Mitología


El amor en la mitología


INTRODUCCIÓN

En este trabajo vamos a explicar algunas historias de amor. La mitología griega y romana está llena de ellas. Nosotras hemos escogido estas, concretamente, porque hemos pensado que eran especialmente románticas y bonitas. Entre todas las que han llegado a nuestras manos, hemos decidido que expondremos las historias de :

Orfeo y Eurídice

Eros y Psique

Apolo Y Dafne

La primera nos demuestra hasta donde puede llegar el amor que siente un hombre por su esposa. Orfeo, llega al punto de ir al infierno a buscar a su amada, aunque, finalmente, y a causa de una debilidad humana, la pierde por siempre.

Las dos últimas, consisten en metamorfosis o mutación de uno de sus personajes. Eros perdona a su amada Psique, que aunque le ha desobedecido, esta muy arrepentida, y no sabe que hacer para lograr que Eros vuelva a su lado.

La historia de Apolo y Dafne es la de un amor no correspondido, y es que, tanto en la mitología como en la vida real, el amor nos domina, y nos atrapa. Algunas veces nos lleva a la mayor de las felicidades, y otras nos abandona sumidos en la mayor de las desgracias. El amor, tan incontrolable como frenético, domina nuestras vidas.

ORFEO

* El personaje

Orfeo es considerado unánimamente como hijo de Eagro, pero las tradiciones discrepan acerca del nombre de su madre. Lo más corriente es hacerlo pasar por hijo de Calíope, la más elevada en dignidad de las nueve Musas. A veces, en vez de Calíope se menciona a Polimnia, o bien, aunque más raramente, a Menipe, hija de Támiris. Orfeo es de origen tracio ; es, pues, como las Musas, vecino del Olimpo, donde con frecuencia es representado cantando. En los monumentos figurados lleva el traje tracio. Los mitógrafos lo presentan como un rey de esta región : de los bisontes, de los odrisos, de los macedonios, etc. Orfeo es el cantor por excelencia, el músico y el poeta. Toca la lira y la “cítara”, cuyo invento se le atribuye a menudo. Cuando no se le reconoce este honor, se le concede por lo menos al de haber aumentado el número de cuerdas del instrumento, que primero habrían sido siente y pasaron a ser nueve, “por razón del número de las Musas”. Sea lo que fuere, Orfeo sabía entonar cantos tan dulces, que las fieras lo seguían, las plantas y los árboles se inclinaban hacia él, y suavizaba el carácter de los hombres más ariscos.

Orfeo participa en la expedición de los Argonautas. Pero no es el héroe intrépido, fuerte y valiente que se podría esperar en semejante aventura. Su papel es más discreto aunque igual de eficaz. Demasiado débil para sostener el remo, da la cadencia a los demás y hace que sus esfuerzos unidos sean más poderosos.

Su poder procede de la magia. Allí donde los guerreros no pueden hacer nada, él los suple. Ante las olas desatadas, canta y regresa la calma. Por su arte sobrepasa la melodía de las sirenas, aniquila sus sortilegios y vuelve a sus compañeros al camino recto. Es su intermediario ante los dioses de Samotracia, en cuyos misterios está iniciado.

Su arte resulta así de una gran utilidad. En circunstancias extraordinarias actúa con medios extraordinarios, poder sorprendente del canto y de la poesía, débiles y caprichosos aparentemente, que dominan el asalto de los guerreros, las fuerzas de la naturaleza y las voluntades de los dioses.

La muerte de Orfeo ha dado origen a gran número de tradiciones. Según la más corriente, fue muerto por las mujeres tracias. Pero los motivos que le valieron su odio varían : a veces, éstas están envidiosas por su fidelidad a la memoria de Eurídice, fidelidad que interpretan como un insulto. Se decía también que Orfeo, no queriendo comercio con las mujeres, se rodeaba de muchachos, y se llegaba a afirmar que habían inventado la pederastia ; su amigo habría sido Calais, hijo de Bóreas. O bien, finalmente, que Orfeo, a su regreso de los Infiernos había instituido unos misterios basados en experiencias recogidas en el mundo subterráneo, pero había prohibido que fuesen admitidas en ellos las mujeres. Los hombres se reunían con él en una casa cerrada y dejaban las armas en la puerta, hasta que una noche se apoderaron de ellas las mujeres, y cuando los hombres salieron, asesinaron a Orfeo y a sus adictos. Otra explicación se buscaba en una maldición de Afrodita. En efecto, cuando la riña de esta diosa con Perséfone por causa de Adonis, había debido someterse, por orden de Zeus, al arbitraje de Calíope, la cual había fallado que las dos divinidades tendrían consigo a Adonis una parte del año, alternativamente.

Afrodita se había indignado mucho con esta decisión y, no pudiendo vengarse directamente de Calíope, inspiró a las mujeres tracias una violenta pasión por Orfeo. Pero éstas, no queriendo cedérselo mutuamente, lo destrozaron.

Una tradición completamente distinta pretendía que Orfeo había sido muerto por Zeus con un rayo. Zeus estaba irritado por las revelaciones místicas hechas por Orfeo a los iniciados en sus misterios.

Cuando las mujeres tracias (en la versión más corriente de la muerte de Orfeo) hubieron despedazado su cadáver, arrojaron los trozos al río, que los arrastró hasta el mar. La cabeza y la lira del poeta llegaron así a Lesbos, cuyos habitantes tributaron honores fúnebres a Orfeo y le erigieron una tumba. Se pretendía que de esta tumba salía a veces el son de una lira ; por eso la isla de Lesbos fue la tierra por excelencia de la poesía lírica.

También enseñaban la tumba de Orfeo en otros lugares ; por ejemplo ; en Asia Menos, en la desembocadura del río Meles. Se contaba al respecto que, a la muerte de Orfeo, se había declarado una peste en Tracia. Consultado el oráculo, éste respondió que era un castigo por el asesinato del poeta y que, para librar el país de la epidemia era preciso recuperar la cabeza de Orfeo y tributarle honras fúnebres.

Tras larga búsqueda, unos pescadores acabaron por encontrarle, varada en la desembocadura del Meles, sangrante aún y cantando, como cuando estaba viva.

La cabeza y la lira del poeta son encontradas y se le rinden los honores fúnebres. En Tesalia, un oráculo de Dionisos había predicho una vez que si las cenizas de Orfeo se exponían al día, un cerdo asolaría la ciudad. Los habitantes se burlaban de esta predicción sin tener ningún miedo de los cerdos.

Sin embargo, durante la siesta, un pastor se duerme sobre la tumba de Orfeo y, soñando, se pone a cantar los himnos del poeta. Los obreros que están en los campos vecinos acuden en seguida en gran número, ese empujan tanto que abren el sarcófago. Al caer la noche estalla una violenta tormenta, la lluvia cae abundantemente, el río crece, inunda toda la ciudad y derriba los principales monumentos. El río en cuestión se llama Sys, lo cual significa “cerdo”.

Después de la muerte de Orfeo, su lira fue transportada al cielo, donde quedó convertida en constelación. El alma del poeta pasó a los Campos Elíseos, donde revestida de un largo ropaje blanco, sigue cantando para los bienaventurados.

* Influencia del personaje en la cultura

* En la pintura

Orfeo, mosaico del s XVII. Galería Borghese, Roma.

Orfismo. La ciudad de París (Robert Delaunay) Colección particular, París.

La muerte de Orfeo (Pablo Picasso)

Mosaico romano, siglo IV d. de C.

Orfeo (Gustave Moreau)

Miniaturas sobre la vitela, Biblia de los poetas.

Orfeo en los infiernos (Pieter Fris)

* En la música

Orfeo (Igor Feodorovich Stravinsky)

La fabula de Orfeo (Giovanni Antonio)

Muerte de Orfeo (Stefano Landi)

Orfeo (Luigi Rossi)

Ode for St Cecilia's Day

Thalaba

* En la literatura

De su estancia en los infiernos Orfeo trae un gran número de informes sobre cómo pasar el cabo de la muerte, evitar ser maldito para siempre y alcanzar el país de los bienaventurados. Una abundante literatura, himnos, escultura epopeyas, poemas, etc., difunde estas revelaciones. Se crea un amplio movimiento de pensamiento.

Argonáuticas Órficas.(E. Norden)

R.E.G.( W. Deonna)

Orphée ( A. Boulanger)

Mel. Éc. Fr. ( J. Heurgon)

La mort d'Orphée, en Cultes Mythes et Rel. (S. Reinach).

Orpheus and Greek Religion (W. D. C. Guthrie)

Early Orphism (M.P. Nilsson)

Pythagoras und Orpheus (K. Kerény)

La Leggenda d'Orpheus de (G.V. Callegari)

Orphée et l'orphisme à l'époque classique (L. Mouliner)

Orpheus. Das Alter des Kitharoden ( Boehme)

Opøikòs ( Pugliese Caratelli)

Orfeu (Joan Vinyoli)

Tumba de Orfeo (Pierre Emmanuelle)

Fàlaris i Orfeu (Llorenç Moyà i Gelabert)

Orfeu rebel (Adolfo Correia da Rocha ).

Invenció d'Orfeu (Jorge de Lima)

La sang d'un poeta, Orfeu (Joan Cocteau)

El testament d'Orfeu.(Joan Cocteau)

Faula d'Orfeu ( Josep Sebastià Pons)

Orfeo (Chrétien de Troyes)

Metamorfosis (Ovidio)

Sir Orfeo (autor deconocido)

Fabula de Orfeo (Angelo Poliziano)

Georgiques (Virgili)

Orfeo (Juan de Jáuregui)

El divino Orfeo (Calderón de la Barca)

Orfeo (Jeroni Zanné)

Sonetos a Orfeo (Rainer Maria Rilke)

* En la filosofía

Los orfeotelestes son numerosos en el siglo VI a. de C. Son una especie de vagabundos que recorren el país, de ciudad en ciudad, proponiendo obtener para todos el perdón de los pecados. Su disciplina de vida es característica : visten de blanco, no comen carne, rechazan todo contacto con los cadáveres. Enseñan la inmortalidad del alma y la impureza del cuerpo. Consideran la muerte como una liberación. Sus thiases (grupos de iniciados) van a multiplicarse a Grecia.

También es una doctrina filosófico-mitológica propagada por los adeptos a los ritos órficos, según la cual en el hombre se encierran dos elementos : uno bueno, procedente de Dioniso, hijo de Zeus, y otro malo, procedente de los titanes. El hombre debe vivir según el principio dionisiaco para resucitar con Dioniso. Esta doctrina influyó en la comunidad pitagórica.

* En el léxico

Orfismo: Tendencia pictórica, iniciada en París, en 1912, por Delaunay y bautizada por Apollinaire con ese nombre. El orfismo vino a ser una reacción colorista ante el cubismo. Apollinaire la definió diciendo que era un arte de pintar conjuntos nuevos con elementos nuevos tomados de la realidad visual, sino enteramente creados por el artista y dotados por él de una poderosa realidad ; las obras de los pintores órficos deben presentar simultáneamente un tema estético puro, una construcción que se ofrezca inmediatamente a los sentidos y una significación sublime ; es arte puro.

Orfeón : Sociedad de cantantes en coro, sin instrumentos que los acompañen.

Orfeonista : Individuo de un orfeón.

Órfico : Perteneciente o relativo al orfismo. Llámanse especialmente órficas ciertas doctrinas y misterios cuyo autor había sido Orfeo.

EURÍDICE

* El personaje

La más célebre de las heroínas con este nombre es la dríade, esposa de Orfeo. Sus compañeras eran las náyades. Un día, paseando por un prado de Tracia, fue mordida por una serpiente. Virgilio, para ligar esta leyenda con la de Aristeo, supone que fue cuando huía de una violación por parte de Aristeo.

* Influencias en la cultura

* En la Pintura

La muerte de Eurídice (Erasmus Quellinus) Museo del Prado.

* En la escultura

Eurídice (Medina) Museo de Arte Moderno, Madrid.

* En la música

Eurídice (Giulio Caccini)

Eurídice (Jacopo Peri)

* En la literatura

D'Eurídice recuperada ( Guerau de Liost)

ORFEO Y EURÍDICE

* La historia

ORFEO RECIBE EL DON DEL CANTO

Los hombres reciben de los dioses el don de la melodía, pero no saben usarlo. La flauta que Atenea (Minerva) inventara sirve sólo para alegrar los interminables festines de los Sátiros y los Faunos. La lira, ingeniosamente creada por Hermes (Mercurio), es privilegio de Apolo y de las Musas, sus compañeras. Las manos humanas se muestran incapaces de pulsar los instrumentos para extraer de ellos armonía alguna. Y en las rudas gargantas, las voces callan.

El tiempo corre sobre el lomo del mundo como un escalofrío. Y un día, feliz, ve nacer a Orfeo. Ahora la satisfacción de los dioses es completa. Porque finalmente ha aparecido sobre la Tierra un mortal capaz de desarrollar el arte de la música.

Ya en la infancia el poeta revela poseer el talento de la armonía (que significa juntura, ensambladura, ajuste, proporción y también equilibrio dinámico de contrarios). Con su suave canto, acompañado de los armoniosos acordes de la lira, apacigua los ruidos de la selva y el furioso bramido del mar.

Sentado en medio de un claro del bosque tañe la lira y convoca a todos para la gran sinfonía. Desde el fondo de la tierra, los árboles arrancan sus negras raíces y arrastran sus cuerpos para unirse a los que cantan. Las rocas, como si tuviesen alma, abandonan su antigua indiferencia y participan también. Cuando Orfeo esparce por los aires su poesía sonora, toda la Tracia vibra de emoción.

Heredero de los dioses, jura cantar hasta el fin de sus días. Cantar para hacer viva lo que parecía muerto. Para aliviar las miserias humanas y vencer la indiferencia de las cosas. Para canalizar el impulso de las fieras y arrullar la esperanza de la libertad. Una sonrisa constante anima la boca del poeta. En sus manos, la lira pacifica la Tierra. Lejos están los caminos del sufrimiento.

EL POETA AVENTURERO SIGUE A LOS ARGONAUTAS

Los preparativos para reanudar el largo viaje en busca del Vellocino de Oro se apresuran. Sin saber de la gran aventura de los navegantes, Orfeo pasea por los bosques y con su canto apacigua a los animales. Los Argonautas lo oyen, y entonces se acuerdan de la profecía del centauro Quirón : el poeta deberá acompañarlos en la gran aventura, para ayudarlos a combatir el peligro delos cantos de las Sirenas.

Bastó una palabra de los héroes para que Orfeo aceptara la invitación.

Ya está alta la mañana cuando Jasón, una vez más, da la orden de partida. Es inútil. La nave Argo ha encallado. Una fuerza misteriosa la inmoviliza en las arenas de la playa. En las inmediaciones, el pueblo de la región es tertigo del inconveniente y lamenta al empeño frustrado de los héroes. Con el pecho desnudo, Jasón empuja la nave junto con otros compañeros. Implora a los dioses. Todo en vano. Como si tuviese voluntad propia, el navío permanece adherido a la arena.

Entonces, un marinero pide a Orfeo que cante. Su música, tal vez, tenga un efecto sobrenatural. Inmediatamente, el poeta tañe la lira. Su dulce voz es acompañada por los navegantes, quienes, tímidamente, uno a uno, le van haciendo coro. El pueblo también canta. Unidas las voces y las voluntades bajo el suave mando del poeta, el barco se pone en movimiento.

En las orillas, emocionada, la multitud llora. Los niños cantan victoria. Los adultos agitan blancos lienzos, deseando éxito a la expedición. Toda Grecia escucha el poderoso grito de Jasón, que ordena “ ¡Adelante !”

Ahora, en alta mar, los Argonautas descansan y sueñan con las tierras desconocidas a las que se dirigen. La luna se levanta en el cielo y colorea de plata el perfil solitario del Argo.

Una vez más, Orfeo tañe su lira. Los marineros cantan, acompañando la bella voz del hijo de Apolo. Los remeros encuentran en este ritmo sereno el impulso que necesitan para continuar su tarea sin cansarse.

Junto al pendón tremolante del mástil, Jasón no siente frío ni miedo. Lejos de allí, lo espera la piel de oro del animal sagrado, el vellocino -lana áurea-, cuya posesión comporta la bendición de los dioses. El destino está trazado, pero él desconoces. El canto de Orfeo es la única certeza.

Del otro lado de las nubes plateadas, los dioses escuchan arrobados la voz del poeta.

LAS BODAS TRÁGICAS DE ORFEO Y EURÍDICE

Cuando la Arurora llegó con sus caballos de púrpura, no halló desencanto en el alma de los novios. Orfeo y Eurídice sonreían como si el Destino no les reservara ningún mal momento. Como si les estuviese reservada la felicidad perenne. En ellos sólo tenía cabida el amor.

En los campos de Tracia se inicia la fiesta. El pueblo participa de la esperanza de que aquel amor victorioso pueda dar fuerza a las débiles voluntades.

La comida y la bebida son abundantes. Orfeo canta y las voces amigas lo acompañan festejando su alegría. Los ojos del poeta están clavados en la imagen serena de la amada. Eurídice también contempla con ternura al que dentro de pocos instantes será su esposo.

El rostro delicado, el paso tímido, las formas leves : cada rasgo de Eurídice es para Orfeo un motivo para cantar.

Mientras tanto, en lo alto del Olimpo, los dioses espían y se lamentan : poco tiempo habrá de durar aquella felicidad.

Los novios habían invitado a Himeneo, dios protector de los casamientos, para que favoreciera sus nupcias. Pero apenas llega el inmortal, una oscura angustia le invade el alma. Las lágrimas inundan sus ojos piadosos. ¿Cómo compartir con los enamorados el terrible secreto que ahora conoce ? ¿Cómo sembrar el luto en el corazón enamorado del poeta ?

Himeneo no tiene valor para eso. Envuelto en su manto color de Sol, parte hacia su morada divina. Pero antes se vuelve una vez más para ver la sonrisa de Eurídice, que, tomada de las manos con su cantor, entona versos felices.

Orfeo nota el alejamiento del dios, y, alzando la voz todo lo que puede, le pide que se quede. Himeneo no puede negarse. Se une nuevamente a los invitados. Pero, durante todo el tiempo contiene en su garganta el mensaje siniestro que los cielos le han enviado. Trajo una antorcha encendida, símbolo del amor perenne, que lentamente dejó apagar. (Los novios no vieron nada, nada entendieron, tan llenos de alegría estaban). Conteniendo el llanto que pugna por brotar, el dios permanece en la fiesta hasta el final.

El Sol, cansado de su diaria rutina, ya se está poniendo, y una nube de sangre anuncia la llegada de la noche. Los invitados se retiran. Himeneo parte, esta vez para siempre.

A la sombra de los árboles, Orfeo descansa y aguarda la hora de estrechar entre sus brazos a su amada Eurídice, ahora su mujer.

LA SÚBITA MUERTE DE EURÍDICE

Las Dríadas, alegres Ninfas de los árboles, acompañan a la recién casada en su paseo nocturno. Eurídice corre por los campos, ágil como un ave. Es feliz. Su amado descansa de la fiesta : pronto estarán juntos, en el mismo lecho, para toda la vida.

La Luna ilumina su suave rostro. Los grandes ojos reflejan amor y esperanza. La sonrisa inocente hace aún más bello el semblante de Eurídice. En pos de ella, las Dríadas corren también, leves como las hojas de los árboles. ( El cumplimiento del presagio de Himeneo está cada vez más próximo.)

Como la noche es cálida, Eurídice se desviste y se sumerge en las aguas de un lago, límpido como sus ojos de virgen.

Entonces la ve el cazador Aristeo. Apenas puede creer en tal belleza. Dentro le estalla un deseo violento, convulso. Sabe que aquella ninfa es esposa del poeta. Sabe que será inútil intentar poseerla por la fuerza. Pero la pasión le consume el alma. Aristeo se lanza sobre la frágil desnudez de Eurídice. Presa del pánico, ella huye del amor no deseado. Las Dríadas, despavoridas, se dispersan por el bosque en busca de Orfeo. EN la oscuridad de la noche la ninfa no ha visto un peligro fatal : una serpiente que preparaba su ponzoña para morderle un pie. El dolor de la picadura, y el vislumbrar ya el mundo de Hades, hacen que Eurídice grite enloquecida. Pero, en ese momento, sólo los pájaros la oyen.

El veneno se difunde poco a poco por el bello cuerpo de la virgen. Una vez más pronuncia el nombre de Orfeo y, después, cae muerta.

El poeta inicia la penosa marcha hacia el sitio donde yace el cadáver de su esposa. El alma de Eurídice ya se ha desprendido de la carne sufriente, y, lanzándose al espacio infinito, yerra en busca de la morada definitiva.

Obedeciendo a un mandato superior, desciende a los subterráneos de la desesperanza : al mundo de los torturados y de los que no regresan. Los infiernos. Aunque ella habitará dentro de ese reino, los Campos Elíseos, tendrá que oír, al pasar, las quejas de los condenados al Tártaro.

Allí no existe ni el Sol que arde sobre la naturaleza, ni las flores que alegran los sentidos, ni el deseo de los enamorados. No existe el olvido. Ni el perdón.

Bajo el gobierno de Plutón, señor de los muertos, las almas de los condenados padecen penas tan grandes como la maldad de los hombres y el poder de los dioses.

EURÍDICE, PEREGRINA ENTRE LAS SOMBRAS

Cuando el poeta ve la muerte en los ojos de la amada intenta cantar su dolor, mayor que todas las esperanzas, pero su garganta permanece muda. Pronto se da cuenta de que es imposible resucitar a la amada. Pero como no puede creer en tamaña desgracia, intenta dar calor con sus labios a la fría piel, y le susurra al oído dulces palabras de amor. Es inútil. Ella está irremediablemente muerta.

El poeta se deja caer sobre el césped que ampara la carne pálida de su esposa, y allí se queda, perplejo y dolorido, como si también dentro de él se difundiese el veneno de la serpiente.

Vuelve su mirada al cielo, en busca de una respuesta. Pero los dioses sólo le señalan el trágico camino. Orfeo debe ir a los Infiernos, donde ya se encuentra el alma de su esposa, si quiere verla. Tiene que encontrar dentro de sí las fuerzas para cantar y conmover a las divinidades subterráneas, que de otro modo mantendrán cerradas las puertas de su mundo y no dejarán regresar a la bella ninfa.

Recién llegada a las tinieblas infernales, Eurídice es sólo un reflejo de la que hace poco jugaba con las Dríadas. Encorvada, desfalleciendo bajo el dolor de la herida, oye los bramidos lacerantes que llenan el negro espacio. Se vuelve hacia todos lados, pero no ve quién grita. Necesitará mucho tiempo para acostumbrarse a la penumbra y poder ver a los otros muertos, sus compañeros.

En la superficie de la tierra, Orfeo canta para darse fuerzas. Debe continuar la búsqueda de su amada. De no encontrar a Eurídice, nada tendrá ya sentido, y su música carecerá de razón.

El canto del poeta hiende la floresta como un grito. Los salvajes se detienen apenados. Las piedras, los ríos y hasta las fieras se conmueven ante aquella voz llena de angustia. Las cascadas se detienen y sus aguas se congelan cuando Orfeo comienza su triste viaje. Eurídice ni siquiera imagina la cercanía del poeta. Deambula por el árido suelo de los Infiernos y llora largamente su nostalgia.

Allá arriba, lejos del cruel desaliento, el Sol nace para iluminar a los hombres y su lucha. Pero los muertos no pueden verlo.

EL AMOR HACE QUE EL POETA DESCIENDA A LOS INFIERNOS

Durante largos días y penosas noches, el poeta caminó cargado de nostalgia. Recorrió laderas escarpadas y atravesó bosques hostiles. Encontró a los vivos lamentándose de su vida, y por un momento deseó consolarlos contándoles su propio martirio. Pero nadie lo escuchaba, pues su voz era débil y su corazón llevaba amargo luto.

A la entrada de los Infiernos -oscura gruta al pie del monte Ténaro- Orfeo se detiene. Una vez más contempla el exuberante paisaje. Después se despide de la luz : de allí en más todo será oscuro y árido.

La entrada está libre. Sólo falta atreverse a iniciar el descenso. El poeta sabe que, tal vez, aquél sea un camino sin retorno, pero la dulce imagen de Eurídice llena sus pensamientos y se siente con valor suficiente como para acometer la empresa. Comienza su viaje.

En el oscuro ámbito, todo es frío y silencio. Orfeo canta, pero no halla más respuesta que el eco. De repente divisa un barro inmundo que exhala un olor desagradable. Es el lodo del río Estigia, una de las sendas recorridas por los muertos en su último viaje, y que es uno de los cinco cursos de agua de los Infiernos : Aqueronte, Cocito, Flegetón, Leteo y Estigia.

Se sienta en las márgenes sombrías y estériles, donde no brotan sino flores sepulcrales, y raíces secas como los cabellos de los muertos. Allí aguarda el barquero Caronte, que conduce las almas al otro lado del río.

Llega el barquero. Al ver a un hombre vivo, se asusta. Entre los colores del rostro del extraño y la tez pálida de las almas hay una dolorosa diferencia. Caronte se niega a conducir al poeta, tal vez por envidiarle la vida, o porque no tría el óbolo, precio exigido para la travesía. En su barca, dice, sólo pueden entrar los que ya no tienen más carne ni futuro terreno. Orfeo nada responde. De sus vestimentas, ya corroídas por las piedras del camino, extrae su flauta y, entre melodía y melodía, canta endechas de amor.

Conmovido, el barquero olvida por un momento el presente y recuerda el tiempo en que, altivo como un árbol indestructible, caminaba sobre la superficie de la Tierra.

Abre, entonces, los brazos y la sonrisa, y recibe en su barco trágico al hombre que busca la sombra de su mujer. Por un momento se siente capaz de cantar, y su alma de muerto, como si renaciese, se llena de furia y fiebre.

Así, juntos y entonando melodías alegres, Caronte y su extraño visitante parten por el Estigia y llegan, atravesando el bosque de Persefone (Proserpina), a las puertas del reino de Hades.

(Eurídice todavía llora su nostalgia. Sus ojos tristes no pueden vislumbrar aún la alegría de volver a ver al poeta, que se halla en camino hacia donde ella se encuentra para llevarla de nuevo a la vida).

LA MÚSICA DE ORFEO AMAENIZA LOS INFIERNOS

Del otro lado, todo es triste también. La oscuridad es aún mayor que en las riberas del Estigia. Y el silencio es tan grande que el poeta, nuevamente solo, siente deseos de quebrarlo con su canto. Pero aún no es tiempo. Antes hay que recorrer el desdichado suelo de los Infiernos y encontrar al rey de las sombras : nadie más que él podrá devolverle a su amada Eurídice.

Orfeo continúa marchando con su paso firme. Sobre su cabeza vuelan sombras conscientes, que él no alcanza a ver. Busca con obstinación a Plutón y a su es posa Persefone (Proserpina), mientras los fantasmas se duplican a su alrededor. Lo reconocen, y con sus voces heladas le susurran al oído que les cante un poco. Es inútil. Orfeo continúa caminando en la única dirección que le interesa en aquel momento : la dirección que le interesa en aquel momento : la dirección del doble trono desde donde los soberanos de las tinieblas gobiernan el mundo subterráneo, ayudados por muchas divinidades. Al verlos, toma la lira con manos trémulas y entona su canto de amor, más fuerte que todos los cansancios : “¡Oh, divinidades de este mundo subterráneo, donde caemos todos nosotros, criaturas mortales ! Si yo puedo, si me permitís decir francamente la causa de mi descenso aquí... os diré que no es el deseo de conocer el oscuro Tártaro, sino mi esposa... Una víbora, sobre la que ella posó su pie, desparramó por sus venas un veneno que interrumpió el curso de sus años. YO quise hallar la fuerza para soportar esta pérdida, y no niego que lo intenté. Pero ganó el amor. ¿Conocéis el amor ? ¡Es un dios bien conocido en la Tierra, arriba de aquí ! Por estos lugares, dominados por el inmenso Caos, por este vasto mundo del silencio, yo os pido un favor : anudad nuevamente el hilo del destino de Eurídice, tan precozmente tronchado. Todo está sometido a vuestras leyes, y, tarde o temprano, nadie deja de tomar el camino de esta vía común. Todos terminamos aquí. Esta morada es para todos la última, y vuestro reinado sobre el género humano es el de mayor duración. Ella también, cuando haya vivido su justo número de años, al llegarle su momento estará en vuestras manos. Todo el favor que os pido es gozar de lo que es mío. Y si el Destino rehusa esa gracia a mi esposa, estoy decidido : renuncio a volver a atrás. Os alegraréis, entonces, de nuestra doble muerte”.

Las almas sollozan, como si reviesen ante el canto del poeta. Tal vez no exista castigo mayor que la imposibilidad de llorar, y cuando lloran, las embraga una tímida alegría, iluminando una parte de la oscuridad de aquel mundo.

Los torturados dejan por un momento de cumplir sus penas. Tántalo, el hijo de Júpiter castigado con el hambre y la sed perennes, deja de intentar beber las aguas del lago que siempre se le escurren de las manos. Abandona la proximidad de la mesa donde la comida le sirve sólo de tentación. Como si no tuviese más hambre ni sed, oye extasiado, saciado, el canto de Orfeo.

Sísifo debe hacer rodar una enorme roca cuesta arriba. Tan pronto como la piedra llega a la cumbre del monte, se despeña por la otra ladera, y él tiene que recomenzar su inútil trabajo. Mientras suena el canto, también deja de lado su castigo. Se sienta sobre la roca de sus martirios y, emocionado, escucha al poeta.

Las Danaides, condenadas a llenar un tonel sin fondo, detienen su espantosa labor. La rueda de Ixión no gira más. Por primera vez caen lágrimas de los ojos insensibles de las Furias (Erinias), siempre ocupadas en castigar parricidas y perjuros, y los otros dioses y jueces infernales interrumpen también su labor. (En esa hora bendita, el amor transformó a los Infiernos en un remanso encendido de compasión y fraternidad.

AL MIRAR HACIA ATRÁS, LA SOMBRA PALIDA DE EURÍDICE REGRESA A LA MUERTE

Tras el canto sublime, Proserpina Y Plutón, conmovidos ante tan grande amor y tantas peripecias, mandan llamar a Eurídice para entregarla al poeta.

Llega ella, todavía dolorida y sin aliento. Pero apenas ve a su esposo, sus ojos se llenan de luz, y una ancha sonrisa entreabre otra vez sus labios pálidos.

Deseosa de entregarse al cantor para siempre, la ninfa extiende sus delgados brazos ; Pero los soberanos infernales no le permiten el abrazo. Sólo consienten en que la pareja parta.

A último momento, Proserpina advierte al poeta : él deberá marchar siempre adelante ; Mientras esté en la región infernal no podrá volverse para contemplar el rostro de su amada. Si lo hiciera, perderá para siempre a Eurídice, que volverá sola al reino de las sombras.

Parten los esposos. Orfeo siempre adelante, canta durante todo el viaje. Sabe que la ninfa es feliz oyéndolo.

En la orilla del Estigia, aun sin mirarse uno a otro, los enamorados encuentran a Caronte. Contento de volver a ver a su amigo vivo, el viejo lo conduce al otro lado del río infernal. Después vuelve y hace subir a Eurídice en la barca, para que cumpla el mismo trayecto.

Ya casi en la puerta que lo separa del mundo de los mortales, lejos del crepúsculo infinito, el poeta no puede contener el deseo de volver a ver el rostro amado. El aviso de Proserpina le resuena en los oídos. Eurídice viene detrás, y en el fondo de su alma implora a los dioses que el esposo no ceda a la tentación de mirarla. Falta tan poco para unirse nuevamente...

A último momento, olvidando las palabras de la reina infernal, Orfeo cede al imperioso deseo. Vuelve hacia atrás la mirada dolorida y sólo divisa una sombra translúcida y llorosa que retorna a la oscuridad. Todo esta perdido. El poeta, desesperado, desanda el camino y ruega muchas veces a Caronte que traiga a Eurídice nuevamente a la orilla a del los vivos. Pero el barquero, sujeto únicamente al mandato de Plutón, no escucha su pedido, y lleva a la sombra de la joven a su morada definitiva. Todavía el poeta canta versos intensos y apasionados. Pero los Infiernos ya no oyen. Nadie se conmueve.

Solo, desolado, como si dejase en las sombras la mitad de sí mismo, Orfeo vuelve a la superficie de la Tierra. Ya nada podrá hacerlo sonreír. Su canto se hace triste para siempre, de una tristeza infinita, como si el poeta estuviese sólo esperando el momento de la muerte para volver a ver a su amada.

Dicen que mucho tiempo después, tras haber errado por toda Tracia para librarse de su desesperación, y luego de haber fundado su religión, Orfeo perdió la vida de manera extraña. Las Bacantes, enamoradas del poeta, intentaron seducirlo. Y él, negándose a ellas en nombre del recuerdo de Eurídice, trató de escapar por el bosque. Pero las mujeres tracias lo siguieron y consiguieron atraparlo. Furiosas le despedazaron las ropas y le rasgaron la carne. Su cabeza, sin embargo, erró por las aguas dejando todavía oír su voz y donde se posó se erigió más tarde un santuario.

* Influencia en la cultura

* En la pintura

Orfeo y Eurídice (Poussin) Louvre, París

Orfeo y Eurídice (Rubens) El Prado, Madrid

* En la escultura

Eurídice y Orfeo (Antonio Canova) Correr, Venécia.

* En la música

Orfeo y Eurídice (Ernst Krenck)

Orpheus & Eurídice (William Shuman)

Orfeo y eurídice (Ferdinando Bertoni)

Orfeo ed Euridice (Gluck)

Orfeo ed Euridice (Gluck, Calzabigi, Durazzo)

Orfeo y Eurídice (H. von Karajan)

* En la literatura

Eurídice y Orfeo (Antoino de Solís y Rivadeneira)

Orfeo y Eurídice (Oskar Kokschka)

Geòrgiques (Virgili)

Metamorfosis (Ovidi)

EROS

* El personaje

Eros es conocido como Cupido entre los romanos. Los gnósticos le llaman Fanes, Metis o Protogonos.

Eros es el dios del Amor. Su personalidad, muy variada, ha evolucionado grandemente desde la era arcaica hasta la época alejandrina y romana. En las teogonías más antiguas, Eros es considerado como un dios nacido a la par que la Tierra y salido directamente del Caos primitivo, y, como tal, era adorado en Tespias, en forma de una piedra bruta. O bien Eros nace del huevo original, el huevo engendrado por la Noche, cuyas dos mitades, al separarse, forman la Tierra y su cobertura, el Cielo. Eros seguirá siendo siempre, incluso en tiempos de los adornos “alejandrinos” de su leyenda, una fuerza fundamental del mundo. Asegura no sólo la continuidad de las especies, sino también la cohesión interna del cosmos ; sobre este tema han especulado los autores de cosmogonías, los filósofos y los poetas. Contra la tendencia a considerar a Eros como uno delos grandes dioses, se eleva la doctrina presentada en forma de mito por Platón en el Banquete, doctrina que pone en boca de una sacerdotisa de Mantinea, Diotima, que en tiempos, dice, había iniciado a Sócrates. Según Diotima, Eros es un “genio” intermediario entre los dioses y los hombres. Ha nacido de la unión de Poros (el Recurso) y Penia (la Pobreza) en el jardín de los dioses, al final de un gran banquete al que habían sido invitadas todas las divinidades. A su doble parentesco debe características muy significativas : siempre a la zaga de su objeto, como la Pobreza, sabe siempre ingeniarse un medio para conseguirlo (como Recurso). Pero, en vez de ser un dios omnipotente, es una fuerza perpetuamente insatisfecha e inquieta.

Poco a poco, bajo el influjo de los poetas, el dios Eros ha ido adquiriendo su fisonomía tradicional. Se le representa como u niño, con frecuencia alado, pero muchas veces sin alas, que se divierte llevando el desasosiego a los corazones. O bien los inflama con su antorcha o los hiere con sus flechas. Sus intervenciones son innumerables. Acomete a Heracles, a Apolo -que se había burlado de él por querer manejar el arco-, al propio Zeus, incluso a su madre y, desde luego, a los humanos. Los poetas alejandrinos gustan de presentarlo jugando a las nueves -los equivalentes antiguos a los bolos- con niños divinos, especialmente con Ganimedes, disputando con ellos o con su hermano Anteros.

Inventan escenas infantiles que cuadran con el carácter del dios : Eros castigado, sufriendo una penitencia impuesta por su madre ; Eros herido por haber cogido rosas sin reparar en las espinas, etc. Bajo el niño en apariencia inocente se adivina al dios poderoso, capaz, si se le antoja, de producir crueles heridas. Su madre particularmente lo trata con ciertas consideraciones y siempre le teme un poco.

Una de las célebres leyendas en que Eros desempeña un papel es la romántica aventura de Psique, historia tratada como cuento y cuyos orígenes hay que buscar probablemente en las fábulas “milesias”.

Es un dios primordial, contemporáneo de Caos, muy anterior a Cronos y a su hijo Zeus. Ha salido del huevo que, partiéndose, ha formado la Tierra y su cubierta, el cielo. Es responsable de los abrazos de Gea ( la tierra) y Urano (el cielo). De estos abrazos van a nacer Océano, Tetis, Coeos y Cronos, pero estos abrazos son tan fuertes que ninguno de ellos podría llegar a la luz sin el gesto de Cronos, que corta el sexo a su padre.

Eros se asocia a Afrodita, que tempera algo su poder, pues, mientras ella es la gracia, la seducción, la ternura, la dulzura, el placer suave, Eros es el deseo, la potencia del instinto, la violencia del sexo. Así, le cede el lugar y la corteja como a una dama. Se creyó entonces que era su hijo (Píndaro) o hijo de Afrodita y Hefestos (Ibicos), o hijo de Afrodita y Ares (Simónides), o hijo de Afrodita y Hermes (Cicerón). Poco importa, se trata de afirmar que el instinto es engendrado por la gracia y la seducción.

Su acción no siempre parece ser benéfica : hace descarriar la razón , paraliza la voluntad, inspira los caprichos amorosos del mismo Zeus, hace y deshace intrigas, disfruta con la compañía de Dionisos, el dios extranjero, es responsable de las orgías, de los desórdenes y de la guerra. ¿Un demonio, quizás ? ¿Su falta de escrúpulos y su búsqueda incesante de lo bello y lo bueno no le excluyen de la compañía de los dioses que son bellos y buenos ? La fábula que garantiza esta desgracia tiene sus partidarios.

Se vive en Eros (el amor) más que es honra al dios, y no han existido grandes cultos de Eros en Grecia. Algunas estatuas, sin embargo, le representan en los gimnasios, allí donde los bellos efebos hacen ejercicio. Él es como uno de ellos, el más bello sin duda, el más amante.

Desde el siglo IV a. de C. Praxideles le representa de niño, mofletudo, regordete, feliz de vivir ; se mantiene aparte, agazapado en la sombra ; no está, parece ser, para nadie.

* Influencia en la cultura

* En la pintura

Venus i Amor (Alessandro Allori i Tizziano) Galeria de Uffizi de Florencia.

Venus i Amor (Lucas Cranach) Reales de Bellas Artes, Bruselas.

Mercurio instruyendo a Eros ante Afrodita. (Correggio). Galeria Nacional, Londres.

Venus i Amor (Tiziano) El Prado, Madrid.

Eros (Parmigianino) Museo de Arte, Viena

Amor sagrado i amor profano (Tiziano) Borghese, Roma

Venus abrazada por Eros (Agnolo Bronzino). Galeria Nacional, Londres.

Eros victorioso (Caravaggio) Museo Nacional, Berlín.

Cupido, músico. (Rosso Fiorentino) Uffizi, Florencia.

Eros dormido (Caravaggio) Paralcio Pitti, Florencia.

Alegoría de Venus, Eros, Locura y Tiempo (Agnolo Bronzino) Palacio Viejo, Florencia.

Venus i l'Amor (Tiziano) Uffizi, Florencia

Educación de Amor por Mercurio y Venus (Van Loo) Academia de San Fernando, Madrid.

Alegoría del Amor (Veronès) Galeria Nacional, Londres

Amorets ( Escuela madrileña del siglo XVII). El Prado. Depositado en la Universidad de Barcelona.

El Alma cristina entre el Amor divino y el profano (José Antolínez). Provincial de Bellas Artes, Murcia.

Venus y Cupido (Antoni Solà). Museu d'Art Modern de Barcelona.

Amor y la Música (Tiziano) Museo del Prado, Madrid.

La Venus del Espejo. National Gallery, Londres.

Venus y el Amor. Museo de Louvre, París.

El jardín del Amor. Museo del Prado, Madrid.

Venus vendando los ojos del amor. Galleria Borghese.

Venus y Cupido con un panal de miel (Lucas Cranach) Galleria Borghese.

Dido con Eneas y Cupido (F. Solimena) National Gallery, Londres.

Eros y Afrodita. Cratera ática del siglo V a. de C.

* En la escultura

Amoret amb dofí (Verrocchio) Palacio Vell, Florencia.

Reloj con figuras de Venus y el Amor (Jean-Antoine Lépine)

* En la literatura

Eros (Josep M. de Segarra)

Camarada Cupido (Xavier Regàs).

Visca l' Amor (perteneciente a La rosa als llavis, de Joan Salvat Papasseit)

Eurípides (Hipòlit) Exaltación poética del amor.

Metamorfosis (Apuleu)

Fragmento (Anacreont)

Diàlegs dels Déus (Llucià)

Descripción de Grècia (Pausànias)

Descubrimiento del amor (Safo)

Eros (Jeroni Zanné)

* En la música

Cielito Lindo (canción popular)

Las flechas del Amor (Karina)

Cupid de Locke (Smashing Pumpkins)

Le Triomphe de l'Amour (M. de la Guerre)

Les Fêtes de l'Amour (Lully)

* En el léxico

Erotismo : Amor sensual exacerbado.

Erotomanía : Enajenacioón mental causada por el amor ya caracterizada por un delirio erótico.

Erotómano : Que padece erotomanía

Cielito Lindo

Una flecha en el aire

cielito lindo

tiró Cupido

Él la tiró jugando

cielito lindo

y a mi me ha herido

aiaiaiaiaiaiiaiaia

mortal herida

que si tu no la curas,

cielito lindo

me va la vida.

PSIQUE


* El personaje

Psique era la hija de un rei y una reina. Eran tres hermanas. De las tres hermanas, Psique era la más bella. Pero esa belleza, incluso asustaba a sus pretendientes. Por eso, sus hermanas, que también eran bellas, ya estaban casadasa, y ella todavía no. Psique era tan bella, que la gente de su reyno, empezó a rendirle tributo tal y como sólo se hacía con los dioses y diosas.

* Influencia en la cultura

* En la pintura

Psique (escuela de Giulio Romano) Palacio del Te, Mántua.

Rapte de Psique (Pierre-Paul Prud d'hon). Louvre, París.

Psique (François-Auguste-René Rodin . Museo de París.

* En la escultura

Psique desmaiada (Piertro Tenerani). Mejico

* En la literatura

Oda a Psique (John Keats).

Psique (Paul Valéry ).

* En el léxico

Psiquiatra : Médico especialista en psiquiatría ; alienista

Psiquiatría : Ciencia que trata de las enfermedades mentales. El adelanto llevado a cabo por esta ciencia durante los últimos años ha destruido la leyenda del enfermo mental como ser peligroso para la sociedad, y su apartamiento total y absoluto de la misma ha perdido en gran parte su justificación.

Psiquiátrico : Relativo o perteneciente a la psiquiatría

Psíquica : del alma, del conocimiento del alma

Psíquico : relativo o perteneciente al alma

Psíquido : Dícese de lepidópteros diurnos, de pequeño tamaño, con coloraciones obscuras y dibujos y escamas, en general, transformadas en pelos.

Psiquismo : Conjunto de los caracteres y funciones de orden psíquico.

EROS Y PSIQUE

* La historia

Psique y sus dos hermanas eran hermosísimas, pero la belleza de Psique era sobrehumana ; de todas partes acudían a admirarla. Sin embargo, mientras sus hermanas se habían casado a Psique nadie la quería por esposa, pues su misma belleza asustaba a los pretendientes. Desesperando poder casarla, su padre consultó al oráculo, el cual le aconsejó que ataviase a su hija como para una boda y la abandonase en una roca, donde un monstruo horrible iría a posesionarse de ella. Sus padres quedaron desolados ; sin embargo, vistieron a la joven, y, en medio de un fúnebre cortejo, la condujeron a la cima de la montaña indicada por el oráculo. Luego la dejaron sola y se retiraron a su palacio. Psique, abandonada, era presa de desesperación. Y he aquí que de pronto se sintió arrastrada por el viento y levantada por los aires. El viento la sostuvo suavemente y la depositó en un profundo valle, sobre un lecho de verde césped. Psique, extenuada por tantas emociones, se quedó profundamente dormida y, al despertar, encontróse en el jardín de un magnífico palacio, todo él de oro y mármol. Penetró en las habitaciones, cuyas puertas se abrían a su paso, y fue acogida por unas voces que la guiaron y le revelaron que eran otras tantas esclavas a su servicio. Así transcurrió el día, de sorpresa en sorpresa y de maravilla en maravilla. Al atardecer, Psique sintió una presencia a su lado : era el esposo de quien había hablado el oráculo ; ella no lo vio, pero no le pareció tan monstruoso como temía. Su marido no le dijo quién era, y le advirtió que era imposible que ella le viera si no quería perderlo para siempre. Esta existencia continuó por espacio de varias semanas. Durante el día, Psique estaba sola en su palacio, lleno de voces ; por la noches, su esposos se reunía con ella, y Psique se sentía muy feliz. Pero un día sintió añoranza de su familia y se puso a compadecer a su padre y a su madre, que sin duda la creían muerta, y pidió a su esposo permiso para volverse por un tiempo a su lado. Tras muchas súplicas, y a pesar de que se le hicieron ver los peligros que esta ausencia significaba, Psique acabó saliéndose con la suya. De nuevo el viento la transportó a la cumbre de la peña donde la habían abandonado, y dese ella le fue muy fácil regresar a su casa. La recibieron con gran alegría, y sus hermanas que residían por su matrimonio lejos de allí fueron a visitarla.

Cuando vieron a su hermana tan feliz y recibieron los regalos que les había traído, se apoderó de ellas una gran envidia, y extremaron su ingenio para hacer surgir la duda en su alma y hacerle confesar que jamás había visto a su marido. Finalmente, la convencieron de que ocultase una lámpara durante la noche, y, a su luz, mientras él durmiese, contemplase la figura de aquél a quien amaba.

Volvió Psique a su morada, llevó a cabo lo que se le había aconsejado, y descubrió dormido a su lado, a un hermoso adolescente. Emocionada por el descubrimiento, le tembló la mano que sostenía la lámpara y dejó caer sobre él una gota de aceite hirviente. Al sentirse quemado, Amor -pues era el monstruo creuel a quien se había referido el oráculo- despertó y, cumpliendo la amenaza que había dirigido a Psique, huyó en el acto para no volver jamas.

Al faltarle la protección de Amor, la pobre Psique se lanzó a errar por el mundo ; la perseguía la cólera de Afrodita, indignada de su belleza. Ninguna divinidad quería acogerla. Finalmente, cayó en manos de la diosa, que la encerró en su palacio, la atormentó de mil maneras y le impuso varias obligaciones : seleccionar semillas, recoger lana de corderos salvajes, y, finalmente, descender a los infiernos. Allí debía pedir a Perséfone un frasco de agua de Juvencia.

Le estaba prohibido abrirlo, mas, por desgracia, Psique desobedeció cuando regresaba y quedó sumida en un profundo sueño. Mientras tanto, Amor estaba desesperado ; no podía olvidar a Psique. Al verla sumida en un sueño mágico, voló hacia ella y la despertó de un flechazo ; luego subió al Olimpo y suplicó a Zeus que le permitiese casarse con esta mortal. Zeus le otorgó lo que pedía y Psique se reconcilió con Afrodita.

* Influencias en la cultura

* En la pintura

Eros y Psique (François Gérard) Louvre, París

Psique ensenya a les seves germanes els presents d'Eros (Honoré Fragonart) Galeria Nacional, Londres.

Cupido i Psique (Munch). Galeria Municipal d'Art, Oslo

Eros y Psiquis. Museo Capitolino, Roma.

Eros y Psique (Jacopo Zucchi) Galeria Borghese, Roma.

Amor y Psique (F. Gérard) Museo del Louvre. París.

* En la escultura

Amor Y Psique (Antonio Canova), Louvre, París.

Eros y Psique Museo del Ermitage, Sant Petersburgo.

* En la literatura

Amores de Psique y Cupido ( Jean DE la Fontaine) (1669)

Psique y Cupido (Calderón de la Barca)




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Enviado por:MaiTe Abadías Carbajo
Idioma: castellano
País: España

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