Historia


Próceres de la Independencia de Centroamérica


PROCERES DE LA INDEPENDENCIA DE CENTRO AMERICA

A todos los hombres y mujeres que lucharon por obtener la independencia de CentroAmérica se les conoce con el nombre de Próceres. La historia, en lo que respecta a la intendencia de San Salador, recuerda a personajes de la talla de Manuel José Arce, Santiago José Celis, Juan Manuel Rodríguez, Domingo Antonio de Lara, Pedro Pablo Catillo y los eclesiásticos José Matías Delgado, Jo´se Simeón Cañas, Nicolás Vicente y Manuel Aguilar.

En este Reporte conoceremos acerca de su vida y la lucha que tuvieron ellos y muchos mas para que ahora los paises Centro Americanos gocen de la Libertas.

Manuel José Arce y Fagoaga:
Vino al mundo en la ciudad de San Salvador, el primer día de 1787, en el hogar de la distinguida familia de Antonia Fagoaga de Aguilar y de Bernardo José de Arce, primo hermano del presbítero y doctor José Matías Delgado.

Enviado en 1801 para que se educara con esmero en la capital de la antigua Capitanía General de Guatemala, se bachilleró en Filosofía del Colegio de San Francisco Borja. Inició estudios de medicina en la Real y Pontificia Universidad de San Carlos de Borromeo, los que interrumpió hacia 1807, debido a que la salud de su padre le demandó hacerse cargo de la administración de las haciendas familiares “San Diego” y “San Lucas”, en las cercanías de Suchitoto.

En diciembre de 1808 y en la urbe sansalvadoreña, contrajo matrimonio con su prima Felipa Aranzamendi y Aguiar, con quien procreó a José Bernardo (nacido en San Salvador, en septiembre de 1812), Salvador (fallecido en México, hacia 1830), Jacinta, Juana, Isabel, Clara (fallecida en Guatemala, el 15 de agosto de 1826), José María (casado con Ana Roca, procreó a su vez a Manuel José y Juan José), Bernardo (muerto en el hospital santaneco, hacia 1932), Teresa, Delfina y Ana.

Formó parte de los organizadores de las conspiraciones libertarias del 5 de noviembre de 1811 y el 22 de enero de 1814. Debido a esas acciones, se le abrió proceso judicial el 5 de mayo de 1815, por el cual fue capturado y condenado a cinco años de prisión, los que lo afectaron en su salud e intereses económicos, pero no en su ánimo por la libertad centroamericana.

Libre a partir de 1818, luego de la independencia, formó parte de los opositores a la anexión al imperio mexicano (1822-1823), al grado tal que no solo cumplió con su papel militar en la defensa de San Salvador frente a las tropas del brigadier Vicente Filísola, sino que formó parte de la delegación diplomática salvadoreña que marchó al puerto de Boston y a Washington D. C. para solicitar la unión de El Salvador a los Estados Unidos de América.

El 18 de octubre de 1823 salió de Nueva York rumbo al puerto mexicano de Tampico, donde se entregó con furor a organizar una expedición militar para lograr la independencia de Cuba, la cual finalmente se vio frustrada por falta de personal adecuado y recursos financieros.

El 4 de octubre de 1823, fue electo en ausencia como miembro del triunvirato ejecutivo centroamericano, reunido en la ciudad de Guatemala. Vuelto de Estados Unidos, asumió dicho cargo en marzo de 1824 y en uso del mismo se dirigió a realizar la pacificación de Nicaragua, efectuada sin disparar un solo fusil en enero de 1825.

Militante del partido liberal, el 26 de abril de 1825 fue electo como primer presidente de las Provincias Unidas del Centro de América, cargo en el que permaneció del 9 de mayo de ese año hasta el 14 de febrero de 1828, cuando al desatarse la guerra civil entre los estados componentes de la Federación Centroamericana fue despojado de sus bienes en la ciudad de Santa Ana, obligado a marchar a la ciudad de Guatemala, donde fue encarcelado y exiliado hacia Nueva Orleáns, a bordo de la goleta “Albany Packet”, en septiembre de 1829.

Residente en México, dio a prensas las 203 páginas de su propia “Memoria” autobiográfica y analítica, la cual fue publicada en 1830 por la imprenta de Galván a cargo de Mariano Arévalo, con fondos provistos por el intelectual salvadoreño Enrique Hoyos (1810-1859).

Residente en Acapulco por tres meses, después pasó a San Cristóbal de Las Casas (Chiapas), lugar donde permaneció del 12 de agosto al 4 de noviembre de 1831, para luego ir a residir a Escuintla, Tonalá y Tuxtla Chico, localidades de Soconusco donde en 1832 organizó una expedición militar contra el gobierno federal de Francisco Morazán, pero fue derrotado el 24 de febrero.

Reunido con su familia en San Juan del Río, se dedicó a labores agrícolas en la hacienda de Galindo (¿Querétaro?). Regresó a San Salvador a fines de 1842 y el 5 de enero del año siguiente sugirió al gobierno salvadoreño que lo apoyara en la realización de un proyecto que había gestado en 1831: la construcción del canal interoceánico en Nicaragua, con el fin de promover un activo comercio internacional y la inserción plena del istmo en la cultura occidental.

Aunque retornó al país con el afán de no participar más en luchas políticas, pronto fue perseguido y tuvo que emigrar a Honduras y Guatemala, desde donde dirigió en abril y mayo de 1844 algunos intentos armados para derrocar al general Francisco Malespín (1844), a quien acusó de haber fraguado un atentado en su contra, en abril de 1843. Regresó a país a mediados de 1845.

Cuando el gobierno salvadoreño presidido por el licenciado Eugenio Aguilar decidió reorganizar a las milicias nacionales -fundadas por Arce el 7 de mayo de 1824, germen de un ejército más profesional-, creó la plaza de inspector general, la cual fue desempeñada inicialmente por el general Arce, aunque la dejó a los pocos meses, aquejado por quebrantos de salud.

Retirado a la vida privada, entre el 15 de septiembre y el 9 de diciembre de 1846 redactó sus “Breves indicaciones para la reorganización de Centro América” (San Salvador, 1847)

Murió en San Salvador, a las tres de la tarde del 14 de diciembre de 1847, en la más completa pobreza. Con asistencia popular y de las altas autoridades del gobierno, sus restos -amortajados con el sayal de terciario de la Orden de San Francisco- fueron sepultados en la antigua Iglesia de La Merced.

Mediante un decreto legislativo, el 28 de noviembre de 1947 se elevó a la categoría de ciudad a la villa de El Chilamatal, localidad de tránsito entre Nueva San Salvador y Santa Ana que a partir de ese momento cambió su nombre por el de Ciudad Arce, en homenaje a este militar y pensador de la independencia y federación centroamericanas.

Su vida y su obra merecieron diversos estudios a lo largo del siglo XX, redactados por intelectuales centroamericanos como el costarricense Carlos Meléndez Chaverri, los guatemaltecos Manuel Valladares Rubio y Ramón A. Salazar y los salvadoreños Francisco Gavidia, Víctor Jerez, Miguel Ángel García, Jorge Lardé y Larín y Adolfo Bonilla.

JOSE MATIAS DELGADO:

Fue el que dio el primer grito de independencia el 5 de noviembre de 1811 en San Salvador, en 1823 fue electo presidente de la Asamblea Constituyente. Se le considera como uno de los más altos próceres de la independencia centroamericana. Nació en San Salvador en 1767 y falleció en la misma capital en 1832.

El sacerdote salvadoreno Jose Matias Delgado, Benemerito Padre de la Patria Centroamericana, nacio en la ciudad de San Salvador el 24 de Febrero de 1767.Se ordeno de Sacerdote en Guatemala, donde a la vez hizo sus estudios previos al doctorado en Teologia, Derecho Civil y Canonigo.Al regresar a esta capital y en union del Procer Manuel Jose Arce, dirigio el movimiento insurrecional del 5 de Noviembre de 1811, en cucha gloriosa fecha el Padre Delgado lanzo el primer grito de libertad tocando a rebato las campanas de La Merced.

En la noche del 14 de Septiembre,nadie durmio en Guatemala.Asi llego la manana.El General Gainza,rodeado de todas las autoridades del Rey Fernando,manda que sean los documentos de Ciudad Real y pone a discucion el asunto de si debian declararse independiente estas provincias de la metropoli espanola o no.

"El Auditor de Guerra, Dr. Jose Cecilio del Valle fue el primero que tomo la palabra, manifestando su opinion a favor de la independencia.

El Padre de la Patria Salvadorena,Dr. Jose Matias Delgado, quien elocuentemente, manifesto que no habia dilacion posible y que su opinion era a favor en ese mismo instante.El pueblo que habia invadido la sala,vivo a nuestro egregio compatriota, enmedio de los gritos de !Viva la Independencia!.

Entre las siete y las ocho de la mañana del 21 de Septiembre ingreso a San Salvador el correo que venia de Guatemala, entrando por la calle de Mejicanos y anunciando a los habitantes la buena nueva.El regocijo fue indescriptible.El ayuntamiento dispuso magnificos festejos y todo el pueblo celebro con gran alborozo la noticia.

José Matías Delgado y de León:

Nació en la ciudad de San Salvador, el 24 de febrero de 1767, en el seno matrimonial del caballero panameño Pedro Delgado y la dama guatemalteca María Ana de León, hogar en el que también vinieron a la vida los independentistas Juan y Miguel.

Obtuvo las borlas doctorales en Cánones, Sacra Teología y Jurisprudencia en la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo, en la hoy ciudad de Antigua Guatemala, en cuyo Seminario Tridentino, Seminario o de la Ascensión de Nuestra Señora cursó la carrera sacerdotal y dio curso a los trámites para convertirse en abogado de la Real Audiencia.

Al regresar a San Salvador, a partir del 12 de agosto de 1797 inició sus funciones como cura rector, vicario provincial, juez eclesiástico y último comisario local del Tribunal del Santo Oficio. Desarrolló una intensa labor pastoral y en 1808 inició los trabajos de reconstrucción de la antigua Iglesia Parroquial de San Salvador (hoy Iglesia del Rosario), los cuales fueron concluidos una década más tarde.

Dirigió junto con Manuel José Arce y otros patriotas criollos el movimiento insurreccional del 5 de noviembre de 1811, fecha en que la leyenda ha perpetuado que fue él el que tocó, a rebato, las campanas de la Iglesia de La Merced.

En 1813, fue electo diputado provincial con sede en la ciudad de Nueva Guatemala, donde se desempeñaba como rector del Colegio Seminario o Tridentino y se encontraba retenido por orden arzobispal, por lo que no tuvo participación en el intento emancipador de enero de 1814.

Electo de nuevo como diputado provincial en 1820, el 15 de septiembre de 1821 fue uno de los firmantes del Acta de Independencia.

El 28 de noviembre de 1821 se convirtió en jefe político civil de la provincia de San Salvador. Desde este cargo, el 11 de enero de 1822 encabezó la protesta de la ciudad contra la anexión al imperio mexicano del brigadier Agustín de Iturbide y Aramburu.

Como respuesta, San Salvador fue atacada por tropas de San Miguel y de México, entre abril de 1822 y el 9 de febrero de 1823. Estas acciones pusieron fin al gobierno local encabezado por Delgado, quien había hecho importantes movimientos diplomáticos internacionales durante esa gesta de defensa. Dos de los más importantes fueron solicitar una tregua al brigadier Vicente Filísola y enviar una delegación hacia Washington D. C., con el fin de solicitar la incorporación de la provincia a loa Estados Unidos de Norte América.

Caído el Imperio del Septentrión, el presbítero y doctor Delgado fue electo como uno de los representantes nacionales ante el primer Congreso Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América, cónclave que se reunió en la ciudad de Guatemala a partir del 24 de junio de 1823, bajo la presidencia del prócer y sacerdote salvadoreño.

Reunió los fondos populares con los que se compró en Guatemala la primera imprenta oficial salvadoreña, en la cual se imprimió el “Semanario político-mercantil de San Salvador”, primigenio periódico salvadoreño, aparecido el 31 de julio de 1824.

Testimonios de sus contemporáneos lo retratan como un apersona de carácter inquieto y alegre, poseedor de fácil palabra y fogosa oratoria, acreditado patriotismo, austero en sus costumbres, astuto, ambicioso, impávido, firme y justo en sus decisiones o resoluciones.

Gracias a las cartas, manifiestos, arengas, sermones y otros documentos políticos que de él se conservan, es posible concluir que su estilo, aunque no era pulido y revisado -quizá por las circunstancias-, sí era sobrio, claro y sencillo.

Enredado en una acre y feroz polémica con el Arzobispo de Guatemala y las autoridades vaticanas, a causa de haber sido nombrado Obispo de San Salvador por las autoridades locales civiles (5 de mayo de 1824), el prócer vio agravarse su salud hasta que le sobrevino la muerte, ocurrida en la capital salvadoreña, a las 20:30 horas del 12 de noviembre de 1832.

Al día siguiente, su sepelio se constituyó en una verdadera manifestación popular de dolor, en la que las flores blancas y los masivos llantos acompañaron a su níveo féretro desde la Plaza Mayor (ahora Plaza Libertad) hasta su sepultura, abierta al pie del altar mayor de la Iglesia Parroquial capitalina. Como dato curioso, una lluvia de estrellas fugaces cubrió el cielo esa misma noche.

El 22 de enero de 1833, la Asamblea Nacional le confirió el título de Benemérito de la Patria y ordenó que un retrato suyo, pintado al óleo, fuera colocado en su salón de sesiones. Copiada y litografiada en Nueva York, en 1878, por A. Demarest, de esa pintura proceden las imágenes actuales de este sacerdote prócer.

En diciembre de 1878, el abogado, educador y periodista salvadoreño Rafael Reyes publicó el primer estudio biográfico del Dr. Delgado, al que siguieron los de otros intelectuales centroamericanos, como Francisco Gavidia, Carlos Meléndez Chaverri, Ramón López Jiménez, Rodolfo Barón Castro, José Salvador Guandique, Jorge Lardé y Larín y otros más.

A esos homenajes bibliográficos se suman un busto en mármol instalado en la Avenida Independencia (1902), una estatua donada por las colonias alemana, austríaca y suiza residentes en el país (14 de septiembre de 1913. Fue colocada al sur del Parque Arce o Plazuela de San José. El terremoto del 10 de octubre de 1986 la echó por tierra y la partió en varios pedazos), la designación de la población resultante de la fusión de Aculhuaca, Paleca y San Sebastián Texincal (declarada villa el 23 de octubre de 1935 y ciudad a partir del 17 de septiembre de 1968) y la nominación de una universidad privada (cuya fundación fue anunciada el 15 de septiembre de 1977), una calle y una escuela capitalinas.

JOSE CECILIO DEL VALLE:

Nació en la ciudad de Choluteca, Honduras, ciudad del Pacífico, el 22 de noviembre de 1780. Su padre fue don José Antonio del Valle y doña Gertrudis Díaz. Sus primeros estudios los hizo en la Escuela Belén, en la ciudad de Guatemala, e hizo estudios de Filosofía, Derecho Civil y Canónico en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Posteriormente, el 1 de septiembre de 1803, hizo el juramento acostumbrado para recibir el título de abogado. Por su dedicación al estudio se le conocía como "EL SABIO VALLE"

En 1812 contrajo matrimonio con la señorita Josefa Valero. Entre algunos de los cargos que se le atribuyen estan los de Diputado Interino de la Comisión Gubernativa de Consolidación en 1805; defensor de Obras Pías y censor de la Gaceta de la ciudad de Guatemala; Asesor del Consulado de Guatemala en febrero de 1806; Fiscal del Juzgado de los Reales Cuerpos de Artillería e Ingeniería del Reino; en 1809 toma posesión del cargo de diputado de la Junta Central de Provincia.

El 15 de Septiembre de 1821 redactó el Acta de Independencia, no dejando claras las ideas de una independencia definitiva y absoluta, sino simplemente una separación de la Corona Española.

Fué quien redactó el Decreto del 4 de Julio de 1829, impidiendo la pena de muerte a las personas que habían desempeñado altos cargos en el gobierno anterior.

Murió en el camino que conduce de la finca "La Concepción" a la capital donde lo llevaban para su curación, porque iba muy enfermo, pero cerca de la finca "El Corral de Piedra" expiró el 2 de marzo de 1834 a los a los 58 años de edad . El gobierno, al igual que en el Salvador, dispuso que todos los empleados vistieran de luto durante tres días; la Asamblea decretó que durante tres días doblaran las campanas.

José Simeón Cañas y Villacorta:
Nació en el barrio Santa Lucía de la ciudad de Zacatecoluca, el 18 de febrero de 1767, como tercer vástago del acaudalado hogar de Pablo de Cañas y Lucía de Villacorta y Barahona, quienes también procrearon a otros hijos e hijas, como Pablo, Rafael (4 de agosto de 1762), Francisco Ignacio (1 de abril de 1764), María Ignacia (¿mayo de 1765?), Mariana Marcelina (25 de abril de 1768), María Lucía (17 de septiembre de 1773), María incolaza (23 de mayo de 1778) y Manuel María (2 de marzo de 1780).

Por el bien y educación de sus descendientes varones, la familia Cañas y Villacorta se trasladó a vivir a la hoy ciudad de Antigua Guatemala, donde el joven José Simeón se interesó por las humanidades y el sacerdocio. Ingresó a la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo, de la que se bachilleró en Filosofía (2 de abril de 1787) y Teología (25 de febrero de 1791) y obtuvo su licenciatura (16 de junio de 1795) y los símbolos correspondientes al doctorado en Sacra Teología (17 de octubre de 1795). Tras someterse a los exámenes de rigor y al proceso de graduación, el 5 de julio de 1796 presentó su tesis doctoral.

En su vertiginosa carrera por el camino sacerdotal, desarrollada en el Colegio Seminario, Tridentino o de la Ascensión de Nuestra Señora, entre el 3 y el 24 de octubre de 1790 fue ordenado como subdiácono, diácono y presbítero.

Del 18 de agosto de 1791 al 6 de junio de 1792 se desempeñó como catedrático de Artes en su Alma Mater, donde también ganó por oposición el puesto como profesor titular de Prima Filosofía, en el que fungió desde junio de 1792 hasta el 12 de julio de 1800.

En la parte administrativa, fue electo vicerrector del Colegio Seminario o Tridentino (17 de agosto de 1793 al 17 de enero de 1794). Además, los votos de sus colegas le otorgaron los sucesivos cargos de primer consiliario o vicerrector (6 de noviembre de 1800 al 10 de noviembre de 1802) y rector de la Universidad de San Carlos (noviembre de 1802 a noviembre de 1803 y los mismos meses de 1811 a 1812).

Diputado Provincial por Sonsonate (17 de julio de 1813), fue miembro de la Junta Consultiva Provincial, reunida en la ciudad de Nueva Guatemala, a partir del 13 de julio de 1820. Electo diputado por Chimaltenango y Zacatecoluca para el Congreso Constituyente de las Provincias Unidas del Centro de América (Nueva Guatemala, 24 de junio de 1823), hizo realidad sus sentimientos humanistas y cristianos cuando, en la última sesión anual de este cuerpo colegiado, efectuada en la capital guatemalteca el 31 de diciembre de 1823, solicitó la liberación de los esclavos que aún quedaban en los Estados centroamericanos, recién emancipados de los yugos español y mexicano.

En 1824 viajó de Guatemala a San Salvador, para apoyar el Congreso Constituyente de este Estado en el nombramiento civil del presbítero y doctor José Matías Delgado como primer Obispo salvadoreño, lo que desató una fuerte oposición de las autoridades guatemaltecas y vaticanas, ante las que el doctor Cañas emitió dos folletos titulados "Advertencias patrióticas" (San Salvador, 5 y 28 de octubre de 1824) y sostuvo un crudo debate epistolar con el arzobispo Ramón Casaus y Torres.

Firmante de la primera Constitución Federal centroamericana (22 de noviembre de 1824), hacia 1826 se trasladó a residir a la ciudad de San Vicente de Austria y Lorenzana, donde fue testigo de la insurrección nonualca de Anastasio Aquino (1833), del nombramiento de la ciudad como capital salvadoreña (1834) y de la peste del cólera morbus (1837-1838), cuya infección contrajo. Complicado el mal con un derrame cerebral, el desenlace fatal ocurrió en la mañana del 4 de marzo de 1838.

Sus restos mortales fueron depositados en una catacumba del interior de la vicentina Iglesia del Pilar, templo católico colonial que fue dañado por los terremotos del 13 de enero y 13 de febrero de 2001.

A lo largo del siglo XX, su vida y su obra humanista merecieron varios libros, escritos por el doctor Ramón López Jiménez y el historiador Jorge Lardé y Larín.

Domingo Antonio de Lara y Aguilar:
Fue don Domingo Antonio de Lara y Aguilar uno de los patriotas que juntamente con Arce, Rodriguez y Castillo, se enfrento con valor a la guardia espanola. En 1811 se caso con dona Manuela Antonia de Arce, hermana del ilustre Manuel Jose Arce. Para el movimiento de 1811, fue puesto en prision, juntamente con otros patriotas, continuando al salir de la carcel la propagacion de las ideas de la libertad. Asi fue como en 1814 en el nuevo intento de la emancipacion, cayo herido en una carga de los realistas espanoles. Fue puesto preso mientras se curaba de sus heridas, en su hacienda, habiendo durado cinco años en la carcel, pero al salir de ella, nuevamente emprendio los trabajos revolucionarios, encontrandose entre los que, el 15 de Septiembre de 1821, trabajaron por la Independencia.

Nació en San Salvador, el 30 de agosto de 1783, en el hogar formado por el exalcalde Domingo Antonio de Lara Mongrovejo y Ladrón de Guevara (1740-enero.1797), Ana Petrona Aguilar (noviembre.1784), hermana de los sacerdotes Nicolás, Manuel y Vicente Aguilar.

Fueron sus hermanos el sacerdote Mariano Antonio y Antonia Inés, quien en 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real, corregidor y alcalde vicentino Rafael de Molina y Cañas. Huérfanos de madre a cortas edades, fueron criados por su abuela materna, Isabel de Nava de Aguilar, y por su tío Nicolás Aguilar.

Desde 1795, el joven Domingo Antonio fue estudiante de Filosofía en la Real y Pontificia Universidad de San Carlos, en la ciudad de Guatemala, donde destacó en el aprendizaje de ciencias naturales y humanidades. Por ello, no resulta extraño que, a inicios del siglo XIX y a bordo de un primitivo planeador de su invención, haya intentado los primeros vuelos salvadoreños desde el cerro e iglesia de San Jacinto.

Abandonados los estudios a causa de requerirse su presencia en la capital de la Intendencia de San Salvador, cambió sus apuntes universitarios por una vida de campo, dedicada casi por completo a la administración de los obrajes de añil de su familia.

El 4 de mayo de 1811 se casó con Manuela Antonia de Arce, hermana de Manuel José Arce. A causa de su involucramiento directo en la jornada libertaria del 5 de noviembre de 1811, sufrió prisión durante varios meses. Una vez libre, tomó parte activa en la revuelta independentista del 24 de enero de 1814 y escapó, herido de bala, de la persecución de las autoridades españolas, para entregarse a ellas en mayo de ese mismo año.

Gracias a las gestiones hechas por su esposa, fue indultado en junio de 1818 y excarcelado al año siguiente. Al salir de su encierro, se dedicó a seguir en la lucha criolla por la emancipación centroamericana de España.

En 1822 fue electo alcalde segundo de la ciudad de San Salvador y diputado del Congreso Provincial de San Salvador. Después de tomar parte en la lucha contra el brigadier italiano Vicente Filísola (1789-1850) y las tropas imperiales mexicanas que ocuparon San Salvador entre 1822 y 1823, el prócer de Lara no aceptó la candidatura para Jefe de Estado que se le propuso y se retiró a la vida privada, en la comodidad de su hacienda.

Una década más tarde, retornó a la escena política como intendente general de Hacienda del estado de El Salvador. Su actitud moderada y sus dotes personales le valieron ser escogido como diputado presidente del Poder Legislativo desde el 6 de agosto al 8 de septiembre de 1832. Desde 1834 hasta 1836, se desempeñó como consejero de Estado y senador nacional ante el Congreso Federal.

Viudo, sus hijas Antonia y Dominga fueron su único soporte en los años finales de su existencia, la cual finalizó entre 1837 y 1844, aunque se ignora el lugar y fecha exactos de su fallecimiento.

Nicolás Aguilar y Bustamante:

Nació en el cantón La Fuente, jurisdicción de Tonacatepeque, el 16 de diciembre de 1742, como primogénito del enlace matrimonial de Isabel de Bustamante y Nava (1716-7.febrero.1800) y del capitán Manuel Aguilar y de León (1710-1772), primo hermano del presbítero y doctor José Matías Delgado.

Además de los otros dos futuros sacerdotes y próceres independentistas, Vicente y Manuel, este matrimonio también fue el origen de Ana Petrona y Mónica, quienes años más tarde contrajeron respectivas nupcias con Domingo Antonio de Lara y Mongrovejo y Francisco Durán. Ana Petrona falleció en noviembre de 1784 y su esposo la siguió a la eternidad en enero de 1797. Su gesta libertadora fue continuada entonces por sus hijos Mariano Antonio (¿Cuscatancingo?, febrero de 1774-¿Olocuilta?, 13.agosto.1843), Antonia Inés (¿?-marzo.1844. En 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real, corregidor y alcalde vicentino Rafael de Molina y Cañas) y Domingo Antonio.

La residencia de la familia Aguilar y de Bustamante se localizaba en la esquina sureste de la Plaza de Armas de San Salvador (hoy Parque Libertad), donde después fueron construidos, en forma sucesiva, el Palacio del Ejecutivo (llamado Casa Blanca, 1866) y los cines Popular y Libertad.

El 11 de febrero de 1755, Nicolás ingresó como estudiante en el afamado colegio de San Francisco de Borja (Antigua Guatemala). Recibidas las órdenes respectivas como capellán (15 de marzo de 1767) y presbítero (4 de abril de 1767), fue nombrado cura de Olocuilta (16 de abril de 1767) y luego de San Salvador (Iglesia Parroquial o del Sagrario), puesto logrado tras intenso concurso con otros presbíteros.

Aunque de avanzada edad, tomó parte activa en la gesta libertaria del 5 de noviembre de 1811. Fracasado el movimiento emancipador, Nicolás fue sometido a riguroso y humillante espionaje por parte de las autoridades españolas.

Luego del segundo intento insurreccional de enero de 1814, se le redobló la vigilancia. A él y a su hermano Vicente, que ya para esos momentos se encontraba ciego, se les confinó en su hacienda familiar “Toma de agua” (Quezaltepeque), a partir del 2 de abril de 1814.

Por decreto del arzobispo guatemalteco, a Nicolás se le suspendió en sus labores como cura y se le remitió prisionero a Guatemala, encarcelamiento que duró de junio a agosto de 1814. De vuelta en su encierro domiciliar, trabajó junto a su hermano para obtener jurídicamente por su libertad, la cual les fue concedida por indulto en febrero de 1818.

Aunque no hay datos históricos fehacientes, se supone que Nicolás Aguilar falleció en su hacienda de reclusión, el 12 de septiembre de 1818, y que fue enterrado en una fosa abierta en el interior de la última Iglesia Parroquial de San Salvador (hoy Iglesia del Rosario).

Como homenaje a él y a sus hermanos próceres, un errado decreto legislativo del 23 de junio de 1932 ordenó que los cantones La Toma, Las Tunas, Santa Lucía, Pishishapa, Piñalitos, Los Mangos, La Florida y El Llano fueran segregados del pueblo de El Paisnal, al norte del departamento de San Salvador, y que con ellos fuera fundado el pueblo de Aguilares, que después llegó a ser villa (30 de septiembre de 1946) y ciudad (25 de diciembre de 1971).

Manuel Aguilar y Bustamante:
Nació en la ciudad de San Salvador, el 26 de junio de 1750, como uno de los hijos menores de Isabel de Bustamante y Nava (1716-7.febrero.1800) y del capitán Manuel Aguilar y de León (1710-1772), primo hermano del presbítero y doctor José Matías Delgado.

Además de los otros dos futuros sacerdotes y próceres independentistas, Nicolás y Vicente, este matrimonio también fue el origen de Ana Petrona y Mónica, quienes años más tarde contrajeron respectivas nupcias con Domingo Antonio de Lara y Mongrovejo y Francisco Durán. Su hermana Ana Petrona falleció en noviembre de 1784 y su esposo la siguió a la eternidad en enero de 1797. Su gesta libertadora fue continuada entonces por sus hijos Mariano Antonio (¿Cuscatancingo?, febrero de 1774-¿Olocuilta?, 13.agosto.1843), Antonia Inés (¿?-marzo.1844. En 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real, corregidor y alcalde vicentino Rafael de Molina y Cañas) y Domingo Antonio.

La residencia de la familia Aguilar y de Bustamante se localizaba en la esquina sureste de la Plaza de Armas de San Salvador (hoy Parque Libertad). Tras la muerte de Manuel y en cumplimiento de su testamento, la casa fue traspasada a su primo, el presbítero Juan José de Arce. Después, pasó a manos fiscales y estatales, por lo que en su predio fueron construidos, en forma sucesiva, el Palacio del Ejecutivo (llamado Casa Blanca, 1866) y los cines Popular y Libertad.

En 1761, ingresó como estudiante en el afamado colegio de San Francisco de Borja (Antigua Guatemala).en 1761 y se bachilleró en Filosofía el 17 de febrero de 1772. Recibió su tonsura y las órdenes menores del Colegio Tridentino en la iglesia del convento de Capuchinas. El 13 de marzo de 1776 recibió los grados de exorcitado y acolitado, para después obtener el subdiaconado (20 de septiembre de 1776), diaconado (sábado 4 de abril de 1778, en la iglesia del convento de la Concepción) y presbiteriado (13 de junio de 1778, con ceremonia en la iglesia del convento de Santa Catalina). Después fungiría como encargado del curato de Zacatecoluca.

Se desempeñó durante años como catedrático de Filosofía y Cánones en el Seminario Tridentino de Antigua Guatemala. Aquejado por grave enfermedad en septiembre de 1788, al mes siguiente retornó a San Salvador y acompañó a su sobrino Mariano Antonio de Lara en la rectoría de la Parroquia de Santa Lucía Zacatecoluca (1790-1801). Después, ejerció el curato en esta población desde junio de 1803 hasta mediados de 1808, cuando fue nombrado rector de su antiguo colegio guatemalteco. En 1809, fue designado capellán del convento de las Carmelitas.

Aunque de avanzadas edades, con sus hermanos tomó parte activa en la gesta libertaria del 5 de noviembre de 1811. Fracasado el movimiento emancipador, fue encarcelado desde octubre de 1811 hasta el 4 de marzo de 1813. Luego del segundo intento insurreccional de enero de 1814, escapó de San Salvador en la noche del 2 de marzo y una semana más tarde, al llegar a la antigua ciudad capital de la Capitanía General, se le ordenó reconcentrarse y fue reducido a prisión en el hospital de San Pedro y en el Colegio de Cristo.

Pasó sus últimos años en la ciudad de Antigua Guatemala, en la casa de María Antonia Córdoba de Brito, una amiga de sus hermanas. Ante los oficios del escribano José Inocente Calderón de la Barca firmó su testamento el 6 de febrero de 1819 y lo enmendó y renovó el 4 de marzo del mismo año. Falleció a las trece horas del sábado 25 de mayo de 1819 y fue sepultado en la tarde del día siguiente, en una ahora olvidada tumba de la Parroquia de San Sebastián.

Como homenaje a él y a sus hermanos próceres, un errado decreto legislativo del 23 de junio de 1932 ordenó que los cantones La Toma, Las Tunas, Santa Lucía, Pishishapa, Piñalitos, Los Mangos, La Florida y El Llano fueran segregados del pueblo de El Paisnal, al norte del departamento de San Salvador, y que con ellos fuera fundado el pueblo de Aguilares, que después llegó a ser villa (30 de septiembre de 1946) y ciudad (25 de diciembre de 1971).

Vicente Aguilar y Bustamante:

Nació en la ciudad de San Salvador, el 5 de abril de 1746, como fruto matrimonial de Isabel de Bustamante y Nava (1716-7.febrero.1800) y del capitán Manuel Aguilar y de León (1710-1772), primo hermano del presbítero y doctor José Matías Delgado.

Además de los otros dos futuros sacerdotes y próceres independentistas, Nicolás y Manuel, este matrimonio también fue el origen de Ana Petrona y Mónica, quienes años más tarde contrajeron respectivas nupcias con Domingo Antonio de Lara y Mongrovejo y Francisco Durán. Ana Petrona falleció en noviembre de 1784 y su esposo la siguió a la eternidad en enero de 1797. Su gesta libertadora fue continuada entonces por sus hijos Mariano Antonio (¿Cuscatancingo?, febrero de 1774-¿Olocuilta?, 13.agosto.1843), Antonia Inés (¿?-marzo.1844. En 1800 contrajo matrimonio con el coronel, alférez real, corregidor y alcalde vicentino Rafael de Molina y Cañas) y Domingo Antonio.

La residencia de la familia Aguilar y de Bustamante se localizaba en la esquina sureste de la Plaza de Armas de San Salvador (hoy Parque Libertad), donde décadas más tarde fueron construidos, en forma sucesiva, el Palacio del Ejecutivo (llamado Casa Blanca, 1866) y los cines Popular y Libertad.

Vicente siguió los pasos educativos de su hermano Nicolás e ingresó como estudiante en el afamado colegio de San Francisco de Borja (Antigua Guatemala), donde fue ordenado diácono (1 de junio de 1776) y presbítero (21 de diciembre de 1776). Durante 22 años tuvo a su cargo los curatos de Suchitoto, Tonacatepeque, Cojutepeque, Zacatecoluca, San Pedro Perulapán (1798), San Martín, Tenancingo y otros, además de que fue coadjutor de las parroquias del Sagrario en las ciudades de Guatemala y San Salvador.

Aunque de avanzadas edades, junto con sus hermanos tomaron parte activa en la gesta libertaria del 5 de noviembre de 1811. Fracasado este primer movimiento emancipador, Vicente fue despojado de la vicaría. Luego del segundo intento insurreccional de enero de 1814, a su hermano Nicolás y a él, que ya para esos momentos se encontraba ciego, se les confinó en su hacienda familiar "Toma de agua" (Quezaltepeque), a partir del 2 de abril de 1814.

Falleció en ese lugar de reclusión, el 17 de enero de 1818. Trasladado a San Salvador para el reconocimiento legal, fue sepultado en la Iglesia Parroquial (hoy Iglesia del Rosario).

Como homenaje para él y sus hermanos próceres, un errado decreto legislativo del 23 de junio de 1932 ordenó que los cantones La Toma, Las Tunas, Santa Lucía, Pishishapa, Piñalitos, Los Mangos, La Florida y El Llano fueran segregados del pueblo de El Paisnal, al norte del departamento de San Salvador, y que con ellos fuera fundado el pueblo de Aguilares, que después llegó a ser villa (30 de septiembre de 1946) y ciudad (25 de diciembre de 1971).

Miguel José de Castro y Lara:

Nació en San Salvador, el 8 de mayo de 1775, en el hogar de José María Castro y Elena de Lara y Mongrovejo, quien estaba emparentada con la noble casa paterna del independentista Domingo Antonio de Lara y Aguilar.

Realizó sus estudios sacerdotales en la ciudad de Guatemala. Tomó parte en los movimientos independentistas de noviembre de 1811 y enero de 1814, mientras fungía como cura de la zona de los Texacuangos, cargo del cual fue separado el 2 de agosto de 1814. La orden emitida por el arzobispo guatemalteco Casaus y Torres también estipulaba su marcha hacia la capital de la Capitanía General, donde fue encarcelado por rebeldía contra la corona y procesado durante varios años.

Indultado y puesto en libertad, regresó a El Salvador y ocupó la Parroquia de Santa Lucía Zacatecoluca, donde, a fines de septiembre de 1821, recibió una correspondencia secreta que le dio la pauta para proclamar la Independencia junto con las autoridades civiles y militares del lugar.

El 28 de noviembre de 1821 fue nombrado por el presbítero José Matías Delgado como miembro de la Junta Constitutiva de Gobierno de la provincia de San Salvador, puesto en el que fue ratificado el 11 de enero siguiente, pero que le fue imposible ejercer, debido a los momentos críticos que generó la anexión forzosa al Imperio Mexicano y la posterior invasión militar del brigadier Vicente Filísola.

Electo diputado constituyente por Zacatecoluca, ocupó dicho cargo del 5 de marzo al 23 de noviembre de 1824, período en el cual participó en la discusión, redacción y promulgación de la primera Constitución Política de El Salvador.

En junio de 1824, una imprenta de mano, comprada en Guatemala mediante colecta popular hecha entre la población sansalvadoreña, fue instalada en la casa de Manuel Herrera -predio que corresponde a la 2ª. avenida sur y 8ª calle oriente, frente al otrora teatro y cine Apolo, donde hasta hace unas décadas funcionó la Confederación de Obreros de El Salvador-. Los primeros impresores y tipógrafos fueron el metapaneco Manuel Inocente Pérez y el capitalino Samuel Aguilar, quienes aprendieron el oficio de Gutenberg en el taller guatemalteco de Manuel José Arévalo.

El 31 de julio de 1824, de esa primera Imprenta del Gobierno surgieron las páginas del primer periódico salvadoreño, Semanario político-mercantil de San Salvador, cuya dirección editorial le fue confiada al presbítero Miguel José de Castro y Lara. Esta publicación sabatina contenía entre cuatro y ocho páginas, impresas a dos columnas de 7.5 por 25 cms cada una, aunque las medidas generales del periódico eran de 21 por 30 cms, con numeración correlativa de tomo, número de ejemplar y folios.

Mientras ejercía sus labores periodísticas, fue electo secretario y presidente temporal del Congreso salvadoreño de 1826, ocasión en la que, el 21 de octubre de 1826, entregó un informe legislativo acerca de la crítica situación política del país, redactado y suscrito junto con Juan Manuel Rodríguez y Ramón Meléndez.

Después, se desempeñó como jefe de sección del Ministerio General y consejero de Estado, cargo desde el que demostró una férrea oposición al gobierno federal centroamericano, presidido por Manuel José Arce.

Falleció en la capital salvadoreña, el 26 de abril de 1829.

José Mariano Calderón y San Martín:
Nació en una hacienda cercana a la ciudad de San Vicente, en una fecha indeterminada entre 1778 y 1783, en el hogar de Mariano Antonio Calderón de la Barca y Teodora de San Martín.

Con estudios primarios y secundarios realizados en territorios salvadoreño y guatemalteco, ingresó al Seminario Tridentino y a la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo, en la ciudad de Guatemala. El 9 de octubre de 1803 fue ordenado como presbítero por el Arzobispo Monseñor Luis Peñalver y Cárdenas y poco después se doctoró en Derecho Civil y Canónico.

Reconocido por sus altas capacidades intelectuales, religiosas, legales y humanas, rechazó un alto puesto que le fue ofrecido en el Obispado guatemalteco, así como la Mitra que le ofreció la Corte madrileña, en agradecimiento por su defensa local del imperio español durante la invasión de las tropas napoleónicas.

Coadjutor del párroco de Metapán durante algún tiempo, en junio de 1810 pasó a Zacatecoluca como cura beneficiado, cargo que obtuvo por oposición frente a otros candidatos, que buscaban sustituir al también presbítero y prócer independentista Mariano Antonio de Lara y Aguilar. Estimulado por los sucesos emancipadores de noviembre de 1811, se adhirió al ritmo de los tiempos y predicó entre sus feligreses a favor de la libertad, a lo que le dio continuidad en los años venideros.

Devoto de la Virgen de Dolores y de San Bernardo, el 13 de julio de 1820 fue nombrado cura colado de la zona de los Texacuangos, plaza religiosa en la que laboró, con algunas interrupciones, desde septiembre de ese año hasta el día de su muerte.

Al año siguiente fue electo, por el partido electoral de Chiquimula, como integrante de la Diputación Provincial del Reino de Guatemala, en cuyo carácter fue la suya la tercera firma que se estampó en el Acta de Independencia del 15 de septiembre de ese año. Después, se convirtió en integrante del primer gobierno de la Centro América independiente, presidido por Gabino Gaínza.

Tras suscribir el acta de anexión de las provincias ístmicas al Imperio Mexicano del Septentrión (5 de enero de 1822), retornó a las labores sacerdotales en su parroquia, aunque investido ya con el nombramiento pontificio de Protonotario Apostólico.

Durante la invasión mexicana a San Salvador, abrió las puertas de su parroquia a los refugiados y perseguidos por las fuerzas del brigadier Vicente Filísola, a los que suministró techo y asistencia completa de alimentos y medicinas.

Tras la caída del sueño imperial del brigadier mexicano Agustín de Iturbide, en 1823 llegó de nuevo a ciudad de Guatemala, en su carácter de representante electo por Chalatenango para el primer Congreso Nacional de las antiguas provincias españolas, entidad política que declaró la independencia absoluta de las Provincias Unidas del Centro de América de España, México o cualquier otra potencia del mundo.

Del 14 de marzo al 17 de abril de 1824 se desempeñó como presidente temporal del primer Congreso Constituyente de El Salvador, al que llegó electo como diputado por San Salvador. Pocos meses más tarde, ese cuerpo colegiado promulgó la primera Carta Magna del país, redactada por el doctor Pedro Molina y el licenciado José Damián Villacorta.

Opuesto al nombramiento civil de José Matías Delgado como primer Obispo de San Salvador, el presbítero Calderón volvió a ocupar su parroquia y falleció en Santiago Texacuangos, el 9 de abril de 1826. Su muerte se encuentra asentada en los libros municipales del lugar, en cuya iglesia fueron sepultados sus restos mortales, tal y como lo señala una placa instalada en la fachada de la misma por la Academia Salvadoreña de la Historia.

Juan Manuel Rodríguez:
Nació en San Salvador, el 31 de diciembre de 1771, como descendiente de la unión ilegítima de la salvadoreña Josefa Rodríguez y el panameño Pedro Delgado. Luchador por la libertad patria en el movimiento del 5 de noviembre de 1811, al lado de Arce y los sacerdotes Delgado y Aguilar, el fracaso de esta intentona no lo desmotivó en sus empeños libertarios. Electo alcalde primero de San Salvador, jefatura que detentó en compañía de Pedro Pablo Castillo, ambos dieron notable impulso a un nuevo intento insurreccional el 24 de enero de 1814. Controlado el movimiento por las autoridades españolas, sus cabecillas tuvieron que fugarse -como fue el caso de Castillo- o ser reducidos a prisión tras los juicios respectivos.

Seis años permaneció Rodríguez en la cárcel, pero su salida casi coincidió con la firma del Acta de Independencia en Guatemala, por lo que su nombre figuró como vocal de la Diputación Provincial que se instaló en San Salvador, a partir de noviembre de 1821. Sin embargo, la anexión de Centro América al imperio mexicano del brigadier Agustín de Iturbide impidió el funcionamiento pleno de esa asamblea regional.

Ante la anexión forzosa, Rodríguez, Arce, Rafael Castillo, Cayetano Bedoya y otros marcharon hacia Filadelfia y Washington D. C., a fin de solicitar la inclusión de la antigua intendencia de San Salvador en los Estados Unidos de América, gestión diplomática que no progresó más debido a la caída de Iturbide y su Imperio del Septentrión (1823).

En abril de 1824, Rodríguez fue electo como jefe político de El Salvador, desde cuyo cargo dispuso la aplicación del decreto de abolición de los esclavos, promulgado en el último día de 1823, la instalación del Tribunal Supremo de Justicia y la redacción y promulgación de la primera Constitución salvadoreña, elaborada en el antiguo convento de San Francisco (ahora Mercado ExCuartel).

Además, promovió el ingreso de la primera imprenta de mano con que contó el país (junio de 1824) y en la que se editó el primer periódico nacional, Semanario político mercantil de San Salvador, aparecido el 31 de julio de 1824 y dirigido por el presbítero y diputado Miguel José de Castro y Lara (1775-1829).

Con amplias garantías para los ciudadanos, Rodríguez convocó a elecciones, en las que resultaron electos Jefe y Vicejefe de Estado Juan Vicente Villacorta y Mariano Prado, quienes empezaron a fungir en sus puestos a partir de diciembre de 1824.

Tras militar durante años en el partido de los "fiebres" y desempeñar el cargo de inspector general de Hacienda y Rentas Federales Estancadas, Rodríguez se retiró a la vida privada. Pasó sus últimos años en su hacienda "San Jerónimo", jurisdicción de Cojutepeque, donde vistió el hábito de terciario franciscano, se entregó a obras de caridad y murió entre 1837 y 1841, víctima de la peste del cólera morbus.

Pedro Pablo Castillo:
El barrio de Candelaria, al sur de la ciudad de San Salvador, fue el escenario en el que, el 29 de julio de 1780, vino al mundo el más humilde los próceres centroamericanos: Pedro Pablo Castillo.
Cohetero de oficio, en 1805 contrajo nupcias con Francisca Alegría Aquino, con quien procreó cuatro hijos. Residieron por algún tiempo en Cojutepeque y en el barrio capitalino de La Merced, donde el fogoso artesano se involucró de lleno en el movimiento popular del 5 de noviembre de 1811. El fracaso político de esa intentona no disminuyó en él su espíritu independentista.
Electo alcalde segundo de San Salvador, junto con el alcalde primero Juan Manuel Rodríguez potenciaron un nuevo intento insurreccional el 24 de enero de 1814, en el que Castillo fue señalado por las autoridades españolas como "el principal autor de la infame insurrección".
Castillo, al frente de unos 150 patriotas, ocupó la Parroquia de San Francisco (hoy Mercado ExCuartel) y desde allí opuso resistencia militar a las tropas españolas que intentaban sofocar la revuelta. Batido en duelo con el jefe militar español Zaldaña, logró superar la lucha desigual y lo mató. Por esta razón, las autoridades le pusieron precio a su cabeza, una vez que el nuevo intento independentista fue sofocado y sus promotores fueron reducidos a prisión.
Refugiado en la Iglesia Parroquial de San Salvador (ahora Iglesia del Rosario), fue protegido allí por uno de los presbíteros Aguilar, quien lo ayudó a ponerse una de sus sotanas y a montar en su propio caballo.

En la tarde del día 25, la orden de arresto en su contra fue publicada por bando militar en las cuatro esquinas de la Plaza Mayor de San Salvador (ahora Plaza Libertad) y fue despachada por cordillera hacia San Vicente, San Miguel, Suchitoto, Chalatenango, Zacatecoluca, Usulután y Santa Ana.
Enterado de que las autoridades habían establecido una recompensa de 500 pesos por su captura, se trasladó por pocos días a una propiedad que poseía en la jurisdicción de Huizúcar. Mientras tanto, su casa, muebles y demás bienes fueron destruidos o incautados por furiosas turbas proespañolas, las que también lanzaron a la calle a su esposa y vástagos. Poco menos de un año más tarde, Francisca de Castillo murió de fiebre puerperal, tras dar a luz a su quinto descendiente.
La tradición cuenta que el prócer se marchó hasta Omoa, en la costa caribeña de Honduras, se trasladó luego a Belice y después viajó a la isla de Jamaica, en donde adoptó el pseudónimo de Juan Sánchez y murió el 14 de agosto de 1817. Sobre estos últimos hechos biográficos no se cuenta con documentación histórica verificable, pese a las gestiones realizadas en los últimos cincuenta años por el Ateneo de El Salvador y la Academia Salvadoreña de la Historia.
Pedro Pablo Castillo fue padre de León Castillo, quien heredó de él la entrega por las causas populares, por lo que desempeñó importantes trabajos gubernamentales y militares al lado del general Francisco Morazán. Ya de edad avanzada, el hijo del prócer ingresó a la Orden de los Carmelitas y fue gracias a sus esfuerzos que se construyó en la ciudad de Santa Tecla la primera Iglesia de Belén, dedicada originalmente a la Señora del Carmen, construida a partir de 1857 y estrenada el 1 de abril de 1862. En la actualidad, solo existe parte de la puerta principal de dicho templo católico, encerrada al norte del gimnasio del colegio femenino Belén.

José Trinidad Cabañas
Nació en Tegucigalpa el 9 de Junio de 1805. Sus padres son José María Cabañas y doña Juana María Fiallos de Cabañas. Estudió en el Colegio Tridentino de Comayagua. En época en que el Coronel Justo Milla sitiaba la ciudad de Comayagua, el Sr. José María Cabaña, acompañado de sus tres hijos: Trinidad, Urbano y Gregorio, se presentó ante Dionisio de Herrera y le manifestó:

"Señor, el peso de mis años no me permite acompañaros al campo de batalla pero aquí tenéis a mis tres hijos que pueden lo que yo debiera hacer, dispuestos a derramar su sangre al pie de la bandera que defendéis"

De esta manera, Cabañas inició la carrera militar en la que por su caballerosidad, arrojo y valentía llegó a alcanzar el grado de General. Desde el sitio de Comayagua en adelante acompañó al General Morazán en todas sus campañas.

La Asamblea General del Estado de Honduras instalada en Comayagua, eligió al General Cabañas presidente del Estado en enero de 1852. Su administración sólo duró tres años y medio, durante los cuales se dedicó hacer reformas materiales modificó la tarifa de aforos, protegió y fomentó la instrucción pública y sostuvo la paz interior del estado.

JOSE LORENZO DE ROMAÑA

Firmó el Acta de Independencia como secretario de gobierno. Fue nombrado por don Gabino Gaínza como jefe del Regimiento del Fijo. Se le encargó recibir el juramento de los individuos de la Secretaría de Gobierno y Capitanía General, el 22 de septiembre de 1821.

ATANACIO TZUL

Indígena de San Antonio Totonicapán. El 12 de julio de 1820 hizo estallar una rebelión independentista y se coronó Rey de los Quichés secundado por Luis Aguilar, a quién nombró presidente. Las causas fueron los reales tributos que los indios ya no tenían que pagar desde 1811, suprimidos por las Cortes de Cádiz, y aún se los estaban cobrando. El motín fue sofocado por tropas Quezaltenango leales a España

MARIANO DE BELTRANENA Y LLANO

Su firma aparece en el Acta de Independencia. Fue miembro de la diputación provincial y de la Junta Provisional Consultiva. Morazán lo desterró, y a raíz de esto estuvo radicado varios años en Cuba. Falleció en 1866

Hombre humilde, representante del pueblo en la mañana del 15 de septiembre de 1821; cansado de oír las largas discusiones que se desarrollaban en el salón de sesiones del palacio de gobierno, salió a ayudar a la plaza de la Constitución a doña Dolores Bedoya de Molina a quemar cohetes y bombas, y a gritar ! Viva la Patria Libre ! ! Viva la Independencia !. Se destacó por su carrera política al lado del Dr. Pedro Molina y Dolores Bedoya.

JOSE FRANCISCO BARRUNDIA

Durante su vida siempre mantuvo un afán independentista, por lo que fue continuamente perseguido. Participó en la Conjura de Belén en diciembre de 1813, por lo que fue condenado a muerte "con garrote", sin embargo la sentencia fue interrumpida ante gestiones del Ayuntamiento de Guatemala.

Nació en la ciudad de Guatemala en 1787. Hijo de de don Martín Barrundia y doña Teresa Cepeda. Estudió en el Colegio Tridentino, donde obtuvo el título de Bachiller en Filosofía el 19 de marzo de 1803. En su época se le consideró como una destacada figura intelectual y distinguida por su dedicación a la lectura y por que dominaba varios idiomas. Fue quien tradujo al castellano el Código Penal de Livingston hecho para Louisiana, para adaptarlo al país. Fungió como representante del pueblo en el Congreso Centroamericano, colaboró con el Ministerio de Instrucción Pública en el primer período del doctor Mariano Galvez y también fue Ministro Plenipotenciario (hoy embajador) de Guatemala en New York, U.S.A.

Luchó por la Independencia de Centroamérica y estuvo presente en el Palacio de los Capitanes Generales cuando se firmó el Acta de Independencia; se opuso radicalmente a la anexión a México logrando con esto el repudio y calificativo de terrorista por Vicente Filísola cuando éste era gobernante; formó parte del grupo que aprobó la Constitución de 1824; atacó a Rafael Carrera en 1850 por su sanguinario proceder e ignorancia en el poder; iluminó con sus ideas al pueblo en lucha por los derechos humanos y la dignidad del hombre. Luchaba por la verdad desafiando a la Iglesia.

La historia considera a Barrundia como un hombre generoso, ya que siendo pobre regaló al Tesoro Nacional todos sus sueldos devengados en los puestos públicos al darse cuenta de la crisis que afrontaba la Hacienda Pública.

Como actos erróneos en su gestión se dice que hizo la propuesta a la Asamblea para que declarara a Guatemala como un estado libre, soberano e independiente cuando ésta era un estado de la Federación Centroamericana; contribuyó al derrocamiento del doctor Mariano Gálvez y propició la entrada al poder de Rafael Carrera por falta de tacto político.

Siendo Embajador (Ministro Plenipotenciario) en New York muere el 4 de septiembre de 1854, y por disposición del presidente Manuel Estrada Cabrera fueron repatriados sus restos en el año de 1913.

MARIANO GALVEZ

Fue jefe de estado de Guatemala de 1831 a 1838. Participó en la redacción de la nota que suscribiera don Gabino Gaínza invitando a la junta del 15 de septiembre de 1821. Participó en la junta de septiembre de 1821, en la Asamblea de 1823, y fue electo Presidente del Congreso Federal el 6 de febrero de 1825.

MARIANO GALVEZ

La fecha de su nacimiento se desconoce, y según algunos historiadores es un tanto misteriosa. Se dice que apareció abandobado dentro de una canasta en las gradas de la casa de Fray Toribio Carvajal, quien lo entregó a una de las familias más ricas de la Colonia. Algunos historiadores indican que nació el 29 de agosto de 1790, otros que el 26 de mayo de 1794. Fue recibido por doña Gertrudis de Gálvez; la familia lo adoptó dándole su apellido. Tuvo una educación esmerada y privilegiada, los primeros estudios los realizó en el Colegio de Infantes, fue muy dedicado en sus estudios, habiéndose doctorado el 16 de diciembre de 1819. Sirvió como síndico primero en la municipalidad de Guatemala; presentó la moción de que terminara la guerra entre Guatemala y El Salvador. Fue consejero privado de Gabino Gaínza en su gobierno. La historia le atribuye la reunión del 15 de Septiembre de 1821, fecha en que fue proclamada la Independencia de Centroamérica. En agosto de 1831 fue electo Jefe de Estado de Guatemala en una época dificil llena de disturbios, los máximos enemigos de su gobierno fueron el coronel Manuel Montúfar y Juan de Dios Mayorga.

Entre sus logros de gobierno se le atribuyen el mejoramiento de la instrucción pública; su lucha por la enseñanza laica; eliminó muchos días de fiestas religiosas para evitar feriados; organizó el funcionamiento de las municipalidades; fundó la Biblioteca y el Museo Nacional; estableció el matrimonio civil en el país; respetó las leyes y las garantías individuales, la libertad de prensa y emisión del pensamiento; promulgó el Código de Livingston, el cual fue aceptado con desagrado; respetó la libertad de asociación y decretó la Ley del Divorcio, entre otras.

Era un personaje astuto, inteligente, muy dedicado a sus estudios, supo ganarse el cariño del pueblo, progresista, con buenas ideas políticas y muy respetuoso de las libertades.

Fue odiado por el Partido Clerical, el cual lo difamó con la calumnia de que había envenado las aguas fluviales, provocando el contagio del Cólera Morbus a algunos militares de la época. En los últimos años de su gobierno surgieron dos grandes enemigos, ellos fueron don José Francisco Barrundia y Pedro Molina quienes habían sido sus amigos. En 1838 fue desconocido como Jefe de Estado en Antigüa Guatemala, Chiquimula y Salamá; en febrero de ese mismo año entró a Guatemala Rafael Carrera, lo que lo obligó a dejar el poder y huir hacia México donde radicó definitivamente en la ciudad capital adquiriendo allí una gran reputación como abogado.

Entre los errores fatales que cometió en su gobierno resaltan: la firma de un contrato con un "simple e insignificante" contratista inglés, el cual entregaba a Izabal, las Verapaces, Petén y Belice a Inglaterra, el 6 de agosto de 1834, para que estos departamentos se colonizaran en el término de 20 años, pero fue imposible cumplir dicha colonización; tuvo la debilidad de aceptar la reelección en 1835; en 1833 solicitó a la Asamblea Nacional el traslado de la Federación a la capital de El Salvador.

Murió en México el 29 de marzo de 1862, y fue sepultado en el Cementerio San Fernando. A su muerte Gálvez dijo: "PATRIA, NO POSEERAS MIS RESTOS...", sin embargo sus restos fueron repatriados en 1925, y descansan en la Escuela de Derecho de la Ciudad de Guatemala.

Era el primer alcalde al Ayuntamiento de Guatemala cuando se proclamó la independencia el 15 de septiembre de 1821, por lo tanto fue el primer funcionario municipal que le correspondió tomar el juramento de lealtad a la nueva nación al jefe político de Guatemala, brigadier Gabino Gaínza. El licenciado Larrave tuvo a su cargo la organización administrativa de la Nueva Patria.

JOSE ANTONIO DE LARRAVE:

Es uno de los firmantes del Acta de Independencia. En el momento de discutirse la misma ocupaba el cargo de Regidor del Ayuntamiento. Cuando nació la nueva patria él tuvo a su cargo la organización del Ayuntamiento capitalino.

Miguel Larreynaga:

Don Miguel Larreynaga nació en el ciudad de León el 29 de Septiembre de 1772. Su padre don Joaquín Larreynaga muere antes de su nacimiento y su madre doña Manuela Balmaceda y Silva muere durante el parto. Su abuelo paterno lo adoptó y educó.

Los primeros cuatro años de su niñez transcurrieron en Telica a donde fue llevado por dos tías solteras. Antes de cumplir los cinco años, aprendió las primeras letras en el Convento de la Merced, en el mismo sitio donde se levantó la Universidad Nacional.

En ese mismo convento, concluye sus estudios de primaria y a los diez años de edad (1782) ingresa en el Seminario Conciliar de San Ramón, que era el mejor centro de estudios secundarios. A los dieciocho años era ya profesor de Filosofía y Geometría.

De ahí se marchó a la universidad de San Carlos en Guatemala, donde obtuvo el bachillerato en Derecho Civil y Canónico en 1790.A los 27 años, viene a Nicaragua y es llamado por el Obispo de León para asignarle las cátedras de Retórica y de Filosofía, que imparte en 1799.En 1801 regresó a Guatemala, dejando su biblioteca, de más de tres mil volúmenes, en la Universidad de León y ya nunca retornó a su Patria.

De nuevo en Guatemala adquirió el Título de Licenciado en leyes en 1801. El Lic. Larreynaga fue un servidor público que ocupó posiciones oficiales durante la colonia, en el Gobierno de la República Federal de Centroamérica y en el Imperio Mexicano, a raíz de la anexión de Centroamérica al Imperio de Iturbide. La carrera de Don Miguel Larreynaga en el campo de las letras, las ciencias y el arte de la política es simplemente brillante. Por dondequiera que va, deja los destellos de su luminosa personalidad. "Larreynaga es el alma de las tertulias -dice el Capitán Bustamante- y el que mantiene las ideas de independencia de estos países".

En 1812 fue electo diputado de las Cortes de Cádiz por la provincia de Nicaragua, cargo que no ocupó por haberse disuelto estas en el mismo año por Fernando VII.

En Febrero de 1818 viaja a España con el propósito de que el Rey le reconozca sus méritos y le nombre en un puesto importante. Larreynaga regresó a Guatemala el 15 de Agosto de 1821, un mes antes de la proclamación de la Independencia y logró plenamente su objetivo: obtuvo del Rey el nombramiento de Oidor Tercero de la Real Audiencia de Guatemala. El 15 de Agosto de 1821, tomó posesión de su tan ambicionada magistratura. Fue en este carácter que Larreynaga asistió, el 15 de Septiembre, a la reunión convocada, precipitadamente, por el Capitán General Gabino Gainza; con el fin de que "auxilie con sus luces" a la Superioridad, según reza la misiva enviada por el Capitán General.

El 15 de Septiembre estaba sentado en la Asamblea, la de los Próceres, que nos darían la emancipación. Cuando uno de los más ilustres próceres, José Cecilio del Valle, parecía conquistar los ánimos para retardar la proclamación de la Independencia, Larreynaga y otros ilustres próceres, en discursos encendidos de pasión y de razones, inclinaron la balanza de la libertad inmediata, en medio de los aplausos del pueblo que llenaba las galerías.

Al producirse la anexión de Centroamérica el Imperio de Iturbide, Larreynaga fue llamado a prestar sus servicios. Durante sus trece años de permanencia en México, desempeñó los cargos de Juez Letrado de hoy Distrito Federal de aquella nación y los de Presidente de la Suprema Corte de Oaxaca; Magistrado de la Real Audiencia de Guanajuato; Asesor Legal del Gobernador de Oaxaca y nuevamente, Magistrado de la Corte Suprema del mismo estado.

En noviembre de 1835, regresa a la ciudad de Guatemala e "inmediatamente, fue visitado, buscado y consultado por los gobernantes y literatos, y por los que no lo eran, pues en él hallaban siempre una biblioteca viviente". La Universidad de San Carlos le nombre Catedrático de Derecho Civil y después de Retórica y de Economía Política.

Dos circunstancias históricamente comprobadas, confieren al Licenciado Larreynaga su condición de PRÓCER de la Independencia, proclamada en la Ciudad de Guatemala, en el año 1821, a saber:

Su concurrencia como invitado de alta categoría en el engranaje oficial de la Capitanía General de Guatemala a la solemne sesión y su franca intervención y pronunciamiento inmediato de nuestra independencia en aquella memorable fecha.

Su designación honrosa para integrar la "JUNTA CONSULTIVA" de la nueva entidad política, libre e independiente de España, como consta en el Arto. 8 del Acta de Independencia del 15 de Septiembre de 1821.

Don Miguel de Larreynaga falleció el 28 de Abril de 1847, después de haberse consumado el fraccionamiento de la federación Centroamericana.

Don Miguel de Larreynaga es reconocido en los textos de historia "como el prócer por antonomasia" y el único que figura como tal, a nivel internacional.

En la galería de los héroes de la Unión Panamericana, en Washington, figura su noble efigie como ejemplo para la juventud Americana.

TOMAS RUIZ :

El Dr. Tomas Ruiz, sacerdote indio, prócer de la independencia de Centroamérica ha sido casi olvidado, y la historia no le ha hecho justicia.

Nació el padre Ruiz en Chinandega, el 10 de Enero de 1777 e inicio sus estudios en el Colegio Tridentino de San Ramón en la ciudad de León, culminando estos con honores en la Universidad de San Carlos de Guatemala fue el primer indio puro centroamericano en graduarse con titulo universitario.

Igual que don Miguel Larreynaga, el padre Ruiz fijo su residencia en Guatemala, distinguiéndose por su talento que puso al servicio de la causa de la independencia.

El padre Ruiz encarnó a los curas liberales de la época que recibieron con entusiasmo los movimientos independistas de México encabezados por don Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón.

La participación de Ruiz en el proceso de independencia de Centroamérica se inicio en Diciembre de 1813, en el Convento de Belén, ciudad Antigua, Guatemala, dirigiendo la famosa conspiración conocida como la “Conjura de Belén”. Como consecuencia del involucramiento del padre Ruiz en la conjura, fue capturado la noche del 1° de Diciembre, exactamente un día antes de que se llevara a cabo el plan revolucionario que fracaso por la traición de Pudenciano de la llana.

El padre Ruiz y otros conjurados fueron condenados, unos a la horca y otros a prisión, pero por gestiones de personas influyentes, estas penas no se aplicaron. El padre Ruiz permaneció 5 años en prisión, sufriendo largos períodos de incomunicación, privaciones y desprecios.

Ya libre en 1819 solicitó permiso para trasladarse a la cuidad real de Chiapas en México donde falleció como consecuencia de los vejámenes y torturas recibidas en la cárcel. Tenia entonces 47 años.

Se desconoce donde fue enterrado, pero todos los nicaragüenses estamos en deuda con él y debemos rendirle homenaje como prócer de la independencia.

Enmanuel Mongalo y Rubio

Enmanuel Mongalo fue otro de los protagonistas de la guerra nacional (1855-56), que se cubrió de gloria en la batalla de Rivas entre fuerzas nicaragüenses y los filibusteros de William Walker.

Enmanuel Mongalo nació en Rivas el 21 de Junio de 1834. Sus padres, Bruno Mongalo y Francisca Rubio, fueron honestos y bien acreditados miembros de la sociedad rivense.

Infancia y juventud de Mongalo se deslizan en la paz de la ciudad natal, pero su despierta inteligencia le impulsan hacia más amplios horizontes.

Agotados los estudios que podían ofrecerles los colegios de su departamento y llevado del ansia de emigrar, se embarga para los Estados Unidos. Por ese entonces, el Istmo de Rivas estaba animado por el ir y venir de norteamericanos y europeos que de las costas del Atlántico se trasladaban a California, y Mongalo se sintió también atraído y se marchó a San Francisco.

Pero San Francisco, urbe en formación, poblada de toda laya de gente, centro de vicio y de violencia, no podía retener el espíritu delicado y más bien soñador que inclinado a la actividad. Pronto regresa Mongalo a Nicaragua y en Rivas se dedica al estudio y la enseñanza, y a escribir textos. Su profundo espíritu patriótico comprende, sin duda, la urgente necesidad de cultivar la mente de los niños nicaragüenses y por ellos escoge la abnegada carrera de magisterio para mejor servir a la patria.

En esta quieta labor civilizadora, le sorprende la llegada de los contingentes filibusteros. Han desembarcados en San Juan del Sur y amenazan Rivas. El, que ha huido de California de donde vienen, los conoce muy bien. Son violentos mineros, los ágiles jinetes y expertos rifleros y grandes bebedores. El ha conversado con sus coterráneos de aquella gente y ante su llegada súbita da la voz de alarma y alerta. Pinta a lo vivo sus costumbres, sus caracteres de aventureros, despreciadores de indios y mestizos, e infunde entre sus conciudadanos la voluntad firme de resistir hasta la muerte antes de pasar al dominio de tan despiadados conquistadores.

El calor y la convicción del joven maestro de escuela logran que los hombres de todas las condiciones sociales se presenten voluntarios a empuñar las armas con decisión inquebrantable. El peligro es inminente.

Los invasores han salido de San Juan del Sur y avanzan. Los filibusteros se apoderan de la casa de Don Máximo Espinoza, que se convierte en verdadera fortaleza, donde se parapetan y comienzan a disparar con mortíferos efectos.

Urge una decisión pronta y enérgica para evitar la carnicería que hacen desde la improvisada fortaleza. Los jefes de las tropas nicaragüenses deciden incendiar el edificio, arriesgadísima tarea que solo puede ser llevada a cabo por voluntarios heroicos. El momentos es angustioso, impresionante y grave. Entonces Enmanuel Mongalo se presenta. El soñador, el joven soñador, el joven maestro de escuela desafiará al destino.

Marchó paso a paso, erguido, firme, con la tranquilidad de un espíritu recto, lleno de los sentimientos que anidan en los corazones hidalgos a incendiar el refugio de los filibusteros. Y allí la lumbre se convirtió en llamaradas que se enroscaron en el hoy histórico Mesón y lo hacían quejarse, gemir, crespitar. El Fuego escribía con caracteres infernales en el techo que cobijaba a los bucaneros y les decía con lengua enfurecida y les gritaba con voz de patriotismo que Nicaragua no teme, mientras tenga a sus hijos que la defiendan.

Las llamas eran serpientes dantescas que causaron extraños delirios, visiones de horror a los que juzgaron muy fácil apoderarse de hombres para quiénes a pesar de su juventud, no representaba mucha la existencia al oír el grito de la Patria amenazada.

Vivieron sus compañeros momentos de angustia y de incertidumbre, pensando que allí se detuviera para siempre aquel corazón que cantaba en medio del desastre y reía en medio de los gritos desesperados de los usurpadores y les mostraba, como escudo para la Patria, la rosa viva de su corazón.

Los filibusteros con grandes pérdidas, abandonaron todo; el miedo se apodera de ellos y huyendo a través de las calles, plana de heridos y muertos, se retiran desordenadamente de Rivas. Se había ganado la primera batalla a los invasores. Era el 29 de Junio de 1855.

Murió el 01 de Febrero de 1874 y sus restos reposaron durante muchos años en la Iglesia La Merced de Granada, habiendo sido exhumados y trasladados simbólicamente a la ciudad de Rivas el 29 de Junio de 1970, porque la tumba contenía únicamente sus cenizas las cuales fueron colocadas al pie de un monumento erigido en su memoria, en la calle Mongalo.

El 29 de Junio fue consagrado por el Congreso Nacional de Nicaragua como día del maestro nicaragüense, en homenaje al maestro-héroe.




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Enviado por:Crazy Lilly
Idioma: castellano
País: El Salvador

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