Geografía


Japón


Gobierno

El gobierno es sumamente centralizado y burocrático. Se puede distinguir:

  • El Gobierno central: Japón es una monarquía constitucional, en la cual las personas mayores de 20 años pueden votar a través de sufragio universal. Tradicionalmente el Emperador es un representante simbólico de la nación, careciendo de poder real en asuntos de gobierno, con funciones meramente ceremoniales, cumpliendo el rol de ser la cara pública del gobierno. En la práctica, Japón es una democracia parcial o parlametaria, el pueblo no vota a un presidente, sino a los miembros del Parlamento y éstos, a su vez, votan a un Primer Ministro de entre uno de ellos.[17] Cuanto tiempo un primer ministro permanece en su cargo depende de por cuanto tiempo pueda mantener el apoyo de la mayoria del parlamento, pudiendo durar muchos años o tan sólo unos meses. A diferencia de otras democracias, como Estados Unidos o Inglaterra, donde coexisten dos partidos fuertes que se alternan en el poder, Japón tiene un partido dominante (el Partido Liberal Democrático) que coexiste con otros partidos menores, pero éstos no tienen opciones reales de proponer a un primer ministro propio.

  • El gobierno local: Los gobernantes de cada prefectura son elegidos por el pueblo, pero su independencia está limitada por el presupuesto que el gobierno central destina a cada prefectura.

  • La burocracia: Los burócratas o funcionarios públicos, sobreviven a los cambios de gobierno. Planean e implementan las políticas que decide el gobierno. Los burócratas tienen una cierta influencia en las decisiones del gobierno y los ministerios marcan las normas para todo el país. Lo cual causa cierta rigidez que no siempre beneficia a los gobiernos locales, que a veces tienen necesidades diferentes de una prefectura a otra. Los burócratas de los ministerios mantienen reuniones con diferentes grupos de interés con los que trabajan estrechamente. Solicitando o proponiendo reformas que beneficien al país. Esto difiere de otros paises donde generalmente los políticos suelen negociar o imponer o rechazar reformas de los diferentes grupos de interés.

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Emperador, logicamente en lo mas alto del estrato social y politico se encuentra el Emperador. El Emperador tiene una categoria dual, por una lado es un Dios pero tambien es un ser humano.

* Kuge o "casa publica", asi se denominaban a los clanes aristocraticos japoneses. Durante la epoca Heian  y hasta la llegada del Shogunato, los clanes mas importantes eran : Fujiwara, Minamoto, Abe, Taira y Tachibana.

 Dentro de los Kuge se distinguen dos clases:

                     a) Dojo, eran aquellas personas que se sentaban con el Emperador.

                     b) Jige, los que no se sentaban con el Emperador.
 

  * Daimyo, son los grandes terratenientes provinciales, los cuales normalmente poseian una gran cantidad de tierras. Estas tierras son propiedad del Emperador el cual cede dichas tierras a estos terretamientes para que las exploten.  Con el paso del tiempo estos lideres locales aumentar notablemente su poder politico y militar. Pasando a  ser  jefes militares, bajo cuyas tropas se encontraban cientos de tropas.

 Aquellos Daimyo que aumentaban su poder militar de forma notoria pasaron a denominarse Bu-ke.

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Con el desarrollo de la interdependencia entre Estados Unidos y Japón bien sea durante el contexto de guerra fría o con el fin de ésta y la conformación de un sistema internacional unipolar con otros polos alternos en zonas de influencia geográfica específica (Japón, UE),  Japón aumenta el margen de maniobra en su política exterior y también despliega mayor importancia en el ámbito internacional. A partir del institucionalismo liberal se diría que estos cambios en las estructuras internacionales, generan un ambiente propicio para una disminución de la competencia militar y un aumento en los costos de una guerra potencial, esto debido a la consolidación de las democracias liberales, una mayor interdependencia económica, así como grado más alto de institucionalización del sistema internacional.


Esta explicación es capaz describir algunas condiciones estructurales que pueden orientar las políticas de los países de acuerdo a la configuración internacional, pero deja a un lado elementos como la identidad nacional, la cultura política, las creencias y valores, la correlación interna de fuerzas y sus efectos en la política internacional. La cuestión aquí es averiguar por qué diferentes países elaboran políticas de seguridad diferenciadas aún si se encuentran imbuidos en estructuras y contextos internacionales similares.

Aportes desde el constructivismo: Conformación de una identidad nacional y una "cultura político-militar"

Thomas U. Berger afirma que en las relaciones internacionales se presenta una relación dialéctica entre cultura y estructura: factores que no son culturales pueden en ciertas circunstancias afectar la evolución de la cultura, así mismo, las fuerzas culturales tienen un impacto importante en la forma como los Estados responden a las condiciones estructurales como la distribución del poder económico y militar o la densidad de las relaciones internacionales (Berger, 2000; 318)


La cultura es entendida aquí como una matriz simbólica que le permite a los individuos  comprender y actuar en el mundo, en este sentido el comportamiento humando se encuentra guiado por ideas y creencias que son compartidas y transmitidas socialmente (Wendt, 1992; 397). La realidad se construye socialmente a través de la interacción de los individuos en un proceso de tres momentos: externalización, objetivación e internalización, en el primer momento, el orden social se institucionaliza, esto consiste en una "tipificación recíproca de acciones habituadas por tipos de actores", estas tipificaciones cumplen un objetivo de control social de los comportamientos de los actores (Berger y Luckman, 1968; 76). Aquí se pasa a un segundo momento donde se definen los roles y los contextos donde los actores se desempeñan. Por último la realidad objetiva es internalizada por los actores, en donde esta realidad está en constante relación con la identidad en el contexto social: "la formación de un yo como identidad reflejada (Berger y Luckman, 1968; 167)


Para el análisis de la políticas seguridad en el marco de esta perspectiva constructivista, se hará un énfasis en el estudio de la "Cultura político militar" (Berger), entendida como una subdivisión de la cultura política que influencia la forma en que los miembros de una sociedad dada perciben la seguridad nacional, el papel de las fuerzas armadas y el uso de la fuerza en la relaciones internacionales. La"Cultura político militar"es transmitida en el proceso de socialización, bajo la presión de las condiciones internas y externas que delimitan el trabajo de los actores y el grado de contingencia de las decisiones, de igual forma generan inercia en el desarrollo de las políticas de seguridad. (Berger, 2000: 325)


El estudio de la "cultura político-militar" debe realizarse tomando en cuenta en primer lugar el contexto histórico de su desarrollo, su evolución y finalmente, la forma en que ha afectado en la toma de decisiones en torno a la seguridad. (Berger, 2000: 327)


A partir de 1945 y  a lo largo de los años 50 se genera en Japón una nueva identidad nacional, que evidencia un fenómeno muy interesante de construcción social del antimilitarismo como un factor identitario esencial y compartido.


Antes de su intervención en la segunda guerra mundial elementos importantes de la identidad nacional japonesa reposaban en patrones propios de una sociedad militarista, en su condición insular Japón siempre quiso constituir una identidad como un Imperio libre de la presencia extranjera y con una gran capacidad de autodeterminación, la identidad se construyó en torno a "la amenaza" extranjera bien fuera en el entorno regional o frente al "otro" proveniente de occidente, el poder militar jugó un rol importante en la configuración del Estado desde las reformas de Meiji (1868) al igual que durante la guerra Ruso- japonesa a finales del siglo XIX. Durante todo este periodo el poder militar fue concebido como el garante de la seguridad del imperio frente a las "potencias depredadoras occidentales" (Berger, 2000; 330)


Las consecuencias catastróficas y la ocupación que conllevó la participación japonesa en la segunda guerra mundial, fueron entendidas por el pueblo nipón como un impedimento y una traición por parte de las fuerzas armadas a su objeto y fuente de legitimidad como garantes de la libertad del Imperio. De igual forma, las autoridades externas y las elites japonesas ayudaron a sembrar profundos sentimientos antimilitaristas, que en un primer momento se expresaron en el juzgamiento por crímenes de guerra de los militares japoneses participantes en la II guerra, la transformación de los textos escolares y propaganda abierta en contra de las fuerzas armadas. De igual forma los partidos políticos actuaron de forma unánime, todo esto sembró de forma profunda un cambio en el interés nacional en donde lo que va a primar de ahora en adelante son la unificación de esfuerzos para el desarrollo de la economía y de un ethos democrático en el ámbito político (Berger, 2000; 332 - 334).


Estos cambios se institucionalizaron en los años 50 durante el Gobierno de Yoshida Shigeru cuando Japón fue se definición como un una "Nación Mercantil y pacifica", capitalista,  neutral y no intervensionista de las tensiones y conflictos regionales (como Corea y posteriormente Vietnam).

 
Esta postura basada en la cultura político-militar especifica que se ha venido describiendo se ha mantenido constante durante hasta la actualidad.  A diferencia de fenómenos que se pueden observar en otros países, históricamente los partidos de derecha en Japón no hecho énfasis en el fortalecimiento las fuerzas armadas, sino que se han enfocado sus campañas en el desarrollo económico, así como en el aprovechamiento de la ventajas del comercio y la tecnología, siendo coherente de esta forma, con el desarrollo de la identidad de "nación mercantil y pacifica", con una postura político militar  antimilitarista que se construye frente a otras naciones descritas como "guerreras o intervencionstas" (Berger, 2000; 343)  

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Japón es hoy una de las sociedades industriales más avanzadas en el mundo, altamente urbanizada y dependiente de la alta tecnología y las comunicaciones. Si bien en el pasado fue uno de los países más aislados, hoy está completamente integrado en las distintas redes internacionales. Sin embargo, al mismo tiempo rigen patrones tradicionales de comportamiento y la ética social sigue teniendo un profundo significado en el panorama contemporáneo.

Una de las características más destacadas siempre de la sociedad japonesa es la impasibilidad dominante ante la búsqueda de independencia social, que contrasta con la ansiedad que ésta provoca en la sociedad europea y estadounidense. En este mismo orden, la sociedad japonesa, aunque enfatiza en la solidaridad, ha de considerarse como una sociedad eminentemente vertical, ya que favorece todo tipo de estructuras jerárquicas, incluso en grupos reducidos: en la relación esposo-esposa hay una precedencia social del varón con respecto a la mujer; prioridad de la edad o generación, en cualquier consideración o trato (términos tan usuales como sensei o senpai hacen referencia a una veteranía o a un haber nacido antes), y en la continua atención al que es cabeza o superior de cualquier grupo humano, ya sea fijo o transitorio (empresas, comités, grupos turísticos, etc.).

Esta espontánea y general aceptación de un orden establecido es como un instinto ancestral por el que cada individuo se siente en comunidad y ocupa en ella el lugar que le corresponde. Es la fuerza de sustentación de toda la arquitectura social japonesa.

Algunos sociólogos y antropólogos afirman que la peculiar localización geográfica de Japón y su situación económica como un país superpoblado con escasos recursos naturales, han creado un fuerte sentimiento de cooperación social enraizado en los largos siglos de actividad agrícola compartida, fundamental para su supervivencia. A este respecto conviene observar que "democracia" en Japón, más que una forma de gobierno, es un modo de relacionarse los individuos a través de la consulta continua ("país de las reuniones por excelencia"), de un máximo consenso y de una extremada armonía jerarquizada. En la ética social japonesa, hay varios conceptos fundamentales: el sentido del on (obligación contraída al recibir un favor) lleva consigo una conciencia del deber (gimu) y un sentimiento de rectitud y justicia (giri) que impulsa a la adecuada reciprocidad de favores y a respetar la propia dignidad personal. Virtud esencial y tradicionalmente considerada es la autenticidad (makoto) o entrega plena al propio deber, rectitud, desinterés y autodisciplina.

Una mirada desde el pasado hacia el presente

La familia en su sentido más amplio, ie, fue la forma básica de organización social entre granjeros y agricultores, guerreros y mercaderes. Cada individuo entendía su lugar en esta vida, primero como miembro de su inmediata familia, que era parte de un linaje que el hijo mayor debía siempre encabezar. La casa, o ie, era un grupo altamente interdependiente en el que todos sus miembros comparten los recursos, una identidad común, y la responsabilidad por la empresa en la que la casa se halla involucrada.

Su organización interna estaba basada en la jerarquía y en una clara división del trabajo. La mayor edad y el género masculino eran dos principios básicos sobre los que se establecían los distintos rangos. La formal autocracia era equilibrada por una democracia informal a través de la decisión tomada por discusión y consenso.

La familia pertenecía a una aldea o pueblo, en la que el trabajo comunitario en las tareas agrícolas creaba fuertes lazos de solidaridad. La estructura interna de los núcleos rurales se caracterizaba como en la familia por una jerarquía, que en esta ocasión también se basaba en la edad, la riqueza, parentesco y tiempo de residencia. Sin embargo, la toma de decisiones involucraba a la mayoría, si no a todas las casas, siguiendo el proceso necesario que llevaba al consenso.

La moral confuciana se extendió por primera vez como ideología oficial durante el periodo Edo (1600-1868). Reforzaba la práctica de actuación comunmente generalizada en familias y aldeas y ayudó a modelar la evolución de las instituciones modernas. En el centro de esta moralidad se hallaba la noción de sociedad como un conjunto de papeles y posiciones ordenados, diferentes e interdependientes. Se estableció bajo esta moral confuciana un sistema de clases en el que los samurai ocupaban el rango más alto, seguidos de campesinos, artesanos y mercaderes, en el orden citado. Se consideraba que si cada clase llevaba adelante sus deberes, todo el sistema funcionaría y la prosperidad alcanzaría a todos.

El individuo sería virtuoso si cumplía sus deberes y su comportamiento era el propio de la posición social que ocupaba. La familia era el mejor modelo, ya que en ella cada generación y cada sexo ocupaba el lugar que le correspondía. El valor de la familia, el paternalismo y la lealtad se convirtieron en rasgos dominantes de la sociedad en general, en la que el emperador era considerado el padre de toda la nación.

Dentro de una empresa, la relación de empresario y empleado también puede considerarse en la misma perspectiva. Desde que Japón rompió su aislamiento selectivo en 1854, el país experimentó enormes cambios y su modernización fue acompañada por una alta tasa de crecimiento. En menos de cien años la nación sufrió dos grandes golpes, uno la Restauración Meiji de 1868 y otro, su participación en la Segunda Guerra Mundial.

Ambos alteraron en gran manera el sentir y el hacer tradicional de Japón. En la primera de estas sacudidas la mayoría de las instituciones del período Edo fueron sustituidas por otras según los modelos de las modernizadas naciones occidentales: industrias modernas, educación pública, compañías privadas, transportes públicos, bancos, impuestos nacionales, servicio militar obligatorio, junto con otras instituciones sociales y económicas, sustituyeron el orden feudal de inspiración confuciana y su sistema de cuatro clases sociales. Hay que destacar entre las nuevas instituciones surgidas a los llamados zaibatsu, compuestos por muchas empresas que pertenecen a una mayor.

En la segunda sacudida, con la ocupación del país por los americanos, se llevaron a cabo amplias reformas en el ámbito militar, sobre la posesión de la tierra, la educación y el trabajo. Los zaibatsu fueron desarticulados, y sus compañías más ampliamente distribuidas. Se produjo una significante reducción de la distancia que separaba a ricos y pobres, así como se favoreció también la lucha por la consecución de la igualdad entre sexos. Los individuos, y no la casa, entendida como ie, se convirtieron en la unidad legal de la sociedad.

Matrimonio y familia

En la familia, la relación entre los cónyuges muestra una fuerte tendencia a la separación de papeles. Por un lado el marido aporta la mayor parte o todo el sustento económico de la familia, y por otro, la mujer asume la exclusiva responsabilidad sobre la casa y sobre los hijos. De forma general, la estabilidad de la familia es muy alta, si consideramos comparativamente el número de divorcios que hay en Japón y en los países occidentales.

Debido a la pérdida de raíces con la tierra y el alto número de personas asalariadas en los núcleos urbanos, la posesión de la tierra ha dejado de tener la gran importancia que tuvo en el pasado. Hoy la contribución más significativa de los padres cuando piensan en el futuro de los hijos es proporcionarles la mejor educación posible. Por ello, ahorrar dinero para su educación y para la compra de una casa son las dos prioridades de la mayoría de los padres.

Educación

Japón disfruta de un elaborado sistema de educación y es una de las poblaciones con mayor nivel cultural. Los medios de comunicación de masas han experimentado un gran desarrollo y el número de lectores de periódicos es el más alto del mundo. En la escuela se fomenta entre los niños la cooperación, la disciplina de grupo y la mutua empatía. Algunas de las características del sistema japonés son: clases numerosas de unos cuarenta alumnos, textos estandarizados, explicaciones aproximativas a los temas, aprendizaje en el que se ha de memorizar gran cantidad de detalles, escaso trabajo individual por parte de los estudiantes, exámenes regularmente, y períodos lectivos ligeramente más largos que en los países occidentales.

Críticas habituales contra el sistema son la escasa oportunidad de autoexpresión, y el mínimo tiempo que se le deja al niño libre de las cargas académicas. Es una práctica generalizada que, para conseguir cierta ventaja a la hora de los exámenes, los estudiantes de enseñanza media acudan tras las clases del colegio a academias especializadas denominadas juku o gram schools para tomar lecciones extra. Esto evidencia que, a pesar del sentimiento de solidaridad y el alto nivel de integración nacional, la japonesa es una sociedad altamente competitiva. El ideal de armonía social se basa en el equilibrio entre las inclinaciones competitivas individuales y las lealtades en la competencia en grupo, juego que dota a la sociedad de un gran dinamismo.

En Japón la sociedad no se divide en función de las profundas creencias religiosas o étnicas, sino más bien en función de la educación y el prestigio de los lugares donde ésta se ha recibido. El empleo, la posición individual en una empresa, y los ingresos, vienen frecuentemente condicionados por la educación recibida.

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Demografía

Evolución de la población entre 1961 y 2003. En miles de habitantes

"Shoshika" (\[S) es una palabra de reciente acuñación (década de los 90), cuya traducción podría ser "disminución en el número de niños" y que en la actualidad es utilizada para referirse a la cada vez más carente de infantes sociedad japonesa. Al igual que muchos otros países desarrollados, Japón sufre en la actualidad de un descenso en su índice de natalidad (1,3 hijos por mujer), causado entre otras razones por el elevado coste de criar y educar a un hijo. Si a lo anterior se le añade el hecho de que posee una de las poblaciones más longevas del mundo (81 años), la combinación de menos nacimientos con decesos más tardíos, hace temer por la viabilidad de su sistema de pensiones y la disponibilidad en el futuro de mano de obra suficiente.

El 27 de marzo de 1997, el poder legislativo reconoció oficialmente a la etnia Ainu como aborígenes autóctonos de Hokkaido, en lo que suponía la primera consideración de minoría étnica del archipiélago pero el acto fue solamente simbólico, ya que se había inaugurado ese año la presa cuya expropiación de terrenos disparó las reclamacionea ainúes.

En 2005 por primera vez el número de japoneses decreció, pues se registraron menos nacimientos que decesos.

En respuesta a este problema, el gobierno ha elevado la edad de jubilación, pero se prevé para las próximas décadas la continuidad de esta declinación de la población. Además en 1999 reforzó las leyes contra la discriminación de las mujeres en el trabajo. A su vez lanzó 3 proyectos: "Plan Angel", "Nuevo Plan Angel" y "Una Propuesta Más", todos ellos orientados a facilitar que las mujeres puedan trabajar y ser madres a la vez. Pero estas medidas chocan con la fuerte tradición que rige la sociedad japonesa. Como medida complementaria, las empresas solicitan que se bajen las barreras inmigratorias, para permitir la entrada de mano de obra no cualificada. Este proyecto está fuertemente cuestionado, porque terminaría con la "homogeneidad social", provocando inevitables roces sociales. Como plan a largo plazo, las compañías invierten grandes sumas de dinero en investigación y desarrollo de robótica. Actualmente Japón posee 410.000 de los 720.000 robots industriales en todo el mundo.




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Idioma: castellano
País: Argentina

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