Historia del Arte
Arte clásico griego
ARTE CLÁSICO, GRECIA
Orientación: la nueva civilización: ciudad, democracia, religión y humanización. Clasicismo, orden y canon.
La sociedad griega estaba formada por comunidades independientes llamadas polis, y en cada una de ellas, la autoridad política y moral la detentaba un grupo de ciudadanos libres, variando la forma de gobierno en las diferentes ciudades.
A partir del siglo VIII a.C. los griegos se lanzaron a la búsqueda de tierras fértiles, formando colonias. Éstas continuaban ligadas a su ciudad.
A finales del siglo VII a.C., surgen las tiranías, posteriormente reemplazadas por la democracia en Atenas y por la aristocracia en Esparta. Éstas pronto comenzarían a desempeñar un papel clave en el ámbito político.
Acabadas las Guerras Médicas con la victoria griega, se inicia el auge de la hegemonía de Atenas con Pericles, respaldado por la Liga de Delos. Sin embargo, la enemistad con otras polis desata la Guerra del Peloponeso (431), con lo que Atenas pierda su supremacía política y el mundo griego se debilita, ocasión que los macedonios aprovechan para imponerse. Así, con Alejandro Magno se inicia una nueva época para todo el mundo heleno.
La extensión del territorio griego es muy reducido (Grecia, Jonia, archipiélago en el Egeo y unas ciudades en la Magna Grecia, Sicilia y Cirenaica). A pesar de esta dispersión, las polis se sentían unidas por la lengua, la religión y el modo de vida.
La cultura helénica nos h llegado a través de las interpretaciones latinas. Todas las manifestaciones culturales están presididas por una preocupación por el hombre. Se trata, pues, de una cultura de concepciones antropocéntricas.
Esta civilización creó un sistema mitológico como resultado de un largo proceso de fusión con culturas procedentes del Mediterráneo y de Centroeuropa. La religión presenta así un cariz politeísta caracterizado por el antropomorfismo.
La adivinación era la interpretación de la voluntad de los dioses, y se practicaba para buscar respuestas sobre lo desconocido: los Oráculos. La religión basada en los dioses olímpicos fue la oficial en las polis, pero no la única.
Para los griegos era un deber ineludible enterrar a sus muertos. El cuerpo podía ser inhumado o incinerado, y junto a él se depositaban una importante cantidad de cerámica y parte del ajuar del difunto. Como construcciones funerarias se utilizaban estelas, columnas o un vaso, y los más ricos llegaban a levantar pequeños monumentos.
La mayoría de las obras que estudiaremos tienen un carácter oficial; no pertenecían a particulares, sino que eran fundamentalmente obras encargadas por la polis o sus habitantes.
La consideración social del artista variará a través de las distintas épocas:
Arcaica: los artistas están muy poco valorados porque se desprecia el trabajo manual.
Clásica: los artistas comenzarán a ser reconocidos por su talento, su obra y su posición
Helenística: los artistas pierden independencia e individualidad al reunirse en talleres. Esto se comprende a partir del carácter fundamentalmente propagandístico de las obras.
Hay una gran influencia del humanismo en el arte, satisfaciendo así todas las necesidades del hombre: urbanismo con la arquitectura, estudios anatómicos con la escultura, etc.
Se da un perfecto equilibrio entre la forma y el fondo, aunque durante el período helenístico con frecuencia se perderá.
También se da el virtuosismo técnico, que persigue la armonía visual mediante refinamientos ópticos.
Todas las obras tienen un gran sentido estético, muy por encima de su propio fin, incluso en el arte religioso.
ARQUITECTURA: origen y evolución del templo clásico.
Características generales:
Arquitectura simétrica, regular y adintelada, es decir, con techumbres planas.
Los materiales empleados generalmente son piedras calizas: arenisca, conglomerados, mármol...
Con frecuencia, estaba policromada al exterior con colores muy intensos: rojo, azul, amarillo dorado...
Virtuosismo técnico: persigue la armonía visual mediante refinamientos ópticos; algunos ejemplos son el éntasis (arqueamiento voluntario de los fustes) o el intercolumnio (variación milimétrica entre una columna y otra).
Urbanismo:
Los griegos fueron los primeros en desarrollar el urbanismo para el bienestar de los ciudadanos, y es la polis la que costea los gastos. Existieron dos modalidades de planos en la distribución de la ciudad:
Plano irregular: adapta las construcciones a la topografía y no presenta una planificación general.
Plano regular o hipodámico: de origen mesopotámico; fue introducido en Grecia por Hipodamos de Mileto.
Las construcciones más importantes son:
Ágora: plaza pública y centro neurálgico de la ciudad.
Stoa: paseos para los ciudadanos; están muy relacionados con el desarrollo cultural de Grecia.
Edificios políticos: Pritareo, Bouletario y Eklesiasterio.
Edificios de carácter lúdico y deportivo: teatros, odeones, estadios, palestras (fines rituales para Dionisos)...
Edificios religiosos: se sitúan en las acrópolis, que vienen a designar el lugar más importante de la polis. Están muy protegidos y en origen tuvieron un carácter defensivo. Son los templos y los santuarios.
El origen y la evolución del santuario y del templo:
El santuario.
En ellos se celebraban los festivales religiosos y cívicos, entre los que detacaron el culto de Zeus en Olimpia y el de Apolo en Delfos. Se reunían varias polis para ello. Ofrecían una serie de elementos comunes:
Templo del dios: el elemento central.
Períbolo: recinto periférico.
Propileos: portón de acceso al recinto sagrado, llamado también “tenemos”.
Camino de los peregrinos: bordeado de estatuas y otros edificios.
Tesoros: templos votivos de las diferentes polis.
Stoa, teatro, estadios, etc.
El templo.
El templo helénico procede del Megarón prehelénico: templo de planta rectangular con un pórtico entre dos antas, una pieza a modo de vestíbulo y una sala en cuyo centro se disponía el hogar. En estos edificios religiosos se utilizaba madera y adobe. La techumbre, a doble vertiente, tenía una abertura por la que entraba la luz y salía el humo del fuego sagrado.
El templo es la morada del dios. Su disposición suele ser muy sencilla. La planta representa una simetría perfecta. El espacio que rodea al templo forma parte del recinto sagrado (tenemos). La distribución del templo es la siguiente:
Crepidoma: la plataforma sobre la que se construye el edificio.
Pronaos: antesala o vestíbulo a través del cual se accede a la naos o cella.
Naos o cella (hekatompedos): sala consagrada a la divinidad, donde suele colocarse una estatua de la misma.
Opistodomos: sala posterior donde se depositan las ofrendas de los fieles a la deidad.
Órdenes arquitectónicos: articulando la horizontalidad con la verticalidad, se dan tres:
Dórico: supone la traslación a piedra de la arquitectura en madera. Es el más antiguo, sus normas ya están fijadas en el siglo VI a.C. De características robustas y apariencia pesada. La columna no tiene basa y presenta un fuste estriado cuyas estrías acaban uniéndose en ángulo vivo. El capitel es liso y presenta claramente el ábaco, el equino y el collarino. Las proporciones de toda la columna van evolucionando hasta alcanzar la perfección, desde un fuste muy fino hasta uno equilibrado. El entablamento está formado por un arquitrabe, un friso (subdividido en triglifos -suelen aparecen rayados- y metopas -lisas o decoradas-) y una cornisa. Los edificios suelen ser de doble vertiente, y entre ambos tejados se forma el triángulo que conforma el frontón, en cuyo centro se sitúa el tímpano. sirve como soporte arquitectónico. Los ángulos de la techumbre suelen presentar modelos escultóricos, como acróteras o gárgolas.
Jónico: a partir del siglo VI a.C. surge en la Jonia. Es un orden más esbelto, pero más recargado que el dórico. La columna se apoya en una basa sobre un pequeño plinto, y el fuste presenta una acanaladura tallada. Las columnas son también más altas que las dóricas. El capitel es muy interesante: el ábaco puede ser liso o decorado, el equino aparece “enroscado” en los laterales formando las volutas, y el collarino se ornamenta con ovas, rosetas o distintos motivos florales, característicos del orden jónico. El arquitrabe se divide en tres zonas, el friso es continuo y suele estar decorado, y la cornisa es recargada, rica en detalles.
Corintio: legendariamente surgió en el siglo IV a.C. y fue Calícrates quien lo “inventó”, tallando en el capitel hojas de acanto. La columna es más alta que la dórica y la jónica, pero en el resto de las características es muy similar a la segunda. Puede presentar incluso pequeñas volutas entre las hojas de acanto, recargando mucho más el conjunto. Es un orden muy típico del período helenístico, y los romanos lo adoptaron e imitaron con frecuencia.
Desarrollo de la arquitectura griega.
Características de los templos para su clasificación.
Según el lugar donde se coloquen las columnas:
In antis: columnas entre las antas, como el mégaron.
Próstilo: columnas delante de la fachada principal.
Anfipróstilo: columnas delante y detrás, en las fachadas anterior y posterior.
Peristilo: rodeado de columnas, puede ser períptero (una fila) o díptero (dos filas).
Según el número de columnas en su parte frontal son monópteros (los templos de planta circular), dístilos, tetrástilos, hexástilos, heptástilos, octástilos... Los más frecuentes son los que presentan un número de columnas par.
Periodo arcaico (VII-VI a.C.).
Hay importantes restos arquitectónicos en piedra y mármol, todos de carácter religiosos, situados en los santuarios. Destaca en la Jonia el llamado Artemisón de la ciudad de Éfeso, que se construyó en el siglo VI a.C. en honor de Ártemis. Era muy espectacular por su tamaño, el empleo del capitel jónico y su lujo ornamental. Fue reconstruido posteriormente, aunque en la actualidad sólo se conservan el crepidoma y algunas columnas. En Festum, en la Magna Grecia, se mantienen algunos restos de los templos de Hera y Poseidón, de orden dórico. en el Peloponeso, destaca el templo de Apolo en Corinto, realizado en orden dórico muy robusto, hacia el año 540 a.C. desde el punto de vista técnico, es aquí donde comienza a practicarse el refinamiento óptico.
Periodo clásico (V-IV a.C.).
Es la etapa más importante para el arte griego, pues se consiguen el equilibrio y la severidad típicos del arte griego. Una de las primeras construcciones es el Olimpeion de Olimpia (templo de Zeus olímpico). Se terminó de construir en el año 457 a.C. para conmemorar la victoria de Elis sobre la ciudad enemiga de Pira, en el periodo panhelénico de la segunda mitad del siglo V a.C. Albergaba una imagen colosal que modeló Fidias de Zeus, aunque ésta fue posterior a la realización de templo en sí.
La plenitud del periodo clásico se alcanza en Atenas durante el gobierno de Pericles, cuando se promovió la restauración de la Acrópolis. Para tal empresa, el gobernador se rodeó de los mejores artistas, de entre los que sobresaldrá Fidias. Anteriormente ya se había intentado dicha restauración, pero no se pudo completar el plan debido a la invasión persa que arrasó la ciudad. No obstante, este segundo intento se vería truncado también por las Guerras del Peloponeso.
Las obras más importantes de la Acrópolis ateniense son el Pertenón, el Erecteion, el templo de Niké Áptera y los propileos, que constituyen el acceso al recinto.
El Partenón: se alza sobre una plataforma o crepidoma, que forma gradas a los cuatro lados del edificio (el escalón superior se llama estilóbato y es donde descansan las columnas, los demás escalones forman el estereobato), y en la fachada principal hay una rampa de acceso. El sistema de techumbres es arquitrabado, y el tejado al exterior de doble vertiente. Las columnas son de orden dórico, y se halla situado no en el centro de la Acrópolis, sino ladeado con respecto al punto de vista de la entrada, lo que produce una sensación de mayor esplendor. Representa el templo clásico por excelencia. Sus arquitectos fueron Ictino y Calícrates. Su planta es completamente rectangular, y sus dimensiones, grandiosas. Es octástilo y períptero. Fue construido entre los años 447-432 a.C. está dedicado a Atenea Partenos; la estatua a ésta se sitúa en la cella interior, y fue esculpida por Fidias y sus discípulos, así como las figuras decorativas del exterior. Todo el edificio se caracteriza en particular por su gran equilibrio en las proporciones, y sigue los cánones griegos de armonía y belleza. Está realizado en mármol.
Los propileos: construidos por Menesicles entre los años 437-432 a.C. El estilo es dórico-jónico. El orden dórico se usa en las columnas frontales y el jónico en las interiores. Consiste en un doble pórtico muy desarrollado con dos frontales hexástilos. El proyecto contemplaba también la construcción de dos edificios porticados a ambos lados, pero que no llegaron a construirse por motivos económicos y por la intervención de los sacerdotes. Las alas exteriores estaban decoradas; la de la izquierda con composiciones pintadas en las paredes, por lo que tomó el nombre de “pinacoteca”; la derecha está concebida a modo de pórtico y se comunica con el templo de Atenea Niké. Presenta una simetría en su planta.
El Erecteion: fue construido entre 420-407 a.C. sobre los cimientos de otro templo que fue derribado, durante una época de relativa paz en las Guerras del Peloponeso. El autor fue Menesicles, que debió adaptar los elementos litúrgicos a las pautas clásicas. Es de orden jónico, de gran esbeltez y elegancia. Consiste en tres templos adosados; todo sobre un crepidoma, en un desnivel topográfico muy marcado: lo forman el Templo de Atenea Polias (próstilo, hexástilo, de planta normal, orden jónico, estructura regular típica), el Templo de Erecteo y Poseidón (planta anormal, con un vestíbulo común y naos distintas. En la fachada principal había una celosía sobre un muro con intercolunios. La entrada es lateral porque antes, frente a donde se debería haber situado la puerta, había un olivo que se consideraba sagrado de la diosa Atenea, y no podía ser talado. Se creó un pórtico en el lateral izquierdo, donde además estaba la marca del tridente de Poseidón durante su lucha con Atenea) y la Tumba de Crecops con la Tribuna de las Cariátides (se accedía a ellas por una puerta desde el exterior, o desde la pronaos o vestíbulo del templo de Erecteo y Poseidón. Las cariátides son seis; las estudiaremos en el apartado de escultura).
También es importante el Templo de la Niké Áptera: es de una gran belleza; fue construido para la paz de Nikias, entre 421-420 a.C. el autor fue Calícrates, el mismo al que se le atribuye la invención del capitel corintio. Es un templo tetrástilo y anfipróstilo, con capiteles jónicos, que albergaba una antigua xoana (escultura de madera de la época prehelénica).
Durante el siglo V a.C. ya se da una mayor flexibilidad en los modelos y una pérdida de la serenidad inicial. Se inventan nuevos modelos, puesto que la crisis ha empujado a los dioses a desconfiar de sus dioses, dando paso al estudio de otros elementos. Las formas son más esbeltas y ornamentadas, y predominan los órdenes más modernos sobre el dórico. entre los edificios a destacar de esta época destacan el Mausoleo de Halicarnaso, los Tholos de Delfos, los Tholos de Epidauro y la Linterna de Lisícrates. El Mausoleo de Halicarnaso es un edificio funerario que fue mandado levantar a petición del rey del mismo nombre. Para ello se reunieron los arquitectos más célebres, entre ellos Scopas, para erigir al rey en toda su importancia y su poder. Es de mediados del siglo IV. Los Tholos son edificios circularon que se empleaban como lugar de reunión; el de Delfos sirvió de modelo a su creador, Policleto el Joven, para el de Epidauro (360-350 a.C.). La Linterna de Lisícrates es un monumento conmemorativo que imita los Tholos y homenajea a los Corágicos, que eran los vencedores de los concursos que tenían lugar en los teatros. Por excelencia, estos monumentos eran los trípodes, pero en una ocasión especial, hacia el año 354 a.C., se concedió la Linterna como premio excepcional. De esta época es también importante el Teatro de Epidauro, que resume los avances técnicos hasta el momento y representa el clásico teatro griego. La orquesta es circular y en ella actúa el coro. El graderío o cavea se proyecta más allá del semicírculo. El acceso se realiza a través de los parodos, y el espacio donde se actúa recibe el nombre de proscenio. Al no conocerse todavía la bóveda ni el arco, no podían elevarse las construcciones más de un piso o dos, de manera que un teatro siempre debía ubicarse en la ladera de una montaña. La acústica es excepcional. Está hecho en piedra.
Periodo helenístico.
Se persigue ante todo el afán propagandístico, y los proyectos urbanísticos son muy ambiciosos en cuanto a la arquitectura, especialmente en Asia Menor. Destaca una construcción conocida como “el Altar de Zeus”, en Pérgamo, del siglo II a.C. Consiste en una plataforma de base cuadrada, cuyo zócalo está decorado con motivos de gigantomaquia (luchas de gigantes). Se accede a través de una escalera monumental. Las columnas no poseen mucha altura, son jónicas y se distribuyen todo alrededor del edificio. Lo más interesante es la escultura, que veremos más adelante. Otro templo es el Olimpeion de Zeus de Atenas, dedicado a Zeus Olímpico. Es el templo de mayores dimensiones de todo el arte griego, y fue iniciado en el año 160 a.C., pero concluido en época romana por Cosucio. Es de orden corintio, y aunque actualmente no se aprecia, era octástilo y peristilo.
ESCULTURA.
Características formales.
Escultura concebida para ser admirada; lleva asociada siempre la idea de belleza.
Predominio de la escultura humana y divina (antropomórficos).
Estudio del cuerpo humano en reposo y en movimiento, con el objetivo de conseguir la plenitud de la belleza física.
Belleza naturalista y realista, pero idealizada: figuras en la madurez y en la perfección física y moral.
Evolución en el estudio y el tratamiento del movimiento, desde la rigidez arcaica al dramatismo helenístico.
Evolución en la plasticidad: en los orígenes se daba una fuerte abstracción geométrica.
Se conservan numerosas copias y originales de todas las etapas. Con frecuencia, los romanos plagiaron la escultura griega, y muchos de estos ejemplares que hoy vemos no son sino la réplica, no los auténticos. Así, vemos que se conserva la estética helena durante momentos posteriores.
Materiales y técnicas.
Prearcaico: esculturas de marfil, madera y bronce fundido (xoanas y exvotos).
Arcaico: se prefiere el mármol, que casi siempre procede de Naxos, Paros y Pentélico, y es de una excelente calidad. Las esculturas se tallan y pulen, y se policromaban después mediante el gámosis: el pigmento se aplicaba diluido con cera. Este colorido es suave, casi translúcido, imitando la calidad del alabastro.
Clásico: se emplea el bronce mediante la técnica de la “cera perdida”. Los talleres broncistas son muy populares. El bronce posee un acabado rojizo-dorado y presenta incrustaciones para realzar el realismo: marfil, piedras, oro, plata... alcanzándose una policromía muy singular.
Helenístico: se dan todas las técnicas.
En todas las etapas por igual se usa la técnica crisoelefantina, que proporciona a las estatuas, principalmente de las divinidades, un gran esplendor, pues se elaboran con placas de oro y marfil.
Evolución de la escultura.
Arcaico, hasta el siglo VI a.C.
La escultura parte de la tradición pre-arcaica de los exvotos y las xoanas. Son muy simples y emplean las mismas técnicas que aquéllos. Las esculturas características son los Kuroi y las Korai (kuros y koré en singular). Presentan una gran influencia egipcia, y están realizadas en caliza o mármol. La iconografía es semejante: los kuroi, los hombres, representan a los atletas vencedores de los juegos. Están desnudos y siempre en la misma posición: una pierna adelantada, los brazos pegados al cuerpo, la melena trenzada, ojos almendrados y la enigmática “sonrisa arcaica”, limitada y forzada en los labios, casi hierática. Las korai son sacerdotisas; siempre se representan vestidas con la indumentaria típica griega: xitón (túnica) e himation o peplo (mantón). El cabello es largo y trenzado, los ojos almendrados, la sonrisa también arcaica. Tanto en los kuroi como en las korai se da la abstracción geométrica, que evolucionará posteriormente hacia el naturalismo. El movimiento es nulo, y tienen lugar casi por completo la ley de la frontalidad y la simetría. Los más conocidos son el Kuros Anavisos (del arcaico tardío, con las características propias ya descritas) y dos korai: la Dama de Auxerre (mano izquierda en el pecho, procedente de un taller cretense, con gran influencia egipcia, estéticamente relacionada con el orden dórico por su robustez y escasa gracilidad. La túnica está decorada con motivos geométricos en lugar de pliegues) y la Hera de Samos (procedente de la isla del mismo nombre; no se conserva su cabeza, se relaciona con el orden jónico, se aproxima al concepto de figura-columna, a sus pies hay una especie de basa, está muy esquematizada, antinaturalista).
Preclásico, estilo sereno, 500-450 a.C.
También se le llama “periodo severo” o de transición. Destaca la Escuela de Atenas, y comienza a identificarse a algunos autores, uno de los cuales fue Kritios (o Kritias), a quien se le atribuye la introducción del contraposto (ligera inclinación de la cadera) en la escultura griega. Este contraposto lo aplica en su escultura El Efebo de Kritios. Creado hacia el 480 a.C., ha perdido los brazos, pero la musculatura recibe un tratamiento más suavizado y naturalista que en etapas anteriores. El pelo ahora es corto, pero sigue sin poseer volumen. Sin embargo, la escultura más famosa de este periodo sea posiblemente el Auriga de Delfos, escultura votiva realizada a petición de P. de Gela por Pitágoras de Reggio. Formaba parte de un conjunto escultórico mayor, de bronce, mediante la técnica de la fundición. Este auriga posee incrustaciones en los ojos y los labios. La parte inferior es más arcaica: los pliegues de su túnica son rígidos, carentes de naturalismo, mientras que el modelado superior es más novedoso: cabeza ladeada que rompe con la ley de la frontalidad y la simetría, brazos en movimiento y tensos (aunque esa serenidad contradiga la serenidad del resto de la composición).
Otra obra, de la Magna Grecia, procede de un fragmento de un trono de caliza, originariamente policromado: el Trono Ludovisi. La parte posterior representa el nacimiento de Afrodita, combinando elementos arcaicos y modernos. Destacan sobre todo los “paños mojados” (los “paños mojados”, que posteriormente tendrán gran influencia en Fidias y sus seguidores. Esto conlleva una controversia, puesto que el desnudo de la mujer se ve obstaculizado a la hora de ser figurado: los “paños mojados” permiten al artista aproximarse al conocimiento anatómico femenino sólo de este modo, mientras que el estudio del masculino estaba muy generalizado). Aparecen aquí pegados al cuerpo de la diosa, y dejan entrever su anatomía femenina.
Poseidón lanzando el tridente es otra obra. También se le ha llamado “Zeus lanzando el rayo” y “Aquiles lanzando su lanza”. Es de bronce y aún conserva tonos rojizos. Encarna el ejemplo de cómo los griegos veían a sus dioses. Introduce un gran estudio anatómico: tensión, reposo, serenidad en el rostro...
Clásico:
Durante esta etapa se fijan las características típicas y definitorias del arte griego. El núcleo artístico más importante será Atenas, coincidiendo con su hegemonía política, y especialmente con el gobierno de Pericles. Entre las características básicas:
generalización del contraposto con la consecuente pérdida de la ley de la frontalidad.
En el relieve se practica el escorzo, aunque se mantiene el punto de vista frontal y han de adaptarse las figuras al tímpano triangular de los edificios.
Avances en el estudio de la anatomía, con un mayor realismo.
El naturalismo se acentúa, pero sigue idealizándose la figura.
Se proscribe la anécdota en el rostro y se buscan el equilibrio y la dignidad, aunque lejos del hieratismo.
Clásico pleno, segunda mitad del siglo V a.C.
El Discóbolo de Mirón: se conserva la copia romana de mármol, pero no el original. Éste fue realizado mediante la técnica de la “cera perdida” en bronce. Representa al atleta Hyakihos, que murió precisamente lanzando el disco. Aún no presenta movimiento; está preparándose. Es una escultura muy significativa, puesto que su eje de verticalidad es inexistente, y en cambio, sinuoso, evitando la ley de la frontalidad. Se introdujo en la copia un bloque de apoyo. Estudia la anatomía, pero no existe relación entre el cuerpo, tenso, y el rostro, pasivo y ausente. Mantiene un punto de vista frontal (no ley de la frontalidad; se aprecia mucho mejor si se mira “de frente”). Obra de Mirón, procede de la Escuela de Argos.
Policleto es un broncista ligado también a la Escuela de Argos. Se afanó en estudiar la anatomía humana, pero su mayor preocupación fueron las proporciones y los cánones. Fue el autor del canon de las “siete cabezas”, tan idealista”, que se impone durante todo el periodo clásico. Todas las partes del cuerpo guardan una relación armónica entre sí. Policleto es el primero en teorizarlas medidas que otros plasmarían por intuición.
La obra más importante de Policleto es el Doríforo. No se sabe con seguridad a quién representa. En su mano izquierda portaba una lanza seguramente. Se conserva una copia romana, con el típico apoyo, realizada en mármol (aunque el original estaría realizado en bronce). El movimiento se lo proporciona el contraposto, ya desarrollado completamente. Rompe con la ley de la frontalidad , pues no todas las partes de su cuerpo están orientadas hacia el mismo lugar. El canon es el típico de Policleto.
Fidias es el más relevante escultor del periodo clásico, y su obra más famosa es sin duda el conjunto escultórico del Patenón. Parte de lo real, de la naturaleza, para posteriormente idealizar su escultura. Consiguió dotar a todas sus creaciones de un gran equilibrio físico y moral; por ello se le ha considerado el mejor retratista de los dioses. No trabajó en el Patenón solo, sino ayudado por sus discípulos.
Obra exclusiva de Fidias es la Atenea Partenos. Lleva un yelmo muy aparatoso, y la Niké Áptera en una mano. Atenea representa la “guerra sabia” frente a la “guerra violenta” de Ares. Se situaba en la cella central del Patenón, y había sido elaborada mediante la técnica crisoelefantina, con oro, marfil, incrustaciones, piel de serpiente imitada y los atributos propios de los guerreros. Actualmente sólo se conservan las copias. La escultura monumental se localiza en diferentes partes: los tímpanos (en el anterior, el nacimiento de Atenea; en el posterior, la lucha de Atenea y Poseidón), las metopas (combates del rey Teseo, con motivos de centauros, amazonas, gigantomaquia..., representados en pequeños grupos) y en el friso de la cella de la diosa (160 m. de longitud; representa la procesión anual ateniense en honor de Atenea. En la parte central de la fachada principal está el friso de las Panateneas: doncellas vírgenes ofrecen peplos a los dioses, acompañadas de magistrados, sacerdotes, carros, bueyes... Este friso da toda la vuelta al muro. Desde el punto de vista iconográfico, las imágenes son todas diferentes, variadas y muy numerosas. Todo el conjunto responde a una gran dignidad y belleza física, y desde el punto de vista técnico, sorprenden el bajo y el mediorrelieve que procuran una óptima ambientación espacial. El friso de las Panateneas sirvió de modelo al Ara Pacis romano posterior. Las anatomías humana y animal están muy estudiadas y naturalizadas. Los “paños mojados” son constantes en Fidias, formando pliegues muy finos y pegándose al cuerpo, mientras que los pliegues de la ropa masculina son tratados de otro modo más sobrio y robusto. Todo el friso presenta un punto de vista frontal al ser un relieve, pero no la ley de la frontalidad. En origen estuvo policromada, sobre un fondo azul. Fidias sabe cómo someter la escultura al marco sin que se vea forzado el conjunto. El movimiento es naturalista, tranquilo, suave. No presenta monotonía a pesar de la extensión, plastificando muy bien la realidad.
Fidias dejaría una profunda huella en los demás escultores de su época, y en especial en aquellos que conforman el “Estilo Bello” (finales del siglo V a.C. en el Ática). Entre las obras del “Estilo Bello” cabe mencionar a las Cariátides, en el Erecteion. Fueron realizadas por el taller de Alcámenes, uno de los discípulos de Fidias. Representan la coordinación perfecta entre la funcionalidad y la forma. Presentan un ligero contraposto muy grácil, que no rompe completamente le eje de verticalidad requerido en la sustentación. No son todas iguales, y en ellas se ha esculpido los “paños mojados”.
Otra obra del “Estilo Bello” es la Niké de Paionios de Mendé. Se figura que está situada en la proa de un barco y el viento hace que su túnica se pegue al cuerpo y forme ondulaciones en la parte posterior. Su autor es de los pocos que cultivó el “Estilo Bello” fuera del Ática, puesto que la obra se halló en Olimpia frente al templo de Zeus. Es una escultura conmemorativa. Ha perdido los brazos, las alas y el rostro, pero de lo que nos queda se deduce una gran técnica y una sutileza exquisita. Todo el paño está tratado con pintura. Esta obra tuvo una gran influencia en la posteridad.
Clásico sublime, primera mitad del siglo IV a.C.
Se desarrolla en un ambiente de prosperidad económica y política que modificaría las creencias y la cultura. La sociedad había perdido confianza en sus dioses a causa de la Guerra del Peloponeso; por ello, se plasma en las esculturas dedicadas a ellos un mayor realismo físico y psicológico, lo que implica la imperfección. Se introducen además temas más privados, y no sólo religiosos. Se acentúa el naturalismo.
Los artistas más destacados son Praxíteles, Scopas y Lisipo.
Praxíteles fue hijo de otro escultor, Cefisodoto el Viejo, que le inculcó sus conocimientos sobre anatomía. Praxíteles se interesó también por el movimiento, que en sus obras adquiere una configuración muy marcada: la curva praxiteliana, un contraposto acusado que desplaza hacia un lado el eje de verticalidad, por lo que siempre se busca un punto de apoyo. Además, Praxíteles intentó aproximarse a la textura real de la piel, y por ello se le ha considerado inventor del “Sfumato” (difuminado): las sombras entre los músculos se tratan con suavidad, sin marcarse excesivamente, con realismo. También el tratamiento a mechones del cabello procura un mayor naturalismo, que se extiende asimismo al resto de elementos del conjunto escultórico: paños, objetos, etc. Una de las obras más conocidas, y que se atribuye a Praxíteles, es la de Hermes jugando con Dionisos. Se introducen algunos elementos novedosos en la iconografía, como la representación de Dionisos como niño, la escena intimista y anecdótica provista de ironía (se sospecha que Hermes sostenía en su brazo derecho -el que falta- un racimo de uvas que Dionisos quería). Se realizó aproximadamente hacia el 340 a.C. en mármol, y reúne las características propias de Praxíteles. Se conserva el original.
La Venus de Cnido data del 360 a.C. Rompedora desde el punto de vista iconográfica, puesto que constituye uno de los primeros desnudos femeninos. Representa a Venus saliendo del baño, y se atribuye también a Praxíteles. Es de mármol. La composición es muy similar a la de “Hermes con Dionisos” (curva praxiteliana, realismo, punto de apoyo, sfumato...). es muy sensual y grácil, y presenta un gran estudio anatómico. Fue encargada por los habitantes de la Isla de Cos, que luego la rechazarían escandalizados, y acabó destinándose a Cnido. No se conserva la original.
De Scopas se sabe que representa las interioridades del alma, la psicología. Es el “escultor de los sentimientos”. Era natural de Paros, así que técnicamente poseía amplios conocimientos. Participó en la elaboración del Templo de Halicarnaso. Va más allá de la belleza formal, y puede considerársele un precursor del helenístico. Unas de sus obras más conocidas son las Ménades; aún así, el dramatismo no queda figurado de un modo muy acusado. Su obra principal es el Meleagro. Se desconoce la fecha de su creación. Utiliza el recurso de los pliegues de los paños para acentuar la tristeza. Presenta la curva praxiteliana, y lleva en la mano una cabeza de jabalí; a su lado hay un perro.
Lisipo fue otro gran teórico de la escultura, partiendo de los estudios de Policleto. Él mismo investigó sobre la naturaleza, imponiendo un nuevo canon: “las ocho cabezas”. Las cabezas de las esculturas son más pequeñas, y los miembros más esbeltos, con lo que la figura entera se estiliza. Era de Sición, famosa por sus talleres broncistas. Su obra más famosa es el Apoxiomenos, que representa a un atleta que se está quitando con una espátula los aceites y el polvo del cuerpo. El original debió ser de bronce, pero la copia conservada es de mármol, y posterior a la época romana (se averigua por “la hoja de pureza” que oculta sus genitales). El contraposto está muy bien estudiado, y puede observarse ya desde diversas perspectivas perfectamente. Lisipo fue también el escultor particular de Alejandro Magno.
Helenístico, del siglo IV a.C. en adelante.
Su último tramo se desarrolló en época romana. Existe un gran barroquismo que se manifiesta en:
Pérdida del equilibrio formal y psicológico, muy evidente.
Introducción del movimiento en el que predominan las diagonales.
Dramatismo en el rostro.
Atenuación del idealismo y tendencia a representar la naturaleza íntegra, aunque ésta resulte desagradable o deficiente (niños, ancianos, heridos, agonizantes...)
Triunfo de lo anecdótico, lo recargado y lo expresivo.
Triunfo de los talleres sobre el individualismo; los autores caen en el anonimato.
Algunas esculturas del periodo son el “Torso de Belvedere” (musculatura hiperdesarrollada, de la Escuela de Atenas) o “El Niño de la Espina” (tema muy vulgar).
La Escuela de Rodas es la creadora de las esculturas más famosas de la etapa helenística. Una de ellas es la Victoria de Samotracia, que se halla en el Louvre. Está realizada en mármol policromado y representa a una Niké alada. Se encontró en el Santuario de Cabiros (Samotracia), y conmemora la victoria naval rodense sobre el rey Antíoco de Siria. Presenta un gran barroquismo formal del que participan todos los elementos escultóricos: cuerpo, alas, ropajes... En ella hay muchísimos detalles, y presenta ciertas similitudes con la Niké de Painoios de Mendé.
Laocoonte y sus hijos también procede de la Escuela de Rodas, pero se conocen sus autores: Agesandros, Polidoros y Atenodoros. Data del año 50 a.C., pero cabe la posibilidad de que sea una copia de otra estatua anterior. La iconografía es conocida: el sacerdote troyano Laocoonte y sus hijos en el momento en que son devorados por las serpientes marinas de Neptuno. En esta escultura se manifiesta con maestría el dolor físico y psicológico; es muy trágica. La composición es abierta, piramidal, con abundantes diagonales y un gran barroquismo en cuanto a la multitud de detalles y el dinamismo de los cuerpos, los cabellos, los paños, las serpientes... Los rostros se descomponen, y la musculatura (hercúlea, hiperdesarrollada) se acentúa con el esfuerzo y la torsión. Es la figura de Laocoonte la que concentra la mayor parte de todas estas características. La importancia de esta obra es vital para la escultura posterior: se ocultó en Roma, y fue redescubierta en el siglo XVI, causando un gran impacto. Miguel Ángel quedaría impresionado: esta figura repercutirá desde el momento de su aparición en sus creaciones posteriores, y supondrá una gran influencia hacia el manierismo que desarrollaría más tarde. También el Greco se sentiría atraído por el Laocoonte.
De Rodas es también el “Toro Farnesio”, así como el famoso y desaparecido “Coloso de Rodas”, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.
Otra escuela famosa durante la etapa helenística fue la de Pérgamo. Realizó los frisos del Altar de Zeus en la misma ciudad a petición de Eumenes II durante el siglo II a.C. Presenta la gigantomaquia y las hazañas de Telefo, el hijo de Hércules. En su imagen más conocida aparece la diosa Atenea agarrando la cabeza de un Gigante, mientras Gea los observa combatir. Presenta un gran dramatismo, que se percibe en el dinamismo, el barroquismo y la expresividad. Es un relieve con muchas diagonales y numerosos elementos anecdóticos (detalles de las alas, escamas de las serpientes, cabellos ondulados...).
Venus de Milo: se desconoce su taller de origen y su fecha, pero se cree que puede provenir de Atenas, y datar del siglo II a.C. No obstante, la postura más generalizada es que procede de Antioquía. Representa a Afrodita, y se sospecha que sostenía una manzana (símbolo de la deidad) en una de sus manos. La manzana es también el símbolo de la isla de Melos. Vuelve a los modelos clásicos del siglo IV (Lisipo y Praxíteles) en cuanto a las proporciones, pero recuerda a obras helenísticas en cuanto al tratamiento de los paños, naturalizados y muy expresivos, como la “Victoria de Samotracia”.
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Enviado por: | Pedro Gómez |
Idioma: | castellano |
País: | España |