1. INTRODUCCION

El Islam es una religión monoteísta que apareció en el s. VII en la península arábiga gracias al profeta Mahoma. Traducido del árabe Islam significa “entregarse”, aunque el Corán lo llama “someterse a la voluntad o a la Ley de Dios”. La persona que practica esta religión es un musulmán. El Islam es una religión universalista.

Para los musulmanes “no hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta”. La población musulmana mundial se estima en más de 935 millones de personas. La comunidad musulmana engloba a los árabes, turcos, otomanos, iraníes, afganos, indo-musulmanes, comunidades del sudeste asiático y un pequeño porcentaje de chinos.

En Europa la segunda religión más importante es el Islam.

Las dos fuentes fundamentales del Islam son el Corán y la Sunna.

Los musulmanes consideran el Corán como la palabra “increada” de Dios. El autor del Corán es Dios por lo que el Corán es infalible. Recoge las revelaciones de Alá a Mahoma durante los 22 años de su vida profética. Está dividido en 114 capítulos.

La segunda fuente esencial del Islam, la Sunna o ejemplo del profeta, es conocido a través de Hadit. La transmisión del Hadit fue en gran parte oral y las actuales colecciones autorizadas datan del s. IX.

A diferencia del Corán, el Hadit no es considerado infalible.

El monoteísmo es una cuestión central para el Islam, que solo admite la existencia de un solo Dios (Alá). Rechaza el politeísmo. Dios creó la naturaleza a través de un primordial acto de misericordia, de lo contrario existiría la nada. Dios preside y gobierna el universo. Las alteraciones de orden natural, en forma de milagros, sucedieron en el pasado, pero aunque el Corán acepta los milagros de los profetas primitivos (Noé, Abraham, Moisés, Jesucristo y otros), estos ya han quedado anticuados, según el Islam Dios cumple 4 funciones fundamentales: creación, sustento, dirección y juicio.

Las personas temen que la caridad y el sacrificio por los demás redunden en su propio empobrecimiento. Esto es obra de Satán. El Corán insiste en que los individuos trasciendan su egoísmo y evolucionen. El valor real de las obras de una persona solo se puede juzgar a través de taqwa (“temor de Dios”, pero que significa “protección del peligro”).

Adán fue el primer profeta; tras su expulsión del paraíso, su falta recibió el perdón de Dios. Noé, José, Moisés, Salomón y David también son considerados profetas. Los profetas constituyen una unidad indivisible y se debe creer en todos ellos, ya que aceptar a unos y rechazar a otros equivale a negar la verdad divina. Son los modelos más altos y valiosos para la humanidad. De esta forma, el Corán describe a Mahoma como el “hombre perfecto”. El versículo del Corán donde se interroga a los profetas humanos exalta la primacía de Mahoma como profeta máximo del Islam. De aquí procede la creencia islámica de que los profetas se extinguieron y acabaron con el Corán. El Islam es la última y más perfecta revelación de Dios, y se impone a todas las anteriores.

Las acciones divinas de creación y dirección concluyeron con el acto del juicio final. El día que este tenga lugar toda la humanidad será reunida y será juzgada por sus hechos. Los “elegidos” irán al jardín (el paraíso) y los “perdedores” irán al infierno.

La comunidad islámica considera fundamental la práctica de cinco deberes, conocidos como los cinco pilares del Islam.

3.1. PROFESION DE FE

La primera obligación es la profesión de fe o testimonio (Shahada): “no hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta”. Esta profesión, debe ser hecha pública por cada musulmán al menos una vez en su vida.

La segunda obligación es la Salat, consiste en realizar 5 oraciones diarias. La primera oración tiene lugar antes de la salida del sol; la segunda, al mediodía; la tercera, entre las tres y las cinco de la tarde; la cuarta después de la salida del sol y la quinta antes de acostarse y antes de medianoche. Durante la oración, los musulmanes miran en dirección a la Kaaba. Para orar hay que permanecer en principio de pie, acto seguido hacer una genuflexión a la que suceden dos postraciones, y, por último ha de tomarse asiento. En cada una de esas posiciones se recitan determinadas oraciones y fragmentos del Corán. Las cinco oraciones del Islam se realizan en comunidad y han de ser ofrendadas en una mezquita, aunque se pueden hacer individualmente. Las mujeres también participan en las oraciones comunitarias, pero en una sala separada.

La tercera obligación fundamental de un musulmán es pagar el denominado zakat (limosna). Este fue en principio el impuesto exigido por Mahoma (y después por los estados musulmanes). En la mayoría de estos estados el zakat ya no es recaudado por el gobierno y se ha convertido en una limosna voluntaria.

La cuarta obligación es el ayuno, o saum, durante el mes del Ramadán. Durante este mes las personas deben abstenerse de comer, beber, fumar y mantener relaciones sexuales desde el amanecer hasta la puesta de sol, y evitar cualquier pensamiento o acto pecaminoso.

La quinta obligación del musulmán es el hach, la peregrinación a la Kaaba, en La Meca. Un musulmán debe hacer esta peregrinación al menos una vez en su vida. Debe ir vistiendo solo una prenda blanca inconsútil, debe abstenerse de derramamiento de sangre y de cortarse las uñas o el pelo, y evitar cualquier tipo de vulgaridad. Los componentes principales de este prolongado rito son dar siete vueltas a la Kaaba, correr por siete veces a paso ligero entre los dos túmulos próximos al santuario, caminar los 3,827 km hasta Mina, recorrer los 11,263 km hasta Arafat, permanecer allí durante la tarde para escuchar un sermón, regresar andando a La Meca, ofrecer un sacrificio en memoria del intento de Ibrahim de sacrificar a su hijo Ismael, y de nuevo correr en torno a la Kaaba.

Aparte de estas cinco instituciones básicas, el Islam prohibe el consumo de alcohol y de carne de cerdo. Los centros más importantes de la vida islámica son las mezquitas.

El objetivo de todos los musulmanes es el “gobierno de Dios en la Tierra”. La filosofía social islámica se basa en la creencia de que todas las esferas de la vida- espiritual, social, política y económica- forman una unidad indivisible que debe estar imbuida por completo de los valores islámicos.

Es la base de la sociedad islámica, que queda consolidada por el cumplimiento de los cinco pilares del Islam. Su misión es “infundir el bien y prohibir el mal” y, de este modo, reformar la Tierra.

Las universidades se fundaron como instituciones de enseñanza religiosa donde se formaban los ulama (ulemas o investigadores religiosos), qadis (cadíes o jueces), muftis (mufties o intérpretes de la Ley), y otros altos representantes y dignatarios religiosos. En el s. IX el califa Abdullah al-Mamun fundó una academia en Bagdad para el estudio de materias seculares y para la traducción de textos científicos y filosóficos griegos. La universidad al-Azhar es el centro más importante de enseñanza del mundo islámico. La universidad de Nizamiya, fundada en Bagdad en 1067 por Nizam al-Mulk, impartía Teología, Derecho y Tradición islámica, y tuvo entre sus colaboradores al famoso filósofo Algazel.

La ley islámica, o sharia, explica los objetivos morales de la comunidad. No todo el derecho islámico puede ser formulado como norma legal ni ser impuesto por los tribunales, depende exclusivamente de la conciencia.

Las dos primeras son las fuentes documentales, el Corán y la tradición representada por la Sunna y el Hadit. La tercera fuente se llama ijtihad (opinión individual responsable), se utiliza cuando un problema no está tratado por pasajes del Corán o de la Sunna; en este caso un jurista puede resolver el problema utilizando razonamientos analógicos. La cuarta fuente es el consejo de la comunidad (ijma), que se logra descartando de forma gradual determinadas opiniones y aceptando otras.

En el Islam surgieron cinco escuelas jurídicas, cuatro sunies y una shií. Las cuatro escuelas sunies aparecieron en los dos primeros siglos del Islam: la shafí, la hanafí, la malikí y la hanbalí. Cada escuela tiende a ser la hegemónica en determinadas regiones del mundo: la hanafí en el subcontinente indio, Asia central, Turquía y en cierta medida en Egipto, Jordania, Siria, Irak y Palestina; el malikí en el norte de Africa; la shafí en el sureste asiático; y la hanbalí en Arabia Saudí. La escuela shií (llamada jafari) domina en Irán.

Yihad significa “guerra santa”, designa la lucha por el objetivo islámico de “reformar la Tierra” que puede englobar el uso de la violencia y la utilización de ejércitos si fuera necesario. Se trata de un concepto mal asimilado fuera del mundo musulmán. Según el derecho islámico clásico, el mundo está dividido en tres grandes zonas: La Casa del Islam (donde los musulmanes tienen el dominio), La Casa de la Paz (mantienen tratados y acuerdos), y La Casa de la Guerra (el resto del mundo). En el s. XX este fue el concepto que inspiró a los musulmanes en su lucha contra el colonialismo occidental.

Se considera iguales a hombres y mujeres “excepto que los hombres están en una categoría superior” porque corren con los gastos de la casa. La fidelidad sexual es requerida, pero afecta muchísimo a la falta cometida por la mujer, pues un adulterio probado es castigado en público con 100 latigazos. El infanticidio de niñas está prohibido. Las hijas reciben una parte de la herencia, solo la mitad con respecto a la de sus hermanos. El Corán aprueba la poligamia, permitiendo al hombre tener hasta 4 esposas.

En tiempos de Mahoma, la península Arábiga estaba habitada por beduinos nómadas dedicados al pastoreo y al bandidaje; y por árabes que vivían del comercio en las ciudades. La religión de los árabes era politeísta e idólatra.

Mahoma tuvo su primera experiencia profética a los 40 años, cuando se le apareció el arcángel San Gabriel. Ridiculizado por los habitantes de su ciudad, La Meca, marchó a Medina en el año 622. Este acontecimiento, la Hégira, marca el primer año en el calendario musulmán. En Medina, Mahoma adquirió muy pronto autoridad espiritual y política, y llegó a ser reconocido como legislador y profeta. Poco a poco las tribus árabes le declararon su lealtad y La Meca se rindió en el año 630. Cuando murió en el año 632, Mahoma era el máximo dirigente de un estado árabe que acrecentaba su poder con una gran rapidez. Las enseñanzas centrales de Mahoma eran la bondad, omnipotencia y unidad de Dios.

Durante los siglos VII y VIII se producía la expansión del Islam. Los debates y las discrepancias teológicas comenzaron muy poco después de la muerte de Mahoma. El primer conflicto importante lo desencadenó el asesinato del tercer califa, Utman ibn Affan, y las posteriores luchas políticas que se produjeron. Un grupo fanático, cuyos miembros fueron llamados jariyíes, sostenía que la comisión de pecados graves, sin el debido arrepentimiento, podía llevar incluso a la exclusión del musulmán. Llegaron a considerar impías a casi todas las autoridades políticas musulmanas y, tras numerosas rebeliones, fueron eliminados. Una facción jariyí más moderada, los ibadíes, consiguió sobrevivir y pervive en el norte y este de Africa, y en algunos países de Oriente Próximo (Siria y Omán).

La traducción de las obras filosóficas griegas al árabe en los siglos VIII y IX contribuyó a la aparición de la primera escuela importante de teología islámica, los motáziles, que mantenían que una persona que cometiera un pecado grave sin arrepentirse no era un musulmán pero tampoco era un no musulmán. La justicia divina requiere del libre albedrío, ya que si el individuo no fuera libre para elegir entre el bien y el mal, premio y castigo serían absurdos. Dios, al ser perfecto y justo, no puede abstenerse de recompensar el bien y castigar el mal.

El primer filósofo islámico importante fue Al-Kindi (siglo IX), que intentó integrar los conceptos de la filosofía griega con las verdades reveladas del Islam. En el siglo XI, Avicena logró la más sistemática integración del racionalismo griego y del pensamiento islámico. También sostenía que la religión era filosofía pero con un lenguaje metafórico que la hace atractiva para las masas. Averroes, filósofo y médico hispanoárabe del siglo XII, defendió los conceptos aristotélicos y platónicos contra Algazel y llegó a ser el filósofo islámico más importante de la historia de occidente gracias a su influencia en la escolástica.

Es el movimiento místico que tuvo su origen en el s.VIII, cuando comenzaron a llamar la atención sobre la importancia de la vida interior de espíritu y la purificación moral. En el s.XII el sufismo dejó de ser propiedad de una élite instruida y se transformó en un complejo movimiento popular (“Dios no tiene fin y la palabra del Corán es inagotable”).

Los shiíes son la única rama sectaria que sobrevive en el Islam. Surgieron a consecuencia de una turbulenta disputa familiar sobre la sucesión política de Mahoma. Estos afirmaban que gobernar a la comunidad es un derecho divino de los descendientes del profeta a través de su hija Fátima y su marido Alí. Los shiíes creen en una serie de 12 caudillos religiosos infalibles que arranca con el imán Alí. El duodécimo y último imán desapareció en el año 873. El imán es el único designado por la luz divina “para explicar la ley de Dios”.

Varias pequeñas sectas se han desarrollado fuera de la comunidad musulmana. La de los ismailíes es la más importante. Sus ideas teológicas son más radicales que las de los shiíes y proceden en una parte importante del gnosticismo y del neoplatonismo. Se encuentran en la India y Pakistán. En 1841 un joven shií, Mirza Alí Muhammad, de Shiraz (Irán), se proclamó Bab (“puerta a Dios”) y asumió un papel mesiánico. Durante el liderazgo de su discípulo Mirza Husayn Alí Nuri, que adoptó el nombre de Baha Allah (“el esplendor de Dios”), el behaísmo (denominación que recibió tal grupo) desarrolló una doctrina pacifista de carácter universalista, que se llegó a declarar como una religión independiente del Islam y que logró numerosos adeptos en Estados Unidos.

El estancamiento de la cultura islámica tras la Edad Media condujo a una renovada insistencia en el pensamiento original (ijtihad) y a movimientos de reforma religiosa. El primer movimiento fue el wahhabí, que surgió en Arabia en el siglo XVIII para convertirse en una vasta tendencia integrista con ramificaciones en todo el mundo musulmán.

Durante la época moderna, el Islam ha continuado incorporando nuevos creyentes a sus filas, de forma muy acusada entre los negros africanos y entre algunos grupos negros de Estados Unidos, atraídos por su igualitarismo y su estricto sentido de la solidaridad.

Convencidos de la verdad absoluta del Islam, los musulmanes no han buscado entablar diálogo con representantes de otras confesiones. Pero desde la década de los 60 los musulmanes han iniciado un diálogo con representantes del cristianismo y del judaísmo, reconocidos por el Islam como las otras dos “religiones del libro” (basadas en la revelación). Pero el recuerdo del colonialismo occidental ha generado desconfianza y frustrado todas las tentativas ecuménicas.

ENTREVISTA

Hemos estado con Mina, una profesora que imparte clases de árabe en la asociación El Puente-Lo Pont. Es islamista practicante. Nos ha recibido amablemente y le hemos hecho algunas preguntas:

-¿En qué se basa vuestra fe?

• En Dios.

-¿Qué prohibiciones os imponen?

• El vino está prohibido en nuestra religión. Científicamente está probado que el vino es malo para la salud. Su consumo hace al hombre menos racional y no le deja pensar con claridad. El cerdo también es otra prohibición que tenemos. Como he dicho antes, está probado científicamente que es malo para el hombre. Lo han demostrado ahora pero a nosotros ya nos lo dijo nuestro Dios hace mucho tiempo. Estas no son cosas que se le ocurrieron a Mahoma porque sí, Alá lo ordenó y así está escrito.

-¿Qué es el Corán?

• Es el libro sagrado de los musulmanes. Son las palabras puras de Dios que mandó escribir a Mahoma. El original está escrito en árabe.

-¿Cuándo vais a rezar?

• Tenemos 5 horarios guiados por el sol. El primer rezo del día se hace por la mañana. El segundo, cuando el sol está en lo más alto (mediodía). El tercero, cuando ha bajado un poco (16-17h). El cuarto cuando está a punto de desaparecer, y, el quinto, cuando es de noche.

-¿Qué obligaciones tenéis?

• Lo normal. Portarse bien, tratar bien a la gente. Te comportas dentro de tus libertades, pero sin sobrepasarte.

-¿Dónde rezáis?

• Donde quieras: en tu casa, en el parque... Pero es mejor que sea en una mezquita. Las concentraciones con más gente también son buenas. Es esencial estar bien limpio. La limpieza es fundamental.

-¿Hay alguna iglesia por aquí cerca?

• No. Lo más cercano que tenemos es la mezquita de Lérida.