Se dice y muchas veces se acepta como lo normal muchas cosas que la sociedad o algunas instituciones consideran “lo bueno”. Así pues, aceptamos muchas cuestiones políticas, militares, sociales...como buenas y no nos planteamos si realmente lo son.
Pero si nos paramos a reflexionar un poco, nos damos cuenta de que muchas de esas cosas se vuelven en nuestra contra; luego somos engañados y continuamente vemos abusos, cinismo...
Creemos pues, que necesitamos esas instituciones y justificamos sus fracasos argumentando que la gente que se encuentra en su interior es mala. Creemos ciegamente en lo que se dice en televisión, y nunca nos planteamos si lo que los informativos nos dicen es una verdad o si nos dicen “lo que se considera que tenemos que saber”. Creemos ciegamente en las modas, costumbres y religión de una sociedad y nunca nos preguntamos el por qué de esas modas, costumbres y religiones, ¿qué gana el que está detrás de esto? ¿por qué permite que “gracias” a las costumbres, empiece a discriminarse y a marginarse a la gente que no los sigue?
Trabajamos durante casi toda la vida, nos quitan, en impuestos, entre un 18% y un 23% de nuestro sueldo bruto; cuando nos jubilamos cobramos una miseria; todos los meses, la Seguridad Social nos sigue descontando de nuestro sueldo para médicos y medicinas y cuando, por una vez, nos ponemos enfermos y necesitamos medicamentos, no nos los pagan, después de estar descontándonoslos del sueldo cada mes. Todos tenemos derecho a una educación gratuita (o al menos eso dicen) pero año tras año, nos gastamos un exagerado montón de dinero en libros de texto cuando realmente no valen ni la mitad de lo que nos cobran y el gobierno no hace nada para evitarlo, es más, da más dinero a los centros privados que a los públicos. Todo esto son ejemplos de las injusticias y abusos que se están cometiendo contra nosotros y encima, tienen el cinismo de decir que tales medidas se llevan a cabo por el bien del pueblo. Todavía hay más. Recientemente, ha estallado (y nunca mejor dicho) un conflicto en Kosovo debido a la limpieza étnica de Milosevic. Estamos de acuerdo en que este personaje es malo, cruel y salvaje y que tiene que pagar por ello, pero entonces ¿tenemos que ponernos a su altura? Se supone que si nos damos cuenta de la inmoralidad de una persona; nosotros somos más morales y por ello resolvemos las cosas de una manera más civilizada. Sin embargo, somos tanto o más salvajes que Milosevic al resolver los problemas a base de bombazos, matando a cientos o quizás miles de personas y destrozando las vidas de millones de seres humanos. La OTAN siempre niega las bajas civiles y los daños a las estructuras de éstos, dicen que sólo atacan “objetivos estratégicos”, pero imágenes de vídeo nos muestran todo lo contrario, nos muestran parte de la realidad de lo que está pasando allí.
Lo que está claro es que el que tiene la información tiene el poder y el que posee el poder, por muy bondadoso, gentil y sincero que sea, se volverá cruel, cínico y rastrero porque mientras exista el poder, la avaricia y las ganas de mandar sobre los demás, este mundo ideal no existirá.
Por eso hay que deshacerse de las instituciones y formas de gobierno. Muchos dirán que estoy loco, que si hacemos eso caeremos en el caos, pero yo creo que si al menos por una vez, nos comportamos como personas, es decir, si somos responsables y no unos seres que se dejen llevar por el dinero, el poder, la envidia, etc. Conseguiremos vivir en ese soñado mundo ideal y no necesitaremos de falsas “instituciones reguladoras de malas costumbres” que se creen ser necesarias y porque nosotros mismos, con voluntad, podemos vencer esas tentaciones y comportarnos civilizadamente los unos con los otros.