“De pronto sintió Chela que una voz melodiosa, un tanto grave para la ocasión, pero auténticamente reconocible por su ritmo acelerado, susurraba su nombre a sus espaldas. Volvióse y se encontró con Camila. Susurrando casi imperceptiblemente, ella se acercó a su oído.
Y ese, ¿de dónde salió? ¿cómo se llama?.
Ya me parecía raro que no preguntaras.
Sólo curiosidad, no te imagines nada.
Pregúntale a José Domingo; él lo conoce.
¡Noooo! Ta's loca. Y habla despacio que te escucha.
Bueeenooo...
Chela, en vez de bajar el tono y responderle sumisamente, hubiese querido gritarle un gran ¡Cállate!. Le parecía insólito que, aún después de casada, siguiera con su afán adolescente de flirtear con cuanto hombre apareciera en su horizonte. Respiró profundo y le dijo, hablando claro y fuerte:
Se llama Álvaro y si T-E G-U-S-T-A, olvídalo, porque yo lo vi primero. Y deja de fresquear, por respeto a tu marido.
En pocos segundos hizo lo que quería: la miró irónicamente, divisó de reojo a José Domingo y se fue, satisfecha de poner en su lugar a su linda cuñadita.”
Sabemos que paralenguaje son aquellos elementos extralingüísticos orales o vocales que acompañan, modifican o alternan con la estructura lingüística. Además entregan información de tipo expresivo y -en algunos casos- completa el sentido total de la comunicación verbal.
Es así como vemos en este párrafo de “Golondrina de invierno”, un paralenguaje que refuerza la narración. Al comienzo de la misma, una voz misteriosa se describe en varios aspectos -“una voz melodiosa, un tanto grave para la ocasión, pero auténticamente reconocible por su ritmo acelerado...”-. Esta voz presenta un tono grave, inadecuado para el contexto, por lo que se puede suponer que el ámbito en el cual se desarrolla es de jolgorio y alegría. Además podemos deducir que la intención del hablante es de seriedad, solemnidad o que bien, espera discreción y secreto -como se comprueba en la continuidad de la narración-.
El ritmo acelerado -que identificaremos como breves intervalos entre sílabas- corresponde a una persona acelerada y, tal vez, nerviosa. Sin embargo, estos datos paralingüísticos no son aún suficientes para identificar el sexo, la edad u otra característica de una persona.
Camila, la dueña de aquella voz descrita, susurra: esto es un elemento indiscutible del carácter discreto de la conversación. Esta actitud contrasta con Chela, quien se ve relajada y sin afán de mantener ese tono de confidencia propio de Camila.
Después al avanzar la narración, el uso de una duración silábica prolongada en la exclamación “¡Noooo!” nos entrega la información de sorpresa; y la expresión “Ta's loca”, en la cual el control laríngeo aspira sílabas, nos indica una aceleración de Camila, quien al apurar la oración muestra un estado emotivo alterado: se siente asustada de que su marido sepa de su interés hacia el hombre desconocido.
La respuesta de Chela -“ Bueeenooo...”- revela sumisión ante la petición de Camila, por lo mismo, baja el tono y alarga las sílabas. Sin embargo, en su interior reina un estado de profundo rencor hacia Camila, lo que se expresa en su intención de gritarle.
Finalmente, podemos ver que ella adopta otra actitud; esta vez “habla claro y fuerte”, lo que indica claramente que ella debe, en primer lugar, separar y distinguir efectivamente su intención de la de Camila; y además, desea ser escuchada no sólo por ella sino que también por los demás, con la clara intención de avergonzar a la mujer. La acentuación del intervalo silábico en “T-E G-U-S-T-A” enfatiza esta frase, que es la que Chela busca acentuar con la intención antes señalada.
Podemos concluir, sólo con estos pequeños párrafos de textos literarios, que el paralenguaje se constituye como un elemento enriquecedor del lenguaje, que es prácticamente indisoluble con la lengua misma y que, junto con la comunicación forman las aristas necesarias para la plena comunicación humana.
BIBLIOGRAFÍA
Ayala, Teresa : “Material de apoyo: Medios de comunicación
extralingüísticos”; Dpto. Castellano-UMCE.
Silva, Víctor Domingo : “Golondrina de invierno”; 1911, Buenos Aires.