Lenguaje, Gramática y Filologías


Estilística, poética y semiótica literaria; Alicia Yllera


1º Filología Inglesa.

TEORÍA DE LA LITERATURA I

Trabajo Optativo; Tema 1: Las nociones de Literatura

YLLERA, Alicia (1979), Estilística, poética y semiótica literaria. Madrid: Alianza.

En este libro, Alicia Yllera hace un amplio recorrido por los términos Estilística, Poética y Semiótica poética, en el que los define, amplía y comenta, añadiendo conocimientos de otros autores. A su vez, realiza una síntesis sobre algunos problemas que puedan surgir, tales como la noción de estilo, el concepto de obra literaria, etc.; para terminar con una extensa conclusión.

Capítulo 1

LA ESTILÍSTICA:

ESTUDIO DEL LENGUAJE AFECTIVO Y/O LITERARIO

Un término ambiguo. El estudio de los autores, forma particular del arte del lenguaje, fue asumido, desde la antigüedad hasta el siglo XIX, por gramáticos o filósofos, teóricos o pensadores sobre el lenguaje. La creciente especialización supuso la diversificación de la crítica literaria y los estudios del lenguaje hasta que los progresos de la lingüística, la aparición de su vertiente sincrónica, proporcionaron un nuevo instrumento de análisis de la obra y/o del lenguaje literario.

El término estilística existía anteriormente, y de hecho, sus primeros balbuceos se produjeron fuera del dominio de las letras. La ambigüedad de su contenido, en parte debida a la tradicional imprecisión del término “estilo”, desconcertaba a muchos autores, que optaron por rebautizar algunas de sus corrientes con los términos de “poética” o “semiótica literaria”.

Estilística gramatical y retórica. El siglo XIX conoció diversos estudios de estilo o estilísticos. Autores alemanes los concibieron como análisis de diversas locuciones particulares, complemento de la gramática. Otros analizaron las diversas figuras de la antigua retórica, reduciendo el término “estilo” a lo que los antiguos llamaron elocutio o incluso al ornatus. Finalmente, diversos estudios de estilo comprendían el análisis del pensamiento, técnica, etc. de un autor particular.

Estilística de la lengua y estilística descriptiva. Charles Bally parte de la dicotomía saussureana entre lengua y habla y entrevé la posibilidad de una triple estilística: general, colectiva o individual. La primera suponía (y supone) unas dificultades insalvables; la tercera atiende al “habla” individual, quedando de este modo excluida del objeto de la lingüística; sólo el segundo aspecto atrajo su atención. Por otra parte, Bruneau y Gressot acudían a la obra literaria como mera fuente de datos.

Estilística histórica e individual. Surgen dos nuevas corrientes estilísticas: la concebida como historia de la cultura, con E. Auerbach, y la idealista, influenciada por Groce, con Vossler y Leo Spitzer. Vossler acude a la doble formulación humboldiana del lenguaje como ergon (producto creado) y energeia (creación). Estudia este segundo aspecto en la lengua hablada, como Bally, y en la lengua literaria. Spitzer parte de la expresión individual del autor, a través del cual se adentra en su mundo mental, prescindiendo de su historicidad.

Leo Spitzer. Spitzer identifica el rasgo de estilo individual con una manifestación personal del autor; ve dos momentos en la explicación literaria. La primera fase, inductiva, reposa sobre la intuición (Erlebnis), que permite captar en una obra uno o varios detalles lingüísticos característicos que le posibiliten entrar en ella y lograr su visión totalizadora. A ello se añade un segundo momento (fase deductiva) en el que, por medio de datos de todo tipo, se busca verificar esta hipótesis.

Su concepción de la estilística parte del postulado de que a toda excitación psíquica que se aparte de los hábitos normales de nuestra mente, corresponde también en el lenguaje un desvío del uso normal; o bien, a la inversa.

Spitzer es el principal representante de la escuela idealista. Su método es el círculo “filológico”. Cree que los usos lingüísticos son un guía fiel y certero hacia “la raíz psicológica, que está en el fondo tanto del impulso lingüístico como de la inspiración literaria” de un autor.

Spitzer fue el primero en intentar seriamente vincular la lingüística a la historia literaria, postulado básico de la estilística moderna.

Dámaso Alonso. Poeta, filólogo y lingüista. “Para cada poeta, para cada poema, es necesaria una vía de penetración distinta”. Esta tarea sólo puede realizarse mediante la intuición.

Si para Spitzer el problema último era el ser del autor manifestado a través de la obra, para Dámaso el problema capital es el “misterio” de la creación poética.

Amado Alonso. Desaparecen las antinomias existentes entre la escuela de Bally y la de Vossler y Spitzer. Existe una doble estilística, una estilística de la lengua y una estilística del habla entre la que es posible establecer un puente.

Estilística estructural y funcional. En los últimos años la ambigüedad del término ha producido una regresión en su empleo. Corrientes que podrían ser consideradas estilísticas se recubren bajo los términos de “estructuralismo”, “formalismo”, etc. y para el estudio “científico” de la literatura se adoptan otros términos.

Nos centraremos sobre la estilística americana de M. Riffaterre, la francesa de P. Guiraud y J. Cohen y la checa de L. Dolezel. No puede hablarse, sin embargo, de unidad de criterios de estos autores. Difiere su concepción del estilo, como unidad de la obra o como peculiaridades, como desvío ora individual ora colectivo, etc. Frente a posiciones más tajantes en los representantes de la semiótica literaria, hallamos posiciones cercanas, intermediarias entre la estilística estructural y la estilística idealista.

Michael Riffaterre. Buscó un método de acercamiento lingüístico al problema del estilo. La estilística del momento le ofrecía estudios basados en una concepción del estilo como desvío respecto a una norma, pero el autor no ignoraba la dificultad de captar esa norma, de construir un lenguaje cero, neutro, por lo que pensó que todo rasgo sólo es captable a través de, y por, un contexto.

Jean Cohen. No habla de estilística, pero sus estudios pueden ser parangonados con los estudios de estilística estructural. Parte de la dicotomía hjelmsleviana -expresión, contenido- y distingue un nivel fónico y un nivel semántico en el poema. Su propósito es captar los rasgos comunes que acercan a los diversos procedimientos poético-retóricos (rima, metáfora, inversión, etc.) y explicar su común eficacia.

Pierre Guiraud. Heredero de la estilística estructural y de la poética de Jakobson, influenciado por la obra de Bachelard, conocedor de la estilística descriptiva y genética, Guiraud busca originalidad en la síntesis de corrientes diversas e intenta reconciliar las distintas tendencias estilísticas.

Samuel R. Levin. Su obra se plantea como objetivo explicar -a partir de la lingüística estructural y de la escuela chomskyana- la peculiaridad esencial de la poesía; no todas las características de la obra, sino las estructuras peculiares que la diferencian del lenguaje ordinario.

Lubomil Dolezel. Comprueba que los progresos de la estilística residen en su unión con la lingüística estructural moderna. La estilística de Dolezel (que sucedía a los estilistas checos de entreguerras) presenta la indiscutible ventaja de manifestar concretamente la relación existente entre los elementos lingüísticos y literarios y de lograr una exposición clara y sencilla de los fenómenos estilísticos.

Antes de pasar al siguiente capítulo, recordemos que no puede establecerse una distinción tajante entre la estilística y la poética.

Capítulo 2

LA POÉTICA:

ESTUDIO DE LA LITERATURA Y/O DE LA FUNCIÓN

POÉTICA DEL LENGUAJE

La poética se ocupaba del análisis de las artes miméticas, de las artes creadoras, caracterizadas por la transposición de la realidad. Así la había concebido Aristóteles y así permaneció hasta la desaparición, con el romanticismo, de la antigua retórica. Su eclipse fue sólo pasajero. La primera obra de conjunto publicada por los formalistas rusos durante la época soviética llevaba el título de Poetika. El mundo occidental recibiría esta nueva concepción de la poética a través de los escritos del último formalista, Roman Jakobson.

Desgraciadamente no es uniforme la extensión concedida al término “poética”; la tarea a ella asignada oscila entre el estudio de la función poética, de la literaturidad o de la obra como sistema semiológico. Muy pronto se tendió a hacer de ella un equivalente de la teoría de la literatura, lo que la aproximaba a la escuela del New Criticism americano. Con todo es posible distinguir una unidad de propósito y finalidad, pese a interpretaciones divergentes de su tarea específica, algo imposible en el caso de la estilística. Las divergencias responden a logros sucesivos, alguna vez diversificados por presupuestos ideológicos, como en el caso de la poética occidental y la poética rusa postformalista, y no a puntos de partida diferentes.

Formalismo ruso. Círculo lingüístico de Moscú. O.P.O.I.A.Z. de San Petersburgo. El descontento con la crítica impresionista y simbolista, el impacto del “cientifismo”, basado en un positivismo ingenuo, llevó a un grupo de jóvenes a hacer del estudio de la literatura una “ciencia” autónoma, ciencia diferente de la historia de la cultura alemana, del comentario de textos francés, de la historia de la literatura concebida como sucesión de autores, de la consideración de la obra como un conjunto de ideas manifestadas a través de una forma, etc.

En 1915, un grupo de jóvenes moscovitas, entre ellos Jakobson, fundaban el Círculo lingüístico de Moscú. Mientras que en 1916 se constituía, fundado por O. Brik, el grupo O.P.O.I.A.Z. de San Petersburgo, compuesto por jóvenes lingüistas discípulos de Jan Baudouin de Courtenay (precursor de la lingüística saussureana y de la fonología) y por teóricos de la literatura.

En su origen, el formalismo estuvo profundamente unido al movimiento poético futurista -a su vez profundamente influenciado por el cubismo, como reconoció Jakobson-, del que tomó algunos de sus postulados básicos: predominio del sonido en el poema, función del arte, etc. El formalismo parte de una concepción de la obra de arte como producto verbal, por lo que el estudio de la literatura es esencialmente el estudio del lenguaje poético. Distinguieron el lenguaje en su función poética y el lenguaje con función comunicativa.

La función del arte consiste esencialmente en renovar el automatismo de la percepción. Las acciones habituales se convierten en automáticas, lo que dificulta la captación del objeto en su auténtica dimensión.

El objeto de sus análisis fue en un principio el estudio del lenguaje poético. Posteriormente se tendió a analizar el problema de las estructuras literarias, de las relaciones entre las diversas partes que integran un conjunto poético. Se rehuye toda preocupación; se plantea la autonomía de la crítica literaria, centrada en el estudio de la literaturidad.

La concepción de a obra como sistema de signos se acompaña de su consideración como unidad. Se rechazaron el fondo y forma franceses; se hizo coincidir el término forma con el de literaturidad, de donde surgió la apelación de “formalistas”. Años después, el formalismo francés reinterpretaría esta distinción a partir de la lingüística hjelmsleviana, oponiendo forma, no a fondo, sino a sustancia (elementos extralingüísticos).

Entre 1924 y 1930 la escuela formalista atraviesa su momento más difícil, pero el encuentro de algunos representantes del formalismo ruso con el pensamiento checo supuso la aparición del Círculo lingüístico de Praga.

Análisis del cuento tradicional. Vladimir Propp. Folclorista y etnólogo ruso; su obra, Morfología del cuento. Propp intentó un estudio interno de los cuentos fantásticos, descubriendo, a través de la diversidad de personajes y argumentos, unos elementos constantes, que le permitieron aislar las partes constitutivas de todo cuento maravilloso. Su obra es una morfología en el sentido de que busca la descripción de los cuentos según sus partes constituyentes y las relaciones de estas partes entre sí y con el conjunto.

Todo cuento se compone de elementos variables y de elementos constantes. Todo cuento maravilloso pertenece a un mismo tipo en cuanto a su estructura: las funciones son las partes fundamentales del cuento, el número de funciones es limitado, su sucesión siempre es idéntica.

La obra de Propp pasó desapercibida sin poder ejercer su influencia sobre los estudios rusos de los años 30-40, dominados por la crítica marxista. Su morfología del cuento venía a coincidir con los análisis del mito de Claude Lévi-Strauss y los análisis de las situaciones dramáticas de Etienne Souriau.

Análisis del relato o drama.

Etienne Souriau. Con absoluta independencia sobre Propp y Strauss se propone: 1 distinguir mediante el análisis las grandes funciones dramáticas sobre las que reposa la dinámica teatral; 2 estudiar morfológicamente sus principales combinaciones; 3 buscar las causas de las propiedades estéticas, tan diversas y variadas, de estas combinaciones o situaciones; 4 observar cómo estas situaciones se encadenan o por qué inversiones se modifican y hacen avanzar la acción teatral.

Algirdas Julien Greimas. Plantea una reformulación de los personajes y funciones de Propp. Busca construir un modelo de análisis más general, utilizable en un mayor número de descripciones de micro-universos semánticos. Compara los personajes de Propp con las funciones de Souriau.

Estructuralismo checo. Círculo lingüístico de Praga. El estructuralismo checo significó la reformulación de las tesis extremistas de los formalistas rusos. Se consideró el lenguaje como el principal sistema de signos, mas no el único. Mukarovsky desarrolló la concepción de la poesía como parte integrante de la semiología y no de la lingüística, concepción que, treinta años después, se impondría en Europa occidental.

La segunda guerra mundial marcaría un corte en el Círculo de Praga, y en su influencia sobre la crítica literaria occidental.

Autores eslavos en el mundo occidental: Roman Jakobson. Partiendo de las funciones del lenguaje de K. Bühler, la Escuela de Praga había desarrollado una teoría de la poesía que posteriormente recogería y completaría Jakobson, constituyendo la base de la poética europea en los últimos años. Jakobson había sido uno de los más activos componentes del formalismo ruso y del estructuralismo checo.

Todo proceso comunicativo se basa en la presencia de seis factores: el remitente que envía un mensaje a un destinatario, mensaje que requiere un contexto (o referente) y un código común para ser pertinente, y que se transmite gracias a un contacto (canal). Cada uno de estos seis factores origina una función lingüística distinta, aunque rara vez se dé una sola de ellas en la comunicación. Por el contrario, el predominio de una sobre las otras marca los diversos tipos de lenguaje. La orientación hacia el contexto constituye la función referencial, denotativa, cognitiva. La función expresiva o emotiva se centra sobre el remitente y, en la lengua, halla su expresión más pura en la interjección. La función conativa se centra sobre el destinatario (aparece representada en lengua por el vocativo y el imperativo). La función fática tiende a establecer o acentuar el contacto entre el emisor y el receptor. En la función metalingüística la atención se concentra sobre el código mismo. Finalmente, la función poética atiende al propio mensaje.

El New Criticism. Surgió hacia 1935 en un grupo de críticos del Sur animados, en un principio, por John Crowe Ramson, quien, en 1941, bautizó el movimiento. Los new critics reclamaron un estudio intrínseco de la obra literaria, denunciando los inconvenientes de la crítica genética, psicológica, histórica, biográfica y sociológica. La esencia de la poesía se vio en la metáfora.

El postformalismo soviético. La poética de M. Bakhtine. Se intentó elaborar una nueva poética que compaginase su método con la teoría marxista. La obra poética es considerada como un sistema de signos, pero se intenta recuperar el ahistoricismo formalista y su tajante separación inicial entre el poema y su ideología.

El formalismo francés. Su influencia no fue decisiva para crear una crítica inmanente, una crítica “pura”, despreocupada de toda noción externa a la obra (autor, época, etc.). Ésta triunfaría en los años sesenta, gracias a la convergencia de diversos factores: la reacción contra la crítica universitaria, la divulgación de las teorías de los formalistas rusos, la llegada de eslavos (Todorov y Kristeva).

Roland Barthes. La crítica queda reducida a un metalenguaje, sometido al momento, a la época y a sus ideologías dominantes.

Gérard Genette. Se opone a Barthes. Repensar, replantear las conquistas del pasado, salvar de él todo lo utilizable que un excesivo afán de modernismo puede anegar; de ahí su interés por la retórica.

Tzvetan Todorov. Búlgaro establecido en Francia. El análisis del discurso literario ha de ser un análisis global, un análisis que asuma todos los aspectos del proceso de la enunciación y del enunciado e incluso la materialidad misma del texto. Distingue tres aspectos generales presentes en todo relato: semántico, sintáctico y verbal.

Diversidad de la poética. No existe univocidad en la definición del término “poética”. Su diversidad radica esencialmente en el empleo que se hizo de él en dos momentos históricos diferentes; primero con Aristóteles y luego los formalistas rusos.

La poética general busca definir la especificidad del hecho literario. La cuestión fue planteada por los formalistas rusos al asignar como tarea a la poética no el estudio de las obras literarias, sino el análisis de la literaridad, es decir de lo que hace que una obra sea literaria.

Capítulo 3

LA SEMIÓTICA POÉTICA:

ESTUDIO DE LA OBRA DE ARTE COMO SISTEMA

DE COMUNICACIÓN Y/O SISTEMA SIGNIFICANTE

Semiótica y semiología. No se puede establecer una diferencia tajante entre semiótica literaria y poética: existen estudios poéticos que pertenecen a la semiología literaria, frente a otros en los que no se da este carácter.

Hace más de dos siglos que John Locke concibió la existencia de una ciencia de los signos y de las significaciones constituida a partir de la lógica entendida como ciencia del lenguaje. En realidad, Locke resucitaba el viejo término estoico, “semiótica”, interesándose por una ciencia que gozaba ya de larga tradición. Habría que esperar al siglo XX para que dos autores coetáneos y sin relación entre sí postulasen esta ciencia: el norteamericano Charles Sanders Peirce y el suizo Ferdinand de Saussure.

“La lengua es un sistema de signos que expresan ideas, y por eso comparable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos simbólicos, a las formas de cortesía, a las insignias militares, etc. Sólo que es el más importante de todos esos sistemas”.

“Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los signos en el seno de la vida social. Tal ciencia sería parte de la psicología social, y por consiguiente de la psicología general. Nosotros la llamaremos semiología (del griego semeîon, “signo”). Ella nos enseñará en qué consisten los signos y cuáles son las leyes que los gobiernan. La lingüística no es más que una parte de esta ciencia general; las leyes que la semiología descubra serán aplicables a la lingüística, y así es como la lingüística se encontrará ligada a un dominio bien definido en el conjunto de los hechos humanos”, Ferdinand de Saussure, Curso de lingüística general.

Según la corriente europea Semiología saussureana, y según la corriente americana Semiótica de Peirce.

Eric Buyssens. Diversos lingüistas postsaussureanos se ocuparon de la semiología, siendo éste quien publicara el primer intento sistemático de construir la semiología que reclamaba Saussure.

Luis Hjelmslev. Una semiótica es cualquier sistema de comunicación distinto de la lengua natural o “cualquier estructura que sea análoga a la lengua”. Se interesa particularmente por dos cuestiones: el lugar que corresponde a la lengua dentro del conjunto de estas estructuras semióticas y la separación entre estructuras semióticas y no semióticas.

Semiótica del arte. Semiótica literaria. Toda obra de arte es un signo autónomo. Es signo puesto que, traduciendo su formulación a los términos saussureanos, consta de un significante (al que denomina símbolo sensible), de un significado y de una relación con la cosa significada.

La lengua poética, piensa Mukarovsky, requiere la adición de una cuarta función (respecto a las 3 de Bühler -representación, expresión y apelación-), opuesta a éstas, que están orientadas hacia lo exterior a la lengua, mientras que esta cuarta función lo estaría hacia el signo mismo, al que sitúa en el centro de atención. Esta demarcación entre la función estética y las funciones prácticas no es tajante, no coincide con la delimitación entre el arte y las restantes actividades humanas.

Por otra parte, en cuanto los partidarios de la semiótica literaria o poética, parten del concepto de la obra literaria como de un sistema de comunicación. La narratología, comentan, estudia el relato en general. El relato puede ser literario o no literario, manifestarse por medio del lenguaje o por otro medio (cine, pintura, etc.). Por lo tanto, la narratología forma parte de la semiótica; sólo la narratología aplicada al estudio de las obras literarias puede incluirse en la poética.

CONCLUSIÓN

Anteriormente se presentaron las tres disciplinas -estilística, poética y semiótica- como tres avatares del estudio inmanente de la literatura, recurriendo a procedimientos de análisis procedentes del estudio del lenguaje (lingüística) o de los sistemas de signos (semiótica). En la actualidad puede decirse que la estilística posee una esfera de estudio perfectamente delimitada: el análisis de la estructura superficial del texto. La mayoría de los autores son conscientes del interés de este estudio, aunque son escasos los avances realizados en este dominio. La escasez de estudios estilísticos en los últimos años se debe esencialmente a la carencia de procedimientos de análisis eficaces y adecuados.

La poética y la semiótica literarias constituyen disciplinas diferentes para quienes consideran a la poética como el estudio general de toda obra literaria; sin embargo, una importante corriente prefiere hablar de “crítica literaria” en el caso del análisis general de una obra literaria determinada, y reservar “poética” para el estudio de un determinado tipo de comunicación, la comunicación literaria. En tal caso no pueden trazarse límites entre la poética y la semiótica literaria puesto que la poética es el estudio de la literatura utilizando métodos semióticos.

Por último, la semiótica literaria, al menos en algunas de sus corriente más pujantes, ha dejado de interesarse por la noción de signo poético para tomar como centro de análisis la noción de texto. Por otra parte, a una visión autónoma de la literatura, se superpone la consideración de la importancia que el contexto tiene en la creación e interpretación de la obra literaria. También en este caso, la poética y la semiótica literarias coinciden con las orientaciones lingüísticas que intentan superar la tradicional noción de la oración como unidad máxima de la lengua e insisten en que el lenguaje se utiliza siempre en situaciones concretas y a través de enunciados y textos.




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Enviado por:Simplon
Idioma: castellano
País: España

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