Filosofía y Ciencia
El discurso del método; Descartes
DISCURSO DEL METODO (DESCARTES)
1ª PARTE:
¿Qué estudios enumera Descartes y cómo los valora?
Lenguas: Necesarias para entender los libros antiguos; la gentileza de las fábulas despierta el espíritu. Leer buenos libros es como conversar con sus autores y saber de las costumbres de otros pueblos para juzgar con acierto las nuestras.
La poesía: tiene delicadezas y dulzuras que maravillan.
Filosofía: Da medios para hablar con verosimilitud de todas las cosas y hacerse admirar de los menos sabios. No hay en ella cosa alguna que no sea objeto de disputa y que por lo tanto no sea dudosa.
Historia: Sus acciones memorables elevan el espíritu y leídas con discreción ayudan a formar el juicio.
Matemáticas: Hay sutilísimas invenciones que ayudan a simplificar las artes y disminuir el trabajo de los hombres. Destacan por la certeza y evidencia de sus razones.
Teología: Enseña a ganar el cielo.
Medicina y demás ciencias: Dan honores y riquezas a quienes las cultivan. Toman sus principios de la filosofía.
¿Qué objetivos se plantea?
Se han de examinar todas los estudios para conocer su justo valor y no dejarse engañar por ellos.
Descartes quería encontrar un método para la búsqueda de la verdad basado en alguna ciencia que resultaría ser las matemáticas, las cuales destacaba por la certeza y evidencia de sus razones, además de no deber su verdad a la experiencia como otros estudios, sino que se la debe a la razón. En matemáticas, nunca puede haber un cuadrado de más o menos de cuatro lados, mientras que en ciencias no siempre los animales nacen con dos ojos (lo que sabemos por experiencia) ya que pueden nacer deformes y por lo tanto decir una falsedad.
2ª PARTE
La metáfora de los edificios: Su aplicación en Descartes.
Descartes nombra a los edificios refiriéndose a las ideas realizadas que se llevan a cabo por una persona. Nos dice que las cosas que realiza una sola persona y las termina la misma suelen ser mejores (más bellos y ordenados refiriéndose a los edificios) que las que hacen entre más personas, ya que, como dice Descartes, es difícil trabajar en algo que han hecho otros, porque el resultado de la confección de las ideas de un hombre no será el mismo si a mitad de realizarlas es sustituido por otra persona para que las realice y esta es, a su vez, sustituida por otra para que las finalice. La obra resultante nunca será mejor que la que hubiera empezado, elaborado y terminado una misma persona. Esto es porque las ideas que se conciben por un mismo hombre tienden todas a un mismo fin, mientras que si se llevan a cabo por varios, estas se desviarán del objetivo inicial y la obra resultante no será tan bella como la llevada a cabo por una sola persona.
A veces es mejor sustituir lo que no valía de la obra de otro por otras ideas mejores, en vez de derrumbar todo el edificio y construirlo desde cimientos nuevos. Si lo que se derrumba es muy grande (como una nación, o una empresa muy poderosa) la caída será muy dura y, sobretodo, será muy complicado volver a levantar lo que se haya derrumbado con unos cimientos nuevos. Aunque también es difícil sostener estos edificios cuando vacilan.
También dice Descartes que con esta explicación no quiere que la gente saque la conclusión de que escuchar la opinión de los demás sea un error y no sea un ejemplo a seguir, ya que la opinión de los demás, sobretodo si son de otro lugar y de otra cultura enriquecen al individuo.
Los cuatro preceptos del método. Su inspiración y aplicación.
El primero dice que no se admita como verdad algo que no se conozca con evidencia y certeza.
El segundo nos dice que examinemos las dificultades y que las dividamos en tantas partes como se pueda, en cuantas requiera su mejor solución.
El tercero indica que debemos conducir ordenadamente los pensamientos. Comenzando por los objetos más simples y acabando por los más complejos.
El cuarto dice que hagamos revisiones y enumeraciones tan completas como para estar seguro de no omitir nada.
3ª PARTE
Normas o máximas de la moral provisional. Coméntalas.
La primera consiste en obedecer las leyes y costumbres del país en el que se vive, conservando constantemente la religión en la que nos instruimos desde niños. Seguir las opiniones de los demás sensatos (ya que él iba a someter las suyas a examen) fijándonos mejor en lo que hacían que en lo que decían para saber la verdadera opinión. Ya que hay pocas personas que dicen lo que creen, porque no saben en lo que creen.
La segunda máxima fue la de ser lo más firme y resuelto posible en nuestras acciones y seguir con tanta constancia en las opiniones más dudosas, como si fueran muy seguras. Esta máxima entra un poco en conflicto con el primer precepto metódico que dice que no se admita como verdad algo que no se conozca con evidencia y certeza. Aunque lo que Descartes nos viene a decir es que obligados a actuar de algún modo (una cosa es juzgar y otra actuar) escojamos la que nos parezca mejor, y, una vez elegido y considerado, apoyarlo firmemente considerándolo como algo seguro. En lo práctico escogemos esta segunda máxima, mientras que en lo teórico escogemos el primer precepto metodológico. Compara esta idea con los viajeros que se encuentran perdidos en el bosque y que no deben vagar dando vueltas por una y otra parte, sino caminar siempre lo más derecho que pueda, hacia un sitio fijo, sin cambiar de dirección por razones mínimas. De este modo, si no llegan precisamente a donde quieren ir, por lo menos acabarán por llegar a alguna parte en la que probablemente estará mejor que en el medio del bosque.
La tercera máxima fue procurar siempre vencernos a nosotros mismos antes que a la fortuna y alterar mis deseos antes que el orden del mundo; y acostumbrarnos a creer que solo nuestros pensamientos están enteramente en nuestro poder, de manera que, después de haber obrado lo mejor que hemos podido, en lo tocante a las cosas exteriores, lo que no se logre es absolutamente imposible para nosotros. Esto es, no desear estar sanos viéndonos enfermos o ser libres estando presos. Como los filósofos, que nada tenían en su poder salvo sus propios pensamientos; y disponían de estos de forma tan absoluta que no les faltaba razón para considerarse más ricos, poderosos, libres y felices que los demás hombres.
En conclusión, aplicar nuestra vida (la vida de Descartes) al cultivo de la razón y adelantar en todo lo posible en el conocimiento de la verdad según el método que había prescrito.
En los años siguientes Descartes no hizo otra cosa que aplicar este método sin que por esto imitara a los escépticos (buscaba la verdad sin imitarlos). No es la misma duda la de los escépticos (duda escéptica) que la de Descartes (duda metódica de la filosofía cartesiana).
4ª PARTE
Ámbitos (o cosas) que pone en duda Descartes.
Descartes pone en duda su existencia, pero se da cuenta de que la única forma de poder estar donde está en ese momento es que se lo esté imaginando y no puede haber imaginación sin existencia. Por lo tanto, como puede imaginar (estar donde no esta), dudar (de su existencia) y pensar, estos son indicios de su existencia: pienso, luego soy.
Descartes afirma que el pensar es independiente del cuerpo (el alma está separada del cuerpo) por lo que cuando imaginas no tener cuerpo, no existir, no conlleva imaginar no pensar por lo que sigues existiendo y queda demostrada la existencia de uno mismo. El alma nunca puede dejar de ser lo que es mientras que el cuerpo sí.
Demostración de la más firme verdad.
Como regla general, las cosas que concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas. Descartes concibe esta regla después de no poder asegurar que la proposición pienso, luego soy sea verdadera; aunque tenía la certeza de que lo era: era una cosa clara y concisa y que se deducía de una afirmación totalmente cierta: que existimos.
Demostración del ser perfecto.
Se encuentra mayor perfección en conocer que en dudar, y quien posee el conocimiento posee, en consecuencia, la perfección. Esta idea tenía Descartes en la cabeza, la de un ser perfecto. La necesidad de este ser del que se dependa y que nos hubiera dado cuanto poseemos. Esta idea no puede deberse a él mismo o a las cosas exteriores, ya que lo más perfecto no puede provenir de lo imperfecto (igual que nada procede de la nada) ni depender de ello. Lo que lleva a pensar que esta idea tiene que haber sido puesta en la mente por un ser perfecto, que es Dios. La perfección de Dios es tal, que no es que sus poderes estén limitados, sino que al ser tan perfecto no puede caer en errores como el de mentir o crear un ser independiente de él, ya que esto le crearía defectos, los cuales no puede tener para ser Dios (si la verdad equivale al ser, no puede proceder de la nada; igual que si el error equivale al no ser, no puede tener origen en Dios, que es la perfección). Debido a esto Descartes dice de Dios que es un ser infinito, eterno, inmutable, omnisciente y omnipotente y afirma que no solo Dios crea la existencia sino que hace que esta dependa de él.
En resumen Dios existe, ya que podemos tener la idea (palabra que podríamos interpretar como representación en la mente…) de un ser infinito, Dios, y como lo infinito no puede venir de lo finito, alguien nos ha tenido que colocar esta idea, y este es el ser infinito, perfecto. Dios.
Certeza de la geometría.
En geometría, nunca puede haber una esfera cuyo centro no esté a la misma distancia de todos sus puntos, por lo que al afirmar que una esfera siempre es una esfera o que un triángulo tiene tres ángulos que suman dos rectos, estaremos diciendo una certeza. La verdad. Mientras que si decimos que los animales nacen con dos ojos (lo que sabemos por experiencia) nos podemos equivocar si estos nacen deformes y por lo tanto decimos una falsedad.
Diferencia entre entendimiento, la imaginación y los sentidos.
La imaginación está por debajo del entendimiento, que está relacionado con la razón, ya que para imaginar no hace falta el uso de la razón, mientras que para entender es imprescindible este uso.
Los sentidos no te aseguran siempre la verdad (ni mucho menos la imaginación) si el entendimiento no ha actuado primero, ya que el dato más seguro de estos puede ser erróneo, caso de las alucinaciones.
Desconfianza de los sentidos e importancia de Dios para nuestro conocimiento.
Como he dicho en la pregunta anterior, los sentidos no te aseguran siempre la verdad, ya que el dato más seguro de estos puede ser erróneo, como es el caso de las alucinaciones. Solo Dios nos puede dar garantías de que las cosas que vemos y tocamos existen porque como es un ser perfecto no nos puede engañar.
Descargar
Enviado por: | Adrián |
Idioma: | castellano |
País: | España |