Filosofía y Ciencia


Karl Marx


INTRODUCCIÓN

Karl Marx y Friedrich Engels son los principales pensadores del socialismo científico. En el Manifiesto Comunista, que escribieron y publicaron en Londres en 1848, describen la evolución de la humanidad mediante una perspectiva socioeconómica. Esta teoría revolucionaria alentó las luchas sociales que proliferaban en Europa durante la segunda mitad del siglo XIX. La clase trabajadora (o proletariado, como lo denominaba Marx) surgió en esa época a raíz de la creciente industrialización de Europa y Estados Unidos. En El Capital, Marx explicó que el valor de los objetos es proporcional al trabajo humano empleado para realizarlos. En la concepción histórico-económica ideada por Marx no existirían las clases sociales y el Estado se extinguiría por sí mismo.

BIOGRAFIA DE KARL MARX

Nacido en el seno de una familia hebrea, su madre era de origen holandés y descendiente de rabinos, mientras que su padre, Hirschel, también de ascendencia judía, ejercía la abogacía en Tréveris, su ciudad natal. Su padre es además consejero de justicia, recibiendo fuertes presiones políticas que le obligaron a abrazar el protestantismo para poder mantener el cargo en la administración de Renania. La conversión, real o simulada, le llevó incluso a cristianizar su nombre, que a partir de ahora pasará a ser el de Heinrich. Es deseo del padre dar a su hijo una completa formación humanística, con especial incidencia en la filosofía. Ello es posible gracias a los altos ingresos obtenidos en virtud de su cargo. El joven Marx estudia en el colegio de su ciudad natal, logrando graduarse a los diecisiete años de manera brillante, salvo un único lunar: la asignatura de religión. En la Universidad de Bonn estudia Derecho, por inclinación paterna, si bien sus verdaderos intereses le llevan a ahondar en materias como la Filosofía, la Historia o la Economía. Pasa gran cantidad de horas en su cuarto leyendo, lo que no le impide conocer a Jenny von Westphalen, su amor de juventud. Hija de una familia noble amiga de la familia, el noviazgo no fue aceptado por ninguno de los padres, lo que convierte la relación en básicamente epistolar. Desde Berlín y Viena, en cuyas universidades el joven Marx estudia, envía y recibe cartas de amor a Jenny, con quien podrá al fin casarse siete años más tarde. Entretanto, Marx ha acabado su tesis en 1841, tres años después del fallecimiento de su padre. Junto con sus estudios escribe artículos de análisis de la realidad social, colaborando en el "Rheinische Zeitung", publicación de la que pronto llegará a ser redactor jefe. Funda también el "Deutsch-französische Jahrbücher", revista franco-alemana de la que será director. La regularidad de sus ingresos le anima, como se dijo, a casarse con Jenny, con la que ha mantenido una relación de siete años. Muertos los padres de ambos, ya nada impide cumplimentar el matrimonio, lo que harán en 1843. La publicación de la nueva revista les lleva a París, manifestando Marx su ambición por desarrollar un producto europeo. Sin embargo, pronto las cosas comienzan a ir mal. La revista no pasa del primer número y las necesidades económicas le obligan a solicitar préstamos. Recurre a sus amigos en Colonia, gracias a cuya aportación podrá el matrimonio mantener a su recién nacida hija Jenny. En París Marx conoce y traba amistad con Friedrich Engels, personaje que será de vital importancia en su vida. Las coincidencias entre ambos no serán sólo ideológicas, sino que el origen burgués de Engels, hijo de un rico industrial de Manchester, permitirá Marx recibir ayuda económica de su amigo en los momentos de mayor apuro. El peso político de los artículos publicados en Francia le hacen ganarse fama de agitador, lo que provoca su expulsión de Francia. Establecido en Bruselas, ingresa en la Liga de los Comunistas. Es entonces cuando se manifiesta su renuncia a las raíces, adoptando para sí la internacionalización que propone la Liga. Así, renuncia a su nacionalidad prusiana y se declara apatrida y revolucionario. Las rebeliones ocurridas en Francia en 1848 asustan al monarca belga, Leopoldo, quien ordena a la policía controlar las calles, reprimir cualquier manifestación y detener a los extranjeros sospechosos. La detención y maltrato de Marx no tarda en producirse, así como la de su mujer. Algo más tarde es expulsado junto con su familia, lo que le obliga a trasladarse a Colonia. En su nueva residencia organiza un periódico diario, el "Neue Rheinische Zeitung". Con treinta años ya es un personaje destacado del mundo revolucionario. En el plano familiar, su prole ha aumentado con el nacimiento de sus hijos Laura y Edgar. Su nueva publicación alcanza un éxito inmediato, en el contexto de una época de fuerte sentimiento social y compromiso revolucionario. En consecuencia, es prohibido por el gobierno renano, lo que, una vez más, provoca la ruina de Marx, quien deberá empeñarse para pagar las deudas. En busca de recursos la familia se traslada por Alemania y Francia, recalando finalmente en Londres. Su vivienda se halla en uno de los barrios más pobres de la ciudad y la familia Marx, que ha aumentado con el nacimiento de Franziska, se mantiene sólo de los escasos ingresos obtenidos por el padre gracias a la publicación de algunos artículos. La situación se agrava con la enfermedad de la madre, lo que obliga ala familia a vivir de la caridad y la solidaridad de los amigos. Es ahora cuando Marx se dedica a la escritura de una de sus obras fundamentales, "El Capital", que elabora en las salas de lectura del Museo británico, un refugio ante los problemas que le acosan. Algo de luz se vislumbra gracias al encargo de varios artículos que le realiza el "New York Tribune", lo que permite a la familia un desahogo que sólo será temporal. De vuelta a la pobreza, la enfermedad castiga a la familia con la muerte de Franziska y la más absoluta de las penurias. Sólo los préstamos permiten al grupo, incrementado con la niña Eleanor, sobrevivir. En 1885 fallece el único hijo varón, Edgar, con nueve años. Hasta 1864 la situación no empieza a mejorar. Tras recibir aportaciones de Engels, convertido en propietario de la fábrica paterna, una herencia permitirá a la familia incrementar sus ingresos y cambiar de residencia. Un amigo, Wilhelm Wolf, nombra a Marx heredero de sus propiedades; agradecido, el filósofo le dedica el primer volumen de "El Capital". Éste no verá la luz hasta 1867, tras dieciocho años de trabajo y carencias. Sin embargo, en principio no causa el efecto trasgresor que Marx esperaba, debiendo pasar mucho más tiempo para que la obra obtuviera reconocimiento. Además de preparar su publicación, Marx colaboró en la organización de la Primera Internacional, participando activamente en las discusiones. Tras la Comuna de París de 1871, que significó un duro golpe para la Internacional, Marx se retiró de la lucha política y se dedicó a la escritura de su pensamiento. El 2 de diciembre de 1881 fallece, tras tres años de dolorosa agonía, su esposa Jenny. Poco más de un año más tarde, el 14 de marzo de 1883, fallece el mismo Marx, uno de los pensadores más influyentes de la Historia y figura clave en el análisis de la historia, la sociedad, la política y la economía. Su pensamiento se prolonga hasta muchas décadas más tarde a partir de su muerte, siendo clave para entender los procesos sociales y políticos que jalonan el siglo XX.

FILOSOFÍA DE MARX

La filosofía de Marx parte del elemento material (social) como constitución de la realidad, y denuncia ésta como inacabada. Seguimos en la Prehistoria de la humanidad y nuestra tarea es saltar a la historia. Para ello es necesario el derrocamiento del Orden material (social existente), es decir, la filosofía de Marx será un pensamiento para transformar el mundo.

Marx inicia su filosofía con una crítica del idealismo y al materialismo, para lo cual se fundamenta en la concepción que tiene del hombre. Para Marx no existe una esencia en general: el hombre se hace a sí mismo a través de la historia, en la sociedad y transformando la naturaleza. Así pues, el hombre es un ser activo, práctico, siendo el trabajo su actividad principal. Hay que superar la concepción del hombre como ser “teórico”, concepto que hasta entonces se había mantenido en la filosofía. El trabajo pone en relación al hombre con la naturaleza y con los demás hombres, construyendo así, la sociedad, de tal manera que la esencia humana es, en realidad, el conjunto de las relaciones sociales. Resulta pues, que no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino a la inversa, su ser social es el que determina su conciencia,

Marx denomina producción al trabajo del hombre, siendo el sistema de producción la base de la organización social. Teniendo en cuenta esto, es decir, que la base de toda sociedad es la producción que se constituye en la misma, todo lo demás se explica a partir de los sistemas de producción. La producción es la actividad por la que los hombres crean bienes para satisfacer sus necesidades; y está compuesta por dos elementos inseparables: el proceso del trabajo, cuyo resultado es el producto o mercancía las relaciones de producción, que determinan las clases sociales y constituyen la estructura económica de la sociedad, a la que llama infraestructura o base, y sobre la cual se eleva una superestructura: conjunto de ideas, creencias, costumbres, normas, etc., que configuran la conciencia social y que pueden ser: jurídico-políticas (instituciones y normas que reglamentan el conjunto de la sociedad) e ideológicas (ideas, creencias, costumbres, que configuran la conciencia social).

Por otro lado, mediante determinadas relaciones de producción se ha ido configurando socialmente en su proceso histórico, la humanidad. Además la evolución histórica es dialéctica, es decir, está regida por una lógica que determina en ella causas y efectos y la hacen cognosciblemente científica. De tal forma que en el sistema de producción hay encerrada una escisión que constituye el motor del proceso histórico social. Esta contradicción se concreta en una doble vertiente:

una escisión en clases sociales (hay clases que controlan el sistema de producción y con ello las superestructuras, y la clase dominada)

una escisión entre el hombre y su ser genérico (deriva de lo anterior)

Cuando las contradicciones de un sistema de producción se agudizan y existen demasiadas tensiones, se da lugar a una revolución social, mediante la cual se destruye un determinado modo de producción. Este proceso revolucionario se objetiva como un proceso de lucha de clases, pues el cambio de un sistema de producción a otro es inevitable hasta que el hombre alcance su realización y libertad, lo cual sucederá en una sociedad comunista.

LEGADO DE MARX

Después de su muerte, sus ideales se hicieron más fuertes en las agrupaciones obreras. Su concepción de ideales se le denominó “Marxismo” ó “Socialismo Científico”, en que sus principales ideales son:

  • Análisis del sistema capitalista (críticas)

  • La lucha de las clases sociales

  • Dictadura del proletariado (se refiere a que el obrero se tomase el poder).

Estas doctrinas serian tomadas en el futuro por Lenin en el siglo XX.

LA REVOLUCION INDUSTRIAL DEL SIGLO XVIII

Hasta fines del siglo XVIII, la economía europea se había basado casi exclusivamente en la agricultura y el comercio. Lo que hoy llamamos productos industriales eran, por entonces, artesanías, como por ejemplo los tejidos, que se fabricaban en casas particulares. En una economía fundamentalmente artesanal, el comerciante entregaba la lana a una familia y ésta la hilaba, la tejía y devolvía a su patrón el producto terminado a cambio de una suma de dinero.

Esta forma de producción se modificó notablemente ente entre fines del siglo XVIII y mediados del XIX. El país donde comenzaron estos cambios fue Inglaterra. Allí se daban una serie de condiciones que hicieron posible que, en poco tiempo, se transformara en una nación industrial; lo que permitió impulsar la inventiva y aplicarla a la producción y a los transportes. Surgieron entonces los telares mecánicos, que multiplicaban notablemente la cantidad y la calidad de los productos, y los ferrocarriles y los barcos de vapor que trasladaron los productos de Inglaterra.  

Este período, conocido como la Revolución Industrial, fue posible porque:

 

· Este reino disponía de importantes yacimientos de carbón, el combustible más usado en la época. También, poseía yacimientos de hierro, la materia prima con la que se hacían las máquinas, los barcos y los ferrocarriles;

· La burguesía (ver Vocabulario) inglesa había acumulado grandes capitales a partir de su expansión colonial y comercial;

· Las ideas liberales, muy difundidas en la Inglaterra de esa época, favorecían la iniciativa privada. A esto se sumaban las garantías que daba un parlamento que representaba también los intereses de esta burguesía industrial y comercial.

· La marina Mercante inglesa era una de las más importantes del mundo. Esto garantizaba a los productores de ese país una excelente red de distribución en el orden mundial.

ORÍGENES DEL MOVIMIENTO OBRERO

Con la Revolución Industrial también crecen los conflictos sociales. A muchos capitalistas no les importaba que sus trabajadores, a veces niños de siete años, trabajaran 12 ó 14 horas por día en condiciones insalubres, con graves riesgos físicos. Su única preocupación era aumentar la producción al menor costo posible, es decir, pagando el salario más bajo que se pudiera, aprovechándose de la gran cantidad de desocupados que había. Esta situación de injusticia llevó a la aparición de los primeros sindicatos de trabajadores y de huelgas en demanda de aumentos de sueldo y de mejoras en las condiciones de trabajo. La unión de los trabajadores posibilitó la sanción de las primeras leyes protectoras de sus derechos y, consecuentemente, el mejoramiento progresivo de su calidad de vida.

El avance de la burguesía industrial implicó, a su vez, un proceso de cambios en la vida de muchas personas. Pero sobre todo, en la de aquellos que se incorporan en condición de obreros, en el trabajo fabril. Algunos provenían del campo: eran antiguos labradores que habían sido expulsados de sus parcelas para criar ovejas y producir lana destinada a la naciente industria textil. Otros eran artesanos que, al no poder competir con la industria, se vieron obligados a ingresar en e taller, Antes, la mayoría de ellos producían en sus Parcelas o talleres, para satisfacer sus necesidades de uso (alimentación, vestido, etc.).

Ahora, comenzaban a producir para el dueño de la fábrica que aspiraba a vender mercancías y enriquecerse. Antes, el tiempo y el ritmo del trabajo eran auto controlados; ahora, la intensidad del trabajo la establecerá el propietario del taller. En el pasado, sus jornadas de labor con su mujer e hijos eran extensas y anotadoras como ahora; pero ese tiempo de trabajo era su propio tiempo y eran ellos quienes disponían de él.

Para las nuevas formas de producción, el tiempo es oro y la burguesía necesitó intensificar los ritmos de producción La "socia" para lograr este fin fue la máquina que obligó al obrero a seguir el ritmo que ella le imponía, y también las multas a todo obrero que estuviera fumando, cantando, rezando o realizando cualquier acción que pudiera perturbar la labor marcada por el cronómetro, ahora dueño del tiempo en la fábrica

En este clima de obligaciones y de ritmo tan exigentes, la taberna será el único lugar de libertad para los trabajadores, y en ellas cerveza mediante, comenzarán a buscar la forma de organizarse para resistir. Al comienzo, dichas resistencias se expresarán en revueltas callejeras contra el alza de precio del pan o en peticiones al Parlamento. Pero al crecer los reclamos, se prohibieron las asociaciones obreras en 1799. Entonces, los obreros recurrieron a la acción directa: comenzaron a atacar las casas o talleres de sus patrones para exigir mejoras.

Se dice que un joven aprendiz, enojado con su maestro, resolvió el conflicto dándole un martillazo al telar. Estaba agotado. El destructor de la máquina se llamaba Ned Ludd, y por esto se llamará ludista al movimiento que entre 1812 y 18 1 7, en medio de una gran crisis económica, amenazará a sus patrones y realizará ataques sistemáticos a las máquinas. Hoy no es claro si los luddistas veían en las máquinas la causante de sus penurias o si era ésa la única forma que habían encontrado de hacerse escuchar en una sociedad sorda a sus reclamos.

Recién al calor de un ciclo de prosperidad económica, se legalizarán las asociaciones obreras en 1824 y los trabajadores comenzarán nuevas búsquedas para mejorar la situación: la creación de cooperativas obreras de producción y luego, la "Carta al Pueblo", de la Asociación de Trabajadores en 1837. Para ello plantearon: el sufragio universal y secreto, suprimir la obligación de ser propietario para ser parlamentario y que la labor legislativa fuese remunerada. Estos últimos pedidos eran claros: los trabajadores son ciudadanos, aunque no tengan riquezas, y deben participar en la toma de decisiones.

· EL MANIFIESTO COMUNISTA

En un Congreso celebrado en Londres en 1847 la Liga de los Comunistas, una asociación internacional que se proponía la defensa de los intereses de los obreros, encargó a dos de sus miembros, la redacción de un programa detallado de la Liga. Los alemanes Carlos Marx y Federico Engels, escribieron el Manifiesto Comunista, que fue impreso en Londres unas semanas antes del estallido de la revolución en Francia de febrero 1848.

· LAS NUEVAS IDEAS DE CAMBIO: MARXISMO

El maquinismo y el aumento productivo no mejoraron las condiciones de vida de los trabajadores, como algunos esperaban. El trabajo infantil y las largas y pesadas jornadas de Labor en talleres inhóspitos generaron condiciones para una lectura crítica del “progreso”: el hombre, con la Revolución Industrial, había realizado su aprendizaje productivo; pero aún le faltaba su aprendizaje distributivo. En esa etapa incipiente del capitalismo, se escucharon las voces críticas de una serie de figuras denominadas, luego, socialistas “utópicos”, quienes criticaron las condiciones de explotación a los obreros.

En Londres, durante el verano 1848, se reunieron diversas corrientes del pensamiento del proletariado, con el fin de originar a una entidad que las agrupara y elaborar un documento en el cual quedaran expresadas sus demandas. Surgió así la Liga Comunista, que al año siguiente le encargó a Karl Marx la redacción de una proclama que sirviera de orientación para las acciones de la nueva agrupación. Marx, en colaboración con otro destacado pensador de la época, Frederich Engels, escribieron ese texto que pasó a conocerse, rápidamente, en todo el mundo como El manifiesto comunista.

Tanto Marx como Engels plantearon en el citado documento que, hasta ese momento, los filósofos se habían encargado de describir e interpretar al mundo; pero que, dada la enorme injusticia que en él reinaba, ellos se proponían transformarlo. Para ello, la teoría debía ir acompañada de la acción transformadora del hombre quien —a juicio de estos autores— es plenamente capaz de cambiar la realidad que lo rodea.

Marx y Engels sostenían que la sociedad capitalista —basada en la propiedad privada— era esencialmente una sociedad desigual e injusta, ya que los trabajadores debían vender su propia fuerza de trabajo a los capitalistas a cambio de un salario. En dicho intercambio de trabajo por dinero, el obrero recibía de manos del capitalista un salario que tan sólo equivalía a lo que necesitaba un obrero para mantenerse a sí mismo y a su familia; algo que se alcanzaba con sólo seis horas de su trabajo. Pero la jornada laboral era, por aquel entonces, de más de doce horas; de manera que el capitalista se quedaba con lo producido durante las seis horas restantes. Esa diferencia —que Marx llamó plusvalía— constituye el origen de la situación de explotación del obrero que define a la sociedad capitalista, por lo que ésta debía ser eliminada y reemplazada por otra.

Otra de las ideas del pensamiento marxista era la de la lucha de clases. En ella planteaba Marx que la plusvalía indicaba la existencia en la sociedad capitalista de una contradicción fundamental entre los intereses de la burguesía y de los obreros (lucha de clases). Esa contradicción sería cada vez más injusta para los proletarios. Pero en algún momento, estos últimos deberían tomar plena conciencia de esa situación y plantear, por medio de un movimiento revolucionario, un cambio radical del sistema capitalista por una nueva sociedad: la sociedad comunista. En ella —luego de eliminar la propiedad privada y la burguesía como clase dominante— no existirían las clases sociales, y los hombres serían todos libres e iguales sin distinción de nacionalidad.

CONCLUSIONES DE MARX

Según lo anteriormente dicho, el trabajo pone en relación al hombre con la naturaleza. Luego es en él donde el hombre debería realizarse, Sin embargo, en la sociedad capitalista, donde el trabajador es un asalariado, ocurre todo lo contrario: se produce una alienación. Marx diferencia varios tipos de alienación, pero otorga una mayor importancia al trabajo enajeno, en el cual, el producto, al convertirse en capital de otros aparece ante el trabajador como un ser extraño, que él no posee ni domina, y por tanto el sujeto se codifica, se convierte en mercancía. Con respecto a su propia actividad, el trabajo aliena el trabajador, y la naturaleza aparece como algo ajeno al trabajador, como propiedad de otro, y junto con ella, se corta toda relación con la humanidad, porque cada uno trabaja para sí mismo. De esta alienación fundamental se generan otras formas alienadas: la religión y la filosofía.

La alienación religiosa consiste en una existencia falseada mediante la cual se justifica la vida oprimida (injusta) con la compensación de una vida mejor en otra vida ( la religión es el opio del pueblo)

La alienación filosófica lo es, en cuanto que sólo interpreta la realidad y además falsamente, Según Marx no es suficiente interpretar la realidad, sino que es necesario transformarla.

La crítica de la condición alienada conduce a una crítica de la conciencia ideológica, en cuanto que la ideología entendida como el sistema de concepciones o ideas políticas, jurídicas, morales estéticas, religiosas y filosóficas que forman parte de la superestructura social y que constituyen el sistema de representaciones y comportamientos sociales, trata de ocultar la alienación del hombre. Por otro lado, la ideología tiene un sentido negativo: una cosa es lo que se es y otra lo que se piensa, es decir, los contenidos ideológicos no tienen sustantividad propia.

Marx no elaboró ninguna filosofía moral, pero sin embargo manifestó un alto grado de sensibilidad moral en su crítica al capitalismo como estructura económica-social explotadora injusta con la mayoría, particularmente con los débiles. Por otro lado se puede decir que manifestó su amor por el hombre, la justicia y la libertad. Marx quería mejorar la sociedad y las mejoras significaban más libertad, más igualad, más justicia, etc., es de ir, la autorrealización del hombre a través del trabajo en una sociedad justa e igualitaria.




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Enviado por:José Carlos
Idioma: castellano
País: España

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