Filosofía
Naturaleza y ética aristotélica
ARISTÓTELES
NATURALEZA Y ÉTICA
I.- SITUACIÓN HISTÓRICA
II.- VIDA Y OBRA
III.- LA METAFÍSICA: análisis del ser
Sustancia y accidente
Potencia y acto
Hilemorfismo
Las causas
IV.- ANTROPOLOGÍA
Alma y cuerpo
Epistemología
V.- ÉTICA
El Bien
La Felicidad
La Virtud
VI.- LA POLÍTICA
I.- SITUACIÓN HISTÓRICA.
Después de las Guerras del Peloponeso, Atenas se encuentra vencida y la democracia sufre un duro golpe. Durante esta época y hasta la ocupación macedónica se produce una crisis que afecta tanto a la economía como a la política como al orden social. Los conflictos y enfrentamientos son permanentes.
Grecia, en su conjunto, se encuentra agotada, ninguna ciudad tiene fuerza para imponerse. La paz llega con la batalla de Queronea, en el 338, ganada por el rey Filipo II, iniciándose la ocupación macedónica.
Los macedonios son griegos, pero se encontraban atrasados desde el punto de vista político y social, y eran, por tanto, considerados bárbaros por el resto de los griegos.
Filipo II supo aprovechar las disensiones internas de las polis griegas para imponerse, consiguiendo la victoria definitiva en la batalla de Queronea de la mano de su general e hijo Alejandro Magno. El joven general tenía 18 años y Aristóteles 46.
A los 20 años, Alejandro sucede a su padre y se inicia la expansión griega hacia oriente. Alejandro fue un griego puro; puso sus descubrimientos al servicio de la causa griega, y difundió por todas partes la cultura griega. Con sus conquistas abrió todo el Oriente al helenismo.
II.- VIDA Y OBRAS.
Aristóteles nace en Estagira en el año 384. No es ateniense, sino macedonio. Es hijo de Nicómaco, médico y amigo del Rey Amintas II.
A los 17 años, tras una primera formación empírica, es enviado a la Academia a estudiar con Platón, permaneciendo en ella durante 20 años. Su maestro y amigo le dejará una profunda huella, y al morir éste, en el 347, se marcha de Atenas y escribe un diálogo, “Sobre el alma”, en el que sigue a Platón. Después se distanciará de él y se convertirá en un crítico de su filosofía.
Tras su marcha de Atenas recibirá el apoyo del tirano de Hermías, y poco después aceptará la invitación de Filipo II para encargarse de la educación de su hijo Alejandro, al cual acompañará durante 8 años en sus campañas militares.
Terminada su misión educativa con Alejandro, regresa a Atenas y funda el Liceo (que recibe este nombre por su proximidad al templo de Apolo Licio), conocido también con el nombre de Peripato, pues sus miembros discutía paseando por una galería cubierta. Se trataba de un centro de investigación que contó con el apoyo económico de Alejandro.
Tras la muerte de Alejandro, es acusado de impiedad (asebeia) y huye de Atenas “para evitar un segundo atentado contra la Filosofía”. Se traslada a Eubea, donde muere a los 62 años.
Para Aristóteles, la experiencia fundamental es el conocimiento. La necesidad de saber se encuentra en la propia naturaleza humana. Esta experiencia filosófica es fruto del asombro, de la admiración y del sentido común, y surge como respuesta a la permanente información que recibimos por medio de los sentidos.
Aristóteles trata los mismos temas que Platón, pero siempre buscando soluciones personales: la organización del saber, la realidad física, el hombre y el problema del conocimiento. Platón no había sido capaz de resolver el problema entre el inmovilismo y el movilismo, lo permanente y lo cambiante, es más, lo había agravado con su duplicación del mundo real. Este cambio de perspectiva se debe, en gran medida, a la influencia que tuvieron en su sistema los estudios del mundo animal llevados a cabo mediante investigaciones de tipo empírico. Estos estudios, según Platón, habrían pertenecido al mundo de la opinión y no al de la ciencia. Recoge de Platón su idea acerca de la filosofía como el conocimiento de la esencia de las cosas, de lo que es inmutable, universal y eterno. Pero para él, a diferencia de Platón, las esencias no pueden estar separadas de las cosas, sino que deben estar en las mismas cosas. La dicotomía platónica de dos mundos es inadmisible.
OBRAS DE ARISTÓTELES
Escritos sobre lógica (reunidos en la época bizantina con el nombre de Organon) | Categorías, sobre los predicados fundamentales de las cosas. Primeros analíticos, teoría fundamental del silogismo. Analíticos posteriores, sobre la definición, la división y la demostración. Tópicos, del razonamiento sobre lo probable. |
Escritos metafísicos | Metafísica, sobre las causas, significaciones y modos de ser. |
Escritos sobre filosofía natural, ciencias naturales y psicología. | Física, estudio de los seres naturales. Sobre el cielo, estudio del universo. Meteorológicos, investigaciones meteorológicas Historia de los animales, zoología sistemática. Del alma, teorías psicológicas. |
Escritos sobre ética y política. | Etica a Eudemo sobre el fin del hombre: felicidad y teoría Etica a Nicómaco de la virtud. Gran moral, breve resumen de las dos anteriores. Política, ideas políticas, sociológicas y jurídicas. Colección de las Constituciones, sólo se conserva la de Atenas. |
Escritos de estética, historia y literatura. | Retórica, sobre el arte de la refutación y la confirmación. Poética, sobre el origen y la naturaleza de la tragedia. |
III.- LA METAFÍSICA: análisis del ser.
Actualmente el termino naturaleza tiene dos acepciones. O bien designa el universo material en su totalidad, excluyendo lo producido por le hombre; o bien se refiere a la esencia de las cosas en cuanto principio de operaciones, es decir, el modo de ser intrínseco, permanente, de las cosas, que las determina a obrar de un modo. Fue precisamente Aristóteles quien introdujo esta nueva acepción, como principio operativo de los seres: cada ser obra de acuerdo con su peculiar naturaleza, y es la distinta naturaleza de cada ser la que explica que sus actividades sean distintas. En palabras de Aristóteles: principio sustancial e intrínseco de movimiento o reposo de cada ser. La naturaleza es aquello en lo que consiste lo verdadero de las cosas, su íntima realidad.
El estudio del Ser lo hace Aristóteles es su obra Filosofía Primera, que a partir del siglo XII se llamaría Metafísica. Ciencia que considera universalmente el ser en cuanto tal. Estudia, por tanto, el conjunto del ser y sus propiedades. El punto de partida es el estudio de los seres individuales. Todas las propiedades metafísicas se dan en las propias cosas. Lo real son las cosas individuales y concretas.
Sustancia y accidente.
Aristóteles parte del ser individual, el que existe. Al observar directamente los seres particulares ve en ellos un hecho claro: todo ser cambia. (Volvemos al viejo problema)
Por ejemplo, el agua se calienta, se enfría, se convierte en vapor, se hace hielo; y sin embargo, en todos estos cambios permanece la misma agua. Es decir, en todo cambio hay un sustrato, un sujeto que no cambia, hay algo que permanece a través de los cambios. Es la sustancia, lo que esta debajo, lo que permanece detrás de toda mutación. Esta sustancia es la “physis”, la naturaleza o el principio fundamental del ser. Es la noción central de la Metafísica aristotélica, es el sentido primigenio de la palabra Ser.
La introducción de estas categorías, sustancia y accidente (afecciones de la sustancia), es de suma importancia en el sistema aristotélico hasta el punto de que todo lo que existe, según él, existe como sustancia o como accidente. Este análisis parte del modelo de la proposición lingüística “S es P”. El sujeto se corresponde con la sustancia, mientras que el predicado, lo que se dice del sujeto, corresponde a los accidentes.
La sustancia es el principio constitutivo del ser entero, en su totalidad, no admite partes. El hombre no es la suma de alma y cuerpo, o el agua no es una suma de oxígeno e hidrógeno; cada ser es algo distinto e individual, de ahí su sentido ontológico.
La sustancia ofrece su apoyo a los accidentes para que existan. No se da la blancura, el peso, etc..., es la mesa la que soporta los accidentes. La sustancia es un “ens im se” y el accidente es un “ens in alio”. Aquélla es un ser en sí y éste es un ser que tiene que existir en otro.
Solamente las cosas físicas, materiales, concretas, son sustancias. Aristóteles les llama sustancias primeras; se trata de lo particular (Juan, esta mesa, este árbol). Las sustancias segundas son lo universal (mesa, árbol, hombre). El ser, cualquier sustancia, se define desde la sustancia primera y desde la segunda, a la vez; tiene explicación desde lo particular y desde lo universal (Juan es hombre). Esta distinción es puramente mental (lógica), no se dan por separado la sustancia primera y la segunda.
Partiendo de este planteamiento, podemos decir que toda transformación, cambio, afectaran a la sustancia o a los accidentes. Deberá explicar ahora como se producen estas transformaciones.
Potencia y acto.
Toda la teoría aristotélica de la potencia y el acto surge al enfrentarse con el problema del movimiento (Heráclito-Parménides).
Aristóteles afirma que todos los seres naturales están en movimiento y que la naturaleza, la “physis”, es el principio de movimiento y del cambio. La naturaleza es algo que tiene una fuerza interna que hace que cambie, crezca, se trasforme, se desarrolle.
Es decir, ante el viejo problema del ser y del no-ser, Aristóteles encuentra algo intermedio, el ser en potencia. Un trozo de arcilla no es un plato, pero puede llegar a serlo, es plato en potencia. Ésta es la base explicativa del movimiento de los seres y de la teleología implcada en todo movimiento: el acto (entelequia-busca su fin), en cuanto perfección, es siempre un tipo de fin. Este aspecto tendrá importantes consecuencias en la ética y la política aristotélica.
Como consecuencia de la potencialidad establece dos tipos de cambios:
-
sustanciales:
generación: paso del no ser al ser
corrupción: paso del ser al no ser
-
accidentales:
cuantitativos: crecimiento, disminución
cualitativos: alternancia (de niño a joven)
locativo: cambio de lugar, traslación
En resumen, el movimiento es para Aristóteles el paso, impulsado por la propia naturaleza, de la potencia la acto, es actualización, por parte del sujeto, de sus propiedades en potencia.
El hilemorfismo.
Es la doctrina que contempla la realidad física, natural, concreta, individual, como compuesta de materia (hyle) y forma (morfe). Sólo se trata de los seres físicos, no espirituales. Tienen materia y forma, el hombre, la casa o el mármol, pero no lo tienen, la felicidad o la alegría. Son dos principios que forman un todo sustancial, un solo ser. Ejemplo: la estatua de David, de Miguel Ángel, es un todo, compuesto de materia, el mármol, y de forma, David.
La materia nunca puede existir por sí sola, sino siempre unida al otro coprincipio sustancial, que es la forma. El mármol, el bronce, la madera, siempre tienen una forma, tablón, bloque, rama, estatua, o lo que sea. Aristóteles distingue dos tipos de materia:
-
La materia segunda es la materia física y se puede percibir por los sentidos; esta materia es perceptible de recibir cualquier forma.
-
La materia prima es entendida como pura potencia, indeterminada, incorruptible, pasiva, capaz de recibir determinaciones o perfecciones. Es algo no perceptible por los sentidos, sino por el entendimiento, pero no es un concepto sino algo físico, real, esencialmente potencial. Su existencia física se produce al recibir la forma.
La forma es lo que determina la materia poniéndola en acto, haciendo que ese algo indeterminado pase a ser algo determinado. Es la esencia de las cosas, es el dador del ser. Es universal y permanente.
Materia y forma son eternas, pero no existen independientemente la una de la otra, sino unidas; o se dan juntas o no se dan. Evidentemente, Aristóteles da prioridad a la forma sobre la materia, ella es la esencia del individuo.
Aristóteles elabora su teoría partiendo de la observación de la Naturaleza, que nos pone en presencia de sustancias corpóreas y ante el hecho sustancial del cambio, del movimiento. Materia y forma, acto y potencia explican la realidad del movimiento partiendo del mundo físico, sin recurrir a realidades paralelas.
Las causas.
Definido el movimiento, la pregunta es qué es lo que impulsa ese movimiento. Necesitamos saber cuál es el paso que impulsa a la naturaleza a actualizarse, el por qué, la causa.
Aristóteles define causa como el principio que es necesario para explicar un proceso e influye positivamente en su realización. De otro modo, principio del que depende que algo sea o llegue a ser. Para Aristóteles es evidente que todo lo que llega a ser es por una causa y así entenderá como ciencia el conocimiento cierto de los entes por sus causas, “conocer algo científicamente es conocer sus causas”.
El porqué de la las cosas físicas tiene una explicación, un origen al que el llama causa. El ser es dinámico, es actividad, tiene una naturaleza que es principio de actividad; y es precisamente en la causa donde aparece el aspecto dinámico del ser. “Causas son todos aquellos factores que son necesarios para explicar un proceso cualquiera.”
Aristóteles hace un estudio de los filósofos anteriores a él y concluye que todos ellos se han fijado solamente en una causa, y por eso se han equivocado:
Tales de Mileto: el agua.
Heráclito: el fuego.
Anaxímenes: el aire.
Para Platón sólo había dos causas: la material y la formal, pero tuvo que poner a la ideas (causa formal de las cosas) fuera de las cosas, sin poder explicar la realidad.
Aristóteles entiende que es necesario atender a todas las causa para poder explicar el porqué de las cosas. Las causas pueden ser:
Intrínsecas:
-
Causa material: es algo indeterminado que puede llegar a ser cualquier cosa.
-
Causa formal: aquello que hace que la materia indeterminada pase a ser algo determinado. Se identifica con la esencia y la naturaleza.
Ejemplo: la causa formal es la que hace que ese hombre sea hombre y no otra cosa. Según Platón, diríamos que simplemente participa de la idea de hombre.
Extrínsecas:
-
Causa eficiente: es el agente productor, iniciador o responsable de la acción. Si no hubiera causa eficiente no podría haber movimiento. Ejerce una acción transformadora sobre el compuesto materia-forma.
-
Causa final: es el fin por el que se hace algo. La mente del que obra. En la naturaleza las tendencias naturales y en el hombre la razón.
Ejemplo: una escultura.
-
Causa material: el bronce.
-
Causa formal: la forma (David, Felipe IV, o lo que sea)
-
Causa eficiente: el escultor.
-
Causa final: la intención (Prestigio, dinero...)
Un esquema final de la teoría de la naturaleza aristotélica:
materia/forma (teoría hilemórfica)
Principios del movimiento
potencia/acto (teleología)
materia
intrínsecas
forma
Causas del movimiento
agente (eficiente)
extrínsecas
fin
sustancial
Clases de movimiento cualitativo
accidental cuantitativo
local
IV.- ANTROPOLOGÍA
Alma y cuerpo.
Aristóteles trata de profundizar en la esencia del Hombre intentando responder a tres cuestiones fundamentales: ¿cuál es el ser constitutivo del hombre? ¿cuál es su conocimiento? ¿en qué consiste su felicidad?
Ante la primera la cuestión, Aristóteles responde que el hombre consta de cuerpo y alma; pero el conjunto, a diferencia de Platón, es un conjunto sustancial, un conjunto “hilemórfico”, el cuerpo actuaría como materia y el alma como forma. Así, la unión de cuerpo y alma es una unión sustancial, y no accidental como en Platón. No es por tanto la suma de dos entidades sino una nueva sustancia, una unidad ontológica, que actúa como una unidad de movimiento.
El alma es el acto del cuerpo que es potencia; el alma es la forma del cuerpo que es materia. Aristóteles da prioridad a la forma sobre la materia y por lo tanto al alma sobre el cuerpo. Sin embargo, defiende la unidad del hombre, y no es el alma la que siente o piensa, sino todo el hombre.
Todos los seres vivos tienen alma, tienen vida, tienen auto-movimiento; pero distingue tres tipos de alma, partes del alma o funciones del alma:
-
Vegetativa: propia de las plantas; conlleva las funciones de crecimiento, nutrición y reproducción.
-
Sensitiva: propia de los animales; aporta las apetencias, deseos, percepciones sensibles y movimiento local y ligada a la fantasía y a la memoria.
-
Racional: propia del hombre; aporta el entendimiento y la voluntad.
A partir de esta teoría del alma, Aristóteles explica el problema del conocimiento humano como mezcla de conocimiento sensible e intelectual. El hombre tiene un conocimiento sensible que le viene del cuerpo y un conocimiento intelectual que le viene del alma. Este planteamiento tendrá importantes repercusiones en su Ética.
Epistemología.
De nuevo aparece una clara diferencia con la teoría platónica. Aristóteles, frente al camino platónico universal/particular, ideas/objetos, establece el proceso inverso, rechazando las ideas innatas: nuestro entendimiento conoce lo particular, lo concreto, lo físico, antes que lo universal; a lo universal llegamos por lo particular; este es el origen del conocimiento en general, que sólo es necesario para este conocimiento general, no para la existencia.
Todo conocimiento arranca de una percepción sensible: el alma racional no puede pensar nada sin representaciones que entren por los sentidos. Distingue varios niveles de conocimiento, de tipo sumativo:
-
Sensación: propia de los animales inferiores; es el nivel más bajo y produce memoria sensitiva.
-
Imaginación: propia de los animales más perfectos; imágenes y recuerdos.
-
Experiencia: es propia del hombre, puesto que es la coordinación racional de las sensaciones.
-
Entendimiento: facultad racional discursiva, sólo propia del hombre; hay dos tipos de entendimiento:
Entendimiento pasivo: en el que se reciben las imágenes. Percibe las cosas, los objetos.
Entendimiento activo: es el que abstraer la esencia de las cosas. Después de ver muchas flores extrae el concepto “flor”. En él se elaboran los conceptos con los que operamos en el discurrir intelectual.
También distingue tres tipos de conocimiento:
-
Experiencia (“empireia”): conocimiento de las cosas concretas, pero sin pregunterse el porqué.
-
Arte: reúne muchas experiencias concretas en un solo concepto universal.
-
Ciencia (“episteme”): es el conocimiento de las cosa por sus causas y sus principios.
-
Inteligencia (“nous”): es el saber de los principios, de los que sólo podemos tener una intuición: su culminación es la Sabiduría, propia sólo de dios.
Puesto que la Sabiduría es sólo una disposición inalcanzable para el ser humano, será la Ciencia el tema fundamental del conocimiento. Aristóteles afirma que la Ciencia es el resultado de la conjunción de todos los saberes. El saber está articulado en diversas ciencias particulares, cada una de las cuales es autónoma y en su conjunto abarcan todos los aspectos de la realidad. Será un conocimiento de las esencias, por sus causas, necesario y universal.
Partiendo de que el objeto de la ciencia es la totalidad de lo que hay, su diversificación viene exigida por la necesidad de clasificar los objetos.
En función de este criterio establece tres grupos de ciencias:
-
Teoréticas o especulativas, que tienen por objeto alcanzar la verdad: la física o filosofía segunda; la matemática, y la filosofía primera, que más tarde se llamará metafísica.
-
Prácticas, cuyo objeto es alcanzar algún fin, y se ocupa de las acciones. Son la ética y la política.
-
Poéticas o productivas, que se ocupan de la producción de las cosas y son las distintas artes.
-
Lógica, no es una ciencia, es anterior a ella e instrumento de todas.
De entre todas las ciencias, la filosofía primera es para Aristóteles la ciencia de las ciencias. Si cada ciencia particular se ocupa de estudiar una parcela del reino del ser, la filosofía primera estudia el ser en cuanto tal (ontología). Es la más autosuficiente, la más inútil, y, como veremos, la que nos conduce a la felicidad.
V.- ÉTICA
En sus tres tratados de ética (“a Eudemo”, “a Nicómaco”, “Gran Ëtica”), Aristóteles lleva a cabo un análisis de la conducta humana fundamentado en los hechos de la experiencia. Por otro lado, sin perder su carácter de ciencia particular, está íntimamente ligada a la metafísica y a la antropología. Su ética también está subordina a la política, recordemos que los griegos no conciben al hombre en un estado de aislamiento, fuera de la familia y de la sociedad civil no puede conseguir su perfección individual.
Su doctrina ética puede calificare como teleológica, es decir fundada en el principio de finalidad, se dirige a un fin; y eudemonista, por cuanto que el bien supremo, fin último de la naturaleza humana, es la felicidad.
El bien.
Puesto que todo movimiento tiene un fin, la conducta humana también lo tiene y éste es el bien. El hombre no actúa si no concibe el objeto como bueno; pero a la vez, hay bienes que se quieren en relación con otros, y son estos últimos los que realmente se quieren. Así, Aristóteles distingue entre bienes particulares y el bien supremo, que es el que se quiere en sí mismo. Este bien supremo se constituye, por tanto, en el fin último del actuar humano.
Cada ente tiene su propio fin último, en virtud del cual se hace todo lo demás. Ese bien propio está en la línea de operaciones de cada naturaleza. Su ética está completamente dominada por su filosofía del “telos” (fin); todo aspira a su cumplimiento, pero también incluye el “telos” el proceso mediante el cual una cosa alcanza su forma perfecta. No importa sólo el fin, sino también los medios.
Así pues, la actividad humana está encaminada a conseguir su verdadero bien último. Alcanzado este se alcanza la felicidad. Aristóteles señala que todos los hombres tienden a la felicidad, que es el último fin del hombre. La felicidad es una consecuencia de la posesión del verdadero bien, la actividad que supone el cumplimiento o la perfección humana.
¿Y el mal? Toda acción que desvíe al hombre o se opongan a conseguir la felicidad son malas. En la lucha de estos dos principios, bien y mal, Aristóteles establece las ideas de libertad y responsabilidad; propias de la voluntad humana.
La Felicidad.
Aristóteles considera que el verdadero bien último del hombre debe ser perfecto, autosuficiente, individual e inamisible (no es posible quitárselo al poseedor). Debe consistir en un tipo de actividad que reúna estas condiciones y que, por eso, traerá la felicidad. Es ,en cierta medida, la síntesis de todos los bienes, pero va más allá.
Lo que normalmente suele considerarse como bienes o finalidades de la conducta humana son: el placer, el honor y la contemplación. Pero lo que distingue al hombre de los animales es el entendimiento, es lo más conforme a su naturaleza (movimiento).
El placer no es un mal, es un bien, consecuencia de la posesión de lo sensible, pero común con los animales, no es, por tanto, absoluto. El honor no reside tanto en la persona honrada, sino en aquellos que honran; se trata de un bien externo. Sólo reúne las condiciones de bien supremo para el hombre la contemplación intelectiva. Es la tarea propia del hombre.
Sin embargo, la felicidad no puede consistir nunca en una pasividad satisfecha; se trata de un esfuerzo consciente por llegar a ser plenamente Hombre, por realizar lo mejor posible su propia esencia. Es, por tanto, actividad y esfuerzo permanente por cumplir la naturaleza racional del ser humano.
Aristóteles se da cuenta de que esta actividad no es posible de modo permanente en esta vida, como lo es en Dios, que es Acto Puro (pensamiento que se piensa a Sí mismo). Luego el hombre no puede alcanzar la felicidad absoluta plenamente, sino de modo parcial y solamente algunos
La Virtud.
Hasta ahora hemos dado los siguientes pasos: el Hombre busca el bien; el Hombre busca el fin; el bien y el fin coinciden. El Fin supremo es el Bien supremo. Este Bien supremo es la Felicidad. Todo Hombre busca la felicidad y ésta consiste en realizar la actividad que es propia de su naturaleza; la actividad intelectual. Ahora bien, esta actividad racional debe dirigir y regular todos los actos de la vida humana y en esto consiste la virtud: “La felicidad es una cierta actividad del alma conforme a la virtud perfecta”
Es decir, la felicidad propia del Hombre no es un regalo de los dioses, ni un producto del azar, ni algo que se nos da hecho, sino que es preciso conquistarla día a día, tras largo y penoso ejercicio.
Para Aristóteles, las virtudes son hábitos que perfeccionan el alma humana. Son disposiciones permanentes que impulsan a obrar de un determinado modo o en un sentido determinado. Se adquieren por repetición de actos.
En relación con los tipos de alma, distingue dos tipos de virtudes humanas: las dianoéticas o intelectuales, que corresponden al alma racional: la sabiduría, la prudencia, el arte...; y las éticas o morales, que consisten en dominar la parte irracional del alma y que también regulan las relaciones sociales: la fortaleza, la justicia, la amabilidad, la veracidad...
La virtud es la excelencia en cada actividad, sometida a la libre elección y de acuerdo con lo posible.Los rasgos que caracterizan la virtud:
La virtud procede del hábito: ninguna virtud se origina en nosotros por naturaleza: el convertir la virtud en hábito es propio de la voluntad, requiere un esfuerzo por nuestra parte; y recuerda que el modo de ser de una persona se expresa por sus acciones.
La virtud es esa fuerza, capacidad, para buscar el bien, la propia plenitud humana, su propia perfección en todos los terrenos, no sólo en el moral. Es huida de la mediocridad mediante una actitud interna.
La virtud es un habito voluntario y libre, que implica deliberación, elección y responsabilidad. Aristóteles no comparte el intelectualismo moral de Sócrates, que identifica la virtud con el saber. No basta con conocer el bien para practicarlo ni basta con conocer el mal para dejarlo de hacer.
La virtud consiste en el termino medio entre dos extremos; no se trata de la media matemática, pues en la Ética no se puede exigir la misma exactitud que en otras ciencias. La virtud es esa capacidad de saber escoger, según la recta razón (“orzos logos”) de cada uno, lo que estime que es el termino medio según su sabiduría. Es procurarse una vida sensata en base al sentido comun.
La felicidad es, pues, un esfuerzo inteligente por poner en orden su propia naturaleza, por desarrollar todas sus cualidades, en poner en acto todas sus potencias.
VII.- LA POLÍTICA.
Aristóteles estima, como todos los griegos, que el hombre se realiza plenamente en sociedad y considera, por tanto, la Ética subordina a la Política El hombre es por naturaleza un animal social integrado en la polis que es la comunidad perfecta. La naturaleza racional del hombre sólo puede realizarse en el marco de las leyes e instituciones políticas. Podríamos, por tanto, haber estudiado este punto junto a la ética, pero tiene sus consideraciones particulares.
El Estado no tiene como única tarea la conservación y seguridad físicas de los ciudadanos, ni el fomento de la economía y el progreso material. Su auténtica tarea es crear las condiciones de una vida buena y feliz, lo cual supone lo anterior, pero no se reduce a ello. Su finalidad suprema es hacer viable la consecución de la moralidad mediante un marco adecuado de leyes e instituciones. El hombre dejado a su suerte, “apartado de ley y de la justicia es el peor de los animales”, mientras que el hombre perfecto, que se guía por la justicia, y la justicia es cosa de la ciudad, es el mejor de todos.
De ahí que el Estado, que desde un punto de vista cronológico, es posterior a la familia y a la aldea, es primero en el orden ontológico, porque representa al todo mientras que las otras instituciones son sólo partes.
En cuanto a la forma de organización del Estado, Aristóteles se aparta del proyecto platónico de una sociedad ideal, cada pueblo tiene sus características propias y la constitución debe adaptarse y respetarlas, siempre que no se abandone la finalidad esencial del Estado, que es la perfección de los ciudadanos y no el provecho de sus dirigentes.
Distingue tres formas de gobierno: monarquía (un solo hombre), aristocracia (unos pocos), democracia (la mayor parte de los ciudadanos). Se trata de formas legítimas porque buscan el bien común. Cada una de estas formas puede corromperse y derivar en formas ilegítimas en las que se olvida el bien común y se atiende al bien particular. Serían respectivamente la tiranía, la oligarquía y la demagogia.
La mejor constitución es, para Aristóteles, el “justo medio” de las formas legítimas, en la que se convine la unidad propia de la monarquía, como vértice del Estado, con la gestión de los mejores en las magistraturas (aristocracia) y la elección y control de la base popular en las asambleas (democracia).
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