Mitología
Iconografía hercúlea
HÉRCULES EN EL PRADO
Introducción.
En el presente trabajo hago una enumeración de las obras del Museo del Prado en que se representan escenas relacionadas con el mito de Hércules. No he encontrado ninguna escultura, pero sí numerosos cuadros y bocetos. Las obras sirven únicamente como pretexto para explicar y desarrollar cada historia. No he añadido una descripción de cada cuadro porque he encontrado los títulos lo suficientemente explícitos. Además, algunas de las obras están incluidas en los catálogos, pero no expuestas en la actualidad en el museo. El número que precede al autor y al título de cada obra corresponde al número del catálogo del Museo del Prado. Para dar una coherencia al trabajo, he ordenado cronológicamente las escenas, según la vida de Hércules. A continuación, he desarrollado más extensamente las historias que contenían alguna de las escenas, dejando únicamente mencionados los episodios no representados en ninguno de los cuadros, con el fin de no dejar lagunas en el conjunto del mito de Hércules.
- Hércules.
Hércules es el héroe máximo de la mitología clásica, tebano de nacimiento y, durante parte de su vida, también de residencia, aunque tirintio o miceneo por su familia. Es hijo de Zeus, y el último héroe que éste engendra en mujer mortal, al enamorarse de Alcmena, la hija de Electrión. Zeus engañó a Alcmena presentándose con la figura corporal de Anfitrión, su marido, contándole que ha cumplido victoriosamente la misión de castigo contra los teléboas que ella había exigido para consumar su matrimonio. Al enterarse Anfitrión de lo ocurrido, considera un honor el tener a su esposa compartida con Zeus. Alcmena concibe dos gemelos: Hércules, hijo de Zeus, e Ificles, hijo de Anfitrión. Hera retrasa el nacimiento de Hércules para que no sea rey de Micenas (y sí Euristeo), y poco después de su nacimiento continúa la persecución contra él, que será encarnizada y tenacísima durante toda la vida de Hércules. La estatura de Hércules sobrepasaba los dos metros, su mirada era fulgurante y jamás fallaba un disparo, fuera de flecha o de lanza ( Apolodoro). Hércules concibió cincuenta hijos con las Tespiades (hecho humorísticamente designado como el trabajo número trece) antes de matar al león de Citerón. Apolodoro afirma que su piel es la que le servirá de ropaje a Hércules (otros dicen que la piel del león de Nemea). Más tarde casó con Mégara, hija de Creonte. En un determinado momento Hera vuelve loco a Hércules, y éste mata a sus dos hijos ( de él y Mégara).
En la iconografía, Hércules aparece representado como un hombre musculoso, de pelo oscuro, con barba y bigote. Su atributo principal es la piel de león; la cabeza del animal le sirve de casco y la piel, de ropa. Frecuentemente sostiene una maza, que se la hizo él mismo en el primer trabajo, pero puede aparecer con otras armas, de origen divino: de Hermes una espada, de Apolo el arco y las flechas, de Hefesto una coraza dorada, y de Poseidón los caballos.
-La infancia de Hércules.
Nº 1668. Rubens. El nacimiento de la Vía Láctea.
La tradición catasterística de la Vía Láctea pretende explicar por un suceso de la primerísima infancia de Hércules la apoteosis o divinización solemne y definitiva que recibirá al término de su larguísimo ciclo de hazañas en la Tierra. Según esta tradición, Hera dio de mamar a Hércules. Hay tres versiones: La primera parece independiente del catasterismo de la Vía Láctea, o por lo menos no lo menciona, y se encuentra en Diodoro: Alcmena, por temor a los celos de Hera, abandona a Hércules recién nacido en el campo; por allí pasan Hera y Atenea; ésta, admirada del niño, convence a Hera de que se lo ponga al pecho, y así lo hace Hera, hasta que el niño le da tales tirones, que la diosa, disgustada, lo arroja lejos de sí; Atenea lo recoge, se lo lleva de nuevo a Alcmena y le ordena que lo críe. La segunda versión se encuentra en Eratóstenes y en Higino: Hermes, sabiendo que los hijos de Zeus no podrán alcanzar honores celestes si alguno de ellos no mama de Hera, consigue poner a Hércules, recién nacido, al pecho de la diosa (dormida en Higino), hasta que ésta se da cuenta o (en Higino) se despierta, y entonces se quita al niño del pecho, pero éste ya ha mamado la leche divina que le hará inmortal a su debido tiempo, y la leche que entonces se derrama será catasterizada y pasará a ser la Vía Láctea (el Camino de la Leche o en griego el Círculo de la Leche o Círculo Galaxias). La tercera versión, por último, se encuentra en el comentario de Aquiles Tacio a Arato, citando a Eratóstenes, y también, como alternativa de la otra, en Higino, y viene a ser como una especie de compromiso entre la versión representada por Diodoro y la otra de Eratóstenes: cuenta que el niño mamaba con tal avidez, que la leche de Hera se le derramaba fuera de la boca y así se formó la Vía Láctea. En todos los casos Hera ignora de quién es hijo el niño al que está dando de mamar, ya sea por no conocerlo, ya por inadvertencia o por estar dormida, y lo arroja lejos de sí al enterarse o al tirar el niño con excesiva fuerza de su pecho; pero cuando lo arroja o quita, el niño ya tiene la semilla de la inmortalidad, reforzada sin duda o más poderosa que la mera paternidad de Zeus, que no había hecho divinos de entre sus hijos anteriores a Hércules y de madre mortal, más que a Baco.
La Pitia le comunica en Delfos que para ser inmortal debe ponerse a las órdenes de Euristeo, rey de Tirinto y Micenas, y realizar diez trabajos que éste le mandará.
- Los trabajos de Hércules
Nº 1243. Zurbarán. Lucha de Hércules con el león de Nemea
El primer trabajo que Euristeo ordena a Hércules, y el único que le ordena directamente: traerle la piel del león de Nemea.
Sobre la genealogía y la descripción del león de Nemea no encontramos muchos datos: Equidna (mixta de mujer y serpiente), unida a Tifoeo, es su madre en Higino y en Hesíodo (con poca seguridad). En Hesíodo su padre también es Orto. En cuanto a sus características físicas, Hesíodo lo describe como gigantesco e invulnerable.
Tras recibir el encargo, Hércules se dirige a Nemea. Antes, en Cleonas, se aloja en casa de Molorco. El trabajador se disponía a ofrecer un sacrificio a Zeus salvador, pero Hércules le convence de que espere treinta días. Después de ese período, si regresara victorioso, ambos ofrecerían el sacrificio a Zeus Salvador; si no regresara, Molorco ofrecería el sacrificio a Hércules, como héroe.
Parte en busca del león, y al encontrarlo, empieza a dispararle flechas. La fiera es invulnerable y las flechas rebotan en su piel, así que lo persigue con su maza acorralándole en una cueva. Entonces le pasa el brazo por el cuello y lo estrangula. Una vez muerto le desgarra la piel con sus propias garras y le desuella. Regresa al trigésimo día a casa de Molorco y ofrecen el sacrificio a Zeus Salvador. Hércules presenta la piel del león a Euristeo, que, aterrorizado, ordena que espere fuera de la ciudad a recibir los siguientes encargos, mientras él se resguarda en una tinaja. El heraldo Copreo será quien le comunique las órdenes a Hércules.
Nº 1710. Rubens. Copia por Mazo. Hércules y la Hidra.
Nº 1249. Zurbarán. Lucha de Hércules con la Hidra de Lerna.
El segundo trabajo consiste en matar a la Hidra de Lerna.
El número de cabezas que se le atribuyen a la Hidra varía de cinco a cien. En Apolodoro las cabezas son nueve, y la central inmortal. Rubens la representa con siete cabezas. La Hidra además hace retoñar el doble del número de cabezas que se le cortan.
Hércules se dirige a Lerna (lago, homónimo de una ciudad y un río contiguos, de la Argólide) en carro, acompañado por su sobrino Iolao. Llegan a la fuente Amimone, al escondrijo del monstruo. El héroe obliga a salir a la Hidra disparándole flechas encendidas y con la maza le corta las cabezas. Al monstruo le brotan dos cabezas por cada una que corta Hércules. Se enrosca en una de las piernas de Hércules y Hera envía un cangrejo gigantesco, que también le ataca. Hércules mata al cangrejo. Iolao impide que le sigan creciendo cabezas quemando con unos tizones los cuellos de la Hidra. Hércules le corta la cabeza inmortal, la entierra colocando encima una pesada roca, abre en canal el cuerpo de la Hidra y sumerge sus flechas en la bilis de la misma. Esta operación es de consecuencias fatales y decisivas, porque en lo sucesivo las flechas de Hércules, gracias al veneno de la Hidra, producirán heridas letales para los mortales e incurables para los inmortales. Euristeo excluye el trabajo de la cuenta de los diez por él ordenados porque Iolao ayudó a Hércules.
En tercer lugar Euristeo ordena a Hércules llevar viva a Micenas la cierva de Cerinía, comúnmente llamada la cierva de los cuernos de oro.
Nº 1244. Zurbarán. Lucha de Hércules con el Jabalí de Erimanto.
El cuarto trabajo consiste en capturar vivo al Jabalí de Erimanto, animal que devastaba la Psofide. Es un trabajo poco significativo o importante en sí mismo, pero célebre en cambio por un episodio accesorio: en su camino hacia el Erimanto (montaña de Arcadia) Hércules se hospeda en Fóloe y tiene un encuentro con los centauros, en el que resulta muerto Quirón (por una flecha) y los otros. Parte por fin en busca del jabalí, lo persigue y acosa hasta meterse en un paraje donde la nieve es muy profunda; estando ya el animal fatigado, lo captura a lazo y lo lleva vivo a Micenas.
Nº 1248. Zurbarán. Hércules detiene el curso del río Alfeo/ Aqueloo.
En quinto lugar, Euristeo ordena a Hércules limpiar los establos del rey Augías sacando en un solo día todo el estiércol. Hércules abre un canal en los cimientos de los establos, y, desviando el curso de los ríos Alfeo y Peneo, logra hacerlos pasar por los establos, limpiándolos en un solo día. Hércules había pedido recompensa a Augías, pero este se entera de que era un encargo de Euristeo y no quiere pagar. Euristeo no da el trabajo por válido, porque lo había hecho mediante contrato con Augías.
Como Euristeo no da por válidos los trabajos II y V, exige dos más en su lugar, resultando doce trabajos en total.
En el sexto trabajo Hércules debe ahuyentar a las aves del Estínfalo.
Nº 1245. Zurbarán. Hércules y el toro de Creta.
El séptimo trabajo consiste en traer vivo de Creta un toro.
Según Acusilao (2 F 29) el toro sería el que había transportado a la princesa Europa para llevarla a la presencia de Zeus (en las Metamorfosis de Ovidio es el propio Zeus el que se transforma en toro y rapta a Europa); según otros (Apolodoro no precisa quiénes, pero así se implica en Diodoro IV 13,4 y en Higino fab. 30), se trataba del toro que hizo brotar del mar Poseidón cuando Minos prometió sacrificar lo que del mar saliese; Minos no quiso sacrificar al magnifico toro, lo envió con sus rebaños y sacrificó a otro en su lugar; Poseidón quiso castigar a Minos: hizo salvaje al toro e hizo que su esposa Pasífae, hija del sol, se enamorase del toro (llegaron a concebir al Minotauro). Diodoro, Higino (cf. Pausanias I 27, 9-10).
Hércules se presenta a Minos y expone su misión; el rey le autoriza a capturarlo si puede. Así lo hace Hércules, se lo lleva a Euristeo (cruzando el mar Egeo a lomos del toro según Diodoro), y, después de mostrárselo, lo deja suelto.
En el octavo trabajo Hércules debe llevar a Micenas las yeguas antropófagas de Diomedes.
En el noveno, Euristeo ordena a Hércules que le lleve el cinturón de Hipólita, reina de las Amazonas.
Nº 1242. Zurbarán. Hércules vence a Gerión.
Nº 1241. Zurbarán. Hércules separa los montes Calpe y Ayala.
El décimo trabajo consiste en llevar vivas a Micenas, desde los confines del Océano, las vacas de Gerión (o Geríones).
Crisaor, unido a la Oceánide Calírroe, es el padre de Gerión, triple coloso. En la Teogonía se le atribuyen tres cabezas; en la mayoría de las fuentes se habla de tres cuerpos unidos por la cintura: tres cuerpos fundidos en uno de cintura para arriba, y bien separados desde las caderas hacia abajo. Habitaba en Eritía, isla situada junto a lo que después fue Cádiz (Apolodoro dice: "isla que ahora se llama Cádiz"), junto al Océano. El pastor de sus vacas era Euritión, y su perro, Orto, bicéfalo, hijo de Equidna y Tifoeo.
Este es uno de los viajes más largos de Hércules. Según Apolodoro lo empieza por Europa, pero pasa después a África; llega más tarde a Tarteso, en la costa meridional de España, donde coloca como recuerdo de su paso unas columnas que en lo sucesivo se conocerán como las Columnas de Hércules.
Según Silio Itálico hace todo el viaje por tierra, sin salir de Europa.
La primera versión, en lo referente a la denominación "columnas de Hércules", cuenta además de Apolodoro con más testimonios, tanto en la mitografía como en la geografía y en la historiografía. En la versión apolodórea Hércules, después de colocar las dos columnas, prosigue su viaje, pero, recibiendo un calor excesivo, apunta su arco contra el Sol; admirado éste de tanta audacia, le proporciona una vasija de oro que le sirva de embarcación para llegar a la isla de Eritía atravesando el Océano. Así lo hace Hércules, llega a su destino, golpea al perro Orto con la maza, mata al vaquero Euritión, se lleva las vacas, mata también a Gerión que corría a rescatarlas, mete las vacas en la vasija de oro, emprende la travesía de regreso y, habiendo llegado a Tarteso, devuelve la vasija al Sol, continuando su viaje, con el rebaño, a pie, por España e Italia en dirección a Grecia. En el camino tienen lugar el episodio de Caco y el de Érix. En Micenas Euristeo sacrifica las vacas en honor a Hera.
En la versión de Silio Itálico, en el regreso a Grecia, tiene lugar el episodio de la Búsqueda de Pirene.
En ocho años y un mes Hércules había realizado diez trabajos (Hércules llama último trabajo de su maza a las vacas: cf. Propercio IV 9,17), pero Euristeo no admite dos de ellos y le ordena doce en total.
Nº 1711. Rubens. Copia por Mazo. Hércules matando al dragón del jardín de las Hespérides.
Nº 1246. Zurbarán. Lucha de Hércules con Anteo.
Como undécimo trabajo le manda que traiga las manzanas de oro de la Hespérides.
Las Hespérides son hijas de la Noche. Su nombre puede ser patronímico (hijas o nietas de Héspero) o significar simplemente Las Occidentales. En Hesíodo, solamente esta segunda significación. La interpretación patronímica del nombre se encuentra en Servio y en Diodoro: las Hespérides son hijas de Héspero, o de Atlas, o de Atlas y una hija de Héspero, hermano de Atlas, llamada Hésperis o Hespéride. En otros textos mitográficos hay otras genealogías aberrantes de la Hespérides: hijas de Zeus y Temis, o idénticas a las Atlántides, Ferecides; de Forcis y Ceto, o de Atlas.
Las manzanas de oro procedían de un regalo de boda hecho por la Tierra a Zeus (en Apolodoro y Ferecides) o a Hera (en Eratóstenes y schol. Germn., v. infra). El regalo había consistido, o bien en unos manzanos productores de los dorados frutos, o bien en unas manzanas de oro que, a petición o por orden de Hera, habían sido sembradas en el "huerto de los dioses", situado en el extremo occidental, junto a Atlas; y de ellas habían brotado los manzanos productores de las frutas de oro: Apollod. l.c., Ferecides, fr. 16 a-c en schol. Ap. Rh. IV 1396, Eratosth. catast. 3, Hygin. astron. II 3, y schol. German. 61. Se añade en estos textos (menos en Apolodoro) que las Hespérides solían coger las manzanas de oro, por lo que Hera puso como guardián para custodiarlas un dragón, hijo de Tifoeo y de Equidna, dotado de cien cabezas y de toda clase de voces (según Ferecides y Apolodoro). Apolodoro añade también que el dragón era inmortal, y, sobre todo, dato contradictorio con los de los indicados textos, pero en esencia coincidente con Hesíodo, que también las Hespérides custodiaban las manzanas de oro.
El nombre del dragón es Ladón. Es insomne, y, contrariamente a la indicación de Apolodoro sobre su inmortalidad, muere en una de las versiones sobre el undécimo trabajo de Hércules.
El número de las Hespérides en los textos mitográficos varía entre tres y cuatro (mayor número hay en la iconografía); también varían sus nombres.
Hércules emprende el viaje y llega al río Equedoro, donde combate con Cicno. En el río Erídanounas Ninfas le revelan donde se encuentra durmiendo Nereo. Hércules lo apresa y encadena; Nereo se transforma en toda clase de cosas, pero Hércules no lo suelta y le tiene que decir dónde están las Hespérides y sus manzanas de oro. Recorre entonces África, donde lucha con Anteo.
Anteo era hijo de Poseidón, o de la Tierra. En todo caso recibía una fuerza invencible de su contacto con ella, y, siendo rey de África, obligaba a trabar combate corporal con él a cuantos extranjeros llegaban a su reino. Sólo Hércules logra vencerlo: lo levanta en vilo, con lo que Anteo deja de recibir la energía que le suministraba la Tierra.
A continuación Hércules pasa a Egipto, donde se enfrenta con Businis. En Asia pasa por Termidras y por Arabia, donde mata a Ematión. Vuelve a África, recibe de nuevo la vasija del Sol y sale al Océano. En el Cáucaso libera a Prometeo. Éste, agradecido, le da instrucciones sobre el camino que debe seguir y sobre cómo debe engañar a Atlas para que sea él quien recoja las manzanas. Hércules sigue los consejos de Prometeo y llega a presencia de Atlas. Le convence de ir a buscar las manzanas mientras Hércules lo sustituye en la tarea de sostener la bóveda celeste. Atlas regresa con las manzanas, pero se niega a cargar de nuevo con el cielo. Hércules le pide que lo sostenga sólo un momento, mientras él se coloca una almohadilla en la cabeza. Atlas, confiado, lo hace; Hércules recoge las manzanas y se va.
Hay una variante según la cual es el propio Hércules el que, llegando hasta el huerto de las Hespérides, mata al dragón encargado de su custodia y coge en persona las manzanas. Así es en Eurípides, Apolodoro y Séneca.
En ambas versiones Hércules lleva las manzanas a Euristeo, quien se las regala al propio Hércules; éste a su vez se las da a Atenea, quien las devuelve a su lugar de origen, por no estar permitido que estuvieran en ningún otro sitio.
Nº 2043. Rubens. Hércules y el Cancerbero.
Nº 1247. Zurbarán. Hércules y el Cancerbero.
El duodécimo y último trabajo que ordena Euristeo consiste en traer del Infierno a Cérbero.
En Hesíodo, Equidna, unida a Tifoeo, es madre de Cérbero, Orto y la Hidra de Lerna. Cérbero es el perro guardián del Infierno, de tres cabezas en la tradición más común, pero de cincuenta en Hesíodo. Tiene además cola de dragón y múltiples cabezas de serpiente en el lomo.
Hércules empieza por encaminarse a Eleusis, después al extremo meridional del Peloponeso, y por una abertura del Ténaro desciende al Infierno. Al verle huyen todas las almas de los muertos, excepto las de Meleagro y Medusa. Meleagro le dice que al volver al mundo de los vivos se case con su hermana Deyanira. Hércules libera a Teseo, pero no a Pirítoo. Decide pedirle directamente a Plutón el perro que ha ido a buscar; está autorizado a llevárselo si es capaz de apoderarse de él sin hacer uso de sus armas. Hércules, resguardado únicamente por su coraza y por la piel de león, agarra a Cérbero y no lo suelta, a pesar de ser mordido por la serpiente que éste tenía en la cola, hasta que el perro se muestra domado y dispuesto a seguirle. Sale con Teseo de los Infiernos, lleva a Cérbero a presencia de Euristeo y vuelve enseguida a llevarlo al Infierno. Así es el relato de Apolodoro, al que sirven de complemento principalmente los de Homero, Baquílides, Píndaro, Eurípides, Ovidio y Horacio.
- Hazañas de Hércules posteriores a los trabajos.
Nº 1540. Jacobo Pedro Gowy. La caída de Ícaro.
Ícaro tuvo por padre a Dédalo, quien, según la tradición, no era un dios sino un personaje legendario, famoso por su sabiduría en todas las ramas de la ciencia y el arte. En Creta creó con su hijo el célebre Laberinto; medió como protector de los amores de la reina Pasifae (que dieron como resultado el nacimiento del Minotauro), con lo que el rey le castigó encerrándole junto a su hijo Ícaro en el Laberinto. Para huir, Dédalo construyó un par de alas con elementos tan livianos como plumas, hilos y cera. Emprendido el vuelo, pese a los consejos de su padre, Ícaro voló tan alto que los rayos del sol fundieron la cera que sujetaba las alas a su espalda, cayendo al mar y ahogándose, mientras Dédalo lograba seguir volando (Ovidio, Apolodoro, Zenobio, Higino, Tzetes, etc.). Hércules recogió el cadáver de Ícaro y lo enterró en una isla a la que llamó Ícaro o Icaria (Apolodoro, Pausanias).
Nº 2460. Rubens (copia). El rapto de Deyanira (boceto).
Nº 1250. Zurbarán. Hércules abrasado por la túnica del centauro Neso.
Nº 162. Lucas Jordán. Hércules en la pira.
Nº 1368. Borkens. La apoteosis de Hércules.
Nº 1369. Borkens. La apoteosis de Hércules (boceto).
Después de tres años de esclavitud, Hércules emprende una serie de expediciones de castigo, una serie de venganzas.
En Calidón se casa con Deyanira (hermana de Meleagro, hija del rey de Etolia) tras luchar con otro pretendiente: el río Aqueloo, al que le arranca un cuerno ( que podría ser el de la Abundancia). Hércules mata accidentalmente al escanciero de Eneo, Éunomo, y él mismo se condena al destierro, con Deyanira. Al cruzar el río Eveno Hércules confía a Deyanira al centauro Neso (que se dedicaba a transportar en su lomo a los viajeros a la otra orilla, mediante salario). Neso intenta violar a Deyanira (o en mitad de la corriente del río, o al llegar a la orilla) cuando Hércules se encontraba lejos (o no había pasado aún, o la corriente le había arrastrado a cierta distancia del sitio por donde habían salido Deyanira y Neso). Deyanira grita, y Hércules lanza una flecha que, infalible como todas las de Hércules, alcanza al centauro en el corazón. Moribundo Neso quiere vengarse de Hércules: engaña a Deyanira diciéndole que si recoge el semen que de él ha caído a tierra y lo mezcla con la sangre que brota de la herida causada por la flecha de Hércules, obtendrá un filtro mágico que le permitirá recuperar el amor de Hércules ( si lo pierde alguna vez). Deyanira lo hace, sin saber que la flecha lanzada por Hércules estaba bañada en el veneno de la Hidra, habiendo infectado la sangre del centauro; por tanto sus efectos, una vez aplicada a Hércules como filtro, serán mortales de necesidad. Muere Neso, y Hércules y Deyanira continúan su viaje, ocultando ella el supuesto filtro amoroso. En Traquis les acoge el rey Céix; desde allí emprende Hércules varias expediciones; la última, contra Ecalia. Tiene Hércules éxito y se lleva a Íole como concubina, lo que decide a Deyanira a utilizar el filtro. Hércules quiere celebrar un sacrificio con el ropaje adecuado, y se pone la túnica que Deyanira ha impregnado con el filtro de Neso. Al calentarse, al contacto con su cuerpo, el veneno de la Hidra, le corroe la piel, la túnica se adhiere tan estrechamente al cuerpo que al intentar arrancársela se arranca sus propias carnes, y le produce terribles dolores que le hacen prorrumpir en ayes y lamentos ininterrumpidos. Deyanira, al enterarse de lo ocurrido, se suicida, con lo que Hércules ya no puede matarla. Ordena que lo lleven al monte Eta, que amontonen leña hasta formar una enorme pira, que lo coloquen encima y que prendan fuego a la pira para quemarlo vivo. Una vez que Hércules estaba ya colocado encima de la pira, nadie quería encenderla, hasta que pasa por allí Peante, rey de Melibea en Tesalia, padre de Filoctetes, y prende fuego a la pira. En pago de sus servicios, Hércules le entrega su arco y sus flechas. El fuego devora la parte mortal de Hércules ( lo que tenía de su madre), y su parte inmortal (lo que tenía de su padre Zeus, y lo que le pudo tocar de la leche de Hera) es trasladada al cielo ( en una nube: Apollod. , Zenob.) y divinizada. En el cielo se celebra el matrimonio de Hércules con Hebe (hija de Hera), sellándose así la reconciliación entre el héroe y la diosa (Odisea; Hesíodo: Eeas, Teogonía; Píndaro; Eurípides; Ovidio; Apolodoro; Séneca).
Nº 604. Bayeu. El Olimpo: la batalla con los Gigantes (boceto para un techo del Palacio de Madrid).
Nº 1539. Jacob Jordaens. La derrota de los Gigantes.
La Gigantomaquia ( que no está en Hesíodo y sí principalmente en Apolodoro y Claudiano) es la guerra de los gigantes contra Zeus y otros olímpicos. Instigadora de esa lucha es, en la mayoría de las fuentes, la madre de los Gigantes ( la Tierra), que, a pesar de haber tenido anteriormente actuaciones favorables a Zeus, quiere ahora vengar la derrota y prisión de los Titanes. La lucha, encarnizada y terrible, se desarrolla en los campos de Flegra, y durante ella los Gigantes acumulan unas sobre otras las montañas más importantes de Grecia, intentando escalar así el cielo. Un oráculo había indicado que era condición imprescindible para la victoria de los dioses contra los Gigantes que al lado de aquéllos combatiese un mortal (Apolodoro), o , según schol. Pind. Nom. I 101, dos semidioses. La condición se cumple, en el primer caso, en la persona de Hércules; en el segundo, en las de Hércules y Baco. Los dioses consiguen una victoria total, dando muerte a los Gigantes, algunos de los cuales quedan sepultados debajo de islas o de montañas.
BIBLIOGRAFÍA
- Museo del Prado. Catálogo de los cuadros. Museo del Prado. Madrid, 1942.
- Museo del Prado. Catálogo de pinturas. Museo del Prado. Madrid, 1985.
- La mitología en el Museo del Prado. Antonio Bermejo de la Rica.
- Mitología clásica. Antonio Ruiz de Elvira. Ed. Gredos.
- Los doce trabajos de Hércules. Enrique de Villena.
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Enviado por: | Concha Calvo |
Idioma: | castellano |
País: | España |