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Análisis de contenido


Análisis de contenido

Con el análisis de contenido cruzamos un umbral importante, que separa el territorio de análisis de la audiencia (lector, auditor, telespectador) del análisis de la oferta (escrita, radial, televisiva), para afrontar el estudio de los textos que los medios de comunicación producen y difunden. El análisis de contenido comprende un conjunto de técnicas de investigación empírica, destinadas a estudiar los contenidos recurrentes de una determinada muestra de texto.

Es evidente que incluso los textos televisivos se pueden abordar desde diferentes puntos de vista y estudiar mediante diferentes instrumentos. Pero la elección del método de análisis no es «neutra», pues los diferentes enfoques producen diferentes imágenes del objeto que se está estudiando. Al respecto, las técnicas de análisis de contenido permiten obtener informaciones diferentes de las que puede producir, por ejemplo, un análisis del lenguaje y, a la vez, implican una definición del texto diferente. De hecho, el texto se considera esencialmente como un contenedor de datos; un soporte donde se insertan una serie de elementos (precisamente las unidades de contenido) a las que la investigación reconoce un significado y un valor autónomos. La operación del análisis de contenido se parece, en cierto modo, a la operación de quien, frente a un mosaico, se preocupa por determinar los trozos de cada color que componen la obra, en vez de concentrarse en el diseño global.

Esta idea de texto se refleja en la estructura de la investigación, pues el texto no es, en efecto, un objeto en sí mismo, sino un instrumento para reflexionar sobre el contexto social donde se produce o se recibe.

1. Fases del análisis de contenido

Independientemente de sus aplicaciones concretas -de las que hablaremos más adelante-, el análisis de contenido se estructura en tomo a determinadas operaciones clave:

a) Definir el problema y formular hipótesis.

b) Elegir el corpus de textos sobre los que se va a trabajar.

c) Definir las unidades de clasificación.

d) Preparar la ficha de análisis y su aplicación al texto.

e) Computar los resultados.

Para aclarar mejor cada uno de esos pasajes, vamos a imaginar una investigación. Supongamos, por ejemplo, que hemos de hacer una investigación sobre la presencia de contenidos violentos en la programación televisiva para niños. A partir de este problema, iremos viendo progresivamente cómo se articula y se desarrolla el diseño de la investigación y qué tipo de resultados puede producir.

1.1. Definición del problema y formulación de hipótesis

Como en cualquier otro tipo de investigación, enfocar el problema que se quiere abordar y formular un conjunto de hipótesis de trabajo constituyen el punto de partida. El problema plantea la pregunta general de la que parte el análisis, mientras que las hipótesis de trabajo representan las cuestiones más específicas a las que se intenta responder.

ü En este caso, la pregunta general (es decir, el problema), podría ser la siguiente: «¿Cuánta violencia hay en los programas de tv para niños y de qué tipo es?»,

ü Las preguntas específicas podrían ser: «¿Ha aumentado o disminuido la representación de la violencia con los años?», «¿se reparte de modo diferente en las televisiones públicas que en las privadas?», ¿«asume formas más realistas o más abstractas?», o también: «¿Produce ansia o es de tipo catártico?», etc.

Definir el problema e identificar los temas que se hayan de verificar constituyen las premisas necesarias de las sucesivas etapas del análisis y, sobre todo, de la elección de la muestra y de la definición de las unidades de clasificación.

1.2. Construcción del corpus textual

Los problemas y las hipótesis de trabajo han servido, principalmente, para seleccionar el tipo de textos de donde hay que tomar los programas que se van a analizar. En general, los análisis de contenido utilizan muestras estadísticamente representativas, cuyo tamaño depende del fenómeno que se quiera analizar (cuanto mayor sea la realidad que la investigación intenta explicar, mayor será el número de unidades que habrá que tomar en consideración para que los datos facilitados por la investigación sean representativos).

En nuestro caso, el corpus de análisis podría proceder de los programas específicos, como los transmitidos en la sobremesa, que normalmente se dedica al público más joven:

ü Si resulta que nuestra hipótesis sostiene que hay un incremento progresivo de la presencia de contenidos violentos en la programación televisiva, se podrían tomar en consideración las transmisiones emitidas en dicha franja durante 10 años.

ü Si, por el contrario, la pregunta que se plantea es saber de qué modo se han distribuido dichos contenidos entre la televisión pública y las privadas, nos podemos limitar a la programación actual, con tal de que tomemos en consideración tanto la oferta de las cadenas Canal 13 y Canal 13 Cable, como la de TVN y TVN Internacional.

Una vez definido el perfil general del corpus de transmisiones, y determinadas las características que ha de poseer un texto para que se pueda someter a examen, se realiza un control completo de los programas o se prepara una muestra que los represente. Generalmente se opta por la primera solución cuando el número de textos adecuados al análisis esté relativamente circunscrito (como en el caso de una muestra de transmisiones que las cadenas emiten actualmente en la franja de sobremesa) y se elige la segunda cuando el corpus sea más elevado (como en el caso de programas transmitidos en la franja de sobremesa, en un intervalo de 10 años).

Por tanto, se puede decir que el análisis de contenido busca la representatividad en la construcción de la muestra, identificando aquellas tipologías de programas más significativas en relación con los problemas que afronta la investigación y, junto con criterios de representación estadística, seleccionando un corpus de textos de dichas tipologías que las represente adecuadamente. Esto significa realizar una elección por géneros y equilibrar el número de géneros elegido con el número de textos pertenecientes a dichos géneros.

1.3. Definición de las unidades de clasificación

Una vez construido el corpus, se determinan los parámetros en base a los que hay que descomponer los textos. Las unidades a partir de las cuales se subdivide el texto se llaman unidades «de clasificación».

Berelson, uno de los pioneros del análisis de contenido, clasifica dichas unidades del siguiente modo:

a) la palabra, que representa la unidad de clasificación más simple y generalmente corresponde a un único término (sustantivo o adjetivo), tratado como si constituyera un índice de un fenómeno más complejo;

b) el tema, que lingüísticamente corresponde a una afirmación, una valoración o un argumento y que el analista reduce a una proposición más simple, por ejemplo, actor/acción/complemento;

c) el documento interno, en este caso el programa televisivo, sobre el que se actúa introduciendo una serie de divisiones, como, por ejemplo, la subdivisión en minutos de la transmisión.

También es posible descomponer el texto en otras unidades, como, por ejemplo, los caracteres, es decir, los rasgos de la personalidad de un personaje o de un grupo, o los símbolos clave, es decir, aquellos términos o secuencias de términos que llaman más la atención del destinatario en virtud de su relieve semántico específico.

La elección de las unidades, además de ser funcional respecto a los objetivos de la investigación y a las hipótesis que se quieran verificar, ha de tener en cuenta las características de la muestra. De hecho, es indispensable optar por unidades de clasificación que se puedan identificar fácilmente en los textos seleccionados.

De ese modo, en nuestra investigación podría ser adecuado analizar los temas, es decir, las secuencias que contengan diálogos o imágenes violentas, mientras que quizás sea menos eficaz (o más problemático) realizar un análisis de las palabras o de todo el documento.

En algunos casos, se pueden seleccionar varias unidades de clasificación. Normalmente se realiza este tipo de elección cuando se intenta analizar un fenómeno particularmente complejo y las hipótesis del análisis están muy articuladas. Dicha elección presenta determinadas ventajas (trabajando sobre diferentes niveles de detalle es posible recoger una mayor cantidad de datos), pero también tiene costos (es necesario preparar una ficha de observación más detallada y, por tanto, menos manejable, que requiere un mayor esfuerzo en el análisis e interpretación de los datos).

1.4. Ficha de análisis

La ficha de análisis sirve para identificar el texto y recoger las «unidades de análisis», es decir, «las unidades de clasificación» que contienen elementos útiles para la investigación. La estructura de la ficha es semejante a un cuestionario. Consta de una serie ordenada de voces, que se pueden considerar como si fueran preguntas dirigidas al texto. Las voces pueden ser «abiertas», «cerradas» o «estructuradas» (como las preguntas del cuestionario), según se pueda o no definir previamente una lista de respuestas. A continuación se subdividen las voces y se organizan por áreas temáticas, que a su vez se colocan en sucesión a partir de determinadas relaciones de derivación lógica.

Aplicada a los programas televisivos, la ficha de análisis permite reconocer el tipo de texto que abordarnos (nos indica el titulo, la duración, el horario, la cadena de emisión, el género, etc.), así como discernir y captar en su interior los elementos útiles a los fines de la investigación, es decir, que permitan verificar las hipótesis de trabajo de las que parte la investigación.

Proponemos un ejemplo de ficha de análisis tomado de una investigación, realizada hace algunos años, sobre la representación de la mafia en la televisión. Lo que presentamos a continuación es tan sólo una parte de la ficha global (que consta de unas 150 voces), tomada de un área temática relativa a contenidos y a individuos que cometen actos criminales.

Datos anagráficos

1. Analistas

2. Fecha del análisis

3. Transmisión

4. Productor

5. Crónica

6. Autor

7. Presentador

8. Director

9. Síntesis de la transmisión

10. Cadena

11. Otros (canales subsidiarios)

12. Franja horaria: prime time, segundo prime time, noche, otros.

13. Fecha

14. Inicio

15. Duración

16. Audiencia (apreciación)

17. Programa anterior

18. Audiencia

19. Programa siguiente

20. Audiencia

21. Programas que se emiten a la vez y audiencia (Canal 13 yTVN).

En la transmisión, los contenidos de la conducta «criminal» se refieren a:

a) tráfico de drogas

b) contrabando

c) secuestro

d) extorsión

e) robo

f) prostitución

g) homicidio (de representantes de las instituciones)

h) homicidio (de ciudadanos «particulares»)

i) homicidio (de componentes de grupos rivales)

j) homicidio («de traidores»)

k) contratas, operaciones inmobiliarias

l) actividades económicas en general (excepto las anteriores)

m) influencia sobre decisiones y/o comportamientos institucionales

n) corrupción de miembros de las instituciones

o) actos de control social en general, intimidaciones, amenazas, etc.

p) control de las votaciones

q) estrategias y actos ligados al terrorismo

r) reciclaje

s) fuga de divisas

t) otros

El contexto en que nace y madura la adhesión a una organización criminal se presenta y se relaciona con:

ü Contexto económico:

a) desempleo

b) desequilibrios de la economía local

c) carácter estático de la organización económica

d) desigualdades en la distribución de la renta

e) otros

ü Contexto social:

a) solidaridad, integración social

b) marginación, aislamiento social

c) exceso de control social

d) permisividad extendida

e) ausencia/carencia de reformas sociales

f) otros

ü Contexto político:

a) falta de eficiencia de las instituciones

b) corrupción de las instituciones

c) inmovilidad de las fuerzas políticas y sindicales

d) separación respecto a la comunidad nacional

e) ausencia/carencia de participación política

f) otros

ü Contexto cultural:

a) ausencia o crisis de los valores de referencia

b) ausencia o crisis de los valores religiosos de referencia

c) ambigüedad de los modelos culturales dominantes

d) exaltación de la subcultura local (honor, valor, fidelidad)

e) otros

La relación entre la forma de criminalidad considerada y el ambiente social se refiere a:

ü Elementos de apoyo

a) comunidad de intereses

b) valores compartidos (por ejemplo, honor, solidaridad, etc.)

c) fidelidad a la organización criminal

d) miedo

e) otros

Una vez redactado el primer borrador de la ficha de análisis, hay que «probarlo». El test previo se pasa a un reducido número de programas y permite identificar los ítem que faltan y eliminar los superfluos, corregir errores o inexactitudes en la formulación y sucesión de los ítem, extraer indicaciones para un posible aumento o reducción de los mismos y agregar o desagregar alternativas de respuesta. La ficha de análisis, revisada de ese modo, se aplica a la muestra completa y se utiliza para recoger los datos.

1.5. Cómputo de datos

La fase conclusiva de la investigación prevé el cómputo de los datos contenidos en la unidad de análisis y recogidos en la ficha. Para acelerar y agilizar los procedimientos de cálculo, se recurre con frecuencia al auxilio de programas informáticos, en los que se insertan previamente los ítem.

Los procedimientos de cálculo más utilizados son el análisis de frecuencias, el análisis de contingencias y el análisis de valoraciones.

a) El análisis de frecuencias es, con mucho, la técnica más difundida. Consiste en medir las unidades de análisis recurrentes de uno o de varios textos y, con frecuencia, se utiliza en la fase de exploración de la investigación. En nuestra investigación, el análisis de frecuencias permite medir la identidad de los contenidos violentos de la transmisión, valorar determinadas representaciones recurrentes, su distribución respecto a los géneros, etc.

b) El análisis de contingencias, por el contrario, intenta medir la confluencia, es decir, la presencia al unísono de dos o más unidades de análisis en un mismo texto (o segmento de texto). Por ejemplo, el análisis de contingencias nos podría revelar si el tema de la violencia está ligado al tema de la familia y con qué intensidad, contando las acciones violentas representadas entre las paredes del hogar o protagonizadas por miembros de una familia, etc.

c) El análisis de valoraciones revela la presencia y la intensidad de las valoraciones (positivas o negativas) que contiene un texto, en relación con un determinado objeto. Por ejemplo, en este caso se podría verificar si la representación de acciones violentas aparece acompañada de juicios negativos o positivos, cuáles prevalecen y, en general, con qué variedad de connotaciones se propone el tema.

Una vez facilitadas las coordenadas generales del diseño de la investigación, ahora vamos a entrar en detalle y a describir algunas de las posibles aplicaciones del análisis de contenido.

2. Diferentes tipos del análisis de contenido

En primer lugar los criterios adoptados para descomponer el texto y para definir las unidades de clasificación, también sirven de criterio diferenciador para reconocer las principales tipologías de análisis. Sobre todo se distingue entre análisis de contenido que utilizan unidades de clasificación correspondientes a las estructuras lingüísticas del texto (palabras, temas, etc.) y análisis de contenido que utilizan unidades de clasificación sin una correlación lingüística inmediata. El content analysis tradicional pertenece a la primera categoría, mientras que el «análisis de contenido como investigación» pertenece a la segunda categoría.

Además de diferenciarse por la naturaleza de sus unidades de clasificación, el análisis cuantitativo del contenido y el análisis de contenido como investigación se distinguen por el diferente peso que atribuyen a las distintas fases de la investigación. El enfoque «cuantitativo» de los contenidos, como ya sugiere su propia denominación, apunta sobre todo al cómputo de datos, aplicando técnicas de cálculo muy refinadas, mientras que el análisis de contenido como investigación tiende a dar más espacio al momento interpretativo. Ambas elecciones revierten en la forma de la ficha de análisis (más estructurada en los enfoques «cuantitativos» y más flexible en los análisis «como investigación»), en el tipo dedatos que se obtienen (expresados unos de forma numérica y más detallados los otros) y, naturalmente, en la utilización que se hace de ambas tipologías de análisis.

2.1. Análisis cuantitativo del contenido

Al análisis «cuantitativo» es la primera modalidad de análisis de contenido y la más simple. Consiste en estimar los elementos recurrentes de las unidades de análisis. Como hemos visto, dichos unidades pueden ser palabras, temas y proposiciones o documentos completos, en orden creciente de extensión o de complejidad semántica. El análisis cuantitativo del contenido utiliza fichas de análisis rígidamente estructuradas. De este modo, es posible organizar las unidades y conferirles una forma que permita aligerar la fase de cómputo sucesiva (que, como ya hemos mencionado, constituye el elemento «fuerte» de dicho enfoque).

En el pasado, el análisis cuantitativo del contenido se utilizó ampliamente para estudiar los textos televisivos. Su estructura rígida y su vocación cuantitativa se percibían como garantías seguras del carácter científico de los datos producidos, en un momento en que el estudio de la comunicación de masas daba sus primeros pasos. Los trabajos de investigación, realizados por el departamento «Verifica Programmi Trasmessi» de la RAI entre finales de los años setenta y principios de los ochenta, son, en buena parte, investigaciones cuantitativas de contenido.

Hoy día, la mayor atención que se dedica al texto y a su complejidad, así como el reconocimiento del valor de los datos cualitativos, han reducido mucho el campo de aplicación de este enfoque y han favorecido, por el contrario, la difusión de procedimientos capaces de restituir al texto la riqueza y variedad de sus significados, pero de una forma menos estructurada.

2.2 Análisis de contenido «como investigación»

Respecto al enfoque «cuantitativo», el «análisis de contenido como investigación» presenta una mayor flexibilidad y, como ya hemos dicho, una vocación hasta cierto punto más «cualitativa». Este tipo de análisis también produce datos de forma numérica, pero los sostiene e integra con un mayor esfuerzo interpretativo. El número no tiene ningún valor por sí mismo, sino que adquiere significado a partir de los modelos que sugiere, a los que, contemporáneamente, contribuye a valorarlos. De ese modo, los datos relativos a la presencia de contenidos violentos en los programas para niños adquieren sentido si se relacionan, por ejemplo, con la hipótesis de una posible influencia de las transmisiones sobre el comportamiento social de los espectadores.

El primer elemento que distingue el análisis de contenido «como investigación» es, como ya hemos dicho, la mayor flexibilidad de las fichas de análisis. Dado que el objetivo principal de la investigación no es sopesar las unidades, sino recoger el mayor número posible de informaciones, es más útil disponer de una ficha receptiva, capaz de adaptarse a textos diferentes, aunque esto signifique obtener datos poco estructurados.

El espectro y los modos en que se aplica el análisis de contenido «como investigación» son muy amplios. Se puede adoptar indiferentemente para textos verbales o no verbales y se pueden utilizar procedimientos de investigación muy variados. Estos aspectos, unidos a la expansión de la fase de interpretación, han determinado el éxito de esta modalidad de análisis.

2.3. ¿ «Inventariar» o «interpretar»?

Por mucho que el análisis de contenido se centre en el cómputo de las unidades de análisis recurrentes, la fase de interpretación ha adquirido una importancia creciente con el tiempo. La operación de «interpretación» permite sintetizar y organizar los elementos «inventariados» en cuadros teóricos más articulados y más complejos y, por tanto, más adecuados para satisfacer las numerosas preguntas que se plantean al comienzo de la investigación.

La expansión de la fase de interpretación conlleva una serie de problemas, ligados principalmente a la falta de criterios de lectura «objetivos». De hecho, se corre el riesgo de hacer que prevalezcan tan sólo aquellos datos de las unidades del corpus que confirman las hipótesis que el investigador intenta demostrar (y que, con frecuencia, ha definido de antemano) o, en los casos más graves, que se coloquen de modo forzado en marcos teóricos completamente inadecuados.

La bibliografía sobre la representación de la violencia en la televisión y sobre los efectos que puede producir entre los espectadores más jóvenes es, en este sentido, ejemplar. Durante bastantes años, e incluso en la actualidad, se han ido tomando posiciones opuestas sobre este tema. Por un lado están aquellos teóricos que atribuyen a la televisión la responsabilidad de difundir comportamientos desviados entre los espectadores y, por otro lado, quienes, por el contrario asignan a la televisión una labor catártica y de freno ante la explosión de la violencia social, a partir, tanto unos como otros, de los mismos datos de investigación.

3. Balance

Como hemos visto, el análisis de contenido representa el enfoque más tradicional del texto. Respecto al pasado, la utilización que hoy día se hace de esta técnica se circunscribe mucho más. Razones de tipo teórico, como la referencia a un modelo comunicativo ampliamente superado (el modelo semiótico de la teoría de la información) o la puesta en juego de una idea de texto excesivamente simplificada (el texto como un mero contenedor), y de tipo metodológico, como la incapacidad de explicar la complejidad y la riqueza semántica de los textos audiovisuales, llevan a adoptar otros métodos de observación y de análisis.




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Enviado por:Rodrigo Pavez
Idioma: castellano
País: Chile

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