Historia


Imperialismo


EL IMPERIALISMO

El imperialismo se refiere principalmente a los intentos de establecer o mantener una soberanía formal sobre otras sociedades subordinadas, pero ha sido también relacionado a menudo con el ejercicio de cualquier forma de control o influencia políticos de una comunidad política sobre otra.

Aunque este termino se usa principalmente para explicar el proceso de colonización de Africa y Asia por parte de Estados europeos como Francia y Gran Bretaña, algunos historiadores lo aplican también a épocas anteriores como la de Alejandro de Macedonia o las conquistas de Roma.

A continuación se relacionan varias opiniones de diferentes autores sobre el imperialismo:

SCHUMPETER consideraba que el imperialismo no era el resultado de nuevos desarrollos económicos, sociales o políticos en Europa, sino la expresión de una antigua disposición sin objeto por parte del estado a una ilimitada expansión de las fronteras por medio de la fuerza.

Asocia el imperialismo con los elementos específicamente precapitalistas incorporados a la sociedad capitalista desde sus comienzos.

La tesis de Schumpeter, tan aceptada por los economistas neoclásicos, dice que el imperialismo, como el nacionalismo, es un atavismo en la estructura social. Es decir, que el imperialismo es un residuo, un elemento que deriva de las condiciones de vida no del presente, sino del pasado, y añade, en términos de la interpretación económica de la historia, a partir de relaciones de producción del pasado y no del presente. Un mundo puramente capitalista, no puede ofrecer suelo fértil para los impulsos imperialistas, sus habitantes serán esencialmente no guerreros, las tendencias antiimperialistas aparecerán allí donde el capitalismo invada la economía.

Afirmaba que el imperialismo era una desviación del ideal de comercio libre debido sobre todo a la reacción nacionalista que frena la revolución liberal.

En un sistema de comercio libre no existirían conflictos de intereses ni entre las diferentes naciones ni entre las clases correspondientes de diferentes naciones. No tendría sentido forzar las exportaciones de mercancías o de capital.

El poder, más que el beneficio, sería así el factor esencial, o sea el fundamento mismo del imperialismo.

LANGER define el imperialismo como el simple dominio o control, político o económico, directo o indirecto, de un Estado, nación o pueblo sobre otros grupos similares o la propensión, tendencia o intento de establecer dicho dominio.

EL IMPERIALISMO

LENIN afirmaba que el imperialismo no sólo surgía del capitalismo, sino que además era una etapa real del desarrollo del capitalismo: la “etapa cumbre”, con un numero creciente de conexiones entre capital industrial y el bancario.

El imperialismo, según él, es la etapa superior del capitalismo en su necesidad de mercados nuevos.

Consideraba el imperialismo en términos de acumulación de capital y de explotación de la mano de obra colonial y semicolonial.

En la concepción del imperialismo de Lenin la exportación de capital se debe a la disminución de utilizaciones rentables del capital en el propio país. En este punto, Lenin se acerca mucho a una teoría del subconsumo.

Explicó que la búsqueda febril de fuentes de materias primas en todo el mundo era causa de la lucha desesperada por la adquisición de colonias.

Opinaba que el imperialismo terminaría sólo cuando los elementos precapitalistas de la vida social desaparecieran definitivamente.

HILFERDING sostuvo que el capital financiero dejaba de ser amante de la paz en cuanto su impulso económico ultramarino se veía obstruido por sociedades precapitalistas. En este punto, el burgués descartaba su convencional pacifismo liberal y apelaba al gobierno para vencer la resistencia indígena a su comercio y a su inversión. Para justificar este “viraje”, el burgués adoptaba la ideología racista y reclamaba el derecho, que consideraba natural, de su propia sociedad avanzada a dominar a los pueblos atrasados de otros continentes. De este modo el imperialismo popular, basado en el racismo, era un producto orgánico del cambio económico.

HOBSON, economista heterodoxo de convicciones radical-liberales, mantenía, al igual que otros liberales británicos, opiniones similares a la de Hilferding, pero la principal diferencia era que creían en la perdurable racionalidad de la mayor parte de la sociedad y consideraban que la opinión popular era deliberadamente corrompida mediante la prensa barata por los que tenían intereses en la expansión imperial. El imperialismo popular era, por ello, el producto de una especie de abuso de confianza llevado a cabo por los capitalistas en alianza con otros grupos con intereses extraeconomicos en la colonización: militares, misioneros, funcionarios coloniales, etc... según él, podría desaparecer por medio de una adecuada reeducación de la opinión de las masas.

Según Hobson, la estructura plutocrática de la sociedad capitalista, en vista de que la demanda interior se ve frenada por los ingresos de la gran masa, mantenidos constantemente bajos, conduce crónicamente a una acumulación excesiva de capital por invertir. Por esta razón los

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capitalistas, para evitar el dilema del beneficio decreciente, se ven obligados a buscar lucrativas posibilidades de inversión en territorios ultramarinos, en vez de hacerlo en los mercados interiores demasiado limitados. De acuerdo con estas ideas, las capas superiores de los Estados industriales europeos presionan al Estado con ayuda del chauvinismo popular previamente fomentado, para que éste cree, a través de intervenciones políticas, posibilidades de inversión para el propio capital y la propia economía en regiones ultramarinas subdesarrolladas.

El punto de vista clásico liberal, atribuye el imperialismo al atavismo subconsciente de una población inflamada por las llamadas nacionalistas de políticos hambrientos de poder.

BRUNSCHWIG opinaba que con posterioridad a 1870 el nacionalismo popular preexistente se volcó al exterior y fijó sus ambiciones en Africa y Asia. Las supuestas razones para ello variaron en cada país. En Alemania e Italia los nacionalistas habían conseguido su propósito de un estado étnicamente unificado y buscaron nuevos mundos que conquistar para incrementar la autoafirmación nacional. Los Estados Unidos que habían logrado ocupar el continente de mar a mar y superado también las amenazas a su unidad interna, desarrollaron instintos similares en la década de 1890. En Francia el nacionalismo expresó la determinación de muchos patriotas de reconstruir el prestigio nacional y su autoestimacion después de los desastres de 1870-71. Puesto que la guerra en el Rin era inconcebible por el momento, el éxito tenia que buscarse frente a enemigos más débiles en otro continente. Incluso en Gran Bretaña, considerada en el continente como el estado menos belicoso de mediados del siglo XIX, era impulsada a afirmarse en ultramar para igualar las hazañas de los demás.

SEMMEL paralelamente a la simple hipótesis “nacionalista” de Brunschwig, hay una teoría mas complicada que se basa en el crecimiento del racismo. Una característica destacada de fines del siglo XIX fue la progresiva creencia de que los europeos eran racialmente superiores a todas las demás razas. Esta creencia provenía en parte de la constatación acrítica de las ventajas que los europeos poseían sobre las sociedades contemporáneas de otros continentes en cuanto a tecnología, formas de gobierno, organización social, etc..., y en parte, de la creciente influencia entre las personas instruidas de las teorías del darwinismo social, de tal modo que el imperialismo concordaba con las leyes de la naturaleza tal como las revelaba la moderna genética.

EL IMPERIALISMO

NKRUMAH define el imperialismo como una situación en la cual el Estado es, en teoría, independiente y ostenta todos los atributos externos de la soberanía internacional, pero en la que su sistema económico y, por tanto, su sistema político está dirigidos desde el exterior.

MAX WEBER defiende una decidida política imperialista y une estrechamente el nivel de vida de las masas trabajadoras con el éxito o fracaso de la política expansionista de ultramar.

Éste fue también el argumento predilecto de algunos políticos de la época que solían justificar su imperialismo nacional con la tesis de que sólo una política ultramarina poderosa garantizaría a la larga la seguridad económica de los trabajadores.

MARX consideraba el imperialismo como una forma política y una serie de ideas que emergen de un determinado nivel tecnológico y de la estructura económica adecuada a ese nivel. Esta estructura, en la sociedad capitalista, aunque parezca una relación entre cosas- capital, tierra, mano de obra y bienes en el mercado- es en realidad una relación entre individuos, entre los pocos propietarios de capital y los muchos “propietarios” de fuerza de trabajo a los cuales les había sido arrebatado su patrimonio.

Para los marxistas el imperialismo es la extensión por parte del capitalista industrial de aquella forma de producción de mercancías en la que el propio trabajo se convierte en mercancía. Según Marx, la producción capitalista, por tanto, bajo su aspecto de proceso continuo y conectado, de proceso de reproducción, no produce solamente mercancías y plusvalía, sino que produce y reproduce las relaciones capitalistas: por una parte, los capitalistas, y por otra, los asalariados.

Los orígenes del imperialismo están en el propio sistema capitalista.

En cierto sentido, el imperialismo ha consistido en retener industrias de bienes de capital en Gran Bretaña y otros países industriales desarrollados y en permitir que sólo se desarrollasen en otros países industrias de bienes de consumo: una división artificial de la mano de obra mundial, debida en gran parte al desequilibrio en estos países entre la producción de bienes de capital y de bienes de consumo.

Para los marxistas el imperialismo de los dos últimos siglos es muy especifico del capitalismo y se deriva de su operación fundamental: dirigir todas sus motivaciones individuales hacia sus fines.

Los marxistas ven en el modo de producción capitalista la dinámica de la acumulación de capital competitiva a través de la inversión en maquinas más productivas, es decir, que ahorran tiempo.

EL IMPERIALISMO

El imperialismo esta en relación con el afán de las firmas capitalistas de obtener excedentes y de utilizarlos, siempre que pueden, en incorporar nuevas áreas de la economía mundial a su sistema de acumulación.

Los marxistas denunciaron el colonialismo y acusaron al capitalismo monopolista del saqueo sistemático al que sometían a los pueblos subdesarrollados.

En el pensamiento marxista se utiliza el termino de imperialismo para denominar la etapa del desarrollo capitalista que abarca los últimos cien años.

KEYNES ha desarrollado una explicación de la actividad del Estado capitalista en términos de una motivación fundamentalmente mercantilista, inherente no sólo a las sociedades capitalistas industriales, sino también a sociedades anteriores.

Para los keynesianos, el capitalismo siempre ha sido dirigido y dirigible. El imperialismo fue un modo de dirigirlo. Existen otros medios, según los intereses de los grupos gobernantes con poder sobre el Estado y sobre las instituciones interestatales.

Para ellos, el vinculo esencial entre la pasión de los hombres por el poder y el prestigio y sus resultados en el comportamiento económico es el deseo de una mayor riqueza monetaria que les abra el camino hacia el poder y el prestigio.

Ellos creen que no hay una conexión causal exclusiva entre capitalismo industrial e imperialismo. El imperialismo puede surgir tanto antes como después de la era que los marxistas designan con el nombre de capitalismo.

Explican el fenómeno del imperialismo, ya se base en los motivos personales del amor al poder y al prestigio, o en motivos nacionales de tipo mercantilista, que han vencido la tendencia crónica en la historia a que los ahorros deseados excedan a las inversiones reales en todas las economías monetarias.

Algunos keynesianos creían que la actividad del Estado capitalista obedece fundamentalmente a una motivación mercantilista, inherente no sólo las sociedades capitalistas industriales, sino también a sociedades anteriores.

Ellos afirman que aunque el hacer dinero fue el motivo principal del sistema capitalista, por sí solo habría conducido al estancamiento de no ser porque los capitalistas tenían que aparecer como benefactores de la sociedad, que daban empleo, construían la riqueza de la nación y llevaban la civilización cristiana a países bárbaros.

Los neomercantilistas ven en el imperialismo una continuación del mercantilismo de nuevas clases gobernantes que intentan aprovecharse

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del Estado para aumentar su poder económico en las circunstancias especiales de los siglos XIX y XX.

ROBINSON creía en la perspectiva mercantilista, los Estados modernos siguen aun luchando por alcanzar una participación en la actividad económica total del mundo.

ROSA LUXEMBURG pensaba que el imperialismo es la expresión política de la acumulación de capital en su lucha competitiva por las áreas que todavía siguen abiertas en el mundo no capitalista.

Para ella, la exportación de capital se relaciona directamente con la exportación de mercancías.

El comercio exterior proporciona una ampliación, en países fuera del sistema capitalista, para el mercado interior saturado, el cual acabará alcanzando su limite en el momento en que todo el mundo esté incorporado a este sistema.

Afirmaba que el imperialismo se origina por la propia incapacidad del capitalismo de producir riqueza sin crisis, teniendo que encontrar en territorios nuevos una salida que le permita prolongar su existencia, pero que a la larga sucumbirá bajo la presión revolucionaria de todas las clases trabajadoras.

LEROY-BEAULIEU opinaba que una gran porción del mundo está habitada por tribus barbaras o salvajes que no saben explotar su tierra y sus riquezas naturales, por lo tanto, consideraba que el imperialismo es una de las tareas impuestas a los países civilizados.




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