Ética y Moral
Cocaína
El artículo de Craig Var y Robert Byck hace referencia a varios aspectos de la cocaína, que incluye su historia, propiedades, adición…
Comienza estableciendo que la cocaína es un alcaloide perteneciente a un amplio grupo de sustancias vegetales. Donde únicamente se encuentra la cocaína en cantidades importantes es en las hojas del árbol Erythroxylum. Según hallazgos arqueológicos encontrados en el Ecuador sitúan su uso hace ya 5000 años de antigüedad. Mucho antes del descubrimiento de América los incas peruanos masticaban la hoja del arbusto de la coca y para ellos era una sustancia socializadora y usada inicialmente en ceremonias religiosas a la que sólo tenían acceso la clase dirigente y con la que premiaban determinados servicios extraordinarios. Aunque a partir del descubrimiento del Nuevo Mundo se introduce en Europa no es hasta el siglo XIX cuando se generaliza su consumo.
La cocaína pura fue aislada de la hoja de coca por el químico alemán Friedrich Gaedcke. A partir de aquí se comenzó su estudio como posible solución en la adición a la morfina y como anestésico local. En un primer momento se pensó que era inofensiva y encontró apoyo en Freud que con su artículo sobre la coca promovió el interés por esta. Karl Koller comenzó a emplearla de forma sistemática como anestésico, principalmente en operaciones oftalmológicas. Sin embargo, llegó un momento en que se demostró su ineficacia.
La cocaína, como cualquier anestésico local, bloquea la transmisión del impulso de un nervio sensorial cuando el nervio se le aplica directamente la droga, sin embargo, es la única que tiene la propiedad de contraer los vasos sanguíneos cuando se le aplica tópicamente y también es capaz de acelerar los latidos del corazón, elevar la tensión arterial y dilatar la pupila ocular.
Sus efectos dependen de muchos factores, de la dosis, de las circunstancias en las que se toma, de las expectativas del sujeto, de los elementos adulterados, … todo ello se ha intentado controlar en los laboratorios pero no se puede eliminar la expectativa de quien toma la droga debido a que por motivos éticos se utilizan sujetos que ya tienen experiencia de su uso y sus expectativas respecto a la cocaína se ha formado en condiciones muy diferente de las del laboratorio.
La cocaína se puede introducir de varias formas pero la más utilizada es a través de la membrana de las mucosas nasales.
En estudios de laboratorio se ha administrado la droga intravenosamente y nos encontramos con que la concentración de cocaína en la sangre es máxima inmediatamente después de la inyección y a continuación, en un periodo que dura entre 45 a 90 minutos, desciende. Debido a su corta duración es preferible examinar los efectos biológicos y psicológicos de la introducción de la cocaína por la nariz. Por este medio se comprueba que la dosis más alta aumenta el nivel de presencia en el plasma sanguíneo y su máxima concentración se alcanza alrededor de una hora después de tomarse la droga.
El uso crónico de la cocaína llega a originar la aparición de un comportamiento que parece psicótico.
Las consecuencias psicológicas más fuertes serían cuando se fuma o inyecta la cocaína que cuando se aspira por la nariz o se toma por la boca debido a que la concentración en el plasma varía con mayor celeridad si el factor decisivo es la velocidad del cambio de concentración.
En cuanto a la cuestión de si la cocaína es adictiva la respuesta sería que no si se entiende por adición una dependencia física que requiere repetir la dosis para evitar un síndrome de abstinencia, sin embargo es gravemente habituadora. También se debe distinguir su consumo por vía nasal de su consumo por inyección y de fumar la “libre base”.
El consumo de cocaína ha aumentado mucho recientemente y se ha desarrollado de forma ilegal toda una industria en torno a ella. Aunque de forma controlada no llegue a provocar graves problemas, de forma incontrolada son muchos los perjuicios que puede causar, llegando a la autodestrucción de la persona.
Siguiendo estas ideas he desarrollado, con una mayor información, el trabajo respecto al tema de la cocaína por medio de un esquema:
Drogas, conceptos y clasificación
La cocaína
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La coca e historia de la cocaína
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Propiedades: acciones farmacológicas
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como anestésico local
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como agente simpaticomimético
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aumento de la temperatura corporal
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consecuencias en el feto
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como estimulante del SNC
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Formas de abuso y patrones de consumo
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Efectos y adición
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Tráfico de cocaína
Conclusión
Bibliografía
DROGAS, CONCEPTOS Y CLASIFICACIÓN
Según la organización mundial de la salud (OMS), el nombre de droga resulta aplicable a toda sustancia, terapéutica o no, que introducida en el cuerpo por cualquiera de los mecanismos clásicos (inhalación de vapores o humos, ingestión, fricciones, etc.) o nuevos (administración parental, endovenosa, etc.) la administración de los medicamentos es capaz de actuar sobre el sistema nervioso central del individuo hasta provocar en él una alteración física o intelectual, la experimentación de nuevas sensaciones o la modificación de su estado físico. Esa modificación condicionada por los efectos inmediatos (psicoactivos) o persistentes (crónicos), predispone a una reiteración continuada en el uso del producto. Su capacidad de crear dependencia, física o psíquica, en el consumidor es precisamente una de las características más importantes a la hora de definir una sustancia como droga. Pero la dependencia no viene determinada exclusivamente por esa interacción entre la sustancia y el sistema nervioso central que, real y objetivamente, tiene efectos bioquímicos agudos, persistentes o crónicos a corto, medio o largo plazo. Es una situación más compleja, en la que también intervienen la estructura social donde se desenvuelve el sujeto, sus relaciones dentro de un grupo humano y la “agresividad” en los mecanismos del mercado del producto. En este factor dependencia está basada, precisamente, una de las clasificaciones más controvertidas de las drogas: “duras o pesadas”, cuando crean adición física, y “blandas o ligeras” cuando no la crean.
Al afrontar el tema de la droga, y casi en el mismo momento de su definición, nos encontraremos con una serie de términos tales como “hábito”, “adición”, “dependencia”, etc., íntimamente relacionados con él. Los profesionales del tema han tardado varios años en encontrar una definición específica para cada uno de estos términos.
Se entiende como dependencia el “estado psíquico y a veces físico, debido a la integración entre un organismo vivo y una sustancia, que se caracteriza por las modificaciones en el comportamiento, y por otras reacciones entre las que siempre se encuentra una pulsión a ingerir por distintas vías esta sustancia con objeto de volver a experimentar sus efectos psíquicos y, en ocasiones, evitar la angustia de la privación.
La tolerancia es, por el contrario, un efecto eminentemente físico, caracterizado por la necesidad biológica de aumentar continuamente la cantidad necesaria para obtener el efecto deseado.
La adición supone un estado caracterizado por la necesidad física imprescindible de una adecuada cantidad de droga en el organismo para el mantenimiento de la normalidad del mismo, llegando la dependencia hasta tal punto que la ausencia de la droga provoca en el mismo una serie de trastornos mentales o físicos que forman lo que se denomina síndrome de abstinencia, cuyas características dependen de la droga que haya creado la adición.LA COCAÍNA
LA COCA E HISTORIA DE LA COCAÍNA
Las hojas de coca probablemente fueron utilizadas hace miles de años por las civilizaciones anteriores a las incas, pero las primeras noticias ciertas que se tienen sobre su uso datan de la época en que Pizarro conquistó Perú (1532), época en que los incas mascaban hojas de coca para aumentar su resistencia al frío, al hambre y a la fatiga originada por el trabajo. (La hoja de coca triturada con cal, que tiene la probabilidad de aumentar la solubilidad de los alcaloides en de planta en la saliva liberan la cocaína, un principio activo que en un primer momento anestesia la misma lengua para que el mascador no note el sabor amargo de la droga, y después actúa sobre la mucosa estomacal anulando la sensación de hambre; posteriormente, el jugo es absorbido, pasa a la sangre y de allí al cerebro, al que estimula hasta provocar en el individuo bienestar general y ausencia de cansancio físico).
En España fue utilizada, introducida por los conquistadores, a finales del siglo XVI, como medicina por su supuesta acción afrodisiaca, pero su uso no se difundió.
La coca fue reintroducida en Europa a finales del siglo XIX por un químico y empresario corso llamado Mariani que vendía una infusión de hojas de coca en vino (vino Coca Mariani). También se elaboraron bebidas no alcohólicas que contenían coca; así, la mezcla de coca con cola nítida (cola rica en cafeína) fue la base de la famosa bebida refrescante Coca Cola. La inclusión de coca en la Coca Cola fue prohibida por las autoridades federales en los EE.UU. en 1904.
En los comienzos del siglo XX, se decidió controlar el cultivo de la coca, ya que al haberse aislado la cocaína, los efectos de ésta, más agresivos que los de las hojas de coca, empezaron a crear los primeros problemas de drogadicción cocaínica.
El uso de la cocaína como droga estimulante tiene sus antecedentes en la existencia de la práctica de mascar coca entre los indígenas de la región de los Andes, pero como droga adictiva propiamente dicha, la cocaína empezó a usarse en la década de 1880 por hombres de empresa que la añadían a bebidas alcohólicas y refrescos; ya hemos citado el vino Mariani y la Coca Cola (hasta 1904 en que fue “descocainizada”) que se anunciaba como “tónico cerebral de mucho valor y cura para todas las afecciones nerviosas: dolor de cabeza, neuralgia, histeria, melancolía, etc.”
Hacia 1880 el célebre psicoanalista S. Freud se hizo consumidor de cocaína parece que por curiosidad científica y probablemente como automedicación de sus depresiones y dolores por el cáncer que padecía.
A principios de siglo (1902-1903) se extendió la cocainomanía en los EE.UU. al empezar a aspirarse la cocaína por la nariz. En Europa sólo era importante su consumo en centros artísticos de las grandes ciudades, aunque aumentó considerablemente durante la 1ª Guerra Mundial (1914-18).
En la década de los 20, era importante la drogadicción cocaína en muchos países de Europa, especialmente en Francia. A partir de 1930 disminuyó su consumo siendo sustituida por la heroína.
En 1954 la Comisión de Estupefacientes de la OMS observó con satisfacción la disminución y escasa calidad de las incautaciones de cocaína.
En 1970, en la 4ª edición de las “Bases farmacológicas de la terapéutica” de Goodman & Gilman, J.H. Haffe afirmaba: “El abuso de la cocaína es muy poco frecuente en los países occidentales, si bien mascar hojas de coca es todavía común entre los indios peruanos de los Andes”.
A pesar de esta afirmación de J.H. Haffe en 1970 su consumo aumentó de manera espectacular, y desde hace unos años (1985-1990), la drogodependencia cocaínica constituye el problema sanitario más grave en el mundo occidental en el campo de las toxicomanías.
PROPIEDADES: ACCIONES FARMACOLÓGICAS
Como anestésico local
Por paralizar e insensibilizar los nervios periféricos, se utiliza en medicina como anestésico local enérgico por simple contacto, ya en instilicación, como en las operaciones del globo ocular, o mediante toques o pinceladas en la mucosa nasal, así como por medio de inyecciones. La inyección de cocaína o de sus derivados en la medula espinal, produce la anestesia total de la parte inferior del cuerpo, lo que permite intervenir quirúrgicamente en el vientre o en las piernas, sin narcóticos. También se emplea para disminuir la sensibilidad de la mucosa gástrica.
Como agente simpaticomimético
La cocaína aumenta la actividad del sistema nervioso simpático porque inhibe el proceso de recaptación de la noradrenalina en las terminaciones nerviosas simpáticas, potenciándose el efecto de las catecolaminas endógenas.
Los efectos por aumento de la actividad simpática se manifiestan fundamentalmente sobre el aparato cardiovascular. Así, la cocaína produce: vasoconstricción, hipertensión, taquicardia y aumento de la fuerza de contracción del corazón; también produce midriasis, temblor y sudoración.
Aumento de la temperatura corporal
Además del aumento de la producción de calor por aumento de la actividad muscular y de la disminución de su pérdida por la vasoconstricción, la cocaína aumenta la temperatura corporal por pérdida del control dopaminérgico de receptores hipotalámicos reguladores de la temperatura al agotarse los depósitos de dopamina, con hipertermia de rebote. Esta hipertermia acompañada de convulsiones (análoga a la hipertermia del síndrome maligno neuroléptico) y que se atribuyó al principio a sobredosis, puede ocasionar muerte súbita con dosis bajas pero continuas de la droga.
Consecuencias de la cocaína en el feto
El consumo de cocaína durante el embarazo puede dar lugar a graves trastornos fetales tales como: parto prematuro, retardo en el crecimiento, microencefalia, lesiones cerebrales, infarto cerebral, alteraciones del desarrollo cerebral, etc., debido en parte a la disminución del flujo placentario. Después del parto, puede aparecer un síndrome neurológico neonatal.
Como estimulante del S.N.C.
La cocaína es un estimulante del SNC y sus efectos dependen de factores tales como: tipo de consumidor, ambiente, dosis y vía de administración.
Dosis moderadas ocasionan: elevación del estado de ánimo, sensación de mayor energía y lucidez, disminución del apetito, insomnio, mayor rendimiento en la realización de tareas, disminución de la sensación de fatiga, hiperactividad motora, verbal e ideativa.
Estos efectos son análogos a los producidos por anfetaminas, aunque menos duraderos, hasta el punto que los adictos a cocaína describen efectos gratificantes en los mismos términos que los adictos a anfetaminas. En las pruebas psicofarmacológicas por estímulo de áreas de recompensa, los animales muestran una conducta análoga a la administración de cocaína y de anfetaminas. Pasado el efecto agudo aparece un período de cansancio y fatiga.
La administración de cocaína por vía endovenosa da lugar a una sensación de “subida”, intensamente placentera y descrita como sensación análoga al orgasmo sexual.
En los consumidores de cocaína, se han descrito alteraciones de la percepción, alteraciones de la capacidad crítica y discriminativa (decisiones erróneas), pseudoalucinaciones táctiles (“bichos” de cocaína en la piel) y visuales (copos de nieve brillantes), conducta estereotipada, bruxismo y movimientos compulsivos.
FORMAS DE ABUSO Y PATRONES DE CONSUMO
Las formas de abuso de cocaína son de gran interés toxicológico, ya que van a condicionar la farmacocinética, la actividad farmacológica, la toxicidad y el grado de adición de la droga.
Pasta de coca.
También se denomina sulfato de cocaína, pasta base o simplemente pasta; es el producto de maceración de las hojas con ácido sulfúrico. Sirve de base para la posterior elaboración del clorhidrato de cocaína. Se fuma.
Clorhidrato de cocaína.
Es la forma más popular. Se presenta en forma de cristales escamosos blancos, más o menos adulterada; se esnifa o se inyecta por vía venosa (no se puede fumar pues se destruye por el calor). El esnifado es el modo más común de usar la cocaína. Debido a la intensa vascularización de la mucosa de la nasofaringe la absorción es rápida así como sus efectos (locuacidad, sensación de nergía) que duran entre 20 y 40 minutos. El uso repetido de las dosis de cocaína intranasal puede inducir rinitis crónica (estornudo cocaínico) y a la larga hasta perforación del tabique nasal.
La administración de cocaína por vía endovenosa es menos frecuente, aunque es utilizada por muchos adictos. A veces se combina con heroína (speed ball) para evitar los efectos de rebote desagradables producidos por la cocaína. Los efectos farmacológicos y psíquicos por cocaína son inmediatos y potentes pero de breve duración, con aparición posterior de un intenso crash (disforia, irritabilidad y alteraciones gastrointestinales).
Cocaína base.
Esta forma de consumo consiste en inhalar los vapores de base libre (free base), extraída del clorhidrato con solventes volátiles (éter) a muy alta temperatura (800º C) con mechero de propano.
Crack.
Es una forma de cocaína base que se obtiene añadiendo amoníaco a una solución acuosa de clorhidrato de cocaína en presencia de bicarbonato sódico para alcalinizarla; se calienta a 98º C; la base libre precipita presentando aspecto de pequeñas piedras. Se inhala en recipientes calentados o pulverizado y mezclado con tabaco u otras drogas.
El crack se difunde muy rápidamente de pulmones a cerebro; sus efectos son inmediatos, muy intensos y muy fugaces; su “bajada” resulta tan insufrible que entraña un uso compulsivo y muy frecuente. Waston, Director de Investigación del NIDA (National Institute of Drugs Abuse en EE.UU) dice que “el crack es el sueño del traficante y la pesadilla del adicto”.
El crack produce una dependencia psicológica tan esclavizante que para aquellos adictos que lo han probado varias veces, resulta casi imposible abandonar su consumo.
Su toxicidad es la propia de la cocaína, pero de efectos mucho más graves, y ocurre en adolescentes y adultos jóvenes, principales usuarios del crack. Son frecuentes las psicosis paranoiedes agudas, las crisis de angustia, la depresión con suicidios frecuentes, la anorexia total, las alucinaciones, la irritabilidad y agresividad, la hiperpirexia, las convulsiones y momentos de total ausencia de hedonismo (por supersensibilidad de autorreceptores dopaminérgicos inhibidores de la liberación de la dopamina). Son frecuentes, asimismo, las manifestaciones cardiovasculares: las arritmias, las crisis de angor e infarto de miocardio, las crisis hipertensivas y las hemorragias cerebrales, las convulsiones, la anoxia y el enfisema pulmonar de aparición precoz. Las principales causas de muerte son: infarto de miocardio, hemorragia cerebral y parada respiratoria de origen central. No se puede hablar de sobredosis, ya que la llamada dosis normal produce efectos de sobredosis.
El tratamiento del intoxicado por crack es el habitual de la intoxicación por cocaína; neurolépticos para los cuadros psicóticos, diazepam en convulsiones y antiarrítmicos o caridoversión en las arritmias graves, además de las necesarias medidas generales y de reanimación.
La cocaína se puede utilizar de distintas maneras para lograr distintos objetivos y aparte de conocer los efectos de la droga es útil, desde el punto de vista médico y social, conocer su patrón de uso por el adicto. Por aplicación de las categorías propuestas por la National Comission on Marijuana and Drugs Abuse se describen cinco patrones de consumo de cocaína: experimental, recreativo, circunstancial, intensificado y compulsivo.
Consumo experimental.
Es un patrón de consumo periódico común para todas las drogas psicoactivas no limitado a cocaína, siendo el consumo de cocaína una parte del proceso de la politoxicomanía.
Consumo recreativo.
Excluye al resto de los patrones de consumo. Los seguidores de este patrón se asemejan a los bebedores sociales y consumen la cocaína de manera controlada, y raramente derivan a un consumo más intenso; la utilizan generalmente como facilitador del contacto social y como estimulante.
Consumo circunstancial.
Consiste en consumir cocaína en determinadas ocasiones o situaciones particulares, excluyendo su uso en otras circunstancias distintas, p.ej. el soldado durante el combate.
Consumo intensificado
Es un patrón de uso intranasal y de periodicidad diaria, en cuantía que normalmente no produce alteración del nivel de conciencia o problemas en el trabajo o relaciones sociales.
Consumo compulsivo.
La cocaína se convierte en el modelo organizador de la propia vida; las consecuencias negativas en la esfera personal psicofísica, social y profesional son muy visibles; la cantidad de cocaína consumida, la frecuencia y duración de uso y el coste económico que conllevan se incrementan de tal modo que el individuo no puede controlar su propia situación.
EFECTOS Y ADICIÓN
La cantidad media de cocaína que un toxicómano ingiere al cabo del día puede oscilar entre los 5 y los 10 g. y siempre en varias tomas, porque una sola dosis de más de 0,5 g. puede ser mortal. Nada más producirse la aspiración, y dado que la cocaína es un potente estimulante del sistema nervioso central, el individuo experimenta una exaltación del ánimo, con sensaciones de vigor y ausencia de las manifestaciones subjetivas de fatiga. Estos síntomas van unidos a una aparente brillantez intelectual, parecida al ingenio pero carente de un trasfondo creativo. Ocasionalmente aparecen estados alucinatorios, especialmente auditivos, táctiles y visuales, estos últimos casi siempre coloreados, con cuadros plásticos que hacen recordar al cubismo y al dadaísmo. El desdoblamiento polidimensional de los objetos y su difracción cromática conducen, junto con las voces insultantes que también se pueden percibir, a situaciones de terror incontrolable, acompañadas a veces de intensa agresividad. Pero posiblemente lo que más llame la atención, y que puede considerarse como uno de los síntomas más característicos de este tipo de intoxicaciones, es el denominado síndrome de Magnan, cuadro alucinatorio microzoóspico en el que el enfermo cree percibir bajo su piel o su ropa pequeños insectos parásitos.
La cocaína es la droga que por sus efectos sobre la conducta tiene mayor capacidad de recompensa o refuerzo positivo; y esto ocurre tanto en experimentación animal como por observaciones de la especie humana.
Según los criterios propuestos por la DSM-III-R la cocaína es una droga adictiva y la dependencia psicológica a cocaína entra en la clasificación dentro del grupo “trastornos mentales por dependencia de drogas”, considerándose poderosamente adictiva.
La cocaína genera un alto potencial de abuso y puede crear gradualmente una genuina necesidad, que en individuos susceptibles suple otros intereses.
Aunque se utilice de forma aparentemente inocua o recreativa, los cambios bioquímicos en el sistema nervioso central producidos de forma acumulativa y combinados con el apoyo psicológico progresivo en la droga pueden hacer que el consumo esporádico se convierta en compulsivo.
La cocaína es, por tanto, un potente reforzante en animales de experimentación, dando lugar su consumo a una mortalidad superior a la producida por la heroína.
La intoxicación aguda por cocaína se caracteriza por manifestaciones de hiperactividad noradrenérgica y dopaminérgica fundamentalmente, que afecta a los distintos aparatos y sistemas. Las manifestaciones clínicas son: aparato cardiovascular: taquicardia o bradicardia, arritmias, palpitaciones, infarto de miocardio, espasmo cerebrovascular, hemorragia cerebral, vasoconstricción periférica, coagulación intravascular diseminada, hipertensión, paro cardíaco. Aparato respiratorio: taquipnea, respiración irregular, parada respiratoria. Aparato digestivo: anorexia, náuseas, vómitos, diarreas. Metabolismo: hipertermia con sudoración y acidosis láctica. Ojo: midriasis, vasoconstricción conjuntival, nistagmus vertical. SNC: ansiedad a medida que desaparecen los efectos euforizantes, confusión, irritabilidad, euforia, alucinaciones visuales (copos de nieve brillantes) y táctiles (bichos en la piel), alteraciones de la percepción, reacciones paranoides y convulsiones tónico-clónicas. El cocainómano puede sufrir reacciones adversas añadidas por mezclar la cocaína con otras drogas.
A pesar de la idea de que los estimulantes del SNC (cocaína, anfetaminas) no producen dependencia física ni síndrome de abstinencia, sino sólo dependencia psicológica, ocurre que la suspensión brusca de la administración de cocaína da lugar a una sintomatología que reúne las condiciones fijadas por la American Psychiatric Association para ser considerada como Síndrome de Abstinencia.
TRÁFICO DE COCAÍNA
La relación entre el precio de producción y el precio de venta al por menor de la cocaína es de 1 a 200, mientras que el de la heroína es 1 a 2000. En Europa hay 15 millones de consumidores de cocaína (con un consumo de 50 toneladas que mueven 6000 millones de dólares), 700.000 consumidores de heroína (17 toneladas que mueven 40.000 millones de dólares) y 15 millones de consumidores de cannabis. Específicamente en España se estima que existen del orden de 45.000 heroinómanos, 50.000 cocainómanos (las Naciones Unidas los estiman en 80.000) y 1.800.000 consumidores de hachís. Este comercio se estima que mueve alrededor de 250.000 millones de pesetas al cabo del año. Pero si algún país está sufriendo los efectos devastadores del uso y abuso del consumo de droga de todo tipo son los Estados Unidos. Recientes afirmaciones afirman que 20 millones de americanos consumen cannabis, 6 millones cocaína (se estima el consumo de 200 toneladas, con un valor de 18.000 millones de dólares) y unos 500.000 son heroinómanos que consumen más de 200 toneladas de dicha droga, con un valor de 28.000 millones de dólares).
Los campeones de la producción de cocaína son Perú, Bolivia, Colombia con 231.000 toneladas de hoja de coca que equivalen a 417 toneladas de cocaína.
En muchos países iberoamericanos se viven situaciones políticas comprometidas con el narcotráfico de cocaína.
CONCLUSIÓN
La adición a la droga es una problemática típica de nuestra sociedad.
La desinformación que existe en la sociedad acerca de los diferentes tipos de drogas y sus efectos también diversos hacen que la mayor parte de dos informaciones sobre droga y sitúen las causas sociales y los efectos de cada una de ellas en un mismo plano. Aparte de su presencia en los informativos, el trato que se concede a cada uno de los tipos de droga diverge profundamente si se trata de drogas legales o ilegales.
La alta presencia de la cocaína en los medios de comunicación se debe al incremento del número de incautación efectuadas por la policía y, en definitiva, al aumento de circulación de drogas en España, mientras que otras drogas se asocian a otros aspectos (las referencias a la heroína siempre están ligadas a muertes de toxicómanos o bien a la inseguridad ciudadana, mientras que drogas más consumidas, como el cannabis o el hachís, tiene una escasa incidencia como acontecimiento notable). Donde se registra también un aumento es en favor del consumo de cocaína y estancamiento o descenso de la heroína.
En cuanto a la cocaína no hay un total acuerdo sobre si produce o no síndrome de abstinencia. Parece ser que la mayoría considera que produce una intensa dependencia psicológica con intenso estado de nerviosismo, temblor y temor, pero sin síndrome de abstinencia fisiológica, de lo que se deriva una mejor posibilidad de curación o de abandono de la toxicomanía. Sin embargo, exista o no, esta droga puede llegar a ser muy perjudicial ya que estudios realizados afirman que la cocaína al igual que las anfetaminas juega un papel muy importante en las hemorragias cerebrales. El 10% de los problemas neurológicos está producido por la cocaína. Además los riesgos no se limitan a los consumidores habituales ya que se han dado casos en los que una sola toma de cocaína ha dado lugar a una hemorragia cerebral.
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Velázquez, A. Farmacología (16º ed.) Madrid: McGraw-Hill / Interamericana de España. 1993.
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Enviado por: | Juan Miguel |
Idioma: | castellano |
País: | España |