tras al recesión industrial del XVI, ligada a un descenso demográfico en el Norte, va a descender la rentabilidad de la tierra. La burguesía urbana del Norte de Italia va a dedicar sus beneficios a la compra de tierras, aunque sean poco rentables, pues algo de renta darán.

        En la mitad del XVIII la nobleza, antaño burguesía comerciante, se convertirá en burguesía terrateniente. La finalidad de comprar tierras es más tener una posesión que buscar la producción y su distribución.

      • 2.1.7                       España.

      • Es una economía rural, de alto consumo, autárquica y de escaso movimiento monetario.

        Frente a ella existe una economía urbana más dinámica, aunque se considera a la economía rural más estable, ya que estaba bien visto la posesión de tierras. Existe una tendencia entre la burguesía a aristocrarizarse.

      • 2.1.7.1                     Agricultura y sector primario

      • A lo largo del XVI se produce una privatización de la propiedad.

        Desde la reconquista se reguló los modos de producción, sistema de herencias, tierras públicas. Se depende del clima (más frío en los siglos XVI-XVII). En el siglo XVI gran cantidad de tierras se convierten en pastizales. Se produce el cambio de bueyes por mulas debido a su velocidad en el trabajo y a su desplaza­miento de una tierra a otra.

        La trilogía mediterránea se concibe únicamente como consumo del trigo. La vid se extiende por Castilla, ya que el crecimiento de las ciudades hace rentable la venta de vino. La tasa de producción hace que se cambie superficie de cereal por la de vid.

        El olivar se extiende en el XVI en Andalucía. El destino del aceite es fundamen­tal­mente industrial. No es aceptado para cocinar.

        En el XVII (1620) nos encontramos con el estancamiento de la producción, que se recuperará hacia 1680.

        Desde la Corona se buscan los remedios para paliar la mala situación que atravesaba el campo. Unas de las primeras Juntas que se reúnen es la Junta de Reformación de 1618. Se plantean los medios para remediar la situación económica española, pésima desde el siglo anterior.

        El Conde-Duque de Olivares, valido de Felipe IV, plantea una reforma para reducir el gasto público, pero la gran cantidad de gastos inútiles la hicieron fracasar.

        En el siglo XVIII se continúa utilizando el barbecho en una estructura agraria similar a la de los siglo precedentes.

        Se produjeron tres momentos de crisis:

        - 1705.

        - 1750.

        - Final de siglo

        Los cultivos provenientes de América, como el maíz y la patata se expanden por toda la Península. El arroz se extiende en el Levante, mientras que el viñedo continúa su pugna con el cereal. Aparece el Jerez.

        En lo que respecta al regadío se mantiene en sus zonas naturales (Levante). Se sanearán antiguos canales existentes para fomentar el regadío. Creación del Canal de Carlos III. Se reabre el canal Imperial de Aragón.

        Se pone en práctica una repartición de tierras, lo que supone el triunfo de la mentalidad liberal de la época. No existe el miedo que existía en el XVI a que no exista un equilibrio entre lo público y lo privado. En el siglo XVI estar tierras debían estar labradas, en el XVIII podían estar asilvestradas.

      • 2.1.7.2                     Sector secundario.

      • Incluye la artesanía y la industria. Sólo un 6% de la población vive permanente­mente de este sector.

        Gran parte de la población agrícola se dedicará a ocupaciones industriales y artesanales en época de poco trabajo rural.

        La situación de la industria europea de 1750 es más parecida a la de 1500 que a la de 1830.

      • 2.2  FACTORES QUE INCIDEN NEGATIVAMENTE EN EL DESARROLLO.

      • Una población pobre no incita ni estimula el desarrollo industrial. "Cuanto más pobre es una población más se destina a productos de primer a necesidad que a otras de otro tipo" (Ley de ERNEST).

        Se observa una tendencia a la autosuficiencia de la familia campesina.

        Existe un escaso desarrollo técnico. Se mantiene el anquilosamiento de las formas de producción. No pueden bajarse los precios de los productos que salen al mercado, produciéndose una disminución del consumo.

        A pesar de estos frenos se apreciarán factores que estimulan la producción industrial.

        Dos sectores serán los motores de la industria: el vestido y la vivienda, especialmen­te la primera.

        La importancia de la industria textil viene determinada por:

        - En ella trabaja un alto porcentaje de la población.

        - En tiempo parcial ocupa a población campesina.

        - Su dispersión hace que pronto se pueda subsistir con esta industria.

        - En varios países contribuye a sustentar el Producto Nacional Bruto. En Castilla buena parte de la economía está basada en la industria textil.

        En Inglaterra la industria lanera nace por el impulso dado por la industria textil.

        Tras la separación de los Países BajosHolanda intenta colapsar el tráfico castellano por el canal de la Mancha, influyendo en la industria textil. Se tendrá que desviar hacia Italia por el Medite­rráneo, que estaba en franca recesión.

      • 2.3  FACTORES QUE ESTIMULARÁN EL PROCESO INDUSTRIAL.

      • 2.3.1                       Expansión ultramarina.

      • Tendrá grandes repercusiones en Europa. Aparecen nuevos mercados. Son un estímulo no sólo a la producción capitalista, sino también a la artesanía.

        Europa será incapaz de proveer a América de lo que necesita, lo que afectará a Castilla de modo negativo. América era un monopolio castellano. Todas las exportaciones hacia América debían canalizarse a través de Sevilla. América debía subsistir, en teoría, de las exportaciones castellanas. El castellano será incapaz de responder a las demandas de América. Le llevará a unas importantes exenciones con respecto a las importaciones de extranjeros. Se dependerá del extranjero para abastecer a América, lo que llevará al colapso de la economía. El contrabando es inmenso.

      • 2.3.2                       Aumento de las ciudades.

      • Una emigración del campo hacia las ciudades. El mundo urbano va a conocer un desarrollo del sector secundario, que obtendrá grandes beneficios de esta expansión urbana. Aunque existen muchos vagabundos y mendigos.

      • 2.3.3                       El papel del lujo.

      • Las cortes reales (Francia y Borgoña), serán las más refinadas de la época y serán imitadas por el resto. Desde la Corte se fomentará el lujo suntuario. Los estratos superiores de la sociedad estimularán el comercio de lujo. Incidirá en sectores como el textil, las fabricaciones artesanales e industriales. Afectará a la mejora de algunos productos (carros, carruajes...).

        Las innovaciones de la vida diaria (vidrio) se convierten en artículos de lujo. Esto lleva consigo un desarrollo del artesanado del vidrio que se extenderá primero por la ciudad y después por el campo. Aparición de sábanas y colchas de lienzo. En este consumo estarán pre­sentes las tensiones sociales. Las clases superiores intentarán alejarse de las restantes. El clero será el freno de la expansión del lujo.

        Aparecen leyes suntuarias. Las primeras son de tiempos de Carlos I. Irán contra el consumo de ciertos productos. También se pretendía frenar el consumo de productos importados y se contuviese la salida de riqueza del país.

        No tuvieron ninguna efectividad.

        En el siglo XVIII se produce un cambio en el tratamiento. Con Felipe II el "Don" se aplicaba a los hidalgos. Con Carlos III llegará a todas las personas.

        El avance de lujo se ve reflejado en el consumo de productos textiles.

        Las capas medias de la sociedad van a preferir productos de peor calidad y más baratos que aquellos de mejor calidad pero más caros.

        Durante los siglos XVI-XVII se inundará el mercado europeo de productos sin terminar (los estambrados), más baratos, teñidos con vivos colores. La población se lanza a por este producto por varias razones, su precio, los colores y la moda (indicador de lujo). Provienen de Inglaterra y Holanda.

        La diferenciación a través de lujo también se va a producir en la alimenta­ción. Aparte de los productos caros, existirán prohibiciones para que la población de las grandes ciudades consuman diversos alimentos. Como los comerciantes no quieren cerrar a causa de las leyes se produce la tensión entre la economía de mercado y la autoridad social.

        Como estímulo de la producción industrial hay que hablar de la guerra.

        ¿Los progresos que se hacen a través de la guerra no pueden alcanzarse por la vía pacífica?

        En los siglos XVI-XVII se produce un aumento de la belicosidad y de la capacidad de destrucción. Las guerras absorben una cantidad inmensa de recursos naturales y humanos, haciéndose más complejas y largas.

        La aparición de mercenarios hace que las guerras se alarguen más que antes (los campesinos debían dejar la guerra para la recogida).

        A lo largo de los siglos XVI-XVII el arma de fuego pasará a ser el instrumento principal de la guerra. Más ligeras y rápidas. Aparecen nuevos diseños de artillería más potente y más fácil de transportar.

        Se producirá una nueva innovación en la arquitectura: construccio­nes en estrella.

        Lepanto (1570) se puede considerar la última batalla naval a la antigua usanza (garfios, combate costado contra costado), 17 años más tarde tiene lugar la Jornada de Inglaterra (1588). Se encontraron formaciones con gran cantidad de artillería, que se lanzan cañonazos sin acercarse demasiado.

        Se lleva a cabo a la construcción de barcos de gran calado y muy artillados (galeones).

        Se producirá el desarrollo de los astilleros y de la fabricación de la artillería (industrias siderúrgicas).

        Tras la jornada de Inglaterra se producirá un gran desembolso en la construc­ción de buques de guerra.

        Esto repercutirá positivamente en algunas zonas de Europa.

        Lieja se convierte en la suministradora de artillería ligera a España. Suecia se convertirá en la potencia que más se aprovecha: exportación de cañones, cobre... con lo que paga su participación en la Guerra de los 30 años.

      • 2.4  EQUILIBRIO ENTRE RECURSOS NATURALES E INDUSTRIALES.

      • Existe la conciencia de que los recursos son finitos y se destruyen. En el caso de la industria el hombre da tres repuestas a la escasez de recursos.

        - Aumentar del área de suministro.

        - Sustitutos.

        - Introducciones de nuevas técnicas más ahorrativas.

        Si comparamos esta actitud del hombre en el mundo industrial con el mundo rural la respuesta en este sector es la tala y quema de árboles, aunque la repuesta más dinámica es la rotación de cultivos.

        a) Aumento del área de suministro. Cuando se produce un cansancio de la minería continental (Alemania y Vizcaya) se echa mano de otras zonas (Suecia).

        Debido a la escasez de bosques por la tala para conseguir tierras de cultivo, se recurre al Báltico para obtener madera.

        b) Introducción de sustitutos. Cambio de la leña como combustible por el carbón mineral (Inglaterra).

        c) Nuevas técnicas ahorrativas. Transformación de las fraguas en altos hornos. La producción será mayor y más rápida que en una fragua.

      • 2.5  La organización de la producción en la Edad Moderna.

      • En el desarrollo de los gremios en el siglo XVI nos encontramos con organiza­ciones muy cerradas que impiden las transformaciones que demanda la sociedad. Están regidos por unas ordenanzas reguladas por el consejo de Castilla que regula sus actividades, lo que constituye un impedimento para la producción. Si se produce una mayor demanda es necesario reformar las ordenanzas gremiales. Los gremios son urbanos, y ejecutan la política económica de la monarquía. Una obsesión de las estructuras gremiales es la buena presentación de la calidad de sus productos.

        En el XVI nos encontramos con una atomización de los gremios que afectará negativamente a la producción. Algunos sectores se empobre­cerán, pues la atomización impide la capitalización.

        La respuesta de los gremios ante este anquilosamiento será una mayor cerrazón y atomización.

        Frente a estos factores negativos la reacción de los que tenían espíritu burgués o capitalista (persona con grandes beneficios que quiere reinvertirlos en otro sector diferente a la tierra) es la siguiente: desde la Baja Edad Media se va a dar de forma paralela al sistema gremial el Verlag System o Domestic system, el sistema de trabajo a domicilio.

        El capitalista entrega materia prima a una persona que la elaborará, para posteriormente entregar de nuevo al capitalista ya transformada o semi-elaborada (que entregará a otros para su terminación), encargándose de su comercializa­ción.

        El propietario de la materia prima no es el trabajador, sino el burgués, a diferencia de los gremios, donde el dueño de las herra­mientas y de la materia prima es el que lo trabaja.

        Se observan otras diferencias: en número de talleres de cada maestro es limitado por las ordenanzas. El trabajador rural encontra­rá un gran beneficio al trabajar en el Domestic System cuando las tareas agrarias se hayan acabado.

        Incide principalmente en los textiles. También se fabrican componentes náuticos: cordaje, velamen, piezas de artille­ría.

        Los países donde se produce el Verlag System son aquellos donde los gremios han ido perdiendo fuerza: Holanda e Inglaterra, o ciudades castellanas como Segovia y Cuenca (lana) o Córdoba (cuero).

        Aparecen los intermediarios, beneficiosos para la economía, pues muchas veces el campesino no tiene la liquidez suficiente y aparece un personaje (un burgués) que permitirá (adelantándole dinero) un aumento de la producción, y un descenso de los costes.

        - Vidrio. El precio baja un 25% por el aumento de la producción y el descenso de los costes.

        - Vivienda. Se sustituye la madera por el ladrillo.

        - Minerales. La extracción de los minerales se hace sólo en superficie, pues no hay medios para hacer túneles. El hierro es un elemento secundario.

      • 2.5.1                       Industria en España (siglos XVI-XVIII).

      • Son de destacar la industria lanera de Castilla y la industria de la seda.

        La lana tiene una gran expansión geográfica y llega a gran parte de la población. La manufacturación es hecha por los gremios y por los dedicados al domestic system.

        Superposición de unos gremios (tintoreros) sobre otros, debido a la mayor dificultad de su trabajo y por la carestía de los mismos. La gran capacidad económica de los tintoreros los hace imponerse a los demás.

        La importancia de la industria de la lana para Castilla será enorme a lo largo de toda la Edad Moderna.

        En la comarca de Granada se producirá la seda. Se han cifrado en 40.000 los criadores existentes a mediados del siglo XVI.

        La primera parte del proceso es una industria familiar. Se producirá en tiempos invernales. Fiscalmente estaba muy controlado, pues era muy provechoso para la Corona.

        Cuando pasa a la ciudad los gremios que más poder adquieren son los tintoreros.

        En el siglo XVII entra en crisis. Se envía seda sin manufacturar, se produce una cerrazón hacia las innovaciones, expulsión de los moriscos, principales trabajadores, en 1609.

        El lino es utilizado para confeccionar la ropa interior de los cristianos. Los musulmanes la llevaban de seda.

        El mayor productor europeo es Francia, mientras que España dependía del exterior.

        Las industrias capitalistas que más capital líquido requerían constantemente eran la minería y la construcción naval.

      • 2.5.1.1                        Minería.

      • La Corona puede actuar sobre las minas de la forma que quiera. No tiene que consultar a las Cortes a este respecto, ya que eran regalías, aunque las Cortes se inmiscuirán paulatinamente.

        Por el valor intrínseco de las monedas y cuando se necesitan monedas, los monarcas desde la Edad Media estimularán la búsqueda de nuevos yacimientos.

        Se permitirá la actividad de particulares, con tal que revierta en la Corona 1/10 ó 1/8 de lo obtenido.

        No se podrá excluir a los extranjeros por razones operativas. Se recurrirá a técnicos extranjeros para buscar yacimientos.

        La primera legislación sobre minas aparece en 1584 y se deroga en 1823. La actividad minera dependía del Consejo de Hacienda. En tiempos de Carlos III se intenta crear dentro de él la Junta de Minas para agilizar y descargar de trabajo al Consejo de Minas. Se constituirá finalmente la Junta de Minas, Moneda y Comercio, que llegará hasta finales del siglo XVIII.

      • 2.5.1.1.1               Relación minas-comercio.

      • Con el mercantilismo la riqueza de las naciones va a basarse en las importaciones y las exportaciones, de las cuales habría de obtenerse una balanza favorable.

        El mercantilismo se puede considerar una forma de pensar.

        Desde el siglo XIII se había planteado que cuanto más oro y plata hubiese en un país más rico era éste, por lo que se hace todo lo posible para conseguirlo.

      • 2.5.1.1.2               Hierro.

      • Minas de Vizcaya. La exportación de hierro está prohibida desde las vísperas de la toma de Granada. Esta prohibición se repite en el XVI-XVII y las cortes piden al rey que no apoye las exportacio­nes.

        Estas prohibiciones tenían el fundamento en el intento de desarmar a los enemigos de España, pues Vizcaya, antes de que apareciese Suecia en el sector, era el único lugar donde se producía hierro de alta calidad.

        La exportación permitiría la entrada de metales preciosos y se entra en una contradicción con los principios del mercantilismo.

        La aparición de Suecia es apoyada y alentada por los emigrantes holande­ses. Se convertirá en uno de los peores enemigos de los países católicos durante la Guerra de los 30 años.

        La extracción del hierro se hacía mediante el vacío de la veta, dejándose cuando se empezaba a profundizar.

      • 2.5.1.1.3               Mercurio.

      • Minas de Almadén. Su explotación estaba cedida a los Fugger. Es el metal típico español. Su importancia radica en su utilización en el proceso de amalgama (limpia impurezas de la plata extraída en bruto). Las extracciones de plata en América hicieron aumentar su importancia.

      • 2.5.1.2                     Siderurgia.

      • España es el gran productor de hierro, pero el siglo XVII es un periodo de recesión, debido al desinterés existente hacia las innovaciones técnicas, pues al ser un producto de calidad no se piensa que se vaya a tener competencia.

        Los altos hornos son la gran innovación del XVIII que harán desaparecer a las fraguas. El 40% de la población vasca estaba ligada a la siderurgia.

      • 2.5.1.3                     Construcción naval.

      • Cataluña y el País Vasco. Cataluña estaba especializada en la construcción de galeras, mientras que Cantabria y el País Vasco a los galeones.

        La construcción naval en Cataluña va a entrar en una fase de regresión, mientras que aumentará en Cantabria.

        La producción será floreciente los años 20 del siglo XVII (regresión de las importaciones americanas)

        Coyunturalmente la construcción en el Cantábrico se verá afectada por la política marítima. Debido al escaso número de barcos de guerra (6-10) se debe recurrir a los particulares y a los barcos mercantes, que serán convertidos en barcos de guerra.

        Al depender de las importaciones de madera y de velamen, cada vez que existe un conflicto se interrumpe este proceso, se produce un colapso de la construcción o una subida de precios de la misma.

        Las estructuras económicas continúan fijas en el siglo XVIII. Continúa el Verlag System (aunque en menor cantidad) y los gremios. El estado les permite existir porque cumplen los designios de la política económica nacional. Destacan los 5 gremios de Madrid dedicados a los objetos suntuarios.

        En el sector industrial se observan dos innovaciones.

        - Aparición de un edificio (la fábrica) propiedad de un particular con útiles que son propiedad de esa persona. También se denomina fábricas a aquellas zonas promociona­das por el Estado que se dedican a la producción de un objeto, son las reales fábricas.

        Suelen ser muy deficitarias exigirán constantemente la dedicación de la Corona.

        En Guadalajara se encuentra la industria de paños desde 1719 a 1821 sin que produzca beneficios.

      • 2.5.1.4                     Algodón.

      • Se centrará en Cataluña donde funcionarán 15 fábricas. Es innovador tanto el textil que se está trabajando como la mentalidad con que se está haciendo. En 1772 se constituye la Compañía de Hilaturas de Cataluña, de mentalidad burguesa, que no tenía nada que ver con los gremios. Se busca que haya oferta, una constante reinversión en el sector industrial. Frente a la inversión en tierras, propio del siglo XVI, se tiende a la reinversión en el sector industrial. Se fomenta (en las compañías) la introducción de la máquina de vapor (1803).

      • 2.5.1.5                     Transportes, comunicaciones y comercio.

      • Es la época mercantilista, época del mercantilismo mercantil. Se basará en el comercio. Es una época tendente al aumento de las exportaciones y a la disminución de importaciones. No hay conciencia de que la pobreza de todas las naciones excepto una tendría fatales consecuencias para ésa nación.

        Nos encontramos con las grandes contradicciones estructurales que dominan la economía de la época. Se está comerciando con América y es muy difícil hacerlo con el interior de los países.

        El comercio marítimo adquiere una gran importancia. Desde mediados del XVIII nos encontramos con otro cambio de las estructuras comerciales del siglo XVII, ya las rutas de cabotaje pierden pujanza a favor de las travesías atlánticas

        Dos grandes grupos de rutas.

      • A.            Aquellas donde España no tiene preeminencia.

      • B.            Rutas de hegemonía hispana.

      • A) Las rutas donde España ya no tiene preeminencia se dividen en dos zonas.

        1) Europa Central. Es relativamente antigua. Tendrá su momento de apogeo en los siglos XV-XVI. Tiene reminiscencias medievales. Se comercia con productos que vienen de América, pasan por Italia y terminan en los Países Bajos.

        Se desarrolla al mismo tiempo que las ciudades de los Países Bajos. Su importancia también le viene dado porque ambos lados de esta ruta van a verse favorecidos por el descubrimiento de plata en Centroeuropa.

        Los momentos críticos le vienen con la guerra de los Países Bajos, las guerras de religión y las guerras civiles en Francia.

        2) Ruta báltica. Tiene ciertas semejanzas con el Mediterráneo. Se comercia con materias primas y grano. Las Hansas alemanas dominaban esta ruta durante la Edad Media. Desde finales del XVI pasará a manos holandesas. El papel de la Hansa alemana en el siglo XVI es fundamen­tal para España, que recurrirá a ella como intermediaria y país neutral en los momentos de guerra.

        El punto más importante de esta ruta era el estrecho del Sund, en territorio danés, pero de dominio holandés. Había que pagar derechos de paso, de ganado, de madera norteuropea, de grano polaco.

        Holanda vivirá más a lo largo del siglo XVI-XVII del control de las exportacio­nes de la Europa Central hacia la Europa meridional que de su comercio con Oriente.

        En el momento en que bajen las exportaciones se resquebrajará las estructuras del comercio, algo que sucederá a mediados del XVII, y comenzará el dominio inglés.

        B) Rutas de dominio español.

        1) Ruta Atlántica norseptentrional. De la cornisa cantábrica a los Países Bajos, con ramificaciones a Francia y a Inglaterra. Es una de las rutas principa­les. Holanda y España se convirtieron en enemigos complementarios. España exporta materias primas e importa gran parte de la producción que va a América y productos para la supervi­vencia española. En este sentido se puede considerar como continuación de la vía báltica.

        Es una ruta muy antigua (siglo XIII). Su momento de culminante arranca de 1492 y llega a los últimos años del XVI, aunque se continuará utilizando en el XVII.

        En 1494 se crea el consulado de Burgos, donde partía la lana, para defender el comercio y administrar justicia. En 1511 se crea el Consulado de Bilbao.

        En el siglo XVI se crea una tensión entre Burgos y Bilbao, que controlaba el comercio de Castilla, lo que podía aumentar los costos para Burgos. Para solucionar estos problemas, Castilla envió las exportaciones desde la zona cantábrica (Santander, Castrourdiales, San Vicente de la Barquera)

        A partir de 1574 Castilla ha perdido el dominio de los mares del Norte. En 1566, al iniciarse la revolución de los Países Bajos, esta ruta, de vital importancia para España, será cortada por primera vez por los rebeldes holandeses. Fue tan importante este corte que los soldados enviados por Felipe II hubieron de ir por tierra, a través del "camino español", que atravesaba Italia, el centro de Europa hasta llegar a Flandes.

        Tras la actuación de los ejércitos del Duque de Alba, los indecisos se convierten en rebeldes. Esta rebelión tiene aspectos de guerra civil, lucha de clases y nacionalismo.

        El mantener abierto el camino español era una actividad a la que se dedicaron con ahínco los reyes de Castilla, ya que enlazaba los territorios de Norte con los del sur.

        Se continuó, sin embargo, navegando por el Canal de la Mancha. En 1569 es confiscada en Plymouth la flota que transportaban la paga para los tercios de Flandes.

        El Duque de Alba contesta a la reina de Inglaterra confiscando los bienes de los ingleses en Holanda, la reina confisca los intereses flamencos en Inglaterra, Felipe II lo inglés en España, y la reina lo español en Inglaterra.

        Como consecuencia se romperán las relaciones entre ambos países durante bastantes años.

        Se envía una flota para conquistar Inglaterra, así como una enorme flota lanera, para recuperar lo perdido, pero es asaltada por los holandeses. Se produce la quiebra en toda Castilla. Se encarecen los seguros y los contratos, encareciéndose, por tanto, la exportación, que resultará más difícil.

        Esta situación de inestabilidad-estabilidad se mantendrá hasta 1586, cuando Inglaterra decida apoyar a los holandeses. En ese periodo de tiempo Castilla se anexiona Portugal buscando tener abierto toda la fachada occidental y evitar un posible refugio para holandeses e ingleses. Todo el mar Atlántico queda en manos españo­las.

        En 1586 se propone a Felipe II la construcción de una flota para conquistar Inglaterra. No se creará hasta 1588. Saldría de España hacia puertos leales de los Países Bajos, y de allí a Inglaterra (fue la llamada Armada Invencible). Su pérdida marca una crisis en la mentalidad española. Se había planteado como una flota contra los herejes, una flota ayudada por Dios. Se considera un aviso divino y la actuación de la Inquisición se hará más dura.

        Nadie quiere enrolarse en los ejércitos. Las consecuencias económicas son nefastas: el intento de abrir el Canal de la Mancha había fracasado, creación del impuesto de los millones.

        A partir de estos años aparece la prohibición de comerciar con Holanda e Inglaterra, pero debido a la necesidad de productos y de exportar lana y materias primas esta prohibición se hace ineficaz en la práctica. Existe un abundante contrabando, apoyado por las autoridades locales.

        Dentro de esta guerra comercial en 1603 se da marcha atrás en la prohibi­ción anterior, gravando, sin embargo, con un 30% todos los productos que vengan de Inglaterra o de los Países Bajosy a todas las mercancías que viniesen en buques de dicha nacionalidad.

        Estas mediadas desaparecerán en 1604 para Inglaterra y en 1609 para Holanda (Tregua de los 12 años 1609-1621)

        En 1620 muere Felipe III y sube al trono Felipe IV. Su valido será el Conde-Duque de Olivares, quien intentará emular la política exterior que hubo en tiempos de Felipe II.

        Intentó que todas las nacionalidades españolas contribuyesen de igual manera al mantenimiento de la monarquía, lo que produjo rebeliones en Cataluña, País Vasco.

        Una de las primeras cosas que hará al tomar el poder es romper la Tregua de los Doce Años, pues Holanda, hostigando a Portugal intenta crear malestar en la península.

        Se bloquea el comercio de Castilla con el Norte. Se recurre a terceros países (hansa alemana y Francia) para mantener el comercio.

        En 1635 España entra en guerra con Francia (guerra de los 30 años) y queda bloqueado todo el comercio entre el norte y el sur.

        La Hansa no puede con todo el comercio, y aumenta el contrabando. La guerra de los 30 años terminará con los tratados de Münster y Westfalia (1648). España reconoce a Holanda. La guerra con Francia durará hasta 1659 (Paz de los Pirineos). Se abre el Canal de la Mancha. Se hunde el poderío español en el continente. El papel de España se convierte en secundario. A partir de ahora el control de estas rutas será el objetivo de Francia, Holanda e Inglaterra.

        2) Ruta americana. Se conce como "carrera de Indias" todos los fenómenos implicados entre América y España.

        Estaba protegido por el sistema de flotas y Galeones (buques mercantes y de escolta), que decidió imponerse con la aparición de la piratería. Este sistema era sufragado con la "Avería", un impuesto sobre la carga.

        Hasta Felipe II había una flota que al llegar al Caribe se dividía en dos:

        - Hacia el Caribe.

        - Hacia Venezuela.

        A mediados del XVI se producirá una transformación, que durará hasta el siglo XVIII. En mayo partía una flota de Sevilla hacia Nueva España. Al llegar al Caribe descargaba en todas las islas, e iba destino a Veracruz. Tras el cargo y el descargo pasaba a la Habana donde se reunía toda la flota y regresaba a España tras dos meses de travesía.

        En mayo partía la de Tierra Firme. Llegaba al norte de Sudamérica (Cartagena de Indias). Se reorganizaba en la Habana y volvía a casa después del invierno.

      • 2.5.2                       Desarrollo de la burguesía.

      • El aumento de esta clase alcanza en el siglo XVIII su máximo desarrollo. Es consciente de la importancia del ejercicio comercial frente a la riqueza proveniente de la tierra. Se desarrollará mucho más en los países protestantes.

        Paralelamente la aristocracia feudal va perdiendo hegemonía, aunque no poder. Los títulos nobiliarios pueden comprarse con dinero.

        La contradicción entre la moral tradicional y la moral burguesa dará lugar a la Revolución Francesa.

      • 2.5.3                       El aumento del Estado.

      • Los nuevos planteamientos críticos derivados de la Ilustración debilitan el peso de la nobleza y de la Iglesia. Existe la influencia de los planteamientos de la Ilustración en varias monarquías europeas.

        Tomarán conciencia de su responsabilidad política a la hora de hacer prosperar el reino. Harán uso de su poder fortaleciendo la monarquía absoluta, que se convierte así en el instrumento para hacer las reformas

        La forma de gobierno adoptada por estos monarcas; denominados déspotas ilustrados, constituye un intento por armonizar las nuevas ideas políticas formuladas por los nuevos teóricos del estado liberal: Locke y Montesquieu con las viejas y tradicionales ideas del absolutismo tradicional: Bossuet.

        El resultado será el despotismo ilustrado, según el cual los nuevos monarcas reforzarán aún más el poder de la monarquía para llevar a cabo un programa de reformas.

      • 3.              LA SOCIEDAD EUROPEA 1500-1700.

      • Con el comienzo del siglo, y coincidiendo con el descubrimiento de nuevas tierras, se inició una carrera contra el tiempo y el espacio.

        Es curioso observar que en la América precolombina las comunicaciones eran más eficientes que en Europa (tardaba llegar menos tiempo una carta en Perú que en cualquier país europeo recorriendo la misma distancia).

        Con esa carrera se quiso eliminar las barreras que dificultaban los negocio, era peligroso para los hombres de negocios un retraso de la llegada de los galeones, que en ocasiones transportaban mercancías perecederas y no tendrían salida en el mercado, lo que les ocasionaría la ruina.

        El tiempo, aunque importante, no consistía en ese agobio que invade a la sociedad moderna. La sociedad europea de los siglo XVI-XVII era una sociedad rural, en la que la Iglesia desempeñaba un importante papel.

        El tipo de gobierno era el siguiente: asamblea de vecinos (Francia) o concejo (España) a los que pertenecían todos los mayores de edad, pero que en la práctica era dirigido por una elites minoritarias que tomaban las decisiones importantes.

        Con el paso de la Edad Media a la Edad Moderna, la familia pasó de ser numerosa a nuclear, aunque su tamaño dependía de las condiciones sociales.

        En este sentido hay que hacer notar la importancia del matrimonio, que solía contraerse entre individuos de una misma clase social.

        En la Edad Moderna, sobre todo en los primeros siglos, el nivel de mortandad era muy alto, debido a las tres famosas plagas:

        • Z          Hambre. El tiempo, que afectaba a las cosechas era el causante de una gran mortandad.

        • Z          Guerras. Continuamente estallaban guerras que diezmaban la población y despoblaban los campos.

        • Z          Epidemias. El recuerdo de la peste negra medieval estaba aún presente. Las epidemias atacaron con más virulencia a los barrios pobres de las ciudades, y hacía huir a las clases altas y a la burguesía.

        Ya fuese a causa de las epidemias o por otras razones, lo cierto es que la población se movía, se desplazaba. Se explica por tres razones:

          • q        Buscar pareja.

          • q        Buscar trabajo.

          • q        Penuria económica, lo que hacía que los jóvenes se enrolasen en las milicias.

        Con los descubrimientos se abrió la posibilidad de conocer un nuevo mundo, que, aunque desconocido, posibilitaba el enriquecimiento negado en los países de origen.

        Estudios actuales han demostrado un alza en los precios. Se han expuesto tres razones para esta subida:

      • Primero) Especulación por parte de los extranjeros (en España) con toda clase de productos.

      • Segundo)        Devaluaciones de la moneda.

      • Tercero)  BODINO cree que la fundamental fue la exagerada afluencia de metales preciosos desde América.

      • La llamada revolución de los precios también afectó a la tierra. Subieron las rentas, aunque, debido a los largos arrendamientos, los pequeños agricultores pudieron protegerse del pago de rentas exageradas.

        Los aristócratas quisieron beneficiarse de esta subida de precios iniciando una explotación de las tierras.

        A pesar de lo dicho hasta ahora, el dinero representaba un papel relativamente modesto en la sociedad europea. Incluso cuando se hizo más generalizado su uso, el pueblo llano apenas utilizó monedas de oro o plata, sólo manejaba piezas inferiores, de cobre u otros metales semejantes. A su lado comenzaba a emerger un incipiente mundo financiero, que se enriqueció con los viajes e intercambios intercontinentales.

        Los bancos privados nacieron como entidades independientes, y corrían el riesgo, especialmente los más pequeños, de desaparecer a causa de sus pequeños capitales y de los arriesgados negocios en los que se embarcaban.

        Aparecieron como innovaciones los créditos y las letras de cambio. La posibilidad de créditos ayudó, aunque no de forma muy importante, a la aparición de pequeñas industrias, especialmente del ramo textil. En los demás sectores apenas había "empresarios" innovadores y emprendedores que favoreciesen el despegue industrial.

        Las innovaciones llevaron a la quiebra a los antiguos modos de producción, lo que produjo unos cambios de inversión y mano de obra.

        Los emigrantes, como los hugonotes franceses que huyen a los Países Bajos, fueron un factor importante en el desarrollo de la economía de los países que los acogían.

        Todo lo dicho anteriormente dio lugar a un aumento de capital; aunque los historiadores marxistas sostienen que su crecimiento se debió únicamente a las relaciones de clase.

        En la Europa de los primeros siglos modernos, las tres clases sociales reconocidas: nobleza, burguesía y campesinado, no tenían las mismas funciones ni se comportaban del mismo modo dentro del contexto de la sociedad. Pasemos a señalar las características singulares de cada una de ellas.

      • 3.1      Nobleza.

      • Las guerras de finales del XV aumentaron considerablemente el número de títulos nobiliarios.

        Su principal fuente de riqueza provenía de la tierra, que poseían en gran cantidad.

        Su rango les confería varios derechos, entre los que pueden destacarse: ser juzgados por sus iguales (nobles) o por un superior (rey), y quedar exentos de impuestos directos.

        Tales derechos y la posibilidad de alcanzar el título mediante el pago de una cierta cantidad de dinero hicieron que muchos comerciantes enriquecidos engrosasen las filas de la nobleza.

        Con la llegada de estos nobles la clase aristocrática pierde la aversión que sentían en la época medieval a los negocios.

        Estos prejuicios se eliminaron debido a la influencia de:

        - Su deseo de seguir en el mundo comercial tras haber conseguido el título nobiliario.

        - Deseo del estado de canalizar las riquezas de los nobles hacia el comercio y la industria.

        Los nobles terratenientes solían invertir en las materias que producían beneficios, dando lugar a la aparición de una incipiente industria. En los lugares donde apenas existía burguesía fue la nobleza la que llevó todo el peso de la industria y el comercio, aunque en algunas regiones, como en la Europa central y oriental freno el impulso dado a estos sectores y al desarrollo de una burguesía fuerte.

        Los nobles, a medida que el poder de la corte y de lo soberanos se hacía más patente, fueron perdiendo prerrogativas, aunque su nivel de riqueza siguió in­tacto. Las consecuencias de este proceso fueron:

        - La reducción de su fuerza militar.

        - Exclusión de los altos cargos.

        - Mayor subordinación.

        Una de los más importantes logros que consiguió la monarquía al eliminar a un peligroso adversario como la nobleza consistió en aglutinar las importantes fuerzas nobiliarias (en ocasiones superiores a las de la monarquía y que en caso de levantamiento constituían una importante amenaza).

      • 3.2      La burguesía.

      • Además de la clásica definición de burguesía como habitante del burgo hay que referirse a ella como una elite que obtenía su situación social por medio del comercio, las finanzas y los cargos públicos.

        Estaban insertos en la aristocracia y en el pueblo llano, dependiendo del nivel de sus riquezas.

        El burgués comerciante no conocía fronteras y sus negocios se extendían más allá de países, mares y montañas. Aunque en un principio fueron los países católicos los que concedieron más importancia al sector, pronto fueron sustituidos, tras la Reforma, por los protestantes.

        Como he citado anteriormente, otra de las ocupaciones del burgués eran las finanzas.

        Muchos de ellos hicieron grandes inversiones en rentas públicas a cambio del pago anual de unos intereses. En algunos países estas medidas hicieron que la burguesía controlase el poder financiero del Estado.

        Mediante el préstamo consiguieron el deterioro y la expropiación del pequeño campesino e hizo que la clase urbana comenzase una carrera por conseguir el control de la tierra.

        Para terminar con este apartado dedicado a la burguesía he de hacer mención a la tercera de sus principales ocupaciones: la posesión de cargos públicos.

        En un primer momento el dinero no era la llave que diera acceso a un importante cargo, siendo el factor más determinante la influencia de la familia.

        Sin embargo, cuando el gobierno estuvo falto de dinero comenzó una campaña de cargos, con lo que la burguesía fue escalando posiciones hasta su meta, que era la consecución de un título nobiliario. Los cargos más codiciados eran los hereditarios.

      • 3.3      El campesinado.

      • Representaba el sector más importante de la producción, antes de la implanta­ción del capitalismo. A pesar de que en numerosas ocasiones los pintores les han retratado como seres inferiores, lo cierto es que los campesinos poseían las virtudes de la laboriosidad, paciencia, sentido del deber y piedad. Su esfuerzo era bien visto, tanto era así que a los que no se dedicaban a estos menesteres se les consideraban parásitos de la sociedad (uno de los puntos en los que se basaba el antisemitismo).

        La mayor parte de la tierra estaba en manos de los campesinos, aunque realmente muy pocos de ellos "poseían" la tierra que cultivaban. Las obligaciones hacia el señor les convertían más en arrendatarios que en propietarios de pleno derecho.

        Sobre este aspecto hay que hacer varias diferenciaciones: en Inglaterra el campesinado estaba mucho más libre que en el continente.

        Debido a las privaciones el campesinado se empobreció; lo que dio lugar a las siguientes conclusiones:

      •                                                     I.            La diferencia entre campesinos ricos (que engrosarían en Inglaterra las filas de la gentry) y los campesinos pobres se hizo cada vez más patente.

      •                                                   II.            De la expropiación de propiedades se pasó a una concentración de las tierras.

      •                                                III.            La burguesía acaparó las heredades.

      • Esto propició una crisis del campesinado; se produjeron éxodos, se tuvieron que vender tierras para hacer frente al endeudamiento.

        Debido a la crisis de existencias la explotación agraria solía ser de tipo extensivo para poder producir el alimento necesario para cubrir todas las necesidades.

        Esta misma razón llevó a los campesinos a roturar nuevas tierras. Esta acción centró su punto de mira en tres aspectos:

        • A        Tala de bosques que impedían la posibilidad de nuevas tierras.

        • A        Conversión de tierras comunales en tierras de labor.

        • A        Ganancia de terrenos al mar (Países Bajos).

        Los estudiosos hablan de siete causas que permitieron la aparición de la crisis del siglo XVII:

      • Primero)                   Fin de la inflación del XVI y comienzo de una bajada a gran escala de los precios.

      • Segundo)                  Freno de la expansión demográfica.

      • Tercero)                    Resentimiento de la producción agrícola.

      • Cuarto)                        Desajuste del comercio europeo producido por la devaluación de la moneda.

      • Quinto)                        Guerras a partir de 1580.

      • Sexto)                             Agravamiento de la crisis social.

      • Séptimo)                    Crisis política aparecida en la primera mitad del siglo XVII.

      • Una de estas crisis fue la aparecida en Inglaterra en 1640. No se originó de una forma espontánea, sino que fue el resultado de un proceso que se había iniciado cincuenta años atrás.

        Existían problemas religiosos, financieros y de política exterior, que habían aparecido durante el reinado de Isabel I.

        Sin embargo, lo que estaba en juego era el control del poder y la capacidad para hacerlo.

        La Tiranía de los Once años (1629-1640), periodo en el que no se convocó al Parlamento hizo decidirse a muchos vacilantes que hasta entonces habían creído en la monarquía y en el poder real. Fue una lucha entre las clases dominantes, dejando al pueblo al margen, pues temían que pudiese hacerse con el poder debido a su indiscutible mayoría numérica.

        Fue una guerra entre la "corte" (el sistema real) y el "país" (clases dominan­tes), tanto del campo como de la ciudad. También afectó a la Iglesia, que quería reformar la estructura eclesiástica; a la justicia, que pedía descentralización y simplificación, y al mundo comercial que quería eliminar la interferencia del Estado en los negocios.

        Tras esta revolución se elimina la figura del rey, pero no hubo revolución social y la religiosa se estancó tras unas primeros pasos vacilantes (abolición de obispos).

        Tras un periodo de inestabilidad de crisis y desequilibrios se abre un siglo XVIII mucho más estable.

      • 4.            EL ANTIGUO REGIMEN: LOS REYES CATOLICOS Y LOS AUSTRIAS (DE DOMINGUEZ ORTIZ)

      • 4.1      La España de los Reyes Católicos.

      • El reinado de los Reyes Católicos trajo tantos cambios que parece justificado establecer el límite entre Edad Media y la Edad Moderna en él: la unión política, aunque bajo la forma de una mera unión personal; el descubrimiento de América. Pero estos hechos no suponían la ruptura con el orden anterior, no eran novedades absolutas, sino que la auténtica novedad lo constituía la firmeza y continuidad con que se perseguían objetivos que antes resultaban inalcanzables.

        Si bien de este reinado conocemos con profundidad la política exterior, de l a interior apenas si tenemos noticias. Respecto a la población sólo en Aragón tenemos algunos datos seguros: 300.000 habitantes en el principado de Cataluña (1515), 230.000 en Aragón (1495), 50.000 familias en el reino de Valencia. El total aproximado de toda la corona estaría en 850.000 habitantes.

        En Castilla, según la estimación del secretario Alonso de Quintana (1482) habría unos 7,5 millones. Esta cifra se considera exagerada, pero demuestra el peso específico de la población castellana respecto a la aragonesa.

        En general se puede pensar que la población disminuyó durante el reinado de los Reyes Católicos, no tanto por las epidemias, sino por la expulsión de judíos y moros, y a partir de 1494 por la aparición de una nueva enfermedad: la sífilis. A todo esto hay que destacar la mala cosecha de 1506 que provocó hambre y muerte.

        No tenemos datos para pensar en un aumento de población urbana. Las grandes ciudades eran Burgos (10.000 habitantes), Valladolid (25.000) Toledo (30.000), Sevilla (50.000) y Granada (50.000). En la corona de Aragón sólo Valencia podía compararse con las grandes ciudades castellanas.

        La jerarquización social permaneció inmutable en sus principios, pero sufrió no pocos cambios en una época de transformaciones. Los Reyes Católicos no se apoyaron en el pueblo para desbancar a la nobleza, sino que en muchas ocasiones se apoyó en ésta para reorganizar el estado. La recuperación de las tierras y territorios usurpados las efectuaron mediante acuerdos y casi siempre dando compensaciones.

        No sólo fue mantenido el régimen señorial, sino que algunas familias poderosas establecieron "señoríos de facto" sobre ciudades realengas. Se puede citar como ejemplo a los Mendoza sobre Guadalajara. Ante tal conservadurismo social, el apoyo de los reyes a los remensas catalanes ha sido considerada una decisión casi revolucionaria. La causa es que, tanto señores, como payeses y monarcas querían una solución definitiva.

        En el plano económico el intervencionismo y la preocupación estatal cuadra bien con el calificativo de premercantilismo que les ha sido aplicado. Entre los logros indiscutibles están la restauración del orden interno y el saneamiento monetario.

        Las medidas en favor de la Mesta hicieron que los territorios de pastos que estaban al sur del Tajo (Extremadura, Andalucía...) se consagraron a favor de la explotación de los ganaderos de Castilla la Vieja. Para comprenderlo no basta sólo con ver las presiones de los grandes magnates de la Mesta, ni las convenien­cias para el fisco. Hay que pensar en la tradición de un pueblo que consideraba los alimentos de origen animal tan importantes o más que los vegetales; añádase que las exportaciones de lana convenían a Castilla. Esta situación de la Mesta influyó negativamente en la agricultura, pero el factor fundamental de su crisis eran las irregularidades climáticas.

        El comercio internacional fue el campo en el que con más fuerza se reveló la autoridad castellana. Gracias a ella los puertos de la orla cantábrica conocieron una etapa de actividad manifestada en el incremento de las construcciones navales, se intensificó la industria pesquera, las exportaciones de hierro y su extracción en las ferrerías vizcaínas. Un nuevo foco económico se estaba formando aparte de Castilla la Vieja, con su próspero comercio de lana, en la baja Andalucía, donde mercaderes burgaleses estaban en disputa con los genoveses.

        La exportación de hierro definía la situación de nuestro comercio exterior, basado en un intercambio de materias primas por productos manufacturados. Hubo una modesta prosperidad industrial que fue impulsada por la demanda americana, que se prolongó hasta el tercer cuarto del siglo XVI, pero que se trataba de una producción artesana de ámbito local y rara vez competitiva con los productos del exterior.

        No parece que la actitud de los Reyes Católicos fuera antisemítica en sentido estricto; incluso protegieron a los judíos contra las iras populares. La reina Isabel no tenía otro móvil que el religioso para decretar la expulsión de los judíos. Fernando extendió las leyes antijudaicas aragonesas para que hubiese paridad con Castilla. Se utilizó a la Inquisición para controlar la efectividad de la expulsión y la honestidad de los conversos.

        La Inquisición fue un tribunal eclesiástico sobre el que Roma tenía muy poco poder. La tortura no se practicaba siempre ni en un grado más riguroso que en los tribunales civiles.

        La política real respecto a la reforma del clero obtuvo notable éxito. Combatie­ron el relajamiento de las reglas monásticas. Uno de los pilares de esta reforma monástica fue la sustitución de las abadías vitalicias por las electivas y trienales, con lo que desaparecieron los abades que eran grandes señores preocupados únicamente de recibir rentas. Tampoco olvidaron al clero secular e intentaron elevar su moral y cultura.

      • 4.2      La organización del Estado y la expansión territorial.

      • Con los Reyes Católicos se realizó una unión de España meramente personal: la frontera de Castilla con Aragón continuó guardada por aduaneros, las cortes se reunían con independencia, la moneda era distinta y las leyes también.

        De acuerdo con la concordia de Segovia, ambos reyes tenían poderes iguales. La reina mandaba en Castilla y el rey en Aragón, aunque también desplegó su actividad en Castilla. Después de la muerte de la reina, el rey se hizo con el poder castellano, aunque ambos reinos seguían independientes. Pero el hecho de luchar por un destino común, sin mengua de que cada uno de ellos defendiera su propio reino, fue un paso hacia la unidad. La primera empresa común fue la lucha contra los franceses y portugueses, y la segunda la toma de Granada.

        La caída del reino de Granada fue acogida con júbilo por los territorios cristianos del Mediterráneo, que se veían agobiados por el avance turco. Antes de la toma de Granada ya habían dado alguna ayuda a los cristianos del Mediterrá­neo oriental para combatir al turco. Al interés político se le iba a unir el comercial ya que con al conquista de Melilla, Tetuán, Orán, Bujía... se abrían nuevos mercados.

        En política internacional no se puede marcar una tendencia clara, como no sea la de mantener inmovilizada a Francia. El imperio hispánico de los Reyes Católicos se extendió desde Nápoles hasta Centroamérica, producto de la unión de las dos rutas expansivas tradicionales: la catalanoaragonesa, de dirección mediterránea, y la castellana, orientada hacia el Atlántico.

        Los Reyes Católicos no podían consentir que los franceses se instalaran definitivamente en el reino de Nápoles donde había reinado una dinastía de origen aragonés. Nada hicieron para evitar el destronamiento, pero se adhirieron, juntamente con el Papa y el emperador, a la liga promovida por Venecia para expulsar a los franceses.

        Las campañas de Granada e Italia supusieron nuevos gastos a los que había que hacer frente con nuevos ingresos. De Aragón poco se podía esperar, pero no así de Castilla, a causa tanto de la recuperación de las rentas reales usurpadas por la nobleza como por el alumbramiento de nuevas fuentes de ingresos. Así, de la recaudación de 27 millones de maravedíes en 1477 se pasó a 341 en 1504. Más que crear nuevos impuestos, los Reyes Católicos se limitaron a reorganizar los ya existentes, y a arbitrar ingresos eventuales, como el de la cruzada, subsidios que se pedían a los eclesiásticos, servicios impuestos a los musulmanes.

        En general, la hacienda de los Reyes Católicos presenta las mismas caracterís­ticas que las de su nieto, un presupuesto a duras penas suficiente para mantener una administración incipiente.

        En 1504 muere la reina, dejando Castilla a su hija Juana, con la posibilidad de que el reino pasase a Fernando en caso de incapacidad de aquella.

        De esta manera comenzó a gobernar Felipe El Hermoso, apoyado por parte de la nobleza castellana. Con la muerte de éste y la locura de su mujer, Don Fernando sube al trono castellano sin tomar represalias contra la nobleza que había tomado parte a favor de Felipe el Hermoso.

        En su segunda etapa de reinado Don Fernando no gobernó directamente, sino que lo hizo a través del gobernador General del Reino, el cardenal Cisneros. No se ocupó tanto de las cuestiones internas como de las complicaciones interna­cionales, que seguían centradas en Italia. Se formó La Santa Liga entre el Papa, Inglaterra, el Imperio y España para contener la vitalidad del rey francés. Esté respondió con un intento cismático: el conciliábulo de Pisa. Sin embargo la alianza antifrancesa no fue lo suficientemente fuerte para impedir, primero el triunfo francés en Rávena, y más tarde la ocupación del Ducado de Milán por Francisco I (1516).

        De esta agitación internacional, Don Fernando supo sacar un provechoso resultado: la anexión de Navarra. Fracasada la política matrimonial de los Reyes Católicos, la reina Catalina de Navarra buscó el apoyó de Luis XII de Francia mediante un tratado secreto que fue inmediatamente conocido por Don Fernando, el cual mandó al Duque de Alba a la conquista de Navarra. La ocupación se legalizó con una bula de Julio II.

        Navarra conservó sus instituciones y la autoridad real estuvo representada por un virrey. Por otra parte Navarra se incorporó a Castilla y no a Aragón. Fernando muere en 1516.

      • 4.3      La expansión atlántica (hasta 1517).

      • El afán descubridor estaba presente en tres naciones: Génova, Portugal y Castilla. Esta última tenía dos frentes marítimos: El Cantábrico y el sector sur-occidental. Por el tratado de Alcaçobas se dejaba el dominio de la fachada atlántica a Portugal. No obstante se reservó las Canarias a los Reyes Católicos (algunas islas hubieron de ser conquistadas, como lo fue Tenerife).

        Los móviles de Colón, como los de los Reyes Católicos eran una mezcla de idealismo y sentido práctico. Junto al espíritu misional de los Reyes Católicos se alzaba la necesidad de romper el cerco que Portugal había impuesto a Castilla en la expansión atlántica mediante el anterior tratado.

        Por ello las capitulaciones de Santa Fe fueron redactadas en un sentido vago. Cuando se descubrió América, Portugal recurrió a las disposiciones del tratado de Alcaçobas, Castilla hubo de firmar el tratado de Tordesillas y cederle lo que hoy es parte de Brasil.

        En el segundo viaje Colón llevó 17 buques con 1200 hombres con el propósito de traer oro. Al principio convencía a los indios para que buscaran oro a cambio de baratijas, después los obligaba. Al ver que no era productivo probó en vender a los indios como esclavos es Europa. El primer envío causó perplejidad en la reina católica (apoyada por Talavera y Cisneros), la cual se indignó de que Colón dispusiera así de sus vasallos.

        Este primer imperio americano era muy extenso, pero tenía una debilidad fundamental: la escasez de hombre para explotarlo. Los indios desaparecieron con una asombrosa rapidez. La primera expresión histórica a favor de los indios fue el sermón de Navidad de fray Antonio de Montesinos, pronunciado en 1511. Con la muerte de la reina Don Fernando permitió la encomienda, la servidumbre personal... formas muy parecidas a la esclavitud, ya que para el rey el único interés de las Indias era su capacidad para producir oro.

        Las denuncias de los dominicos condujeron a las leyes de Burgos (1512), por las que se suavizaba la encomienda.

        Aunque de manera todavía embrionaria, ya en la época de los Reyes Católicos se configura el gobierno y la administración de las Indias tal y como continuará en sus rasgos esenciales durante más de tres siglos. Las Indias fueron incorporadas a Castilla, ya que fue ella la que aportó los recursos humanos y económicos necesarios.

        Las instituciones que se implantaron en las Indias era imitaciones de las castellanas: el municipio, la audiencia. El virreinato era de origen medieval y fue establecido por Carlos I.

        También en el reinado de Carlos I se creó el consejo de Indias. Hasta entonces la instancia superior en las Indias estuvo confiada a individuos procedentes de consejo de Castilla.

      • 4.4      La demografía española en el siglo XVI. Población rural y urbana.

      • Sobre este aspecto sobran elementos de estudio, que, aunque incompletos, pueden llegar a ser la base para llegar a estimaciones bastante aproximadas cuando se investiguen. De momento sólo conocemos la población existente en el decenio final gracias a los recuentos minuciosos que se llevaron a cabo en 1587-1594.

        Con la expulsión de los judíos, y con los condenados que huyeron de la Inquisi­ción se habrían ido de España 200.000 personas. Esto se equilibraría con los nuevos súbditos del reino de Granada. Lo interesante es saber si la masa de la población cristiana vieja tuvo un excedente biológico a pesar de las periódicas epidemias.

        Se sabe que la población creció durante el siglo XVI, tanto en Europa como en España. Aparte de datos fraccionarios que conocemos apoyando estas tesis, también se pueden ver otros indicios: fuerte crecimiento del nivel de los precios; intensidad repobladora, tanto en los nuevos territorios como en partes muy alejadas de ellos. Todos estos indicios nos permiten estimar la población castellana en más de seis millones de habitantes.

        En Valencia se siguió una línea demográfica bastante accidentada. En 1600 habría 450.000 habitantes, pero la expulsión de los moriscos en 1609 supondría un fuerte golpe para la población.

        Del principado de Cataluña carecemos de información segura. Un censo de 1533 daría 300.000, alcanzando los 400.000 al final de la centuria. En Aragón había una bajísima población en 1603, alrededor de 350.000. Navarra tenía 150.000, Vasconga­das 200.000, Canarias 50.000. Todo a finales de siglo.

        Resalta en el mapa de densidades el enorme peso de la Corona de Castilla, que encerraba las 3/4 partes de la población de España, sobre todo a causa de las grandes densidades de la Meseta. En la periferia sólo Galicia, Valencia y algunos puntos de Andalucía podían compararse a ella.

        No se cree que el crecimiento de la población en el siglo XVI pasara de un 25%, lo que serviría para justificar la buena fama demográfica de aquel siglo, sobre todo, cotejándolo con el catastrófico que le siguió.

        Los excedentes demográficos obtenidos se debían a unas tasas de natalidad muy altas, del 35 al 400/00. Las prácticas anticonceptivas no eran desconocidas pero se aplican raramente de forma adecuada por motivos religiosos, fatalismo o necesidad de los campesinos de tener hijos.

        Hay que tener en cuenta que la mortalidad infantil era tremenda, lo que explica los pequeños índices de crecimiento.

        Los factores extrínsecos tenían menos peso: en el siglo XVI los que se fueron a las Indias no llegaron a 200.000, aunque solían ser jóvenes.

        A ciertos historiadores les ha parecido inverosímil que la España Imperial tuviera sólo ocho millones de habitantes. Sin embargo, no tenían en cuenta la relatividad de estas cifras. Europa tenía 60 millones de habitantes, con lo que la población española suponía la octava parte. Francia era la excepción europa, ya que tenía el doble de habitantes que España.

        La movilidad de la población española oscilaba entre dos extremos: las personas que no se movían de donde nacían y las que hacían asombrosos periplos. Limitándose al interior de España podemos distinguir unos movimientos periódicos, estacionales. Ligados al ritmo de los trabajos agrícolas. Otros movimientos eran imprevistos y catastróficos: los que huían de las epidemias. En época de hambre, los campesinos llenan las ciudades para pedir limosna.

        Bajo estos bruscos movimientos seguía dándose un fenómeno más lento que llevaba a los hombres del norte a las tierras fértiles y poco densas del sur.

        La distribución de la población presentaba un abrumador predominio de la población rural, puesto que predominaban las actividades primarias.

        La meseta era una región de pueblos numerosos y pequeños, pero entre ellos había categorías intermedias difíciles de catalogar.

        La tierra situada entre el Guadarrama y el Tajo era en muchos aspectos una continuación de Castilla la Vieja, con una población de aldeas en la sierra y en la Alcarria y de núcleos mayores en la tierra llana.

        Todavía en el siglo XV las tierras al sur del Tajo era posesiones nuevas en manos de las órdenes militares. Ya en el siglo XVI la Mancha es repoblada rápidamen­te, dando origen a algunas ciudades: Almagro, Chinchilla, Ciudad Real, Uclés, Consuegra, Ocaña. Al oeste del meridiano de Toledo los suelos no eran tan buenos y sólo contaban con pequeños pueblos agrícolas.

        Extremadura tenía unos suelos pobres, pero algunas de sus comarcas eran ricas, y aparecieron algunas verdaderas ciudades: Plasencia, Cáceres, Mérida.

        En Andalucía se distinguen perfectamente la Altas y la Baja Andalucía.

        Esta última alcanzó un gran esplendor. De hecho, Sevilla era la mayor ciudad de la Península, a excepción de Lisboa. Pero en general las características de esta región son de una relativa densidad elevada y una concentración en unos pocos núcleos.

        Los países de la corona de Aragón presentaban una gran heterogeneidad respecto a la densidad, tipos de población rural y peso relativo de la población urbana.

        Lo que es cierto es que cada provincia tenía su capital indiscutible: Barcelona, Valencia y Palma.

        Igualmente es cierto el caso de Pamplona en Navarra. El caso más claro de capital absorbente era el de Lisboa, que concentraba la octava parte de la población total de Portugal.

      • 4.5      Las rutas, movimientos de hombres, mercancías y noticias. Precios y tiempos.

      • La geografía peninsular impuso el predominio del transporte terrestre, pero se hizo poco por mejorar las vías de comunicaciones. El proyecto de navegación del Tajo fue el único de cuya realización se trató en serio, después de la incorpora­ción de Portugal en 1580, lo que demuestra que Felipe II tenía un concepto claro de que la unión política debía ir acompañada, para ser eficaz, de un acercamiento económico. Aún así el tráfico por el río terminó a comienzos del siglo XVII.

        Los viajeros eran trabados por la gran cantidad de aduanas internacionales que existían. La máxima densidad itineraria estaba en el polígono delimitado por Burgos, León, Zamora, Avila, Toledo, Sigüenza, Soria. De este núcleo salían prolongaciones: una por la Mancha a Valencia y otra hacia la Baja Andalucía.

        El estado de los caminos era pésimo desde un punto de vista actual. Mediante los corregidores, el estado obligaba a los municipios a que mantuviesen los caminos en un mínimo de viabilidad. También se les obligaba a la construcción de puentes.

        Los caminos (excepto en el País Vasco) rara vez estaban pavimentados, lo que explica la utilización de los carros de ruedas ferradas, cuyas salientes cabezas se agarraban bien al suelo térreo, pero destrozaban el pavimento.

        Los carreteros se encontraron con una serie de importantes ventajas: pacificación interior, reorganización de la Santa Hermandad, lo que aumentó la seguridad, abolición de peajes indebidos etc... Estas medidas culminaron en la famosa ordenanza de 1497 sobre la Real Cabaña de Carreteros. Los carreteros de la Real Cabaña se dedicaban a transportar a larga distancia y solían proceder de los pueblos serranos que no tenían otro medio de vida. Formaban dos grupos separados por la cordillera central. El del norte recogía la lana a partir de Segovia, para llevarla a los lavaderos de Burgos y después a los puntos de embarque: Laredo, Santander... En estos puntos recogían sal, hierro, y pescado, que eran introducidos en la meseta.

        El circuito sur llevaba carbón de los Montes de Toledo a Talavera, aquí se recogían productos de cerámica que se los llevaban a la Baja Andalucía donde se cargaba la sal que se llevaban a los ganados lanares de Extremadura.

        Un caso especial de transporte de mercancías era el de moneda, que tropezaba con dos dificultades principales: el peso excesivo si se trataba de moneda de vellón y el riesgo de ataques por parte de bandoleros. El transporte de la plata (mucho más barato, era mucho más costoso si se trataba de grandes cantidades (así 1000 pesos costó en 1664 conducir 10.000 pesos de Sevilla a Madrid).

        Junto con el transporte de moneda, el de órdenes y noticias era fundamental para el mantenimiento del Imperio. El cargo de correo mayor se creó en tiempos de los Reyes Católicos y alcanzó su mayor desarrollo con Carlos V. Desde 1580 el correo privado se duplica con unas estafetas puestas a disposición de los particulares, con lo que el correo se convierte en un servicio público.

        La finalidad del correo era la transacción rápida de documentos, y por esta razón se utilizan veloces caballos que se relevaban en cada posta. Así, de Burgos a Bruselas a una velocidad límite, el correo tardaba 7 u 8 días. Para los particula­res usar este servicio era caro, y, además, pagaba el que recibía los mensajes, no quien los enviaba.

        En el siglo XVI se asiste a una gran innovación, la introducción de las literas y coches. Los viajes regios se hicieron largos y caros, debido a las grandes comitivas ( Felipe II gastó la décima parte del prupuesto castellano yendo de Madrid a Irún en un mes).

        En el siglo XVI ya existían los transportes colectivos, también había en los trayectos más concurridos posadas para poder detenerse y descansar de los viajes, pero a las que se les prohibía tener provisiones para impedirles vendérse­las a los viajeros y de esta manera cobrarlos precios abusivos.

        A pesar de la gran extensión de costas, el cabotaje sólo suponía una pequeña parte del tráfico terrestre. El equipamiento portuario era casi inexisten­te, incluso en Sevilla, que carecía de muelle propiamente dicho. Otro problema que encontra­ban los viajeros marítimos era la presencia de corsarios y el riesgo de ser tomados prisioneros y ser conducidos a las mazmorras de Argel.

      • 4.6      El sistema jerárquico y las clases privilegiadas.

      • La existencia de una sociedad estamental y jerárquica en el antiguo régimen no sólo era una situación, sino un derecho sancionado por las leyes; en un principio no se le concedía ninguna importancia al aspecto material.

        La ley reconocía dos estamentos privilegiados: la nobleza y el clero. La inmovili­dad social venía marcada por la distinción entre nobles y plebeyos. De acuerdo con la mentalidad medieval el hidalgo guerreaba, el cura oraba y el pueblo llano proporcionaba el producto de su trabajo materializado en tributos o pechos.

        Por este motivo, para las clases privilegiadas era una ofensa a su condición pagar impuestos. Los privilegios nobiliarios de orden penal eran también importan­tes; no podían estar sometidos a torturas, salvo en casos excepcionales, no sufrían prisión por deudas, la cárcel de los nobles debía ser distinta a la de los plebeyos. Como sus bienes solían ser de mayorazgo, prácticamente estaban libres de confiscación.

        A estas y otras distinciones legales se unía la de la costumbre: todos los cargos de cierta importancia eran atribuidos a los nobles.

        Como guardián de la situación social, el gobierno salvaguardaba los derechos nobiliarios en todos sus aspectos.

        Los matrimonios entre individuos pertenecientes a distintas clases sociales eran muy raros. Las situaciones más conflictivas entre hidalgos y plebeyos se produjeron entre el Tajo y la cordillera cantábrica, donde una mayoría de plebeyos convivía con grupos numerosos de hidalgos pobres que se aprovechaban de sus situación legal.

        El fundamento mismo de la distinción apenas era discutido, motivo por el cual los roces que alteraban la convivencia raramente llegaron a ocasionar episodios dramáticos. Esto era posible porque por una parte el estado mantenía la paz y evitaba los excesos de los poderosos. La Iglesia también contribuía con su acción a limar asperezas. Por otro lado fue igualmente importante que la situación se aceptara de buen grado hasta por los estratos más bajos.

        Hay que decir que el reproche que se le hace a la sociedad del Antiguo Régimen de ser inmovilista es una verdad a medias. Teóricamente lo era, pero en la práctica el favor, la habilidad y la riqueza abrían un camino hacia arriba. Además, el poseer la "limpieza de sangre" envanecía a las clases inferiores, sobre todo al pensar que no todos los miembros de las clases privilegiadas la tenían. También habría que hablar sobre las clases plebeyas urbanas, cuya innata dignidad y ausencia de servilismo extrañaba a los viajantes extranjeros.

        Como grupo social, nobles e hidalgos suponían un 10% del total. En la corona de Aragón eran menos numerosos que en Castilla. La mayoría de los habitantes de Guipúzcoa y la totalidad de vizcaínos eran nobles, ya que en su régimen de diferenciación no estaba el estado plebeyo, por lo que el Estado les consideró nobles a todos. El caso vasco es también singular por el hecho de que no vivían noblemente, ya que ejercían todo tipo de trabajos.

        Fue precisamente la diversidad de fortuna la que estableció una jerarquía dentro de la nobleza: los Grandes, que poseían grandes señoríos y entre los que algunos eran de sangre real; los Títulos, que eran los condes y los marqueses, también tenían grandes señorío; los caballeros, que formaban la clase media urbana con rentas suficientes para poder vivir noblemente sin trabajar y los hidalgos de escasa o nula fortuna pero que en general solían estar medianamente acomodados.

        En el reinado de los Reyes Católicos, Lucio Marineo Siculo escribió que un tercio de las rentas era para la Iglesia, otro para los nobles y otro para el rey. Sin embargo, no hay que hacer caso de este cálculo. Sin duda un tercio del territorio era de señorío secular, pero esto no quiere decir que los nobles fueran propieta­rios de todas las tierras; en la mayoría de los casos no tenían más que la jurisdicción y el derecho a percibir ciertos derechos.

        Las rentas de la alta nobleza eran tan impresionantes como sus gastos. Por esta razón no resulta extraño que esa nobleza pedigüeña asediara al rey en busca de puestos productivos. Esta nobleza no fue creadora de riqueza ni hizo inversiones productivas, pero cuando había una ganancia clara, como era el comercio de Indias, tomaron parte en él plenamente y en número abundante, lo que indica que era la incompetencia y la rutina lo que les ha impedido entrar en la senda capitalista, y no lo fueron sus prejuicios de clase.

        Si la corona colmaba de distinciones y favores a los nobles es porque los consideraba la columna vertebral de la sociedad y un firme apoyo del trono.

        Aún descontentos sentían que la monarquía era el sostén del orden social que les beneficiaba.

        Desde que Carlos V a partir de las cortes de Toledo de 1538 dejó de convocar al brazo noble, la nobleza castellana no tuvo ningún órgano colegiado de interven­ción en la política general. Dominaban el gobierno, pero no como estamento, lo cual era una garantía para el rey.

        El estamento nobiliario experimentó una evolución apreciable bajo los Austrias a causa de la influencia de dos factores: la consolidación de la monarquía absoluta y la infiltración de un premercantilismo que barrenaba los fundamentos del orden nobiliario. La consolidación de la monarquía hace abandonar a los nobles toda veleidad de rebeldía y se convierten en cortesanos.

        La inmovilidad nobiliaria sólo era aparente. Los ricos pueblerinos pasaron a hidalgos, muchos hidalgos a caballeros y centenares de estos alcanzaron títulos de Castilla.

        La nobleza que encontraron los Reyes Católicos era una nobleza creada por los Trastámaras, y aún poco diferenciada. Los monarcas, con las leyes de Córdoba dieron las reglas para probar la hidalguía, y con las leyes de Toro afirmaron la institución del Mayorazgo, que era el primer paso a seguir para quienes aspiraban a ser hidalgos. Este proceso facilitó, por las perennes necesidades de dinero de los monarcas, la venta de hidalguías. Así en 1520 había 25 grandes y 35 títulos; en 1616 había más de 150 títulos. Felipe IV creó 118 títulos.

        Aunque se producían muchas y fundadas quejas sobre el exceso del número de integrantes del clero, por otra parte menos numerosos que los nobles, su distribu­ción era muy irregular. Para compensar, mientras en las parroquias rurales del norte solía haber un sólo cura, y a veces tenía que atender dos o más feligresías, en las grandes parroquias del centro y del sur el párroco estaba ayudado por beneficiados y capellanes. La distinción entre el alto clero y el bajo se basaba en la dignidad, pero esta traía aparejada un cierto nivel de rentas, lo que repercutía sobre la calidad de las vocaciones y sobre la extracción social de los elegidos para los altos cargos. Así, los obispos, que eran elegidos por el rey bajo la aceptación del Papa, solían ser de alta cuna.

        Teniendo en cuenta el poder de las mitras, no es de extrañar que la alta nobleza las reservara para sus segundones o incluso para sus hijos naturales. Sin embargo, el episcopado español nunca llegó a estar tan mediatizado como el francés o el alemán.

        Dentro del clero se contaban también los miembros de los cabildos catedralicios y colegiatas (alrededor de unas 7000 personas). En los más altos escalones estaban las dignidades, continuaban los canónigos, racioneros, medio racioneros y capellanes.

        En todo este medio tan heterogéneo, las disputas eran frecuentes y los pleitos numerosos. Esto era debido a que el Concilio de Trento había aumentado la autoridad de los obispos a costa de los cabildos, los cuales se resistían a perder sus antiguas prerrogativas.

        La compañía de Jesús es un caso aparte. Nace a mediados del siglo XVI y prefiere las actividades sociales positivas. Fue refugio de muchos judíos conversos, ya que no tenía estatuto de limpieza de sangre. A finales de siglo ya admitía el estatuto de limpieza y se fue haciendo cortesana.

      • 4.7      La población urbana. La economía y la coyuntura.

      • La población urbana estaba compuesta por tres grupos: el grupos de los dominantes, el de los mercaderes y artesanos y el de servidores y parásitos.

        Llamamos grupo dominante al que ejercía funciones rectoras en el orden civil o religioso: funcionarios reales, altos cargos eclesiásticos etc. La ciudad aparece ante el campesino como una concentración de poder. Capitales puramente económicos había pocos y más bien comerciales que industriales. Lo más corriente era que las funciones económicas se desarrollaran a la sombra de las funciones de mando político, social y religioso.

        La gran masa de rentas de todas las clases acumuladas en las ciudades era el hecho fundamental, de ellas procedían los medios de vida de los estamentos urbanos, ya que sólo en pocos casos era suficiente la actividad económica.

        Pero industria apenas existió en España por la falta de espíritu empresarial y de inversiones. En el siglo XVI se dieron unas condiciones óptimas para la industria­lización: mercado suficiente, capital americano que llegaba en abundan­cia, mano de obra hábil y una gran riqueza en materias primas... Sin embargo la industriali­zación fracasó. Las empresas guerreras impulsaron el desarrollo de actividades industriales de cierta categoría. Sólo algunas otras industrias de tipo capitalista motivaron cierta concentración de talleres, pero fueron pocas.

        En las ciudades de alguna importancia fue donde la institución gremial se desarrolló en toda su pureza. El encuadramiento de los artesanos suponía el reconocimiento de su personalidad dentro de la ciudad, a la vez que se constituyó en un órgano de diálogo con el poder. El gremio eliminaba el intrusismo y la competencia desleal y mediante sus instituciones de previsión de ayuda mutua suplían la inexistencia de una seguridad social.

        Para el municipio tenía la ventaja de facilitar la inspección del trabajo y el control de calidad, por eso el gremio alcanza su apogeo durante la Edad Media.

        Debido a la crisis económica que era patente desde primeros años del siglo XVII, los maestros de los gremios tendieron a restringir la concesión de sus maestrías y reservar puestos vacantes a sus hijos y yernos. Además de las medidas restrictivas contra los maestros de otras ciudades, lo que demuestra el carácter municipal y no nacional de los gremios.

        A partir de 1600 los síntomas de decadencia de la industria en general y del artesanado gremial son múltiples, pero no faltaron rasgos inquietantes a mediados del XVI: muchos oficiales que desesperaban de poder nunca tener taller propio, debían trabajar en la clandestinidad y ofrecer los productos más baratos.

        El ascenso del artesano a una condición superior era imposible, ya que no tenía medios, y quizás tampoco le interesaba evadirse de la clase donde había nacido.

        Es en otros estratos donde hay que buscar la fuerza de ascensión propia de la auténtica burguesía. Los altos funcionarios públicos figuraban entre ellos, pero eran un número reducido formado por hidalgos que no tenían ningún tipo de aspiración. El arrendamiento de los impuestos se encargaba a genoveses y portugueses.

        Quedaba el comercio, la fuente más genuina de la burguesía. Pero tampoco esta actividad formó a una gran burguesía. Varios factores lo explican:

        • ·             La repugnancia de los nobles por las actividades comerciales.

        • ·             La anticuada concepción eclesiástica sobre operaciones financieras y mercanti­les.

        • ·             La multitud de trabas legales que impedían el desarrollo del pequeño comercio.

        En contraste con la escasez de auténtica burguesía hubo mucha especulación en los campos con el grano, más por parte de los grandes propietarios que de los traficantes. En suma podemos decir que la burguesía mercantil sólo tenía alguna importancia en un reducido número de ciudades y casi siempre estaba ligada al comercio internacional.

        La burguesía fue el motor de desarrollo de las plazas de Levante. El comercio con el norte vivificó los puertos cantábricos y ciertas rutas maestras de la Mesta. El comercio de Indias constituyó el tercer foco y el más importante en la Baja Andalucía. Fuera de estas zonas no había más que puntos aislados.

        La burguesía mercantil castellana era anterior al descubrimiento, y aunque espoleado por éste, su actividad fundamental eran los tratos con Flandes, Francia, Inglaterra y la Hansa. A pesar de esto fueron los mercaderes genoveses lo que animaban la vida económica de Castilla, ya que tenían que comprar productos porque no se les autorizaba a sacar la plata de América. En 1516 se les autoriza a sacar plata y oro y dejarán de comprar productos castellanos.

        La actividad mercantil de Sevilla era anterior al descubrimiento El fenómeno más singular es que la oportunidad y el ejemplo convencieron a no pocos nobles andaluces a que ellos podían dedicarse a esas actividades sin que por ello decayese su nobleza. Así se dio un extraño fenómeno: el de los ricos mercaderes que buscaban su ennoblecimiento no para abandonar sus negocios, sino para mejorar en su posición comercial. Pero la plata americana era un negocio arriesgado: naufragios, piratas, requisaciones de la corona.

        Una cosa, con todo, resalta con evidencia: a finales del XVI se asistía a un ambiente de malestar que presagiaban los tremendos avatares del siguiente siglo y el fracaso del prometedor ascenso de la burguesía castellana.

      • 4.8      El mundo rural.

      • La economía agropastoril era la forma económica básica de la época. Ocupaba a las 3/4 partes de la población, daba consideración social, acababa absorbiendo las ganancias obtenidas por los negocios.

        La insuficiencia de métodos de transporte y el almacenamiento de la producción no permitía que se atenuaran los contrastes entre los años de buenas y malas cosechas, siguiendo a estas últimas el hambre.

        Parece que durante los siglos XVI y XVII se produjo una gran variabilidad de las condiciones climáticas contra los que no había recursos verdaderamente eficaces.

        Dentro de las medidas gubernamentales que se decidieron adoptar, Felipe II impulsó la construcción de depósitos en cada pueblo, sobre todo a partir de 1580, cuando los déficit ceralísticos se hicieron más frecuentes. Las ciudades marítimas podían importar trigo, pero no siempre llegaba en buenas condiciones. Las comarcas interiores se socorrían unas a otras aunque se encareciera el producto. La tasa de cereales fue otra medida impuesta circunstancialmente desde los Reyes Católicos y de modo permanente a partir de 1558. La aplicación de esta tasa no representó ninguna ventaja, ya que en tiempo de escasez nadie la tenía en cuenta.

        Sorprende una productividad tan baja de los campos de secano, teniendo en cuenta que se les dejaba descansar en barbecho. Quizá esto fuese debido a la escasez de abono orgánico, al monocultivo triguero - que era la forma común de cultivar las tierras de labor -, a la ausencia de selección de las semillas.

        El incremento del viñedo fue un rasgo característico de los siglos XVI-XVII, aumento que en gran parte se produjo a costa de la superficie triguera. Las ventajas de este cambio eran evidentes: además de ser más productivo y seguro, la cosecha se recogía todos los años, necesitaba menos mano de obra y dependía menos de las condiciones climáticas.

        Al no existir aumento de la productividad, la única manera de hacer frente al incremento de población y a la reducción de la superficie a causa de la extensión del viñedo y cebada, era proceder a nuevas roturaciones, medida que se convirtió en una constante en el siglo XVI, sobre todo en la Meseta y Andalucía.

        Se destruyó mucha masa forestal, pero no sólo por parte de agricultores y carboneros, sino también por pastores con el fin de crear nuevos pastos. Pero más que la reducción del bosque preocupaba la reducción de pastos debido al avance de la agricultura, lo que repercutía en el abastecimiento de carne. En general la agricultura tenía mucha más importancia que la ganadería.

        Los verdaderos problemas del campo español eran de carácter político y social. El impulso demográfico del siglo XVI elevó la demanda y los precios de los productos del campo. Si a esto se le une el prestigio que el poseer tierras conllevaba, se impulsó la compra de tierras por parte de burgueses enriquecidos, lo que acarreó dos consecuencias: la intensificación de la agricultura de mercado, en la que el viñedo ocupó un lugar preeminente y la concentración de la propiedad rural con la consiguiente despoblación de los pequeños pueblos.

        En la Castilla de 1600 podían distinguirse tres tipos de gran propiedad. En primer lugar estaban las posesiones de la Iglesia y de la antigua aristocracia de gran extensión y escaso rendimiento. En segundo lugar encontramos la alta burguesía urbana que quería equiparse con los anteriores mediante la compra de bienes raíces y así realizar seguras inversiones, adquirir prestigio y preparar el camino hacia posiciones más elevadas. Por último hay que citar las propiedades de los campesinos enriquecidos.

        De la unión de los nuevos propietarios rurales con los campesinos enriquecidos nace la clase que los documentos de la época denominan la de los "poderosos".

        La distinción entre propietarios y no propietarios no era tan relevante como algunos creen, ya que parte de las grandes tierras castellanas estaban arrenda­das a baja renta y largos plazos, con lo que los arrendatarios gozaban de una mayor seguridad que los pequeños propietarios. En el polo opuesto estaban los jornaleros.

        La escasez de moneda era general en el campo y el poco dinero que se poseía se empleaba en pagar los impuestos que debían hacerse en metálico, aunque en algunos casos podía sustituirse por una cierta cantidad de cereal.

        Las zonas que se encontraban en peor situación se situaban en el norte, en las montañas de Soria y León, en Galicia y en toda la orla cantábrica. Estos rasgos se acentúan en comparación con las buenas tierras de Castilla y Andalucía, por encontrarse lejos de las corrientes comerciales y sobre todo porque la introduc­ción del maíz y la patata no habían revalorizado aún aquel suelo lleno de posibilida­des.

        En ninguna región como en Galicia había tanta diferencia entre el campesino miserable y una limitada capa superior, monástica y urbana.

        Galicia sufría una superpoblación crónica y una pésima distribución de la propiedad, lo que, unido a una inadecuada explotación del suelo, provocó frecuentes y desastrosas hambres. El maíz llegará en el siglo XVII.

        Asturias era una región aún más rural que Galicia. No había grandes casas ni ricos monasterios, pero si una numerosa masa de hidalgos rurales. También llegó aquí la revolución del maíz en el siglo XVII. La comarca santanderina y sus puertos eran más accesibles desde Castilla, lo que influyó en un aumento de la actividad comercial respecto a otras zonas del país.

        Vizcaya y Guipúzcoa debían también a su línea de costas y a su situación entre España y Francia un mejor aprovisionamiento comercial.

        La agricultura y la población rural de la corona de Aragón tenían los caracteres propios de la España seca, con algunos rasgos diferenciales, como la relativa importancia del regadío y la enorme extensión del régimen señorial. Aragón seguía siendo pobre y despoblado. Cataluña no era una región industrial, sino agrícola y poco poblada. Valencia tenía una agricultura comercial diversifica­da, pero era deficitaria en el trigo. Mallorca tenía un déficit triguero casi permanente.

        Con todo lo dicho del campo español se pueden deducir varias conclusiones:

      • a)         Las incidencias climatológicas se extendían a gran parte del territorio español.

      • b)        Pocas eran las comarcas que vivían de una economía natural, pero también eran muy pocas las que tenían una agricultura comercializada,

      • c)        Los tipos mixtos eran los que predominaban.

      • d)        Aunque fuera muy grande la tendencia al autoconsumo y la autosuficiencia, los intercambios eran más abundantes de lo que suele creerse.

      • 4.9      Elementos sociales exteriores al sistema.

      • Estos elementos sociales exteriores al sistema formaban una masa muy heterogé­nea. Una parte se hallaba discriminada legalmente, ya fuera por su origen (extranjeros), ya por su condición social (esclavos). Otra estaba marginada de hecho (gitanos y vagabundos). Por último una considerable masa segregada por motivos raciales y socioreligiosos (moriscos, descendientes de judíos).

        Con los Reyes Católicos había pocos extranjeros (algunos genoveses en Andalucía). La inmigración se intensifica con los primeros Habsburgos debido al descubrimiento de América y de su plata. Había dos categorías de extranjeros. Por un lado encontramos técnicos, mercaderes y hombres de negocios; por otro lado mano de obra no especializada.

        Debido a la casi inexistencia de burguesía castellana, la corona favoreció a familias extranjeras, principalmente genovesas, concediéndolos los derechos de ciudadanía a los que después de un cierto tiempo invertían sus caudales en bienes inmuebles en España y se casaban con españolas. A partir de 1598 con la expulsión de los moriscos y de las epidemias se necesitó mano de obra no especializada que los extranjeros, sobre todo franceses, se encargaban de cubrir.

        Los esclavos constituían una categoría muy bien definida y excluida legalmente de derecho común. Con los Reyes Católicos Castilla, y en concreto Andalucía ocupan el primer puesto en número de esclavos. Las causas del aumento de esta situación tienen relación con la difusión de las ideas aristotélicas sobre las desigualdades raciales innatas, en el derecho romano con sus duras prescripcio­nes y en la demanda de mano de obra abundante y barata. Los castellanos capturaban turcos y berberiscos.

        En la segunda mitad del siglo XVI su número alcanzó los 50.000. La importancia económica de la esclavitud, tan grande en las Indias, fue casi nula en la península. No podían desempeñar más que los trabajos más duros y peor pagados, pero muchos conseguían ahorrar lo suficiente para comprar su libertad.

        En el siglo XVII la esclavitud decayó y en el XVIII no quedaban más que leves vestigios. Las razones que dieron lugar a este cambio fueron varias: la mala reproducción de los esclavos es cautividad, conseguían la libertad, bien pagándola, bien por la gracia del amo. Tras la sublevación de Portugal se encarecieron y se hicieron difíciles de obtener.

        La presencia de gitanos está documentada en Castilla desde Enrique IV.

        La falta de unos ingresos regulares y su repugnancia a toda ocupación sedentaria les impulsaba al merodeo y al hurto. Lo que más escandalizaba de su comporta­miento era su indiferencia religiosa.

        Mucha más trascendencia tuvieron los moriscos. A partir de 1525 deja de existir oficialmente la religión mahometana en España. Pero se fue poco riguroso con ellos, tanto por parte de la Inquisición como por parte de Carlos V, quién les concedió una prórroga de 50 años para adaptarse a la vida cristiana. Al no poder ser asimilados se les expulsó en 1609.

        Los mudéjares castellanos eran tranquilos, pero los expulsados del reino de Granada llevaban el germen de la discordia. El problema era mucho mayor en la corona de Aragón, ya que en Aragón había 64.000 moriscos y en Valencia 135.000 (existían pueblos casi exclusivamente poblados por moriscos).

        Desde el punto de vista racial no había obstáculo insuperable para la integra­ción, como tampoco lo era la lengua. El obstáculo principal era el aspecto religioso.

        Otra minoría de base más religiosa que racial era la de los descendientes de los judíos conversos, que constituían los cristianos nuevos.

        Formaban la burguesía urbana, aceptaron sinceramente el cristianismo, tuvieron voluntad de integración. Pero se temía su filtración en la sociedad y por ello nacieron los estatutos de limpieza de sangre. No se trataba de una cuestión sólo religiosa, sino una reacción defensiva de los cristianos viejos contra una minoría agresiva.

      • 4.10                       Los órganos de poder.

      • Los Austrias heredaron una autoridad real que lo abarcaba todo en teoría, pero la carencia de medios para utilizar esta autoridad les obligó a transigir con una serie de poderes intermedios en los que era difícil de delimitar hasta donde era realmente autónomos y hasta que punto se habían convertido en meros agentes del poder real.

        En la base tenemos a la familia, cuya autoridad la tenía el padre.

        Salvo el derecho a la vida o a la muerte, el padre tiene todos los derechos respecto a la prole. Los hijos tenían algún medio de escape, pero las hijas no. Por tanto, nos encontramos con una sociedad fuertemente patriarcal.

        Tras la familia había dos instituciones muy sólidas, una de base territorial, el municipio, y la otra de base territorial y señorial, el señorío. En el desempeño de los cargos municipales había mucho que ganar. El dominio de los municipios más importantes por parte de la nobleza era un fenómeno ya cumplido en lo albores de la Edad Moderna. La institución de los "jurados" como representantes del elemento popular en los municipios no solucionó nada, ya que pasaron a ser cargos vitalicios y hereditarios en la mayor parte de las ciudades. En la corona de Aragón el proceso de aristocratización no había avanzado tanto, pero en Castilla este problema no dejó de agravarse.

        Felipe II extendió el modelo de regidurías con el fin de obtener más ingresos vendiendo este cargo. Esto desorganizó completamente el antiguo y venerable régimen municipal castellano. Así resultó que la autenticidad democrática era inversamente proporcional a la demografía de cada ciudad, es decir, las ciudades de menos provecho eran las menos codiciadas.

        Los cargos municipales no eran retribuidos o tenían bajos salarios, por lo que quien no quería estos puestos por prestigio lo hacía para aprovecharse de las tierras pertenecientes al ayuntamiento y de las comunales que eran administradas por el municipio. También tenía el ayuntamiento en control completo de los abastos. En las ciudades importantes donde existía una agrupación gremial, se hallaba bajo la autoridad y supervisión del ayuntamiento.

        En definitiva, las atribuciones del municipio eran muy amplias, más extensas que las del propio estado, lo que explica las apetencias que suscitaba y el creciente intervencionismo de estado, que debía dominar el municipio so pena de convertirse en una débil superestructura que abandonase todo el poder real a los municipios locales.

        La intervención del estado se hizo de diversas formas: mediante la venta de cargos -lo que minó la fuerza municipal-, al generalizar el gobierno de corregido­res que eran nombrados por el consejo de Castilla y que fueron el nervio del gobierno interior. El corregidor era una especie de gobernador civil con mayores poderes, pero con limitaciones: el cargo comenzó siendo anual y acabó siendo trienal; se les podía acusar de posibles injusticias una vez acabado su mandato, aunque rara vez se les llegó a condenar. Estos corregidores venían de la baja y media nobleza.

        El número de corregidores llegó a ser de 86 a finales del siglo XVII. Destaca que no hubiera apenas funcionarios reales a sus órdenes, pero tampoco le eran necesarios, ya que su misión esencial era trasladar a las autoridades municipales las órdenes de la corte. Con este cargo se reveló la verdadera importancia naturaleza entre el estado y el municipio; en un principio el segundo tenía el poder omnímodo, pero estaba estrechamente fiscalizado por el estado por medio de los corregidores. También los municipios fueron atacados por la desmembración del territorio que llevaron a cabo los Austrias.

        El señorío se puede definir como una delegación del poder real en favor de una persona privada. Coexistía con el estado y el municipio con algunas fricciones.

        Más de la mitad de las villas de España estaban sometidas al régimen señorial.

        La autoridad real recibía una sanción religiosa y civil. Se la reconocía su carácter absoluto, no ligado a leyes ordinarias, aunque sí a las morales y divinas.

        La contraposición entre una sociedad jerarquizada dotada de poderes autónomos y el rey como instancia suprema separada es uno de los rasgos más característicos de este régimen.

        En el fondo, la dualidad rey-reino encubría una lucha por el reparto del poder político-administrativo. Si la corona no gobernó directamente más que un pequeño sector, nunca dejó de afirmar su derecho a la totalidad, y en cuanto dispuso de los medios necesarios emprendió el camino que llevó de la monarquía de los Austrias a la plenamente absoluta de los Borbones.

        Dentro de este sistema tenían gran importancia las Cortes, como represen­tación del reino y órgano de colaboración con el rey. Existían las cortes de Castilla, las de Navarra y las tres de los reinos de la corona de Aragón. Su atribución más importante era hacer jurar a los reyes que respetarían los fueros. También era su misión conceder nuevos tributos, aunque los reyes salvaban el obstáculo, bien presionando directamente, bien creando ciertos tipos de ingresos denominados regalías, que no necesitaban de la aprobación de las Cortes. En general, las cortes no tenían más que un derecho de petición.

        Por otra parte, tradicionalmente, el pueblo veía en el rey no sólo al ungido del Señor, sino también a una autoridad independiente capaz de asegurar el imperio contra el peor de todos los males: la anarquía.

        La colaboración de los vasallos respecto al rey explica la casi absoluta inexistencia de fuerzas del orden público. La SANTA HERMANDAD entró pronto en decadencia, y así, cuando se producía algún alboroto, el rey confiaba sobre todo en la nobleza para restablecer el orden.

        La contrapartida de esta escasez de fuerzas de orden público era la multitud de crímenes que quedaban impunes y el extraordinario desarrollo del bandoleris­mo.

        Los colaboradores más directos del rey eran los secretarios reales. Técnica­mente se distinguen los secretarios de Estado y los personales del rey. Procedían de la media y baja nobleza. La alta nobleza desdeñaba las secretarías reales, pero aceptaban puestos en los distintos consejos (ministerios). El consejo de Estado era el único órgano común en todo el imperio y estaba especializado en cuestiones internacionales. El consejo de Castilla era el órgano fundamental de la administra­ción castellana.

      • 4.11                       La Iglesia como institución y como forma de vida.

      • Una cosa era la iglesia católica como institución y otra el sentimiento religioso consustancial al pensamiento español.

        El rey de España tenía un carácter religioso de hecho. El regalismo era el conjunto de los derechos, atribuciones y demás facultades que los reyes de España reclamaban del orden eclesiástico y que comprendía ente otras cosas, el derecho de presentación de los cargos eclesiásticos, el pase regio y los recursos de fuerza.

        Los derechos del rey tenían su contrapartida en los derechos de la Iglesia sobre los laicos. Se abusaba de la excomunión en asuntos no religiosos, tenían un fuerte poder temporal, inspeccionaban la enseñanza etc...

        El roce entre la Iglesia y el estado se producía en tres frentes: el jurisdiccio­nal, el económico y el político. El primero debido al choque de los poderes temporales que ambos representaban. Económicamente la Iglesia, además de sus bienes propios, tenía una serie de impuestos (diezmo, o los llamados derechos de estola y pie de altar). Los bienes de la Iglesia pasaron a la categoría de mainmort, de decir, amortizados, ni transmisibles ni enajenables, con lo que sólo podían aumentar. También hay que tener en cuenta que gran parte de los bienes eclesiásticos eran aplicados a lo que hoy llamamos atenciones sociales.

        Carlos V fue el primero en planear una desamortización eclesiástica mediante la autorización pontificia que obtuvo para vender posesiones de las órdenes militares. Pero fue Felipe II quien organizó de una manera sistemática la explotación económica de la Iglesia española.

        La Bula de la cruzada se convirtió en un ingreso regular y copioso, que se extendió a las Indias; a su vez a la venta de territorios de las órdenes militares le siguió la venta de numerosos pueblos propiedad de los obispos y de monaste­rios, lo que acabó con el poder temporal de los obispos y mermó bastante el de los monaste­rios.

        A las cantidades que la Iglesia española pagaba al rey había que añadir lo que satisfacía a la curia romana por muy variados conceptos. Además, esta presión monetaria se acentuó bastante al perderse para Roma la mitad de Europa con la reforma protestante.

        La labor de Trento refleja el espíritu de Felipe II, que consistió en una aclaración doctrinal y una delimitación de posiciones que sancionaba la ruptura con los protestantes. Los teólogos españoles, al contrario que los italianos, afirmaban la necesidad de una profunda reforma eclesiástica.

      • 4.12                       EL imperio universal de Carlos V.

      • Carlos llega a Villaviciosa en septiembre de 1517 con sus consejeros flamencos, entre ellos Guillermo de Croy. Muere Cisneros y el sobrino de Guillermo se hace con el arzobispado de Toledo, acto que no fue del agrado de los españoles.

        La venta de cargos, la altanería de los extranjeros, la imposición de la alcabala a la nobleza, la del diezmo estatal sobre las rentas de la Iglesia... todo ello hizo que el descontento se hiciera patente en las cortes de Valladolid, Zamora y Barcelona.

        Ante la investidura imperial, Carlos exige dinero y sale hacia Alemania. Su marcha fue seguida del estallido de las Comunidades en Castilla y las Germanías en Valencia y Baleares.

        Las Germanías fueron una revuelta de los menestrales valencianos contra una nobleza corrompida que detentaba las funciones de mando sin asumir las obligaciones pertinentes.

        Contra el carácter social de las Germanías, es evidente el predominio de los factores políticos en las Comunidades castellanas. A la represión le siguió un embarazoso silencio de tres siglos. El fenómeno comunero fue muy complejo: hubo alborotos intrascendentes y personalistas, como ocurrió en Sevilla; se unieron conversos judíos con la esperanza de limitar la autoridad de la Inquisición: hubo una agitación campesina de carácter antiseñorial. El movimiento fundamental fue protagonizado por el disgusto de la clase media urbana de Castilla. Los Grandes no se dejaron arrastrar y el pueblo actuó de comparsa. Los comuneros querían la vuelta de una monarquía cuya columna vertebral fuera la burguesía urbana. Esto explica por qué el movimiento se centró en la Castilla mesetaria.

        La represión no fue muy dura, pero sus efectos fueron duraderos: en adelante ninguna barrera se opondría en Castilla a la implacable consolidación del absolutismo monárquico en Castilla. Una coincidencia favoreció el restablecimiento de la unidad nacional: la invasión francesa de Navarra, que fue repelida por imperiales y comuneros sólo dos meses después de Villalar.

        En el plano internacional se observa la presencia de únicamente dos grandes estados nacionales: Francia y Castilla. La intervención de un tercero podía ser muy valiosa, por lo que la alianza inglesa será una de las finalidades permanentes de la política española.

        Las relaciones del rey francés Francisco I no fueron tan amplias, pero sí eficaces. Tuvo contra su rival dos grandes ventajas: la de un territorio compacto contra territorios periféricos mal coordinados y la presunción de ser la parte más débil, lo que hacía agruparse en torno a él a los que temían un poder excesivo por parte del emperador.

        La baza principal era el dominio de Milán, ya que para Carlos suponía la comunicación entre sus territorios italianos con los alemanes, y para Francisco I la ruptura de este peligroso paso y el mantenimiento del contacto con la república de Venecia.

        La batalla de Pavía (1525) decidió que el paso fuera dominado por el emperador. Carlos volvió a España en 1522, intentando eliminar la mala sensación provocada por su primera estancia. La creciente españolización del emperador, quien pronto dominó el idioma castellano, su matrimonio con la infanta Isabel de Portugal, la desaparición de los odiados consejeros flamencos y su sustitución por otros españoles, facilitaron el cambio de actitud de los españoles respecto al emperador.

        Por su parte, el imperialismo de Carlos V no se ajusta exactamente a las ideas expresadas por sus panegiristas. Defensor del catolicismo siempre lo fue, pero no puede decirse que hiciera ninguna guerra que pueda llamarse religiosa. Con los protestantes alemanes negoció con infinita paciencia y sólo tomó las armas contra ellos en calidad de rebeldes a su autoridad y aliados de los franceses. Con­templó el cisma inglés sin plantearse intervenir. Paró a los turcos en Viena (1529), pero no intentó reconquistar Hungría.

        El drama de Carlos V fue hallarse siempre atenido a medios materiales infe­riores a las necesidades de su política universal. Esto hizo que hubiera una mezcla de espectaculares victorias y continuas crisis.

        En Pavía se capturó a Francisco I, al que se dejó libre tras la paz de Madrid, por la que se recupera Borgoña. El asalto de Roma por parte de las tropas imperiales mandadas por el Condestable de Borbón (que se alió con los españoles contra su propio rey a causa de un agravio que le hizo Francisco I) fue motivo para que Inglaterra se uniera a Francia, Génova y Venecia en una nueva guerra en Italia contra los españoles (1528). El ejército francés, que llega a las murallas de Nápoles es deshecho por una epidemia. El almirante genovés Andrea Doria em­pieza una etapa de colaboración con España. La paz de las Damas (1529) pone término a la disputa entre Francisco I y Carlos V, renunciando el primero a Italia, y el segundo a Borgoña.

        Los siete años de relativa paz que siguieron le permitieron aliviar el problema de la piratería berberisca y turca con la conquista de Túnez.

        Tampoco la paz con Francia se prolongó durante mucho tiempo, ya que Francisco I no se resignaba a no intervenir en Italia. La muerte de Francisco Sforza planteaba el problema de la sucesión del Ducado de Milán y aportó la posibilidad de una nueva guerra (1536-1538). Francisco I se alió con los turcos, acto que fue considerado vergonzoso, al ser un príncipe cristiano. Carlos invadió Provenza, aunque hubo de retirarse ante la política de tierra quemada que llevaron a cabo los franceses. La tregua de Niza, producto del agotamiento, no solucionó el problema, por lo que se produjo una nueva guerra (1542-45), de nuevo con un resultado incierto.

        En el trasfondo de los acontecimientos había siempre numerosos intereses económicos. Cada paz estaba dictada por la falta de dinero. Del consejo de hacienda, que sólo actuaba eficazmente en Castilla, y del consejo de Indias Carlos obtenía la parte más importante de los recursos. De los demás reinos sólo consiguió subsidios extraordinarios. El resultado fue un endeudamiento creciente en una doble dirección: deuda a largo plazo con los particulares y deuda a corto plazo con los banqueros reales.

        En la primera mitad del reinado fue predominante la actuación de los banqueros alemanes: los Fugger y los Welser. Los primeros recibieron como pago de sus créditos los arriendos de los Maestrazgos de las órdenes militares, así como la explotación de las minas de Almadén. Desde 1530 se fueron imponiendo los banqueros genoveses.

        En 1550 todavía había esperanzas en el éxito de la política de Carlos. En 1545 se inauguró el Concilio de Trento, por el que había luchado tanto, en 156 muere Lutero, en 1547 muere Francisco I y se consigue la victoria de Mülberg. Se intenta un acercamiento a los ingleses casando al futuro Felipe II con la reina de Inglaterra María Tudor.

        Tras las renuncias de Bruselas de 1556 el emperador vuelve a España y se refugia en el monasterio de Yuste, donde hizo construir un palacete decorado con las pinturas de Tiziano. Muere en 1558, quizás por los excesos gastronómicos que hizo durante toda su vida.

      • 4.13                       El imperio hispánico de ultramar.

      • Hacia 1517 las Antillas se habían quedado vacías de indígenas; los españoles se aclimataban difícilmente, los cultivos peninsulares no eran posibles en la zona y salvo el oro, había que llevar allí todo procedente de España. Ante esta situación había dos soluciones: o adentrarse en las tierras continentales o llegar al Extremo Oriente.

        La segunda posibilidad la llevó a cabo la expedición de Magallanes (1519-1522). Demostró que el camino hacia las tierras de la seda, marfil y especias no era únicamente el oriental. Quedaba pues la primera posibilidad. Para fundar un imperio estable era preciso hallar, o bien tierras templadas capaces de soportar una colonización blanca intensa, o bien con una alta densidad indígena que pudiera aguantar el peso de los dominantes.

        Tras las expediciones preliminares de Grijalba y Hernández de Córdoba, el gobernador de Cuba, Diego de Velázquez confió a Cortés una expedición de poco más de 400 hombres. Funda la ciudad de Veracruz en 1519. Fue una fundación desde el aspecto jurídico, creándose un municipio al estilo castellano. Se le confiere a Cortés el cargo de capitán general, y se le releva de esta forma de la dependencia de Diego de Velázquez.

        El gobernador de Cuba, disgustado porque Cortés se había emancipado de su autoridad, manda una corta fuerza al mando de Pánfilo Navarro. Cortés sale a su encuentro y le derrota, lo que motiva que tropas de su antagonista se unan a las suyas.

        Poco tiempo después tuvo lugar la Noche Triste, de la que Cortés apenas pudo salvar una pequeña parte de su ejército. Este hecho no desmoralizó a los españoles, quienes en 1522 habían ocupado toda la meseta mejicana.

        La exploración de la costa del Pacífico fue lenta, pero en 1532 Pizarro, en un golpe de audacia, derrota al inca Atahualpa. Como en Méjico la caída del centro del poder indígena llevó consigo el derrumbe de todo el imperio. Como Cortés hizo en Méjico con Moctezuma, también aquí Atahualpa, máxima autoridad indígena, es ejecutado por los españoles de Pizarro.

        A mediados del siglo XVI la América española estaba ya configurada en sus grandes rasgos. De la meseta mejicana llegaron por el norte hasta la zona minera de Zacatecas, por el sur ocupan la región de Yucatán y Guatemala, donde pervivían los restos de la civilización maya. Desde Perú, Almagro se dirige a Chile, donde le espera el desierto. Hacia el este Gonzalo Pizarro se adentra en la selva amazónica de la que lograra salir no sin costosos esfuerzos. El único fruto, científico y no comercial ni político, fue la navegación por Orellana del Amazonas. Hacia el norte estaba la cultura chibcha, con interesantes posibilidades agrícolas y mineras, donde González Jiménez de Quesada fundó Santa Fe de Bogotá en 1538.

        En la segunda mitad del siglo XVI el territorio americano quedó de la siguiente manera:

        a) El área del Caribe, cuyas islas fueron abandonadas para buscar tierras más prometedoras. La isla de la Española contaba con 6000 españoles y 20.000 negros que habían sustituido a los desaparecidos indígenas. Cuba estaba prácticamente vacía, al igual que Jamaica.

        b) Las latitudes altas y medias de América del Norte quedaban fuera del alcance a causa de los vientos que las colocaban fuera de la ruta habitual desde el Golfo de Cádiz, las Antillas tampoco eran una base eficaz, las grandes distancias y los escasos efectivos humanos dificultaban el avance por tierra. La implantación hispánica en América septentrional se centró en la meseta del Anahuac, cuyo clima y abundancia de indígenas favorecía el asentamiento blanco.

        c) Las dificultades del suelo y del clima redujeron las posibilidades de asentamiento en el istmo americano.

        d) En América del sur la zona de ocupación más densa coincidía más o menos con la del antiguo imperio inca, pero la importancia de Cuzco pasó a Lima. En relación con el foco peruano había tres anexos importantes espacialmente, pero no en población: Nueva Granada y Venezuela, Chile central, los Andes y el desierto de Atacama.

        Otro núcleo hispánico en América del sur es el que se creó en el corazón de la actual Argentina. En 1516 Díaz Solís se interna por el río de la Plata y muere atacado por los indios. En 1536 Pedro de Mendoza funda Buenos Aires. Alejado de las rutas comerciales y sin riqueza minera fue abandonada hasta que se fundó de nuevo por Blasco de Garay en 1580.

        Sin terminar el reconocimiento del continente americano, los españoles se lanzan al Pacífico. Sólo se creó una base de dominio permanente en las Filipinas, donde Legazpi y Urdaneta fundan Manila.

        Para el hombre americano, el contacto súbito y brutal con el europeo fue un choque terrible, tanto biológico como cultural. Sobre el número de indios que había en 1492 se han dado las cifras más diversas. Lo que es cierto es que las culturas del maíz (desde la meseta del Anahuac hasta los Andes) encerraban una gran parte de la población de la América prehispánica. En 1600 en esta zona no había más de un millón de indios. Las causas de esta reducción son diversas: epidemias importadas de Europa, alcoholismo.

        Lo que se puede asegurar es que la disminución de la población no fue producto de una voluntad de exterminio. A finales del siglo XVI habrían emigrado a las Indias entre 100.000 y 200.000 españoles, con predominio de los andaluces de la parte occidental. La base de la colonización española estaba formada por una mesocracia de hidalgos, mercaderes, funcionarios, a los que se unieron algunos artesanos y labrado­res. La introducción de los negros africanos se vio favorecida por la corona, que percibía derechos por este tráfico.

        Las tres razas, india, negra y blanca, se mezclaron entre sí dando un abigarrado mosaico humano. Podemos calcular que hacia 1600 había 10 millones de habitantes en la zona de los que 300.000 eran blancos, 8 ó 9 millones indios y el resto negros, mestizos y mulatos.

        Las mayores densidades se encontraban sobre los viejos focos de las cultura inca. maya y chibcha.

        El sistema social que se creó no fue racista, sino un sistema de descalifica­ción producida por una situación de inferioridad material. Esto queda demostrado con el reconocimiento social de la nobleza de las antiguas estirpes indígenas. Es significativo que la sociedad indiana admitiese como blancos a los mestizos que habían blanqueado su piel en un par de generaciones, lo que creó una corriente ascendente.

        No menos radical que la demografía fue la transformación económica. La necesidad de oro para la Corona y los particulares fue el impulso que movió a que se volviera a utilizar una vieja institución indígena, la mita o trabajo obligatorio para proporcionar mano de obra para las minas. Conforme fueron siendo capaces los indios de satisfacer las necesidades de su población blanca, por aclimatación de plantas y la creación de industrias, la economía indiana fue también dejando de depender de las actividades mineras y gravitando hacia las agropecuarias.

        Si bien hubo muchas dificultades para la introducción de una agricultura de tipo europeo, no pasó así con la ganadería, que experimentó un fabuloso desarrollo.

        El cambio económico fue acompañado por un cambio en el sistema de propiedad y en la estructura social. Los pequeños propietarios indios pasaron a ser en su mayoría trabajadores asalariados cuyo propietario iba tomando cada vez más el aspecto de un señor semifeudal. Cierto es que se salvó gran parte de la propiedad indígena pero con escasa entidad económica, ya que no se producía más que lo necesario para el autoconsumo.

        En el aspecto religioso la presión por parte de los españoles fue muy fuerte. El progreso de la conquista iba acompañado de la destrucción de los ídolos. A las autoridades religiosas no se les podía escapar que la conversión de los indios había sido un fenómeno superficial. Sin embargo, cuando se implantó la inquisición en América se excluyó de su jurisdicción a los naturales.

        En comparación con a colonización española, la portuguesa se limitó, al igual que la inglesa en sus primeros tiempos, a establecerse en una serie de puntos, careciendo de toda profundidad.

        El puesto que tenía América en el conjunto imperial es difícil de definir en términos jurídicos. Fueron concebidas como una prolongación de Castilla. La aparición de un posible feudalismo se evitó, pero no la degradación de la autoridad central a causa de las enormes distancias que existían, la relajación burocrática y la confabulación de funcionarios y colonos para esquivar órdenes molestas.

        En la legislación los españoles de América gozaban de los mismo privilegios que los de la metrópoli. Las pocas rebeliones que aparecieron fueron abortadas gracias a la lealtad de la población americana, pero las autoridades españolas sacaron como consecuencia que era peligroso aplicar medidas impopulares en regiones tan alejadas. Así que tuvieron menos tributos y no se les exigió el servicio militar forzoso. La autoridad real estaba representada por los virreyes de Perú y Nueva España (en el siglo XVIII aumentaron con los de Nueva Granada y Río de la Plata). Tras ellos estaban los magistrados de las audiencias, que tenían funciones de tipo judicial y gubernativas.

        "Todas las leyes de las Indias son santísimas y rara es la que se guarda". Con estas palabras del cardenal Belluga se resume el drama administrativo en el que se encontraba la América hispana. En cuanto al trato hacia el indio lo que allí prevaleció fue un compromiso, un término medio entre la libertad total que deseaban la corona y la esclavitud que querían los encomenderos.

        Carlos V fundó en 1524 el CONSEJO DE INDIAS. Había dispuesto la formación de una junta cuyo dictamen sirviera de base para las nuevas leyes que abolirían las encomiendas (en 1542). Esto provocó el levantamiento de Gonzalo Pizarro, situación que fue solucionada tras la mediación un clérigo, Pedro la Gasca. Sin embargo, para evitar nuevos disturbios, mediante la Real Provisión de Malinas (1545) se autorizaba la encomienda, suprimiendo todo servicio personal. A pesar de todo persistirían los abusos hasta 1720, año en el que la encomienda fue suprimida totalmente.

        El problema del transporte de la plata suponía un mal endémico a causa de los piratas, fundamentalmente franceses, holandeses e ingleses. Esto hizo que se crease un sistema de convoyes fuertemente protegidos. Fue un sistema costoso pero eficaz. Lo más frecuente era que saliesen de Sevilla dos flotas anuales.

      • 4.14                       El imperio español de Felipe II.

      • La contraposición del imperio de Carlos V al de Felipe II no se basa en la extensión; aunque se había desglosado la herencia austriaca, con el título imperial, seguía siendo muy heterogéneo y desbordaba enormemente los límites de España. La diferencia estaba en que de ahora en adelante gobernaría un rey español, residente es España y con consejeros españoles.

        Felipe II pasa ante todo, y sobre todo en el extranjero, por ser un rey muy español. Era un rey sedentario que apenas hizo viajes, lo que revela un rasgo profundo de su carácter: su introversión, su enquistamiento, que era como su herencia atenuada de la esquizofrenia que azotó a otros miembros de su familia. Su innata desconfianza le hacía vigilar el trabajo de sus colaboradores examinando personalmente muchos documentos. De este rasgo se derivan dos consecuencias importantes: el establecimiento de una corte fija y el desarrollo burocrático.

        El primer lustro de su reinado fue sólo la liquidación de la sociedad heredada del reinado anterior. Paulo IV se alía con el rey de Francia para expulsar a los españoles de Nápoles, al mismo tiempo que se combatía en la frontera franco-flamenca. Felipe II apareció por primera y última vez en un campo de batalla en San Quintín (1557). En 1559 se firma el tratado de Cateau-Cambrésis por el que España y Francia mantendrían buenas relaciones hasta fin de siglo.

        Pero la paz que ganaba en Italia se perdía con la muerte de la esposa del monarca: La reina de Inglaterra María Tudor. Al no haber ningún descendiente, Felipe no era más que un extranjero que abandonaría el país inmediatamente. Con esto Flandes quedaba como un puesto avanzado cuya defensa desde España se hacía muy difícil.

        La quiebra estatal con la que Felipe II inauguró su reinado en 1557 no hizo más que dar un estado oficial a una situación de hecho. En cada una de estas quiebras muchos banqueros perdían su crédito, se arruinaban y salían de escena. Generalmente era sólo Castilla la que contribuía a los gastos de la corona, por lo que el rey la eligió como centro permanente de su imperio.

        Puede decirse que con Felipe II se asiste a una situación de imperialismo español, o más bien castellano, pero muy distinto a los que ha conocido la historia; no sirvió para enriquecer a la metrópoli con los despojos de la victoria, sino para arruinarla, porque en realidad el imperio no pertenecía a Castilla, sino a la casa de Austria que se servía de Castilla como instrumento.

        El pilar básico de la reorganización administrativa emprendida por Felipe II fue el robustecimiento de la Hacienda Real. Comprendió la necesidad de arbitrar nuevas fuentes de ingresos, y lo hizo en dos direcciones: de los Papas obtuvo, además de la regularización de la bula de la cruzada, el subsidio eclesiástico y el excusado, por los que obligaba al clero a contribuir en proporción con sus riquezas. Para aumentar la contribución de los seglares contaba con las Cortes de Castilla que rara vez se oponían: las alcabalas, que con la inflación se desvaloriza­ron y tuvieron que ser aumentadas a más del doble, las salinas se rescataron para el monopolio de la corona, la plata de las Indias.

        Los ingresos eran fabulosos, pero se invertían casi exclusivamente en política exterior, ya que los gastos internos eran muy pocos.

        La relativa paz del principio de su reinado se romperá a partir de 1568. Los piratas ingleses rompen la vía marítima Flandes-España. Se produce el levanta­miento morisco de las Alpujarras en 1567. Comienza la guerra en Flandes: fue una explosión de nacionalismo, una protesta contra las tropas extranjeras de un rey lejano, pero también hay que tener en cuenta el motivo religioso, sobre todo en la búsqueda de aliados.

        En Flandes Felipe II aceptó la retirada de las tropas y del general Granvela. Pero cuando los nobles flamencos pidieron la libertad de conciencia religiosa, el rey se decidió por la intransigencia. Ante esto los calvinistas asaltan las iglesias en 1566 y Felipe II envía al Duque de Alba. En seis años fueron condenados a muerte más de 6000 personas. Esta dura política provocó que la población volviera a sublevarse.

        Desde el principio se marcó en el interior de los Países Bajosuna división que aún hoy es patente: en el sur, Bélgica, con predominio católico; en el norte Holanda, con mayoría calvinista. Al Duque de Alba le sustituirá al mando de las tropas Don Luis de Requesens, con órdenes de negociar todo lo que pidiese Guillermo de Orange, líder de los holandeses, excepto la libertad religiosa. Las hostilidades se reanudaran cuando se declara en 1575 una nueva bancarrota. Felipe II abandona a los banqueros genoveses esperando una ayuda económica de los españoles, algo que no ocurrirá. El resultado fue que las tropas de Flandes, a quienes se les debía varios meses de paga, y quienes se habían sin mando tras la muerte de Requesens, saquearon Amberes dando muerte a 7000 habitantes (noviembre de 1576).

        Don Juan de Austria, como nuevo gobernador de los Países Bajos, pagó a sus tropas y las despidió. Guillermo de Orange fue recibido en Bruselas y se le daba como futuro gobernante de los Países Bajosbajo de soberanía nominal de los Hasburgos. Sin embargo, Felipe II, habiendo mejorado momentáneamente la situación económica y habiéndose congratulado de nuevo con los banqueros genoveses, mandó de nuevo a los tercios. Se consiguió la victoria de Glemboux.

        Don Juan de Austria es sustituido por Alejandro Farnesio. Este personaje supo aprovechar la antipatía que despertaban los valones católicos entre los calvinistas para destruir su unión. Desde entonces las provincias católicas del sur estarían unidas a la corona. Alejandro Farnesio tenía conquistada la mayor parte del territorio de Flandes cuando ocurrió el desastre de la Armada Invencible.

        De hecho la guerra contra Inglaterra ya existía tapadamente antes de la Armada Invencible. La decapitación de la reina María Estuardo de Escocia por la reina Isabel de Inglaterra provocó la decisión de Felipe II de realizar una acción directa. La Gran Armada o Armada Invencible llegó al Canal de la Mancha en 1588. Hubo una serie de encuentros navales favorables a los ingleses. Farnesio no pudo embarcar a sus tropas en Flandes porque no llegaron los barcos. Fracasado este objetivo la armada optó por volver y fue en ese momento cuando quedó atrapada por las tormentas.

        La guerra continuó: en 1596 Cádiz fue saqueada y Felipe II pide dinero a las cortes para una nueva escuadra. El recargo tributario llegaba en el momento en el que llegaba un reflujo económico. La guerra entre calvinistas y católicos en Francia no podía dejar de interesar a Felipe II, quien prestó apoyo a los católicos. Cuando el protestante Enrique de Navarra cerca París, Felipe II manda a Alejandro Farnesio que ayude a la ciudad. Sin esta orden puede que España se hubiese vuelto ha hacer con el control de todo Flandes, sin embargo, Enrique realizó su jugada maestra: su conversión al catolicismo (1593). Con esto Francia no sería amiga de España, pero se mantendría en el campo católico.

        El coste de esta política fue cuantioso. Apareció un nuevo recurso: pedir donativos a los particulares por medio de los religiosos. Al morir Felipe II en 1598, los ingresos de la hacienda real se calculaban en 10 millones y la deuda del estado en 68 millones.

        Si a pesar de los rotundos fracasos puede considerarse como positivo el reinado es por la incorporación de Portugal. Este fue el desenlace de una política matrimonial que se venía desarrollando desde hacía siglos. Las clases populares portuguesas preferían al bastardo Antonio Prior de Cato, las clases privilegiadas aceptaron a Felipe II, unos por resignación y otros porque esperaban ventajas económicas de la unión con Castilla. No hubo anexión, sino unión personal de varios reinos en una sola persona.

        Felipe II también se ocupó de la política interna con tal minuciosidad que nos ha dejado documentos estadísticos de gran precisión.

      • 4.15                       La crisis del siglo XVII.

      • El siglo XVII fue un siglo de estancamiento con moderada progresión en países como Polonia, Inglaterra y Holanda, y claros descensos en Alemania y en las regiones mediterráneas. Sobre las causas no hay unanimidad y se han apuntado varias: el coste excesivo de las monarquías absolutas, adversidades climáticas, descenso de metal de las Indias...

        En España es clara la disociación entre los fenómenos materiales y los culturales, aquellos indican una crisis muy temprana, mientras que el máximo brillo de las letras y las artes llega hasta el primer tercio del siglo XVII. En el siglo XVII la relación político-económica-social se hizo más sensible debido a que el cuerpo social español, cuyas reservas estaban siendo agotadas, acusaba cada vez más los impactos que recibía.

        A los factores políticos de defensa del Imperio hay que sumar los factores naturales. Las epidemias se producían con una violencia no conocida desde el siglo XIV. La demografía española del XVII no se diferencia de la del siglo anterior salvo en que las epidemias fueron más mortíferas y generales. Son conocidas tres crisis:

        • ·             1597/1602. Entra por el Cantábrico y desde pasa a la meseta para dirigirse con posterioridad a Andalucía y Levante. Se calcula que produjo más de medio millón de muertos.

        • ·             1647/51. Esta peste fue importada de Oriente y afectó a las provincias andaluzas y a la costa mediterránea.

        • ·             1676/85. Afectó prácticamente a las mismas regiones. No fue tan mortífera, pero si persistente.

        Sumando esta causa a otras secundarias, como las guerras, emigraciones etc..., el resultado fue el descenso de los aproximadamente 8 millones de habitantes que había a principios de 1600 hasta unos 7 millones a comienzos del siglo XVIII. La pérdida fue soportada casi íntegramente por la meseta. El reino de Granada experimentó un ligero aumento. El reino de Valencia no compensó hasta ya entrado el siglo XVIII la expulsión de los moriscos (1609). En las demás regiones la población se mantuvo estacionaria. Las zonas centrales de la península no se recuperarían y serían las periféricas las que comenzasen a experimentar un desarrollo continuo.

        Madrid creció gracias a la ruina de Toledo y Valladolid. Granada, Valencia y Salamanca mantuvieron sus efectivos. Se hundieron las que basaban su prosperi­dad en la industria y el comercio: Burgos; Medina del Campo, Sevilla (salió favore­cida Cádiz).

        Las ciudades acogen a una población rural que se había visto abocada a la miseria. Se produce una concentración de la población rural debido a la presión tributaria y a la concentración de la propiedad. Abundan los despoblados. En la periferia no se produjo este fenómeno.

        Si la repercusión de las decisiones políticas en la demografía fue directa, en los aspectos económicos y sociales lo fue más a causa de la despiadada fiscalidad de los últimos Austrias. Felipe III no aumentó la fiscalidad de Felipe II, pero Felipe IV sobrepasó todos los límites: se vendieron centenares de pueblos, que se convirtie­ron en nuevos señoríos, hubo una gran venta de cargos, se gravan los artículos de uso corriente, se pedía a los nobles, al clero y al pueblo, pero no por un afán de igualdad fiscal, sino por obtener la mayor cantidad de ingresos posibles.

        Entre los muchos recursos irregulares de los Austrias, dos tuvieron especial repercusión: la venta de cargos y las alteraciones monetarias.

        Con la venta de cargos, generalmente municipales, los puestos eran ocupados por gente inútil e inepta, que se resarcían del dinero pagado a costa del pueblo. El resultado fue la creación de una burocracia inútil, nociva e incompetente.

        La deflación monetaria se limita sólo a la moneda de vellón, no a la de plata. La existencia de dos sistemas monetarios era el símbolo de la coexistencia de dos economías: la urbana capitalista y la agraria. Para los banqueros y los grandes mercaderes el sistema de la plata era una realidad, pues en el hacían los pagos. Para la mayor parte de las transacciones internas el valor de la plata era sólo un indicador, ya que los cobros y los pagos se hacían en moneda de vellón.

        Parece indudable que los precios en vellón eran los que determinaban el poder adquisitivo de la población. Aunque los salarios subían rápidamente, nunca lo hacían con la agilidad de los precios.

        Los dramáticos cambios económicos se reflejaron en la sociedad. En el aspecto cuantitativo parece probable que aumentase el número de privilegiados. Sabemos que la venta de hidalguías fue un recurso que los reyes ensayaron varias veces con éxito. También sobran las pruebas de un incremento excesivo del clero. A pesar de todo los nobles deterioraron su situación y se hubieran empobrecido de no haber estado protegidos por las leyes sobre mayorazgos.

        La nobleza media e inferior se defendió mejor, e incluso mejoró gracias a la explotación de las haciendas municipales. Los más ricos de los plebeyos se les unieron en esta tarea, y así se fue constituyendo una nueva burguesía formada por hidalgos, caballeros y por plebeyos hidalgados con un denominador común: eran elementos económicamente inútiles y con frecuencia dañinos.

        En definitiva, la crisis parece haber sido el resultado de la conjunción de dos factores: uno de origen no bien determinado con probable influencia de los hecho naturales, otro político, las guerras continuas y devastadoras. El proceso degenerativo no fue uniforme: el descenso fue importante a principios de siglo a causa de las pestes. Desapareció la peste y hubo una serie de buenas cosechas y arribadas de plata americana. En 1621 se inicia una honda coyuntura adversa que culmina en la crisis de 1627-28, que mezcla una crisis política (guerra de Mantua), agropecuaria (escasez y carestía), y monetaria. Hubo una recuperación hasta que en 1640 comienza la tercera crisis, muy aguda y de larga duración. Su punto álgido lo alcanza entre 1649 y 1652, bajo la acción conjugada de la peste, la carestía y el hambre, lo que motivó los serios tumultos andaluces de 1652. A partir de este momento no se puede hablar de recuperación. Sin embargo, el semiabando­no de las empresas exteriores a la muerte de Felipe IV da a Castilla un alivio interrumpido por la cuarta crisis: 1678-83 producida por la peste y el hambre.

      • 4.16                       Luchas por el mantenimiento de la economía.

      • La fecha de 1598 señaló un cambio de rumbo de los ideales de la política española y de los hombres encargados de aplicarla. Felipe III estaba falto de las caracterís­ticas necesarias de un monarca absoluto: energía, independencia y gusto por el trabajo. La caza y el juego eran sus aficiones preferidas y sin duda fue el más inútil de los monarcas de los austrias, junto con Carlos II.

        Sin embargo, los 23 años de gobierno de este inepto monarca (1598-1621) son de brillante apariencia ya que todavía quedan hombres formados en el ideal imperial del siglo anterior. Un factor favorable fue la disposición del nuevo equipo gobernante de liquidar las guerras que Felipe II había dejado pendientes. Ya antes de morir, Felipe II había firmado con Enrique IV de Francia la paz de Vervins, que ratifica lo esencial de las capitulaciones de Cateau-Cambresis. Transfirió la soberanía de los Países Bajosa su hija Isabel Clara y al archiduque Alberto de Austria, con la cláusula de volver a la rama española si no había descendientes, como así ocurrió.

        La situación financiera requería una austeridad que no entraba en las intenciones de Felipe III. De las liberalidades regias el Duque de Lerma y sus parientes salieron ampliamente favorecidos. Pero la penuria económica era tremenda y no se quería imponer nuevos impuestos. Lo que se hizo fue aumentar la moneda de vellón, medida tomada tanto por Felipe III como por Felipe IV. El cobre necesario para ello se traía de Suecia, donde se produjo una ola de prosperidad extraordinaria.

        La guerra naval contra Inglaterra no cesó hasta la muerte de la reina Isabel en 1603, aunque se reducía a pequeños golpes de mano. El nuevo rey, Jacobo Estuardo firmó la paz con España, pues era más ventajoso comerciar que piratear en América. A los ingleses protestantes se les permitía residir en España practicando su religión en privado. Era la primera vez que España permitía la tolerancia religiosa.

        El Duque de Lerma, valido del rey, quería terminar la guerra con Flandes y el archiduque Alberto recibió la orden de hacer concesiones. De esta manera se firma la paz; disfrazada con el nombre de Tregua de los doce años, a partir de 1609. Esta fecha fue también la de la expulsión de los moriscos, pero no fue un elemento religioso, sino militar el que insistió en la expulsión de una minoría irreductible que suponía un peligro en potencia: con esto se agudizó la escasez de mano de obra.

        En lo referente a política exterior se había logrado la unión entre Flandes e Italia. Se atacó Venecia (conjura de Venecia), parece que sin el consentimien­to, o al menos con el desconocimiento por parte de Madrid.

        Felipe III morirá dejando un sucesor de 16 años, una guerra cuyo desarrollo no era previsible, y un tesoro exhausto. Felipe IV (1621-65) fue el más laborioso de nuestros reyes del siglo XVII, aunque su blando carácter le convirtieron en un juguete en manos del Conde-Duque de Olivares, partidario de una política agresiva y expansionista.

        Terminada la Tregua de los Doce Años con Holanda estalló de nuevo la guerra. Se instituyó el Almirantazgo del Norte para perseguir el comercio holandés y se prohibió la entrada de mercancías holandesas en territorios españoles. Estas medidas no fueron eficaces.

        El rey Jacobo esperaba que su hijo, el príncipe Carlos se casara con la princesa española María, llevándose como dote Flandes. Olivares se opuso al matrimonio, y cuando Carlos subió al trono, el rey inglés envió una expedición contra Cádiz, que fracasó. En 1626 España firmará la paz de Monzón con la Francia de Richelieu.

        La situación interna era mucho peor que la externa. El comienzo del reinado coincidió con una agravación de la crisis económica. Los envíos de plata de las Indias empezaron a disminuir, por lo que hubo de requisarse la plata que llegaba de los particulares. El efecto que produjo esta norma fue que los particulares no registrasen la plata que llegaba para así librarse de los impuestos y de nuevas requisas.

        Continuó aumentando la venta de señoríos. Una nueva nobleza cortesana, sin ambiciones feudales surgió de esta venta. Solían ser representantes de las nuevas capas enriquecidas: banqueros regios, almirantes de las flotas.

        Pero la situación económica no mejoraba y en 1627 se declaró otra bancarrota. Muchos banqueros genoveses van a ser reemplazados por portugueses.

        Las dificultades financieras se reflejaban en la guerra de Flandes. De una actitud ofensiva se pasó a otra defensiva. Gracias a su riqueza los holandeses podían mantenerse un ejército de más de 100.000. Quedaba la posibilidad de que el Emperador atacara a los holandeses desde Alemania pero esto no pudo conseguirlo el rey español. Por su parte Francia estaba en manos de Richelieu y logra colocar un candidato en Mantua con la aquiescencia del Emperador. Esta acción indignó a los españoles. Por otro lado, subsidios franceses ayudan a la ofensiva protestante encabezada por Gustavo Adolfo de Suecia.

        Se acudió a la misma solución de etapas anteriores: pedir nuevos sacrificios a Castilla. Se levantó un ejército que fue dirigido en Flandes por el Cardenal Infante Don Fernando, hermano del rey. Se consigue la victoria de Nordlingen sobre los suecos (1634). Al año siguiente Francia declara la guerra a España para no verse de nuevo encerrada territorialmente. En 1636 los tercios llegan a 80 kilómetros de París.

        Los consejeros de Felipe IV estimaron conveniente abrir un nuevo frente en los Pirineos para aliviar la presión sobre Flandes y Saboya. Pero Francia era un país con el doble de población que España y pudo repeler todos los frentes, e incluso cortar la línea Milán-Flandes.

        Así se tuvo que volver a la ruta marítima, donde los refuerzos que llevaba el almirante Oquendo a Flandes fueron derrotados por las naves del almirante holandés Tromp. Este desastre era consecuencia del evidente declinar del poderío naval español.

      • 4.17                  El ocaso del Imperio (1640-1700).

      • El año 1640, el más fatal de la monarquía comenzaba mal: no había plata para pagar a los acreedores y estos no concedían más préstamos; escaseaban tanto los hombres para la guerra como el dinero para pagarlos. Estaban en crisis las viejas virtudes militares. La solera de los viejos tercios acababa. Se puede decir que el declive del imperio de los Hasburgo se produjo por la falta de solidez interna, situación que se vio reflejada en las sublevaciones de Cataluña y Portugal.

        Cataluña no era una región rica ni densamente poblada. La mayor parte de su población era rural, con unas pocas industrias modestas y artesanales. Era la Cataluña rural y menestral, cerrada y arcaica, de nobles bandoleros y curas trabucaires. En general era la antítesis de la actual Cataluña.

        La revolución catalana era el desenlace lógico de un proceso que venía de tiempo atrás. La revolución tuvo dos vertientes; la rural y la municipal. La primera se produjo a causa de que las tropas extranjeras (castellanas e italianas) que habían ido allí a luchar contra los franceses no eran pagadas y vivían sobre el terreno, lo que provocaba continuas fricciones. Los desórdenes en el campo culminaron con la entrada de bandas armadas en Barcelona que asesinaron al virrey de Santa Coloma.

        A pesar de la gravedad de la acción, durante cierto tiempo hubo algunas negociaciones entre Madrid y Barcelona. Este tiempo favoreció las tendencias más radicales de unas clases privilegiadas que no eran del todo incondicionales a la Corona. El resultado del reconocimiento de Luis XIII como soberano catalán fue la consecuencia de un estado de ánimo pasional. En 1641 fracasó el asalto contra Barcelona del ejército dirigido por el Marqués de los Velez. En 1642 se pierde definitivamente el Rosellón. Así, en la frontera entre Aragón y Cataluña se abre un nuevo frente de guerra.

        El caso de Portugal era distinto. De una manera formal nunca había dejado de ser un estado independiente, pero no le agradaba la idea de ser gobernado desde Madrid. Como en Cataluña, no existió fidelidad de las clases privilegiadas hacia la Corona. Al ver que el poder naval de Castilla no bastaba para su defensa y que declinaba la prosperidad económica, su interés por la unión decayó. El desconten­to difuso se materializó en los tumultos de Evora (1637). La exigencia de que los hidalgos portugueses marcharan a la frontera de Cataluña a combatir dio la señal de levantamiento en Lisboa (1640), que triunfó con facilidad debido a la escasez de soldados castellanos que allí había.

        De suma gravedad fue también la revolución napolitana (1647) que empezó a ser una protesta por la carestía y acabó pidiéndose ayuda a los franceses (que fue tardía y escasa). El movimiento fue aplastado por las tropas españolas y la clase dirigente local.

        Los movimientos andaluces no tuvieron más gravedad que los de ser inicios de un malestar generalizado.

        Los desórdenes de Vizcaya en 1632 tuvieron una significación foral más que económica.

        De todos los movimientos el único que triunfó plenamente fue el de Portugal, ya que fue el único que contó con un carácter puramente político y que no causó ninguna división entre los alzados. No se trataba de reprimir un alboroto, sino de hacer una guerra de cuyos medios el monarca español carecía.

        La sublevación catalana fue ante todo política, pero sus ánimos no eran tan unánimes como los de los portugueses. No había voluntad generalizada de separación. La arrogancia y atropellos de la tropas francesas de ocupación les enajenaron todas las simpatías.

        En cualquiera de los casos los ministros de Felipe IV evitaron mostrarse sanguinarios y no tomaron represalias de orden político.

        Los recursos para estas guerras se habían logrado duplicando la moneda de vellón, con lo que los precios subieron enormemente. En 1643 se retira de la política el Conde Duque de Olivares, lo que no supuso grandes cambios en la política. El nuevo valido será Don Luis Méndez de Haro. España es derrotada en la batalla de Rocroi, pero seguirá conservando los Países Bajosy el Franco Condado.

        El año 1648 marca el declive de los Hasburgo, el auge de los particularismo germánicos y el apogeo de Francia. Esto viene producido por la paz de Westfalia, donde España reconoce la independencia de Holanda. Tras una rápida campaña dirigida por Don Juan José de Austria, Barcelona y la mayor parte de Cataluña se vio libre de franceses (1652).

        En las relaciones belicosas entre Francia y España iba a desempeñar un importante papel Inglaterra. Los franceses se ofrecen para ayudarla a conquistar Dunquerke, y los españoles se ofrecen para conquistar Calais. En 1651 se firma un tratado entre Francia e Inglaterra, que ocupará Dunquerke en 1658.

        Se firmó la paz de los Pirineos con Francia en 1659, en la que no se entregaron más que los territorios que estaban perdidos, Artois, algunas plazas de Flandes y el Rosellón. Una vez hecho esto, Felipe IV quiso emprender una guerra ofensiva contra Portugal, pero debido a la ayuda que recibían los portugueses de Francia e Inglaterra, y a causa del bajo nivel militar de los españoles, no se hizo ningún logro.

        Felipe IV muere en 1665. Es sucedido por Carlos II. Al comienzo su madre fue nombrada regente. El rey daba claras muestras de retraso físico y mental

        En el aspecto demográfico de su reinado, que duró 35 años, puede considerarse una etapa menos mala que la anterior. En el panorama económico influyeron al mismo tiempo las condiciones naturales, los factores sociales y los hechos políticos.

        La nobleza media se había apoderado de los municipios y se esforzaba, con la ayuda del clero, en desviar los tributos hacia el pueblo.

        La alta nobleza inició el asalto hacia el poder central tras la muerte de Felipe IV. Aumentó el descrédito y la impotencia del poder. El incremento de la mendicidad y del bandolerismo era el resultado de la degradación de los antiguos cuadros de mando, económicos y sociales.

        La inexcusable acción de Luis XIV contra los Países Bajosdistó mucho de ser un paseo militar. Además al verse ante el peligro de enfrentarse a una coacción formada o Inglaterra, Holanda y el Imperio hubo de firmar la paz de Aquisgrán (1668). Esta agresión francesa sirvió como pretexto para terminar la guerra con Portugal y reconocer su soberanía.

        En tres ocasiones más se rompieron las hostilidades franco-españolas: en 1673 comienza una campaña que culmina con la paz de Nimega (1678), en la que se pierden el Franco Condado, junto con Iprés y otras plazas. Otra guerra terminaría con la tregua de Ratisbona en 1684. Por último la paz de Ryswick, en la que España recuperó algunas plazas. En todos estos enfrentamientos España se vio respaldada por todas las potencias europeas, que estaban temerosas del creciente poderío francés.

        El pueblo español achacaba la culpa de sus miserias a la reina madre, que era extranjera y a su confesor alemán. Con un mesianismo ingenuo el pueblo veía en Don Juan José de Austria al hombre providencial, pero que no tuvo resolución para tomar el poder. Fue alejado de la corte por la reina madre, que depositó su confianza en Don Fernando de Valenzuela. La mayoría de edad del rey (1675) no trajo consigo ningún tipo de cambio, ya que el nuevo rey era incapaz de gobernar.

        La acumulación de poder por parte de Valenzuela, que se nombre primer ministro, hizo reaccionar a las dos fuerzas que quedaban intactas en España, la alta nobleza y la opinión de los países forales.

        Valenzuela deja su cargo, que será ocupado por Don Juan José de Austria, el cual realizó una especie de gobierno personal.

        Corrigió algunos de los abusos más evidentes, pero no tenía intención de hacer profundas reformas. Muere pronto.

        Su muerte no rompió el recién instaurado sistema de gobierno personal. Fue sustituido por el Duque de Medinaceli, que tenía un sincero afán de reformas, pero este periodo se vio turbado por los desastres naturales, la tremenda devaluación de la moneda, la disminución del dinero circulante, el empobrecimiento general.

        El Duque de Medinaceli crea en 1679 la Junta de Comercio. A pesar de su nombre, su principal preocupación era la tremenda decadencia industrial. La introducción de las modas francesas tuvo más importancia que la simple anécdota, ya que intensificó la decadencia de las industrias textiles (las más importantes de la época) por incapacidad de adaptarse a las nuevas modas de las clases altas medias.

        La fabricación artesana siguió abasteciendo a las clases humildes. Las elevadas querían surtirse directamente del extranjero. La Junta de comercio intentó reavivar estas fábricas, pero no tuvo éxito. El Duque de Medinacelli se retira en 1693 regresando al poder la reina madre.

        La situación de los países forales no era buena. En el reino de Valencia estalló en 1693 la llamada Segunda Germanía, a causa de la dureza señorial impuesta a los campesinos que habían sustituido a los moriscos. Fue sofocada fácilmente.

        Desde fines del XVII se aprecia un resurgimiento económico en Cataluña. Hubo una renovación de la agricultura, disminuye el bandolerismo. Agricultores y burgueses pusieron su pequeño capital en común para fundar compañías comerciales. El puerto de Barcelona registró el doble de movimiento a finales de siglo respecto al principio del mismo.

        En más modesta escala hubo una recuperación vasco-navarra. La novedad en la sociedad de finales de siglo fue la aparición de hombres de empresa, que en parte llenan el vacío dejado por los genoveses.

        Carlos II, rey nominal de España, tenía que dejar descendencia, pero no la dejó. España todavía era una gran potencia, de gran interés para Europa. Luis XIV quería el trono español para su nieto Felipe, y el emperador Leopoldo para su hijo Carlos. Luis XIV maniobró con habilidad: otorgó a España condiciones muy favorables en la paz de Ryswick y atrayéndose al cardenal Portocarrero y a otros influyentes cortesanos arrancaron al rey Carlos en su lecho de muerte el testamento que daba fin al reinado de los Habsburgo en España (1700).

      • 4.18                  Los problemas de la América española en el siglo XVII.

      • También fue para América un siglo decadente. La decadencia española reforzaba la americana, enviando hacia esas tierras un personal cada vez más inmoral. La crisis americana acrecentaba la de España con la disminución de los envíos de plata.

        El cambio de una actitud ofensiva a otra defensiva se debió a varias razones: haber alcanzado ciertas fronteras naturales, el convencimiento de que no quedaban ricos imperios que conquistar... Los defensores de los indios habían hecho mella en la opinión general, que va a preferir la evangelización a la conquista. Esta renuncia de la expansión la aprovecho Portugal para extender Brasil más allá de lo acordado en el tratado de Tordesillas.

        A falta de capacidad expansiva en las Indias durante el siglo XVII, España se concentra en la defensa contra enemigos cada vez más numerosos y agresivos. La reina Isabel de Inglaterra ya alentó la piratería en el siglo XVI, incluso participan­do de las ganancias.

        En la América continental había suficientes fuerzas defensivas, pero el mejor elemento defensivo de los centros vitales lo constituían los Andes peruanos y su lejanía de las costas. Los puntos más amenazados eran las islas del Caribe, casi despobladas y de difícil defensa; por eso fueron cayendo una tras otra en manos de los ingleses, franceses y holandeses. El golpe más duro lo constituyó la caída de Jamaica a manos de los ingleses en 1656.

        Lo más doloroso era la captura por parte de los piratas de las flotas que volvían a España cargados con oro y plata.

        Podemos decir que España gastó comparativamente poco dinero en la defensa de las Indias. Lo bastante, sin embargo, como para que los gastos de fortificar y poner guarniciones en puntos claves hicieran bajar bastante el importe de las remesas que desde allí se enviaban a la real hacienda.

        América estuvo mucho más descansada que España en el sentido tributario, lo que no significa que no padeciese un considerable gravamen impositivo. A finales del reinado de Carlos II no quedaba casi ningún cargo que vender en América, e incluso se llegó a vender la dignidad virreinal.

        En materia demográfica lo que es seguro es que a partir de mediados del siglo XVII se frenó la caída de la población indígena. Hubo un aumento continuo, pero moderado de blancos. Del cuarto de millón existente en 1600, se triplicó en 1700. En este siglo parece que aumentó la presencia de extranjeros y su influencia en la vida económica, sobre todo de portugueses. Por parte española emigraron en este siglo algo más de 150.000 personas.

        La encomienda venía decayendo desde principios de siglo y su situación se agravó más a finales, presagiando su próximo fin.

        Las clases medias, que se creían postergadas, eran las que podían cosntituir las bases de un núcleo de oposición, pero todavía era débil y difuso.

        La baja producción minera, del suministro de plata, no fue tan desastrosa como se ha dicho. Desde luego fue real por diversas razones:

        - Disminución de la población india sujeta a la mita (trabajo obligatorio).

        - Agotamiento de los principales filones.

        - Escasez de mercurio. Este último se tenía exportar desde Almadén y a veces desde Istria (Austria).

        El comercio de los productos españoles llevados a las Indias variaron y disminuyeron ya que América se iba haciendo autosuficiente en productos agrícolas, por lo que ahora se llevaban productos industriales, pero sobre todo tejidos.

        En resumen, si la disminución de la producción de plata y oro fue mucho menor de lo que se había estimado, el comercio de las Indias tampoco experimentó una bajada tan grande como hubiese resultado de atenerse sólo a las estadísticas de entrada y salida de San Lucas de Barrameda. Lo que sucedía es que el tipo de productos había cambiado y habían dejado de ser estrechamente vigilados por la metrópoli, pasando a a enriquecer mucho más a extranjeros que a castellanos.

        2




    Descargar
    Enviado por:Zoco
    Idioma: castellano
    País: España

    Te va a interesar