Historia


Movimientos sociales en 1960


LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES EN LOS AÑOS SESENTA EN EL MUNDO OCCIDENTAL.

1. Población

Desde finales de la segunda guerra mundial hasta el inicio de la década de los setenta, Europa puede calificarse demográficamente como el continente de la movilidad

En efecto, nunca hasta entonces sus habitantes manifestaron mayor capacidad de desplazamiento. Los movimientos migratorios durante el decenio 1960-70 fueron esenciales en la configuración del espacio social europeo de nuestros días.

La población de Europa continuó creciendo desde el final de la segunda guerra mundial ; sin embargo, la tasa de crecimiento fue inferior a la de los restantes continentes. Al comenzar el siglo XX la población europea, cifrada en 300 millones, excluida Rusia, representaba el 18 % de la población mundial, en tanto que en 1970 su peso supuso tan sólo el 12 %. En la década de los años 60, la tasa de crecimiento medio anual de la población europea es de tan sólo el 0,8 %, mientras que África en el mismo decenio registra el 2,5 % y América Latina el 2,7 %.

La tendencia general de la población europea es hacia un crecimiento bajo. Sin embargo, las tasas de crecimiento son dispares, ya que las mayores tasas de crecimiento en el decenio de los sesenta aparecen en las regiones industriales de los países avanzados y subdesarrollados. Por el contrario, en la mayor parte de los países nórdicos y en las regiones de economía agraria dominante se dan fuertes pérdidas.

Europa sigue siendo un continente de elevada densidad . En 1970, su densidad media (120 hab/km2) era cuatro veces superior a la del mundo. Sin embargo, la disparidad es notoria entre las regiones altamente industrializadas y las de economía agraria. Por otra partem, en esta década continúa el proceso concentrador de la población en grandes ciudades, de tal modo que en 1970 más de la mitad de los efectivos demográficos viven en ciudades.

De este modo, en Europa se van configurando las condiciones necesarias para que se produzcan movimientos migratorios internacionales de trabajadores en gran escala en el marco del continente europeo; durante el decenio 1960-70 , el flujo se produce entre los países mediterráneos y los países industriales de Europa del noroeste.

El gran factor que explica estos movimientos son las razones económicas, y especialmente la búsqueda de empleo, tanto por parte de los emigrantes rurales que se dirigen a las ciudades, como de los emigrantes internacionales.

Desde 1950 y como consecuencia del cisma político, en el continente europeo se desarrollan dos campos de flujos migratorios a ambos lados del llamado telón de acero. Por una parte, los países del este, en donde los movimientos migratorios internacionales de trabajadores se producen a menor escala, como reflejo de un menor desarrollo económico que el de Europa occidental. En Europa occidental se determinan unos países de acogida (Suecia, Suiza, Francia, Alemania occidental y Bélgica) y unos países de emigración (Finlandia, Irlanda, Portugal, España e Italia).

En definitiva, estos movimientos migratorios de carácter económico se producen entre países de economía agraria dominante, de fuerte crecimiento natural y escasa industrialización, a países industrializados con escaso crecimiento demográfico.

2. Economía

En los años sesenta alcanza plena madurez el ciclo de crecimiento y progreso de las economías occidentales, que se extiende desde la segunda postguerra mundial hasta el inicio de la crisis de 1973. Es el período más largo de la historia del mundo, en el que se da un aumento de la producción, del comercio, de los intercambios de todo tipo y de elevación del nivel de vida de las poblaciones de los más diversos países.

Evidentemente, los frutos de este proceso de crecimiento no se distribuyen por igual entre los distintos países, ni entre los grupos sociales de cada uno de ellos. Es más, con el acceso a la independencia de amplias zonas bajo dominio colonial, la reivindicación de estas nuevas naciones, cada vez más perceptible , crea una conciencia de desigualdad y la necesidad perentoria de una justicia internacional.

Los años sesenta representan la culminación y el agotamiento de las posibilidades del ciclo económico . Durante ellos se explotan en todas sus posibilidades los frutos de la segunda revolución industrial, iniciada en el primer decenio del siglo XX, al tiempo que a escala científica y de industrias militares de punta se generan las inversiones tecnológicas precisas para dar respuesta , con la tercera revolución industrial, a la crisis que, desde 1973, ha dado fin a este ciclo de crecimiento económico de postguerra.

En los países más avanzados, los años sesenta son, además de un período de optimismo, de autocrítica y búsqueda de nuevas vías. Las economías occidentales , que creen haber encauzado de forma definitiva sus problemas económicos, se plantean nuevas preguntas sobre la calidad de vida, las relaciones sociales , el acceso de la juventud a la vida pública, la incorporación de la mujer a la plenitud de la vida civil, la erradicación de las bolsas de pobreza,etc.

Desde los años sesenta se ha hecho clásica la distinción entre desarrollo económico y crecimiento. por crecimiento económico se entiende el incremento del Producto Nacional Bruto o, quizás con mayor precisión, el incremento del producto por habitante.En cambio, el desarrollo económico es un proceso más complejo que implica unas transformaciones amplias que afectan a la organización social, las mentalidades y las costumbres, el cambio estructural, tanto en la economía como en la sociedad, y todo un proceso de modernización.

La amarga experiencia de la depresión mundial de los años 30 acabó con la fe en la política económica liberal. La búsqueda de políticas alternativas llevó a la sistematización de un nuevo modelo explicativo del funcionamiento de la economía desarrollado por J.Keynes.

Se asistía al nacimiento de lo que hoy llamamos macroeconomía , como instrumento más adecuado para la conducción de la política económica por los gobiernos nacionales. La insistencia d Keynes de que el funcionamiento de la oferta y la demanda en la economía nacional no aseguraba la utilización y el pleno empleo de los recursos disponibles, y la consiguiente necesidad de efectuar una auténtica gestión de la demanda agregada por parte de las autoridades económicas para la consecución del pleno empleo va a dar lugar a una intervención del estado en la economía , la participación creciente del sector público en los sectores productivos en un sistema de economía mixta.

Los planteamientos de Keynes supusieron también una reorganización de las políticas económicas internas y una severa crítica a la organización económica y monetaria internacional. Fruto de ello sería en gran medida el nuevo sistema de organización económica internacional, en sus aspectos monetarios, financieros y comerciales.

La década de los sesenta será por consiguiente la de la política económica keynesiana por excelencia.

Esta política supondrá en primer lugar el cálculo del Producto Nacional Bruto potencial para la economía y, subsiguientemente, el diseño de políticas fiscales, monetarias y de rentas adecuadas para acercar al máximo posible el Producto Nacional Bruto realmente obtenido a dicho PNB potencial.

En política fiscal se parte, en una situación de subempleo de los recursos, de que cualquier déficit fiscal que contribuya al relanzamiento de la actividad económica suministrará un incremento de los ingresos fiscales que conducirá a medio plazo al equilibrio presupuestario.

En materia monetaria se tendía al incremento de la inversión privada mediante el descenso de los tipos de interés a medio y largo plazo. Esto que tenía como consecuencia la inversión de capitales en el exterior va a dar lugar a una interdependencia planetaria.

En lo monetario, en las negociaciones de Breton Woods , se desemboca en un sistema basado en tres principios fundamentales:

1.- Se trata de un patrón de cambios oro por el cual los países que se integren el Fondo Monetario Internacional deben declarar y defender la paridad de su moneda respecto del dólar, al tiempo que este se relaciona con el oro con una paridad fija.

2.- En un sistema de cambios fijos, pero ajustables. Los Bancos centrales de cada uno de los países deben defender la paridad de su moneda dentro de un margen de fluctuación respecto al dólar. Únicamente en caso de desequilibrios fundamentales puede procederse a la devaluación o a la revaluación de la moneda; sólo con carácter excepcional se permitirán medidas restrictivas al movimiento de capitales o del comercio.

3.- El FMI constituye un auténtico fondo monetario a la disposición de los países miembros , en orden a la defensa de la paridad de su moneda.

Los aspectos comerciales del orden liberal restaurado se basan en la Carta de la Habana de 1948 (que fija los principios por los que deben conducirse las políticas comerciales) y sobre todo en el acuerdo del GATT por el que se resuelve la no discriminación en el comercio internacional.

La liberación internacional del comercio de los pagos y de las finanzas , tendrá una consecuencia de tremenda importancia en el proceso de mundialización de la economía: la expansión imparable de las empresas multinacionales..

Las posibilidades ofrecidas por la transformación tecnológica, el éxito del keynesianismo aplicado a las políticas económicas internas y la práctica de una adecuada mezcla de Keynesianismo y liberalismo en las relaciones económicas internacionales, junto con la expansión de los capitales internacionales y de las multinacionales y el comercio internacional, ofrecen un enorme crecimiento de la producción mundial, que no resultará, sin embargo, igualmente repartido.

3. Sociedad y cultura en los años 60.

Si tomamos como puntos de referencia 1957 y 1968 veremos coincidir el período analizado con el desarrollo de la guerra del Vietnam cuyo principio y fin se enmarca en estas dos fechas.

Aquí se van a señalar algunos hitos de ese mapa de los años de guerra y prosperidad, de formidable creación cultural y de intensos debates ideológicos

Durante los años sesenta tiene lugar una silenciosa revolución que va tocando las esencias de la heredada ética del trabajo en la moral del consumo . Todos los engranajes del mercado se mueven en la dirección de consumir, de modo instantáneo. La etapa de consumo de masas debe ser considerada como el estado más general en el que desemboca la carrera del desarrollo. Determinados bienes que en estadios anteriores se reputaban como suntuarios , o al menos privativos de una minoría,se abaratan con el desarrollo, se generaliza su consumo. El consumo masivo llega también a los productos culturales. Aparece la noción de cultura de masas . La creación cultural es en ella menos importante que su difusión, lo que prima son las formas de representación, las que se pueden reproducir en muchas copias. De ahí el disco gramofónico como expresión máxima de esa noción. Junto a la música grabada el decenio de los sesenta es testigo del apogeo de la televisión.

El decenio fue inmensamente creador, seminal en muchas aspectos de la cultura, un revulsivo en las costumbres. En esos años, en Estados Unidos, son muchos los movimientos, los ensayos , los intentos de cambiar las cosas tales como el feminismo, el pacifismo y la lucha contra la segregación racial, Los tres resultarían de una especialización del difuso movimiento estudiantil y la nueva izquierda.. que propone que el ruedo político es algo más que el de las confrontaciones electorales. Las Universidades o los medios de comunicación masiva son también espacios políticos. La Universidad fue durante esta década algo más que ayuntamiento de profesores y alumnos como había sido siempre. Se presentó de golpe como el lugar donde se alojaba un nuevo sujeto colectivo , el estudiantado, el movimiento estudiantil, al tiempo que se producía en esos centros un impulso de la investigación científica hasta entonces desconocido.

En cuanto al auge de los medios de comunicación de masas hay que destacar el tratamiento dado a la guerra del Vietnam por la televisión que la presenta con toda su crudeza ante la familia norteamericana.

4. El año 1968.

El año 68 es denso en noticias de gran significado para el mundo entero, si bien hay que centrarlo en Estados Unidos, protagonista de la guerra del Vietnam, el conflicto armado que ha alineado a más intelectuales.

En enero de ese año el Vietcong lanza por sorpresa la ofensiva del Tet que significa el ápice de la escalada final y el desmoronamiento de la esperanza de victoria de los norteamericanos.

En abril cae asesinado Martin Luther King, que era ya un mito viviente, un visionario del movimiento de liberación de los negros. En ese mismo mes estallan los disturbios estudiantiles en la Universidad de Columbia, que se propagan a otras ciudades.

En junio , es asesinado J.F.Kennedy, con lo que concluye la ilusión de la nueva frontera.

En agosto las tropas soviéticas invaden Checoslovaquia y aplastan la rebelión estudiantil de carácter nacionalista. La convención demócrata de Chicago termina con una violenta manifestación al considerar los jóvenes radicales que la nominación presidencial estaba amañada.

En noviembre se recoge la fatal estadística: sobre el minúsculo Vietnam se han arrojado más bombas que todas las utilizadas durante la segunda guerra mundial. Nixon gana las elecciones.

El año 68 tiene una significación generacional. Llegan a la mayoría de edad los nacidos en el ”baby boom” de los años que siguieron a la victoria de la segunda guerra mundial, estos no se preguntan que pueden hacer por su país, sino qué puede hacer su país por ellos.

No se entiende el fracaso de la protesta estudiantil sin registrar que durante todos estos años se estaba alimentando la cultura de los hippies, los jóvenes desengañados que proclaman que es mejor hacer el amor que la guerra, que hay que desaprender lo que le enseñaron a uno en la escuela, que hay que cultivar la espontaneidad, que hay que vivir comunalmente, que hay que escuchar a Bob Dylan y leer a Hermann Hesse o, mejor todavía, a Snoopy. El principio supremo es el placer inmediato, lo que inhibe todo esfuerzo sostenido para cambiar las cosas y exige el alimento de drogas alucinógenas. La cultura hippie está en el transfondo de la nueva izquierda y hace a esta estéril.

Las manifestaciones estudiantiles de Columbia son inmediatamente anteriores a las del mayo francés. Columbia era un polvorín, un enclave blanco en medio del Harlem hispano y un centro que financiaba investigaciones de interés bélico. Los sucesos de Columbia no fueron nada espontáneos, la toma de la Universidad es predeterminada. Esta universidad era considerada como un símbolo de la universidad privada, sede de muchos intelectuales establecidos. Era el palacio de invierno de la inminente revolución estudiantil.

La revolución fracasó ante la consabida carga de la policía, pero las imágenes de la embestida -estamos en la era de la televisión- ilustraron a todo el mundo de que los estudiantes eran una fuerza política que recitan textos de Marcuse o Paul Goodman.

Los hijos de la clases ilustradas de Estados Unidos cargaron sobre sí toda la culpa del imperialismo . Los activistas del movimiento estudiantil no se enfrentan al hecho de la propiedad (como podían hacerlo los revolucionarios clásicos), sino al de la gestión. Su postura es más ética que política. Su postura se emparienta más con el anarquismo que con el socialismo. La nueva izquierda se define más por su oposición a la vieja izquierda liberal. La nueva izquierda abjura del nacionalismo norteamericano (y por tanto, del anticomunismo) y proyecta mala conciencia de la centralidad del imperio norteamericano.

La contracultura insistió en una tanda de valores, acaso todos ellos descubiertos y ensayados ya, pero novedosos en su formulación conjunta y en el apoyo que le prestaban la cultura juvenil y los medios de comunicación masiva: eran el hedonismo y el culto al cuerpo,; el liberacionismo , que es el contrapunto de la persecución de la libertad abstracta y que se centra en objetivos monotemáticos, según los grupos que los adoptan; separación entre sexo y procreación , pacifismo, ecologismo, autonomía juvenil y , en general, desconfianza de las grandes organizaciones. sean iglesias, partidos políticos o empresas.

A primera vista parecería que las manifestaciones contraculturales de los años sesenta fueron efímeras, pero no es así. Cierto es que sus manifestaciones externas pasaron pronto. Ya no hay hippies ni nueva izquierda ni poder estudiantil. Y , sin embargo, lo más característico de nuestros días -desde los movimientos de liberación de todas las minorías hasta el pacifismo y el ecologismo- tuvo su semilla en las tierras de California y en las antenas de tv. de Nueva York.

En mayo, en París, estalló la rebelión de los estudiantes universitarios. El caso francés destacó por su resonancia , fue sobre todo un éxito de comunicación.

En este caso no es una clase ni un partido ni un grupo revolucionario quienes intentan, de verdad, tomar el poder. En su lugar , es la imaginación, la que desea sustituir a un poder represor.

El conflicto visible en París es entre estudiantes y policías, pero es una revolución muy intelectual que critica al reformismo. No desean tomar el poder, sino ocupar simbólicamente la calle que ellos considera territorio liberado. Las barricadas no son tanto defensivas como líneas de demarcación simbólicas de un territorio no sujeto a la autoridad represiva.

Los comunistas, la vieja izquierda, declaran la guerra a los pretendidos revolucionarios como Cohn-Bendit y otros líderes estudiantiles anarquizantes. Con todo , la rebelión estudiantil prende en los ambientes obreros al solicitarse la solidaridad entre estudiantes y obreros. Más de la mitad de la población trabajadora no campesina estaba en huelga a finales de mayo del 68. Lo asombroso es que ante tal movilización, el grado de violencia física es muy pequeño.

La ideología del mayo francés es una mezcla de elementos voluntaristas, lúdicos, de rechazo a la autoridad y la jerarquía. Hay una apelación a la acción directa, un cierto gusto por el surrealismo, el desencanto del comunismo y el espontaneismo juvenil; todo ello con la idea de escandalizar a las clases bienpensantes.

La segunda revolución francesa se queda sólo en expresivos sucesos multitudinarios que no alteran un ápice la estructura del poder. La contramanifestación gaullista de junio vencía a los jóvenes revolucionarios.

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Enviado por:Gerardo Bex
Idioma: castellano
País: España

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