Filosofía y Ciencia
Dialéctica dualista
LA DIALÉCTICA DUALISTA: UNA PROPUESTA TEÓRICA PARA LA COMPRENSIÓN DE LA REALIDAD MUNDIAL E INTERNACIONAL
Una crítica a la obra de Arturo López King, por Yoshio Anaya Soria y Sandra Martínez Olvera.
Lo dual, el yin, el yang, los polos, los extremos, lo blanco, lo negro, lo contrario, bueno y malo… Puntos distantes, pero paradójicamente cercanos; muy cercanos. Ambivalentes, me atrevería a decir.… Opinión que comparto con Arturo López King, en su obra intitulada “La Dialéctica Dualista: una Propuesta Teórica para la comprensión de la Realidad Mundial e Internacional”, en la cual, sistemáticamente y en una lectura amena, nos invita a entender los fenómenos mundiales desde una perspectiva bivalente, pero no mediocre; un punto de vista centrado, mas no neutro.
La tesis primaria que adopta su postura, es que positivo y negativo son los mismos componentes de un todo; que la unión de bueno y malo, crean la unidad; que lo estático e inmóvil no son si no meras falacias, que por el contrario, lo único constante es el cambio, la evolución, tal como lo dice el Kybalion, obra que a la que el autor hace referencia, y cito:
“…Todo es dual; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas la paradojas pueden reconciliarse…”
Bastante cierto… el mayor problema al que se enfrenta la humanidad, es a su propio juicio. Se ve obligada por naturaleza a hacer “sesudos” análisis (al tanteo, claro está) de todo lo que le rodea. Necesariamente hay que etiquetar todo con un “bueno” o un malo”. La esencia de los fenómenos tiene que ser, por fuerza pura y concentrada. Solo positivo y negativo, no mas. Estamos reacios a tratar de comprender que la médula de todo puede ser (¡y lo es!), dual. Ciegos y necios, como lo fueron la cabra y el lirón, quienes disputaban sobre quien tenía la razón al juzgar el color de las hojas del álamo: desde abajo, la cabra aseguraba que eran blancas y defendía tenazmente su opinión. Desde la copa, la urraca replicaba sobre el verde color que para ella tenían. Cuando la discusión iba tornándose agria, desde un agujero abierto en la mitad del tronco, se asomó un lirón, interviniendo secamente:
“-¡Silencio, charlatanas! ¡Sois tontas en discutir así, insistiendo tan férreamente en vuestro punto de vista! Las hojas del álamo son verdes para la urraca, porque las mira desde arriba; pero son blancas para la cabra, quien las ve desde abajo. ¿Acaso las cosas del mundo deben ser siempre iguales, miradas desde todas partes? Cuando se está demasiado arriba o muy abajo no se ven bien, y es imposible descubrir la verdad; todas las cosas tienen cara y cruz.”
Y precisamente es López King, quien funge como lirón, como mediador, como catalizador en el proceso de comprensión de la bipolaridad del Todo. Un Todo que es mente y cuerpo al mismo tiempo: “…La materia y la idea coexisten y así ha sido siempre. No fue una primero que la otra. Y tan cierto es que las ideas transforman la materia, como cierto es también que la materia transforma las ideas. La idea y la materia son contrarias y al mismo tiempo complementarias. No puede ser la una sin la otra, coexisten. Son causa del movimiento, del cambio, del devenir”. Los idealistas (quienes tienen a su máximo exponente en Hegel), aseguraban que la idea, es el principio de todo, que toda creación, surge primero como un boceto mental, luego, la materia tiene su nacimiento en lo ideal. Los materialistas, por el contrario, representados por Marx y Engels, sostienen que la materia es increada, es decir, que lo ideal es producto de la materia. La materia existió desde antes de las ideas y es ella, causa de toda transformación y fundamento de lo existente. La Dialéctica dualista niega, sintetiza y aprovecha ambas corrientes. ¿Cómo explicar lo anterior? Sencillo: Es imposible la existencia de la una sin la otra; ¿Se puede concebir una idea sin algo tangible que la sustente? Sin un cuerpo, sin materia, la idea no puede ser y al mismo tiempo: ¿Nos podemos aventurar a afirmar que la causa de toda transformación se debe exclusivamente a lo corpóreo? Yo no me atrevo. Considero que el origen del todo (fenómenos, transformaciones, evoluciones, cambios, conflictos, sucesos, etcétera), tiene su explicación en algo tan obvio, que parece irónico: La reproducción sexual. Para formar un nuevo ser, se necesitan de dos partes, contrarias a más no poder, pero idénticas en su constitución: la parte femenina (Yin) y lo masculino (Yang). Lo pasivo y lo agresivo, respectivamente. Bastante obvio, bastante fácil para aceptarlo cómodamente, pero cierto. Lo mismo sucede (quizá de una forma mas abstracta), con cualquier evento que se tenga que estudiar. En un conflicto social, cultural o económico, internacional o individual, los agentes directos son los intereses o ideologías, que estarían enfrentándose y chocando, generando cambios y evoluciones, provocando que aquello de lo estático no sea si no mero mito. La dialéctica dualista, es pues la interpretación del todo, a través de todas sus partes; no solamente lo bueno; no solamente lo malo; si no el estudio de todos los factores que intervienen. La Dialéctica Dualista trata de explicarnos el porque de todos los acontecimientos (individuales, mundiales, naturales, etcétera), de una forma no fragmentaria, al contrario; ha de estudiar los hechos englobando todas sus partes, juntándolas, haciendo un minucioso análisis de todas las situaciones que intervienen en dicho evento. No acepta la existencia de un bien ni tampoco de un mal absoluto en ningún acontecimiento, todo es bueno y malo al mismo tiempo, todo tiene un poco de ambos. Entonces los dualistas retoman aspectos del materialismo y del idealismo, para explicarse el Universo. Aceptan que el origen de todo está en la creación simultánea de mente y materia, de espíritu y cuerpo, que todo cambio tiene su esclarecimiento en el debate eterno entre ambos aspectos. Una lucha que de no existir o de detenerse, haría que todo lo que conocemos dejara de existir.
Dialéctica Dualista es pues, el modo como se manifiestan, como se mueven, como se explican, como funcionan y como se enfrentan, la idea y la materia. Explica de una manera no parcial (a diferencia del Materialismo Dialéctico y de la Dialéctica Idealista), las leyes generales del movimiento. La verdad plena, el centro de la tesis, la columna vertebral de la D. D. es que materia e idea coexisten en el Universo y son ellas las causas de todo, no independientemente, si no paralelamente.
Los contrarios se atraen, pero también se repelen; se niegan mutuamente, pelean entre ellos; de esa lucha surge la vibración, el movimiento… el cambio. El cambio es lo único constante, la evolución y luego la revolución “…no hay nada absolutamente inmóvil e inmutable. El reposo y la inmovilidad absolutos no existen en ninguna parte: todo reposo, toda quietud son relativos”; ambos nacen a partir de que dos polos, de que dos contrarios se enfrentan. La lucha constante y eterna de lo pasivo contra lo activo, de lo femenino contra lo masculino, del día contra la noche. Reflexionemos: ¿no se estableció ya como una teoría (bien cimentada, por supuesto), que el origen de las primeras bacterias, que después evolucionaron con el transcurso de miles de millones de años, hasta convertirse en los complejos organismos que son los humanos y los animales que vemos en el zoológico o cualquier otro lugar, se debió a las constantes tormentas eléctricas (que para mi razonamiento estableceré como el Yang, lo cálido), que caían sobre el agua primera, donde se encontraban mezclados químicos diversos (aquí se considerará a esta parte como el Yin, lo femenino, lo pasivo). Ésta unión agresiva y repetida, dio lugar a cambios, a desarrollos, a evoluciones… a la vida. Si tenemos en cuenta que esto es una teoría que ya fue comprobada científicamente a partir de experimentos que emularon tales tormentas, (en un laboratorio se pudieron crear bacterias simples como la levadura, la parte evolutiva -por razones de tiempo-, queda pendiente), podemos entender mas fácilmente la doctrina que imparte la Dialéctica Dualista. En realidad no es nada difícil, solo es cuestión de ser mas objetivo y al tiempo subjetivo. Digámoslo en un término más común: seamos lógicos. El origen de todo siempre va a venir acompañado de la unión de un elemento activo o masculino y de uno pasivo o femenino. Aunque no necesariamente hablemos de situaciones sexuales. Podemos hacer analogías como la anterior. El dualismo interpreta y explica al todo, en base al todo mismo. No desgaja, mira desde la superficie y poco a poco entra a la raíz, pero sin perder nada, sin desprender ni fragmentar.
Desde el punto de vista del autor se busca entender las distintas contradicciones que en un momento dado nos pueden afectar en este mundo a toda la humanidad en general y proponer una teoría alternativa para poder encontrar una respuesta a esos fenómenos mundiales e internacionales que nos inquietan y por supuesto porque no entender nuestro alrededor todo aquello que nos rodea y nos inquieta y poder encontrar una respuesta para ello.
Podemos utilizar muchos ejemplos acerca de lo que habla el autor e incluso podemos encontrar un enfoque de esto en situaciones muy comunes; como los siguientes y comprobar que realmente es una necesidad muy grande entender nuestras interrogantes: Por ejemplo, ¿alguna vez hemos llegado a pensar que los seres humanos construimos nuestra propia vida en función de lo que creemos de nosotros mismos y de lo que creemos que somos capaces de hacer?
Tal vez cuando somos niños nuestros padres nos enseñan lo que es bueno y lo que es malo, lo correcto y lo incorrecto, lo más y lo menos importante. Aprendemos a calificar a las personas y a las circunstancias que nuestros padres nos implantaron en nuestra mente.
Al ser niños, difícilmente nos cuestionamos si lo que nos dicen realmente es bueno o malo. Aprendimos a describir al mundo en función de las creencias religiosas, políticas y sociales que nos transmitieron nuestros padres y que seguramente, muchas de esas creencias, las aprendieron de sus propios padres y de su entorno.
Sin embargo, ¿Qué habría pasado si hubiéramos nacido en otro país, si nuestros padres profesaran otra religión, pertenecieran a otra corriente política y tuvieran otra percepción de la realidad? Seguramente creeríamos en otras cosas totalmente diferentes a las que creemos ahora y, con esa percepción diferente de la realidad, ¿estaríamos equivocados?, ¿cuál forma de pensar sería la correcta, la anterior o esta?, ¿cuál de las dos sería la equivocada? Reflexionando sobre todo esto podríamos preguntarnos ¿Quiénes somos realmente, ¿lo que nos han enseñado a creer que somos? O ¿Podríamos ser diferentes?
Con todo esto podemos comprender que desde que nacemos y conforme vamos creciendo nos surgen muchas dudas en cuanto a nuestro entorno y en nuestras creencias por ello nació la necesidad de explicar y entender que desde situaciones tan comunes surgen muchísimas preguntas y que en realidad todo tiene que ver con el mundo en que vivimos ya que a estos tiempos creo que a crecido la inquietud de entender, la razón por la cual se ha dominado a la humanidad e incluso defender nuestras propias creencias.
Por ello esta tesis propone una teoría para poder comprender el mundo que nos rodea y a todos aquellos distintos enfoques tanto mundiales e internacionales que en todo momento nos pueden afectar en cualquier momento y en cualquier lugar que nos encontremos.
La contradicción es causa de perfeccionamiento y de superación, de progreso o de retrocesos de marchas y de cambios. Cuando “A” se enfrenta a “B”; “A” tendrá que encontrar su médula, su esencia, para resistir a “B”. En éste proceso, durante el cual “B” hace lo mismo, puede que intercambien algunos elementos de forma voluntaria o no; también puede resultar que la oposición de polos signifique que cuando cada uno llegue a su centro, encuentre o redescubra matices que quizá tenía ignorados u olvidados y que los saque a la superficie, que lo muestre y eso, necesariamente se traducirá en un cambio, mutará según las circunstancias de sí mismo, del contrario y de la situación; por lo cual el cambio no siempre será para bien, pero tampoco eternamente para mal. Llanamente, será un cambio que aparecerá sin importar las repercusiones que con él vengan. Todo se niega y se confirma al mismo tiempo, en todo hay una relación de indestructible interdependencia. Cuando un elemento cambia, obligatoriamente todos los demás tendrán que hacerlo, para aprovechar la situación o simplemente para adaptarse a ella. Los elementos son precisamente eso; partes de un Universo, por ello la dependencia perenne. Son eslabones, partes de una cadena. Cuando un eslabón se rompe, la tensión o dureza que prevalecían en tal cadena, desaparece o cambia, luego entonces, los demás eslabones también virarán en diferentes posiciones para adaptarse a las nuevas condiciones. La circunstancia cambió y harán lo mismo todos los elementos que intervinieron. Es imposible que al romperse o modificarse la realidad (con la cual establezco la analogía con la cadena), todo su interior no haga lo mismo. Forzosamente todos los elementos internos y no solo unos, se transformaran, mejorarán o empeorarán. Siempre el cambio… siempre la marcha… siempre la evolución… siempre la revolución… Nunca lo estático… Nunca lo inmóvil…
En la realidad mundial, en el plano global, estas leyes no cambian. Un cambio a nivel del orbe (incluso no es necesario ir tan lejos, podemos ejemplificar en la base de la sociedad: la familia), se debe a la pugna entre dos o mas criterios, dos o mas razonamientos o intereses, ya sean de carácter económico, social, cultural o cualquiera que venga a la mente del lector. Muchas veces (ojalá fueran todas, pero desgraciadamente no es así), se pueden resolver estos conflictos o esta confrontación por la vía pacífica: “…el mundo ha estado siempre convulsionado. Su historia puede escribirse como una gran cadena de conflictos entre la humanidad y la naturaleza”. En ésta parte el autor hace mención al conflicto ecológico, a la exagerada explotación de recursos que hace el hombre. Esto es bien cierto. Cuando hablamos de conflictos, no nos referimos únicamente al choque de dos razonamientos, mas bien dirigimos el punto al encuentro entre dos entes, que pueden tener o no, criterio o inteligencia. Es el hombre el que pelea en contra de la naturaleza. Siempre lo ha hecho, siempre ha combatido a los elementos que ella le presenta. Aunque ésta lucha el hombre desgraciadamente ya la lleva ganada. Y uso el término “desgracia”, porque cuando el hombre vence o mata a la naturaleza, se vence y se mata a sí mismo, por que como contrarios, somos partes de uno mismo; somos complementarios; somos lo mismo y a la vez, diferentes; la naturaleza y el hombre son la mayor y mejor representación de la dualidad; el hombre es tecnología e “idea” y la naturaleza es origen y “materia”. Somos dos partes de un uno. Dos caras de la misma moneda; como bien lo señala López King:
“-Somos opuestos, idénticos en naturaleza pero en distinto grado”.
Este deterioro de relaciones, o mas bien, esta incompatibilidad de criterios, se debe a “la inadecuación de las ideas del hombre respecto a su realidad material, lo cual ha dado lugar a una relación inarmónica entre él y la naturaleza”; aquí se explica el porque de la lucha o la relación tan poco equilibrada que existe, porque no hay un planteamiento que nos pueda explicar cabalmente al mundo.
Al principio de la obra, López King, se propone la tarea de responder a interrogantes tales como “¿Existe alguna teoría que nos pueda explicar totalmente la realidad del mundo en que vivimos? ¿Qué planteamiento teórico tiene la flexibilidad o capacidad de transformarse de tal manera que sus conceptos no se vean rebasados por los cambios cada vez más acelerados de nuestro mundo?”. Considero que su propuesta teórica, que su Dialéctica Dualista si no ha respondido ya a éstas dos preguntas, cuando menos se acerca mucho. Es una propuesta bastante interesante y que se debería tomar mucho mas en consideración. Debemos entender el todo (o al menos tratar de hacerlo), no en base a meras apariencias, o ideas que tengan que ver con la suposición, si no entendiendo al todo como lo que es: EL TODO; sin aislar o sin dejar de lado elementos que cumplan con la función de explicarnos el fenómeno por completo. Dejemos de tildar a todo como bueno o malo, negro o blanco, positivo o negativo. Nada puede ser pureza total o maldad personificada. Todo tiene un poco de todo. El Universo es todo, todos somos el Universo, no existen las partes, simplemente está el Universo representado en pequeñas porciones. Los fragmentos no lo son, solo significan que vimos una partícula del todo. Nada se aísla, todo se complementa. Los contrarios son lo mismo, lo diferente es lo igual, simplemente hay que mirarlo desde distintas perspectivas. No se puede permanecer en la copa del árbol como lo hizo la urraca, tampoco permanezcamos a los pies del álamo, como la cabra. Seamos juiciosos como lo hizo el buen lirón. Un lirón Dualista.
Por:
Yoshio Anaya Soria
y
Sandra Martínez Olvera
Tres iniciados. El Kybalión. P. 19. Editores Mexicanos Unidos. 1998.
Varios autores. El libro de oro de los niños. El juicioso lirón. P. 38. ed. Bruguera 1980.
Arturo López King. La Dialéctica Dualista: una Propuesta Teórica para la comprensión de la Realidad Mundial e Internacional. p. 13
Ibidem, p. 18.
Ibidem, p. 29.
Ibidem, p. 30.
Ibidem, p. 12.
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