Derecho
Introducción al estudio de las ciencias sociales
Introducción al Estudio de las Ciencias Sociales
Enunciados científicos
Método inductivo
Método deductivo
Trilema de Fries
Método científico
Contextos (Klymovsky)
Teorías
Paradigma (Kuhn)
Etapas de una ciencia
Ideología
Modernidad
Ciencias Sociales
Materialismo histórico
Positivismo
Marx, Hegel, Nietzsche (clases sociales, poder político)
Estado
Sociedad civil
Foucault
Postmodernidad
Globalización
16/03/00
El lenguaje a partir del siglo XIX presenta una problemática. Como vehículo de conocimiento toma una densidad distinta a la del lenguaje cotidiano.
Mitología: mythos es relato verdadero y por lo tanto sagrado, sobre el origen del universo (relato cosmogónico) o determinado (mito de los orígenes).
El relato es una expresión de lenguaje.
En la post modernidad comienza la crisis de los grandes relatos, más grandes ideologías de la modernidad.
Los mitos que vienen de arriba (¿revelados?) son reemplazados por la ideología (para llegar a una utopía).
El hombre primario en su relación con la naturaleza partía de una relación de sentimiento por que precisamente no hacía distingo tajante entre reino vegetal, animal, etc. Había una gran unidad.
La palabra mítica es poderosa. Si la naturaleza cargada de significados entonces los rituales (lenguaje) operan sobre la naturaleza.
La práctica jurídica opera sobre la sociedad. Tiene características de poder para personas de mentalidad mítica.
La mentalidad mítica comienza a debilitarse en el siglo VII a. C., cuando la sociedad griega va tomando la idea de la razón. Los relatos míticos ya no conforman. Los filósofos presocráticos buscan otro principio.
La razón (ratio) separa, discrimina las partes constitutivas. Método científico.
El ágora griega tiene palabras poderosas, porque argumenta, convence (sociedad horizontal).
La razón tiene poder, por argumentación (dar razón de determinado hecho) es el origen del pensamiento científico.
Los retóricos sofistas: usan lenguaje para convencer. Como cobran por enseñar, Platón (que no cobraba) los llama prostitutas del saber.
La retórica nace lejos del poder central (en Jonia). Se dan cuenta que todos los que pasaban por ahí tenían dioses distintos y empiezan a pensar.
óγσ: logos (dos acepciones): Razonamiento, pensamiento, actividad mental.
Lenguaje.
Íntima y escindible relación entre lenguaje y pensamiento.
Ahora la naturaleza es inerte.
Mientras se desarrolla la retórica, lo hacen también la filosofía y la lógica.
Teología: occidental. Ciencias de los principios divinos.
La religión puede ayudar a explicar los principios de la fe.
El lenguaje es un problema. Explicar el mundo, sociedad, etc., con el lenguaje, es un bardo.
22/03/00
Mario Bunge
Pseudociencia y Religión.
La ciencia y la religión son antitéticas.
Diferencias:
La religión une a sus miembros por compartir creencias y prácticas no consagradas por la investigación científica. Los científicos se unen por la actitud crítica y exploratoria, utilizando conceptos que han pasado pruebas conceptuales y empíricas.
La religión incluye dogmas sobre entes sobrenaturales, fuera del alcance de la ciencia.
El pensamiento religioso no usa matemática, excepto la numerología pitagórica y la cabalística, consideradas como pseudociencias.
La religión no usa ciencias fácticas. Muchos dogmas han sido refutados por investigación científica.
Toda religión contiene dogmas antes que teoría o datos corregibles.
En la religión, todo sistema de valores está definido por entes sobrenaturales, en lugar de confiar en la capacidad humana para alcanzar la verdad por la investigación, y los fines deseados por la acción.
La eficacia de prácticas como la oración, el sacrificio, nunca ha sido comprobada experimentalmente.
La fe religiosa descansa sobre la autoridad, la revelación y el estado de gracia, ninguno científicamente aceptable.
El ejemplo del estudio científico de lo mental, muestra que ciencia y religión no tienen territorios totalmente separados, sino que a menudo se disputan un territorio: el del origen y naturaleza de la vida y de la mente, de las instituciones e ideologías, etc.
Paul Davies
Dios y la nueva física.
Tanto ciencia como religión presentan dos caras: una social y una intelectual. En ambos casos, los efectos sociales dejan mucho que desear.
La ciencia por un lado mejoró la calidad de vida, se curan enfermedades, se redujo el trabajo pesado. Pero se contamina el medio ambiente, hay armas nucleares que nos pueden hacer moco en cualquier momento y el sistema económico margina a gran cantidad de gente.
La religión desde que se institucionalizó se ha preocupado más por el poder político que del bien y del mal, que definen por penal. Por causas religiosas (¿o por su mala interpretación?) ha habido guerras, genocidios etc.
La ciencia se basa en la observación cuidadosa y el experimento. El científico tiene predisposición a abandonar una teoría si hay otra en contra de la misma.
La religión se basa en revelación y sabiduría recibida. Los dogmas religiosos no se adaptan.
La ciencia es el medio más fiable para descubrir el mundo.
La religión debería ayudarnos a interpretar sus resultados.
“Me opongo a un Dios al que se invoca sólo cuando la ciencia no puede explicar algo.”
La ciencia puede explicarlo todo. Sin embargo es necesario explicar la ciencia. Dios es el fundamento racional sobre el que se erige la realidad física, el garante de la legalidad de la naturaleza.
21/03/00
Epistemología (subdisciplina de la filosofía). Reflexiona problemas del quehacer científico, sobre todo en lo relativo a la obtención del conocimiento y e n lo relativo a la justificación y validación de éste. Aplicación del saber científico.
Hay una concepción estándar, que es el enfoque más divulgado. Se basa en criterios logicistas. Son importantes la coherencia y corrección de los enunciados y criterios relativos a la contrastación empírica.
Hay métodos científicos universales aplicables a cualquier disciplina.
Alternativas: nueva corriente de pensamiento y quehacer científico. No sólo toma en cuenta la corrección y la coherencia, sino también otros factores, como puntos de vista, aspectos sociológicos, psicológicos, etc.
Klymovsky propone un método para todo. Kuhn es alternativo. Fayerabend es alternativo radical.
Pregunta ¿cómo pensar la ciencia?
La ciencia es un producto histórico. El problema de la demarcación (división entre conocimiento científico y conocimiento universal). Son gravitantes para demarcar la validación y criterios probatorios y de justificación.
Campos:
Descubrimiento ¿cómo se producen las teorías, las hipótesis?
Justificación: ¿qué es científico y qué no?
Aplicación: hasta ideologías.
¿Cuál es la unidad de análisis de la ciencia? ¿Habría distintas ciencias? Aristóteles dice que sí, según el objeto de estudio. Klymovsky dice que no. El objeto se modifica según la postura teórica.
Ciencias formales: ideas (matemática, lógica)
Ciencias fácticas: físico naturales y sociales.
La ciencia debe ser comunicable para lo que requiere un lenguaje unívoco.
Un enunciado científico es de carácter declarativo. Informa.
En base empírica, observable, se encuentran diferentes niveles de enunciados.
Primer nivel: nos dicen algo de la realidad. Singular o de número finito.
Segundo nivel: plural, en general. Revelan regularidades sobre el comportamiento de algún sector de la realidad.
Tercer nivel: teórico.
Concepción semántica o aristotélica de verdad: aquélla que hace referencia a la correspondencia entre el lenguaje y la realidad.
Conocimiento no sólo verdad o falsedad, sino conocido.
Hipótesis: verificada: conocimiento de la verdad hasta que se demuestre lo contrario. Conocimiento no dogmático.
Corroborado: sigue funcionando.
Refutado o falsado: se fue al joraca.
Método inductivo: el más antiguo
Se basa en la observación de la naturaleza. En el siglo XVII era el método oficial.
Sir Francis Bacon: si queremos comprender la naturaleza, habría que observarla y no leer los libros de Aristóteles.
El saber científico se inicia con la observación. Sostienen que el progreso científico es acumulativo. Más datos, más información de la realidad, entonces más progresa la ciencia.
Enciclopedistas (forros).
El método consiste en un enunciado de primer nivel. Se dan muchos casos, en una amplia variedad de condiciones. Se establece una generalidad. Uno solo en contra te caga todo el esquema.
Trilema de Fries para contradecir el método. Observación ¿qué se considera gran cantidad de casos?.
Es circular, tautológico. Como en muchos casos el método fue exitoso, es exitoso.
Es autosuficiente, prejuicios de época, no sé.
Lógica: falso. No garantiza valor de verdad, porque la conclusión agrega información.
Russell que era re chistoso, nos cuenta el cuento del pavo inductivista, que era medio nabo.
22/03/2000-03-30
Práctico.
Página/12
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Religión cuando ciencia no alcanza.
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Si religión se presenta como experiencia individual, íntima y privada, y no es así la ciencia, ¿tiene sentido la discusión? Para qué
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Son formas distintas de conocimiento
Pe. Trevijano:
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Ciencia y religión pueden trabajar juntos.
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La Iglesia insiste en defender lo indefendible, lo que genera a veces grandes conflictos entre los creyentes, que terminan alejándose.
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Si ha habida una revelación divina, tiene un valor e importancia imprescindibles.
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Los conocimientos científicos sirven para dominar la naturaleza. O sea, cumplir el mandato divino de convertir este mundo en algo mejor.
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La fe clarifica cómo detrás del hermano debemos descubrir a Dios y preparar el camino para conocerlo y unirnos a Él.
Rabino Yafe:
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El judaísmo se basa en la norma, tiene que ver con la autoridad de lo escrito, pero con la flexibilidad imperativa emergente de la vivencia cotidiana de cada generación.
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Hubo un encuentro con la divinidad donde se transmitieron contenidos éticos trascendentales.
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El judaísmo es una forma de vida, y la ciencia una excelente herramienta que nos asiste en el desentrañar algunos misterios que ella nos presenta.
Otro artículo:
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Teólogos sienten que la ciencia está en posición extrañamente vulnerable. Cada vez más tipos admiten que su visión del universo es incompleta.
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Teólogos y científicos pueden limar asperezas.
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Religiosos utilizan recursos científicos para demostrar sus dogmas.
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Complexión humana de construir explicaciones abarcativas.
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Punto débil religión: ¿Si no existieron los profetas?
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Punto débil ciencia: siempre pueden aparecer nuevas teorías que refutan a la anterior.
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Una divinidad muy amigable podría perder su carácter de trascendencia.
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Pensar a Dios como un misterio enorme y supremo corre el riesgo de verlo sólo como la suma de todos los muros que no logramos superar, con un rostro que, a fuerza de ser sobrenatural, termina siendo inhumano y hasta antihumano.
23/03/00
El método inductivo no sirve como método justificacionista.
Los términos teóricos no pueden obtenerse por éste. (como el inconsciente, las clases sociales, los genes o los cromosomas). De premisas singulares que no tienen términos teóricos, no puedo obtener satisfacción.
Deja afuera gran cantidad de objetos y términos teóricos.
Popper señala que el principio de la inducción no existe.
Klymovsky dice que es verdad que falla en el contexto de justificación, pero es un método muy inspirador e interesante para el descubrimiento.
Dice que es un método justificacionista atenuado (por lo probabilístico).
Método hipotético deductivo.
Una hipótesis condiciona qué y cómo voy a observar.
Hay una hipótesis fundamental o de partida. Se generan otras hipótesis derivadas, formando la base empírica. Como consecuencia observacional, se postula un enunciado empírico de primer nivel, al cual se le hacen observaciones pertinentes y se realiza una contrastación para ver cómo funciona en la realidad.
Este método le da sistematicidad al conocimiento científico. Hay conexiones lógicas entre las hipótesis. Se hacen depender ciertas verdades de otras. Muchas teorías dependen de otras presupuestas.
Una teoría científica es un conjunto de hipótesis articuladas sistemáticamente o con lógica.
Está corroborada si en la observación pertinente se cumple.
El enunciado debe ser claro, preciso y bien construido.
Las hipótesis no deben ser tautológicas ni contradictorias.
Si es más especulativa, es más interesante.
Mientras más informativa, explicativa y predictiva, es más mejor.
Modus tollen:
si p entonces q (si todos los hombres son giles, Juan es gil)
no q (Juan no es gil)
no p (no todos los hombres son giles)
Falacia de la afirmación del consecuente:
Si p entonces q (si todos los hombres son giles, Juan es gil)
q (Juan es gil)
p (todos los hombres son giles)
Popper: falsacionismo: tenemos seguridad a través de la negación. La ciencia avanza por la negativa. Una hipótesis puede ser fuerte, pero el concepto aristotélico de verdad no se puede afirmar.
Sábado 25/03/00
Del Teórico I
Klymovsky
La ciencia juega un papel importante en la sociedad, no sólo por las aplicaciones tecnológicas, sino por el cambio conceptual que ha inducido en nuestra comprensión del universo y de las sociedades humanas. Comprender la ciencia es comprender nuestra época, destino y a nosotros mismos.
Platón decía que para que algo sea conocimiento debe cumplir estas tres condiciones: creencia verdad y prueba. Sin prueba, es sólo opinión. Estas tres condiciones no son independientes y en la actualidad no se las considera por separado.
Algunos epistemólogos dicen que es el método científico lo que caracteriza al conocimiento científico. Permite obtenerlo y justificarlo. ¿Hay un solo método científico?
Aristóteles dice que existen disciplinas demostrativas, caracterizadas según el género de objeto que se proponga investigar.
Pero los objetos cambian. Preferimos pensar en problemas básicos. Hay una nueva unidad analítica: las teorías científicas. Éstas son un conjunto de conjeturas sobre el comportamiento de algún sector de la realidad.
Ciertos filósofos ponen énfasis en el pensamiento científico. Pero éste es privativo de quien lo crea, ya sólo se transforma en propiedad social si se lo comunica a través del lenguaje.
Con respecto al concepto de verdad tenemos cuatro acepciones:
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Concepto aristotélico o semántico: se funda en el vínculo que existe entre nuestro pensamiento, expresado a través del lenguaje, y lo que ocurre fuera del lenguaje, en la realidad (adecuación o correspondencia).
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Para significar que algo está probado.
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Con relación a la creencia.
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En matemática, cuando algo es deducible a partir de ciertos enunciados de partida.
Ciencia entendida como conocimiento de hechos. Matemática y lógica son herramientas colaterales de las ciencias fácticas.
Hecho: manera en que las cosas o entidades se configuran en la realidad, en instantes y lugares determinados.
Los hechos singulares difieren de los generales (regularidad en ciertos acontecimientos de la naturaleza).
Los hechos corresponden sólo a las ciencias fácticas, no a las formales.
Esto no impide que se distingan entre sí las ciencias fácticas por diferencias metodológicas o proceso particulares para detectar y caracterizar los hechos.
Hipótesis es una conjetura, una afirmación cuyo carácter hipotético radica en que se lo propone sin conocimiento de su verdad o falsedad. ¿Con qué procedimiento (si los hay) podemos establecer la verdad o falsedad de la hipótesis?
Hay que discriminar entre verdad y conocimiento de la verdad y falsedad y conocimiento de la falsedad. Establecer si una afirmación es verdadera o falsa pertenece al ámbito del conocimiento y es posterior a la comprensión del significado atribuido a los términos verdad o falsedad.
Verificado: su verdad ha sido probada.
Refutado: se ha establecido su falsedad.
Estos conceptos se refieren al conocimiento de verdad o falsedad de una afirmación.
Los partidarios de la lógica inductiva y los estadísticos prefieren el término confirmación, indicando que podemos depositar en la hipótesis un alto nivel de confianza, o en caso contrario, disconfirmación.
Popper, que mucho no se los banca, utiliza el término corroboración, si las hipótesis han resistido varios intentos por derribarlas y por consiguiente han demostrado su temple.
Epistemología: para algunos autores franceses e ingleses, es un sector de la filosofía que examina el problema del conocimiento en general.
Para Klymovsky, el término se refiere a los problemas del conocimiento científico, como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a su obtención y los criterios con los cuales se justifica o invalida. La epistemología sería entonces el estudio de las condiciones de producción y validación del conocimiento científico.
Es una actividad científica que se dirige hacia todo el campo de la ciencia.
La filosofía de la ciencia abarca muchos problemas que no son epistemológicos.
Los presupuestos filosóficos que existen en la ciencia inferirían de modo especial en la adopción de éste o aquél criterio epistemológico.
Metodología: el metodólogo no pone en tela de juicio el conocimiento ya obtenido y aceptado por la comunidad científica. Se dedica a la búsqueda de estrategias para aumentar el conocimiento.
Contexto de descubrimiento: producción de una hipótesis o teoría, hallazgo y formulación de una idea, invención de un concepto, todo relacionado con circunstancias personales, psicológicas, sociológicas, políticas y económicas o tecnológicas, que pudiesen haber gravitado en la gestación del descubrimiento o influido en su aparición.
Contexto de justificación: aborda cuestiones de validación, como saber si el descubrimiento realizado es auténtico o no, si la creencia es verdadera o falsa, si una teoría es justificable, si las evidencias apoyan nuestras afirmaciones o si realmente se ha incrementado el conocimiento disponible.
El contexto de descubrimiento estaría relacionado con el campo de la psicología y de la sociología, mientras que el de la justificación se vincula con la teoría del conocimiento y en particular con la lógica.
Thomas Kuhn dice que la frontera entre los dos contextos no es nítida ni legítima, pues hay estrechas conexiones entre el problema de la justificación de una teoría y la manera en que se la ha construido en la oportunidad en que ella surgió.
Para él los criterios de aceptación de una teoría deben basarse en factores tales como el consenso de una comunidad científica, de lo cual resultaría que los procedimientos mediante los cuales se obtiene, se discute y se acepta el conocimiento, resultan de una intrincada mezcla de aspectos no sólo lógicos y empíricos, sino también ideológicos, psicológicos y sociológicos.
Contexto de aplicación: en el que se discuten las aplicaciones del conocimiento científico, su utilidad, su beneficio o perjuicio para la comunidad o la especie humanas. Conjunto de cuestiones que tienen pertinencia para comprender los problemas propios de los contextos de descubrimiento y de justificación.
Capítulo IV. Enunciados Científicos.
Información y conocimientos deben expresarse mediante oraciones declarativas. Hay diversos tipos de enunciados científicos: información singular o general, y pueden referirse a la base empírica adoptada o ir más allá de lo observable.
Enunciados de primer nivel o enunciados empíricos básicos:
Su papel principal se refiere al control del conocimiento más que a la edificación del mismo a partir de datos o informes.
Características: además del vocabulario lógico, los términos empleados deben ser empíricos. Deben ser singulares o muestrales (una sola entidad o conjunto finito)
Mediante observaciones oportunas, puede dirimirse por sí o por no el problema de su verdad o falsedad. Es decidible. Es importante desde el punto de vista científico, porque considerados como problemas para el conocimiento, constituyen cuestiones resolubles.
Enunciados de segundo nivel o generalizaciones empíricas:
Vocabulario lógico y empírico, discurso atañe a la base empírica. No hay entidades de carácter teórico.
Diferentes afirmaciones generales que establecen regularidades, uniformidades, en conjuntos tan amplios que nos son directamente accesibles, como sí lo eran las muestras.
Enunciados empíricos generales aceptados por los científicos como conocimiento válido: leyes empíricas.
Leyes que expresan regularidades de la naturaleza, del comportamiento humano, de las sociedades, y en general de la realidad.
Ley:
Acepción ontológica (se refiere a cosas o entidades). Indica una regularidad presente en la realidad misma.
Acepción lingüística (vinculado a expresiones o enunciados que utiliza el científico). Designa un enunciado que expresa o pretende expresar alguna regularidad natural.
Enunciados de tercer nivel (teóricos):
Pueden ser singulares o generales, pero contienen al menos un término teórico.
Capítulo VII. El problema de la verificación.
Si el número de premisas es suficientemente grande, la conclusión puede darse como verificada.
La conclusión puede, para la metodología inductivista, considerarse justificada.
¿Qué significa suficientemente grande?
No puede aparecer un término teórico por inducción a partir de enunciados que no lo contenga.
El método inductivo no puede ser ni productor ni justificador de enunciados que empleen términos teóricos.
Los científicos obtienen los enunciados de tercer nivel por sus facultades imaginativas y creativas, las que permiten diseñar mentalmente modelos de realidad. Esto es comparable a la actividad artística.
“En toda ocasión que dispongamos de una generalización de la cual tenemos un número suficientemente grande de casos verificados y ningún caso refutado, puede darse a la conclusión general el carácter de proposición verificada.” Popper pregunta: ¿Cómo se justifica este principio?
Mr. Fries tiene un trilema: hay tres posibilidades que parecen permitir una justificación del principio.
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Una de carácter lógico: la inducción es un razonamiento correcto, y transmite la verdad de las premisas a la conclusión.
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Estamos en presencia de uno de esos principios científicos que en el método aristotélico se consideran autojustificables en virtud de su simplicidad y evidencia.
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Otra de carácter empírico: el principio se justifica a partir de la experiencia o de los datos proporcionados por ellas.
Refutando...
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No se puede justificar desde el punto de vista lógico. Varios ejemplos muestran que el razonamiento lleva de premisas verdaderas a una conclusión falsa.
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Lo que se toma como intuición o evidencia, suele ser con frecuencia, un prejuicio, o bien podría tratarse de una captación perturbada.
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Se quiere justificar con el mismo método. Y si fuera una metainducción ¿Qué la justificaría?
Como ni la lógica, ni la evidencia, ni la experiencia justifican el principio de inductividad, Popper dice que no existe tal principio, y por consiguiente, nada semejante al método inductivo.
Klymovsky nos dice que no existe para el contexto de justificación, pero sí para el descubrimiento.
Racionalismo: tendencia o postura filosófica que deposita en la mente y en las facultades lógicas la capacidad de construir, obtener y justificar el razonamiento.
Empirismo: reconoce la base del conocimiento en los datos empíricos, tanto de origen psicológico como los que pueden proporcionar las experiencias cotidianas.
Empirismo Lógico: descansa en la fundamentación del conocimiento en aspectos empíricos, pero incorpora las tácticas de estructuración y deducción que provee la lógica contemporánea.
El método inductivo puede considerarse como una posible estrategia algorítmica para producir, aun de manera artificial, presuntos conocimientos.
Capítulo VIII. La concepción hipotética de la ciencia.
Trabajar con hipótesis o conjeturas es admitir que se conciben visiones provisorias de la realidad, susceptibles de ser mejoradas, corregidas o aún drásticamente cambiadas según las circunstancias.
Si esta concepción parece razonable para las ciencias fácticas, como la física, química, etc., con mayor razón lo son en el ámbito de las ciencias sociales.
Hipótesis:
El status de un enunciado tiene historia, porque dependerá de que alguien la haya formulado como tal en determinada oportunidad.
Para quien la formula, se halla en “estado de problema”, se ignora su valor de verdad.
Quien la formula, supone que ella es verdadera. Debemos suponerla verdadera aunque nuestro propósito sea refutarla.
Concepción contemporánea de ciencia: en su mayor parte, los enunciados que constituyen las teorías científicas son hipótesis, por lo que tienen carácter provisional, y al final deben resultar verificadas o refutadas.
Se plantea una hipótesis fundamental o de partida. Se deducen hipótesis derivadas, obtenidas por un razonamiento estrictamente deductivo. Esta máquina lógica de obtención de hipótesis a partir de hipótesis, es potencialmente infinita.
Si de la hipótesis original se logra obtener algún enunciado empírico básico de primer nivel, parecería que la hipótesis inicial está implicando afirmaciones acerca de lo observable: consecuencias observacionales.
Para ver cuál es el grado de acierto de las consecuencias observacionales, se efectúan las observaciones pertinentes.
El método científico consiste entonces en enfrentar problemas, proponer hipótesis, aplicar la lógica para averiguar qué implican, confrontar sus consecuencias con la realidad observable y, de acuerdo con el resultado, abandonar la hipótesis por refutación o conservarla por corroboración.
Pasos empíricos: nos llevan hacia los problemas (en el contexto de descubrimiento).
A través de las contrastaciones se aplica un método de control.
El método hipotético deductivo es una combinación humilde, no pretensiosa y no justificacionista, de la orientación racionalista aristotélica y del empirismo asociado al método inductivo tradicional.
Además de imaginación para producir hipótesis, el método incluye el mecanismo lógico, racional.
Capítulo IX. El método hipotético deductivo en versión simple.
Hay dos problemas complementarios. Uno de carácter más filosófico, que es la distinción entre enunciados científicos y los que no lo son.
El otro se vincula con los procesos psicológicos y sociológicos que acompañan una hipótesis o teoría cuando éstas son utilizadas con fines prácticos.
Lakatos plantea el refutacionismo ingenuo. Es posible descartar terminantemente una hipótesis por el solo hecho de que una observación pertinente se halle en desacuerdo con una consecuencia observacional obtenida de ella. Lo habitual es que se requieran varias contrastaciones antes de tomar tal decisión.
Problema de la demarcación. Popper distingue los enunciados científicos de los metafísicos, pero niega que los últimos carezcan de sentido. El concepto de contrastabilidad es lo que otorga el carácter científico a una hipótesis, por lo tanto a una teoría.
En ciertas ocasiones pone énfasis especial en su refutabilidad. Que una hipótesis sea refutable, implica poder imaginar observaciones pertinentes que nos llevarán a declarar refutadas ciertas consecuencias observacionales de la hipótesis.
“Una hipótesis es científica cuando es contrastable o bien aumenta la contrastabilidad de alguna teoría.”
Esto plantea algunos problemas.
Hay un momento determinado en que la comunidad científica decide no seguir contrastando en forma explícita la hipótesis.
Esto puede deberse al deseo de actuar con ellas para solucionar problemas prácticos y cambiar la realidad en la que estamos inmersos.
Tecnología, clínica y práctica son el núcleo del contexto de aplicación de una teoría. Al ingresar en él, los científicos abandonan el contexto de justificación, admiten pragmáticamente la validez de la teoría y la sostienen con el exclusivo fin de utilizar sus aplicaciones. La práctica influye sobre la teoría y eventualmente la modifica, cuando se refuta en la realidad.
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Tecnología: fabricación de artefactos y sistemas mediante los cuales con el auxilio de determinados actores e instrumentos podemos llegar a fabricar esos artefactos.
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Clínica: tecnología especial, mediante la cual se puede actuar sobre pacientes, procurando curación o cambios.
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Práctica: se refiere a problemas sociales.
Son similares, corresponden a la utilización de la ciencia aplicada para resolver problemas de la vida cotidiana.
Capítulo X. Teorías.
Dos acepciones:
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Conjunto de hipótesis tomado como punto de partida de una investigación, incluyendo en ésta la deducción de hipótesis derivadas y de consecuencias observacionales.
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Conjunto de todas las hipótesis formuladas por la hipótesis de partida y las que se puedan deducir de ella. Las consecuencias lógicas de las hipótesis fundamentales de una teoría científica pertenecen a ella.
Campbell: teoría deberá reservarse para un conjunto de hipótesis teóricas puras, enunciados no mixtos de tercer nivel. Por lo tanto sería una estructura lingüística de naturaleza muy abstracta en que las palabras, vocablos y términos aludirán a entidades no observables a serán expresiones cuyo significado no sería directo o empírico.
Consta de dos partes: un núcleo teórico que se ha tomado como conjunto de enunciados sin significado, o al menos sin significado empírico; y un añadido constituido por las reglas de correspondencia, cuya función es aplicar el núcleo teórico a la realidad.
Entonces la teoría no tiene valor gnoseológico.
Predicción: dos acepciones: puede ser un pálpito, lo que para muchos epistemólogos no es una predicción científica y Popper llama una profecía.
O se puede deducir el enunciado que describe el hecho, de los principios de una teoría. Puede ser un hecho actual o pasado (retrodicción). La predicción no se adelanta a los hechos, sino al conocimiento probado de los mismos.
Cuando una consecuencia observacional queda refutada, queda refutada la teoría por entero y en especial la afirmación simultánea de todas sus hipótesis de partida. Al menos una es falsa.
Una tautología no puede ser una hipótesis porque no se halla en estado de problema.
Una contradicción es un absurdo y una teoría que haga suposiciones imposibles acerca de la realidad está mal construida.
Una teoría es aceptable desde el punto de vista metodológico si tiene consecuencias observacionales. El científico debe ocuparse de aquellas investigaciones de las que pueda derivarse beneficio para la sociedad y evitar otras de las cuales se pueda afirmar conclusivamente que sirven a la destrucción.
Capítulo XXI. Kuhn.
La estructura de las teorías científicas analiza el modo en que se jerarquizan las proposiciones científicas según un orden deductivo que ofrece una visión de la ciencia que algunos llaman standard.
Algunos epistemólogos dudan que la descripción fáctica de lo que realmente hacen los científicos en el seno de una comunidad social se corresponda con la práctica del método hipotético deductivo. Creen más bien que es necesario poner el centro de gravedad del análisis en cuestiones sociológicas, en especial los atinentes al comportamiento de la comunidad científica.
Kuhn desplazó la epistemología contemporánea de su posición tradicional a otra más sociologista, y vinculada con la humanidad de la ciencia.
El resto verlo de las clases generales.
28/03/2000
Clase general de Luis.
Kuhn no es tan normativo como Popper, sino más descriptivo. No se detiene en cuestiones sociohistóricas. Replantea problemas de la filosofía de la ciencia.
Kuhn débil: no tiene consecuencias tan profundas en la filosofía de las ciencias. Trata de descubrir como se comporta la comunidad científica.
Separa el comportamiento de la comunidad científica en etapas, que dan sensación de circularidad, pero es el efecto “colita de chancho”.
Pre - ciencia.
Logro
Conversión
Ciencia Normal (la comunidad científica no va a discutir nada más que sus conocimientos integrados por los principios básicos (problemas paradigmáticos).
Establecida en torno al paradigma.
Kepler cree que la divinidad refiere al sol y por eso tiene una corazonada con respecto al sistema heliocéntrico.
Paradigma:
Matriz disciplinar. Conjunto de teorías, métodos herramientas, conceptos, taxonomía, que hacen que una ciencia produzca conocimiento.
El logro y el método que llevó al logro.
Modelo ejemplar del cual otros modelos de ciencia derivan.
Aquello que hace que esa ciencia sea en ese momento esa ciencia.
La experiencia y las formas de explicar la experiencia.
Logro científico consensualmente adoptado por una comunidad científica como guía sistemática para la realización de sus tareas.
Dos características: invisible e inconmensurable.
Los lentes no se ven. El paradigma es como un lente.
¿Dónde está el universo? Un paradigma todo lo abarca. Implicaría la inexistencia de un lenguaje neutral que comunique los paradigmas entre sí.
Cuando cambia un paradigma, cambia la realidad.
Kant: realidad en sí es cognoscible en mí y no en sí. (preguntar)
Anomalías. El científico ve algo que no encaja en la teoría, no se articula.
Crisis. Aparecen más anomalías. Se rompen los cristales
Aparecen los subparadigmas.
Emergencia. Se hunde el paradigma.
Logros
Etc.
La sociología de la ciencia con consecuencias epistemológicas.
La ciencia normal es la forma estereotipada de acción y conducta.
En el segundo libro, Kuhn arruga y dice que la inconmensurabilidad está localizada.
Es instrumental a la especialización de las ciencias.
Ver lenguaje y metalenguaje.
Lenguaje objeto. Discurso metacientífico.
Para que un paradigma reemplace a otro, debe ser más predictivo, consistente, eficaz y simple
La etapa de la revolución científica es el logro, la conversión y la primera parte de la ciencia normal.
Kuhn Fu(erte):
Se lo acusa de relativista. Responde a una teoría extremista.
Realidad (el paradigma)
Verdad (relativa al paradigma)
Progreso de la ciencia (relativamente si dentro del paradigma se conoce más)
La ciencia se adecua a la resolución de enigmas.
Supuestos básicos subyacentes.
Kuhn es como el Ouroboros. ¿Acaso no nos muestra un paradigma mientras vivimos en otro?
04/04/2000
Clase general de Luis.
La modernidad y el contexto de génesis de las ciencias sociales.
La sociedad tradicional tenía como eje temporal el presente, estaba constituida en torno a la propiedad territorial, que era el fundamento del poder.
La sociedad moderna tenía como eje temporal al futuro.
El arquetipo siempre actúa y se recrea mediante rituales. La sociedad regulada por arquetipos religiosos, difícilmente cambie. Tiende a ser conservadora.
El mito es el relato que legitima al arquetipo.
La modernidad es el reemplazo del arquetipo por la utopía. Ésta señala una cierta disconformidad.
La ideología es el relato que legitima la utopía.
En la modernidad se dan relaciones discursivas, horizontales en las que los actores parecen ser iguales.
Hay un descubrimiento de la razón de los griegos.
La modernidad no es el Renacimiento. Es un proceso, un estado de la cultura, caracterizado por:
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Racionalización: en dos ámbitos: lo social (burguesía) y lo natural (científicos).
En los burgos aparece el comercio. Surgen pautas culturales basadas en el intercambio y no en lo que la tierra produce.
Lo abstracto comienza a tener poder: DINERO.
Aparece el tiempo económicamente fragmentable.
Necesidad de que los contratos sobrevivan el tiempo y no queden a disposición arbitraria del gobernante. Requieren de unidad política: Estado.
Horarios, reloj.
La burguesía necesita separar algo (racionalización). Separa lo que está unido y une lo que está separado.
Identidad y autoridad estaban unidos. Ciertas personas tiene poder por ser quienes son.
Arbitrariedad legal. Se necesita que los gobernantes tomen decisiones racionalmente consensuadas. Es necesario además del estado de derecho, una burocracia estatal dependiente de la autoridad institucional.
Público y privado se separan. En la sociedad tradicional, ciertas cosas que pertenecen a la esfera privada que pueden tomar estado público y recibir sanción pública.
Estaban separados también el mundo celeste (alma) y el mundo terrestre (cuerpo).
En la modernidad, el hombre es concebido como unidad orgánico - ontológica.
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Secularización: negación de transcendentalismo.
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Desencantamiento: no hay más gnomos.
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Subjetivación: (sujeto) individuo que se reconoce a sí mismo como actor social.
Actúa en la humanidad, modifica su entorno. Es mientras hace. Es libertad. No acepta límites a su libertad.
Enfrentamiento entre sujeto y razón.
“Había una vez un señor que se llamaba Sujeto, que se casó con una mujer llamada Razón, y decidieron irse de luna de miel a un lugar llamado Utopía. Pero ya de movida se veía que la cosa no iba a funcionar, y a mitad de camino se pelearon los dos, se divorciaron y jamás volvieron a hablarse.”
Espíritu del capitalismo:
Capitalismo en sí: sociedad organizada en torno a producción, ahorro, esfuerzo, ascetismo, eficacia, severidad.
Capitalismo burgués, en torno a los goces de este mundo, hedonismo, etc.
El sujeto es propio del capitalismo burgués.
La modernidad se moderniza (siglos XVII, XVIII) con tres agentes aceleradores:
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Empresa: maximizar beneficios minimizando costos (Samuelson)
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Estado Nación: generador de modernidad. Nación es un condimento más tradicional que moderno, que aglomera voluntades
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Consumo: constituye a la persona. Sos en cuanto tenés.
Las razones de Estado le van a costar la libertad al sujeto.
Los conocimientos adquiridos por las ciencias sociales se utilizan para control y legitimación.
Ciencias políticas: primero campo autónomo ¿cómo se legitima el poder en una sociedad de producción capitalista?
Aparecen la antropología, la psiquiatría y la sociología.
La sociología surge después de la revolución industrial, con el proletariado de las fábricas.
Se quieren establecer leyes de dinámica social para mantener el orden político.
San Simón dice que la sociología debe tener fisiología e higiene social, que sirva para corregir cosas.
Marx tiene carácter revolucionario, le da legalidad científica a la acción de estos nuevos sujetos, razones que conducen al hombre en tanto individuo. Se puede ver en su teoría algún lastre de la sociedad tradicional.
La psicología estudia los motivos, razones que conducen al hombre en tanto individuo.
El impacto cultural de Freud es innegable. El planteo de que la mayoría de tus actos son inconscientes nos dejó del culo a todos.
Práctico del 04/04/2000
Julien Freund
Crisis: ligada a alteraciones y a las rupturas que puede provocar el cambio. También está ligada al desarrollo de la vida en aspectos biológicos, psicológicos y sociológicos, en la medida que su conservación depende de una creación perpetua, cuyos efectos pueden ser continuos o discontinuos.
Hay que evitar valorizar de golpe el cambio, sea en forma positiva o negativa.
En general hay crisis como consecuencia de la aparición de modificación súbita e inesperada que altera el desarrollo corriente suscitado con la mayor frecuencia en un estado de desequilibrio e incertidumbre.
Crisis puede ser por intervención de un factor externo en el desarrollo, o bien por el desarrollo mismo.
Es una situación colectiva caracterizada por contradicciones y rupturas, que hace vacilar individuos y grupos sobre líneas de conducta a adoptar.
La extensión de una crisis es variable, según afecte solamente a una actividad determinada o a todas.
Lo que provoca la cesura crisógena en el cambio, es la innovación desordenadora y desestabilizadora. La crisis surge si la renovación modifica el espíritu profundo de las cosas. Innovación es fuente de crisis en tanto sea inédita, súbita y generadora de inseguridad.
Aunque súbita, la innovación no es crisógena si resulta inmediatamente útil desde el punto de vista de las comodidades de los usuarios.
En el fondo, una crisis hace esencialmente de las dificultades de previsión.
Es un estado de incertidumbre que puede resultar tanto de una fase de expansión como de una fase de recesión, ya que tanto una como otra pueden poner en cuestión valores no negociables.
Conflicto: enfrentamiento de dos o más voluntades con intención hostil a causa de un derecho, y que, para mantener o recuperar este derecho, tratan de quebrantar la resistencia del otro, recurriendo eventualmente a la violencia.
Conflicto en su origen etimológico quiere decir choque; por consiguiente, enfrentamiento de dos fuerzas que se prueban.
En general, su objeto es un derecho. Un conflicto termina por imposición de una de las fuerzas o por común acuerdo.
Prueba de violencia, que procura desmantelar una relación de fuerzas dadas, así como el derecho que la consagra, con vistas a instaurar otra relación que el triunfo santificará jurídicamente.
Kuhn T.
Suponiendo que la crisis es condición previa y necesaria para el nacimiento de nuevas teorías ¿cómo responden los científicos a su existencia?
Cuando empiezan a perder la fe y a tomar en consideración otras alternativas, no renuncian al paradigma que los ha conducido a la crisis. No tratan las anomalías como ejemplos contrarios.
El acto de juicio que conduce a los científicos a rechazar una teoría aceptada previamente se basa siempre en más de una comparación de dicha teoría con el mundo.
Rechazar un paradigma implica aceptar otro y el juicio que conduce a esa decisión involucra la comparación de ambos paradigmas con la naturaleza y entre ellos.
Los ejemplos contrarios pueden contribuir a crear una crisis o reforzarla. No pueden por sí demostrar que esa teoría es falsa y no lo harán, ya que sus partidarios inventarán numerosas articulaciones y modificaciones ad hoc de su teoría para eliminar cualquier conflicto aparente.
Si pasan a mayores es porque contribuyen al surgimiento de un análisis nuevo y diferente de la ciencia, dentro del que a no sean causa de dificultades.
Ningún paradigma que proporcione una base para la investigación científica resuelve completamente todos sus problemas. En los pocos casos que parecen haberlo hecho, han dejado de constituir problemas para la investigación y se han convertido en instrumentos para el trabajo práctico.
Lo que algunos ven como enigmas, otros pueden verlo como ejemplos en contrario, y por consiguiente, como fuente de crisis.
La crisis debilita las reglas de resolución nominal de enigmas en modo que eventualmente permiten la aparición de un nuevo paradigma.
La transición de un paradigma en crisis a otro es una reconstrucción del campo a partir de nuevos fundamentos, que cambia algunas de las generalizaciones teóricas más elementales del campo, así como también muchos de los métodos y aplicaciones del paradigma.
Se llega así a un período de transición, de gran coincidencia entre problemas que pueden resolverse con ayuda de los dos paradigmas, pero también habrá una diferencia decisiva en el modo de resolución.
Práctico del 12/04/2000
J. Saborido. “El concepto de Ideología”
Conceptos:
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Cemento que asegura la cohesión del edificio social.
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Filosofía política popularizada, simplificada, generalizada, sacralizada y desrealizada.
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Restringido cuerpo de conocimientos, sin el cual estamos a la deriva en el mundo.
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Ciencia de las ideologías (1796)
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Sistemas de creencias explícitas, integradas y coherentes, que justifican el ejercicio del poder, explican y juzgan los acontecimientos históricos, identifican lo que está bien y lo que está mal y suministran una guía para la acción. (Débil - Bobbio).
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Formas de conciencia social, surgidas a partir de determinadas condiciones materiales de existencia (Marx - Engels).
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Conjunto de ideas y teorías que son socialmente condicionadas por el modo de producción dominante y que por lo tanto encubren las relaciones de explotación características del mismo. Creencia falsa. (Fuerte - Bobbio).
La ideología aparece como expresión de expectativas e intereses de un sector social en un período determinado, pero a veces trascienden y captan apoyo y lealtad afuera.
Se cuestiona su validez porque brindan una imagen sesgada de la sociedad. Distorsionan la realidad en aras de la búsqueda del apoyo incondicional de quienes van a actuar para tratar de imponer su paradigma político.
El rasgo fundamental lo constituye el hecho de ser un conjunto de ideas estructuradas que:
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Ilustran el funcionamiento de la realidad desde un punto de vista particular.
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Explican cómo debería funcionar desde un enfoque ideal (absoluto).
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Articulan un paradigma político destinado a modificar esa realidad, que no concuerda con su visión ideal.
Elementos de la era de las ideologías:
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Importancia de la cuestión de legitimidad, esto es, la necesidad de justificación que surge de la realidad política que obliga a la elaboración de renovados recursos ideológicos.
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Expansión experimentada por el campo de las comunicaciones que al transformar el concepto mismo de opinión pública, obliga a la elaboración de argumentos para ahondar el nuevo carácter que toma el conflicto de las ideas políticas.
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El manejo que hacen de las ideas los regímenes directoriales que se instalan en este siglo manipulando la opinión pública a los efectos de apuntalar su política de poder. (Bracher)
Proceso realizado por el llamado pensador de modo consciente, pero con una falta de consciencia. Los motivos reales que lo impulsan permanecen desconocidos, de otro modo no se trataría de un proceso ideológico. Por lo tanto, él se imagina motivos falsos o aparentes (Engels).
La ideología se inserta en las relaciones de dominación que se establecen entre los hombres, buscando asegurar la necesaria cohesión de las sociedades así constituidas.
Los hombres instalados en la sociedad, viven su vinculación con el mundo, dentro de la ideología. Ella modela su conciencia y actúa sobre sus actitudes y conductas a los efectos de adecuarlas a las tareas que realiza y a sus condiciones de existencia.
Albornoz, y otros.
Paradigma tecnológico: configurado a partir de la acumulación de los conocimientos técnicos y científicos ha variado histórica y socialmente a lo largo de los siglos en función de las formas de producción y acumulación, características de las distintas estructuras sociales.
Desarrollo científico y división creciente entre las ciencias.
Conceptos más usuales de tecnología: aplicación del conocimiento científico al proceso de producción.
Ciencia y tecnología constituyen los ejes motores de un proceso de desarrollo evolutivo, de carácter lineal y universal. El desarrollo tecnológico ha sido usado como indicador del desarrollo social.
La razón técnica no puede disociarse de una trama social de intereses en pugna
Teórico II
Alain Touraine “La crítica a la modernidad”
Modernidad no es sólo cambio puro, sucesión de acontecimientos; es difusión de los productos de la actividad racional, científica, tecnológica administrativa.
Modernidad implica creciente diferenciación de sectores de la vida social: política, economía, vida familiar, religión, arte en particular, pues la racionalidad instrumental se ejerce dentro de un tipo de actividad y excluye la posibilidad de que algunos de esos tipos esté organizado desde el exterior, es decir, en función de su integración en una visión general de su contribución a la realización de un proyecto social.
Modernidad implica secularización y desencanto, se define por su intelectualización y manifiesta ruptura con el finalismo del espíritu religioso.
Reemplaza en el centro de la sociedad a Dios por la ciencia.
No basta con la presencia de aplicaciones tecnológicas. Es necesario que la actividad intelectual se encuentre protegida de las propagandas políticas o de las creencias religiosas, que la impersonalidad de las leyes proteja contra el nepotismo, el clientelismo y la corrupción, que las administraciones públicas y privadas estén separadas, como deben estarlo las fortunas privadas y el presupuesto del Estado o de las empresas.
La idea de modernidad está relacionada con la de racionalización.
La modernidad quiso pasar del papel esencial reconocido a la racionalización a la idea más amplia de una sociedad racional, donde la razón rige la actividad científica, técnica, el gobierno de los hombres y la administración de las cosas.
La gran mayoría de los países se lanzaron a modernizaciones muy diferentes, en las que la voluntad de independencia nacional, las luchas de religión y sociales, las convicciones de las nuevas elites dirigentes, jugaron un papel más importante que la racionalización misma, paralizada por la resistencia de las tradiciones e intereses privados.
Occidente vivió y concibió la modernidad como una revolución.
Imagen positiva de un mundo regido por la razón. El proyecto llevará a los revolucionarios a una sociedad nueva y a un hombre nuevo, a los que impondrá, en nombre de la razón, coacciones mayores que las de las monarquías absolutas.
Se funda en que hay que mostrar que el sometimiento al orden natural de las cosas da placer y corresponde a las reglas del gusto.
¿Por qué llamar hoy racional a un consumo de masas que responde a la búsqueda de cierto status social, al deseo de seducir y al placer estético?
El espíritu de la ilustración era el de una elite instituida compuesta de nobles, burgueses e intelectuales, que en esos placeres gustaba de una liberación y de la satisfacción de escandalizar a la Iglesia.
La idea de que la sociedad es fuente de valores de que el bien es lo es útil a la sociedad y el mal es lo que perjudica su integración y su eficacia, es un elemento esencial de la ideología clásica de la modernidad. Para no someterse ya a la ley del padre, es menester reemplazarla por el interés de los hermanos y someter al individuo al interés de la colectividad.
Se aproxima a la política de los jesuitas que trabajan para convencer a los príncipes para que reinen ad maiorem Dei gloriam. Pero pronto esta visión se seculariza y la fe de la comunidad queda sustituida por el interés de la colectividad.
El ser humano ya no es una criatura hecha por Dios a su imagen, es un actor social definido por los papeles que cumple, por la conducta asignada a su posición, que debe contribuir al buen funcionamiento del sistema social. El ser humano es lo que hace.
En el pensamiento, la noción de sociedad recibió un sentido explicativo, puesto que la sociedad y la posición que uno ocupa en su seno son elementos de explicación de la conducta humana y de su evaluación. Este sociologismo es un elemento central de la visión modernista.
La concepción de modernidad elaborada por los filósofos de las luces es revolucionaria, pero nada más. No define ni una cultura ni una sociedad, anima las luchas contra la sociedad tradicional antes que esclarecer los mecanismos de funcionamiento de una sociedad nueva.
Para Rousseau, “sólo comenzamos propiamente a ser hombres después de haber sido ciudadanos”, idea que alimentará las más ambiciosas tentativas de crear una sociedad nueva, es decir, un poder público nuevo que haga nacer a un hombre nuevo.
La sociedad no es racional y antes que unir, divide. Hay que oponer a los mecanismos del interés la voluntad general, y el retorno a la naturaleza, es decir, a la razón, para concretar la alianza entre el hombre y el universo.
Surge la idea de soberanía popular y la idea del individuo como representante de la naturaleza contra el Estado.
La crítica radical de la sociedad lleva a la idea de una soberanía política puesta al servicio de la razón.
Kant define bien soberano como la unión de virtud y felicidad, o sea, ley e individuo, sistema y actor. Es la conjunción de hombre y razón.
El bien es la acción armonizada con la razón, acción sometida a la ley moral que consiste en buscar lo universal en lo particular, escoger conductas universalizables y considerar al hombre como fin y no como un medio. “Atrévete a saber”
Nueva y vigorosa tentativa de conservar, en una cultura efectivamente secularizada, la unión del hombre y el universo.
Capitalismo
Que no puede reducirse ni a la economía de mercado ni a la racionalización.
La economía de mercado corresponde a una definición negativa de modernidad, significa desaparición de todo control holista de la actividad económica, la independencia de ésta respecto a los objetivos propios del poder político o religioso y de los efectos de las tradiciones y de los privilegios.
La racionalización es un elemento indispensable de la modernidad.
El modelo capitalista de modernización se define por un tipo de actor dirigente, el capitalista.
Weber lo define como un tipo social y cultural. Las diferentes religiones habrían favorecido u obstaculizado la secularización y la racionalización modernas.
Idea calvinista: el capitalista es aquel que lo sacrifica todo por su vocación, su trabajo, con lo que no segura su salvación, pero puede descubrir signos de su elección o por lo menos alcanzar el despego del mundo que le exige su fe.
El capitalismo se desarrolló primero en países católicos (Flandes, Italia). Los países calvinistas más rigurosos no conocieron un desarrollo económico notable.
El capitalista propiamente dicho es aquel que está inmerso en la actividad económica, cuya capacidad de invertir depende de sus ahorros personales, que no se siente atraído por las especulaciones ni por el lujo y que usa los bienes del mundo como si no los usara.
Desencanto: ruptura con todas las formas de interpretación de lo sagrada y de lo profano, del ser y de los fenómenos, la importancia del protestantismo no arriba aquí en el contenido de su fe, sino en su repudio del encantamiento del mundo cristiano, definido a la vez por el papel de los sacramentos y por el poder temporal de los papas.
Surge otra moralidad ilustrada por la fe, muy diferente del temor y del temblor de aquellos que esperan una decisión de Dios sobre la cual no pueden influir.
Si el protestantismo contribuyó a crear un ethos favorable al capitalismo, contribuyó al mismo tiempo vigorosamente a desarrollar una moral de la conciencia, de la piedad y de la intimidad que se encaminó en la dirección del individualismo burgués que hay que distinguir del espíritu del capitalismo.
El capitalismo que analiza Weber es la forma de una concepción particular de la modernidad basada en la ruptura de la razón con la creencia y las filiaciones sociales y culturales, todos fenómenos analizables y calculables desde el punto de vista del ser y de la historia. La modernización capitalista aseguró su dominio pero provocó también desgarramientos dramáticos que no pueden aceptarse como condición necesaria de la modernización.
Lo propio del modelo capitalista inglés, holandés y yankee en parte consiste en haber creado un espacio de acción autónomo para los agentes privados del desarrollo económico. Además el capitalismo industrial descansó en gran medida en la explotación de la mano de obra.
Pero la visión de Weber se aplica a la economía preindustrial, en la que el éxito de las empresas de producción y de negocios depende ante todo de la capacidad de limitar su consumo en provecho de su inversión.
Lo que Weber describe no es la modernidad misma, sino un modo particular de modernización caracterizado por una gran concentración de los medios puestos al servicio de la racionalización económica y por la represión que ejerce sobre las filiaciones sociales y culturales tradicionales, sobre las necesidades personales de consumo y sobre todas las fuerzas sociales que los capitalistas identifican con la esfera de las necesidades inmediatas, de la pereza y de la inmoralidad.
Los pensadores de los países capitalistas identificar a menudo su modernización con la modernidad en general, como si la ruptura con el pasado y la formación de una elite propiamente capitalista fueran condiciones necesarias y centrales de la formación de una sociedad moderna. El modelo dominante de la modernización occidental reduce al mínimo la acción voluntaria orientada por valores culturales o por objetivos políticos y descarta así la idea de desarrollo, el cual descansa, por el contrario, en la interdependencia de las empresas económicas, los movimientos sociales y las intervenciones del poder político, desarrollo que no ha dejado de adquirir importancia contra el modelo puramente capitalista.
La ideología modernista
Giddens: modernidad concebida como esfuerzo global de producción y de control, cuyas cuatro dimensiones principales son el industrialismo, el capitalismo, la industrialización de la guerra y la vigilancia de todos los aspectos de la vida social.
Globalización creciente: difusión internacional del trabajo y formación de economías mundiales, pero también la forma de un orden militar mundial y del refuerzo de los Estados Nacionales que centralizan los sistemas de control.
La sociedad moderna descarta a la vez al individuo y lo sagrado en provecho de un sistema social autoproducido, autocontrolado y autorregulado. Se establece una concepción que descarta cada vez más activamente la idea de sujeto.
Esta concepción tiene como tema capital la identificación del actor social con sus obras y su producción, ya se trate del triunfo de la razón científica y técnica, o de las respuestas racionalmente aportadas por la sociedad a las necesidades y a los deseos de los individuos. Por eso, la ideología modernista afirma ante todo la muerte del sujeto.
La lucha contra la religión no consistió sólo en el repudio de la monarquía de derecho divino, del absolutismo reforzado por la contrarreforma, del sometimiento de la sociedad civil a la alianza del trono y del altar; esa lucha fue también repudio a la trascendencia, de la separación del cuerpo y del alma, apelación a la unidad del mundo y del pensamiento dominado por la razón o por la búsqueda del interés y del placer.
Desencanto, secularización, racionalización, autoridad racional legal, ética de la responsabilidad.
El modernismo es un antihumanismo, pues sabe muy bien que la idea de hombre ha estado vinculada con la de alma, la cual impone la idea de Dios. El rechazo de toda revelación y todo principio moral crea un vacío que debe llevar la idea de sociedad, es decir, la idea de utilidad social. El hombre es sólo un ciudadano, la caridad se convierte en solidaridad, y la conciencia se convierte en el respeto por las leyes. Los juristas y los administradores reemplazan a los profetas.
Esther Díaz
I. Nacimiento de las ciencias sociales
La ciencia moderna se opuso a las constituciones teológicas de la edad media elaborando un conocimiento en rigor del dato.
Su nacimiento fue empírico, matemático y avalorativo.
En primer lugar, fue la pretensión de fundar un conocimiento que se basara en el tratamiento de los hechos, de los fenómenos concretos observables y cuantificables. Entonces las proposiciones científicas obtienen su validez a partir de la contratación empírica, por lo que observación y experimentación se convierten en los recursos técnicos metodológicos más utilizados y que la lógica inductiva dominará la producción científica hasta las primeras décadas del siglo XX.
En segundo lugar, la sistematización de fenómenos y establecimiento de regularidades empíricas posibilitaran la enunciación de leyes universales capaces de explicar y predecir.
Y por último, la preocupación se centró en que este conocimiento fuera objetivo (sin valores). Se aspiraba a una ciencia neutral cuya capacidad explicativa y predictiva crecería con la dinámica del progreso.
La aspiración máxima de la ciencia fue construir un sistema formalizado a partir del cual se pudieran explicar la totalidad de los fenómenos. De esta forma, la información de las ciencias y la construcción de un paradigma universalmente válido se constituyeron en uno de los ideales de la modernidad.
A mediados del siglo XIX surgió el interés práctico por resolver problemas económicos, sociales y políticos, propios del orden capitalista. La pregunta científica se orientó hacia el hombre, pues la necesidad de dominar los fenómenos sociales transformó al hombre en objeto de estudio de este nuevo dominio del saber. Así surgen las ciencias sociales.
En una primera etapa, el estudio del hombre se abordó con una metodología similar a la utilizada para el estudio de la naturaleza.
En la segunda etapa, surge el historicismo alemán, que constituyó una reacción al pensamiento positivista y reivindicó una epistemología propia para las ciencias sociales. Señaló la necesidad de construir una alternativa metodológica, específica para el abordaje de los fenómenos sociales: la comprensión.
Paralelamente se constituyó el pensamiento marxista, caracterizado por la utilización de una metodología materialista y dialéctica.
En la tercera etapa aparece la reflexión sobre las ciencias sociales que se ha realizado en los últimos cincuenta años, en la que se destacan el estructuralismo así como los aportes de la lingüística, de la hermenéutica y del prestructuralismo en general.
II. El positivismo en las ciencias sociales.
El método científico positivista surge a mediados del siglo pasado con Auguste Comte. Éste es el primero de los fundadores de la sociología. Su pensamiento constituye el primer intento de delimitar para las ciencias sociales un objeto de estudio específico y distinto del de las ciencias naturales.
Desde perspectivas positivistas, lo prioritario del conocimiento científico es su base empírica. Lo positivo se opuso a lo metafísico como lo real a lo especulativo.
Cualquier conocimiento, para ser científico, debe cumplir con reglas metódicas rigurosas. Tales reglas deben ser válidas para todas las disciplinas que se precien de ser científicas. De allí que se intentara trasladar a las ciencias sociales la metodología utilizada con éxito para el desarrollo de las ciencias naturales
El reduccionismo sostiene que el conocimiento científico tiene un solo método válido: el método experimental de las ciencias naturales.
Entonces el objetivo de las ciencias sociales será establecer leyes generales que sirvan como instrumentos para la explicación sistemática y la predicción confiable.
El positivismo de Comte pretendió que las ciencias sociales formaban parte de las físico - naturales.
La corriente de Emile Durkheim es la racionalista: su principal objetivo fue aplicar el racionalismo científico al estudio de los hechos sociales, estableciendo relaciones de causa y efecto. Durkheim reflexionó sistemáticamente acerca del conocimiento de lo social y de las condiciones de posibilidad de su status científico.
Necesidad de definir claramente el objeto de estudio de la sociología (los hechos sociales) y delimitar su campo de investigación. Es necesario "tomar los hechos sociales como cosas"; "la cosa se opone a la idea, como lo que se conoce desde fuera a lo que se conoce desde dentro".
Los hechos sociales deben ser tomados desde su exterioridad y no desde lo que el investigador cree que son. Propone la "eliminación sistemática de las prenociones" como requisito de objetividad. No utilización de conceptos no producidos científicamente.
Para Durkheim, la explicación en sociología consiste en establecer relaciones de causalidad. El descubrimiento de estas relaciones se logra a través de la utilización del método comparativo, que constituye una forma de experimentación indirecta que permite comprobar la existencia de tales relaciones.
La explicación de un fenómeno social debe buscarse siempre en un hecho social y nunca en un fenómeno extrasocial.
El neopositivismo o positivismo lógico, surgido del Círculo de Viena en el período de entreguerras, tuvo gran influencia en los sociólogos de USA. Esa posición planteó que era posible establecer un conjunto de leyes lógicas, abstractas y formales que estructurarían el conocimiento científico de la sociedad.
INCOMPLETO
Irene Vasilachis de Gialdino
3.1. La coexistencia paradigmática
Los paradigmas guardan en las ciencias sociales una conexión interna con el contexto social del que surgen y en el que operan.
La proliferación de tradiciones teóricas es una forma de evitar el dogmatismo formulado por el compromiso dominante con un solo marco de pensamiento. Sólo en una sociedad totalitaria existiría un único marco incuestionable para el análisis de la conducta social humana.
Los diferentes tipos de fenómenos sociales requieren una comprensión y aplicación teórica distintas, por lo que los sistemas rígidos no pueden abarcar todos los fenómenos sociales.
En el conocimiento sociológico se da una acumulación de tipo intraparadigmático y las discontinuidades que se observan son muestras de un desarrollo diferente al propuesto por el modelo de conocimiento aplicable a las ciencias naturales.
3.2. El uso habitual de la palabra "paradigma"
Kuhn: "las realizaciones científicas universalmente reconocidas que durante cierto tiempo proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica". (1971)
Los paradigmas de la sociología están presentes en toda la producción sociológica, pero esta circunstancia no determina que al conocimiento sociológico se lo califique de maduro, ya que este atributo supone algún tipo o modelo de desarrollo o progreso del conocimiento científico que no puede ser elaborado sino por cada disciplina en el ámbito de la práctica científica.
El nacimiento de la sociología se produce con la aparición de un fenómeno social de características inéditas hasta entonces: la revolución industrial. Para interpretarlo surgen dos paradigmas diferentes: el positivismo de Comte y el materialismo histórico de Marx.
El primero supone que el orden es la condición del progreso, mientras que el segundo pone por condición de progreso al conflicto.
Estas dos interpretaciones siguen vigentes y en las connotaciones de "progreso", tan diferentes para cada paradigma, se hace manifiesta la continuidad de la problemática sociológica.
La elección entre paradigmas no es una elección comunitaria, pero no puede soslayarse la importancia del contexto histórico y social en esta decisión.
Las circunstancias raras en las que pueden coexistir pacíficamente dos paradigmas en el último período en la sociedad constituyen una constante que la caracteriza desde su nacimiento como ciencia.
La sociología no progresa reemplazando las teorías antiguas por otras nuevas.
3.3. El fundamento de la coexistencia de los paradigmas
La teoría de la acción comunicativa plantea la existencia de tres mundos: dentro del mundo externo están los mundos objetivo y social, y dentro del mundo interno, está el mundo subjetivo.
El hablante, al ejecutar un acto de habla, entabla una relación pragmática con:
- algo en el mundo objetivo (como totalidad de las entidades sobre las que son posibles enunciados verdaderos), o
- algo en el mundo social (como totalidad de las relaciones interpersonales legítimamente reguladas), o
- algo en el mundo subjetivo (como totalidad de las propias vivencias a las que cada cual tienen un acceso privilegiado y que el hablante puede manifestar verazmente ante un público).
El hablante y el oyente se entienden desde y a partir del mundo de la vida que les es común, sobre algo en el mundo objetivo, en el mundo social o en el mundo subjetivo.
La copresencia de mundos que esta teoría postula, hace por demás evidente la complejidad de los fenómenos sociales y la dificultad de analizarlos desde un solo paradigma.
Foucault nos habla de tres dimensiones: ciencias matemáticas y físicas, ciencias que proceden a poner en relación elementos discontinuos pero análogos, y la reflexión filosófica. Las ciencias humanas están excluidas de este triedro epistemológico, cuando menos en el sentido en que no se las puede encontrar ni en estas dimensiones ni en la superficie de los planos así dibujados, sino más bien en el intersticio de esos saberes, en el volumen definido por sus tres dimensiones.
4.1. El paradigma materialista histórico
Para Marx, una de las más grandes realizaciones de Feuerbach es haber fundado el verdadero materialismo y la ciencia positiva, al hacer de la relación del hombre con el hombre, el principio básico de su teoría.
Marx critica todo el materialismo anterior que concibe el objeto, la realidad la sensorialidad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, como práctica, no de un modo subjetivo. De allí que el lado activo fuese desarrollado por el realismo por oposición al materialismo, pero no sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, no conoce la actividad real, sensorial, como tal.
Para Marx esta forma abstracta, lógica y especulativa de ver el proceso histórico no expresa la historia real de un hombre, sino la de su creación (nontendo).
De esta forma elabora los fundamentos de la metodología: el materialismo histórico y el método dialéctico, incorporando y enfrentando a la vez el materialismo de Feuerbach y el idealismo de Hegel.
La exposición de la acción práctica, del proceso práctico del desarrollo de los hombres comienza donde termina la especulación en la vida real.
Toda la ciencia verdadera y real resulta suprimida en cuanto no es la individualidad la que domina en la naturaleza misma de las cosas.
Premisas reales que no constituyen ningún dogma y de las que sólo es posible abstraerse en la imaginación: los individuos reales, su acción y sus condiciones materiales de vida, tanto aquellos con los que se han encontrado como los engendrados por su propia acción.
Determinados individuos que como productores actúan de un determinado modo, contraen entre sí relaciones sociales y políticas determinadas, y la observación empírica tiene que poner de relieve la trabazón existente entre la organización social y política y la producción.
Las ideas son las cosas materiales transpuestas, interpretadas en la cabeza de los hombres.
No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia.
Lo concreto es concreto porque es la sínt4esis de muchas determinaciones, es decir, unidad de lo diverso, por eso lo concreto aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado y no como punto de partida, aunque sea el verdadero punto de partida, y por consiguiente el punto de partida también de la percepción y de la interpretación.
Lo que constituye el movimiento dialéctico es la coexistencia de dos lados contradictorios, su lucha, su fusión en una categoría nueva, sólo con plantear el problema de eliminar el lado malo, se paraliza de repente el movimiento dialéctico.
Sin antagonismo no hay progreso. Tal es la ley a la que la civilización ha obedecido hasta nuestros días.
4.1.2. La consolidación
La consolidación del paradigma materialista se expresa en dos vertientes, la neomarxista y la crítica. Ambas critican al paradigma positivista.
En todas las aproximaciones que consolidan al paradigma materialista, el concepto de totalidad ocupa un lugar fundamental, ya sea:
a) como voluntad
b) como predominio universal del todo sobre las partes
c) como categoría crítica
4.2. El paradigma positivista
4.2.1. El origen
Se inicia con Comte, para quien todas las especulaciones, ya se trate del individuo o de la especie, deben pasar por tres estadios teóricos: el teológico, el metafísico y el positivo.
La verdadera observación es la única base posible de los conocimientos verdaderamente accesibles.
La lógica positiva reconoce como regla fundamental que toda proposición que no es estrictamente reducible al simple enunciado de un hecho, particular o general, no puede tener ningún sentido real o inteligible.
Caracteres principales del espíritu positivo:
1) Subordinación de la imaginación a la observación sustituyendo en todo la inaccesible determinación de las causas propiamente dichas por la simple averiguación de las leyes.
2) La naturaleza relativa del espíritu positivo, porque el estudio de los fenómenos lejos de ser absoluto debe ser relativo a nuestra situación.
3) La previsión racional como destino de las leyes positivas en razón de que la verdadera ciencia, lejos de estar formada de simples observaciones tiende a dispensar de la exploración directa, sustituyéndola por la previsión raciona.
4) La extensión universal del dogma fundamental de la invariabilidad de las leyes naturales.
La estática social estudia las leyes de la coexistencia y la dinámica social estudia las leyes de la sucesión, de modo la que aplicación de la primera se traduce en la concepción del orden y de la de la segunda se expresa en la teoría del progreso.
4.2.2. La consolidación
Para Durkheim los hechos sociales son cosas y el carácter distintivos de esos hechos radica en su exterioridad con relación a las consciencias individuales y la acción coercitiva que ejercen o son susceptibles de ejercer sobre esas mismas consciencias.
La ciencia se ocupa de encontrar el sesgo por donde resultan científicos (los hechos), es decir descubrir en ellos algún elemento objetivo que implique una determinación exacta y si es posible la medida.
Para Parsons, la solución ideal es la posesión de un sistema de generalizaciones dinámicas lógicamente completo que pueda establecer todos los elementos de interdependencia recíproca entre todas las variables del sistema.
El tipo lógico de sistema teórico generalizado que este autor expone es el sistema estructural funcional y consiste en las categorías generalizadas necesarias para una adecuada descripción de los estados de un sistema empírico.
Mientras la sociedad es un tipo particular de sistema social, la sociología se constituye como una disciplina teórica cuyo centro de interés reside en desentrañar los problemas de integración de los sistemas sociales con mención especial de los obstáculos que se oponen a ella.
Para Merton los conceptos constituyen las definiciones de lo que debe observarse: son las variables entre las que hay que buscar relaciones empíricas. Cuando las proposiciones se relacionan entre sí lógicamente, se ha formado una teoría.
Sobre el origen y la consolidación del paradigma positivista, tres son los puntos centrales en torno de los que giran las distintas construcciones teóricas:
a) La observación dirigida hacia hechos externos al investigador.
b) La importancia de las leyes derivadas de las regularidades observadas en los hechos y como fundamento de las explicaciones causales.
c) El supuesto de la necesidad de teorías verificables.
Los conceptos cuantitativos permiten formular leyes cuantitativas y estas leyes son mucho más poderosas como manera de explicar los fenómenos y como medio para predecir nuevos fenómenos.
Según Popper, en la ciencia se trabaja con teorías, esto es, con sistemas deductivos, y el esquema lógico de toda explicación radica en una inferencia lógica deductiva. Estas teorías no son nunca enteramente justificables o verificables, pero son siempre contrastables.
Con Popper, la objetividad científica se define como la intersubjetividad del método científico, y la epistemología debería identificarse con la teoría del método científico.
Vasilachis (autora del texto) no coincide con la afirmación de Popper de que los métodos teóricos, en esencia son los mismos en todas las ciencias.
INCOMPLETO
Práctico II de la segunda unidad.
Berman, Manolo
Todo lo sólido se desvanece en el aire.
Ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos.
Los entornos y experiencias modernos alcanzan a todos. La modernidad une a toda la humanidad. Pero es una unidad paradójica, la unidad de la desunión: nos arroja en una vorágine de perpetua desintegración y renovación, lucha y contradicción, ambigüedad y angustia.
Ser modernos es formar parte de un universo en el que “todo lo sólido se desvanece en el aire”.
Avances en la ciencia y en la tecnología, se acelera el ritmo general de vida, se generan nuevas formas de poder colectivo y de lucha de clases, alteraciones demográficas, etc.
Estados cada vez más poderosos, estructurados y dirigidos burocráticamente, que se esfuerzan constantemente por ampliar sus poderes. Movimientos sociales y un mercado capitalista mundial que se encarga manejar todo lo anterior.
Durante el siglo XX, los procesos sociales que dan origen a esa vorágine, recibieron el nombre de modernización. Estos procesos han nutrido una variedad de ideas que pretenden hacer de los hombres y mujeres los sujetos tanto como los objetos de la modernización, darle el poder de cambiar el mundo que está cambiándolos, abrirse paso a través de la vorágine y hacerla suya.
En el siglo XIX estos valores y visiones llegaron a ser agrupados bajo el nombre de modernismo.
La historia de la modernidad puede dividirse en tres fases. La primera va desde comienzos del siglo XVI hasta finales del XVIII. Las personas comienzan a experimentar la vida moderna, buscan medio a ciegas un vocabulario adecuado, tienen poca o nula sensación de pertenecer a un público moderno.
La segunda comienza en la década de 1790. Con la Revolución francesa y sus repercusiones surge abruptamente el público moderno, que comparte la sensación de estar viviendo en una época revolucionaria, que genera insurrecciones en todas las dimensiones de la vida personal, social y política. El público moderno del siglo XIX puede recordar lo que es vivir en mundos que no son en absoluto moderno. De esta dicotomía interna, emergen las ideas de modernización y modernismo.
En el siglo XX, la tercera fase, el proceso de modernización se expande por todo el mundo, la cultura del modernismo consigue triunfos en el arte y el pensamiento. El público moderno se rompe en una multitud de fragmentos. La idea de modernidad, concebida en numerosas partes fragmentarias, pierde buena parte de su viveza, y pierde su capacidad de organizar y dar significado a la vida de las personas.
Nos encontramos hoy en medio de una edad moderna que ha perdido el contacto con las raíces de su propia modernidad.
En la primera, Jean-Jacques Rousseau es fuente de tradiciones modernas, desde la ensoñación nostálgica hasta la introspección psicoanalítica y la democracia participativa.
En su novela “La nueva Eloisa”, el personaje vive la vida metropolitana como “un choque perpetuo de grupos y cábalas, un flujo y reflujo continuo de prejuicios y opiniones en conflicto (...) todos entran constantemente en contradicción consigo mismo (...)estar dispuesto a cambiar sus principios (...) De todas las cosas que me impresionan, ninguna hay que cautive mi corazón, aunque todas juntas perturben mis sentidos, haciéndome olvidar quién soy y a quién pertenezco”.
Esta es la atmósfera en la que nace la sensibilidad moderna.
Si avanzamos unos cien años, al siglo XIX, encontramos fábricas automáticas, vías férreas, ciudades que han crecido de la noche a la mañana con consecuencias humanas pavorosas, medios de comunicación masivos, Estados nacionales y acumulaciones multinacionales de capital, movimientos de masas contra esta modernización desde arriba con sus propias formas de modernización desde abajo, un mercado mundial en expansión que abarca todo, capaz de todo salvo de ofrecer solidez y estabilidad.
Marx
“La atmósfera en la que vivimos ejerce sobre cada uno de nosotros una presión de 20.000 libras pero ¿acaso la sentimos?” Uno de los objetivos de Marx es hacer que la gente la sienta, por sus ideas están expresadas en imágenes tan intensas (terremotos, aplastante fuerza de gravedad, etc.) imágenes que seguirán resonando en el arte y en el pensamiento modernista de nuestro siglo.
Por un lado, fuerzas y industriales y científicas. Por otro, síntomas de decadencia que superan la historia de los últimos tiempos del Imperio Romano.
Todo parece llevar en su seno su propia contradicción. Máquinas que acortan el trabajo humano provocan hambre. Fuentes de riqueza se convierten en fuentes de privaciones. Los triunfos del arte parecen adquiridos al precio de cualidades morales. El dominio del hombre sobre la naturaleza es cada vez mayor, pero el hombre se convierte en esclavo de otros hombres o de su propia infamia.
Para hacer trabajar bien a las nuevas fuerzas se necesita que éstas pasen a manos de hombres nuevos, los obreros. Estos son un invento de la época moderna, como las propias máquinas. Es una clase que será capaz de resolver las contradicciones de la modernidad.
En el “Manifiesto Comunista”, vemos que el dinamismo revolucionario que derrocará a la moderna burguesía, nace de los impulsos y necesidades más profundos de esos burgueses.
La burguesía no puede existir sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de producción y, por consiguiente, las relaciones de producción y con ello todas las relaciones sociales.
“Todas las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de ideas veneradas durante siglos, quedan rotas; las nuevas se hacen añejas antes de haber podido osificarse. Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas.
Nietzsche
Las corrientes de la historia moderna eran irónicas y dialécticas: así los ideales cristianos de la integridad del alma y el deseo de verdad habían llegado a destruir el propio cristianismo. El resultado era los sucesos traumáticos que Nietzsche llamó “la muerte de Dios” y el “advenimiento del nihilismo”.
El individuo se atreve a individualizarse, necesita un conjunto de leyes propias, necesita de propias habilidades y astucias para su auto-conservación.
El sentido de sí mismo y de la historia del hombre moderno se convierte realmente en un instinto para todo, un gusto por probarlos todo. Hay muchos cuya solución al caos de la vida es intentar no vivir en absoluto, “ser mediocres es la única moralidad que tiene sentido”.
Otro tipo de moderno necesita de la historia porque es el armario en que se guardan todos los trajes. Aunque ninguno le va completamente bien, así que sigue probándose unos y otros, incapaz de aceptar el hecho de que nunca podrá verse verdaderamente bien vestido, no hay ningún rol social en los tiempos modernos en que se pueda calzar perfectamente.
Sólo estamos en medio de nuestra bienaventuranza cuando el peligro es mayor. El único estímulo es lo infinito, lo inconmensurable. Nietzsche afirma su fe en una nueva clase de hombre, quien en oposición a su hoy, tendrá el valor y la imaginación para crear nuevos valores necesarios para que los hombres y las mujeres modernas se abran camino a través de los peligros en que viven.
La brillantez y la profundidad del modernismo vivo, nos ofrecen mucho de qué enorgullecernos, en un mundo en que hay tanto de qué avergonzarse y de qué temer. Sin embargo no sabemos cómo utilizar nuestro modernismo, hemos perdido o roto la conexión entre nuestra cultura y nuestras vidas.
A finales de los años sesenta el hombre unidimensional de Herbert Marcuse se convirtió en el paradigma dominante del pensamiento crítico. De acuerdo con ese paradigma, las luchas sociales y de clase, los conflictos y contradicciones psicológicos han sido abolidos por el estado de administración total.
Las masas no tienen yo ni ello, sus ideas, necesidades y hasta sus sueños no son suyos, su vida interior está totalmente administrada, programada para producir exactamente aquellos deseos que el sistema social puede satisfacer y nada más. Las personas se reconocen en sus mercancías.
La modernidad está constituida por sus máquinas, de las cuales los hombres y las mujeres modernos son meramente reproducciones mecánicas. Pero es una parodia de la tradición moderna del siglo XIX, en cuya órbita Marcuse pretendía moverse, la tradición crítica de Hegel y Marx. Invocar a estos pensadores al tiempo que se rechaza su visión de la historia como una actividad agitada, una contradicción dinámica, una lucha y un progreso dialécticos, es conservar de ellos poco más que sus nombres.
Aun cuando los jóvenes radicales de los sesenta querían cambiar la cosa, el paradigma unidimensional proclamaba que no había cambio posible.
De este punto se abren dos caminos: uno fue la búsqueda de una vanguardia que estuviera totalmente fuera de la sociedad moderna, el substrato de los marginales y desclasados, los explotados y perseguidos de otras razas y otros colores, los parados y los inservibles.
Podían calificarse como vanguardia revolucionaria, porque supuestamente no habían sido alcanzados por la modernidad. Tal búsqueda está condenada a la futilidad: no hay nadie que esté o pueda estar fuera del mundo contemporáneo. A los radicales les parecía que lo único que quedaba era la futilidad y la desesperación.
El modernismo de los sesenta se puede dividir en tres tendencias basadas en las actitudes hacia la vida moderna en su conjunto: afirmativa, negativa y marginada.
Los modernismos y antimodernismos de los sesenta, tenían serios fallos. Pero su sola plenitud junto a su intensidad y vitalidad expresión, generó un lenguaje común, un ambiente vibrante, un horizonte compartido de experiencia y deseos. Eran orientaciones activas hacia la historia, intentos de conectar el presente turbulento con un pasado y un futuro, de ayudar a los hombres y mujeres de todo el mundo contemporáneo a sentirse cómodos en él. Todas estas iniciativas fracasaron, pero brotaron de una amplitud de visión e imaginación y de un ardiente deseo de disfrutar del presente. Fue la ausencia de estas visiones e iniciativas generosas lo que hizo de los años setenta una década tan triste.
De aquí que el discurso y la controversia sobre el significado de la modernidad, tan vitales hace una década, ahora prácticamente hayan dejado de existir.
Marx, Nietzsche y sus contemporáneos, experimentaron la modernidad como una totalidad en un momento en que sólo una pequeña parte del mundo era verdaderamente moderna. Un siglo más tarde, cuando el proceso de modernización llega a todos los rincones, podemos aprender mucho de los primeros modernistas, no tanto sobre su época como sobre la nuestra. Hemos perdido nuestro control de las contradicciones que ellos tuvieron que captar con toda su fuerza, en todos los momentos de su vida diaria, simplemente para poder vivir.
Podría resultar que el retroceso fuera una manera de avanzar, que recordar los modernismos del siglo XIX nos diera la visión y el valor para crear los modernismos del siglo XXI.
Apropiarse de las modernidades de ayer puede ser a la vez una crítica de las modernidades de hoy y un acto de fe en las modernidades - y en los hombres y mujeres modernos - de mañana y pasado mañana.
Práctico de la Unidad III
Norberto Bobbio y otros bobbios.
Las clases sociales son una consecuencia de las desigualdades sociales, las cuales no son casuales y se manifiestan de manera sistemática y estructurada. Las diferencias se convierten en diferencias sociales cuando una sociedad toma estas diferencias como criterios para la asignación de los individuos a los diferentes roles sociales y se convierten en desigualdades sociales cuando estos roles se ubican en diversos niveles dentro de la jerarquía social.
No todas las desigualdades sociales dan origen a la formación de clase, sólo las desigualdades sociales que se reproducen al pasar de una generación a otra dan origen a la formación de clases.
Se puede hablar de clases sociales únicamente después de las revoluciones democrático-burguesas del siglo XIX. La relación de los hombres con la tierra, entendida como instrumento de producción, ha dejado de ser el criterio fundamental de asignación de los roles sociales, por lo que se puede decir que el surgimiento de la sociedad de clase coincide con la declinación de las sociedades basadas en la agricultura. El concepto de clase se introdujo como instrumento analítico por parte de los investigadores que observan la revolución industrial para interpretar las transformaciones sociales que llevaban a la formación del proletariado industrial.
La teoría de las clases en Marx
Las clases son la manifestación del modo de producción de la sociedad en el sentido de que el modo de producción mismo se define por las relaciones que intervienen entre las ciencias sociales y estas relaciones dependen de la relación de las clases con los instrumentos de producción. En una sociedad capitalista, las clases se reducen a dos: la burguesía y el proletariado. La presencia simultánea de distintos modos de producción en una misma sociedad se llama formación social. Mientras el concepto de modo de producir se concibe como correspondiente al nivel del análisis teórico de las grandes transformaciones sociales, el de formación social se ubica a nivel del análisis histórico. En el primer caso, el análisis de las clases tiende hacia la dicotomía de dos clases antagónicas; en el segundo, tendremos una pluralidad de clases o de agrupaciones dentro de las clases y el antagonismo dominante se articulará en varios antagonismos particulares, abriendo un espacio a la formación de alianzas entre las distintas clases y entre una clase y las partes disidentes de la clase antagónica.
Cada una de las clases se define por las relaciones que la unen con las demás, y estas relaciones dependen de la diversa posición que ocupan las clases en el proceso productivo.
Mientras la existencia de las clases se basa en la diversa posición que los hombres ocupan en el proceso productivo, el antagonismo de clases es un fenómeno político. La distinta ubicación respecto de los instrumentos productivos hace que los intereses de una clase sean distintos y opuestos a los intereses de la otra.
"Los individuos forman una clase sólo en el caso en que estén empeñados en una lucha común contra otra clase."
La identidad de los intereses no es suficiente para cimentar la existencia de una clase a menos que surja una comunidad y se forme una conciencia de clase. Una clase con conciencia de clase es una clase para sí, pero cuando no se consolida esta conciencia de clase, la clase sigue siendo una mera clase en sí, incapaz de manifestar reivindicaciones políticas colectivas.
Por el contrario, la gran fábrica capitalista producida por el incontenible proceso de concentración del capital ofrece las condiciones más favorables para el surgimiento de la conciencia de clase.
En general, se puede decir que la conciencia de clase tiende a formarse más fácilmente en donde son mayores los obstáculos para la penetración en la clase subordinada de las ideas de la clase dominante. La clase que domina el mundo de la producción es también la que domina en el ámbito político y la que produce las ideas culturalmente dominantes. La burguesía ha cumplido su propia función revolucionaria, pero una vez que se consolidó, abandonó su papel revolucionario y se convirtió más bien en un obstáculo en la senda del progreso. Sin embargo, la burguesía no puede dejar de producir la clase que está destinada a trastocar el dominio y a crear las premisas de una sociedad sin clase. Las clases son los sujetos del devenir de la historia. El concepto de clases proporciona los instrumentos para analizar las relaciones entre fenómenos económicos, políticos y culturales dentro del marco de un modelo dialéctico del devenir de la sociedad y de una teoría del curso de la historia.
Clases y capas en el análisis de Max Weber
Forman parte de una clase todos los que están colocados en la misma situación de mercado, es decir, que tienen las mismas posibilidades objetivas de acceso a los bienes limitados, disponibles en el mercado. La propiedad es una fuente frecuente de privilegios y discriminaciones en el mercado. No se puede hablar de clase más que en las sociedades en que se han desarrollado formas de economía de mercado; las clases son puros y simples agregados sociales que no necesariamente dan origen a la formación de grupos sociales efectivos.
Las clases no tienen como base la división social del trabajo sino la existencia de una situación competitiva de mercado. La identidad de intereses de clase no es suficiente para servir de base a la unidad de la clase como grupo social. Es posible que los individuos se comporten todos de manera semejante sin que esto implique ni una acción ni una organización común; se trata de una mera acción de masa. La clase se puede convertir en la base de una acción colectiva cuando se desarrolla un sentimiento comunitario de intereses o de destino y cuando este sentimiento alimenta una acción común en defensa de estos intereses.
Para Marx, la clase se ubica como elemento central del análisis de las relaciones entre lo económico, lo político, lo social y lo cultural y las líneas de clase constituyen por lo mismo divergencias sobre las que se debe analizar la estructura de la sociedad y su dinámica; para Weber, la clase sólo adquiere importancia dentro del ordenamiento político y del ordenamiento social.
Status comprende a todos los que gozan de un honor o prestigio social particular y se caracterizan por un estilo particular de vida, por la profesión que ejercen, etc. Los grupos de status constituyen siempre comunidades, se definen sobre la base de una forma específica de actuar. La pertenencia a un grupo de status depende de la posibilidad de disponer de alguna característica distintiva, cuyo acceso tiende a estar monopolizado y restringido por los que pertenecen a la misma capa. Las capas tienden a diferenciarse de acuerdo con la dificultad de adquirir la característica distintiva de la capa; cuando sólo puede adquirirse por nacimiento o por herencia, tendremos una capa cerrada, en cuyo caso podemos hablar de casta.
Los partidos políticos son asociaciones voluntarias cuyo fin es la conquista del poder, y pueden surgir basándose en intereses de clase o de capas. Weber analiza la estructura de las desigualdades sociales sobre la base de tres dimensiones: la riqueza, el prestigio y el poder.
La utilización del concepto de clase en la sociedad contemporánea.
Para identificar una clase social no basta aislar las características que son comunes a los miembros de la clase, sino que es necesario además ver si sobre la base de estas características los individuos manifiestan un sentimiento de comunidad y solidaridad, comparten un destino común y una común concepción de la sociedad, se reconocen a sí mismos como iguales y a los que no pertenecen a la clase como distintos.
Hay tres posibles categorías para clasificar las distintas imágenes de la estructura de clases: concepciones dicotómicas, esquemas de graduación y concepciones funcionales.
Se pueden construir estratos de acuerdo con la distribución de ciertos valores sociales, pero resulta difícil construir estratos de acuerdo con el grado en que se distribuye el poder en una sociedad.
Si el poder es un valor que suma cero y determina la distribución de los demás valores sociales, entonces las relaciones de clase son esencialmente relaciones de poder, y el concepto de poder presenta un aspecto unificador para identificar de manera sintética la estructuración de las desigualdades sociales.
Clase General. Jueves 18 de mayo.
El sistema capitalista le quita al siervo tanto los medios de producción como lo otro que le quitaba el señor feudal, pero a través de la plusvalía.
Para Marx la economía y las formas de producción son los acontecimientos fundamentales de la sociedad de la que van a surgir las relaciones de producción y una superestructura que brotará para asegurar la continuidad de ese modo de producción y la continuidad y reproducción de esas relaciones.
Weber dice que no se puede reducir a lo económico.
Marx dice que la revolución está protagonizada por la clase obrera que tomó conciencia para sí, y va a hacer pinga al burgués, etc.
El Estado surge como necesidad de la clase dominante, es Estado de clase. En la nueva sociedad va a desaparecer. Va a ser una sociedad sin clases y sin Estado.
Las fuerzas productivas (todos los insumos) y las relaciones sociales de producción, son la base económica de la estructura. Sobre esta base, brota una super estructura que constará ante todo de los aparatos ideológicos y de represión.
Los productos de la ideología son: el Derecho, la educación, los partidos políticos, la cultura, el arte, la religión, los medios de comunicación. Son productos históricos, por lo que no tienen valor universal, se lo encubre ideológicamente.
Gramsci: este modelo es más cierto para los principios históricos del proceso capitalista. El Estado no es fiel reflejo del sistema económico.
En realidad, la sociedad es sumamente compleja más allá de la división de clases burgués/proletario. Es un plexo de fuerzas en tensión.
No sé, acá le agrego otro resumen que hice para el recuperatorio.
Método inductivo.
Se basa en la observación de la naturaleza. El progreso científico es acumulativo. Al haber más datos, más información de la realidad, más progresa la ciencia. No sirve como método justificacionista. Los términos teóricos no pueden obtenerse por éste, ya que se basa en premisas singulares sin métodos teóricos. Para Popper no existe. Klymovsky reconoce que falla en el contexto de justificación, pero es inspirador e interesante para el descubrimiento.
Método hipotético deductivo.
Hipótesis es una afirmación cuyo carácter hipotético radica en que se lo propone sin su conocimiento de verdad o falsedad. Se plantea una hipótesis fundamental, se deducen hipótesis derivadas, obtenidas por un razonamiento estrictamente deductivo.
Las consecuencias observacionales serían los enunciados de primer nivel obtenidos de la hipótesis inicial, cuando ésta implica afirmaciones acerca de lo observable.
Para ver el grado de acierto de las consecuencias observacionales, se realizan las observaciones pertinentes. El método consiste en enfrentar problemas, proponer hipótesis, aplicar la lógica para averiguar qué implican, confrontar sus consecuencias con la realidad observable y refutar o corroborar.
Popper: una hipótesis es científica cuando es contrastable o bien aumenta la contrastabilidad de alguna teoría.
Lakatos: es posible descartar una hipótesis por el sólo hecho de que una observación pertinente se halle en desacuerdo con una consecuencia observacional. Hay un momento en que la comunidad científica decide no seguir contrastando la hipótesis para actuar con ella para solucionar problemas prácticos y cambiar la realidad.
Hecho: manera en que las cosas o entidades se configuran en la realidad, en instantes y lugares determinados.
Epistemología: estudio de las condiciones de producción y validación del conocimiento científico.
Metodología: búsqueda de estrategias para aumentar el conocimiento.
Contexto de descubrimiento: todo lo relacionado con circunstancias (personales, psicológicas, sociales, económicas, etc.) que pudiesen haber gravitado en la gestación del descubrimiento o influido en su aparición.
Contexto de justificación: aborda cuestiones de validación. Se vincula con la teoría del conocimiento y en particular con la lógica.
Contexto de aplicación: en él se discuten las aplicaciones del conocimiento científico, su utilidad, beneficio o perjuicio para la comunidad o especie humanas.
Enunciados científicos.
1° Nivel: su papel principal se refiere al control del conocimiento más que a la edificación del mismo a partir de datos e informes. Singulares o muestrales. Su verdad o falsedad es decidible.
2° Nivel: afirmaciones generales que establecen regularidades, uniformidades en conjuntos tan amplios que no son directamente accesibles.
Leyes empíricas que expresan regularidades.
3° Nivel: pueden ser singulares o generales, pero contienen al menos un término teórico.
Ley: (acepción ontológica) indica una regularidad presente en la realidad misma.
(acepción lingüística) designa un enunciado que expresa o pretende explicar alguna regularidad natural.
Trilema de Fries.
Este chabón enuncia tres argumentos para refutar el método inductivo en sus otros tres argumentos.
PRO | CONTRA | |
La inducción es un razonamiento correcto y transmite la verdad de las premisas a la conclusión | No se puede justificar desde el punto de vista lógico. Varios ejemplos hay en que premisas verdaderas llevan a conclusiones falsas. | |
Estamos en presencia de uno de esos principios científicos que en el método aristotélico se consideran autojustificables en virtud de su simplicidad y evidencia. | Puede ser un prejuicio o captación perturbada de la realidad. | |
El principio se justifica a partir de la experiencia o de los datos proporcionados por ella. | Se quiere justificar el método con el método mismo |
Teoría:
-
Conjunto de hipótesis tomado como punto de partida de una investigación, incluyendo la deducción de hipótesis derivadas y consecuencias observacionales.
-
Conjunto de todas las hipótesis formuladas por la hipótesis de partida y las que se puedan deducir de ella. También pertenecen a la teoría las consecuencias lógicas.
Campbell: conjunto de hipótesis teóricas puras, enunciados de 3° nivel. Estructura lingüística de naturaleza muy abstracta en que las palabras, vocablos y términos aludirán a entidades no observables, expresiones cuyo significado no sería directo o empírico.
Consta de dos partes: un núcleo teórico y las reglas de correspondencia.
Se puede deducir el enunciado que describe el hecho, de los principios de una teoría. La predicción se adelanta al conocimiento probado de los hechos.
Una teoría es aceptable desde el punto de vista metodológico si tiene consecuencias observacionales.
El status de enunciado tiene historia.
Para quien la formula, se halla en estado de problema.
Quien la formula, supone que ella es verdadera.
Kuhn.
Paradigma: matriz disciplinar. Conjunto de teorías, conceptos, taxonomía, que hacen que una ciencia produzca conocimiento.
Desplazó a la epistemología de su posición logicista tradicional a otra de carácter más sociologista y vinculada con la historia de la ciencia.
Pre - ciencia
Logro
Conversión
Ciencia Normal
Anomalías
Crisis
Emergencia
Gran parte de la discusión es una disputa epistemológica acerca de lo apropiado de los conceptos, lo útil y justo que es adoptar tal o cual conjunto de principios y de la importancia o no de cierta problemática. La discusión científica es fundamentalmente de naturaleza filosófica o metateórica.
De pronto un científico, debido a circunstancias que pueden variar según el contexto histórico, realiza un descubrimiento que tiene un peculiar éxito para resolver problemas no resueltos.
Paulatinamente, la comunidad científica que corresponde a la disciplina se convence de lo adecuado del logro obtenido en la segunda etapa.
Paradigma sería un logro científico consensualmente adoptado por una comunidad científica como guía sistemática para la realización de sus tareas, logro que posibilita la práctica normal de la ciencia.
El logro debería entenderse como algo con características lógico gnoseológicas, o sea, que "acerca a la verdad" o bien que tiene peculiar eficacia para resolver problemas. Como consecuencia de esta unión (ver ejemplo del ejército) los problemas que atacan los científicos se hacen cada vez más sofisticados y los resultados más potentes, a la vez que se discuten cada vez menos los fundamentos de la ciencia y los temas epistemológicos, ya que hay tácita unanimidad acerca de principios y métodos empleados para resolver problemas.
Bertrand Rusell afirma que la ciencia tiene dos formas sistemáticas de avanzar: la ordinaria, que parecería responder a la descripción kuhniana de ciencia normal, y la otra, que consistiría en volver periódica y sistemáticamente a los principios de la ciencia para, en cada momento, aunque parezca innecesario, preguntarse por qué los hemos adoptado y cuál es la razón por la que los empleamos.
El resultado de esta táctica puede conducir a la modificación de las teorías y al consiguiente progreso científico.
Cuando se constituye un paradigma, un hecho es un logro científico, si y sólo si implica la necesidad de cambiar de teoría.
En cuanto a su noción de paradigma, la posición kuhniana es fundamentalmente sociologista, pues lo concibe como una estructura en la que, parcialmente, puede haber elementos lógicos, pero que es adoptada por la comunidad científica, por un peculiar tipo de conducta social, el consenso o compromiso.
La aceptación del paradigma y la unanimidad con que se lo utiliza en las investigaciones científicas se alcanza por medio de una suerte de iluminación y no como consecuencia de una actividad crítica basada en consecuencias lógico empíricas.
Para no ser acusado de irracionalista, en algunos escritos admite que en los cambios de actitudes que llevan a adoptar un paradigma, inciden ciertas vertientes racionales, consideraciones lógicas y recursos a la observación.
Holista. Kuhn considera que un paradigma es realmente una concepción totalizadora acerca de la parte de la realidad en estudio, y que, en cierto modo, tal articulación es una modificación de la totalidad (porque al científico le interesa articular el paradigma).
Él dice que el cambio de paradigma es por medio de saltos.
La rearticulación es necesaria para que el paradigma mantenga su coherencia y se vuelva más potente.
Anomalía en el lenguaje kuhniano, es algún aspecto de la investigación que no puede ser articulado con el paradigma aunque su naturaleza puede ser muy diversa. Frente a tales inconvenientes, la actitud inicial de los científicos no consiste en cuestionar el paradigma, sino en denegar e ignorar dichos inconvenientes.
Las anomalías se hace frecuentes y no le las puede negar. La situación comienza a producir cierta insatisfacción.
Pone en peligro el paradigma, que ahora es contemplado críticamente. Aparecen los subparadigmas, y nuevamente discusiones epistemológicas, las cuestiones de principio en fundamento de la ciencia. La comunidad científica no abandona el paradigma en crisis hasta que no aparece uno nuevo.
De pronto algún científico realiza una transformación de la manera de pensar habitual, cambia principios, conceptos, modos de entender y valorar la experiencia, y hasta el manejo de los instrumentos. Puede comenzar la superación de la crisis, ha nacido un paradigma nuevo.
Etc.
En los puntos 8, 9 y 10 se da la revolución científica.
Tanto Popper como Kuhn son discontinuistas.
La unidad de análisis de Kuhn (el paradigma) es más fuerte que la de Popper (la teoría). Kuhn es un epistemólogo que funda sus tesis en la realidad histórica y en el comportamiento social de los científicos. Popper se ocuparía fundamentalmente de la articulación lógica del pensamiento en determinados momentos de la historia, pero analizada con preocupación metodológica.
Inconmensurabilidad del paradigma: la forma en que el paradigma divide, articula y clasifica la realidad a través de la teoría central, el sistema de valores, el equipo de conceptos, el tipo de instrumentos empleados, etc., impide a los no conversos comprender qué discuten los conversos y viceversa, por lo tanto, dialogar, por carencia de un lenguaje común.
Cada paradigma reserva un estanco cerrado y no hay modo de salir de él para discutir con quién habita el estanco de al lado.
El racionalismo de Popper radica en su creencia de que la experiencia y la deducción lógica, en la estrecha simbiosis que el método supone, basta para poder comparar teorías rivales y decidir entre ellas.
Kuhn no acepta la existencia de un procedimiento racional, neutral y típico que permita la comparación de teorías y por tanto, una discusión orgánica, destinada a escoger entre ellas.
Sería posible aceptar que mecanismos tales como la comprensión, la adecuación a la experiencia y la sensibilidad a la eficacia, forman parte de una racionalidad en un sentido más amplio que el tradicional.
Kuhn: el científico discute los hechos tal como se le presentan a través de un paradigma. La realidad no desempeña papel alguno en la ciencia (en sentido absoluto e independiente de la labor del científico.)
El concepto aristotélico de "verdad" es inútil a la ciencia. No podemos abandonar el paradigma para captar la realidad con la que queremos comparar nuestros enunciados. Tal comparación significaría aprehender el paradigma desde fuera de él, desde otro paradigma, con lo cual se modificaría a la vez nuestra noción de realidad.
No concibe algo semejante al progreso, entendido como un acercamiento por aproximaciones sucesivas a la realidad, sólo aceptaría que el desarrollo de la ciencia es una secuencia histórica en la cual, a través de las revoluciones científicas, los paradigmas se sustituyen por otros mejores. Esta valoración ("mejor") surgiría de la comparación entre el éxito de la ciencia normal regida por un paradigma y la ciencia normal regida por otro paradigma. Mayor eficacia en resolución de problemas.
Si los paradigmas son inconmensurables: ¿Cómo sabemos que el nuevo paradigma resuelve el mismo problema que el anterior no pudo resolver? ¿Existe manera de concebir los problemas independientemente del paradigma en que nos hallemos?
Kuhn parece suponer que hay modos de captar la eficacia de un instrumento con cierta independencia de cuestiones conceptuales. Se podría hablar de un cierto progreso relativo a medida que transcurren los paradigmas.
Historicismo.
Difiere del positivismo. La diferencia entre ciencias del espíritu y ciencias de la naturaleza hace imposible la utilización de la misma metodología para ambas.
En las ciencias del espíritu, el sujeto es parte del objeto estudiado. Le son propios: historicidad y cultura.
El método se debe basar en la comprensión. Las ciencias de la cultura estudian el conjunto de valores que diferencian la realidad social de la natural. El método se centrará en la comprensión del significado de los elementos de la cultura.
Weber: necesidad de construir una ciencia social objetiva, teniendo en cuenta que la actividad humana está provista de significado y teñida de valores, que responden a circunstancias históricas y culturales particulares.
Materialismo Histórico.
El método materialista propone entender la naturaleza humana en su carácter concreto histórico, para comprender los mecanismos de la formación de las sociedades y los cambios que tienen lugar en estas. Estos cambios son de naturaleza dialéctica, ya que en las sociedades se producen conflictos que se resuelven por medio de transformaciones fundamentales de la estructura económico social.
Dialéctica: metodología que permite el conocimiento del desarrollo de lo real.
El pensamiento reconstruye el movimiento de lo real para poder conocerlo y comprenderlo. En Hegel el pensamiento parte de la idea abstracta que se realiza en la historia concreta para luego volver enriquecida a la idea de realidad.
En Marx el pensamiento parte de la historia concreta y evoluciona hacia lo abstracto (la idea) que retorna a lo concreto.
Conflictos sociales es lo propio de la historia y no el pretendido orden de los positivistas.
Interpretativismo.
Necesidad de comprensión del sentido de la acción social en el contexto del mundo de la vida y desde la perspectiva de los participantes.
Husserl critica al positivismo que pretende naturalizarlo todo, hasta el mundo circundante que es una formación espiritual en nosotros y en nuestra vida histórica.
Dilthey entiende que el positivismo tiene a lo espiritual sólo como efecto colateral. Tanto el materialismo como el naturalismo se transforman en el positivismo determinado por las ciencias naturales.
No se pueden hacer predicciones ni generalizaciones, "porque la explicación histórica no es la aplicación de generalizaciones y teorías a casos particulares, es la búsqueda de relaciones internas".
Weber: comprensión, por un lado, del contexto y significado cultural de sus distintas manifestaciones y por otra, de las causas que determinaron históricamente que se haya producido así y no de otra forma. La captación de la conexión de sentido es el objeto de la sociología.
Del Teórico III
Göran Therborn
Hay tres enfoques básicos para el estudio del poder político. ¿Quién tiene el poder?, sería el enfoque subjetivista, ya que trata de localizar al sujeto del poder.
El segundo enfoque pasa por el ¿cuánto?, e insiste en el "poder para" antes que en el "poder sobre" y en el intercambio y la acumulación de poder antes que en su distribución. Sería el enfoque económico.
El enfoque materialista histórico, marxista, a diferencia de los otros dos, tiene el punto de partida en los procesos sociales de reproducción y transformación. Su pregunta podría ser ¿cuál es el carácter del poder y cómo se ejerce? Busca definir la naturaleza del poder. "El Capital" fue escrito para poner al descubierto las leyes económicas de las transformaciones de la sociedad moderna. El punto central es el capital, las relaciones de producción históricamente específicas, ligadas de una determinada manera con las fuerzas productivas, el Estado y el conjunto social de ideas.
Los marxistas se interesan por la relación entre las clases y el poder del Estado a causa de una razón muy concreta. El Estado es una institución material, separada, que funciona como punto nodal de las relaciones de poder existentes dentro de la sociedad. El Estado no posee poder alguno, es una institución en la que se concentra y ejerce el poder social. Estado y clases se condicionan mutuamente; donde no hay clases no hay Estado. En las sociedades de clases, las relaciones sociales son relaciones de clase. Todo Estado tiene un carácter de clase y toda sociedad de clases, una clase dominante. Busca identificar la clase dominante y el carácter de clase del poder del Estado para descubrir las estructuras y relaciones sociales características que promueve y protege la fuerza material del Estado, y para determinar las condiciones bajo las cuales pueden ser cambiadas o abolidas.
El enfoque del materialismo histórico puede ser comparado con los otros dos en lo que respecta a su valor analítico. Podemos estudiar los tres desde la perspectiva amplia y general del "poder para" y "poder sobre". El fallo fundamental de los enfoques no marxistas radica en que no captan sus propias limitaciones. Sus logros se refieren a concreciones y casos especiales de la problemática general del materialismo histórico y son susceptibles de ser incorporados por éste.
Una vez localizado el sujeto más influyente del poder tropezamos con otro problema. ¿Qué hace este sujeto del poder con su poder? ¿Cómo gobiernan los gobernantes? ¿Adónde dirigen los dirigentes a sus dirigidos?. En las exposiciones no marxistas toda esta gama de preguntas es pasada por alto o se la trata de un modo claramente inadecuado.
¿Poder para qué? Poder para realizar los propios intereses. ¿Cuáles son los intereses de un dictador militar o fascista, o los de un jefe de gobierno democrático? A corto plazo, permanecer en el poder. Pero eso no aclara el problema.
Al ignorar el problema del "poder para", los enfoques no marxistas tienden a ser incapaces de dar cuenta del cambio social histórico. Los teóricos clásicos del elitismo sostienen que la sociedad no cambia. Describen un ciclo eterno de aparición, dominación, degeneración y caída de las elites y tienden a reducir el pueblo y la sociedad a la biología.
Es un hecho que la sociedad humana ha cambiado en el curso del tiempo y ha adoptado una serie de formas diferentes. La ciencia social debe analizar esas variantes históricas y su proceso de transformación, y esta tarea no podrá cumplirse si se toman como punto de partida la psique, la voluntad y los intereses de los sujetos del poder. Hay que poner a estos sujetos en relación sistemática con el contexto histórico social en el que dominan. Esto es lo que interesa al marxismo.
Para el materialismo histórico, las clases son portadoras de determinadas relaciones de producción. Identificar a la burguesía como clase dominante supone localizar el poder del Estado dentro de la matriz dinámica y las contradicciones del capitalismo, en una fase y en una coyuntura dadas. Cada gobierno está en relación con una determinada clase dominante, dentro de una matriz histórico-social específica, que circunscribe lo que hace el Estado y determina las posibilidades de cambio.
Desde un punto de vista, los análisis no marxistas se ocupan implícitamente de una serie de importantes especificaciones de la dominación de clases, pero desde otro, parecen ocuparse de facto de un caso especial de esa dominación de clase.
La fragmentación interpersonal de la toma de decisiones no implica necesariamente que la estructura de los acontecimientos sea aleatoria o amorfa. Un supuesto básico de la ciencia social es que todo lo que ocurre dentro de la sociedad humana sigue ciertos patrones y es susceptible de ser comprendido recurriendo al análisis científico.
Poca es la ayuda que nos brinda la observación de que aparte de la intervinculación de los miembros de los grupos cohesivos de poder, existe otro tipo de identidad interpersonal que consiste en la comunidad de ideas, en el consenso sobre los valores, puesto que en las sociedades contemporáneas ese consenso es extremadamente general y abstracto, y todavía no se ha explicado con exactitud cómo aparece, cómo funciona ni cómo se conserva.
Marx mantenía que el estudio de una determinada sociedad no debe centrarse sólo en sus sujetos o en su estructura, sino también y al mismo tiempo, investigar sus procesos de reproducción. Es significativo que sea al examinar estos últimos proceso cuando Marx analiza las relaciones de explotación y dominación de clase.
La producción capitalista, no sólo crea mercancías y plusvalor, sino que produce y reproduce la propia relación del capital. Por un lado, el capitalista; por el otro, el salariado. El aspecto de la cosa es diferente cuando examinamos la producción capitalista en la fluencia ininterrumpida de su renovación y tomamos en cuenta a la totalidad de la clase capitalista, y frente a ella, a la clase obrera. Pero con esto aplicaríamos una pauta que es totalmente extraña a la producción de mercancías.
El análisis de la reproducción nos permite explicar cómo pueden estar interrelacionados los diferentes momentos del ejercicio del poder dentro de la sociedad. Está unidos entre sí, por sus efectos reproductivos. Unas determinadas relaciones de producción pueden ser reproducidas aun en el caso de que la clase explotadora no controle el gobierno en ninguno de los sentidos convencionales de esta expresión.
Un par de chabones escriben sobre el concepto de clase de Weber: Al localizar el problema de las clases en el mercado y en los flujos de ingresos y propiedad, Weber apunta hacia la producción y su unidad moderna, la empresa capitalista. Weber está de acuerdo con Marx en esta cuestión. Gracias a esta tajante distinción entre clase y status, y a su diferenciación entre tipos de clase y tipos de grupos de status, Weber logra refinar los problemas de estratificación en un grado no superado hasta el momento. En el capitalismo el mercado es intrínsecamente una estructura de poder, en la que la posesión de ciertos atributos da ventaja a algunos grupos de individuos con respecto a otros. Hay dos aspectos principales en los que el análisis de Weber difiere del modelo abstracto de Marx sobre las clases. El primero se refiere a la diferenciación entre clase, status y partido; el segundo, es que, aunque Weber utilizar para ciertos fines un modelo dicotómico que en ciertas características generales se parece al de Marx, su punto de vista subraya enérgicamente una concepción pluralista de las clases.
Weber define las clases en función de la posición que ocupan en el mercado. No obstante, corresponde siempre al concepto de clase el hecho de que las probabilidades que se tienen en el mercado constituyen el resorte que condiciona el destino del individuo. La situación de clase significa la posición ocupada en el mercado.
El análisis de Marx va por un camino muy distinto. El consumo de la fuerza de trabajo, al igual que el de cualquier otra mercancía, se efectúa fuera del mercado o de la esfera de la circulación. Abandonamos, por tanto, esa ruidosa esfera, instalada en la superficie y accesible a todos los ojos, para dirigirnos junto al poseedor de dinero y al poseedor de fuerza de trabajo, siguiéndoles los pasos, hacia la oculta sede de la producción, en cuyo dintel se lee "Prohibida la entrad, salvo por negocios". Veremos aquí no sólo cómo el capital produce, sino también cómo se produce el capital.
El punto central del análisis son las relaciones de producción. Su concepto de las clases se basa en su función como agentes de las relaciones de producción dentro del proceso social de reproducción y cambio. Para entender las características de las dos clases, hay que comprender la ley del movimiento del capital y del trabajo asalariado.
Para Weber, las clases no son agentes de ningún mecanismo socioeconómico específico, sino sujetos del mercado (aunque sólo parcialmente conscientes de su identidad común) cuyas oportunidades de negociación están determinadas por las diferentes propiedades o adquisiciones de las que disponen. En consecuencia, la clase a la que pertenece A es función de la pregunta: ¿Cuánto tiene? ¿De qué magnitud son sus recursos en el mercado?, mientras que para Marx, el factor crucial es la pregunta ¿Qué hace? ¿Cuál es su posición en el proceso de producción?
Para Weber, la clase y el estamento son cosas opuestas. Los estamentos tienen su origen en las sociedades no capitalistas, son contrarios a la racionalidad del mercado y su supervivencia en el mundo moderno entorpece el libre desarrollo del capitalismo. En cambio, una pluralidad de hombres cuyo destino no esté determinado por las probabilidades de valorizar en el mercado sus bienes o su trabajo, como ocurre con los esclavos, no constituye en el sentido técnico una clase, sino un estamento.
Mientras las clases lucrativas florecen sobre el suelo de la economía de mercado, los estamentos nacen y subsisten preferentemente sobre el suelo de las asociaciones con economía de consumo litúrgico monopolista, feudal o patrimonial - estamental. Toda sociedad estamental es convencional, ordenada por las reglas del tono de vida; crea condiciones de consumo económicamente irracionales e impide de esa manera la formación del mercado libre por la apropiación monopolista y por la eliminación de la libre disposición sobre la propia capacidad adquisitiva. Constituyen un obstáculo para la consecuente realización del principio estricto del mercado los llamados estamentos.
En términos marxistas, la distribución del honor estamental representa una dimensión del funcionamiento de la ideología dentro de la sociedad. La mencionada distribución no responde a las valoraciones morales del conjunto de la población, sino fundamentalmente a las valoraciones de los miembros de la clase dominante. La dicotomía weberiana entre clase de mercado y honor estamental, que procede de la dicotomía entre feudalismo y capitalismo en cuanto tipos económicos ideales neoclásicos, entorpece un análisis del funcionamiento de la ideología en las sociedades de clase capitalistas. La ideología desempeña un papel intrínseco y central en la reproducción y en las luchas de clases de la sociedad capitalista y no un papel externo y disfuncional como sugiere la concepción weberiana, inspirada en el marginalismo de la racionalidad capitalista. Por otra parte, parece haber poca base para suponer a priori que el papel efectivo de la ideología es reducible a la estratificación del prestigio; o incluso para suponer que esta última tiene mayor importancia que, por ejemplo, la estructuración de la visibilidad de los logros y las recompensas, la formación de la autoconfianza y las aspiraciones individuales y colectivas, o la canalización del descontento. La distinción de Weber entre clase y estamento no atribuye una importancia excesiva, sino más bien excesivamente pequeña al papel de los valores sociales en el análisis de las clases.
Los fenómenos de la distribución del poder dentro de una comunidad están representados por las clases, los estamentos y los partidos. Weber concibe la política como una actividad de interesados. En esto no nos referimos al concepto de interesados económicos, se trata de interesados políticos, o sea, ideológicamente o en el poder orientados como tales.
Pueden tomarse como ejemplos clásicos de puros partidos de patronazgo en el Estado moderno a los dos grandes partidos norteamericanos. Los partidos con fines objetivos o con una concepción del mundo tienen una fuerte dosis de intereses de clase.
Herman Heller
Teoría del Estado.
En la Edad Media no existió el Estado en el sentido de una unidad de dominación, independientemente en lo exterior e interior, que actuara de modo continuo con medios de poder propios, y claramente delimitada en lo personal y territorial.
Se suele considerar al Estado estamental de la Edad Media como un Estado dualista, aunque es más bien una poliarquía. Casi todas las funciones que el Estado moderno reclama para sí hallábanse repartidas entre la Iglesia, el noble propietario de tierras, los caballeros, las ciudades y otros privilegiados. El poder central se vio privado de casi todos los derechos de superioridad, siendo trasladados a otros depositarios que tenían carácter privado.
Los reinos y territorios de la Edad Media eran unidades de poder político sólo intermitentemente, e incluso durante siglos, sólo excepcionalmente. Su poder estaba limitado, en lo interno, por los numerosos depositarios de poder feudales, corporativos y municipales, y, en lo exterior, por la Iglesia y el emperador.
El hecho de que la Iglesia representara durante siglos la única organización monista de autoridad, en un mundo en que el poder estaba disgregado a la manera feudal, no fue la causa menos poderosa de su supremacía.
Fue también desconocida la idea de una pluralidad de Estados soberanos coexistiendo con una igual consideración jurídica. Todas las formaciones políticas se consideran subordinadas al emperador.
Sin embargo, los señoríos feudales de nobles, caballeros y eclesiásticos, y más tarde también las ciudades, supieron oponerse en forma mucho más eficaz al nacimiento de una organización política firme y de un poder estatal independiente. Y con la disolución del imperio carolingio se instaura en el continente una feudalización de los oficios reales. El resultado final es un conglomerado de numerosas unidades de dominación conexionadas entre sí por el flojo vínculo feudal.
En el "Estado" feudalizado, cada una de sus baronías formaba un "Estado aparte".
Los tribunales de las cortes de los señores territoriales, la justicia exenta del clero, los tribunales del pueblo, los tribunales municipales y el tribunal real, dictan sus sentencias con una independencia casi absoluta unos de otros y según sus propias representaciones jurídicas.
El Estado estamental supera esa disgregación del poder, reuniendo a los depositarios estamentales de éste en corporaciones, los estamentos, pero con el fin de oponerlos al príncipe. Como todos los grandes cambios políticos, se remonta éste a una revolución social que tuvo lugar en el siglo XIII. En lugar del antiguo noble hereditario aparecen los nuevos estamentos profesionales, el estamento de los caballeros que surge de los feudatarios no libre y que recoge partes de la antigua nobleza, y la burguesía de las ciudades que gana poder a causa de la aparición de la economía monetaria y crediticia. En lo sucesivo las funciones políticas y los derechos de mando se transmiten por herencia con la tierra o se enajenan aparte. De este modo, los caballeros y las ciudades tiene la posibilidad de adquirir ventajas de carácter público, cargos y derechos, de la mayoría de los príncipes cargados de deudas. Los nuevos estamentos privan a los príncipes de la base económica de su poder al arrebatarles, la facultad impositiva. En el siglo XIV las uniones estamentales se convierten en los grupos internacionales de intereses del clero, de los caballeros y de los burgueses que rompen en todas partes el carácter político cerrado de los territorios.
Complétase así el dualismo del "Estado" estamental, compuesto de dos a más organizaciones de poder independientes entre sí. Ambas partes, príncipe y estamentos, afirman tener el mejor derecho, ambas disponen de un completo aparato propio de poder: funcionarios, tribunales, finanzas propias e incluso ejército y representación diplomática propios.
La aparición del poder estatal monista se produjo según formas y etapas muy distintas en las diversas naciones. Los orígenes propiamente dichos del Estado moderno y de las ideas que a él corresponden hay que buscarlos en las ciudades repúblicas de la Italia septentrional en el Renacimiento. De Florencia era Nicolás Maquiavelo, cuyo Príncipe introduce en la literatura el término lo stato para designar el nuevo status político, a la vez que analiza, de una manera sumamente viva, la ragione di stato de la Edad Moderna.
A partir del Renacimiento, las poliarquías se convierten en unidades de poder continuas y reciamente organizadas con un solo ejército que era permanente, una única y competente jerarquía de funcionarios y un orden jurídico unitario, imponiendo además a los súbditos el deber de obediencia con carácter general. A consecuencia de la concentración de los instrumentos de mando, militares, burocráticos y económicos, en una unidad de acción política, surge aquel monismo de poder, que diferencia de manera característica al Estado de la Edad Moderna del Territorio medieval.
La evolución que se llevó a cabo, en el aspecto organizatorio, hacia el Estado moderno, consistió en que los medios reales de autoridad y administración se convierten en propiedad pública y en que el poder de mando que se venía ejerciendo como un derecho del sujeto se expropia en beneficio del príncipe absoluto primero y luego del Estado.
Mediante la creación de un ejército mercenario permanente, cuya existencia depende del pago, el señor se hace independiente del hecho aleatorio de la lealtad de sus feudatarios, estableciendo así la unidad de poder del Estado en lo militar. La caballería había perdido ya su función político militar a causa de la transformación de la técnica guerrera. Los gastos que imponía la nueva técnica de las armas exigen la organización centralizada de la adquisición de los medios necesarios para la guerra, lo cual suponía una reorganización de las finanzas.
Las tropas feudales se ven sustituidas por una organización firme y continua del ejército cuyos medios de guerra se concentran en las manos del Estado.
Lo que aconteció en lo militar, cuyo despliegue unitario de poder fue posible gracias a una organización racional y planificada que emanaba de un centro de mando sucedió también en las demás zonas de la administración, en las que se hizo necesaria la eliminación del carácter feudal mediante la racionalización técnica de la concentración de poder político.
El perfeccionamiento de la técnica administrativa sólo era posible mediante una división del trabajo. El instrumento más eficaz para lograr la independización de la unidad de poder del Estado fue la jerarquía de autoridades ordenada de modo regular, según competencias claramente delimitadas y en la que funcionarios especializados, nombrados por el superior y económicamente dependientes, consagran su actividad de modo continuo y principal a la función pública que les incumbe cooperando así a la formación consciente de la unidad del poder estatal. Mediante la burocracia se elimina la mediatización feudal del poder del Estado y se hace posible establecer el vínculo de súbdito con carácter general y unitario.
Según se dijo el ejército permanente y la burocracia de carácter continuo suponen la planificación de la administración financiera del Estado. Pues la permanencia y seguridad de la concentración de poder mediante funcionarios civiles y militares se halla garantizada sobre todo por el hecho de que el funcionario depende, para su subsistencia económica, del sueldo mensual. La Administración medieval no conoció los presupuestos. El Estado estamental tampoco conoció la distinción entre los gastos e ingresos públicos y los privados del señor, ni un patrimonio independiente que perteneciera al Territorio y al Estado. Los estamentos sostenían como fundamental derecho suyo el estar libres de toda imposición, y las aportaciones que otorgaban al señor territorial eran concesiones voluntarias y por una sola vez. Era, por ello, indispensable la constitución de un patrimonio del Estado y el aseguramiento de una tributación regular. Pero uno de los procesos más decisivos lo constituye el hecho de que el príncipe, pasando por alto todos los privilegios, haya obligado, en las asambleas, a las corporaciones estamentales, muy debilitadas ya desde mediados del siglo XV, a dar su aprobación al establecimiento de impuestos generales y aplicables a todos los súbditos, sin tener en cuenta su nacimiento ni el estamento a que pertenecieran. Con este objeto principalmente, trataron los señores territoriales de convertir la asamblea en una corporación que, en lo posible, pudiera tener una voluntad unitaria, lo que los obligó a procurar dar validez al principio de las mayorías. Hacia mediados del siglo XVI, los príncipes consiguen ya emancipar por completo la base económica del poder estatal, y establecieron impuesto sin contar con la aprobación de los estamentos.
La dependencia político económica del señor territorial respecto a los estamentos, basada en parte en la descentralización y disgregación que eran una consecuencia de la economía natural, sólo pudo ser superada gracias al desarrollo de la economía capitalista monetaria. Así la circulación del dinero se vio estimulada por el establecimiento regular de tributos y la producción de mercancías por el hecho de que los grandes ejércitos mercenarios uniformados, con sus armas cada vez más tipificadas, creaban la posibilidad de enormes ventas en masa. Pero además, en virtud de la política mercantilista que siguió el Estado, se fomentó de modo consciente e intencionado el desarrollo capitalista a fin de fortalecer el poder político.
El Estado sólo podía independizarse como unidad de acción militar, económica y política bajo la forma de una independización como unidad de decisión jurídica universal. La disgregación política del Imperio de y los Territorios había acarreado una extraordinaria disgregación jurídica y una intolerable inseguridad en el derecho. "Una ordenación común para el país y un derecho igual"; "que casi cada gobierno y oficio... tiene sus usos y costumbres peculiares que no concuerdan con los de los otros, con lo cual las contiendas y pleitos no tienen fin". La unificación general, para todo el territorio y regulada desde el centro, de toda la actividad relevante para el poder del Estado, requiere la existencia de un jus certum válido para todo el territorio del Estado, un sistema de reglas unitario, cerrado y escrito, en el que, hasta donde sea posible, toda regla particular se ordene sistemáticamente en la unidad del todo. Por otra parte la colaboración de toda la jerarquía de funcionarios, según el principio de la división de trabajo, hace precisa una ordenación jurídica racional y planificada. Y asimismo, la economía capitalista del dinero reclama, tanto para el derecho privado como para la Administración, la previsibilidad, extendida a un territorio lo más amplio posible, de un derecho sistematizado. Apareció así una jurisdicción relativamente previsible, a cargo de una clase especial de juristas que sentenciaban basándose en normas racionales. Se produjo un aumento considerable de seguridad jurídica y se estableció la paz territorial perpetua (1495). La codificación dispuesta por el príncipe y la burocratización de la función de aplicar y ejecutar el derecho, eliminaron finalmente el derecho del más fuerte y el de desafío, e hicieron posible la concentración del ejercicio legítimo del poder físico en el Estado, fenómeno que se señala como una característica típica del Estado moderno.
El pensamiento jurídico medieval no conoció las distinciones entre derecho público y privado, entre contrato y ley, entre derecho y juicio, ni siquiera requería la vida de entonces una diferenciación precisa entre derecho objetivo y derecho subjetivo. Sólo al surgir la unidad autónoma del poder del Estado moderno se le pudo reclamar con sentido, como un especial sujeto de derecho caracterizado por su autoridad.
En cambio sí es completamente nueva la regulación consciente y planificada de la estructura concreta de la unidad política en una ley constitucional escrita.
La unidad jurídica y de poder del Estado fue, en el continente europeo, obra de la monarquía absoluta. El proceso de la independización organizadora del poder público del Estado significa, a la vez, una emancipación relativa del poder del Estado respecto a los estamentos, hasta entonces relativa del poder del Estado respecto a los estamentos, hasta entonces dominantes. Obligados éstos por el absolutismo a someterse al poder central, tienen que admitir una nivelación con todos los demás súbditos. En la época absolutista en que nació el Estado moderno no puede ser éste considerado, en manera alguna, como un instrumento de opresión de la clase dominante. La concentración de los medios de dominación y especialmente la creación jurídica, en las manos del rey absoluto, la constitución del Estado como unidad jurídica, iban de hecho acompañadas necesariamente de una mayor o menor igualdad jurídica formal. Y cuando se realizó la igualdad jurídica en la colaboración política de los súbditos, y la burguesía, primero y, poco después, el proletariado, llegaron a ejercer influjo creciente en la función de la creación jurídica central y unitaria, surgió un nuevo problema, hasta entonces desconocido en la historia de Europa, y que se refería a la forma del Estado.
La cuestión que se planteó fue la de cómo había que hacer para que el poder del Estado afirmara su independencia política frente a las amenazas de los poderes económicos privados que había crecido poderosamente. Puede decirse que hasta el siglo XIX los poderes de dominación política y económica (Encabezando el Ranking: Tito Rodríguez, Si tu no estás) estaban reunidos siempre en las mismas manos. El absolutismo, que por medio de la política mercantilista convirtió al Estado en el más fuerte sujeto económico capitalista, hizo de los medios de dominación política un monopolio del Estado y arrebató a los estamentos sus privilegios públicos de autoridad. Pero no sólo dejó a los señores feudales al capital agrario sino que fomentó el nacimiento de un poder económico burgués muy potente, en la forma del capital móvil financiero, comercial e industrial, al que el Estado liberal dio luego casi absoluta libertad de acción.
La fuerza del capital domina los medios de autoridad política del poder del Estado democrático. Los dirigentes de la economía tienen a su disposición en la democracia política, el volumen de poder político que le dan sus votos. El poder del capital les permite dirigir la opinión pública de modo indirecto, valiéndose de las cajas de los partidos y de los periódicos, del cine, de la radio y de otros muchos medios de influir en las masas, con lo cual adquieren un enorme poder político. También pueden ejercer un influjo político formidable, de un modo directo, por la presión de su potencialidad económica sobre el poder del Estado, como mediante la financiación de la acción directa de fuerzas de choque de carácter político-militar, o también por su competencia en materias técnico-económicas que los sitúa por encima de la burocracia y mediante sus grandes relaciones internacionales.
Esta separación del mando político y el económico constituye el estado de tensión característico de la situación presente de la democracia capitalista. De un lado, las grandes masa quieren someter a su decisión política también la economía, y para ello, la legislación democrática les proporciona los motivos legales necesarios. Por el contrario, los dirigentes de la economía declaran intolerable la influencia político-democrática en ella y aspiran a conquistar el poder político directo uniéndolo así con el económico que ya poseen.
Sociedad Civil, Estado y Sistema Político
Juan Carlos Portantiero (éste chabón es re-colgado)
A mediados de los sesenta, decae el concepto de Estado como unidad analítica central de la ciencia política. El Estado quedaba reducido a un concepto vacío y neutro. El drama de la ciencia política contemporánea es "ser una disciplina en busca de su identidad".
El concepto de Poder tampoco parecía ya servir, dada su excesiva amplitud que lo hacía desbordar los límites de la política. El concepto de "sistema político" buscaba ocupar el centro de la construcción teórica normal.
La desestatización se sostiene sobre una concepción que postula una homogeneidad básica de intereses sociales y un desplazamiento e la idea de coacción a favor de la idea de consenso.
La política se convierte en una instancia integradora que adjudica metas a la sociedad y el Estado se transforma en un grupo entre grupos ligados entre sí por relaciones de poder. Así, el concepto de "sistema político", en su versión norteamericana, culmina una larga tradición de pensamiento ideológicamente pluralista, que primero disolvió al Estado en el Gobierno y luego definió el espacio de la esfera política, sin recurrir centralmente a ninguno de los dos conceptos.
Este tipo redacta muy mal.
La Sociedad Civil
Norberto Bobbio
La expresión "sociedad civil" es uno de los términos de la gran dicotomía sociedad civil/Estado. No se puede determinar su significado ni delimitar su extensión más que refiriendo y delimitando al mismo tiempo el término "Estado". Negativamente, se entiende por "sociedad civil" la esfera de las relaciones sociales que no está regulada por el Estado, entendido como el conjunto de los aparatos que en un sistema social organizado ejercen el poder coactivo. A la noción restrictiva de Estado, que permite la formación y asegura la persistencia de la gran dicotomía, concurre el conjunto de las ideas que acompañan el nacimiento del mundo burgués: la afirmación de derechos naturales que pertenecen al individuo y a los grupos sociales independientemente del Estado y que como tales limitan y restringen la esfera del poder político; el descubrimiento de una esfera de relaciones interindividuales, como son las relaciones económicas, para cuya reglamentación no es necesaria la existencia de un poder coactivo porque se autorregulan. La sociedad es creada por nuestras necesidades y el Estado por nuestra maldad. "Sociedad civil" en cuanto esfera de las relaciones sociales, diferente de la esfera de las relaciones políticas, se debe a escritores alemanes, que escriben en una lengua en la que bürgerliche Gesellschaft significa al mismo tiempo sociedad civil y burguesa.
Debido a que el término "sociedad civil" nació de la contraposición entre una esfera política y una esfera no-política, es más fácil encontrar una definición negativa que una positiva de ella. La identificación de lo no-estatal con lo pre-estatal, se quiere decir que antes del Estado hay diversas formas de asociación que los individuos forman entre sí para satisfacer sus más diversos intereses y sobre los cuales el Estado se sobrepone para regularlas, pero sin obstaculizar su desarrollo e impedir su renovación continua. En la identificación de lo no-estatal con lo anti-estatal, la sociedad civil adquiere una connotación axiológicamente positiva e indica el lugar donde se manifiestan todas las instancias de cambio de las relaciones de dominio, donde se forman los grupos que luchan por la emancipación del poder político, donde adquieren fuerza los llamados contrapoderes. Además se puede dar una connotación axiológicamente negativa, cuando se toma en cuenta el punto de vista del Estado y se consideran los fermentos de renovación que porta la sociedad civil como gérmenes de disgregación. En la identificación de lo no-estatal con lo post-estatal, sociedad civil tiene al mismo tiempo un significado cronológico y uno axiológico: representa el ideal de una sociedad sin Estado, destinada a surgir de la disolución del poder político. En las tres diferentes acepciones la no-estatal asume tres diferentes figuras: en la primera, la figura de la precondición del Estado, es decir, de lo que todavía no es estatal; en la segunda, de la antítesis del Estado, o sea, de lo que se presenta como alternativa frente al Estado; en la tercera, de la disolución y fin del Estado.
La sociedad civil es el lugar donde surgen y se desarrollan los conflictos económicos, sociales, ideológicos, religiosos, que las instituciones estatales tienen la misión de resolver mediándolos, previniéndolos o reprimiéndolos. Los sujetos de esos conflictos y por tanto de la sociedad civil, son las clases sociales, o más ampliamente los grupos, los movimientos, las asociaciones, las organizaciones que las representas o que se declaran sus representantes. Los partidos políticos tienen un pie en la sociedad civil y el otro en las instituciones, tanto así que ha sido propuesto enriquecer el esquema conceptual dicotómico y de intercalar entre los dos conceptos de sociedad civil y de Estado, el de sociedad política.
Los partidos políticos cumplen la función de seleccionar, agregar y transmitir las demandas de la sociedad civil que se volverán objeto de decisión política. El contraste entre sociedad civil y Estado se presenta como el contraste entre cantidad y calidad de las demandas y capacidad de las instituciones de dar respuestas adecuadas y rápidas. Una sociedad se vuelve más ingobernable en cuanto más aumentan las demandas de la sociedad civil y no aumenta paralelamente la capacidad de las instituciones para responder a ellas. La ingobernabilidad produce crisis de legitimidad. Las instituciones representan el poder legítimo en el sentido webero, o sea, el poder cuyas decisiones son aceptadas y realizadas en cuanto son consideradas como emanadas de una autoridad a la que se reconoce el derecho de tomar decisiones válidas para toda la colectividad; la sociedad civil es la sede donde se forman los poderes que tienden a obtener su legitimidad incluso en detrimento de los poderes legítimos, donde se desarrollan los proceso de deslegitimación y de relegitimación. La solución de una crisis grave que amenaza la sobrevivencia de un sistema político debe buscarse ante todo en la sociedad civil, donde se pueden encontrar nuevas fuentes de legitimación. En la sociedad civil también se ubica normalmente el fenómeno de la opinión pública, como la expresión pública de consenso y disenso con respecto a las instituciones, trasmitidas mediante la prensa, la radio, la televisión, etc. Opinión pública y movimientos sociales caminan de la mano y se condicionan mutuamente. Sin canales de transmisión de la opinión pública la esfera de la sociedad civil está destinada a perder su función y finalmente a desaparecer. Un Estado sin opinión pública, es un Estado totalitario.
Marx escribe que estudiando a Hegel llegó a la convicción de que las instituciones jurídicas y políticas tienen sus raíces en las relaciones materiales de existencia "que Hegel... comprendía bajo el nombre de sociedad civil" y de esto deriva la consecuencia de que "la anatomía de la sociedad hay que buscarla en la economía política". Marx hace de la sociedad civil la sede de las relaciones económicas, o sea, de las relaciones que constituyen "la base real, sobre la cual se eleva una superestructura jurídica y política". "Sociedad civil" significa el conjunto de las relaciones interindividuales que están fuera o antes del Estado, y en cierta forma agota la comprensión de la esfera preestatal diferente y separada de la del Estado, la misma esfera preestatal que los iusnaturalistas habían llamado estado de naturaleza o sociedad natural.
Sorprendente es que el carácter específico de la sociedad civil definida de esa manera coincida totalmente con el carácter específico del estado de naturaleza hobbesiano. Sorprendente, porque en la tradición iusnaturalista se llama "sociedad civil" a lo que hoy es llamado "Estado", la entidad antitélica frente al estado de naturaleza.
Se podría explicar esta transposición teniendo en cuenta una vez más que la sociedad civil de Marx, especialmente después de Hegel y de la interpretación de los textos de Hegel por parte de la izquierda hegeliana, adquirió el significado de "sociedad burguesa" en el sentido propio de la sociedad de clase, y que la sociedad burguesa en Marx tiene como sujeto histórico la burguesía, una clase que realizó su emancipación política liberándose de las ligaduras del Estado absoluto y contraponiendo al Estado tradicional los derechos del hombre y del ciudadano que en realidad fueron los derechos que desde entonces protegieron los propios intereses de clase.
El estado de naturaleza de los iusnaturalistas de la sociedad burguesa de Marx tienen en común al "hombre egoísta" como sujeto. Y del hombre egoísta no puede nacer más que una sociedad anárquica o, por contraste, despótica.
En Marx el momento de la sociedad civil coincide con la base material (contrapuesta a la superestructura donde entran las ideologías y las instituciones) para Gramsci, el momento de la sociedad civil es superestructural.
Al igual que Marx, Gramsci considera a las ideologías como parte de la superestructura, pero Gramsci llama sociedad civil a la esfera en la que actúan los aparatos ideológicos cuya tarea es la de ejercer la hegemonía y, mediante la hegemonía de obtener el consenso. El Estado representa el momento político estrictamente entendido mediante el cual se ejerce la fuerza, tan necesaria como el consenso para la conservación del poder. Se puede observar que inconscientemente Gramsci recupera el significado iusnaturalista de sociedad civil como sociedad basada en el consenso. Con esta diferencia: para los iusnaturalistas, la sociedad del consenso por excelencia es el Estado, mientras que para Gramsci, la sociedad del consenso sólo es aquella sociedad destinada a surgir de la extinción del Estado.
El sistema hegeliano
La sección de la sociedad civil está dividida en las lecciones de Berlín en tres momentos, el sistema de las necesidades, la administración de justicia y la policía. La esfera de las relaciones económicas es abarcada por el primer momento, mientras que el segundo y el tercero comprenden partes tradicionales de la doctrina del Estado.
El pensamiento genuino de Hegel en la construcción de la sección de la sociedad civil; algunos han considerado que fue concebida como una especie de categoría, residuo donde después de varios intentos de sistematización de la materia tradicional de la filosofía práctica, que duraron alrededor de veinte años, Hegel terminó por incluir en ella todo lo que no podía entrar en los dos momentos bien delimitados, y aceptados por una sistematización consolidada durante siglos, de la familia y del Estado. LA mayor parte de la sección no está dedicada al análisis de la economía política sino a la función judicial y a la función administrativa. Societas civilis significó durante siglos y ciertamente hasta Hegel el Estado en su doble contraposición, sea frente a la familia en la tradición aristotélica, sea al estado de naturaleza en la tradición iusnaturalista. Lo que distingue la sociedad civil de Hegel es su identificación con una forma estatal en todo caso imperfecta. Representa el primer momento de la formación del Estado, el Estado jurídico-administrativo, cuya tarea es la de regular las relaciones externas, mientras que el Estado propiamente dicho es el momento ético-político, cuya misión es la de realizar la adhesión íntima del ciudadano a la totalidad de la que forma parte, la distinción hegeliana entre sociedad civil y Estado representa la distinción entre un Estado inferior y un Estado superior. Mientras el Estado superior está caracterizado por la constitución y los poderes constitucionales, el Estado inferior actúa mediante dos poderes jurídicos subordinados, que son el poder judicial y el poder administrativo. De los cuales, el primero tiene la tarea fundamentalmente negativa de dirimir los conflictos de interés y reprimir las ofensas al derecho establecido; el segundo, de proveer a la utilidad común, interviniendo en la vigilancia de las costumbres, en la distribución del trabajo, en la educación, en la ayuda a los pobres, en todas las actividades que distinguen al Estado que se ocupa del bienestar externo de sus súbditos.
Hegel dice que los estados de la antigüedad, así los despóticos de Oriente como los de las ciudades griegas, no contenían en su seno una sociedad civil pertenece al mundo moderno. Para Hegel el error de quienes descubrieron la sociedad civil, está en haber creído agotar en ella la esencia del Estado. Por ello la sociedad civil no es una forma inferior de Estado en el conjunto del sistema, sino que representa también el concepto de Estado en el que se detuvieron los escritores políticos y los juristas de derecho público anteriores. La razón por la que Hegel puso el concepto de Estado por encima del concepto en el que se detuvieron sus predecesores debe ser buscada en la necesidad de dar una explicación del porque se le reconoce al Estado el derecho de pedir a los ciudadanos el sacrificio de sus bienes y de la misma vida, una explicación que en cano se pide a las doctrinas contractualistas en las que el Estado nace de un acuerdo que los mismos contrayentes pueden disolver cuando les convenga y a las doctrinas eudemonológicas en las que el fin supremo del Estado es el bienestar de lo súbditos. Lo que caracteriza al Estado con respecto a la sociedad civil son las relaciones que únicamente el Estado mantiene con los otros Estados. El Estado es el sujeto de la historia universal con el que se concluye el movimiento del espíritu objetivo.
La tradición iusnaturalista
A través de la persistencia del modelo iusnaturalista, la contraposición de la sociedad civil frente a la sociedad natural terminó por hacer prevalecer en el uso de la expresión "sociedad civil" el significado de "sociedad artificial". Haller considera al Estado de acuerdo con el modelo aristotélico como una sociedad natural al igual que la familia, que significa "el grado más alto de la sociedad natural o privada", y sostiene que la distinción entre la sociedad civil y cualquier otra sociedad natural carece de fundamento, es deseable que "sociedad civil" sea rápidamente retirada por completo de la ciencia jurídica.
En su sentido original aristotélico la sociedad civil, la , es una sociedad natural al igual que la familia.
Siempre en el significado de Estado político diferente de cualquier forma de Estado no político la expresión "sociedad civil" también es utilizada normalmente para distinguir el ámbito de competencia del Estado o del poder civil del ámbito de competencia de la Iglesia o poder religioso en la contraposición sociedad civil/sociedad religiosa que se agrega a la tradicional sociedad doméstica/sociedad civil. Antonio Rosmini, en la Filosofía del derecho el estudio de la parte dedicada al derecho social se desarrolla a través del examen de tres tipos de sociedades necesarias para la organización "perfecta del género humano". Son: la sociedad teocrática, la sociedad doméstica y la sociedad civil. Esto deriva de la conjunción de la dicotomía familia/Estado, que es el punto de partida del modelo aristotélico, con la dicotomía Iglesia/Estado, fundamental en la tradición del pensamiento cristiano. "Sociedad civil es el cuerpo político que los hombres de una nación, de un Estado, de un pueblo u otro lugar, forman juntos, y los lazos políticos que los vinculan unos a otros".
Sociedad civil como sociedad civilizada
Con Ferguson y los escoceses, "sociedad civil" tiene otro significado: civilis no es adjetivo de civitas, condición política, sino de civilitas, condición de civilizada. Sociedad civil significa sociedad civilizada, que casi tiene un sinónimo en polished. La civil society de Ferguson es civil no porque se diferencie de la sociedad doméstica o de la sociedad natural, sino porque se contrapone a las sociedades primitivas.
Rousseau describe el estado de naturaleza, la condición del hombre natural que no vive en sociedad porque no la necesita. En un segundo momento describe el estado de corrupción en el que el hombre natural cae luego de la institución de la propiedad privada que estimula, alienta y pervierte los instintos egoístas, y a la invención de las técnicas que multiplican su poder sobre la naturaleza y son instrumentos de dominación. Rousseau llama a este estado de corrupción societé civile, atribuyéndole claramente al adjetivo civile el significado de civilizado, aunque le da una connotación axiológicamente negativa. Rousseau no excluye que esta sociedad sea también en cierne una sociedad política a diferencia del estado de naturaleza. Una forma de sociedad política de la que el hombre debe salir para instituir la república basada en el contrato social, el acuerdo paritario de cada cual con todos los demás.
El debate actual
Resumiendo, el significado preponderante ha sido el de sociedad política o Estado. Otro significado es el que aparece en la secuencia de sociedad salvaje, bárbara, civil, que a partir del siglo XVIII constituyó un esquema clásico para la definición del progreso, con la excepción de Rousseau, para quien la sociedad civil representa un momento negativo del desarrollo histórico. Para Hegel la sociedad civil ya no comprende el Estado en su globalidad, representa únicamente un momento en el proceso de formación del Estado. Para Marx el sistema de las necesidades es sólo el primer momento de la sociedad civil hegeliana, ubica en la esfera de la sociedad civil exclusivamente las relaciones materiales o económicas y con un cambio completo del significado tradicional no sólo separa la sociedad civil del Estado, sino que hace de ella el momento fundador y antitético. Gramsci mueve a la sociedad civil de la base material a la esfera superestructural y hace de ella el lugar de la formación del poder ideológico, diferente del poder político entendido en sentido estricto, y de los procesos de legitimación de la clase dominante.
Societas civilis traducía la de Aristóteles, designaba la ciudad como forma de comunidad diferente de la familia y superior a ella, como la organización de una convivencia que efectivamente tenía las características de la autosuficiencia y de la independencia que luego serán las características del Estado en todas sus formas históricas. No se distinguía de la sociedad económica subyacente, siendo la actividad económica un atributo de la familia. El Estado definido como una forma de sociedad podía considerarse correcto durante los siglos de la controversia entre el Estado y la Iglesia, controversia que estuvo representada como un conflicto entre dos sociedades, la societas civium y la societas fidelium. La identificación tradicional del Estado con una forma de sociedad contribuyó a retrasar la percepción de la distinción entre el sistema social en su conjunto y las instituciones políticas mediante las cuales se ejerce el dominio. Con Maquiavelo, el Estado ya no puede ser comparado de ninguna manera con una forma de sociedad. Estado se refiere al máximo poder que se ejerce sobre los habitantes de un determinado territorio y del aparato del que algunos hombres o grupos se sirven para adquirirlo o conservarlo. No es el Estado-sociedad sino el Estado-máquina. La contraposición entre la sociedad y el Estado que se abre paso con el nacimiento de la sociedad burguesa, es la consecuencia natural de una diferenciación que se presenta en las cosas y al mismo tiempo de una consciente división de funciones, cada vez más necesaria, entre quien se ocupa de la riqueza de las naciones y quien se ocupa de las instituciones políticas, entre la economía política en un primer momento y la sociología en un segundo momento, de una parte, y la ciencia del Estado con todas las líneas de disciplinas afines, de otra parte.
Michael Foucault C. L'Come
A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX aparece la sociedad disciplinaria (la sociedad contemporánea). Puede ser caracterizada por la aparición de la reforma y reorganización del sistema judicial y penal en los diferentes países de Europa y el mundo.
Las transformaciones de los sistemas penales consisten, por una parte, en una reelaboración teórica de la ley penal.
El crimen, la infracción, no ha de tener en adelante relación alguna con la falta de moral o religiosa. El crimen o la infracción penal es la ruptura con la ley, la ley civil. Para que haya infracción es preciso que haya también un poder político y que esa ley haya sido efectivamente formulada.
Un segundo principio es que las leyes positivas formuladas por el poder político no deben retranscribir en términos positivos los contenidos de la ley natural, religiosa o moral. Una ley penal debe representar lo que es útil para la sociedad, definir como reprimible lo que es nocivo, determinando así negativamente lo que es útil.
El tercer principio es una definición clara y simple del crimen como algo que damnifica a la sociedad. El criminal es aquél que damnifica, perturba la sociedad. Es el enemigo social. Rousseau afirma que el criminal es aquel individuo que ha roto el pacto social.
La ley penal debe permitir sólo la reparación de la perturbación causada a la sociedad, que el daño causado por el individuo a la sociedad sea pagado; si esto no fuese posible, es preciso que ese u otro individuo no puedan jamás repetir el daño que han causado. La ley penal debe reparar el mal o impedir que se cometan males semejantes contra el cuerpo social.
Cuatro tipos posibles de castigo: "Tú has roto el pacto social, no perteneces más a la sociedad. Nosotros te expulsaremos del espacio social donde funciona esa legalidad". El castigo ideal sería la deportación.
La segunda: aislamiento dentro del espacio moral, psicológico, público, constituido por la opinión. Castigos en el ámbito de escándalo, la vergüenza, la humillación de quien cometió una infracción. Se suscita en el público una reacción de aversión, desprecio, condena. Beccaria y otros tipos inventaron mecanismos para provocar vergüenza y humillación.
La tercera es la reparación del daño social: el trabajo forzado. Obligar a las personas a realizar una actividad útil para el Estado o la sociedad. Teoría del trabajo forzado.
Cuarto, hacer que el daño no pueda ser cometido nuevamente, la pena del Talión. (O sea, le cortamos las manos al caco, y el chorizo al violador).
Entonces: deportación, trabajo forzado, escándalo público y pena del Talión.
Hacia 1820 el sistema de penalidades adoptado por las sociedades industriales en formación, en vías de desarrollo, fue enteramente diferente del que se había proyectado años antes.
La deportación desapareció muy rápidamente, el trabajo forzado quedó en general como un apena puramente simbólica de reparación; los mecanismos de escándalo nunca llegaron a ponerse en práctica; la pena del Talión desapareció con la misma rapidez y fue denunciada como arcaica.
Estos proyectos fueron sustituidos por el encarcelamiento, la prisión. La prisión no pertenece al proyecto teórico de la reforma de la penalidad del siglo XVIII, surge a comienzos del siglo XIX como una institución de hecho, casi sin justificación teórica.
También la legislación penal sufrirá una formidable inflexión en relación con lo que estaba establecido en la teoría.
Con el correr del siglo, la legislación penal se irá desviando de lo que podemos llamar utilidad social, tratará de ajustarse al individuo. La organización de circunstancias atenuantes: la aplicación rigurosa de la ley, tal como se expone en el Código, puede ser modificada por decisión del juez o el jurado y en función del individuo sometido a juicio. La utilización de las circunstancias atenuantes que asume paulatinamente una importancia cada vez mayor, falsea considerablemente el principio de una ley universal que representa únicamente los intereses sociales. La penalidad del siglo XIX tiene en vista menos la defensa general de la sociedad que el control y la reforma psicológica y moral de las actitudes y el comportamiento de los individuos.
La penalidad del siglo XIX pasa a ser un control de lo que pueden hacer, son capaces de hacer, están dispuestos a hacer o están a punto de hacer los individuos.
La noción de peligrosidad significa que el individuo debe ser considerado por la sociedad al nivel de sus virtualidades y no de sus actos.
El último punto fundamental que la teoría penal cuestiona es que la institución penal no puede estar en manos de un poder autónomo: el poder judicial.
El control de los individuos puede ser efectuado por una serie de poderes laterales, como la policía y toda una red de instituciones de vigilancia y corrección: instituciones psicológicas, psiquiátricas, criminológicas, médicas y pedagógicas. Se desarrolla en el siglo XIX alrededor de la institución judicial y para asumir la función de control de los individuos al nivel de su peligrosidad, una gigantesca maquinaria de instituciones que encuadrarán a éstos a lo largo de su existencia; instituciones pedagógicas como la escuela, psicológicas o psiquiatras como el hospital, asilos, etc. La función no es ya castigar las infracciones de los individuos, sino corregir sus virtualidades.
Ortopedia social: una forma de poder; sociedad disciplinaria por oposición a las sociedades estrictamente penales que conocíamos anteriormente. Es la edad del control social. Según el bala de Foucault, Bentham es más importante para nuestra sociedad que Kant o Hegel, porque fue él quien programó, definió y describió de manera precisa las formas de poder en que vivimos, presentándolas en el famoso panóptico, forma arquitectónica que permite un tipo de poder del espíritu sobre el espíritu que vale tanto para las escuelas como para los hospitales, las prisiones, los reformatorios, los hospicios o las fábricas.
El panóptico es la utopía de una sociedad y un tipo de poder que es utopía que finalmente se realizó.
El panoptismo es una forma de saber que se apoya ya no sobre una indagación, sino sobre algo que Foucault llamaría examen. La indagación era un procedimiento por el que se procuraba saber lo que había ocurrido. En el panóptico ya no hay más indagación, sino vigilancia, examen, se trata de vigilar sin interrupción y totalmente. Vigilancia sobre los individuos por alguien que ejerce sobre ellos un poder y que, porque ejerce ese poder, tiene la posibilidad no sólo de vigilar, sino también de constituir un saber sobre aquellos a quienes vigila.
Este nuevo saber no se organiza en torno a cuestiones tales como "¿Cómo se hizo esto? ¿Quién lo hizo?"; se organiza alrededor de la norma, establece qué es normal y qué no lo es, qué se debe o no hacer.
Esta es la base del poder, la forma del saber-poder que dará lugar ya no a grandes ciencias de observación como en le caso de la indagación, sino a lo que hoy conocemos como ciencias humanas: Psiquiatría, Psicología, Sociología, etc.
Acá agrego algo medio colgado sobre asociaciones espontáneas del siglo XVIII en Inglaterra y Francia:
En un comienzo estos grupos eran provenientes de sectores populares. Los cuáqueros y metodistas del siglo XVII se organizaban para intentar suprimir los vicios, reformar las maneras. Era en realidad una forma de escapar al poder político, que contaba con la legislación penal, por la cual se podía ser ahorcado en más de 300 casos. Se comprende por qué los grupos religiosos disidentes intentaban escapar a un poder judicial sanguinario y amenazador.
Se organizaban en sociedades de reforma moral, prohibían la embriaguez, la prostitución, el robo y en general todo aquello que pudiese dar pábulo a que el poder atacara al grupo y lo destruyera, valiéndose de algún pretexto para emplear la fuerza. Son grupos de autodefensa contra el derecho. En el curso del siglo XVII esos grupos cambiarán su inserción social hasta final de siglo, cuando quedarán compuestos y/o alentados por personajes de la aristocracia, obispos, duques y miembros de las clases acomodadas que les darán un nuevo contenido.
Se produce un desplazamiento social, que indica como la empresa de reforma moral deja de ser una autodefensa penal para convertirse en un refuerzo del poder de la autoridad penal misma. Junto al terrible instrumento penal que ya posee, el poder colocará a estos instrumentos de presión y control. Sería un mecanismo de estatización de los grupos de control. El segundo desplazamiento: mientras que en un comienzo el grupo trataba de hacer reinar un orden moral diferente de la ley que permitiese a los individuos escapar a sus defectos, a finales del siglo XVIII estos mismo grupos se dan como objetivo esencial obtener del poder político nuevas leyes que ratificarán este esfuerzo moral. Desplazamiento de moralidad y penalidad.
En tercer lugar, el control pasará a ser ejercido por las clases más altas, los detentores del poder, sobre las clases más pobres. Se convierte en un instrumento de poder de las clases ricas, de quienes explotan sobre quienes son explotados, lo que confiere una nueva popularidad política y social a estas instancias de control.
Las leyes son para los pobres. Podemos observar cómo se introduce y se difunde en un sistema penal estatizado una moralidad de origen religioso. Autodefensa en el siglo XVII, instrumento de poder a comienzos del siglo XIX.
En Francia es bastante diferente. Por ser un país de monarquía absoluta, poseía un fuerte aparato estatal. Inglaterra se había liberado de la monarquía absoluta, salteándose esa etapa que dura en Francia unos ciento cincuenta años.
El aparato de Estado francés se apoyaba en un instrumento judicial clásico (parlamentos, cortes, etc.) y en un instrumento para judicial (le yute). La policía francesa estaba dotada de instrumentos arquitectónicos y tenía también sus aspectos institucionales como las curiosas lettres-de-cachet. Era una orden referida a una persona a título individual, por la que se le obligaba a hacer alguna cosa. La mayoría de las veces su función principal consistía en servir de instrumento de castigo.
Por medio de una lettre-de-cachet se podía arrestar a una persona, privarle de alguna función, etc. Era uno de los grandes instrumentos de poder de la monarquía absoluta.
Al examinar las lettres-de-cachet enviadas por el rey en cantidad bastante elevada, notamos que en la mayoría de los casos, no era él quien tomaba la decisión de mandarlas. Decenas de millares de lettres-de-cachet enviadas por la monarquía, eran en realidad solicitadas por diversos individuos: maridos ultrajados por sus esposas, padres de familia descontentos con sus hijos, familias que querían librarse de un sujeto, comunidades religiosas perturbadas por la acción de un individuo, etc. Todos estos pequeños grupos de individuos pedían una lettre-de-cachet al intendente del rey, éste llevaba a cabo una indagación para saber si el pedido estaba o no justificado.
Era una especie de contrapoder, un poder que viene de abajo y que permite a grupos, comunidades, familias o individuos, ejercer un poder sobre alguien. Eran instrumentos de control espontáneos, que la sociedad ejercía sobre sí misma. Una forma de reglamentar la moralidad cotidiana de la vida social, una manera que tenían los grupos de asegurar su propio mecanismo policial y su propio orden.
La primera huelga de la historia de Francia fue la de los relojeros en 1724. Los patrones reaccionaron e hicieron encerrar, lettres-de-cachet mediante, a los líderes. Este es un típico ejemplo de cómo los controles sociales que no se relacionan ya con la religión o la moralidad sino con los problemas laborales, se ejercen desde abajo y a través del sistema de lettres-de-cachet sobre la naciente población obrera.
Cuando la lettre-de-cachet era punitiva, resultaba en la prisión del individuo. La prisión no era una pena propia del sistema penal de los siglos XVII y XVIII. Los juristas son muy claros con respecto a esto: afirman que cuando la ley sanciona a alguien, el castigo será la condena a muerte, a ser quemado, descuartizado, desterrado, marcado, al pago de una multa; la prisión no es nunca un castigo.
La prisión tiene su origen en la práctica para-judicial de las lettres-de-cachet, utilización del poder real por el poder espontáneo de los grupos. El individuo que era objeto de una lettre-de-cachet se colocaba en prisión y debía permanecer en ella hasta nueva orden y ésta sólo se dictaba cuando la persona que había pedido la lettre-de-cachet afirmaba que el individuo en prisión se había corregido.
La idea de colocar a una persona en prisión para corregirla y mantenerla encarcelada hasta que se corrija, idea paradójica, bizarra, sin fundamento o justificación alguna al nivel de comportamiento humano, se origina precisamente en esta práctica.
Aparece la idea de una penalidad que tiene por función corregir el comportamiento, penalidad que procura corregirlos por medio de la reclusión y la internación.
No pertenece en realidad al universo del derecho, es una idea policial, nacida paralelamente a la justicia, fuera de ella, en una práctica de los controles sociales.
El origen se encuentra en una práctica extra-penal. En Inglaterra, para escapar al derecho penal, los grupos crearon para sí mismos unos instrumentos de control que fueron finalmente confiscados por el poder central. En Francia, donde la estructura del poder político era diferente, los instrumentos estatales establecidos en el siglo XVII por el poder real para controlar a la aristocracia, la burguesía y los rebeldes, fueron empleados de abajo hacia arriba por los grupos sociales.
Es preciso considerar un fenómeno importante: la nueva forma que asume la producción. En Inglaterra a finales del siglo XVIII se da una creciente inversión dirigida a acumular un capital que no es ya pura y simplemente monetario.
Aparece una forma de riqueza que se invierte en un nuevo tipo de materialidad que no es ya monetaria: mercancías, stocks, máquinas, oficinas, materias primas, mercancías en tránsito y expedición. Estas fortunas están directamente expuestas a la depredación. Los sectores de la población tienen ahora una especie de contacto directo, físico con la riqueza. El robo, el pillaje y las depredaciones se hacen muy comunes en Inglaterra, y el gran problema del poder en esta época es instaurar mecanismos de control que permitan la protección de esta nueva forma material de la fortuna. La policía de Londres nación de la necesidad de proteger los docks. La primera razón más fuerte en Inglaterra que en Francia, de una necesidad absoluta de este control. La segunda razón es que la propiedad rural cambiará igualmente de forma con la multiplicación de las pequeñas propiedades como producto de la división y delimitación de las grandes extensiones de tierras. Los espacios desiertos desaparecen a partir de esta época y dejan de existir también las tierras sin cultivar y las tierras comunes de las que todos pueden vivir. Los terrenos se cierran y los propietarios de estos terrenos se ven expuestos a depredaciones. Entre los franceses, el temor al pillaje campesino, a la acción de los vagabundos y los trabajadores agrícolas en la miseria, desocupados.
La nueva distribución espacial y social de la riqueza industrial y agrícola hizo necesarios nuevos controles sociales a finales del siglo XVIII.
Los nuevos sistemas de control social establecidos por el poder, la clase industrial y propietaria, se tomaron de los controles de origen popular o semipopular y se organizaron en una versión autoritaria y estatal.
Éste es el origen de la sociedad disciplinaria.
Vigilar y castigar
Ha habido en el curso de la edad clásica, todo un descubrimiento del cuerpo como objeto y blanco de poder. El gran libro del Hombre-máquina ha sido escrito sobre dos registros: el anatomo-metafísico, del que Descartes había compuesto las primeras páginas y que los médicos y filósofos continuaron, y el técnico político que estuvo constituido por todo un conjunto de reglamentos militares, escolares, hospitalarios y por procedimientos empíricos y reflexivos, para controlar o corregir las operaciones del cuerpo. Cuerpo útil, cuerpo inteligible. L'Homme-machine de La Mettrie es a la vez una reducción materialista del alma y una teoría general de la educación en el centro de las cuales domina la noción de "docilidad" que une al cuerpo analizable el cuerpo manipulable.
Hay varias cosas que son nuevas en estas técnicas. En primer lugar, la escala del control: tratar el cuerpo, trabajarlo en sus partes, ejercer sobre él una coerción débil, asegurar presas al nivel mismo de la mecánica: movimientos, gestos, actitudes, rapidez, poder infinitesimal sobre el cuerpo activo. La economía, la eficacia de los movimientos, su organización interna, la coacción sobre las fuerzas más que sobre los signos. La modalidad implica una coerción ininterrumpida que vela sobre los procesos de la actividad y se ejerce según una codificación que reticula con la mayor aproximación el tiempo, el espacio y los movimientos. A estos métodos que permiten el control minucioso de las operaciones del cuerpo, que garantizan la sujeción constante de sus fuerzas y les imponen una relación de docilidad utilidad, se los puede llamar "disciplinas".
Las disciplinas han llegado a ser unas fórmulas generales de dominación. Distintas de la esclavitud, distintas de la domesticidad, distintas del vasallaje, distintas también del ascetismo y de las disciplinas de tipo monástico. El momento histórico de las disciplinas es el momento en que nace un arte del cuerpo humano que tiende a la formación de un vínculo que lo hace tanto más obediente cuanto más útil. Una "anatomía política", "mecánica del poder" define cómo se puede hacer presa en el cuerpo de los demás, para que operen como se quiere, con las técnicas. La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos económicos de utilidad) y las disminuye (en términos políticos de obediencia). Disocia el poder del cuerpo: de una parte hace de este poder una aptitud, que trata de aumentar y cambia por otra parte la energía, la potencia que de ello podría resulta y la convierte en una relación de sujeción estricta. La coerción disciplinaria establece en el cuerpo el vínculo de coacción entre una aptitud aumentada y una dominación acrecentada.
Para el hombre disciplinado, como para el verdadero creyente, ningún detalle es indiferente, pero menos por el sentido que en él se oculta que por la presa que en él encuentra el poder que quiere aprehenderlo. La minucia de los reglamentos, la mirada puntillosa de las inspecciones, la sujeción a control de las menores partículas de la vida y del cuerpo, darán pronto un contenido laicalizado, una racionalidad económica o técnica a este cálculo místico de lo ínfimo y del infinito. La Salle se propuso organizarlo y quiso establecer en torno de sí un dispositivo de poder que le permitiera percibir hasta el más pequeño acontecimiento del Estado que gobernaba: pretendía por medio de la rigurosa disciplina que hacía reinar, abarcar el conjunto de aquella vasta máquina sin que, no obstante, pudiera pasarle inadvertido el menor detalle.
De estas fruslerías ha nacido el hombre moderno.
La disciplina procede ante todo a la distribución de los individuos en el espacio.
La disciplina exige a veces la clausura, la especificación de un lugar heterogéneo y cerrado sobre sí mismo. Colegios: el modelo de convento se impone, el internado es el régimen de educación más perfecto. Cuarteles: en ellos el encierro será estricto para mantener las tropas en el orden y la disciplina. La fábrica se asemeja al convento. Se trata, a medida que se concentran las fuerzas de producción, de obtener de ellas el máximo de ventajas y de neutralizar sus inconvenientes.
El principio de localización elemental o de la división en zonas. Evitar las distribuciones por grupos. El espacio disciplinario tiende a dividirse en tantas parcelas como cuerpos o elementos que repartir hay. Vigilar la conducta de cada cual, apreciarla, sancionarla, medir las cualidades o lo méritos. Procedimiento, pues, para conocer, para dominar y para utilizar. La disciplina organiza un espacio analítico. Se utiliza la celda.
La regla de los emplazamientos funcionales. Se fijan unos lugares determinados para crear un espacio útil. El hospital marítimo debe curar, ha de ser un filtro que localice y seleccione. Poco a poco, un espacio administrativo y político se articula en espacio terapéutico, tiende a individualizar los cuerpos, las enfermedades, los síntomas, las vidas y las muertes, nace de la disciplina un espacio médicamente útil. La fuerza de trabajo puede analizarse en unidades individuales. Bajo la división del proceso de producción, al mismo tiempo que ella, se encuentra en el nacimiento de la gran industria, la descomposición individualizante de la fuerza de trabajo, las distribuciones del espacio disciplinario han garantizado a menudo una y otra.
El rango, disposición espacial inspirada en la legión, con rango, jerarquía y vigilancia piramidal. El rango comienza a definir la gran forma de distribución de los individuos en el orden escolar: hileras de alumnos en la clase, los pasillos y los estudios; alineación de los grupos de edad, sucesión de las materias enseñadas, cada alumno de acuerdo con su edad, sus adelantos y su conducta, ocupa ya un orden, ya otro. La organización ha hecho funcionar el espacio escolar como una máquina de aprender, pero también de vigilar, de jerarquizar, de recompensar. La sala de clase, un cuadro único de entradas múltiples bajo la mirada cuidadosamente clasificadora del maestro. La primera de las grandes operaciones de la disciplina es la constitución de cuadros vivos que transforman las multitudes confusas, inútiles o peligrosas en multiplicidades ordenadas. El cuadro es a la vez una técnica de poder y un procedimiento de saber. El cuadro no desempeña la misma función en estos diferentes registros. En la economía, permite la medida de las cantidades y el análisis de los movimientos. La taxonomía, tiene como función caracterizar, y por consiguiente reducir las singularidades individuales, y constituir clases. En la distribución disciplinaria, la ordenación en cuadro tiene como función tratar la multiplicidad por sí misma, distribuirla y obtener de ella el mayor número de efectos posibles.
Las comunidades monásticas tenían tres grandes procedimientos: establecer ritmos, obligar a ocupaciones determinadas, regular los ciclos de repetición. Coincidieron en los colegios, los talleres y los hospitales.
Se constituye un complejo cuerpo-arma, cuerpo-instrumento, cuerpo-máquina. Aparece el carácter del poder disciplinario: vínculo coercitivo con el aparato de producción.
Principio de no-ociosidad: está vedado perder un tiempo contado por Dios y pagado por los hombres; el empleo del tiempo debía conjurara el peligro de derrocharlo, falta moral y falta de honradez económica. La disciplina procura una economía positiva, agotamiento más que empleo; se trata de extraer, del tiempo, cada vez más instantes disponibles y, de cada instante cada vez más fuerzas útiles.
La disposición en serie de las actividades sucesivas permite un control detallado y una intervención puntual; posibilidad de caracterizar y utilizar a los individuos según el nivel que tienen en las series que recorren. El poder se articula directamente sobre el tiempo; asegura su control y garantiza su uso.
Progreso de las sociedades, génesis de los individuos: dos grandes descubrimientos del siglo XVIII son quizá correlativos de las nuevas técnicas de poder y de una nueva manera de administrar el tiempo y hacerlo útil. La historicidad evolutiva está vinculada a un modo de funcionamiento del poder. Igual que la "historia-rememoración" de las crónicas de la genealogía, de las hazañas, de los reinos y de los actos había estado largo tiempo vinculada a otra modalidad del poder. La dinámica de las evoluciones continuas tiende a remplazar la dinástica de los acontecimientos solemnes.
La individualidad-génesis parece ser un efecto y un objeto de la disciplina. El ejercicio garantiza una observación, una calificación. Los ejercicios cada vez más rigurosos que se propone la vida ascética se convierten en las tareas de complejidad creciente que marcan la adquisición progresiva del saber y de la buena conducta; el esfuerzo de la comunidad entera hacia la salvación se vuelve el concurso colectivo y permanente de los individuos que se clasifican los unos por la relación a los otros. Bajo su forma mística o ascética, el ejercicio era una manera de ordenar el tiempo terreno en la conquista de la salvación. Va poco a poco, en la historia del Occidente, a invertir su sentido conservando algunas de sus características: sirve para economizar el tiempo de la vida, para acumularlo en una forma útil y para ejercer el poder sobre los hombres por medio del tiempo así dispuesto. Tiende a una sujeción que no ha acabado jamás de completarse.
No hay un solo momento de la vida en el que no se puedan extraer fuerzas, con tal de que se sepa diferenciarlo y combinarlo con otros. Se apela en los grandes talleres a los niños y a los ancianos, cuentan con determinadas dotes elementales para las cuales no es necesario utilizar obreros que tienen otras aptitudes, constituyen así una mano de obra barata, si trabajan ya no son una carga para nadie.
La disciplina fabrica a partir de los cuerpos que controla, cuatro tipos de individualidad, o una individualidad con cuatro características: es celular, orgánica, genética y combinatoria. Para ello utiliza cuatro técnicas: construye cuadros, prescribe maniobras, impone ejercicios, en fin, dispone tácticas. La táctica, arte de construir las actividades codificadas y las aptitudes formadas, es la forma más elevada de la práctica disciplinaria.
Mientras los juristas o los filósofos buscaban en el pacto un modelo primitivo para la construcción o la reconstrucción del cuerpo social, los militares y con ellos los técnicos de la disciplina, elaboraban los procedimientos para la coerción individual y colectiva de los cuerpos.
La recta disciplina es el arte del buen encauzamiento de la conducta. La función principal es enderezar conductas. La disciplina fabrica individuos. Es un poder modesto, suspicaz que funciona según el modelo de una economía calculada pero permanente. Procedimientos menores si se comparan con los grandes aparatos del Estado. Van a invadir poco a poco esas formas mayores, modificar sus mecanismos e imponer sus procedimientos. El aparato judicial no escapará. El éxito del poder disciplinario se debe al uso de instrumentos simples: la inspección jerárquica, la sanción normalizadora y su combinación en un procedimiento que le es específico: el examen.
El ejercicio de la disciplina supone un dispositivo que coacciona por el juego de la mirada, un aparato en el que las técnicas que permiten ver inducen efectos de poder y los medios de coerción hacen claramente visibles aquellos sobre quienes se aplican. Un saber nuevo sobre el hombre, a través de las técnicas para sojuzgarlo y de los procedimientos para utilizarlo.
El campamento es el diagrama de un poder que actúa por el efecto de una visibilidad general.
Arquitectura para permitir un control interior articulado y detallado. Una arquitectura que habría de ser un operador para la transformación de los individuos. El hospital es en su materialidad misma, un operador terapéutico.
Como la escuela edificio debe ser un operador del encauzamiento de la conducta. El edificio mismo de la escuela debía ser un aparato para vigilar.
Las instituciones disciplinarias han secretado una maquinaria de control que ha funcionado como un microscopio de la conducta.
El aparato disciplinario perfecto permitiría a una sola mirada verlo todo permanentemente. Un punto central sería a la vez fuente de luz que iluminara todo, y lugar de convergencia para todo lo que debe ser sabido: ojo perfecto al cual nada se sustrae y centro hacia el cual están vueltas todas las miradas.
Grandes talleres y las fábricas, donde se organiza un nuevo tipo de vigilancia. Control intenso, continuo, toma en cuenta la actividad de los hombres, su habilidad, su manera de trabajar, su rapidez, su celo, su conducta. Se efectúa por empleados, vigilantes, contralores y contramaestres. Vigilar pasa a ser una función definida, debe formar parte integrante del proceso de producción. Se hace indispensable un personal especializado, constantemente presente y distinto de los obreros. La vigilancia pasa a ser un operador económico decisivo en la medida en que es a la vez una pieza interna en el aparato de producción y un engranaje especificado del poder disciplinario.
Institución de tipo "de enseñanza mutua", donde están integrados tres procedimientos: la enseñanza propiamente dicha, la adquisición de conocimientos por el ejercicio mismo de la actividad pedagógica y una observación recíproca y jerarquizada. Vigilantes perpetuamente vigilados. Es cierto que su organización piramidal le da un jefe, es el aparato entero el que produce poder y distribuye a los individuos en ese campo permanente y continuo, lo que permite al poder disciplinario ser a la vez absolutamente indiscreto.
En todos los sistemas disciplinarios funciona un pequeño mecanismo penal. Las disciplinas establecen una "infra-penalidad". Que todo pueda servir para castigar la menor cosa; que cada sujeto se encuentre prendido en una universalidad castigable-castigante. Con la palabra castigo, debe comprenderse todo lo que es capaz de hacer sentir a los niños la falta que han cometido, todo lo que es capaz de humillarlos, de causarles confusión: ... cierta frialdad, cierta indiferencia, una pregunta, una humillación, una destitución de puesto.
El castigo es un elemento de un sistema doble: gratificación-sanción. El maestro debe evitar usar de castigos, debe hacer que las recompensas sean más frecuentes, los perezosos se sienten más incitados por el deseo de ser recompensados como los diligentes que por el temor de los castigos. Los privilegios valen cierto número de puntos, el maestro tiene otros de menor valor, que servirán a manera de moneda de cambio. Un niño habrá recibido un castigo del cual no puede redimirse sino a cambio de seis puntos; posee diez, entonces el maestro le devuelve cuatro. Gracias al cálculo permanente los aparatos disciplinarios jerarquizan los unos con relación a los otros a las "buenas" y a las "malas" personas. A través de esta microeconomía de una penalidad perpetua, se opera una diferenciación que es de los individuos mismos, de su índole, de su valor. La disciplina, calibra a los individuos "en verdad".
El arte de castigar no tiende ni a la expiación ni aun exactamente a la represión. Cinco operaciones: referir los actos, los hechos extraordinarios, las conductas similares a un conjunto que es a la vez campo de comparación, espacio de diferenciación y principio de una regla que seguir. Diferenciar a los individuos. Medir en términos cuantitativos y jerarquizar en términos de valor las capacidades, el nivel, la "naturaleza" de los individuos. Hacer que juegue la coacción de una conformidad que realizar. En fin, trazar el límite que habrá de definir la diferencia respecto de todas las diferencias, la frontera exterior de lo anormal. La penalidad perfecta que normaliza.
Los dispositivos disciplinarios han secretado una penalidad de la norma. Ha venido a agregarse a otros poderes obligándolos a nuevas delimitaciones. Lo normal se establece como principio de coerción en la enseñanza con la instauración de una educación estandarizada.
El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigila y las de la sanción que normaliza. Una vigilancia que permite calificar, clasificar y castigar.
La inspección de otro tiempo, discontinua y rápida, se ha transformado en una observación regular que pone al enfermo en situación de examen casi perpetuo. Con dos consecuencias: en la jerarquía interna, el médico, elemento hasta ahora externo, comienza a adquirir preeminencia sobre el personal religioso y se empieza a confiársele un papel determinado pero subordinado en la técnica del examen. Aparece el enfermero. En cuanto al hospital, va a convertir en lugar de formación y de confrontación de los conocimientos; inversión de las relaciones de poder y constitución de saber.
El examen no se limita a sancionar un aprendizaje; es uno de los factores permanentes, subyacentes, según un ritual de poder constantemente prorrogado. Ahora bien, el examen permite al maestro, a la par que transmite su saber, establecer sobre sus discípulos todo un campo de conocimientos. El examen crea un verdadero y constante intercambio de saberes: garantiza el paso de los conocimientos del maestro al discípulo, pero toma del discípulo un saber reservado y destinado al maestro. La escuela pasa a ser el lugar de elaboración de la pedagogía. Así como el procedimiento del examen hospitalario ha permitido el desbloqueo epistemológico de la medicina, la época de la escuela "examinatoria" ha marcado el comienzo de una pedagogía, que funciona como ciencia. La época de las inspecciones y de las maniobras indefinidamente repetidamente repetidas en el ejército ha marcado también el desarrollo de un inmenso saber táctico que tuvo su efecto en la época de las guerras napoleónicas.
El examen lleva consigo todo un mecanismo que una a cierta forma de ejercicio del poder cierto tipo de formación de saber.
Y el examen es la técnica por la cual el poder, en lugar de emitir los signos de su potencia, en lugar de imponer su marca a sus sometidos, mantiene a éstos en un mecanismo de objetivación. El poder disciplinario manifiesta su poderío acondicionando objetos. El examen equivale a la ceremonia de esta objetivación.
El examen hace entrar también la individualidad en un campo documental. El examen coloca a los individuos en un campo de vigilancia.
El examen abre dos posibilidades que son correlativas: la constitución del individuo como objeto descriptible, analizable; para reducirlo a rasgos "específicos". De otra parte, la constitución de un sistema comparativo que permite la medida de fenómenos globales, la descripción de grupos, la caracterización de hechos colectivos, la estimación de las desviaciones de los individuos unos respecto de otros, y su distribución de una "población".
¿El nacimiento de las ciencias del hombre? Hay que buscarlo en esos archivos de poca gloria donde se elaboró el juego moderno de las coerciones sobre cuerpos, gestos, comportamientos.
El examen hace de cada individuo un "caso", un objeto para un conocimiento y una presa para un poder. Procedimiento de objetivación y de sometimiento. La vida cuidadosamente cotejada de los enfermos mentales o de los delincuentes corresponde como la crónica de los reyes o la epopeya de los grandes bandidos populares, a cierta función política de la escritura; pero en otra técnica completamente distinta del poder.
En un régimen disciplinario, la individualización es descendente: a medida que el poder se vuelve más anónimo y más funcional, aquellos sobre los que se ejerce tienden a estar más fuertemente individualizados, y por vigilancias más que por ceremonias, por observaciones más que por relatos conmemorativos, por medidas comparativas que tiene la "norma" por referencia, y no por genealogías que dan los antepasados como puntos de mira; por "desviaciones" más que por hechos señalados.
Y cuando se quiere individualizar al adulto sano, normal y legalista, es siempre buscando lo que hay en él todavía de niño, la locura secreta que lo habita, el crimen fundamental que ha querido cometer. El momento en que se ha pasado de mecanismos histórico-rituales de formación de la individualidad a unos mecanismos científico-disciplinarios, sustituyendo la individualidad del hombre memorable por la del hombre calculable, ese momento en que las ciencias del hombre han llegado a ser posibles, es aquel en que se utilizaron una nueva tecnología del poder y otra anatomía política del cuerpo. El individuo es sin duda el átomo ficticio de una representación "ideológica" de la sociedad; pero es también una realidad fabricada por esa tecnología específica de poder que se llama "disciplina". Rechaza, censura, abstrae: el poder produce realidad; produce ámbitos de objetos y rituales de verdad. El individuo y el conocimiento que de él se puede obtener corresponden a esta producción.
Contra la peste que es mezcla, la disciplina hace valer su poder que es análisis.
El exilio del leproso y la detención de la peste no llevan consigo el mismo sueño político. El uno es el de una comunidad pura, el otro el de una sociedad disciplinada. Dos maneras de ejercer el poder sobre los hombres. La ciudad apestada, toda ella atravesada de jerarquía, de vigilancia, de inspección, la ciudad inmovilizada, es la utopía de la ciudad perfectamente gobernada. Para hacer funcionar de acuerdo con la teoría pura los derechos y las leyes, los juristas se imaginaban en el estado de naturaleza; para ver funcionar las disciplinas perfectas, los gobernantes soñaban con el estado de peste.
La división constante de lo normal y de lo anormal, a que todo individuo está sometido, prolonga hasta nosotros y aplicándolos a otros objetos distintos, la marcación binaria y el exilio del leprosos, la existencia de todo un conjunto de técnicas y de instituciones que se atribuyen como tarea medir, controlar y corregir a los anormales, hace funcionar los dispositivos disciplinarios a que apelaba el miedo de la peste.
El panóptico de Bentham es en la periferia, una construcción en forma de anillo, en el centro, una torre, ésta, con anchas ventanas que se abren en la cara interior del anillo. Tantos pequeños teatros como celdas, en los que cada actor está solo, perfectamente individualizado y constantemente visible. El dispositivo panóptico dispone unas unidades espaciales que permiten ver sin cesar y reconocer al punto. En suma, se invierte el principio del calabozo, o más bien de sus tres funciones - encerrar, privar de luz y ocultar -; no se conserva más que la primera y se suprimen las otras dos. La plena luz y la mirada de un vigilante captan mejor que la sombra, que en último término protegía. La visibilidad es una trampa.
Es visto, pero él no ve; objeto de una información, jamás sujeto en una comunicación. Las celdas bien separadas implican una indivisibilidad lateral. Y ésta es garantía del orden. La multitud, se anula. Desde el punto de vista del guardián, está reemplazada por una multiplicidad enumerable y controlada; desde el punto de vista de los detenidos, por una sociedad secuestrada y observada.
Visible: el detenido tendrá sin cesar ante los ojos la elevada silueta de la torre central de donde es espiado. Inverificable: el detenido no deber saber jamás si en aquel momento se le mira; pero debe estar seguro de que siempre puede ser mirado. Automatiza y desindividualiza el poder.
El panóptico es un lugar privilegiado para hacer posible la experimentación sobre los hombres y para analizar con toda certidumbre las transformaciones que se pueden obtener en ellos.
El panóptico es el diagrama de un mecanismo de poder referido a su forma ideal. Es una figura de tecnología política que se puede y que se debe desprender de todo uso específico.
Es aplicable a todos los establecimientos donde, en los límites de un espacio que no es demasiado amplio, haya que mantener bajo vigilancia a cierto número de personas.
El esquema panóptico es un intensificador para cualquier aparato de poder: garantiza su economía (en material, en tiempo); garantiza su eficacia por su carácter preventivo, su funcionamiento continuo y sus mecanismos automáticos.
Cualquier miembro de la sociedad tendrá derecho a ir a comprobar cómo funciona. No hay peligro de que el aumento de poder debido a la máquina panóptica pueda degenerar en tiranía; el dispositivo disciplinario estará democráticamente controlado, ya que será accesible sin cesar.
El esquema panóptico, sin anularse ni perder ninguna de sus propiedades está destinado a difundirse en el cuerpo social: su vocación es volverse en una función generalizada.
El panóptico acondiciona el poder, quiere hacerlo más económico y más eficaz para volver más fuertes las fuerzas sociales. Al nivel teórico, Bentham define otra manera de analizar el cuerpo social y las relaciones de poder que lo atraviesan; en términos de práctica, define un procedimiento de subordinación de los cuerpos y de las fuerzas que debe aumentar la utilidad del poder realizando la economía del Príncipe. El panoptismo es el principio general de una nueva "anatomía política" cuyo objeto y fin no son la relación de soberanía sino las relaciones de disciplina.
A un extremo, la disciplina bloqueo, la institución cerrada, vuelta toda ella hacia funciones negativas: detener el mal, romper las comunicaciones, suspender el tiempo. Al otro extremo, la disciplina mecanismo, un dispositivo funcional que debe mejorar el ejercicio del poder, volviéndolo más rápido, ligero, eficaz, un diseño de las coerciones sutiles para una sociedad futura. Transformación histórica: la extensión progresiva de los dispositivos de disciplina a lo largo de los siglos XVII y XVIII, su multiplicación a través de todo el cuerpo social, la formación de lo que podría llamarse en líneas generales la sociedad disciplinaria.
La disciplina no puede identificarse ni con una institución ni con un aparato. Es un tipo de poder, una modalidad para ejercerlo, implicando todo un conjunto de instrumentos de técnicas, de procedimientos, de niveles de aplicación de metas: es una "física" o una "anatomía" del poder, una tecnología.
La formación de una sociedad disciplinaria va de las disciplinas cerradas, "cuarentena" social, hasta el mecanismo indefinidamente generalizable del panoptismo. La modalidad disciplinaria se ha infiltrado entre las otras, y sirviéndoles de intermediaria, permitiendo conducir los efectos de poder hasta los elementos más sutiles y más lejanos. Garantiza una distribución infinitesimal de las relaciones de poder.
Hacer accesible a una multitud de hombres la inspección de un pequeño número de objetos. Procurara a un pequeño número, o incluso a uno solo, la visión instantánea de una gran multitud. En una sociedad donde los elementos principales no son ya la comunidad y la vida pública, sino los individuos privados de una parte, y el Estado de la otra, las relaciones se regulan en forma exactamente inversa del espectáculo.
Somos mucho menos griegos de lo que creemos. No estamos ni sobre las gradas ni sobre la escena, sino en la máquina panóptica, dominados por sus efectos de poder, que prolongamos nosotros, ya que somos uno de sus engranajes.
Las disciplinas son unas técnicas para garantizar la ordenación de las multiplicidades humanas. Lo propio de las disciplinas es que intentan definir respecto de las multiplicidades una táctica de poder que responde a tres criterios: hacer el ejercicio del poder lo menos costoso posible. Hacer que los efectos de este poder social alcancen su máximo de intensidad y se extiendan lo más lejos posible, sin fracaso ni laguna; ligar en fin este crecimiento "económico" del poder y el rendimiento de los aparatos en el interior de los cuales se ejerce. En suma, aumentar a la vez la docilidad y la utilidad de todos los elementos del sistema.
El desarrollo de las disciplinas marca la aparición de técnicas elementales del poder que corresponden a una economía completamente distinta, se integran desde el interior a la eficacia productiva de los aparatos, al crecimiento de esta eficacia y a la utilización de lo que produce. Se utilizan como técnicas que permiten ajustar la multiplicidad de los hombres y la multiplicación de los aparatos de producción.
En suma, sustituir un poder que se manifiesta por el esplendor de los que lo ejercen, por un poder que objetiva insidiosamente aquellos a quienes se aplica: formar un saber a propósito de éstos, más que desplegar los signos fastuosos de la soberanía. Las disciplinas son el conjunto de las minúsculas invenciones técnicas que han permitido hacer que crezca la magnitud útil de las multiplicidades haciendo decrecer los inconvenientes del poder que, para hacerlos justamente útiles, debe regirlas.
La división del trabajo y la elaboración de los procedimientos disciplinarios han mantenido un conjunto de relaciones muy estrechas. Cada uno de los dos ha hecho al otro posible y necesario. La disciplina es el procedimiento técnico unitario por el cual de la fuerza del cuerpo está con el menor gasto reducida como fuerza política y maximizada como fuera útil.
La modalidad panóptica del poder no está bajo la dependencia inmediata ni en la prolongación directa de las grandes estructuras jurídico-políticas de una sociedad; no es, sin embargo, absolutamente independiente. Bajo la forma jurídica general que garantizaba un sistema de derechos en principio igualitarios había subyacentes esos mecanismos menudos, cotidianos y físicos, todos esos sistemas de micropoder esencialmente igualitarios y disimétricos que constituyen las disciplinas. Y si el régimen representativo permite que la voluntad de todos forme la instancia fundamental de la soberanía, las disciplinas dan, en la base, garantía de la sumisión de las fuerzas y de los cuerpos. Las disciplinas reales y corporales han constituido el subsuelo de las libertades formales y jurídicas.
En apariencia, las disciplinas no constituyen otra cosa más que un infraderecho. También aparecen como maneras de aprendizaje que permite a los individuos integrarse a estas exigencias generales. Es preciso más bien ver en las disciplinas una especie de contraderecho. Desempeñan el papel preciso de introducir unas disimetrías insuperables y de excluir reciprocidades. La disciplina crea entre los individuos un vínculo privado que es una relación de coacciones enteramente diferentes de la obligación contractual; la aceptación de una disciplina puede ser suscrita por vía de contrato; la manera en que está impuesta, los mecanismos que pone en juego, la subordinación no reversible de los unos respecto de los otros, el exceso de poder, que está siempre fijado del mismo lado, la desigualdad de posición de los diferentes miembros respecto del reglamento común oponen el vínculo disciplinario y el vínculo contractual, y permite falsear sistemáticamente éste a partir del momento en que tiene por contenido un mecanismo de disciplina.
La prisión, con toda la tecnología correctiva de que va acompañada, hay que colocarla ahí: en el punto en que se realiza la torsión del poder codificado de castigar, en un poder disciplinario de vigilar, en el punto en que los castigos universales de las leyes vienen a aplicarse selectivamente a ciertos individuos y siempre a los mismos; hasta el punto en que la recalificación del sujeto de derecho por la pena se vuelve educación útil del criminal; hasta el punto en que el derecho se invierte y pasa al exterior de sí mismo, y en que el contraderecho se vuelve el contenido efectivo e institucionalizado de las formas jurídicas.
Desbloqueo epistemológico a partir de un afinamiento de las relaciones de poder; multiplicación de los efectos de poder gracias a la formación y a la acumulación de conocimientos nuevos.
La Inquisición, lo que esa investigación político-jurídica, administrativa y criminal, religiosa y laica, fue para las ciencias de la naturaleza, el análisis disciplinario lo ha sido para las ciencias del hombre. Estas técnicas no hacen sino remitir a los individuos de una instancia disciplinaria a otra, y reproducen en una forma concentrada o formalizada, el esquema de poder-saber propio de toda disciplina. La gran investigación que ha dado lugar a las ciencias de la naturaleza se ha separado de su modelo político jurídico; el examen en cambio, sigue inserto en la tecnología disciplinaria.
Gilles Lipovetsky
La Era del Vacío
Consumo y hedonismo: hacia la sociedad posmoderna
Ya no se produce tensión entre los artistas innovadores y el público porque ya nadie defiende el orden y la tradición. Búsqueda del impulso como modo de conducta. Cultura posmoderna. Para D. Bell el momento en que la vanguardia ya no suscita indignación, en que el placer y el estímulo de los sentidos se convierten en los valores dominantes de la vida corriente, el posmodernismo aparece como la democratización del hedonismo, el triunfo de la "anti-moral y del antiinstitucionalismo"
Posmodernismo significa asimismo advenimiento de una cultura extremista que lleva la lógica del modernismo hasta sus límites más extremos. En los años sesenta, las características del posmodernismo eran el radicalismo cultural y político, su hedonismo exacerbado; revuelta estudiantil, contracultura, moda de la marihuana y del L.S.D., liberación sexual, películas y publicaciones porno-pop, aumento de violencia y de crueldad en los espectáculos, una extensión del hedonismo de los años cincuenta y una democratización del libertinaje que practicaban desde tiempo atrás ciertas fracciones de la alta sociedad. Los sesenta marcan un principio y un fin. Fin del modernismo, última manifestación de la ofensiva lanzada contra los valores puritanos y utilitaristas. Principio de una cultura posmoderna, sin innovación ni audacia verdaderas, democratizar la lógica hedonista, privilegiar los impulsos más bajos antes que los más nobles.
Lo esencial: el hedonismo y el consumo, son el epicentro del modernismo y del posmodernismo. En los años veinte, la producción en masa y un fuerte consumo empezaron a transformar la vida de la clase media. Revolución de los valores que pone estructuralmente en crisis la unidad de la sociedad burguesa. La revolución del consumo, que llegará a su plenitud pasada la Segunda Guerra, reside esencialmente en la realización del objetivo secular de las sociedades modernas, el control total de la sociedad y la liberación de la esfera privada en manos del autoservicio generalizado de la velocidad de la moda, de la flexibilidad de los principios, roles y estatutos. La era del consumo descalificó la ética protestante, liquidó el valor y existencia de las costumbres y tradiciones, arrancó al individuo de la estabilidad de la vida cotidiana. La revolución de lo cotidiano, después de las revoluciones económicas y políticas, después de la revolución artística. El hombre moderno se ha vuelto cinético: el consumo de masa significaba que se aceptaba la idea del cambio social y de la transformación personal. La vida cotidiana y el individuo han sido incorporados al proceso de la moda y de la obsolencia acelerada. El consumo es un proceso que funciona por la seducción, los individuos adoptan sin dudarlo los objetos, las modas, las fórmulas de ocio elaboradas por las organizaciones especializadas, pero a su aire, aceptando eso pero no eso otro, combinando libremente los elementos programados. La era del consumo se inscribe en el vasto dispositivo moderno de la emancipación del individuo por una parte, y de la regulación total y microscópica de lo social por otra. A medida que lo cotidiano es elaborado minuciosamente por los conceptualizadores e ingenieros, el abanico de elecciones de los individuos aumenta, ese es el efecto paradójico de la edad del consumo.
Uniformización de los comportamientos, pero con una cara complementaria e inversa: acentuación de las singularidades, la personalización sin precedentes de los individuos. La oferta abismal del consumo desmultiplica las referencias y modelos, destruye las fórmulas imperativas, transforma a cada uno en un operador permanente de selección y combinación libre. La era del consumo tiende a reducir las diferencias instituidas desde siempre entre los sexos y generaciones en provecho de una hiperdiferenciación de los comportamientos individuales, liberados de los papeles y convenciones rígidas. Los sociólogos pueden demostrar empíricamente estas diferencias, pero descuidan lo más interesante: el proceso del melting pot, la desaparición progresiva de las grandes entidades e identidades sociales en provecho de la homogeneidad de los seres sino de una diversificación atomística incomparable. Lo masculino y femenino se mezclan, pierden sus características diferenciadas de antes; la homosexualidad de masa empieza a no ser considerada como una perversión, forman combinaciones inéditas: el comportamiento de los jóvenes y de los no tan jóvenes tiende a acercarse. Es el proceso de personalización lo que ha permitido esa distensión cool de las referencias sociales, la legitimación de todos los modos de vida, la conquista de la identidad personal, el derecho de ser absolutamente uno mismo, el apetito de personalidad hasta su término narcisista.
El individuo se ve obligado a escoger permanentemente. El consumo obliga al individuo a hacerse cargo de sí mismo, le responsabiliza, es un sistema de participación ineluctable al contrario de las vituperaciones lanzadas contra la sociedad del espectáculo y la pasividad.
El hedonismo por una parte, la información por otra. Si el consumo evacua la cultura puritana y autoritaria, no lo hace en beneficio de una cultura irracional o impulsiva, más profundamente se instala un nuevo tipo de socialización "racional" del sujeto, por el imperativo seductor de informarse, de autodirigirse, de prever, de reciclarse, de someter la propia vida a la regla del mantenimiento y del test. Socialización sin contenido fuerte, socialización con movilidad. El proceso de personalización crea un individuo informado y responsabilizado.
Responsabilización de un género nuevo, narcisista se podría decir, en la medida en que va acompañada de una desmotivación por la cosa pública por una parte y por otra parte de una descripción y desestabilización de la personalidad. Nada más falso que reconocer ahí a un hombre unidimensional. El neonarcisismo se define por la desunificación, por el estallido de la personalidad, su ley es la coexistencia pacífica de los contrarios. La personalización narcisista: la fragmentación disparada del yo, la emergencia de un individuo que obedece a lógicas múltiples a la manera de las yuxtaposiciones compartimentadas de los artistas pop o de las combinaciones planas y aleatorias de Adami.
El modernismo, un momento histórico complejo que se ordena alrededor de dos lógicas antinómicas, una rígida, uniforme, coercitiva, otra flexible, opcional, seductora. Pero a partir de finales del siglo XIX y de la era del consumo, se han establecido sistemas regidos por otro proceso flexible, plural, personalizado. En este sentido, puede decirse que la fase moderna de nuestras sociedades se ha caracterizado por la coexistencia de dos lógicas adversas con la evidente preeminencia hasta los años cincuenta y sesenta del orden disciplinario y autoritario. En contrapartida se denomina sociedad posmoderna a la inversión de esa organización dominante, en el momento en que las sociedades occidentales tienden cada vez más a rechazar las estructuras uniformes y a generalizar los sistemas personalizados basándose en solicitaciones, opciones, comunicación, información, descentralización, participación. El tiempo posmoderno es la fase cool y desencantada del modernismo. D. Bell habla de una sociedad postindustrial, una sociedad fundada sobre la primacía del saber teórico en el desarrollo técnico y económico, en el sector de los servicios, sobre la clase especializada de los profesionales y técnicos.
Lejos de estar en discontinuidad con el modernismo, la era posmoderna se define por la prolongación y la generalización de una de sus tendencias constitutivas, el proceso de personalización y correlativamente por la reducción progresiva de su otra tendencia, el proceso disciplinario. Limitándose al presente, ocultando el campo histórico, se sobrevalora la ruptura posmoderna, se pierde de vista que no hace más que proseguir aunque sea con otros medios, la obra secular de las sociedades modernas democráticas-individualistas. La sociedad posmoderna, al convertir en modo dominante el proceso de personalización, sigue realizando los significados centrales del mundo moderno. El universo de los objetos, de la información y del hedonismo remata la igualdad de condiciones, eleva el nivel de vida y cultiva las masas, aunque sólo sea bajo el mínimo común denominador, emancipa a las mujeres y a las minorías sexuales (trolos), unifica las edades bajo el imperativo de juventud, banaliza la originalidad, informa a todos los individuos, pone en un mismo plano un best-seller y el premio Nobel, trata de igual modo a los sucesos, las hazañas tecnológicas y las curvas económicas: las diferencias jerárquicas no cesan de retroceder en beneficio del reino indiferente de la igualdad. La denuncia del imperialismo de lo Verdadero es una figura ejemplar del posmodernismo. Es el mismo proceso flexible que liberaliza las costumbres, desmultiplica los grupos de reivindicación, desestandariza la moda y los comportamientos, construye el narcisismo y licúa lo Verdadero. El predominio de lo individual sobre lo universal, de la comunicación sobre la politización, de la diversidad sobre la homogeneidad, de lo permisivo sobre lo coercitivo.
Tocqueville decía que los pueblos democráticos mostraban un "amor más ardiente y más duradero por la igualdad que por la libertad": tenemos derecho a preguntarnos si el proceso de personalización no ha modificado seriamente esta prioridad. El proceso de personalización ha engendrado una explosión de reivindicaciones de libertad que se manifiesta en todos los ámbitos, en la vida sexual y familiar, en el vestido, en el baile, en las actividades corporales y artísticas, en la comunicación y enseñanza, en la pasión por el ocio y en el aumento del tiempo libre, en las nuevas terapias cuyo objetivo es la liberación del yo. En la actualidad se toleran mejor las desigualdades sociales que las prohibiciones que afectan a la esfera privada. Esto es terrible. El propio hedonismo se personaliza y se vuelve narcisismo psi. Los sesenta rematan efectivamente la lógica hedonista. Pero por otro lado, se privilegian los ideales cool: crítica de la bulimia consumista, crítica de la vida urbana y estandarizada, crítica de los valores agresivos y viriles, psicologización del militantismo, integración del autoanálisis y del yo en la crítica social, voluntad de cambiar la vida al transformar directamente las relaciones con uno y con los demás.
El posmodernismo tiene tendencia a afirmar el equilibrio, la escala humana, el retorno a uno mismo, aunque sea cierto, que coexiste con los movimientos duros y extremistas (droga, terrorismo, porno, punk). Demanda erótica y demanda comunicativa, perversión y meditación se interpenetran o coexisten sin contradicción. El placer no es más que un valor relativo, equivalente a la comunicación, a la paz interior, a la salud o a la meditación. Reina el eclecticismo cultural. La propia religión ha sido arrastrada por el proceso de personalización: se es creyente, pero a la carta, se mantiene tal dogma, se elimina tal otro, se mezclan los Evangelios con el Corán, el zen o el budismo. La renovación espiritual es un resultado del individualismo posmoderno reproduciendo su lógica flotante.
El hedonismo es la contradicción cultural del capitalismo: "Por una parte la corporación de los negocios exige que el individuo sea un engranaje de la organización. Por otra parte, la corporación anima al placer, al relajamiento, la despreocupación. Debemos ser concienzudos de día y juerguistas de noche. Son estas discordancias las que explican las diversas crisis del capitalismo. Una contradicción esencial vivida día a día, el trabajo sigue siendo fatigante, su orden, comparado con el del tiempo libre, es rígido, impersonal y autoritario.
Plantear una disyunción estructural entre economía y cultura, presenta ciertas dificultades, esa teoría enmascara la organización real de la cultura, oculta las funciones "productivas" del hedonismo y la dinámica del capitalismo, simplifica y cristaliza excesivamente la naturaleza de las contradicciones culturales. Los productos culturales han sido industrializados, sometidos a los criterios de la eficacia y de la rentabilidad. El orden tecnoeconómico es inseparable de la promoción de las necesidades, y por lo tanto, del hedonismo, de la moda, de las relaciones públicas y humanas, de los estudios de motivación, de la estética industrial: la producción ha integrado en su funcionamiento los valores culturales del modernismo, mientras que la explosión de las necesidades permita al capitalismo salir de sus crisis periódicas de sobreproducción. ¿Cómo sostener que el hedonismo es la contradicción del capitalismo cuando está claro que es precisamente una condición de su funcionamiento y su expansión? La contradicción en nuestras sociedades no procede únicamente de la distancia entre cultura y economía, procede también del propio proceso de personalización, de un proceso sistemático de atomización e individualización narcisista: cuanto más la sociedad se humaniza, más se extiende el sentimiento de anonimato. La era del consumo engendra una desocialización general y polimorfa, invisible y miniaturizada.
El hedonismo ha provocado el hundimiento de las instituciones liberales. El hedonismo tiene como consecuencia la pérdida de la civitas, el egocentrismo y la indiferencia hacia el bien común, la falta de confianza en el futuro, el declive de la legitimidad de las instituciones. Al valorizar sólo la búsqueda de la realización de sí mismo, la era del consumo socava el civismo, la valentía y la voluntad. El hedonismo junto con la recesión económica crea una frustración de los deseos que el sistema apenas es capaz de reducir, y que puede formular soluciones extremistas y terroristas y llevar a la caída de las democracias. La crisis cultural conduce a la inestabilidad política. La legitimidad puede reposar en los valores del liberalismo político se disocia del hedonismo burgués. La política neoconservadora, el orden moral, ¡remedios para la enfermedad senil del capitalismo!
Todo ello no autoriza ni a diagnosticar una mezcla explosiva a punto de estallar ni a pronosticar el declive de las democracias. ¿No sería más acertado reconocer en ello los signos de un reforzamiento de masa de la legitimidad democrática? La desmotivación política, inseparable de los progresos del proceso de personalización, no debe esconder su complemento la eliminación de los trastornos de la edad revolucionaria, la renuncia a las perspectivas de insurrección violenta, el consentimiento quizás blando pero general ante las reglas del juego democrático. ¿Crisis de legitimación? No, ya ningún partido rechaza la regla de la competencia pacífica por el poder, nunca como hoy la democracia ha funcionado sin un enemigo interno declarado. Nunca como ahora estuvo tan en consonancia con las costumbres, con el perfil de un individuo amaestrado para la elección permanente, alérgico al autoritarismo y a la violencia, tolerante y ávido de cambios frecuentes pero sin verdadero riesgo. A medida que crece el narcisismo, triunfa la legitimidad democrática, aunque sea de manera cool. La indiferencia pura no significa indiferencia a la democracia, significa abandono emocional de los grandes referentes ideológicos. Transformación de la política en ambiente pero dentro del campo de la democracia. No se vota, pero se exige poder votar, nadie se interesa por los programas políticos, pero se exige que existan partidos, no se leen los periódicos ni los libros, pero se exige libertad de prensa. La sociedad democrática tiene reivindicaciones que la capacidad productiva de la sociedad no puede satisfacer.
¿Igualdad contra utilidad? Lo más notable es que la igualdad es un valor flexible, traducible en el lenguaje economista de los precios y salarios, modulable según las opciones políticas. La igualdad no va contra la eficacia, excepto de manera puntual o coyuntural, en función de los ritmos y presiones de las reivindicaciones, en función de tal o cual política de la igualdad. La igualdad no sólo produce disfuncionamientos, obliga al sistema político y económico a moverse, a racionalizarse, a innovar, es un factor de desequilibrio, pero también de invención histórica. Así pueden adivinarse nuevas políticas sociales que deberían llevar no al Estado mínimo, sino a una redefinición de la solidaridad social. Ver en los problemas actuales del Estado providencia una crisis que va más allá de las estrictas dificultades financieras y al entenderlo como un trastorno más global en las relaciones de la sociedad con el Estado. La crisis de la socialdemocracia coincide con el movimiento posmoderno de reducción de las rigideces individuales e institucionales: menos relación vertical y paternalista entre el Estado y la sociedad, menos régimen único, más iniciativa, diversidad y responsabilidad en la sociedad y en los individuos, las nuevas políticas sociales deberán proseguir la misma obra de abertura que la puesta en movimiento por el consumo de masa.
La condición postmoderna
Jean-François Lyotard
El saber cambia de estatuto al mismo tiempo que las sociedades entran en la edad llamada postindustrial y las culturas en la edad llamada postmoderna. El saber científico es una clase de discurso. Desde hace cuarenta años las ciencias y las técnicas llamadas de punta se apoyan en el lenguaje.
El saber se encuentra afectado en dos principales funciones: la investigación y la transmisión de conocimientos.
La naturaleza del saber no puede pasar por los nuevos canales y convertirse en operativa a no ser que el conocimiento pueda ser traducido en cantidades de información. Todo lo que en el saber constituido no es traducible de ese modo será dejado de lado y la orientación de las nuevas investigaciones se subordinará a la condición de traducibilidad de los eventuales resultados a un lenguaje de máquina. El principio de que la adquisición del saber es indisociable de la formación del espíritu, e incluso de la persona, cae y caerá todavía más en desuso. Esa relación de los proveedores y de los usuarios del conocimiento con el saber tiende y tenderá cada vez más a revestir la forma que los productores y los consumidores de mercancías mantienen con estas últimas, la forma valor. El saber es y será producido para ser vendido. Deja de ser en sí mismo su propio fin, pierde su valor de uso.
Se sabe que el saber se ha convertido en los últimos decenios en la principal fuerza de producción.
En su forma de mercancía informacional indispensable para la potencia productiva, el saber ya es un envite mayor en la competición mundial por el poder. Es pensable que los Estados-naciones se peleen en el porvenir para dominar las informaciones. El Estado empezará a aparecer como un factor de opacidad y de ruido para una ideología de la transparencia comunicacional, la cual va a la par con la comercialización de los saberes.
Empresas multinacionales implican que las decisiones relativas a la inversión escapan, al menos en parte, al control de los Estados-naciones. ¿Quién sabrá?
La transformación de la naturaleza del saber puede tener sobre los poderes públicos establecidos un efecto de reciprocidad tal que los obligue a reconsiderar sus relaciones de hecho de y de derecho con respecto a las grandes empresas y más en general con la sociedad civil.
Simplificando al extremo, se puede decir que durante los últimos cincuenta años por lo menos, esta representación se ha dividido en principio entre dos modelos: la sociedad forma un todo funcional, la sociedad está dividida en dos. El primer modelo, de Talcott Parsons, el otro, de corriente marxista.
En Parsons, el principio del sistema todavía es optimista. Corresponde a la estabilización de las economías de crecimiento y de las sociedades en la abundancia bajo la égida de un welfare state moderado. En los teóricos alemanes de hoy, la Systemtheorie es tecnocrática, cínica, por no decir desesperada: la armonía de las necesidades y las esperanzas de individuos o grupos con las funciones que asegura el sistema sólo es un componente adjunto de su funcionamiento, la verdadera fiabilidad del sistema, es la optimización de la relación global de sus input con sus output.
Parsons: "La condición más decisiva para que un análisis dinámico sea válido, es que cada problema se refiera continua y sistemáticamente al estado del sistema considerado como un todo (...) Un proceso o un conjunto de condiciones o bien "contribuye" al mantenimiento (o al desarrollo) del sistema, o bien es "disfuncional" en lo que se refiere a la integridad y eficacia del sistema."
La teoría "tradicional" siempre está bajo la amenaza de ser incorporada a la programación del todo social como un simple útil de optimización de las actuaciones de ese último. La teoría "crítica", dado que se apoya en un dualismo de principio y desconfía de síntesis y reconciliaciones, debe de estar en disposición de escapar a ese destino.
En los países de gestión liberal o liberal avanzada, la transformación de esas luchas y sus órganos en reguladores del sistema; en los países comunistas, el retorno, bajo el nombre de marxismo, del modelo totalizador y de sus efectos totalitarios, con lo que las luchas en cuestión quedan sencillamente privadas del derecho a la existencia.
La base social del principio de la división, la lucha de clases, se difuminó hasta el punto de perder toda radicalidad, encontrándose finalmente expuesto al peligro de perder su estabilidad teórica y reducirse a una utopía, a una esperanza.
Pues no se puede saber lo que es el saber, si no se sabe nada de la sociedad donde aparece. La alternativa parece clara, homogeneidad o dualidad intrínsecas de lo social, funcionalismo o criticismo del saber, pero la decisión parece difícil de tomar, o arbitraria.
El redespliegue económico en la fase actual del capitalismo marcha a la par con un cambio de función de los Estados. Las funciones de regulación y, por tanto, de reproducción, se les quitan y se les quitarán más y más a los administradores y serán confiadas a autómatas. La cuestión principal es poder disponer de las informaciones con objeto de que se tomen las decisiones adecuadas. La clase dirigente es y será cada vez más la de los decididores. Deja de estar constituida por la clase política tradicional, pasa a ser una base formada por jefes de empresa, altos funcionarios, dirigentes de los grandes organismos profesionales, sindicales, políticos, confesionales.
Los antiguos polos de atracción, constituidos por los Estados-naciones, los partidos, las instituciones y las tradiciones. Las identificaciones con los grandes nombres, los héroes de la historia actual se hacen más difíciles. Cada uno se ve remitido a sí mismo. Y cada uno sabe que ese sí mismo es poco.
De esta descomposición de los grandes Relatos se sigue la disolución del lazo social y el paso de las colectividades sociales al estado de una masa compuesta de átomos individuales lanzados a un absurdo movimiento browniano.
Nunca está ni siquiera el más desfavorecido, desprovisto de poder sobre esos mensajes que le atraviesan al situarlo, sea en la posición de destinador o de destinatario o de referente.
No pretendemos que toda relación social sea del orden de los juegos de lenguaje, sino que éstos son el mínimo de relación exigido para que haya sociedad. Desde antes de su nacimiento, el ser humano ya está situado con referencia a la historia que cuenta su ambiente, y con respecto a la cual tendrá posteriormente que conducirse.
En una sociedad donde el componente comunicacional se hace cada día más evidente a la vez como realidad y como problema. El aspecto lingüístico adquiere nueva importancia.
Traduciendo ese problema a simples términos de la teoría de la comunicación se olvidarían dos cosas: los mensajes están dotados de formas y de efectos muy diferentes. Es seguro que no sólo funcionan en tanto que comunican información. Reducirlos a esa función, es adoptar una perspectiva que privilegia indebidamente el punto de vista del sistema y su sólo interés.
La teoría de la información en su versión cibernética trivial deja de lado un aspecto decisivo ya subrayado, el aspecto agonístico. Cada compañero de lenguaje sufre entonces "jugadas" que le atribuyen un "desplazamiento". Esas "jugadas" no pueden dejar de suscitar "contra-jugadas", estas últimas no son "buenas" si sólo son reactivas. Entonces no son más que efectos programados en la estrategia del adversario. De ahí la importancia que tiene el intensificar el desplazamiento, e incluso el desorientarlo, de modo que se pueda hacer una "jugada" (un nuevo enunciado) que sea inesperada.
Lo que se precisa para comprender de esta manera las relaciones sociales, es una teoría de los juegos que incluya a la agonística en sus presupuestos.
En el uso ordinario del discurso, en una discusión entre dos amigos, por ejemplo, los interlocutores recurren a lo que sea. Ésta no carece de reglas, pero sus reglas autorizan y alientan la mayor flexibilidad de los enunciados.
Una institución siempre difiere de una discusión en que requiere limitaciones suplementarias para que los enunciados sean declarados admisibles en su seno. Esas limitaciones operan como filtros, interrumpen conexiones, hay cosas que no se pueden decir y hay cosas que se pueden decir y maneras de decirlas. La burocratización es el límite extremo de esta tendencia.
Hoy sabemos que el límite que la institución opone al potencial del lenguaje en "jugadas" nunca está establecido (incluso cuando formalmente lo está). Sí si los límites de la antigua institución se desplazan.
Con este espíritu es como conviene abordar las instituciones contemporáneas del saber.
Posmodernidad: ¿una sociedad transparente?
Gianni Vattimo
El término posmoderno sigue teniendo un sentido, y que este sentido está ligado al hecho de que la sociedad en que vivimos es una sociedad de la comunicación generalizada, la sociedad de los medios de comunicación.
La modernidad es la época en la que el hecho de ser moderno viene a ser un valor determinante. El culto por lo nuevo y por lo original en el arte se vincula a una perspectiva más general que, como sucede en la época de la Ilustración, considera la historia humana como un proceso progresivo de emancipación, como la realización cada vez más perfecta del hombre ideal.
Sólo si existe la historia se puede hablar de progreso.
La modernidad deja de existir cuando desaparece la posibilidad de seguir hablando de la historia como una entidad unitaria.
La filosofía surgida entre los siglos XIX y XX ha criticado radicalmente la idea de historia unitaria y ha puesto de manifiesto cabalmente el carácter ideológico de estas representaciones. Así, Walter Benjamin, sostenía que la historia concebida como un decurso unitario es una representación del pasado construida por los grupos y las clases sociales dominantes.
Los pobres e incluso los aspectos de la vida que se consideraban "bajos" no hacen historia.
No existe una historia única, existen imágenes del pasado propuestas desde diversos puntos de vista, y es ilusorio pensar que exista un punto de vista supremo, capaz de unificar todos los demás.
La crisis de la idea de la historia lleva consigo la crisis de la idea de progreso: si no hay un decurso unitario de las vicisitudes humanas, no se podrá ni siquiera sostener que avanzan hacia un fin.
Juntamente con el final del colonialismo y del Imperialismo ha habido otro gran factor decisivo para disolver la idea de historia y acabar con la modernidad: a saber la irrupción de la sociedad de la comunicación. "Sociedad transparente": a) en el nacimiento de una sociedad posmoderna desempeñan un papel determinante los medios de comunicación; b) que esos medios caracterizan a esta sociedad no como una sociedad más "transparente", más consciente de sí, más "ilustrada", sino como una sociedad más compleja, incluso caótica y por último, c) precisamente en este relativo "caos" residen nuestras esperanzas de emancipación.
La "telemática" ha sido la causa determinante de la disolución de los puntos de vista centrales de lo que un filósofo francés, Jean-François Lyotard, llama los grandes relatos.
Apoyado en su experiencia de vida en USA durante la segunda guerra mundial, Adorno preveía que la radio (más tarde también la televisión) tendría el efecto de producir una homologación general de la sociedad, haciendo posible e incluso favoreciendo la formación de dictaduras y gobiernos totalitarios capaces de ejercer un control exhaustivo sobre los ciudadanos por medio de propaganda, concepciones estereotipadas del mundo. Más bien radio, televisión, prensa han venido a ser elementos de una explosión y multiplicación general de concepciones del mundo. Han tomado la palabra minorías de todas clases, se han presentado a la palestra de la opinión pública culturas y sub-culturas de toda índole.
La lógica misma del "mercado" de la información postula una ampliación continua de este mercado y exige en consecuencia que "todo", en cierto modo, venga a ser objeto de comunicación. Esta multiplicación vertiginosa de las comunicaciones, es el efecto más evidente de los medios de comunicación y es a su vez el hecho que determina el paso de nuestra sociedad a la posmodernidad.
Los medios de comunicación podrían parecer en realidad como una especie de autoconsciencia perfecta de toda la humanidad, la consciencia entre lo que acontece, la historia y la consciencia del hombre. Pero la liberación de todas esas múltiples culturas ha olvidado precisamente el ideal de una sociedad transparente: ¿qué sentido tendría la libertad de información, aunque no fuera más que la existencia de más canales de radio y de televisión, en un mundo en que la norma fuese la reproducción exacta de la realidad, la perfecta objetividad, la identificación total del mapa con el territorio? De hecho, intensificar las posibilidades de información acerca de la realidad en sus más variados aspectos hace siempre menos concebible la idea misma de una realidad. Nietzsche: el mundo real a la postre se convierte en fábula. Si tenemos una idea de la realidad, no puede entenderse ésta como el dato objetivo que está por debajo de las imágenes que de él nos dan los medios de comunicación. ¿Cómo y dónde podremos alcanzar tal realidad en sí misma? La realidad es más bien el resultado de cruzarse y "contaminarse" las múltiples imágenes que distribuyen los medios de comunicación en competencia mutua y sin coordinación "central" alguna.
En la sociedad de los medios de comunicación sobre la conciencia perfecta de quien sabe cómo están las cosas, se abre camino un ideal de emancipación que tiene su propia base, más bien la oscilación, la pluralidad y en definitiva, la erosión del mismo "principio de realidad". El hombre de hoy puede finalmente llegar a ser consciente de que la perfecta libertad no consiste en conocer la estructura necesaria de lo real para adecuarse a ella. Toda la importancia de las enseñanzas filosóficas de autores como Nietzsche o Heidegger está aquí, en el hecho de que estos autores nos ofrecen los instrumentos para comprender el sentido emancipante del final de la modernidad y de su idea de historia. La imagen de una realidad ordenada racionalmente sobre la base de un principio es sólo un mito "asegurador" propio de una humanidad todavía primitiva y bárbara. Concebir el ser como un principio fundamental y la realidad como un sistema racional de causas y efectos no es sino un modo de hacer extensivo a todo el ser el modelo de objetividad "científica", de una mentalidad que, para poder dominar y organizar rigurosamente todas las cosas, tiene que reducirlas al nivel de puras apariencias mensurables, manipulables, sustituibles, reduciendo finalmente a este nivel incluso al hombre mismo, su interioridad, su historicidad...
Si con la multiplicación de las imágenes del mundo perdemos el "sentido de la realidad", no es en fin de cuentas una gran pérdida. El mundo de los objetos mensurables y manipulables por la ciencia técnica (el mundo de lo real, según la metafísica) ha venido a ser el mundo de las mercaderías, de las imágenes. ¿Tendremos que contraponer a este mundo la nostalgia de una realidad sólida, unitaria, estable y "autorizada"? Semejante nostalgia corre el peligro de transformar continuamente en una actitud neurótica, en el esfuerzo por reconstruir el mundo de nuestra infancia donde la autoridad familiar era a la vez amenazante y aseguradora...
Una vez desaparecida la idea de una racionalidad central de la historia, el mundo de la comunicación generalizada estalla como una multiplicidad de racionalidades locales, minorías étnicas, sexuales, religiosas, culturales o estéticas (como los punk, por ejemplo), que toman la palabra y dejan de ser finalmente acallados y reprimidos por la idea de que sólo existe una forma de humanidad verdadera digna de realizarse, con menoscabo de todas las peculiaridades contingentes. Este proceso no es el abandono de toda regla. También los dialectos tienen una gramática y una sintaxis, no descubre la propia gramática hasta que adquieren dignidad y visibilidad. Algo totalmente distinto de una manifestación irracional de la espontaneidad.
Si hablo mi dialecto en un mundo de dialectos, seré también consciente de que no es la única lengua, sino cabalmente un dialecto más entre otros muchos. Si profeso un sistema de valores, en este mundo de culturas plurales, tendré también una conciencia aguda de la historicidad, contingencia, limitación de todos estos sistemas, comenzando por el mío.
Es lo que Nietzsche llama "continuar soñando sabiendo que estoy soñando".
Vivir en este mundo múltiple significa hacer experiencia de la libertad entendida como oscilación continua entre pertenencia y desasimiento.
Se trata de una libertad problemática, porque nosotros mismos no sabemos todavía demasiado bien qué fisonomía tiene. El ser no coincide necesariamente con lo que es estable, que tiene algo que ver más bien con el acontecimiento, el diálogo, se esfuerzan por hacernos capaces de captar esta experiencia de oscilación del mundo posmoderno como oportunidad de un nuevo modo de ser (quizás por fin) humanos.
Globalización y crisis del Estado-nación
Daniel García Delgado
Las transformaciones ocurridas en la sociedad argentina en los últimos años, particularmente a partir del Plan de Convertibilidad, hablan del cruce de un umbral. El pasaje del Estado de bienestar o desarrollista al neoliberal, privatizador o postsocial.
Asistimos paralelamente a la crisis del Estado-nación, lo que hace alusión a tres fenómenos simultáneos: erosión de su autonomía e independencia decisional, paulatina pérdida de la capacidad de integración social y debilitamiento en la configuración de identidades y solidaridades amplias.
El Estado-nación ha entrado en crisis. La estructura decisional y su soberanía son sometidas a presiones por ambos lados: "desde arriba", cuestionada por instituciones supranacionales, y "desde abajo", jaqueada por los localismos. El término "globalización" no se trata sólo de un acrecentamiento de las relaciones económicas, financieras, culturales y políticas entre las naciones, un simple aumento cuantitativo de algo que siempre ya ha existido. Se trata de un cambio cualitativo que involucra la puesta en cuestión del mismo concepto y vivencia de nación. La idea de soberanía hace referencia a la defensa del señor feudal frente a adversarios regionales o al pode del Papa. Con la formación de los Estados modernos, la potestad soberana se mantiene como atributo del nuevo sujeto político, en un contexto diferente y más dinámico.
En los últimos 20 años esta referencia última de la comunidad política comienza a ponerse en cuestión. Por el aumento de las organizaciones internacionales así como por la presencia de nuevos problemas no resolubles ya en el marco de sus fronteras: medio ambiente, flujos migratorios, terrorismo, interdependencia económica crecientes, y por los flujos económicos especulativos de corto plazo. En el siglo XIV el capital comercial comenzó a desestructurar en Europa el modelo descentralizado del feudalismo (Estado-feudo) configurando las bases para una dinámica centralizadora del moderno Estado-nación y erosionando el mundo estamental, orgánico-comunal basado en lealtades personales y sustituyéndolo por los Estados de derecho. Ahora el capitalismo global promueve un nuevo proceso de "destrucción creativa", propiciando las bases para la configuración de una polis novedosa de unidad territorial y poblacional más amplia de carácter supranacional: los Estados-región.
La ciudad-Estado (Atenas) y el Estado-imperio (Roma) en la Antigüedad; el Estado-feudo en la Edad Media y el Estado-nación en la Modernidad, en sus distintas configuraciones (absolutista, liberal, democrático, social y neoliberal). En la postmodernidad se estaría produciendo la transición hacia un nuevo tipo de comunidad política, la del Estado-región o supranacional: los bloques. No implica la desaparición del Estado-nación, sino su integración paulatina en polis más amplias.
El concepto de soberanía se acuñó en el siglo XVI para dar cuenta del ejercicio del poder en un proceso que tendía a disolver el de dos grandes potencias universales de la Edad Media, la Iglesia y el Imperio. Un ejercicio del poder político y del poder del Estado, que tenía como una de sus funciones fundamentales legitimar el monopolio de la fuerza, rasgo sustancial del Estado moderno, no eludible por ningún individuo, grupo o corporación del territorio en que se ejerce y no sometido a ningún poder externo.
En los últimos años las políticas de "fronteras abiertas" conflictúan ese cuadro. Una nueva "revolución" asociada a la globalización que emularía el impacto que tuvieran la francesa, la industrial y la socialista. Un cambio en el cual se desestructuran tanto las representaciones basadas en el sujeto y en cierta concepción lineal y progresiva de la historia, como la capacidad del Estado para actuar sobre su propio territorio, dado que ahora no puede fijar tan libremente sus tasas de cambio o su política salarial o laboral, porque la competencia lo lleva a cuidar inversiones que, de lo contrario, elegirían países vecinos para instalarse.
Esta nueva realidad condiciona la autonomía política de esos Estados, limitados en su toma de decisiones por la presencia de demandas externas tanto o más influyentes que las que expresa su propio sistema societal.
Los países compiten por atraer capitales para poder equilibrar sus cuentas. Los Estados buscan aparecer como más "atractivos" para la inversión extranjera, aumentando las consecuencias negativas del fracaso y exagerando los efectos positivos que a largo plazo produce el éxito aperturista. Se produce un círculo vicioso que refuerza la asimetría entre los países que exportan capital y los que necesitan importarlo imperiosamente. Los capitales se hacen cada vez más exigentes. Se debilita así la capacidad de control, de asignación y de distribución de los Estados. La intensificación de las interacciones regionales y globales erosiona la distinción entre asuntos internos y externos, entre política doméstica e internacional. Esto presupone un grado de interdependencia creciente entre los distintos países, la transnacionalización de los grupos financieros y de las empresas y el papel relevante adquirido por las agencias de crédito implica una limitación importante de la autoridad estatal a favor de los mercados, así como la influencia gravitante del gobierno norteamericano. Este proceso se acentúa por las características del modelo económico surgente de estas reformas, que lo hacen muy dependiente de los flujos financieros externos. Y todos estos fenómenos comienzan a relativizar la noción de frontera.
Lo decisivo para los países en desarrollo va a ser el rol que tienen los organismos internacionales en la orientación de sus programas. El endeudamiento genera crecientes condicionamientos desde fines de los 70 y los organismos no sólo imponen condiciones de ajuste para posibilitar el pago de la deuda y equilibrar las cuentas fiscales sino que comienzan a pautar la política económica, las políticas sociales y de reforma institucional, y esto cambia la estructura decisional del Estado nacional, porque ya no hay política pública de significación que no sea monitoreada, financiada o controlada por algún organismo internacional.
La globalización muestra en positivo la generalización en los últimos 20 años de los regímenes democráticos en el ámbito mundial, y la expansión de los derechos humanos. Pone en crisis regímenes autoritarios de diversas especies. Y este fenómeno global de transiciones a la democracia ha sido impulsado por ideales asociados con el régimen democrático, pero está vinculado al predominio económico de inversores, grandes firmas, organismos internacionales y naciones centrales que condicionan a estos regímenes democráticos, que reducen su poder político promoviendo democracias crecientemente formales y apatía en los públicos.
La democracia debe hacer frente a dos fuerzas: la concentración de la riqueza y el poder que de esa concentración emana y los embates de la globalización en una doble acepción: en el plano de las ideas, por una suerte de "pensamiento único" y en el de las decisiones concretas, por el modo en que se producen los flujos de capital y la impotencia de los Estados frente a la libertad creciente de acción que tienen las empresas que operan en este mundo. Se obliga al Estado a ser administrado como si fuera una firma, mientras que éstas se atribuyen un número cada vez mayor de prerrogativas que anteriormente incumbían al Estado.
Del primero de los embates (el de la riqueza) emana un reemplazo progresivo de la voluntad que surge del voto de las urnas por una especie de voto calificado que objetivamente discurre e impone su presencia por otros canales. Lo que surge del segundo ("pensamiento único") es un progresivo debilitamiento del Estado-nación y de la política.
Los partidos como sus líderes se encuentran acotados en su capacidad de acción: la densidad y complejidad que adquieren los problemas sociales y económicos, y los condicionamientos que imponen actores externos en un contexto de globalización, además de los agentes económicos locales altamente concentrados, actúan como restricciones que limitan las alternativas a disposición de los líderes políticos. Esto se completa con una fuerte dependencia respecto de los saberes técnicos y consecuentemente respecto de los depositarios privilegiados de los mismos.
El capitalismo desregulado favorece la concentración económica y el crecimiento de las desigualdades. Debido al doble movimiento que producen la crisis fiscal y el endeudamiento, el estado se retira de lo social y de lo productivo y apura una reconversión tecnológica que flexibiliza y margina una parte significativa de la población por no tener las capacidades para insertarse. El empleo deja de ser el gran integrador de la sociedad.
La mundialización de la economía no involucra uno u otro grupo social, sino que abarca de modo diferenciado al conjunto de la sociedad. Las estrategias de globalización generan pérdida de integración interna.
Se produce una menor influencia de lo estatal en la cultura. Una homogeneización de las culturas juntamente con la pérdida de enraizamiento en los propios valores e identidad nacional. El debilitamiento de las anteriores áreas de solidaridad política, ideológicas y laborales ponen en dificultad al Estado para legitimar políticas, por la disminución de la identificación ciudadana en el ámbito nacional. Y porque toman cuerpo tendencias a los localismos, a configurar grupos de referencias más cercanos que pueden derivar también en el marco de una fuerte presión del mercado de trabajo en fundamentalismos y xenofobia.
Y este aumento del dinamismo del cambio económico-tecnológico y cultural, genera una crisis de los mapas cognitivos previos, provocando no sólo la era "del vacío", sino también, por la disolución de la comunidad homogénea, nacional o patriótica, la de la "pérdida del nosotros".
Esta crisis del Estado-nación se vincula a la globalización, que tiene como puntos de referencia la crisis del dólar en 1971 y la del petróleo en 1973. Esta última volvió prioritario utilizar materiales sintéticos para reemplazar las materias primas estratégicas y buscar formas de producción que insumieran menos energía. El nuevo paradigma tecnológico se conformó en torno a la microelectrónica y posibilitó el abaratamiento de la información.
Globalización significa aumento de la vincularidad, expansión y profundización de las distintas relaciones sociales, económicas y políticas, creciente interdependencia de todas las sociedades entre sí, promovida por el aumento de los flujos económicos, financieros y comunicacionales, y catapultada por la "tercera ola", que facilita que estos flujos puedan ser realizados en tiempo real. Esto quiere decir que un operador de bolsa puede operar simultáneamente en todos los grandes mercados de capitales del mundo y durante las 24 hs, así como transferir electrónicamente órdenes de compra o venta. Y este último punto resulta clave apara diferenciar la actual etapa de anteriores de internacionalización económica.
En su dimensión económica, la globalización puede ser entendida como una nueva fase de expansión del sistema capitalista, caracterizada por la apertura de los sistemas económicos nacionales, el aumento del comercio internacional, la expansión de los mercados financieros, la reorganización espacial de la producción, la búsqueda permanente de ventajas comparativas y de la competitividad que da prioridad a la innovación tecnológica; la aparición de elevadas tasas de desempleo y el descenso de niveles históricos de remuneración; y la formación de polos económicos regionales.
No sólo los mercados globales y las redes computacionales atacan la primacía de los Estados, sino también el tráfico de armas, el narcotráfico, los flujos migratorios, los problemas de medio ambiente cuya posible solución supera las fronteras territoriales y requiere de cooperación e interdependencia. La globalización limita a los actores nacionales tanto en países ricos como en países pobres, aunque en distintas magnitudes.
Hay tres tendencias simultáneas: la de interdependencia creciente entre todos los países (la Aldea global), la transición hacia formas productivas posfordistas, y la hegemonía del capital financiero.
Creciente interdependencia entre los países: se acrecienta a partir de la caída del muro, porque el colapso del paradigma socialista modifica el mundo de la posguerra y comienza a estructurar una geopolítica distinta a la configurada por el conflicto este-oeste y la bipolaridad. Consecuencia de ello es la emergencia de un capitalismo triádico (NAFTA, CEE y Japón) y la democracia liberal se ha convertido en el sistema de legitimación del Estado a escala mundial y la economía de mercado en su correlato económico.
El proceso de globalización modifica el paradigma vigente en las relaciones internacionales que confería a los Estados-nación el carácter de actores centrales y predominantes del sistema.
Para el funcionariado público y para los técnicos, el espacio nacional ya no es más el horizonte último de sus expectativas de realización profesional. Un organismo internacional puede ser y casi debe ser la culminación de una carrera o el trampolín para un puesto más significativo a su retorno. Esta orientación supranacional parece ser una tendencia irreversible que transforma la anterior burocracia nacional en términos de tecnocracia y de élites globales. Si en el Estado liberal primaban los abogados y en el social los militares, gremialistas en ingenieros, asistimos hoy en el neoliberal, al irresistible ascenso de los economistas.
El pasaje a la forma de producción posfordista: se produce como consecuencia de la revolución electrónica y de las formas de gestión (la revolución del management iniciada por el toyotismo) y por el hecho de que las empresas se vuelven globales con orientación hacia un sistema de competitividad que homogeneiza las condiciones de calidad y precios en el ámbito mundial.
Peter Drucker señala que desde mediados de los 70 se producen tres cambios fundamentales: 1) el colapso de la economía de materias primas; 2) el desacoplamiento entre producción y empleo, creciente sustitución de mano de obra por conocimientos técnicos y de capital, con una transición de industrias que eran intensivas en términos de trabajo manual por otras que son intensivas en materia de conocimientos; 3) el surgimiento de la economía de símbolos, hace que la economía real haya ido cediendo lugar a los nuevos propulsores de la economía mundial, los movimientos de capital, tipos de cambio y flujo de créditos, y ambas economías operan cada vez en forma más independiente.
Entonces, las ventajas comparativas de los países residen sobre todo en la capacidad de uso de la información y el conocimiento técnico.
Por primera vez en la historia humana, cualquier cosa puede hacerse en cualquier parte y venderse en todas partes. Fabricar cualquier componente y desarrollar cualquier actividad en el lugar del mundo donde pueda hacerse más barato, y vender los productos resultantes donde los precios y los beneficios sean más altos. Minimizar costos y maximizar ingresos es lo que significa la maximización de beneficios, el corazón mismo del capitalismo.
La hegemonía del capital financiero: éste se independiza tanto de la economía "real" o productora de bienes, como del territorio nacional. A partir de la revolución electrónica, los intereses de las grandes corporaciones se "desterritorializan". Ambas economías se independizan, siguen caminos divergentes, aflojan sus nexos. La economía simbólica crece más que la real y predomina cada vez más sobre los actores y fuerzas de las economías, las sociedades y las políticas nacionales. La inversión en China y no en Argentina puede constituir una opción recomendable para los capitalistas argentinos, porque su prosperidad será mayor, conservan la propiedad del capital y recogen los frutos, siendo esa prosperidad independiente del deterioro social que padecen los asalariados nacionales.
Los vinculados a las multinacionales industriales, bancarias, mediáticas y de seguros, los profesionales de mayor calificación, usan su poder internacional para obtener concesiones en el ámbito nacional. Otro factor de la crisis del Estado-nación es que los "ciudadanos consumidores" han adoptado una orientación mundial. La mayor información, los estilos de vida y la configuración de valores se plasman ya no tanto por las instituciones tradicionales de socialización, como la familia, la escuela, la Iglesia y el Estado, sino por los mass media.
Se ha generado un mercado mundial del dinero que impone restricciones estructurales a los márgenes de maniobra de las políticas monetarias y que hace difícil que se lo pueda gravar en el ámbito nacional por su capacidad de fuga y de actuación en tiempo real en cualquier parte del mundo.
La tasa de interés mide la dependencia del futuro, porque cuando esta tasa es nula, el futuro tiene tanta importancia como el presente, pero cuanto más alta es, más orientación se genera hacia el presente y hacia el cortoplacismo, reduciendo las capacidades de la economía productiva o real y del empleo.
Y esta supremacía del capital financiero sobre el productivo no es consecuencia de la mundialización, sino de que la misma se realizara sin determinar reglas de juego. En los últimos 20 años se pasó directamente a la desregulación, aceptando que no hubiera reglas de juego y de ahí que se efectuara un desplazamiento de una lógica de desarrollo a otra de crecimiento y de repartición de porcentajes del mercado mundial por las grandes firmas.
Se trata de una guerra comercial de todos los países entre sí, en la cual en el centro se alimenta el temor de que el desarrollo de los países pobres o intermedios se haga a costa de sus ganancias y empleo, mientras que en los países en desarrollo el temor es quedar encerrados en el endeudamiento, en una vulnerabilidad permanente de su sector externo y en limitaciones al comercio por las barreras paraarancelarias de las sociedades desarrolladas. La palabra clave es la competitividad, y su lógica, la conquista de los territorios económicos de los demás. Lograrlo generalizadamente es imposible, porque todos los países tienen que exportar más, y a la vez, importar menos. Luego, la lógica de competitividad es una lógica de baja de salarios y desprotección laboral.
"Si ustedes quieren que la economía siga enriqueciéndose, entonces deben aceptar que su población deba empobrecerse".
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