Filosofía y Ciencia


Elogio de la radicalidad


I. NUESTRA ACTUALIDAD Y LA FILOSOFÍA

3. La filosofía: mera palabra “versus” objetividad

Hay que buscar dentro de la propia filosofía las causas de la situación actual de ésta. En nuestro mundo vital encontramos perspectivas e ideas para las que la filosofía no es necesaria. Debemos rebelarnos contra ese estado de cosas y atrevernos de nuevo a pensar los hechos: la filosofía, la autoconciencia. No debemos renunciar a hacer filosofía.

La metafísica no es una ciencia inútil pues se refiere a problemas reales que gira en torno a objetividades primarias. En la época radical sigue teniendo sentido el estudio de los asuntos, queda la capacidad de comprender e interpretar la “cosa misma”.

Dos cuestiones sobre concepciones contradictorias de la filosofía:

1. Si la filosofía consiste en hermenéutica o en la búsqueda y consecución de las cosas mismas.

2. Si la filosofía existe como fragmento o como un sistema.

Existen quienes consideran que el objeto de la metafísica reside en la interpretación de textos polisémicos. La metafísica se expresa en lenguaje componiendo un relato; pero las palabras son significativas. El texto hace referencia a su autor pero es la objetividad la que dirige la investigación. La metafísica no se puede construir sin palabras. La palabra no expresa únicamente cosas sino también objetividades. Encontrar las significaciones de éstas es más difícil que hallar la de las cosas.

4. La filosofía: fragmento “versus” sistema

La posición que busca expresarse en sistema en modo alguno afirma que éste se ha logrado o se logrará plenamente. La filosofía no ha logrado el sistema, pero no nos hemos conformado hablando de paradigma; pretendemos ver en la evolución de nuestra ciencia la “cosa misma”. La razón diligente es la que intenta el esfuerzo del sistema. La verdad nunca es inconexa, se manifiesta en el todo.

5. Visión y pasión de la filosofía

Para los griegos, la filosofía era “noesis”(ciencia, visión) y “pathesis”(pasión). Es un conocimiento que está unido al quehacer del hombre. La metafísica es un intento de conocer la realidad. El uso actual de episteme o ciencia, se usó hasta el siglo XVII para designar a la filosofía. Cuando la metafísica reivindica conocer la realidad, lo que intenta es comprender la realidad desde otra perspectiva, que no sustituye a la de las ciencias positivas.

Las ciencias no agotan al tema del hombre, también es un tema ontológico. Cuando me dirijo a mi mismo no soy capaz de definir quién soy. Esta imposibilidad es una descripción ontológica del hombre. Esa pregunta ontológica pasa por obvia pero es la pregunta de todo preguntar(Heidegger). Es precisa la presencia de elementos referidos al ser. Esta disertación lo es al existir una diferencia ontológica. La metafísica trata de hallar esta diferencia ontológica, es real. La metafísica se plantea qué tipo de realidad tiene la libertad y su diferencia con el tipo de realidad de otros entes.

Aristóteles dijo que la metafísica busca las primeras “arjai”(fundamento) y las primeras “aitiai”(causa). La filosofía tiene unos métodos y unas técnicas propios que es necesario aprender.

Aristóteles designa al objeto de la metafísica como el “ente en cuanto ente”. Kant habla de las “ideas trascendentales”. Heidegger llama a la perspectiva ontológica “el ser del ente”.

El ser tiene una presencia entre los entes que es diferencial, no es cósica. Pero tiene existencia. El ser como concepto es indefinible, pero entra en la definición de todo ente. La función de la filosofía, que estudia el ser, se ejerce sobre entes estudiados antes por las ciencias positivas. La filosofía es “noesis”, conocimiento desinteresado, y se debe realizar con “pathesis”, actitud de entrega total.

II. SIGNIFICACIÓN DE LA EXPRESIÓN “RADICALIDAD”

6. El término “radical” y su contenido noemático

El término “radical” tiene una semántica peyorativa: a) como extremismo o postura intransigente; b) como actitud sectaria; y c) como actitud violenta. Abogaremos por la semántica meliorativa: “radical” es lo referido a la raíz, que busca el fundamento de las cosas. En el campo científico-filosófico es necesaria una actitud de radicalidad. “La ciencia de lo radical también tendrá que ser radical en su proceder y desde todos los puntos de vista”(Husserl). “Radical” se refiere a un comportamiento de compromiso total con los principios.

7. Interpretación de la “mesótes” aristotélica

Según Aristóteles, la realización y ejercicio de la virtud van unidos a la acción y la pasión , es decir los modos de praxis en los que el hombre puede ser radical utilizando la virtud como “mesótes”(justo medio). Aristóteles:

a) La virtud es divisible y de ella podemos alcanzar un más, un menos o un cantidad igual. Esto se contempla respecto a la cosa misma o respecto a nosotros.

b) Es posible que se saquen conclusiones incorrectas de su teoría de la virtud. El término medio tiene una perfección que depende del equilibrio de la perfección que le corresponde al término medio. La virtud es en sí misma un término medio, pero es un extremo desde el punto de vista de lo mejor y el bien. No es equilibrio geométrico.

c) La valentía es un término medio entre el medio y la temeridad; no en cuanto equilibrio centrista, sino en cuanto que es un extremo en que se logra la perfección de la valentía.

La “mesótes” aristotélica la tomaremos como base para nuestra consideración de la metafísica y de la ética radicales. La metafísica es radical respecto a su origen, pues es la primera ciencia que se construye históricamente; es radical en cuanto razón, por eso fue llamada filosofía primera; y es radical en cuanto totalidad, porque conoce todo por remisión a fundamento. El radicalismo es una actitud moral y en política busca el fundamento antropológico de los fenómenos de la sociedad y el estado.

Al abandonarse el radicalismo en política, se cae en la desideologización. Su repercusión en la ética social es que el pueblo está “des-educado”. Hay que sacar al pueblo de su minoría de edad, como decía Kant. Así se enseña a escoger libremente un comportamiento ético.

8. El hombre radical ante la crisis del presente

Para la filosofía, la situación de crisis actual pertenece a la crisis del hombre moderno. Puede que esa crisis signifique la aparición de otro tipo de hombre, al que llamaremos “hombre radical” y a nuestra época “época radical”. Husserl le achaca a la ciencia europea que no haya sido capaz de encontrar el sentido del hombre actual. El papel del hombre actual es “crear el mejor de los posibles tiempos”. De esta forma, el hombre avanza, progresa. El hombre “progresor” es “el hombre que es capaz de hacer progresar, que procura el progreso”. El hombre radical es progresor.

El hombre actual progresor “crea el mejor de los posibles tiempos”. “Mejor” señala el comportamiento ético del hombre respecto de lo real(actitud de respeto). “Posible” indica que el hombre no sólo tiene potencialidades, sino posibilidades(actitud de señorío). “Tiempo” se refiere a la constitución temporal del ser del hombre(actitud de temple(valor)). Según el hombre radical, el hombre hace acontecer el progreso(de modo libre); para el hombre moderno, el progreso le sucede al hombre de modo necesario.

III. AURORA DE LA RAZÓN RADICAL

9. Teoría y sentido de la modernidad

El hombre moderno se ha enfrentado a todos los aspectos de la vida que le han interesado de modo moderno. La metafísica moderna hace avanzar la metafísica en general en lo referente a su concepto y método. Es tarea de la filosofía describir las “cosmovisiones” diferentes de las diversas épocas.

Guardini afirma que “la Edad Moderna intenta adueñarse del mundo partiendo de una cercanía antes desconocida de la inteligencia y de la técnica a la realidad”. La cosmovisión moderna está definida por el intento realizado por el hombre para dominar la naturaleza. Se intenta situar al hombre como señor y dueño de lo real y de la realidad. Esto se plasma en diferentes aspectos culturales de la modernidad; la física es el más claro de ellos.

Estos planteamientos repercuten en la interpretación filosófica del hombre(antropología filosófica). También influye la imagen del mundo moderna en la concepción general de la educación.

10. Crisis de la modernidad y comienzo de la época radical

El rótulo “fin de la modernidad” no sólo indica que se ha acabado la edad moderna sino también el modo de vida moderno y el modo de hacer ciencia en la modernidad.

En la década de los 30, ya se palpaba la cuestión de la “crisis” y quien inicia la reflexión sobre ella es Spengler. Éste afirma que la historia está constreñida por una necesidad orgánica propia de la vida que crea nuevas formas culturales. Una cultura alcanza la culminación de sus ideales cuando se convierte en “civilización”, pero al mismo tiempo eso supone su caída y desaparición.

Husserl señala que las ciencias modernas no han logrado dar cuenta del sentido del hombre. Existe la crisis de la modernidad porque la razón es razón racionalista. Él busca un nuevo concepto de razón más integrador. La tarea de la filosofía en la época radical es crítica de la “razón racionalista” moderna y construcción de una razón integradora que no deja espacio para la irracionalidad allí donde pueda aparecer otro tipo de razón.

Ortega quiere unir la obra de la razón a la vida. La razón de la modernidad debe ser sustituida por la “razón histórica”, más completa para el conocimiento de la realidad.

Guenon dice que el más grave defecto del hombre moderno es su insistencia en la “formalización” de la razón y su alejamiento de la “tradición”.

En los años 40 y 50, se continúa esta reflexión. Toynbee, al igual que Spengler, adopta como categoría de comprensión histórica la “civilización”(cultura) y sus fases. Pero usa un método empirista frente al apriorista spengleriano.

Heidegger afirma que la técnica es la imagen del mundo de la modernidad. Lucha contra ésta y quiere crear un pensar que sustituya a la metafísica occidental.

Horkheimer, en la crisis cultural de su momento histórico, ve la necesidad de un estudio del concepto de razón, que sirve como instrumento en la acción.

Desde finales de los años 60 y hasta hoy se ha hablado mucho de la “post-modernidad”. Los post-modernos permanecen dentro del ámbito de la cosmovisión moderna. Atendiendo al contenido de nuestra época, nos atrevemos a proponer el nombre de “radical” por creer que la vuelta a la raíz es el contenido de la nueva cosmovisión. El término y la temática de la “era post-moderna” es recogido por filósofos como Lyotard, Vattimo y Habermas. Sus temas están en relación con los problemas sobre la “crisis de la modernidad” de los años 20-30 y 40-50, que toma su auge a partir del 68, y que culmina en el 89 con la caída del muro de Berlín. Frente a esta postura, nosotros preferimos la denominación de “época radical”.

Con este asunto está en juego la cultura occidental, la razón occidental. En la interpretación radical del “fin de la modernidad” el papel de la razón mantiene su importancia, si bien se vierte hacia la búsqueda de la raíz. La época radical ha de concebir la totalidad con la idea de apertura, de tarea inacabada, lo que choca con la idea moderna de totalidad acabada.

11. Aurora de la razón radical

La nueva cosmovisión radical se muestra en todos los campos de la cultura humana. Vamos a ver atisbos en los que la razón radical, o el modo de racionalidad “more radicale”, va apareciendo en algunos ámbitos culturales:

a) Nuevo clima en metafísica: Hoy la metafísica presenta un deseo de amplitud y rigor que destacaremos en:

  • La metafísica actual pretende abarcar “toda la realidad”. Todo lo dado es digno de ser pensado, de ahí la amplitud de la razón ontológica.

  • La ampliación del concepto de experiencia. Bergson dice que la metafísica podría ser definida como la experiencia integral. Hay experiencias irreductibles a la comprensión empírica.

  • b) Nuevo clima en las ciencia positivas: Los científicos positivos dudan de la capacidad del lenguaje cuantitativo(razón calculadora) para expresar toda la realidad; hace falta la colaboración de la filosofía al aportar la razón discursiva. Bohr afirma que el método cuantitativo de la modernidad no beneficia de modo especial a las ciencias naturales. La física cuántica incluye al espectador en la comprensión del fenómeno físico estudiado. Este es el punto de colaboración o encuentro con los modos de averiguación de la metafísica, y es el rasgo en que se atisban las características de la nueva época radical.

    c) Nuevo clima en la interpretación de la historia y de la sociedad: Hoy día tenemos que ampliar el contenido de la idea reductiva de progreso en el sentido moderno. La visión progresora en la actualidad nos acerca mucho más a su contenido y lleva al hombre a progresar en la historia. Se puede llegar a una concepción nueva de progreso por dos caminos:

  • Modo negativo: superando la fe en la ciencia y en la técnica como los motores únicos de un avance ilustrado.

  • Modo positivo: El gran progreso material es muy distante de las exigencias de un progreso moral consecuente. La finalidad del hombre no es tener más cosas sino ser más humano.

  • Esta realización espiritual en el progreso tiene un componente subjetual.

    d) Nuevo clima en la música: Vamos a analizarlo en dos campos:

  • Creación musical: La crisis en este campo es coetánea con la crisis de los fenómenos históricos y filosóficos ya analizados. Se vuelve a la melodía y a la armonía como expresión de la apertura del fenómeno sonoro.

  • Interpretación musical: En los años 50 y 60 existe una escisión entre el movimiento historicista(las obras han de ser interpretadas tal como fueran concebidas por sus autores) y los que consideran la partitura como mero objeto que puede ser revivido en cualquier circunstancia con los medios vigentes en el momento de la interpretación. El 2º modo lo podemos llamar interpretación “more radicale” de la música.

  • IV. LA FILOSOFÍA NO ES OPUESTA AL CONOCIMIENTO EXPERIMENTAL

    12. Modernidad y positivación de las ciencias

    Es en el ámbito de las ciencias donde se define y origina la modernidad. Bell afirma que “la fuente más importante de cambio estructural de la sociedad (...) lo constituye el cambio en el carácter del conocimiento”. La cosmovisión de la modernidad se caracteriza por ser un intento de adueñarse del mundo partiendo de la inteligencia y de la técnica. La 1ª y 2ª modernidad (Renacimiento y siglos XVII y XVIII, respectivamente) son el ámbito en que se va desarrollando un nuevo modelo de ciencia. La primera ciencia moderna que se autonomiza es la física, que se presenta como la “nueva ciencia” filosófica. En la 1ª y 2ª modernidad, el saber o episteme es uno; en la 3ª modernidad (siglos XIX y XX) ya hay diversas ciencias.

    En la 3ª modernidad, la física no sólo está separada de la filosofía, sino que ésta comenzará a ser vista como poco científica y al final como acientífica. Bajo esta reducción, el modelo newtoniano de ciencia, “more moderno”, se ha convertido en el único que es científico, riguroso y sistemático, de forma que todo conocimiento que no esté sujeto a el modelo de la ciencia natural ya deja de ser científico. La filosofía no es considerada ciencia por no reducirse al modelo cuantificador: positivismo.

    El positivismo es aquel modo de hacer ciencia que solamente se atiene a los hechos empíricos. Las ciencias positivas son progresistas. Hoy esta visión nos parece anticuada.

    La 3ª modernidad pretende que la filosofía sea sustituida por la ciencia positiva, y que ésta ocupe el lugar de aquella, quedando como único modelo de cientificidad. Esto no es cierto, la ciencia llega a una frontera a partir de la cual no es competente. Hay que ver un nuevo modo de pensar, en el que las relaciones se dan como colaboración entre filosofía y ciencias positivas.

    13. Radicalidad y colaboración entre las ciencias

    En la época radical comienza a existir la posibilidad de esa colaboración. Hay un ámbito de entendimiento mutuo y de participación en la tarea de la comprensión del hombre y del mundo. Todas las ciencias (tanto positivas como filosóficas) intentan conocer la realidad desde los momentos iniciales griegos. Hegel y Husserl dicen que nada se logra científicamente en el terreno de los hechos empíricos o positivos si no pasamos a su interpretación desde la filosofía (o hechos trascendentales). Y ambos hablan de la necesidad de colaboración entre ambas. Heisenberg destaca la insuficiencia de nuestro conocimiento experimental o intuitivo. La biología nos muestra un ejemplo. Los procesos de la vida son determinables como procesos físico-químicos pero no tiene su origen en procesos puramente químicos. La biología ha renunciado a definir qué es la vida. En el ámbito de creación artística, muchos autores confiesan que no sólo interviene la inspiración sino que de modo fundamental interviene el trabajo del artista que, como persona libre, elabora su obra.

    Todo esto tiene consecuencias en filosofía. Se debe huir de la concepción de la filosofía como meramente acumulativa y relativista.

    V. LA METAFÍSICA “MORE RADICALE”

    14. “Mathesis universalis”

    La metafísica es la ciencia que tratará de por qué la verdad es absoluta, de por qué hay diferentes tipos de entes, de por qué trata de la cosa misma, de por qué funciona con palabras significativas de objetividades. Por ello, la consideramos como “mathesis universalis”. “Mathesis” significa enseñanza, estudio, ciencia. La metafísica es “mathesis universalis” por dos razones:

    a) Porque es “prote philosophia”; como dijo Aristóteles, es la filosofía primera porque “fundamenta” a las otras ciencias que son filosofía segunda.

    b) Porque “mathesis universalis” alude a que confiere una ordenación y armazón sistemáticos a todos los conocimientos científicos.

    La metafísica como mathesis universalis, en la época radical, va a ser descrita como un conocimiento universal y absoluto. Con universal se indica que la metafísica tiende a conocer todas las cosas, pero en cuanto fundamento. Con absoluto se quiere decir que todos los objetos son tratados de modo sistemático.

    En la modernidad creían que ya habían logrado todo lo cognoscible. Hoy día tenemos una idea de sistema que se da históricamente, por tanto, es razón integral y que llamaremos razón radical. Tiene que ser una razón que abarque todos los elementos racionales. La metafísica, según la razón radical, estudia los objetos y ese “algo más” que los rebasa. Ese “algo más” tiene un carácter fundamental o trascendental y constituye el asunto de todos los asuntos.

    Nuestra ciencia siempre busca desde la subjetividad pero la verdad no depende de mí, sino de esa verdad del objeto históricamente lograda. La “mathesis universalis” radical sabe humildemente que de ese “algo más” siempre tenemos un conocimiento perfectible, que será siempre pobre y desnudo; no conocemos completamente, seguimos precisando de cada vez más. La “mathesis universalis” de la época radical es humilde, se sabe en búsqueda de la verdad.

    15. La “cosa misma”

    La filosofía viene dada en un texto pero negamos que el texto tenga sentido por sí mismo. Éste tiene sentido desde el sujeto y desde la “cosa misma” de que se escribe. Hay que averiguar si la cosa misma tiene sentido y es real. Con esto queremos referirnos al núcleo ontológico del asunto. La cosa misma es el objeto de la búsqueda metafísica; ésta es la ciencia que busca la cosa misma, que muchas veces es lo más obvio, pero que exige un gran esfuerzo de reflexión describirla. La afirmación de la cosa misma supone el estar abierto a cualquier corrección o aportación que se haga. Uno ha de zambullirse en la cosa misma; y dentro de ella se aprenderá a conocer la cosa misma. Hegel critica la tesis de Kant de que antes de conocer los objetos hay que conocer si conocemos. La tesis de Kant es errónea. El fenómeno ontológico es anterior a la interpretación, la evidencia del fenómeno a su teoría. La cosa es inseparable del decir de la cosa.

    Es importante que al delimitar una cosa, se sepa que la cosa misma no depende de cada uno de los sujetos. Hay una verdad, pero estamos buscando y ésta no se logra plenamente. Todo el mundo busca por sí, pero no confundamos lo que pertenece al sujeto (subjetualidad) de lo que es mera subjetividad. La verdad es mía pero está en función del objeto cuya verdad expreso; eso es subjetual. Todo conocimiento de una objetividad es subjetual, pero no meramente subjetivo.

    Estamos en el ámbito de un pensamiento radical pero hemos sido educados en los parámetros de la época moderna. Hemos crecido en un modo de comprender la realidad desde la visión. La modernidad nos ha situado en una gnoseología de la contrastabilidad, a tal extremo que hemos olvidado que la mayoría de las objetividades que el hombre tiene entre las manos no son contrastables. La metafísica no sólo se expresa a través de esa gnoseología, sino a través de otros modos de comprender más apropiados a la cosa misma, que tienen en cuenta toda la realidad, toda la integridad.

    16. Verdad y relativismo

    El relativismo filosófico expresa la tesis de que no hay ninguna verdad o que no puede ser encontrada, lo que no deja de ser una verdad absolutamente dicha. Por el contrario, en la visión sistemática, estamos en la búsqueda de la verdad en el sentido de que siendo universal y absoluta ha de ser conquistada históricamente. Husserl dijo que todo relativismo ha logrado una verdad, la verdad de que no hay ninguna verdad.

    La verdad se da siempre en comunicación con otros (universalidad). Por otro lado, tiene el tipo de absolutez de que su búsqueda y conquista es histórica. Hasta ahora esa verdad nunca se ha agotado, deberíamos pensar que nunca alcanzaremos la verdad filosófica total. La verdad es una y absoluta porque la conquista histórica va logrando un corpus que conforma la verdad. No se concede que la verdad es histórica, pero sí su hallazgo. El término “absoluto” no se contradice con el término “histórico”.

    17. Tres objetividades

    La dificultad intrínseca de la metafísica como ciencia se debe a que nos muestra la “cosa misma”, la cosa misma del hombre, mundo y Dios. Por ejemplo, el mundo puede ser estudiado de muchas formas desde las ciencias positivas, Sin embargo ninguno de estos conocimientos nos son obvios. Lo obvio es aquello que dan por supuesto sobre el mundo estas ciencias. Entonces surgen las preguntas metafísicas. La metafísica trata de lo que las ciencias positivas dan por supuesto, por obvio. Lo que constituye el pensamiento metafísico es la remisión a fundamento de los asuntos que trata.

    Las tres grandes objetividades de la metafísica son mundo, hombre y Dios. Para Kant no podemos conocerlas sino sólo pensarlas. Esa solución moderna no es válida en la época radical. Kant pone la frontera en los dictámenes del tribunal de la razón. Pero del hecho de que no se pueda “conocer” la síntesis de los actos libres no se sigue que no exista la libertad. Quedan traspasadas las fronteras que puso Kant al conocimiento.

    La metafísica estudia estas tres objetividades en remisión al fundamento, de modo trascendental, en relación al ser. Por ello la metafísica es la ciencia radical. El primer problema científico es siempre ontológico.

    a) “Dios”: Por un lado se puede conocer a Dios desde los datos de la religión positiva revelada; por otro, se le puede conocer metafísicamente desde los datos inmediatos e intuitivos de la razón humana. Distinguir entre “Dios” (tratamiento filosófico-religioso) y “theos” (tratamiento metafísico). El “theos” no es cuestión de creer o no, simplemente está ahí como realidad radical de todos los entes. “Theos” es la explicación última y profunda que la filosofía da de la realidad. Es el principio último explicativo de lo real, el principio al que se remite todo lo existente. Para Aristóteles, “theos” es fundamento último (“arjé”) y causa primera (“aitía”).

    b) “Hombre”: El hombre no es sólo “animal racional” como lo definió el estagirita. Es algo más desde la diferencia ontológica o dimensión del ser. En remisión al fundamento el hombre es un “abismo”.

    c) “Mundo”: No podemos confundir mundo con naturaleza. El hombre es mundaneidad, es mundano. Decir esto es comprender al hombre en remisión al fundamento. Husserl afirma que el mundo objetivo-natural ha sido conformado por el hombre. El mundo no es sólo naturaleza, sino que es mundaneidad.

    VI. UN CAMINO APENAS INICIADO

    18. Universidad y “paideia”

    La idea de la filosofía “more radicale” apenas ha iniciado su camino. Cada época ha vinculado la forma del saber a grupos sociales determinados, en que el conocimiento se presenta como poder o dominación social. Quizás ésta sea la característica de la universidad de la nueva época que tendería a una comunidad independiente y autónoma en sus fines, pero implicada en los grupos sociales que la sostienen. La “paideia” universitaria aquilata las posibilidades de la existencia del hombre. En la universidad de la época radical no han desaparecido los males antiguos que la aquejan, pero se ha abierto un horizonte en el que es posible una nueva “paideia”. Debemos llegar a la educación del hombre en todas sus facetas; eso es la “paideia”.

    La “paideia” universitaria busca la conjunción de los sentidos y la inteligencia en el conocimiento de la realidad. El concepto, creación de la inteligencia, es el mejor de los instrumentos del conocimiento científico. La forma de vida teórica tiende a una eficacia que transforma la realidad, nuestra percepción y comprensión del hombre y el mundo.

    19. Una filosofía vivible

    El camino por recorrer de la filosofía radical tiene esta característica: que esta idea de la filosofía sea “vivible”, que tenga capacidad para ser vivida por cualquier hombre. La filosofía “more radicale” quiere lograr una expresión acorde con lo más propiamente humano del hombre, que ilumine las cuestiones candentes que preocupan interiormente al hombre, y que por ello la vida tenga sentido y merezca ser vivida. Esa tarea exige la razón diligente de todos los que quieran unirse a ella, es una tarea histórica. La filosofía hace al hombre más humano.




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    Enviado por:Mercenarios
    Idioma: castellano
    País: España

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