Filosofía y Ciencia
Análisis de Descartes
Este fragmento pertenece al “Discurso del método” de Descartes y trata sobre la duda. El racionalista francés, se ve obligado a buscar un nuevo método filosófico que sea capaz de ofrecer un conocimiento real de las cosas, debido en parte a lo inadecuado del método silogístico empleado por la escolástica para alcanzar el conocimiento; y a la decadencia por tanto de la física aristotélica.
Su método, será modelo del método matemático, influenciado por el matemático Galileo. Este método propuesto consta de diferentes reglas que se deben seguir para alcanzar de manera correcta el conocimiento. La primera es la evidencia, que consiste en no admitir como verdadera cosa alguna que no reconociese con evidencia como tal; para que algo sea evidente se nos tiene que presentar de manera clara y distinta. La segunda regla es el análisis, que consiste en dividir cada una de las dificultades en tantas partes como se pueda ya que para alcanzar una certeza verdadera se debe partir de lo simple para proporcionar seguridad y evitar falsedades. La tercera, es síntesis, es decir conducir ordenadamente los pensamientos comenzando por los más simples y fáciles para ir ascendiendo hasta los más complejos; este proceso se realiza mediante la deducción, es decir, el método por el cual se procede lógicamente de lo universal a lo particular; e implica una sucesión de intuiciones; esta regla tiene una cierta influencia platónica debido a la jerarqización de ideas que realiza. La cuarta regla del método es la enumeración que consiste en realizar una revisión y recuento de las verdades obtenidas para asegurarse de que son verdad y no hay ningún error
La duda es un mecanismo que Descartes decide emplear, de forma voluntaria, “decidí fingir” “rechazara como falso todo lo que pudiera generar la menor duda”, para poder analizar desde cero todos los conocimientos que hasta ahora tenía como ciertos, y poder así ver si existe algo realmente verdadero. Se ve inducido a emplear este método debido a la incertidumbre de los datos sensoriales “nuestros sentidos nos engañan algunas veces”, dudando de la veracidad de conocimiento que nos proporcionan nuestros sentidos; debido también a los errores de razonamiento que el hombre puede tener, cometiendo paralogismos, “existen hombres que se equivocan al razonar”, a la dificultad de distinguir el sueño de la realidad “pensamientos que tenemos estando despiertos, pueden venirnos también estando dormidos”; y debido también, por último, a la hipótesis de la existencia de un genio maligno que nos haga ver con evidencia algo que no lo es.
La duda de Descartes tiene las siguientes características: es una duda metódica, es decir, su finalidad es alcanzar la certeza, por lo tanto es diferente a la duda escéptica, que creía imposible el conocimiento. Es más, Descartes emplea esta duda para superar el escepticismo y encontrar una proposición que resista absolutamente cualquier duda imaginable. La duda es también universal, ya que somete a todo tipo de conocimiento, por evidente que sea su verdad. Es teorética, ya que pone en cuestión los conocimientos y tiene como objetivo encontrar un conocimiento firme y no debe extenderse a la vida práctica. Es hiperbólica, es decir exagerada, radical. Es antinatural y voluntaria ya que pone en duda los propios sentidos contradiciendo el sentido común. Es consecuencia de la primera regla del método, ya que se debe admitir como verdadero solo aquello que se presente con absoluta claridad y distinción, y por lo tanto con evidencia. Esta es una de las máximas expresiones del racionalismo ya que para esta corriente filosófica, solo se puede admitir como ciertas aquellas creencias que han sido revisadas por la razón.
Además esta duda es temporal, ya que se debe abandonar en el momento en que encontremos una proposición evidente.
Con su método rechaza todo aquello que el tenía como cierto, provenga de los sentidos o del conocimiento. Y al dudar de todo conocimiento descubre, “advertí”, que hay uno del que no puede dudar, de que el piensa, “Pienso, luego existo” Cogito, ergo sum.
De esta conclusión deduce el Primer Principio de la filosofía que buscaba, la filosofía basada en el método matemático. La proposición hallada es totalmente verdadera ya que no puede dudarse su veracidad en absoluto, porque puede fingir que su cuerpo es una ilusión, pero no puede fingir que no piensa. Por lo tanto de esto deduce que existimos como seres pensantes. Por ello afirma que hay una parte de nosotros cuya misión es pensar, la res cogitans o sustancia pensante.
Para Descartes la sustancia es aquello que no necesita de ninguna otra cosa para existir y es la base de los atributos y modos; y según su concepción, existen tres sustancias la res cogitans o sustancia pensante; la res extensa o sustancia extensa; y la res infinita o sustancia infinita. De la existencia de la res cogitans y la res extensa se muestra el dualismo antropológico de Descartes, la sustancia pensante o alma, que es inmaterial, y la sustancia extensa, el cuerpo. También se deduce que es mucho mas fácil de distinguir el alma que el cuerpo.
Otros filósofos, dirán que existen otros tipos de sustancia, como Spinoza que defenderá la existencia de una única sustancia, la “Deus, sive natura”; y Leibniz dirá que existen infinitas sustancias simples o mónadas.
A la conclusión de que somos como seres pensantes se ha llegado mediante la intuición, es decir, a la percepción íntima e instantánea de una idea o verdad que aparece como evidente a quien la tiene. Y emplearemos la deducción para proceder de lo universal a lo particular, es decir, a partir de un axioma o verdad primera, extraer las demás verdades. Esta forma de proceder es la que se emplea en el método modelo escogido por Descartes, el matemático.
De la existencia del Primer Principio obtenemos el criterio de verdad de Descartes, algo es absolutamente verdadero si se nos presenta, como hemos dicho, con claridad y distinción, es decir, con evidencia.
De la existencia de éste, Descartes piensa que, si dudamos es que no somos perfectos, pues hay más perfección en el conocimiento que en la duda. Si no somos perfectos, es porque tenemos una idea de perfección en nuestra mente que tiene que proceder de alguien más perfecto que yo, y ese tiene que ser Dios, por lo tanto Dios existe.
Y se presenta a Dios como la sustancia infinita (res infinita), la perfección; y como garante de nuestros conocimientos, oponiéndose a idea del genio maligno.
Descartes se presenta como un optimista epistemológico ya que busca la verdad absoluta, el conocimiento absoluto. Abandonando así la tesis del solipsismo, que afirma que solo se puede garantizar la existencia de uno mismo, y que la de otro es dudosa e infundada.
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Enviado por: | Antonio |
Idioma: | castellano |
País: | España |