Literatura
Hamlet; William Shakespeare
Hamlet
El espectro del difunto rey de Dinamarca solía aparecer a la medianoche sobre las murallas del castillo de Elsinore. Los soldados de la guardia, asustados, se lo hicieron saber al príncipe Hamlet, el cual determinó interrogar al espíritu de su padre la próxima vez que se apareciera. Con este fin esperó una noche fría y oscura, hasta las doce, momento el cual vio a la sombra haciéndole señas de que se acercase. Sus fieles oficiales quisieron detenerlo, pero fue en vano, ya que Hamlet se desasió de ellos y siguió al espíritu.
Hemos de hacer constar que Hamlet había amado tanto a su padre, que su pena por la muerte del rey (acontecida dos meses antes), en vez de disminuir aumentaba de día en día, y se mezclaba ahora a la cólera que sentía contra su propia madre, la reina Gertrudis, y al hermano de su padre, Claudio, quien se había casado con la reina antes de que hubieran pasado dos meses desde la muerte del rey.
El joven príncipe experimentaba sombrío desasosiego por esa vergonzosa conducta, y sospechaba algo sobre la muerte de su querido padre. Así es que cuando el fantasma le reveló el hecho de que había sido envenenado por su hermano, para que este último pudiera casarse con la reina y sentarse en el trono, Hamlet ya no pensó sino en la venganza. Animado por el espíritu de su padre, se propuso no reposar hasta que el usurpador hubiera expiado de su crimen; y para ejecutar mejor sus planes fingió volverse loco hablando extrañamente hasta con Ofelia, hermosa joven a quien amaba.
En eso llegó al castillo, por casualidad, una compañía de cómicos, y Hamlet, que buscaba todos los medios imaginables para probar la culpabilidad del nuevo rey, concibió en seguida el proyecto de hacer conocer a su madre y a su tío, por medio de aquellos cómicos, que estaba enterado de cómo había ocurrido el crimen.
Hamlet pone en práctica su plan para descubrir al culpable
Con tal fin, Hamlet concertó que la compañía representara al día siguiente un drama cuyo tema era el asesinato de un duque de Venecia, y en el cual se introducirían algunos versos nuevos, que el mismo príncipe escribiría. Fácil es adivinar que tales versos se referían a cierto rey envenenado por su hermano, para este último poder gozar de sus bienes y casarse con su viuda, ya que después de haber hecho el convenio con los actores Hamlet exclamó: “El drama será la trampa donde quede preso el rey.”
Y así sucedió. Cuando al día siguiente, se represento la tragedia ante el rey y la reina, los hechos figurados sobre la escena parecían se tanto, en todos los detalles, a la manera en que el padre de Hamlet había sido asesinado (por medio de una droga venenosa vertida en una oreja mientras el dormía), que el criminal Claudio y al reina Gertrudis no lo pudieron soportar, y dejaron la sala con grande emoción y desorden.
El rey había reconocido en la representación del drama la historia de su crimen.
Claudio, muy agitado, expresó a Gertrudis su furor contra Hamlet, y le rogó reprendiese a su hijo por su extraña conducta. Llamó ella a Hamlet a sus habitaciones privadas; pero el padre de Ofelia, el anciano Polonio, que era camarlengo del rey, se quedó escondido detrás de un tapiz, temiendo alguna violencia por causa de la supuesta locura del príncipe. Cuando la reina reprochó a su hijo por haber hecho representar el drama, él le dijo claramente que no la dejaría en paz hasta que hubiera “colocado ante ella un espejo en el cual pudiera ver lo más recóndito de su conciencia”. Ante el furor de sus palabras, la reina, temiendo que la matase, pidió socorro, y Polonio iba a acudir al llamamiento, cuando Hamlet, fingiendo que la causa de la agitación de su madre debía ser un ratón que estaba detrás del tapiz, tiro contra éste una estocada y mató al viejo cortesano. Después, con violentas y extrañas palabras de desprecio, hizo reproches a su madre, hasta que ella le suplicó que no hablara más.
La suerte de la hermosa Ofelia fue bien triste. Creyendo que el amor del príncipe se había convertido en odio, y oyendo que su padre había muerto a sus manos, se sumió en tan gran dolor que acabó volviéndose loca.
Después de castigar a Claudio, muere el príncipe Hamlet
Naturalmente, Claudio no tenía más que un pensamiento: desembarazarse de Hamlet, a quien suponía enterado de su secreto. El príncipe fue enviado a Inglaterra con una carta sellada de Claudio, en la cual el rey pedía que Hamlet fuese muerto al desembarcar. Pero el barco que llevaba al príncipe fue atacado por unos piratas, quienes apresaron a toda la gente de a bordo, y devolvieron a Hamlet a Dinamarca.
Cuando regresaba Hamlet con su fiel amigo Horacio a Elsinore, entraron en un cementerio, en donde estaban cavando una nueva sepultura, y se detuvieron junto a los sepultureros, muy ajenos de sospechar para quién se estaba abriendo aquella tumba. Apareció luego el cortejo fúnebre. Hamlet y su amigo se ocultaron; pero desde su escondite vieron que el cadáver que conducían era el de Ofelia. La infeliz se había ahogado en un riachuelo al que cayó, al desgajarse una rama del sauce que trepaba.
Con mucho cuidado depositaron el cuerpo en la sepultura; pero Laertes hermano de Ofelia, enloquecido de dolor por su muerte, se arrojó sobre el cadáver, pidiendo que los sepultaran juntos. Entonces salió Hamlet y hubo una lucha salvaje entre ambos jóvenes, pues Laertes acusó a Hamlet de la muerte de su hermana, ya que su conducta la había vuelto loca. Al fin, todos se alejaron dejando a la desdichada Ofelia en su última morada.
Sin embargo, entre Hamlet y Laertes debía tener efecto un desafío, y toda la corte se reunió para presenciar el mortal combate. Claudio esperaba de aquel duelo lo libraría de Hamlet y ordenó que preparasen una copa de vino emponzoñado para lo bebiera el príncipe (que estaría sediento por el esfuerzo del combate), en el caso deque venciese Laertes, para quien se había dispuesto una espada envenenada. En el combate, Laertes y Hamlet cambiaron involuntariamente de espadas, pero el príncipe había ya recibido una herida del acero envenenado, y Laertes, a su vez, fue herido por el príncipe Hamlet con la misma espada.
Entretanto, la reina Gertrudis, al beber en honor de su hijo, por la destreza de éste en el manejo de las armas, tomó equivocadamente la copa del mortal licor, la apuró y murió envenenada.
La muerte de su madre descubrió a Hamlet la última villanía del perverso Claudio. Laertes, al morir, perdonó al príncipe y acusó al rey como causa de todas las desgracias que habían sucedido; mientras que Hamlet, dirigiendo su espada contra Claudio, obligó al asesino a beber él mismo la copa mortal. Luego, súbitamente, el veneno de la herida de Hamlet produjo su efecto, y el príncipe actor de esta extraña y triste tragedia rodó por tierra y exhaló el último suspiro.
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Enviado por: | Esgar Álan |
Idioma: | castellano |
País: | México |