Filosofía y Ciencia


Platón. Aristóteles


Introducción

El problema del conocimiento y su teoría ha sido tratado desde los tiempos en los que los hombres comenzaron a reflexionar. En este caso hablaremos de dos posturas diametralmente opuestas como son las de Platón y su discípulo Aristóteles. El primero adopta una postura claramente idealista, frente a una postura apoyada en la confianza en los sentidos como medio de conocer de Aristóteles. No obstante, no debemos olvidar que Platón fue maestro y mentor del de Estagira, por lo que las doctrinas platónicas están muy presentes en las teorías de Aristóteles.

En primer lugar debemos hacer una definición clara de lo que es conocimiento, y a partir de ella comenzaré a exponer las teorías de cada filósofo. Según el diccionario de la RAE, conocimiento es “Entendimiento, inteligencia, razón natural. (...) Cada una de las capacidades sensoriales del hombre en la medida que están activas(...)”. Por otro lado, según el diccionario abreviado facilitado por el profesor, conocimiento es “la relación que se establece entre un sujeto y un objeto, mediante la cual l sujeto capta mentalmente (aprehensión) la realidad del objeto.” A partir de estas definiciones, podemos asegurar que conocimiento es la capacidad intelectual de reconocer una realidad X y aprehenderla, tomarla como nuestra. Aquí comenzaré con Platón y sus teorías ontológicas, luego pasaré a Aristóteles, les compararé y llegaré a discernir los posibles problemas que presentan ambas teorías y los que se me presentan a mí.

Platón

En la teoría del conocimiento, se vio muy influenciado por su mentor Sócrates, sobre todo en sus primeros escritos. Para Platón el conocimiento se basaba en la dualidad de dos mundos: el sensible (imperfecto, alterable, engañoso) y el de las Ideas (perfecto, imperecedero, eterno, inmutable). El Mundo Sensible está formado por las cosas en constante cambio, como propuso Heráclito, y el Mundo Inteligible (de las Ideas) es el permanente e inmutable y posee las características del Ser de Parménides. Puesto que la realidad sensible está sujeta a constantes cambios no nos da el conocimiento pleno y universal del objeto, por lo tanto no es válido. Por eso, no se puede reducir el conocimiento a la sensación. A razón de ello, Platón propone que el concepto último de las cosas se encuentra en las Ideas, porque sólo ellas son estables y susceptibles de ser definidas como válidas y universales.

Para el conocimiento del Mundo Sensible nos fundamentamos en opiniones (doxa), por lo que no es válido y no puede fundamentar a la ciencia por su carácter cambiante. Según Platón, toda la realidad la hemos adquirido en otra vida, y ya está almacenada en el alma, por lo que en realidad no conocemos nada nuevo, sino que lo recordamos: la reminiscencia. Por ejemplo, si Platón ve un animal blanco, zancudo, con un pico largo (una cigüeña) que no había visto nunca, no considera que es una realidad nueva, sino que él ya sabe lo que es y sólo ha de recordarla. Para recordarlo se recurre a la ciencia (episteme). Los conceptos que se recuerdan son conceptos absolutos (lo Bello, lo Bueno, etc.), y son los “moldes” de los objetos reales. Por ejemplo, cuando nosotros vemos a un hombre rubio, alto y fuerte y a otro hombre moreno, bajito y feo, sabemos que ambos son hombres porque tenemos aprehendido el concepto de Hombre, e identificamos como hombre a cualquiera que reúna ciertas características. La teoría de la reminiscencia aparece en su obra Menón. Este es el principal procedimiento para conocer, pero hay otros tres métodos que Platón sigue basados en la reminiscencia.

El primero que analizaré tras el de la reminiscencia es el de la dialéctica. La dialéctica es la exposición y contraargumentación de varios interlocutores para extraer de lo dado las esencias de las cosas y, de este modo, facilitar el ascenso al Mundo de las Ideas. Este es el método que siguió su maestro Sócrates. Por lo tanto es un método para hacer sacar al interlocutor la verdad que lleva dentro y dándole evidencias de lo que se trata de enseñar, y a la vez, investigar. Partiendo de esta base, podemos decir que Platón concibió la dialéctica desde dos posturas. La primera era la que la consideraba como el método racional para alcanzar el conocimiento de las Ideas. Al ser así, es un método que elimina lo particular del Mundo Sensible para llegar a lo general, al concepto en sí, en definitiva a la Idea. Por lo tanto, la dialéctica es un método científico racional, ya que su forma de procedimiento se basa en la inducción (establece hipótesis y se van comprobando hasta que son confirmadas). La segunda percepción platónica de la dialéctica es como ciencia suprema, cuyo objeto es comprender las Ideas. Por tanto, como es la única ciencia cuyo objetivo supremo es el conocer, todas las demás ciencias quedan supeditadas a ellas. En definitiva, la dialéctica sirve para desentrañar las Ideas e ir ascendiendo de una a la otra para llegar a la Idea Suprema: La Idea del Bien. Por tanto, la dialéctica es utilizada por Platón como un proceso que va desde las cosas, hasta lo Uno, que es el Bien.

Otro método para alcanzar el conocimiento verdadero es el amor platónico. Éste es un amor dialéctico cuyo objeto es el conocimiento de lo Bello en el Mundo de las Ideas. Éste amor es el que impulsa al hombre a seguir conociendo, traspasando la barrera del amor por los objetos hacia el amor por la moral de las almas, de ésta moral al amor por las leyes, de las leyes al amor por la ciencia, y de ésta, al deseo de comprender qué es lo realmente bello, la Belleza en sí misma.

Tras estos métodos, e incluso después de escribir su teoría del conocimiento, Platón describe la filosofía como medio de purificación, para la cual el filósofo ha de prepararse toda su vida, ya que en el momento en el que el hombre muere es capaz de ver directamente las Ideas. Por tanto, el filósofo no teme a la muerte, porque supone el paso al conocimiento Supremo.

Todos estos métodos los recogió en una de sus obras fundamentales, La República, y más concretamente en el Mito de la Caverna:

“(...)—Pues bien —dije—, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh, amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda—prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que vería quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública. (...)

—Antes bien —dije—, toda persona razonable debe recordar que son dos las maneras y dos las causas por las cuales se ofuscan los ojos: al pasar de la luz a la tiniebla y al pasar de la tiniebla a la luz. Y, una vez haya pensado que también le ocurre lo mismo al alma, no se reirá insensatamente cuando vea a alguna que, por estar ofuscada, no es capaz de discernir los objetos, sino que averiguará si es que, viniendo de una vida más luminosa, está cegada por falta de costumbre o si, al pasar de una mayor ignorancia a una mayor luz, se ha deslumbrado por el exceso de ésta; y así considerará dichosa a la primera alma, que de tal manera se conduce y vive, y compadecerá a la otra, o bien, si quiere reírse de ella, esa su risa será menos ridícula que si se burlara del alma que desciende de la luz”.

Aquí se observan claramente las connotaciones que Platón pretende dar a las Ideas relacionándolas con la antropología y la teoría del conocimiento. Su idealismo racionalista hizo que autores posteriores, sobre todo René Descartes, fundamentaran sus teorías en él.

Aristóteles

Aristóteles de Estagira fue discípulo de Platón en su Academia, por lo que este le influye bastante en su concepción del pensamiento en un principio. No obstante, Aristóteles hace una crítica durísima a la percepción extremadamente idealista de su maestro proponiendo una percepción diametralmente opuesta.

Aristóteles siguió a Platón al considerar el conocimiento abstracto superior a cualquier otro, pero discrepó de él en cuanto al método apropiado para alcanzarlo. Aristóteles mantenía que casi todo el conocimiento se deriva de la experiencia. El conocimiento se adquiere ya sea por vía directa, con la abstracción de los rasgos que definen a una especie, o de forma indirecta, deduciendo nuevos datos de aquellos ya sabidos, de acuerdo con las reglas de la lógica. La observación cuidadosa y la utilización sistemática de la lógica, que fue expuesta por Aristóteles por primera vez, llevarían al hombre al conocimiento de la realidad.

Aristóteles consideró que lo inmóvil, lo fijo e inmutable en la realidad de las cosas era la sustancia, sujeta a cambios y mutaciones, los accidentes. A su vez, la sustancia está formada por materia y forma (hilemorfismo). La materia es la potencia, es la esencia de la realidad que permanece en todos los cambios, es la finalidad que tiene todo ser. En un proceso de movimiento, la materia (o potencia) llega a la forma o acto, que es el propio fin de la realidad. Por ejemplo, un reloj tiene la potencia de dar la hora, y en el momento en que la da, ya es acto. Esto responde a este esquema:

Materia Forma

Potencia Acto

Al ser una epistemología basada en la finalidad de los objetos, se considera una filosofía teleológica. Para Aristóteles la comprensión de la realidad es el conocimiento de la finalidad que tiene ese objeto, la comprensión de su potencia. Esto hace que todo sea cognoscible desde el momento en el que afirmamos que todo tiene materia y forma, ya que poseen inteligibilidad y cognoscibilidad. El proceso de conocimiento comienza por la sensación, por la pura captación con los sentidos, que nos hace eliminar lo contingente (lo que no es ni puede ser). En segundo lugar utilizamos la intelección (razón) para averiguar lo universal (lo fijo, inalterable, necesario y esencial). Por último recurrimos a la ciencia para descubrir lo necesario. La ciencia nos lleva a descubrir la sustancia de las cosas. Para ello se pregunta ¿qué es?, y responde con la esencia; ¿por qué?, y revela las causas; ¿qué es lo necesario?, y nos dice lo que ha de ser así y no de otra manera; y por último, ¿qué es lo universal?, e indica lo fijo, inmutable y necesario. Las ciencias son dividas por Aristóteles en varios tipos:

  • Ciencias teoréticas. Basadas en el pensamiento abstracto. Son la Física, las Matemáticas y la Teología

  • Ciencias prácticas. Son la Política, la Economía y la Ética.

  • Ciencias poiéticas o productivas. Son las de menor valor científico. Destacan la Medicina, la Gimnástica, la Dialéctica, la Retórica, etc.

Mediante este proceso se llega a la formación de conceptos Universales. Para llegar de la sensación al concepto universal, Aristóteles se basaba en dos métodos: la abstracción y la inducción. La abstracción es la capacidad de aislar mentalmente o considerar por separado las cualidades de un objeto, es considerar un objeto en su esencia. Para ello, la abstracción utiliza un propio mecanismo para extraer los accidentes y dejar los universales. Los accidentes son aquellas características de los objetos que no son necesarias para llegar al concepto intrínseco de ese objeto. No obstante, los accidentes nos dan una mayor comprensión sobre el objeto, ya que lo delimitan, lo separan de otras realidades y lo hacen único. A su vez, los conceptos universales tienen una mayor extensión que los accidentales, ya que tienen características comunes a muchas realidades simultáneas, y son, por tanto, la esencia de ese objeto. Responde a este esquema:

UNIVERSALES

Máx. Extensión Mín. Comprensión

Ser Vivo

Animal

Ser Humano

Varón

Adolescente

David (Yo)

Mín. Extensión Máx. Comprensión

ACCIDENTES

La inducción forma conceptos a partir de las características comunes de los objetos apreciadas por medio de la percepción sensible. Estas percepciones son almacenadas en la memoria, y de la repetición de las mismas o semejantes sensaciones nace la experiencia. Pese a esto, la experiencia no separa los accidentes, y se deben reducir las experiencias a un único concepto que abarca todas las características accidentales para llegar a un concepto universal con respecto al anterior. Un ejemplo de inducción es: veo un gato, un perro, un elefante y un hombre. Si analizo sus características observaré que todos tienen similitudes que no tienen otros, por lo que les introduciré en el conjunto de los mamíferos. Responde a este esquema:

-Un gato es un mamífero.

-Un perro es un mamífero.

-Un elefante es un mamífero. -Todos los animales que maman, tienen pelo,

-Un hombre es un mamífero. nacen del vientre materno, etc., son mamíferos

Experiencias Conclusión

Crítica y Comparación de Platón y Aristóteles

El erudito y estudioso francés de la filosofía Emile Bréhier en su obra Historia de la Filosofía, expone las principales diferencias entre Platón y Aristóteles:

“La metafísica de Aristóteles ocupa el lugar que ha quedado vacío al rechazar la dialéctica platónica. Es «la ciencia del ser en tanto que es ser, o de los principios y causas del ser y de sus atributos esenciales». Plantea un problema muy concreto: ¿qué es lo que hace que un ser sea lo que es? ¿qué es lo que hace que un caballo sea un caballo, que una estatua sea una estatua, que una cama sea una cama? Se trata de saber el sentido que tiene la palabra ser en la definición que enuncia la esencia de un ser. Así la Metafísica resulta ser, en gran parte, un tratado de la definición: el problema de la definición, que Platón creyó resolver mediante la dialéctica, no está, en realidad ni al alcance de la dialéctica, que juzga simplemente el valor de las definiciones formuladas, ni al de la ciencia demostrativa, que las usa como principios, sino de una ciencia nueva y todavía desconocida, la filosofía primera o ciencia deseada, que se ocupa del ser en tanto que ser(...)”

Aquí es donde radica la principal diferencia de Aristóteles y Platón. En ningún momento hemos de olvidar que Aristóteles fue discípulo de Platón, y que por ello comparten ciertas características, como el hecho de que la ciencia y el conocimiento han de fundamentarse en conceptos universales. No obstante, estos conceptos no parten de un mundo aparte, perfecto y paralelo al mundo real, sino que están intrínsecos en la realidad que podemos percibir en el Mundo Sensible. Por ello, la duplicación de la realidad en dos mundos, obliga al estudio de ambos mundos para tener conocimiento pleno de la realidad circundante. La mitificación que hace Platón del “Demiurgo” es considerada casi mítica y por lo tanto irreal por Aristóteles, pese a que él mismo introduce una fuerza primera (primer motor) con características similares.

Platón tiene una perspectiva totalmente idealista dejando de lado lo que tiene en su mundo exterior, llegando a calificarlo como falso o con la capacidad de parecer falso. Digamos que Platón plantea su teoría “mirando hacia arriba”. Por otra parte, Aristóteles fundamenta su epistemología en la capacidad de ser una cosa, en su finalidad, siendo esta teoría excesivamente drástica y pudiendo derivar en “el fin justifica los medios”, como se podrá ver en la obra “El Príncipe” del pensador italiano del Renacimiento Nicolás Maquiavelo, “para llegar a la conquista de un principado, (...) el ejército debe concentrar sus fuerzas en el asalto a la fortificación del líder, (...) matándolos (a los aldeanos) sin miramientos si ello fuese de primorosa necesidad. A diferencia de su mentor, Aristóteles hace filosofía “mirando hacia abajo”, mirando y estudiando el mundo sensitivo que puede percibir. Ambas posturas tan diferenciadas alcanzarán su auge en los siglos XVI en adelante, con la oposición entre los empiristas, cercanos a Aristóteles y cuyo máximo exponente es David Hume, y los racionalistas, cercanos a Platón y con René Descartes como líder.

Disertación: ¿Es posible el Conocimiento Pleno?

La gran pregunta de la que parte la ciencia epistemológica. Desde que la filosofía ocupa lugar en el pensamiento humano, no sabemos si el conocimiento pleno es posible, y sobre ello me voy a cuestionar: ¿Cómo llegar a conocer la Verdad?

Las posturas que se han dado a lo largo de la Historia de la Filosofía son varias, pero todas fundamentadas en dos vertientes claras que comenzaron con Platón y Aristóteles: racionalismo, cimentado en la absoluta confianza en el pensamiento, y empirismo, fundamentado en la ciencia. La primera rama, el racionalismo, tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Si no lo pienso, no existe, diría Descartes. Esta afirmación sólo me lleva a pensar que el conocimiento es subjetivo a cada uno, y que por lo tanto, es imposible llegar al conocimiento puro, al conocimiento de la Verdad Absoluta. No obstante, el empirismo tampoco me da el conocimiento pleno, ya que su tesis fundamental es que lo que no sea demostrable científicamente no existe o es erróneo, por lo que ciertas realidades sentimentales (amor, amistad, compasión, bondad) no existirían en absoluto y serían invenciones propias. Por otro lado, está el factor de que si la realidad es percibida erróneamente por motivos diversos, la ciencia que utilizamos sería inexacta y nos daría un conocimiento falso de la realidad. Por lo tanto, el empirismo tampoco es el camino hacia la Verdad Absoluta. En cambio, ambas posturas me dan percepciones fragmentadas de la realidad, ya que la ciencia me puede explicar los fenómenos puramente objetivos y el racionalismo algunos que no lo son, pero ni siquiera la unión de unos y otros me dan el conocimiento supremo.

Para resolver este dilema, Ortega y Gasset propuso su teoría del raciovitalismo (“Yo soy yo y mis circunstancias”) en las que proponía como método de conocimiento la experiencia vital del hombre, ya que para él el hombre era pasado, presente y futuro. Esta teoría tiene el problema de que llega a realidades muy amplias, pero nunca a la afirmación de saber la Verdad.

En definitiva, yo creo que la Historia de la Filosofía no se ha alcanzado el nivel suficiente de pensamiento para llegar a conocer la Verdad, y que al estar la realidad en constante evolución, no será posible conocer absolutamente todo lo cognoscible sin dejar cabida a nuevos conceptos y realidades que amplíen esa Verdad.

Platón, Fragmento del “Mito de la Caverna”, en la República”. Alianza Editorial, Madrid, 1998.

Emile Bréhier, fragmento de “Historia de la Filosofía”(2 vols), Volumen I: Primera parte, capítulo IV. Ed. Tecnos, Madrid, 1988.

Nicolás Maquiavelo, Fragmento de “El Príncipe”, capítulo VI. Ed. Espasa, Madrid, 1997.

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Enviado por:Chan
Idioma: castellano
País: España

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