Mitología


Mitología griega


La Odisea

La Odisea se llama así por las fantásticas desventuras de Odiseo acontecidas a su regreso a Itaca (aunque la obra también trata de un cáos político generalizado a consecuencia de la instalación de un nuevo orden político).

SINOPSIS

La Odisea se compone de tres partes (es decir una "tercia homérica", abundante en Homero) que se distingue por estar compuesta de dos partes o elementos identicos o parecidos, y una bastante parecida o íntimamente asociada, pero distinta a las otras dos.

LA NARRACION

La gran ironía de la Odisea es que Odiseo, pudiendo haber regresado a Itaca de las planicies alrededor de Ilio en un dia (quizas hasta en un medio dia), tardo 20 años en solo poner pie al principio de la Peninsula de Nerito y recorrer su longitud, como si fuera la substancia seminal de su reencarnación, hasta tomar Itaca. Así, a diferencia de la Ilíada (que establece una compleja relacion entre personajes divinos y seres mortales), la Odisea trata en gran medida sobre el cáos político y económico ocasionado por falta de una prescencia conciliadora de un legítimo amo territorial, que es Odiseo, aunque, también, recoge una variada información folklórica sobre mítos y costumbres de diversas comunidades esparcidas a lo largo de la costa y las islas troyanas.

Los doce trabajos de Hércules

Los trabajos de Hércules son innumerables y otras tantas las narraciones que se refieren a dichos trabajos. Los más conocidos son los llamados "Doce Trabajos de Hércules" y que fueron cumplidos por orden de su primo Euristeo. Aparte de dichos trabajos Hércules realizó otros tantos, organizó expediciones y participó en muchas guerras.

a) Trabajos realizados en el Peloponeso:

1) El león de Nemea:

Era un león gigantesco que devastaba la región de Nemea (cerca de Corinto) y que tenía una piel muy dura que no podía ser atravesada por flechas. Así que Heracles lo estranguló. Después intentó quitarle la piel, pero no podía rasgársela, hasta que se le ocurrió rasgársela con las garras del león. Por eso a Heracles se le representa vestido con la piel del león (y también con la clava -garrote grande-).

2) La Hidra de Lerma:

La Hidra era un monstruo que tenía muchas cabezas que si se cortaba una de ellas, nacían otras dos; además tenía una cabeza inmortal. Heracles, con la ayuda de su sobrino Yolao, prendió fuego un bosque y con una antorcha quemó las cabezas mortales después de cortarlas. Y la inmortal la cortó y la sepultó debajo de una roca enorme (Euristeo le invalidó este trabajo por recibir ayuda de su sobrino). Con la bilis de la Hidra, Heracles untó sus flechas, que se convirtió en mortales (que mataría) al más pequeño rasguño que hiciera.

3) La cierva de Cerinia:

Era una cierva que tenía cuernos y además eran de oro y estaba consagrada a Ártemis. Por eso Heracles no podía matarla y simplemente la captura y se la lleva a Euristeo y posteriormente es liberada.

4) El jabalí de Erimanto:

Era un jabalí que mataba a la gente y destrozaba las cosechas. Heracles consiguió capturarlo gracias a la nieve y se lo llevó vivo a Euristeo.

5) La limpieza de los establos de Augías:

Augías, rey de Elis o Elide, tenía muchísimo ganado y tenía los establos absolutamente llenos de estiércol; Heracles pacta con el rey que éste le dará parte de su reino o la décima parte de su ganado a cambio de limpiar los establos, y los limpia desviando el curso del río Alfeo. Euristeo le invalida el trabajo por haber sacado un beneficio del trabajo. Augías no podia creer que Hércules lograría resolver su problema. Mas una vez realizada la tarea, Augías se negó a cumplir con su promesa y recompensar al héroe. Fileo, el hijo de Augías, ayudó a Hércules revlándole que de hecho su padre había prometido al héroe recompensarlo. A consecuencia de esto, Augías exilió a ambos. Más tarde Hércules volvió a Elide y tomó venganza por la injusticia que se había cometido contra él. Tras su victoria Hércules designó a Fileo como nuevo rey de Elide.

6) Las aves del lago Estínfalo:

Estas aves eran una plaga que asolaba toda la región y comían carne humana. Estaban escondidas entre los cañaverales del lago y Heracles para hacerlas subir hizo sonar unas castañuelas, con lo que se asustaron y pudo matar a la mayoría de ellas a flechazos.

b) Trabajos realizados en los confines de Grecia:

Aquí acabarían los trabajos realizados en el Peloponeso. A partir de ahora realizará sus trabajos en los confines de Grecia.

7) El toro de Creta:

Según algunas versiones sería el toro que Poseidón había hecho salir del mar y según otras el toro del que se había enamorado Pásifae y del de cuya unión había nacido el Minotauro. Heracles lo captura, se lo lleva a Euristeo y luego lo libera. Se cuenta que éste es el toro que después mató Teseo en Maratón.

8) Las yeguas antropófagas de Diomedes:

Diomedes, rey de Tracia, tenía unas yeguas a las cuales les echaba a los extranjeros que se les comían. Heracles se apodera de él y le arroja a sus propias yeguas para que se lo coman. Luego las suelta en un monta y las fieras se las comieron.

9) El cinturón de Hipólita:

Hipólita era reina de las Amazonas, que vivían junto al río Termodonte, al sudeste del Mar Negro (Ponto Euxino). Heracles, según una versión, la mata y se apodera del cinturón (otras versiones dicen que ella la entrega el cinturón y la mata accidentalmente).

c) Trabajos realizados en los confines del mundo:

10) Las vacas de Gerión (o Geríones):

Gerión era un monstruo de tres cabezas (o tres cuerpos sobre dos piernas). Se supone que vivían en el confín occidental. En este trabajo Heracles lo mata y le quita los bueyes/vacas. Se dice que fue entonces cuando Heracles separó Europa de África poniendo una columna a cada lado en el Estrecho de Gibraltar.

11) Las manzanas del jardín de las Espérides:

Eran unas manzanas de oro, guardadas por un dragón, en un jardín en el extremo occidente. Según una versión es el propio Heracles el que va al jardín de las Espérides y se apodera de las manzanas de oro. Según otra versión, en lugar de ir Heracles, envía en su lugar a Atlas (Titán que sujetaba sobre sus hombros la bóveda del cielo), mientras él se queda sujetando el cielo en su lugar. En esta segunda versión, cuando Atlas regresa consigue engañarlo para que vuelva a ponerse el cielo sobre sus hombros.

d) Trabajo realizado más allá de los confines del mundo:

12) El Can Cerbero (o Cérbero o el Perro Cérbero):

El último de los trabajos ya no sólo se sitúa en los extremos del mundo, sino que les supera y llega hasta el Hades. Consistía en capturar a Cerbero, perro de tres cabezas que guardaba las puertas de los infiernos. Heracles consigue atarlo y se lo lleva a Euristeo, y posteriormente lo devuelve al Hades.

Otros heroes fueron

Anfiarao

Atlas

Belerofonte

Heracles o Hércules

Jasón

Minos

Orfeo

Orión

Perseo

Prometeo

Las Olimpiadas Griegas

La primera versión de los Juegos Olímpicos se realizó en Atenas en 1896. Los Juegos Olímpicos de la era Moderna se iniciaron a finales del siglo XIX.

En la antigüedad, en los tiempos de la Grecia clásica, los Juegos Olímpicos como la Carrera a Pie, también estuvo presente Citius.

En las Olimpiadas Griegas, los competidores ofrecían sus triunfos a sus dioses. Se presentaban desnudos y descalzos en la arena, ya que en ese entonces y en tales eventos multitudinarios se predicaba ante todo, la belleza del cuerpo humano, por lo cual no se permitía el acceso de las mujeres.

El estadio estaba formado por un óvalo de 300 varas, hoy, unos 333 metros aproximadamente. Los corredores tomaban la salida y la competencia consistía en un número determinado de vueltas.

Los ganadores no recibían oro, joyas o títulos nobiliarios, únicamente eran coronados con un ramo de olivo y obtenían el reconocimiento de ser los más rápidos y de ser tratados como semidioses.

Guerra de Troya

Relatos legendarios de la guerra remontan su origen a una manzana de oro, dedicada a "la más bella" que lanzó Eris, diosa de la discordia, entre los invitados celestiales a las bodas de Peleo, soberano de los mirmidones, y Tetis, una de las nereidas. La entrega de la manzana a Afrodita, diosa del amor, por parte de Paris, hijo de Príamo, rey de Troya, aseguró a Paris el favor de la diosa y el amor de la hermosa Helena, mujer de Menelao, rey de Esparta. Helena se fue con Paris a Troya y como consecuencia se organizó una expedición de castigo, al mando de Agamenón, rey de Micenas, para vengar la afrenta hecha a Menelao. El ejército de Agamenón incluía a muchos héroes griegos famosos, como Aquiles, Patroclo, Áyax, hijo de Telamón y Áyax, hijo de Oileo, Teucro, Néstor, Odiseo y Diomedes.

Como los troyanos se negaron a devolver a Helena a Menelao, los guerreros griegos se reunieron en la bahía de Áulide y avanzaron hacia Troya en mil naves. El sitio duró diez años y los nueve primeros transcurrieron sin mayores incidentes. En el décimo año, Aquiles se retiró de la batalla por un altercado que tuvo con Agamenón; la acción de Aquiles proporcionó a Homero el tema de la Iliada. Para vengar la muerte de su amigo Patroclo, Aquiles retomó la lucha y mató a Héctor, el principal guerrero troyano. Otros hechos, que aparecen narrados en poemas épicos posteriores, abarcan la victoria de Aquiles sobre Pentesilea, reina de las Amazonas, y Memnón, rey de Etiopía, y la muerte de Aquiles en manos de Paris.

La ciudad de Troya fue tomada finalmente gracias a una traición. Un grupo de guerreros griegos consiguió entrar en la ciudad ocultándose en el interior de un gran caballo de madera (Caballo de Troya), a pesar de que Casandra había advertido a los troyanos de la presencia de ese caballo. A continuación los griegos saquearon y quemaron la ciudad. Sólo escaparon unos pocos troyanos, el más famoso de ellos Eneas, quien condujo a los demás sobrevivientes hacia la actual Italia. Virgilio ha contado esta historia en la Eneida.

La Manzana de la Discordia

En el fastuoso palacio de altas columnas de mármol blanco, donde vivían los poderosos dioses olímpicos, el dios de todos los dioses, Zeús tronante, el que lanzaba los rayos, llamó a Héra, su esposa, para comunicarle su intención de llevar a cabo una fastuosa celebración a la que deberían asistir todas las deidades, las del Ólimpos y las de tierras lejanas, para que les contaran, a él y a Héra, sus aventuras y sus complicaciones con los mortales.

-¡No debe quedar un dios sin asistir a la fiesta!- dijo Zeús.

Héra se quedó pensativa. La diosa de bellos ojos de ternera se preocupaba.

-¿Te pasa algo, mujer?

La diosa levantó hacia él los bellos ojos y le respondió con estas aladas palabras:

-Acuérdate, amado esposo, temido por todas las deidades, que en la última celebración, los dioses de pronto comenzaron a vociferar, luego a darse golpes, y la fiesta terminó en una batalla de proporciones olímpicas.

-¡Cierto es! ¿Y de quién fue la culpa, mi amada Héra?

La veneranda esposa de Zeús, alzó de nuevo los ojos hacia el fornido dios que lanzaba los rayos, para recordarle, con estas aladas palabras, quién había sido la responsable de la gran trifulca.

-¿Quién si no, gran Zeús? ¡La diosa Discordia!

-Cierto. Me había olvidado- dijo el Tronante, rascándose la barba, preocupado él ahora.

-¿Y qué te hace pensar que si aquella vez tu gran festín se vio arruinado por culpa de Discordia, no lo vuelva hacer de nuevo?

El fornido Zeús se rascó de nuevo las largas barbas.

-Tienes mucha razón, Héra. Hay que evitar que Discordia vuelva a desbaratar nuestra celebración. ¿Qué sugieres tú quien, como mujer, tienes una astucia especial para maquinar salidas a situaciones difíciles?

La diosa de hermosos ojos de ternera hizo un gesto de satisfacción y orgullo y explicó:

-Discordia no tiene que enterarse de la fiesta. Cuando enviemos a Íris, mensajera de los dioses, a invitar a todas las deidades le advertiremos que no le diga nada a Discordia cuando, cargada con invitaciones, pase volando frente a su morada.

Los ojos de Zeús brillaron con picardía.

-Cierto es, mujer. Tu astucia es grande, y tus soluciones, prácticas. Encárgate de comunicarle a Íris mi decisión.

Cuando todos los preparativos quedaron acordados. Íris, la mensajera de Zeús, fue enviada a entregar a cada uno de los dioses la invitación del Gran Olímpico. Pero al pasar frente a la morada de Discordia, rodeada de hierbas malas, espinos y plantas venenosas, la diosa agarró bruscamente a Íris por el brazo y le preguntó, con ásperas palabras, mientras la miraba con amenazantes ojos:

-¿En qué andas, Íris? Te he visto entregar algo a cada uno de los dioses? ¿Qué estás repartiendo con tanta prisa, y por qué a mí no me has entregado nada?

-Mensajes, mensajes sin importancia- contestó Íris, tratando de evadir la pregunta comprometedora y también los ojos amenazantes de Discordia.

La diosa Discordia no se conformó con la respuesta y menos aun con la prisa que mostraba Íris por irse. Y fue brusca su reacción. Le apretó más fuertemente aún el brazo y de sus ojos verde rojizos salieron quemantes chispas que saltaron sobre las alas de Íris, chamuscándole algunas plumas.

-Íris, no me ocultes nada, porque por Crónos te juro que si no me dices en seguida qué te traes, voy a regar tantas calumnias por todo el Ólimpo que en dos días no habrá una sola deidad que te dirija la palabra, y seguro habrá alguna que te atacará con rudos golpes.

Atemorizada por las amenazas, Íris le dijo entonces con voz trémula:

-Zeús va a hacer una celebración en su gran mesa, un festín para reunir a todos los dioses. Pero ni el padre Zeús ni Héra quieren que tú asistas. Tú sembraste la cizaña entre todos los huéspedes la vez anterior, y como por eso la fiesta terminó en batalla. Ellos ahora quieren evitar que esto vuelva a suceder.

Las furias del averno parecían saltar de ojo a ojo sobre el rostro de Discordia, pero con voz engañadora le dijo:

-Está bien. No asistiré. Yo no voy adonde no soy bienvenida. Vete en paz, Íris.

Íris siguió su vuelo raudo hacia los mares, llevando en sus manos una invitación para el dios del mar, Poseidón. Atrás quedó Discordia, riendo a carcajadas. Sí. Ella no iba a ir al festín olímpico... pero enviaría un regalo.

Cuando más alegre estaba la fiesta, Ganimédes, el hermoso joven copero de los dioses, se aproximó a la mesa del Tronante con un paquete en sus manos, mientras Héra lo miraba con ojos quemantes de celos.

-¿Qué me traes, hermoso Ganimédes?- preguntó Zeús.

-Un regalo de Discordia. Les pide perdón y les ruega que acepten este regalo como expiación por su impropia conducta pasada.

-Ábrelo, pues- ordenó Zeús el Tronante.

Ganimédes se apresuró a abrir las envolturas. A la derecha de Zeús se hallaba Héra, a su izquierda, Athená y a la izquierda de Athená, la deslumbrante Afrodíte, y delante de los ojos asombrados del padre de los dioses y de las tres diosas apareció una manzana de oro puro con una inscripción grabada que decía: «Para la más bella de las diosas.»

Cada una de las diosas se creyó, de inmediato, dueña de la manzana. De la discusión se pasó a batalla unos tomaron partido por Héra, otros por Athená y otros por Afrodíte, y allí terminó la fiesta, como la anterior. Pero la manzana de Discordia continuó haciendo efecto.

Después de semanas de disputas y violentas discusiones, Héra, Athená y Afrodíte al fin se pusieron de acuerdo y llevaron la manzana a quien todos en la antigüedad consideraban un experto en belleza femenina: a Páris, el hermosísimo príncipe hijo de Príamo, rey de Troya.

El joven Páris, de bello y fornido cuerpo atlético, cautivadores ojos verdes y grandes cualidades ocultas, con que cautivaba a todas las mujeres de Troya, se pasaba la vida en los campos en busca de conquistas, ejercitando sus hermosos músculos o simplemente descansando a la sombra de algún frondoso árbol. No había mujer que se le resistiera.

A la sombra refrescante de un árbol de tupidas y verdes ramas Héra, Athená y Afrodíte encontraron a Páris. Las tres diosas se le aproximaron, y con aladas palabras le explicaron el conflicto de la manzana y también le dijeron que todas ellas estaban de acuerdo para que fuera él, Páris quien, por tener tanto conocimiento de la belleza femenina, decidiera a cuál de las tres diosas le pertenecía la manzana. No obstante haber dicho estar de acuerdo en su decisión, cada una lo llamó aparte.

Héra le dijo a Páris que si él le daba la manzana, ella le entregaría el poder político del mundo. Pero Páris no se mostró interesado.

Athená le dijo a Páris que si él la escogía, ella le daría la inteligencia más brillante del mundo. Páris no se mostró interesado.

Pero cuando Afrodíte le susurró a Páris al oído con dulces y sensuales palabras que si él la escogía a ella, ella le haría disfrutar de los placeres más envidiables con la mujer más linda del mundo, Páris no dudó un sólo instante y colocó sobre las delicadas y femeninas manos de Afrodíte la codiciada manzana de Discordia.

Afrodíte, sin embargo, no se detuvo a explicarle a Páris que Helena, la mujer más hermosa del mundo, estaba casada con el rey griego Meneláos. Simplemente le comunicó que debía armar una embarcación y zarpar de Troya hacia Esparta, en Grecia, a visitar al rey Meneláos y a su esposa Helena. Cuando París estuvo frente a los reyes espartanos quedó fascinado ante la belleza deslumbrante de Helena. Y ésta, ayudada por la magia de Afrodíte, se rindió sin fuerzas ante la belleza masculina y los dotes de Páris.

Aquella misma noche, aprovechando que Meneláos lo había invitado a quedarse en el palacio, Páris secuestró a Helena y con ella se dirigió a Troya. Pero no fue solamente el rapto de Helena lo que provocó la venganza de Meneláos y con ella la cruel guerra de Troya que duró diez años, sino el hecho que Páris, ayudado por la propia Helena, se llevó los tesoros del reino de Meneláos quien, inmediatamente, reunió a todos los reyes griegos y convocó la guerra contra Troya que duró diez largos años.

Teatro Griego

Los primeros datos documentados de literatura dramática son del siglo VI a.C., y la primera obra crítica sobre la literatura y el teatro la Poética (330 a.C.) de Aristóteles. Aristóteles sostenía que la tragedia griega se desarrolló a partir del ditirambo, himnos corales en honor del dios Dioniso que no solamente lo alababan sino que a menudo contaban una historia. Según la leyenda,Thespis, el líder de un coro del siglo VI a.C. creó el drama al asumir el papel del personaje principal en una historia de un ditirambo: él hablaba y el coro respondía. Desde ese hecho sólo había que dar un pequeño paso para que se incorporaran otros actores y personajes, y la evolución del drama como forma independiente, según Aristóteles. Pero el aparente desarrollo espontáneo del drama trágico muy elaborado y sin precedentes es difícil de explicar.

La tragedia griega floreció en el siglo V a.C. con autores como Esquilo, Sófocles y Eurípides. Las obras son solemnes, escritas en verso, y estructuradas en escenas (episodios) entre personajes (nunca hay más de tres personajes hablando en una escena) e intervenciones del coro en forma de canción (odas). Las historias están basadas en su mayoría en mitos o antiguos relatos, aunque el objetivo no fuera simplemente volver a contar esas historias (sobre las que los poetas se tomaban frecuentes libertades), sino hacer consideraciones sobre el carácter de los personajes, el papel de la humanidad en el mundo y las consecuencias de las acciones individuales. Por lo general, eran obras de poca acción y los hechos se relataban a través de diálogos y canciones del coro.

Las obras se representaban en festivales en honor de Dioniso; estos festivales incluían el Gran Dionisíaco de Atenas, en primavera; el Dionisíaco Rural, en invierno; y la Lenaea, también en invierno tras el Rural. Se seleccionaban las obras de tres poetas para su representación. Aparte de tres obras trágicas (una trilogía), cada poeta tenía que presentar una sátira, una farsa, a menudo atrevida parodia sobre los dioses y sus mitos. Después se representaba la comedia, que se desarrolló hacia la mitad del siglo V a.C. Las comedias más antiguas que se conservan son las de Aristófanes. Tienen una estructura muy cuidada derivada de los antiguos ritos de fertilidad. Su comicidad consistía en una mezcla de ataques satíricos a personalidades públicas del momento, atrevidos chistes escatológicos y parodias aparentemente sacrílegas de los dioses. Para el siglo IV a.C. la comedia había sustituido a la tragedia como forma dominante.

Con la expansión de la cultura griega por medio de las conquistas de Alejandro III el Magno, las comedias literarias y basadas en tópicos, así como las tragedias filosóficas pasaron a ser poco apropiadas y dejaron paso a la proliferación de la comedia local llamada nueva. El misántropo es la única obra completa conservada de Menandro, el gran autor de comedias nuevas. La trama gira alrededor de una complicación o situación que tiene que ver con amor, dinero, problemas familiares y similares. Los personajes son típicos e identificables, tipos socialmente simples, como el padre miserable o la molesta suegra.

La forma del recinto teatral griego evolucionó durante dos siglos; es interesante observar que los teatros permanentes de piedra, algunos de los cuales aún hoy sobreviven, no se construyeron hasta el siglo IV a.C.; es decir, tras el periodo clásico. Los teatros al aire libre pueden haber constado de una orquesta, un área circular y plana utilizada para las danzas del coro; detrás un escenario elevado para los actores, y una zona de asientos más o menos semicircular construida aprovechando una colina y en torno a la orquesta. Tenían un aforo de 15.000 a 20.000 espectadores. Con el aumento de la importancia de los actores y la disminución de la del coro, los escenarios se agrandaron y elevaron tomando parte del espacio de la orquesta. Los actores, todos hombres, iban vestidos con la ropa al uso pero portaban máscaras, que permitían gran visibilidad y ayudaban al espectador a reconocer la característica del personaje. En grandes teatros, los gestos sutiles y las expresiones faciales, de las que tanto dependen los actores modernos, habrían sido inútiles. El movimiento era aparentemente formal y estilizado, y el mayor énfasis se ponía en la voz. La música acompañaba a las danzas. Una antigua producción griega estaba probablemente más cerca de la ópera que del teatro moderno.




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Enviado por:Maximo Arieu
Idioma: castellano
País: Argentina

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