Filosofía y Ciencia
Método cartesiano
Resumen y definiciones
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El texto nos justifica la existencia del alma individualmente del cuerpo pues el mero hecho de dudar que ésta exista ocupa el pensamiento y por lo tanto nos confirma su existencia individualmente de las cosas materiales.
Define o explica los siguiente conceptos o expresiones del texto
Razón: Facultad natural del hombre, innata, instrumento general de conocimiento: "capacidad de juzgar bien y de distinguir lo verdadero de lo falso". También le denomina "buen sentido" y es igual en todos los hombres. Por eso, la diversidad de opiniones proviene sólo del modo como se aplica (método).
Cosa material: las cosas que nos rodean que no sabemos que existan verdaderamente pero que componen el mundo así pues el cuerpo también formaría parte de las cosas materiales y que se diferencian del alma
Pensar: consiste en tener conciencia de algo y darse cuenta de ello. Podemos dudar que, cuando pensamos algo, estemos realmente pensándolo. Pero al dudar de nuestro pensamiento en acto, confirmamos su existencia.
Desarrollo de un tema
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El método cartesiano
El método para Descartes es una serie de reglas ciertas y fáciles, tales que todo aquel que las observe exactamente no tome nunca ha algo falso por verdadero, y, sin gasto alguno de esfuerzo mental, sino por incrementar su conocimiento paso a paso, llegue a una verdadera comprensión de todas aquellas cosas que no sobrepasen su capacidad.
El método cartesiano deberá aplicarse, lógicamente, al modo de funcionar de la razón. El modo de conocer la razón para Descartes se puede conocer como dos únicos modos la intuición y la deducción, y por lo tanto como aquellos elementos sobre los que se debe construir el método, ofreciendo su definición: “entiendo por intuición, no la creencia en el variable testimonio de los sentidos o en los juicios engañosos de la imaginación sino la concepción de un espíritu sano y atento, tan distinta y tan fácil que ninguna duda quede sobre lo conocido; o lo que es lo mismo, la concepción firme que nace en un espíritu sano y atento, por las luces naturales de la razón”.
La intuición es pues el elemento básico del conocimiento; unas líneas más adelante nos dice que no puede ser mal hecha por el hombre. Efectivamente se reclama como característica de la intuición la sencillez, que va asociada en Descartes a la claridad y distinción de lo conocido. La intuición establece, necesariamente, una relación directa con el objeto, de tal manera que debe destacarse su carácter de inmediatez. Con esto quiere dejar Descartes bien clara su separación del aristotelismo y de la teoría de la abstracción de la forma. No aceptará Descartes este carácter experimental de la intuición, es decir, la relación directa e inmediata con la experiencia. El objeto conocido, como sabemos, será un contenido mental y no un elemento de la experiencia. Pero el hecho de que la relación establecida con el objeto sea directa e inmediata, no significa que estemos hablando de una relación instantánea.
la intuición remite a un contenido simple, pero no exento de relaciones. Cuando capto la idea de triángulo, comprendo que es una figura de tres lados, que está compuesta por tres líneas que se cortan en el mismo plano, que forma ángulos etc., y todos estos elementos que encontramos en la intuición son necesariamente captados como elementos correlacionados, es decir, no en el mismo instante, sino en el transcurrir de la temporalidad. De ahí que la intuición nos lleve de una manera inevitable a la deducción, que consistirán en una serie sucesiva de intuiciones, apoyadas en la memoria.
La deducción "consiste en una operación por la cual comprendemos todas las cosas que son consecuencia necesaria de otras conocidas por nosotros con toda certeza". Y más adelante nos dice que distinguimos la intuición de la deducción en que en esta se concibe un movimiento o cierta sucesión y en aquélla no, ya que la deducción no necesita como la intuición una evidencia presente, sino que, en cierto modo, la pide prestada a la memoria. En definitiva, la intuición nos ofrece el conocimiento de los principios y la deducción el de las consecuencias lejanas, a las que no se puede llegar de otro modo.
La deducción "consiste en una operación por la cual comprendemos todas las cosas que son consecuencia necesaria de otras conocidas por nosotros con toda certeza". Y más adelante nos dice que distinguimos la intuición de la deducción en que en esta se concibe un movimiento o cierta sucesión y en aquélla no, ya que la deducción no necesita como la intuición una evidencia presente, sino que, en cierto modo, la pide prestada a la memoria. En definitiva, la intuición nos ofrece el conocimiento de los principios y la deducción el de las consecuencias lejanas, a las que no se puede llegar de otro modo.
La primera ventaja que nos proporciona el método es escabullirnos del error. Pero además de proporcionarnos un conjunto de reglas o procedimientos para deducir lo que ya conocemos, puede aplicarse a cualquier nuevo campo del saber. El método permitirá que aumentemos nuestros conocimientos y descubramos verdades nuevas. Estas reglas fundamentales del método pueden resumirse en cuatro fundamentales, enunciadas por Descartes en su Discurso del método:
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Regla de la evidencia
“No admitir jamás como verdadero cosa alguna sin conocer con evidencia que lo era: es decir, evitar con todo cuidado la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentara tan clara y distintivamente a mi espíritu que no tuviese ocasión alguna para ponerlo en duda”
Descartes no acepta como verdadero sino lo es evidente. La evidencia se produce sólo en la intuición, es decir, en un acto puramente racional por el que nuestra mente capta o “ve” de modo inmediato y simple una idea. La intuición es la captación intelectual inmediata de una idea. Inmediato implica que no hay una cadena deductiva de por medio y, por otra parte, que no hay mezcla con nada sensible (no median los sentidos o la experiencia para captar esa idea). Si lo que es sensible (no median los sentidos o la experiencia para captar esa idea). Si lo que es evidente es lo que es intuido, es decir, ideas claras y distintas.
Una idea clara cuando podemos advertir todos sus elementos sin la menor duda.
La idea será distinta cuando aparezca claramente diferenciada, separada y recortada de las demás, de tal manera que no podamos confundirla con ninguna otra idea.
La intuición intelectual se caracteriza por su indubitabilidad y exclusión total del error. Entre lo absolutamente falso y lo absolutamente verdadero no hay término medio. Algo es verdadero o falso. Descartes excluye los conocimientos que son únicamente probables. La certeza, como propiedad fundamental del saber, exige la desestimación absoluta de lo probable. No hay posibilidad de experimentar una intuición sensible. Esto no existe. Las ideas que provienen de la sensación son siempre oscuras y confusas.
Descartes llamó también “naturae simplices” o naturalezas simples a las ideas que poseen las características de claridad y distinción. Estas naturalezas simples son conocidas intuitivamente y constituyen los pilares sobre los que se asientan las verdades o ideas complejas. Por supuesto, Descartes sólo admite un reducido número de ideas simples (extensión, substancia, pensamiento,etc.) La mayoría de nuestras ideas son complejas, por lo que hay que encontrar la manera de reducirlas a ideas simples, por lo tanto, evidentes.
Descartes va cerrando el círculo: las naturalezas simples son, además, ideas innatas, es decir, ideas que están potencialmente en la mente y surgen con ocasión de determinadas experiencias.
Las ideas innatas son poseídas por todos los hombre por el hecho de ser racionales. No son ideas que se adquieren a través de la experiencia o el aprendizaje y tampoco dependen de la cultura o las condiciones históricas. Son verdades evidentes que se hallan en nuestras mentes, independientemente del tiempo, el lugar y la persona que las piense. Este postulado era necesario para poder garantizar un conocimiento al convertirse en su verdadero y único sostén. Ellas mismas no necesitan (ni pueden) ser demostradas ya que caen fuera de la cadena de deducciones. El primer motor inmóvil que mueve sin ser queda transformado en las unidades simples de conocimiento que son la base de toda demostración, sin ser ellas mismas demostradas por nada.
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Análisis
La segunda regla del método se enuncia así:
«Dividir cada una de las dificultades que examinase en tantas partes como fuera posible y como requiriese para resolverlas mejor»
Cualquier problema que tengamos que estudiar no es más que un conjunto vertebrado de ideas complejas. Analizar consiste en descomponer lo complejo en sus elementos simples, elementos que podrán ser intuidos como ideas claras y distintas esto es: evidente. Reducimos lo complejo a lo simple y, en el mismo movimiento, accedemos desde lo desconocido a lo conocido: las ideas innatas.
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Síntesis
«El tercero, en conducir por orden mis pensamientos, comenzando por los objetos más simples y más fáciles de conocer para ascender poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más compuestos, suponiendo incluso un orden entre los que se preceden naturalmente unos a otros".
Una vez que hemos llegado a los elementos simples de un problema hay que reconstruirlo en toda su complejidad, deduciendo todas las ideas y consecuencias que se derivan de aquellos principios primeros absolutamente ciertos. La síntesis es un proceso ordenado de deducción, en el que unas ideas se encadenan a otras necesariamente. En el proceso deductivo no sólo reconstruimos lo complejo a partir de sus elementos simples y verdaderos, sino que ampliamos nuestros conocimientos con nuevas verdades: de lo conocido (los elementos simples) accedemos a lo desconocido mediante un proceso ordenado y riguroso de concatenación de ideas.
La síntesis complementa al análisis y nos permite avanzar en la búsqueda de nuevas verdades.
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Comprobación
Se trata de comprobar y revisar que no haya habido error alguno en todo el proceso analítico-sintético. La comprobación intenta abarcar de un sólo golpe y de manera intuitiva la globalidad del proceso que se está estudiando. Se parte de la intuición y a ella se vuelve.
Una vez comprobado todo el proceso, podremos estar seguros de su certeza.
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Conclusión
La verdad no depende de ninguna experiencia externa a nosotros mismos. El verdadero entendimiento es un concebir en la mente y un percatarse ("ver") de este sometimiento a la ley de la propia mente. Esto es el método: una serie de reglas de sometimiento de la mente a sus propias leyes.
Descartes intenta escapar al error regresando a lo más absoluto, que es aquello que el espíritu, en tanto que res cogitans (cosa pensante), posee por sí mismo y no depende de ningún factor externo. Todos los hombres podremos llegar a la verdad siguiendo las reglas de nuestro propio pensar.
El método tiene una función propedéutica respecto a todo conocimiento y es el punto de partida de la nueva filosofía que inaugura Descartes.
Contextualización y exposición libre y creativa
Contextualización histórica, cultural y filosófica del autor:
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Contexto filosófico:
Tras la muerte de Santo Tomás de Aquino, la cultura unitaria cristiana empezó a agrietarse. La filosofía y la ciencia se iban desprendiendo cada vez más de la teología de la Iglesia. Cada vez había más voces que decían que no nos podemos acercar a Dios por medio de la razón. Lo más importante para el pensamiento no era comprender el misterio cristiano, sino sólo la voluntad de Dios.
El hecho de que la fe y la ciencia tuvieran más relación libre hizo que se establecieran dos cambios importantes en los siglos XV y XVI, el Renacimiento y la Reforma.
El Renacimiento se denomino así porque volvió a nacer el arte y la cultura de la Antigüedad, se le puede denominar también “humanismo renacentista” porque el hombre volvió a ser el centro (egocentrismo).
Durante este periodo se crearon nuevos inventos como la brújula que facilitó la navegación. Lo mismo ocurrió en cierto modo con la pólvora. La imprenta fue importante en cuanto a la difusión de las nuevas ideas de los humanistas renacentistas y fue importante en cuanto a la difusión de las nuevas ideas de los humanistas renacentistas. Luego vinieron un sinfín de instrumentos como el catalejo.
Hacia finales de la Edad Media emergió una burguesía que fue desarrollando una cierta libertad en relación a los condicionamientos de la naturaleza. Las necesidades vitales se convirtieron en algo que se podía comprar con dinero. Los burgueses del Renacimiento comenzaron a emanciparse de los señores feudales y del poder de la Iglesia.
El Renacimiento dio lugar a una nueva “visión del hombre”. La nueva fe en el ser humano y en el valor del ser humano, se consideraba al ser humano como algo grande y valioso.
El Renacimiento se caracterizaba aún más por e “individualismo” de lo que se habían caracterizado las sociedades de la Antigüedad.
La nueva visión del hombre trajo consigo un nuevo “ambiente vital”. El ser humano no existía solamente para Dios. Dios había creado al hombre también para los propios hombre.
Para los humanistas del Renacimiento, la reconstrucción de Roma se convirtió en un objetivo político y cultural. La obra más importante fue la tumba dela apóstol San Pedro.
El Renacimiento trajo consigo un nuevo concepto de naturaleza. El hombre se sentía bien con su existencia, y dejó de considerar la vida en la Tierra como una mero reparación para la vida en el cielo. Los filósofos medievales habían subrayado ese enorme abismo que existía entre Dios y su Creación.
Durante el Renacimiento también floreció lo que podemos llamar “antihumanismo” y con eso quiero decir un poder eclesiástico y estatal autoritarios. Durante esta época abundaron también los procesos contra las brujas y la quema de herejes, la magia y la superstición, las sangrientas guerras de religión y, la brutal conquista de América.
Se desarrollo un nuevo método que consistía en investigar la naturaleza con los propios sentidos. La fe ciega en las viejas autoridades, tales autoridades podían ser los dogmas de la Iglesia, así como la filosofía de Aristóteles. Cualquier investigación de la naturaleza tenía que basarse en la observación, la experiencia y el experimento. Eso es lo que llamamos “método empírico”.
La fase primera fue un nuevo método científico, que abrió el camino a la revolución técnica, y el progreso abrió el camino a todos los inventos que llegaron después.
La apertura técnica que se inició en el Renacimiento derivó hacia los telares mecánicos y el desempleo, medicinas y nuevas enfermedades, una mayor eficacia de la agricultura y un empobrecimiento de la naturaleza.
En algunas cosas los hombres deben dejar de intervenir en la naturaleza, en otras lo podemos hacer con ventaja. Desde el Renacimiento el hombre ya no es sólo una parte de la Creación, sino que ha comenzado a intervenir directamente en la naturaleza y a formarla a su imagen y semejanza.
La nueva visión del mundo durante toda la Edad Media había caminado bajo el cielo mirando hacia arriba al sol y a la luna, a las estrellas y a los planetas, pero nadie había dudado de que la Tierra fuera el centro del universo. También la idea cristiana de que Dios dominaba todos los cuerpos celestes contribuyó a mantener esta visión del mundo. Pero en 1543 se escribió un libro que se llamaba Sobre las revoluciones de los orbes celestes escrito por Copérnico. Este sostuvo que no era el sol el que giraba en órbita alrededor de la Tierra, sino al revés. Señaló que todas las observaciones de los astros eran mucho más fáciles de comprender si se suponía que tanto la Tierra como los demás planteas se movían en órbitas circulares alrededor del sol. Pero también dijo que el sol era el centro del Universo. No obstante a principios del siglo XVIII un astrónomo alemán Johannes Kepler presentó los resultados de unas extensas observaciones que demostraban que los planetas recorren órbitas elípticas, u ovaladas. Casi al mismo tiempo que Kepler, vivió el famoso científico italiano Galileo Galilei. También observó los astros con telescopio y lo más importante de todo lo que hizo Galileo fue formular la llamada ley de la inercia (“La velocidad que ha adquirido un cuerpo se mantendrá constante mientras no haya causas exteriores de aceleración o desaceleración”
Desde la Antigüedad, uno de los argumentos más importantes en contra de la idea de que la Tierra se moviera alrededor de su propio eje había sido que la Tierra tendría que moverse tan rápidamente que una piedra que se echara al aire caería a muchísimos metros del lugar desde el que había sido lanzada.
Ya en el Renacimiento alguien señaló que ahora cada individuo tendría un lugar más central que antes. Antes la Tierra había sido el centro del mundo. Pero cuando los astrónomos declararon que no había ningún centro absoluto en el universo, entonces surgieron tantos centros como individuos.
Pero a partir del Renacimiento la Biblia se tradujo del hebreo y del latín a las lenguas vulgares, lo que tuvo mucha importancia para lo que llamamos Reforma. Lutero fue importante, pero fue el único reformador. También hubo reformadores eclesiásticos que optaron por quedarse dentro de la Iglesia Católica Apostólica Romana. Uno de ellos fue Erasmo de Rotterdam. Lutero se distanció de muchos hábitos y costumbres religiosos que habían entrado en la Iglesia en el transcurso de la Edad Media. Tradujo la Biblia al alemán y fundó con ello la lengua alemana escrita. Cada uno podía leer la Biblia y de alguna manera ser sacerdote. El pensaba que los sacerdotes no tenían posición especial respecto a Dios. Los hombres reciben la salvación totalmente gratis mediante la fe, decía. Llegó a esta conclusión leyendo la Biblia. Pero Lutero no era renacentista como lo fueron Ficino o Leonardo da Vinci. También fue refutado por humanistas como Erasmo de Rotterdam porque opinaba que Lutero tenía un concepto demasiado negativo del ser humano, que estaba convencido que el hombre había quedado totalmente destruido tras el pecado original.
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Contexto histórico y cultural: El Barroco
Las formas típicas del Barroco a diferencia del Renacimiento están llenas de contraste. En el arte como en la vida real nos encontramos con una vitalidad pomposa y ostentosa, al mismo tiempo que surgieron movimientos monásticos que daban la espalda al mundo.
En cuanto a la pintura, un mismo cuadro podía mostrar una vitalidad bastante grandilocuente. En muchos contextos la época barroca estaba caracterizada por la vanidad y la cursilería. Pero muchos también se interesaron por el revés de la medalla, ocupándose de lo “efímero” de todas las cosas.
Políticamente el Barroco fue la época de los grandes contrastes. Europa estaba traumatizada por las guerras como la Guerra de los Treinta Años, que arrasó el continente desde 1618 a 1648. Francia empezó a ser la potencia dominante en Europa. En gran medida fue una lucha entre protestantes y católicos. Se ha dicho que la situación política de la época barroca puede compararse con el arte y arquitectura de la época.
El teatro se convirtió en una imagen de la vida humana en general, que podía hacer una representación despiadada de la mezquindad humana. Shakespeare escribió sus obras alrededor de 1600 de modo que tenía un pie en el Renacimiento y otro en el Barroco.
Cuando los poetas y escritores de la época barroca no comparaban la vida con un teatro, la comparaban con un sueño.
El escritor español Calderón, que nació en 1600, escribió una obra de teatro llamada La vida es sueño. Ludvig Holberg fue una figura de transición en el Norte de Europa entre la época barroca y la Ilustración. Holberg tomó prestado este motivo de Calderón y Calderón lo había tomado prestado de los viejos cuentos árabes de Las mil y una noches.
Luego llegó el físico inglés Isaac Newton, que vivió de 1642 a 1727. El fue quien aportó la descripción definitiva del sistema solar y de los movimientos de los planetas. Ya Kleper había señalado que debía de existir una fuerza que hacía que los astros se atrajeran unos a otros. Tenía que existir una fuerza del sol que mantuviera los planetas fijos en sus órbitas. Una fuerza de ese tipo podría explicar, además por qué los planetas se mueven más lentamente en su órbita alrededor del sol cuanto más lejos se encuentra del mismo. Sí es verdad pero Galileo lo rechazaba. Se burlaba de Kepler, que había “dado su consentimiento a la idea de que la luna domina en el agua”. Galileo negaba la idea de que semejantes fuerzas de gravitación pudieran actuar a grandes distancias y por tanto entre los distintos astros. Resulta curioso en él, porque tenía mucho interés por la gravedad de la Tierra y por la caída de los cuerpos a la Tierra.
Newton formuló lo que llamamos ley de la gravitación universal. Newton señaló que esta atracción, o gravitación, es universal. Es decir, que tiene la misma validez en todas partes, también en el espacio entre los astros. Si la luna fuera atraída hacia la Tierra por la misma fuerza que hace caer la manzana entonces la luna acabaría por caer a la Tierra en lugar de dar vueltas. Una vez, cuando surgió el sistema solar, la luna fue arrojada lejos de la Tierra con una fuerza enorme. Conservará eternamente esa fuerza porque se mueve en un espacio sin aire y sin resistencia. En cuanto a los movimientos de los planetas, sólo había utilizado dos leyes ya señaladas por Galileo. Una era la ley de la inercia la otra ley era que cuando dos fuerzas actúan al mismo tiempo sobre un cuerpo, los cuerpos se moverán en una órbita elíptica. Todos los planetas se mueven en órbitas elípticas alrededor del sol como resultado de dos movimientos diferentes: el primero es el movimiento en dirección al sol como consecuencia de al gravitación universal o fuerza de la gravedad. Cuando Newton señaló que las mismas leyes físicas rigen en todo el universo podría pensarse que al mismo tiempo estaba planteando dudas sobre la omnipotencia de Dios.
También la filosofía se caracterizaba por fuertes tensiones entre maneras de pensar completamente opuestas. El punto de vista contrario se llama materialismo, por el que se entiende una filosofía que reduce todos los fenómenos de la naturaleza a magnitudes físicas concretas.
Tanto el “idealismo” como el “materialismo” se repiten continuamente a través de la historia de la filosofía. Pero en pocas otras épocas las dos tendencias han estado tan presentes al mismo tiempo como en la barroca. Significa que todo está dirigido por las mismas leyes inquebrantables o “mecánica”. Es en principio posible calcular cualquier cambio en la naturaleza con una exactitud matemática. Newton colocó las últimas piezas en lo que llamamos “visión mecánica del mundo”. La palabra “mecánico” proviene de la palabra griega mechane, que significa máquina. Pero conviene tomar nota de que ni Hobbes ni Newton observaron ninguna contradicción entre la visión mecánica del mundo y la fe en Dios. Los pensamientos existen no son cosas que puedan operarse o dividirse en partes cada vez más pequeñas y lo que está hecho de espíritu, precisamente es que lo material puede dividirse en trozos más pequeños. Pero no se puede dividir un alma en dos.
Compara a Descartes con la filosofía griega y medieval
Si hubiera que buscar un rasgo distintivo de la filosofía antigua tendríamos que señalar, preferentemente, la preeminencia del objeto. En el punto de partida de la reflexión filosófica se encuentra, desde Tales de Mileto, la aceptación de que existe algún tipo de realidad objetiva a la cual ha de ceñirse el conocimiento. Dicha realidad puede consistir en un elemento físico, material, como ocurre en la Escuela de Mileto y, en general, entre todos los filósofos presocráticos, (incluyendo el "número" de los pitagóricos, quienes al parecer lo concebían como una entidad material); o puede consistir en un elemento inmaterial, como las Ideas de Platón. Pero sea como fuere, la búsqueda del "rajé", de la primera causa objetiva de la realidad, determinará las subsiguientes interpretaciones de lo real. Todos los demás problemas filosóficos estarán, de alguna manera, subordinados a este. El cambio de orientación en la investigación filosófica que impondrán los sofistas, dirigiendo sus investigaciones hacia al lenguaje, el hombre y la sociedad, no altera la predisposición a aceptar "ingenuamente", como se ha señalado en numerosas ocasiones, la existencia de una realidad objetiva, independiente del hombre que la piensa, y a la que ha de ceñirse todo lo existente, incluido el pensamiento del mismo.
A diferencia de lo que había ocurrido con la filosofía griega, que había centrado su reflexión en torno a la determinación del objeto, la filosofía medieval centrará su interés en Dios. La filosofía helenística había dado una orientación práctica al saber, dirigiéndolo hacia la felicidad del hombre. Es el caso del estoicismo y del epicureismo, que habían colocado a la ética en el vértice del saber. A lo largo de los primeros siglos de nuestra era, la progresiva expansión del cristianismo y otras religiones mistéricas irá provocando la aparición de otros modelos de felicidad o "salvación individual", que competirán con los modelos filosóficos. Frente a la inicial hostilidad hacia la filosofía manifestada por algunos de los primeros padres apologistas cristianos, sus continuadores encontrarán en la filosofía, especialmente a partir del desarrollo del neoplatonismo de Plotino, un instrumento útil, no sólo para combatir otras religiones o sistemas filosóficos, sino también para comprender, o intentar comprender, los misterios revelados. Surge de ahí una asociación entre filosofía y cristianismo o, más en general, entre filosofía y religión, que pondrá las bases de la futura filosofía medieval, entre los cristianos, los musulmanes y los judíos. El tema fundamental de reflexión pasará a ser la divinidad, quedando subordinada la comprensión e interpretación del mundo, del hombre, de la sociedad, etc al conocimiento que se pueda obtener de lo divino. La fe, que suministra las creencias a las que no se puede renunciar, tratará de entrar en diálogo con la razón. La inicial sumisión de la razón exigida por la fe, dejará paso a una mayor autonomía propugnada, entre otros, por Santo Tomás de Aquino, que conducirá, tras la crisis de la Escolástica, a la reclamación de la independencia de la razón con la que se iniciará la filosofía moderna
Si la filosofía antigua había tomado la realidad objetiva como punto de partida de su reflexión filosófica, y la medieval había tomado a Dios como referencia, la filosofía moderna se asentará en el terreno de la subjetividad. Las dudas planteadas sobre la posibilidad de un conocimiento objetivo de la realidad, material o divina, harán del problema del conocimiento el punto de partida de la reflexión filosófica. Son muchos los acontecimientos que tienen lugar al final de la Edad Media, tanto de tipo social y político, como culturales y filosóficos, que abrirán las puertas a la modernidad, y que han sido profusamente estudiados. En lo filosófico, el desarrollo del humanismo y de la filosofía renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al desarrollo de la Nueva Ciencia, provocarán el derrumbe de una Escolástica ya en crisis e impondrán nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e infructuosas disputas terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún argumento de autoridad, fuera platónica o aristotélica. De las abadías y monasterios la filosofía volverá a la ciudad; de la glosa y el comentario, a la investigación; de la tutela de la fe, a la independencia de la razón.
Juicio crítico personal
Ya que no es posible que hayamos nacido sabiéndolo todo, necesitamos aprender, nuestra existencia es un continuo aprendizaje, siempre tenemos algo que aprender por que todas las cosas cambian constantemente y por tanto es imposible saberlo todo. Descartes nos dice que los resultados de usar su método son algo tardíos pero yo creo que son necesarios pues nos pueden ayudar a salir del error y condicionar nuestra conducta y darnos la satisfacción de alcanzar la verdad cuando seamos conscientes que hemos vencido a la duda y salido del error. Las respuestas a todas las preguntas están dentro de nosotros y esa respuesta la tenemos que sacar de nosotros mismos, no de alguien más.
Parece ser que la razón, es la base que nos permite construir una vida feliz y que esta debe ejercitarse ya que no siempre nos es fácil distinguir algo bueno de lo malo. No concuerdo con la demostración de la existencia de Dios, si bien sus demostraciones son basadas en la lógica aristotélica, se pueden encontrar algunas incorrecciones cha la demostración de la idea. Sin embargo Dios es creado y eterno, tal vez las limitaciones de nuestra mente no nos permiten imaginarnos cómo es realmente. Porque la pregunta de si existe no es importante, veo claramente cómo Descartes toca el tema pero no profundiza porque quizá la limitación de nuestra mente no pueda alcanzar a responder a todas las preguntas sobre Dios, su existencia, su origen y su final. Vemos como Descarte prefiere no tratar este tema superficialmente pues la existencia de Dios puede ser le excepción a su teoría cartesiana. Yo comprendo que es muy difícil explicar que existe Dios pero a pesar de que como hemos visto ni el propio Descarte pudo verdaderamente aplicar su método para justificar la existencia de este pero la explicación que dio fue muy razonable Dios es eterno e infinito además es la fuente suprema de verdad y negar su existencia es confirmarla.
En el mundo actual somos cartesianos hasta la médula, nuestra ciencia ha estado cimentada en sus aportes, gracias a él podemos decir que la ciencia puede explicar todos los fenómenos físicos de nuestro mundo. Pero ya que como es de esperar, la ciencia y la filosofía son áreas que se necesitan mutuamente.
Descartes tenía razón en la teoría del cogito ergo sum, a mi parecer de lo único que tenemos certeza en nuestra vida es que tenemos y alma y que es lo único de lo que no podemos dudar pues al cuestionar su existencia simplemente la confirmamos. Hoy en día podemos dudar de nuestra existencia pues hay muchos métodos que crean realidades alternativas a la nuestra y que parecen verdaderos. Muchas películas han plasmado ya este fenómeno por ejemplo Matrix que simplemente con conectarse a una máquina se crea otra realidad en la que nos situamos al igual que en la que estamos. Lo que esta claro es que muchas cosas las conocemos por el pensamiento aunque otras muchas no, quiero decir que aunque parezca que todo proviene de nuestro pensamiento eso es cuestionable pués este en muchos momentos puede ser cuestionable y engañoso. Los sentidos son también otra manera de conocer las cosas, pero los sentidos son más engañosos que el pensamiento pues se les puede engañar más fácilmente que al pensamiento, pero estos pueden ser los que certifiquen nuestros pensamientos.
El genio maligno de Descartes es sin duda algo que si existiese podría en cierto modo revolucionar el mundo ya que darnos cuenta de que todo lo que creemos y que tenemos certeza absoluta que es así y que es falso trastocaría todo nuestro pensamiento. Pero aunque no exista el genio maligno siempre se utiliza en el método cartesiano de cierta manera ya que nos cuestionamos que existiese un individuo que cambiase las cosas y que trastoque toda las certezas que tenemos. El genio maligno sería la máxima intensidad de la duda metódica.
2ºB Bachillerato
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Enviado por: | Listillo |
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