Sociología y Trabajo Social
Comunicación: el impacto de internet en las relaciones amorosas
El impacto de Internet en las relaciones amorosas: el caso de los jóvenes mexicanos
(El amor en los tiempos del chat)
Presentación
Actualmente las ideas de Marshall McLuhan han sido retomadas por la vigencia que tienen hoy en día. La aldea global de la que el teórico canadiense nos habló es todo un hecho, sobre todo, en el aspecto comunicativo.
Esta aldea global hubiera sido imposible sin el desarrollo de medios que hicieran más rápida y eficiente la comunicación entre sus pobladores. Ya no es necesario esperar meses para que un mensaje llegue a su destino y años para recibir su respuesta:
Hacía 1830 una carta sellada en Inglaterra requería de cinco a ocho meses para llegar a la India; y debido a los monzones del Océano Índico, para recibir una respuesta podían necesitarse dos años.
En los últimos años las nuevas tecnologías de comunicación han tenido un desarrollo vertiginoso. Actualmente la T.V. vía satélite, los teléfonos celulares, los pagers, la transportación aérea barata, el uso de Internet y del correo electrónico han permitido atar lazos cada vez más fuertes e intrincados entre las personas y el vasto mundo. Con toda seguridad podemos afirmar que en el ámbito de la comunicación las barreras de tiempo y distancia no existen.
Al respecto John Thompson nos dice:
En esta época es cuando el flujo de información y comunicación a escala global se ha constituido como una característica regular y omnipresente de la vida social.
La repercusión de todo esto no se ha hecho esperar. Los medios se han convertido -siguiendo con la obra de Marshall McLuhan- en extensiones del hombre. Los medios electrónicos se han integrado cada vez más a la vida del hombre, al grado de volverse casi imprescindible en sus actividades diarias. Estas afirmaciones datan de la década de lo sesenta y no deja de ser interesante cómo lo expuesto por este autor cobra realmente importancia casi cuarenta años después durante la era de revolución tecnológica que estamos viviendo.
La PC es el ejemplo por antonomasia de esta realidad. A través de ella puedo comunicarme con alguien al otro lado del mundo. Puedo escuchar y seleccionar mi música favorita. Puedo realizar mis actividades escolares o del trabajo. O bien puedo jugar y entretenerme jugando cartas o algún juego de video.
La PC es actualmente una de las extensiones más importantes que el hombre posee no sólo para sus actividades escolares, de trabajo o esparcimiento, también constituye un reflejo y extensión de sus sentimientos y pasiones eróticas. El compositor dominicano Juan Luis Guerra ilustra a ritmo de merengue este fenómeno en su canción Mi PC:
Niña te quiero decir
que tengo en computadora
un Gigabyte de tus besos
y un floopy de tu persona
Niña te quiero decir
que sólo tu me interesas
y el mouse que mueve tu boca
ven formatea la cabeza
Niña te quiero decir
que en mi PC sólo tengo
un monitor con tus ojos
y un CD-ROM de tu cuerpo
Niña te quiero decir
que el Internet de mis sueños
lo conecté a tu sonrisa y al
módem de tus cabellos
Yo quiero mandarte un recadito
ábreme tu e-mail[ ...]
A continuación, desarrollaré de forma breve y sucinta este fenómeno acerca de las características, etapas e impacto que han tenido los medios electrónicos, concretamente Internet y e-mail en el ámbito erótico. Las opiniones, juicios e ideas que a continuación presentamos parten de varias lecturas realizadas de autores expertos, tanto en nuevos medios de comunicación, como en los cambios que éstos han provocado en nuestra sociedad, tal es el caso de: Román Gubern, Ernesto Priego , Vicente Verdú y John Thompson.
Para enriquecer más el desarrollo de este tema lo complementamos de forma implícita con experiencias y situaciones que han vivido jóvenes mexicanos en el plano amoroso a partir de su relación con Internet y el correo electrónico. Estas experiencias y situaciones parten de la observación propia, así como la de varios compañeros del posgrado en comunicación de la Universidad Nacional Autónoma de México cuyos temas de investigación y tesis se relacionan intrínsecamente con el uso, apropiación e influencia que ejerce la Internet y el e-mail en la sociedad mexicana
Por último, considero que la única objetividad que un expositor debe reconocer frente a su auditorio es que el tema que presenta no la tiene. Una ponencia, como cualquier opinión personal, son cosas muy subjetivas. Es por ello que quiero aclarar que lo aquí se exprese es simple y llanamente la idea y opinión personal que un servidor se ha formado frente a este tema.
Chat: lugar del primer encuentro.
La mayor parte de los portales de la Internet cuentan con salones de conversación (chats). Los principales portales en español no son la excepción: Terra, Starmedia y Yahoo (en sus regiones hispanas: México, Argentina y España) ofrecen a sus visitantes diversas temáticas para conversar, que van desde temas científicos y de espectáculos, hasta de ligue y de índole sexual.
Sin duda alguna, los chats donde se tratan estos últimos temas son los más saturados por usuarios de todas partes del mundo. La red es una fuente inagotable para recrear novelas rosa y alimentar las más diversas fantasías sexuales. Cupido ha encontrado en la red un lugar idóneo para disparar sus flechas.
En Internet existen numerosos sitios que permiten la búsqueda de la “pareja ideal”. En algunos de estos web sites uno puede encontrar listas de prospectos, otros lugares más sofisticados incluyen minuciosos mecanismos de búsqueda para encontrar a alguien de acuerdo con los requerimientos y características que deseemos.
Román Gubern nos dice en su libro El eros electrónico::
La red ofrece ciertas ventajas para la comunicación sentimental. Resulta ideal para los tímidos y los solitarios forzosos, como las personas que efectúan tareas nocturnas o viven en zonas despobladas. El anonimato estimula, además, la desinhibición social y la red permite así las relaciones entre extraños con más facilidad que las discotecas y los bares, en donde la mirada o la voz pueden flaquear. Es ideal para los tímidos e inseguros, además, cancela, por el anonimato de la comunicación, los efectos negativos del racismo étnico y de los racismos sociales de la fealdad, de la edad y de la enfermedad
Ahondaremos un poco más en este último punto de los racismos sociales que señala el teórico catalán: fealdad, edad y enfermedad englobando cada una de estas características en una sola: belleza.
La mayor parte, de las personas que conversan en un chat dicen ser atractivas, jóvenes y hermosas. En las comunidades virtuales no hay cabida para los feos, o los viejos, la belleza impera como característica inherente en la mayoría de los usuarios con los que se conversa. Hombres fuertes y atractivos, así como mujeres delgadas y sensuales se encuentran del otro lado del monitor.
La belleza, aunque sea de forma virtual, es un factor importante (aunque desde luego no el único) que determina en gran parte nuestro interés de conversar y conocer a alguien. Pero hay que reconocer cuando se contacta a alguien por chat se espera preferentemente que sea de presencia física agradable o, en el mejor de los casos, que esa persona exista realmente y sea quien dice ser
El nickname (pseudónimo moderno en la era digital) nos permite adquirir una identidad total y absolutamente ajena a lo que somos. No solamente se puede mentir en cómo se es en el aspecto físico, sino también en los rubros de género, nacionalidad o preferencias sexuales. Las causas por las que mentimos van: desde reflejar a quien no nos ve, ni conoce nuestros más íntimos deseos, aspiraciones o proyecciones, hasta por la diversión que causa tomarle el pelo a algún incauto.
Al respecto Ernesto Priego, nos dice:
[...] el chat es una invitación a la mentira, al make-believe; la habitación a este espacio virtual nos permite un nuevo nombre, un nuevo sexo, una nueva edad, un nuevo entorno (virtual, claro) inexistente; pero que está allí, interactuando, habita ese mundo abstracto, intangible, donde si yo puedo estar en dos lugares al mismo tiempo, aquí y donde tú, entonces también puede ser otro, dejar de ser yo. Cambiarse el nombre la identidad; un obeso pelo-en-pecho con una cerveza Bud Light en la mano en Wichita puede convertirse en una linda adolescente japonesa de Okinawa y hasta llegar a arreglos maritales con un millonario ejecutivo en Roma.
Otro especie de engaño lo constituye el que hacen algunas personas extranjeras que lo único que desean es huir y escapar de cualquier forma de su país.
Sin embargo, también puede suceder lo contrario. Las relaciones que se establecen por vía Internet pueden ser mucho más sinceras y abiertas que las que implantamos en nuestra vida diaria.
En la película You´ve got mail (Tienes un e-mail) protagonizada por Tom Hanks y Meg Ryan se presenta un caso de dos personas que se conocen vía Internet y se enamoran paulatinamente a través de los e-mails que intercambian. Lo cómico del asunto es que estas personas, sin saberlo, se conocen en la realidad y se detestan. El romance y la aceptación plena de uno al otro únicamente tiene lugar vía electrónica cuando ambos dejan aflorar sus verdaderos sentimientos.
Quizá el anonimato que brinda la red permite expresarnos sin tapujos y con toda sinceridad ante nuestros interlocutores. No tenemos necesidad de fingir, ni el recurso a ser hipócrita como muchas veces sucede con las personas de nuestra vida diaria. Además es más fácil opinar libremente con alguien que ni siquiera nos conoce, que vive al otro lado del mundo, y con la que tal vez nunca volvamos a tener una conversación.
Estas posibilidades que presentamos acerca de lo que podemos encontrar en un chat son igualmente atractivas y envolventes, sobre todo en los adolescentes y jóvenes. A muchos les entusiasma tener una hermosa pareja de un país lejano, o mejor aún, que viva en su propia ciudad. A otros tampoco deja de ser grato tener una plática con alguien que comparta su opinión frente a un tema y que consideran está siendo franco y sincero con ellos. Una relación que se inicia en el chat puede tener éxito por uno de estos factores, o incluso por ambos.
Generalmente el primer encuentro se da en una larga conversación a la que pueden seguir, o no, otras cuantas. Las personas intercambian puntos de vista, intereses mutuos y generalmente pasan a otro nivel de acercamiento que es el intercambio de e-mails.
El e-mail: palabras de lo efímero.
Antes de la era digital y la de las telecomunicaciones el género epistolar constituía la única manera de enviar y recibir mensajes directos y personales entre personas de distintos lugares. Asuntos familiares, de negocios, gubernamentales y, por supuesto, amorosos, eran tratados vía carta.
La correspondencia era un medio de comunicación muy respetado:
Los remitentes escribían, por lo general, de su puño y letra mensajes sobre hojas de papel personalizados (con un sello o distintivo especial, y en caso de los enamorados con una esencia aromática)
Los carteros y mensajeros se enfrentaban a muchas vicisitudes (ante catástrofes naturales o asaltos, muchas veces poniendo en riesgo su vida) con tal de que la correspondencia llegara a tiempo a su destino.
Por último, el destinatario esperaba (o mejor dicho desesperaba) su ansiedad de tener noticias de sus negocios, familiares y seres queridos.
La escritura era la base de las telecomunicaciones, tal y como sucede ahora pero de diferente manera. La escritura electrónica difiere mucho con la escritura tradicional:
En la era del chat, la escritura vuelve a fortalecer su poderío frente a la oralidad; la forma de comunicación elegida por millones vuelve a ser la escritura, pero una escritura distinta, posiblemente nunca vista antes: la escritura de la finitud, de la conciencia de lo efímero [...] la escritura del chat es apresurada y esta celeridad determina las posibilidades de éxito comunicativo.
La escritura digital, o escritura del chat como la denomina Ernesto Priego, se extiende al e-mail como producto que es de ésta: se convierte también en un producto efímero, apresurado, superficial y hasta masivo. El concepto de la correspondencia como algo privado y personal es algo del pasado.
El correo electrónico es algo masivo e impersonal. Actualmente enviar o reenviar un mail a decenas, cientos o miles de personas es lo más común y cotidiano.
El uso amoroso que le dan al correo electrónico personas que se conocen en un chat es algo que suele ir en dos sentidos totalmente opuestos:
El primero es el que se da cuando dos personas se ponen en contacto una vez que obtienen sus direcciones en una conversación por chat. Las características de sus misivas suelen ser breves y superficiales. Estos e-mails suelen escribirse, más que por ganas y curiosidad de indagar acerca de la persona conocida, se hacen por simple compromiso que se contrae con ella cuando se le conoció en la red. Uno, dos o tres mails (quizá unos cuantos más), y una vez que pasa completamente la euforia amorosa los mensajes desaparecen junto con aquel efímero amor desconocido:
[...] Esther Gwinnell, ha escrito un libro titulado <<On-line Seductions>> sobre este tema y se ha especializado profesionalmente como consejera en este campo sentimental. Según ella, la mayor parte de las relaciones sentimentales por correo electrónico duran unos tres meses, pero confiesa que no hay estadísticas al respecto.
El otro escenario posible acerca de estos mails entre personas conocidas en línea es que su relación fructifique. Esto es posible gracias a un intercambio de correspondencia constante, donde se confirmen y consoliden gustos e intereses en común, así como percatarse de las posibles diferencias de caracteres para ver qué terreno se pisa y ver si es el idóneo.
En este período se pasa de simplemente “conocidos virtuales” a grandes amigos, con posibilidades de llegar a ser algo más (en estos casos paradójicamente podemos llegar a conocer más a una persona que nunca hemos visto que a nuestros mismos vecinos del barrio en que hemos vivido durante años). Los factores que deciden que esta relación prospere son dos: la distancia y el encuentro físico.
Si un miembro de la pareja vive en Australia y el otro en Alaska la posibilidad de establecer una relación personal se agravará. No sucede en cambio con personas que vivan en el mismo país, o incluso siendo optimistas, que llegasen a vivir en la misma ciudad. En este último caso el factor decisivo será el tan esperado encuentro físico.
El encuentro físico: emoción y decepción
La primera cita por lo general tiene lugar en un lugar tradicional: un parque, cine, café, restaurante, etc. Aquí el acto que decidirá el futuro de la relación es la mirada, sobre todo, con dos personas que nunca se han visto ni siquiera por foto.
Aquí la belleza entra también jugando un papel, sino importante, sí preponderante en la relación.
La decepción se hace presente en el momento que los cibernautas se ven y no comparten las expectativas físicas que habían idealizado. Se han documentado algunos casos en que la relación acaba súbitamente con esa primera cita, eso sí de manera muy sutil y cortés. Bien ya sea hablando y dejando todo en claro, o bien, al ver que la persona no complace su gusto en el ámbito físico se dan la media vuelta y se van sin ni siquiera presentarse.
Existen otros casos más afortunados donde los involucrados se conocen de antemano ya sea por fotografía o, incluso, por webcam. En estos casos es mucho más fácil y factible tener un encuentro personal y que éste tenga éxito, ya que además del interés que ha despertado esa persona con sus gustos e ideas existe ahora una atracción física.
En el diario Reforma uno de lo más importantes diarios de circulación nacional en México apareció documentado un caso del éxito que tiene la red en unir la vida de dos personas: una relación virtual que termina felizmente en matrimonio.
Papá, conocí a un chico por Internet y llevamos seis meses de novios
-¿Cómo que llevan seis meses de novios, si no he visto que salgas con alguien?
-Lo que pasa es que vive en Canadá, pero el próximo mes va a venir a pedirles mi mano porque en dos meses nos casamos.
-¡¿Cómo?!
Escenas como ésta cada vez son más comunes gracias a Internet, y es que aunque los bailes de las kermesses, las salidas a la disco y las idas a los centros comerciales para conocer amigos y pareja siguen existiendo, la Red se ha convertido en el cupido moderno.
La decisión de Lorena de mandar un email a una persona con características distintas a las que ella buscaba sólo por diversión, la hizo cometer un error que le costó...¡encontrar al amor de su vida!
Desde que conoció a Peter por correo electrónico, a través de la página Match.com, Lorena siempre pensó que se trataba de la persona "arrogante" de Nueva York que había elegido conocer, de acuerdo con el perfil que leyó, pero la situación se aclaró hasta después de cinco meses, cuando él viajó a Monterrey para conocerla.
La amistad continuó y después de la segunda visita de Peter a Monterrey fue que decidieron iniciar un noviazgo que duró 11 meses, tiempo en el que se comunicaban por email y por teléfono.
Luego de 11 visitas de Peter a la ciudad y dos de Lorena a Nueva York, la ciberpareja contrajo matrimonio en agosto del 2000.
Peter Klein, ingeniero programador de 34 años, y Lorena Briones, secretaria bilingüe de 27, viven ahora en Nueva York felizmente casados. De no ser por Internet, explica Lorena, tal vez nunca habría conocido a su esposo pero se dio el incidente del email y de ahí surgió su relación que culminó en matrimonio.
En el éxito del amor vía Internet muchos son los llamados y pocos, poquísimos, lo elegidos. Es un hecho que la mayor parte de las relaciones establecidas por la comunicación electrónica nunca llegan a fructificar, ni para bien, ni para mal. Únicamente son un escape, una catarsis que refleja una crisis de emociones y sentimientos que existen en la cotidianidad.
Conclusión:
Estamos conscientes que respecto a este tema las conclusiones no son pocas y dependen en gran medida de nuestra relación y experiencia con este fenómeno La única conclusión que pienso señalar respecto al tema porque me preocupa cada vez más es la pérdida de un sentido de colectividad e interrelación social entre los jóvenes y su entorno.
El individualismo que impone la cultura del simulacro y la apariencia gana terreno sobre cualquier proceso colectivo. El debate acerca del individualismo, como característica primordial de las sociedades en las dos últimas décadas, está estrechamente ligado al uso que se les da a las nuevas tecnologías de la comunicación. Al respecto el ensayista Vicente Verdú opina:
Se tiene sentido de globalidad pero no de una colectividad organizada o trabada por instituciones [...] El incremento del individualismo y el reforzamiento del domicilio privado se coaligan con el desarrollo de la telemática [...] No es necesario salir de casa para trabajar, para educarse, para comprar, para entretenerse, para cortejar.
Este ostracismo voluntario que buena parte de los jóvenes ejercen desde sus casas o escuelas frente al computador provoca un aislamiento social. El individuo platica y se relaciona con gente de todas partes del mundo a través de los medios como el chat. En este sentido Internet puede considerarse como un medio que acorta tiempo y distancia entre personas. Sin embargo, muchas veces los usuarios están tan absortos con sus amigos virtuales, que, paradójicamente, se alejan y aíslan de su entorno inmediato: padres, familia, vecindario y de toda persona real que le pueda acompañar.
La red no hemos negado es un medio excelente para conocer y convivir con personas de todas partes del orbe que con el tiempo pueden convertirse en grandes amigos, o en nuestro gran amor platónico, pero estos casos -siendo sinceros- son mínimos y excepcionales. Internet debe verse no como un sucedáneo del amor y la amistad, sino como un medio para reforzar el amor y la amistad de personas a las que conocemos, que son reales y que sí existen.
John Thompson. Los media y la modernidad, p. 205
Ibid, p.211.
Román Gubern. El eros electrónico, México, Edit. Taurus, 2000, p. 142
Ernesto Priego.“Chat: tan lejos y tan cerca” en Viceversa, No 92, enero de 2001, México, pp.29-30.
Ibid, p. 29
Román Gubern, Op., cit, p.147.
Jorge Taboada, “ Para verse, oírse y casi tocarse” en diario Reforma del martes 13de febrero de 2001
Vicente Verdú. El planeta Americano, España, Edit. Anagrama, 1997, pp. 151, 153.
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Enviado por: | Gabriel Gutiérrez Javán |
Idioma: | castellano |
País: | México |