Música


Ópera en Italia


La ópera en Italia

La ópera romántica sirvió para expresar las ideas de la unidad, libertad y patriotismo por las que luchó Italia durante el siglo XIX.

Italia fue la cuna de la ópera e impuso sus gustos a toda Europa.

CARACTERISTICAS GENERALES

Desde sus inicios en el siglo XVII, la ópera, que constituyó uno de los espectáculos de mayor agrado del pueblo italiano, se amoldó a cualquier época musical, adoptando las correspondientes ideas estéticas. En el sigo XIX, la ópera italiana siguió ocupando un lugar preeminente.

Las características más importantes de la ópera italiana son:

  • Lo vocal priva sobre cualquier otro aspecto, quedando en segundo plano los aspectos orquestales y armónicos.

  • El virtuosismo del cantante se acentúa menos que en otras épocas.

  • En ciertos momentos de la representación (arias y dúos) se busca la brillantez y el lucimiento de los solistas más que la unidad escénica y conceptual de la obra.

  • Existe cierta superficialidad junto con agradables melodías, que son cauce de expresión para el drama argumental.

GIOACCHINO ROSSINI (1792-1868)

Rossini fue el músico que encarnó el tránsito entre la ópera del siglo XVIII y la ópera romántica. En sus instrumentaciones aumentó el número de instrumentos de viento, sobre todo en las oberturas, y dio a sus melodías un carácter dinámico y fresco.

Rossini transmitió a los románticos posteriores atrevidas innovaciones: predilección por temas patrióticos o naturalistas, uso del coro en representación del pueblo, acentuación dramática de la orquesta, impulso de la obra cómica.

Sus obras más importantes son: La italiana en Argel, El barbero de Sevilla, La Cenicienta, La urraca ladrona y Guillermo Tell.

En el año 1829, con sólo treinta y siete años de edad y habiendo alcanzado la fama, renunció a seguir escribiendo óperas.

OTROS OPERISTAS

Otros compositores operísticos y más románticos que Rossini fueron Bellini y Donizetti. Ambos son considerados los creadores del bel canto, tipo de canto caracterizado por una entonación plena de belleza y dulzura y de grandes dificultades técnicas.

La carrera de Bellini fue breve, pero gloriosa. Admiraba a Rossini, se hizo amigo suyo en París y, siguiendo su ejemplo, escribía con todo detalle la ornamentación vocal para que cada una de las partes de sus obras. Cuando tenía que poner música a un libreto, recurría a los temas a los temas que iba acumulando, ya que diariamente practicaba inventando motivos musicales. Entre sus obras destacan Norma (1831), estrenada en el teatro de la Scala de Milán, y Los Puritanos (1835), que fue su último triunfo, ya que ese mismo año murió.

Donizetti fue director y director de ensayos en el teatro San Carlos de Nápoles y compuso hasta los treinta años más de veinte óperas. Entre ellas destaca el gran número de óperas cómicas o farsas. Su primer éxito lo obtuvo con su ópera trágica Ana Bolena (1830) y su éxito mayor fue Lammermoor (1835). Después de componer obras como El elixir del amor y La hija del regimiento, logró la obra maestra del género bufo italiano, Don Pasquale (1843), estrenada en París.

GUISEPPE VERDI (1813-1901)

Nació en Roncole. Estudió música en Milán y su primer éxito lo logró con Nabucco (1842), de gran trascendencia político-social y cuyo coro de lamentación de los hebreos cautivos en Babilonia lo cantaba la gente por las calles de París y Londres. En su obra se distinguen tres períodos:

  • El denominado «patriótico», compromiso con la libertad del pueblo italiano dominado entonces por Austria. Influenciado por Rossini, compuso Rigoletto, La traviata y El trovador.

  • En el segundo período sus temas fueron más elaborador y buscó un público más entendido. Pertenecen a este período Simón Bocanegra, La fuerza del destino y Don Carlos.

  • El período de conclusión, en el que escribió Aida y Otelo y, por último, cuando ya tenía 80 años, Falstaff. En estas obras, la música fue más profunda y los coros y la orquesta adquirieron más importancia.

La obra de Verdi se ha denominado «realista» por la sencillez de sus melodías, lo espontáneo de sus argumentos -de carácter mitológico o histórico- y lo natural de sus instrumentaciones. Su música siempre estuvo en progreso técnico. Sus libretos los escogió entre obras de Victor Hugo, Schiller, Shakespeare y lord Byron.

EL VERISMO MUSICAL

A finales del siglo XIX surgió una nueva corriente dramático-musical denominada «Verismo». Influenciada por la literatura realista de Zola, la música trató de plasmar las emociones primarias de los protagonistas de las obras e incorporó a la ópera los argumentos reales de la vida en sustitución de las tramas de enredo formal, mitológicas o absurdas.

Giacomo Puccini (1858-1924). Fue el compositor más importante del Verismo, aunque alguna vez utilizó elementos fantásticos. Supo dar un realismo psíquico a sus personajes y se distinguió por su extraordinaria malodía y la originalidad armónica de su orquestación.

Puccini conocía perfectamente la complejidad de la obra teatral y la profunda interdependencia que existe entre los elementos que la componen; el gesto, la palabra, la música y la situación escénica tenían que estar íntimamente relacionados. Por eso, Puccini vigiló el trabajo de sus libretistas y los subordinó a su voluntad, consiguiendo la integración entre acción, palabra y música.

El primer triunfo de Puccini fue su ópera Manon Lescaut (1833), en la que tuvo que emplear hasta siete libretistas para lograr el texto que él quería. En un período de ocho años compuso La bohéme (1896), Tosca (1900) y Madame Butterfly (1904).

Puccini dejó sin acabar su última ópera, Turandot, que terminó su discipulo Alfano. Esta obra póstuma muestra la tendencia hacia la nueva música de Schönberg y de Stranvinsky.

Otros veristas. El comienzo del Verismo musical se hace coincidir con el estreno de Cavalleria rusticana (1890), de Mascagni, cuyo libreto está sacado del drama escrito por el novelista Verga, principal representante del Verismo literario italiano. Otra ópera en un acto, considerada también prototipo del Verismo, es Los payasos (1892) de Leoncavallo, obra más pulida y refinada, pero sin el toque maestro de la ópera de Mascagni.

EL TEATRO DE LA SCALA

El teatro de la Scala de Milán fue construido según los planos del italiano Piemarini, sobre el solar de la iglesia de Santa María alla Scala.

Se inauguró en 1778 con la ópera Europa riconosciuta de Salieri, compositor oficial de la corte de Viena.

Es uno de los teatros de ópera más importantes de todo el mundo, con un aforo de 3,200 localidades.

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