Historia del Arte


Gótico


GÓTICO

Conjunto de manifestaciones artísticas del mundo comprendidas entre mediados del siglo XII y principios del siglo XVI.

El término gótico lleva implícitas unas connotaciones peyorativas desde el momento en que G. Vasari, en el siglo XVI, lo definió así para asimilarlo al momento histórico y cultural que vivió Europa antes del Renacimiento y que son sinónimo de barbarie, incultura, anticlasicismo. Durante el siglo XIX se recuperó su valor en unos momentos en que el personalismo nacionalista hacía revivir los antecedentes culturales de cada país y, sobre todo, cuando el positivismo, preocupado por el desarrollo de la técnica constructiva, valoró el arco ojival y la bóveda de crucería, propios del arte gótico.

Arquitectura

La arquitectura gótica, nacida en Normandía en Inglaterra en el siglo XI y difundía en Francia por el abad Suger de Saint-Denis a mediados del siglo XII, desarrolló el tema de la bóveda ojival o de crucería que ya se encuentra en algunos edificios románicos del siglo XI. Este sistema permitía una concentración de cargas que pueden ser contrarrestadas mediante contrafuertes y arbotantes, a la vez que se podían aligerar los muros mediante grandes ventanales y rosetones con el sistema de vidrieras.

Estas características dominantes se han relacionado con el auge del movimiento escolástico y el del pensamiento racionalista, con Alberto.

Magno, Tomás de Aquino, Dante, Ramón Llull, etc., en le pleno del siglo XIII. De forma parecida a una summa, la catedral gótica pretende ser un edificio jerárquico en el que todo tienda hacia una unidad suprema y donde estén presentes todas las cosas de este mundo, desde las plantas hasta los hombres, en un camino ascendente que lleve hasta Dios. Y todo esto se producía en medio de una sociedad dinámica y viajera que veía cómo se dinamizaba la vida de las ciudades. Este resurgiendo urbano, iniciado en el norte de Europa a causa del desplazamiento de los centros económicos producido por las invasiones árabes en el Mediterráneo y el establecimiento de los núcleos de mercaderes, favoreció el resurgir de las ciudades. Y es en ellas donde encuentra en pleno sentido la figura de la catedral, la iglesia del obispo y de la ciudad, en contraposición al monasterio. Al margen de esta dinámica mercantil cabe tener en cuenta las mejoras técnicas aplicadas a la agricultura, que favorecieron el aumento del excedente, lo que conllevo un aumento demográfico, y una especialización en el trabajo. Según este punto de vista, la ciudad medieval es, pues, la expresión constructiva de los siglos XII al XIV: catedrales, lonjas, puentes, murallas, edificios corporativos, el palacio urbano, etc.

Atendiendo a la gran diversidad espacial y temporal, se puede concluir que el arte gótico no es ni un estilo unívoco ni homogéneo. Normalmente se hace partir el arte gótico del siglo XII, en la zona de la Île de France, con modelos arquitectónicos como la abadía de Saint-Denis y la fachada real de la catedral de Chartres. Vendría después el llamado gótico clásico durante los siglos XV y XVI.

Al primer momento (o fase protogótica) corresponderían las arquitecturas funcionales que buscan la racionalidad y la pureza de líneas, cuyo ejemplo más claro serían las iglesias de la orden del Cister como Citeaux y Claraval en Francia, Veruela en Aragón y Poblet, y Santes Creus en Cataluña, todas ellas de la primera mitad del siglo XII.

La fase clásica se concreta alrededor de la nueva construcción de la catedral de Chartres y de las que le seguirán por toda Francia: Laon, Soissons, París, Amiens, etc.; en Inglaterra con la catedral de Lincoln y la abadía de Westminster; en Italia con las catedrales de Florencia y Siena; y en Castilla las de León, Burgos y Toledo. El gótico flamígero corresponde al siglo XV y se limita a una exuberancia decorativa en arcos, bóvedas y columnas, sobre todo. Destacan, en Inglaterra, la capilla de Enrique VII en Westminster; en Italia, el Duomo de Milán. En Castilla, este momento se conoce como arte hispano-flamenco o isabelino.

Desde el punto de vista arquitectónico, el arco apuntado y la bóveda de crucería son los elementos más utilizados para las construcciones del momento. Suelen ser también significativos otros elementos, como el arbotante y los contrafuertes para ayudar a soportar los empujes, y los pináculos, los gabletes y las agujas, que ayudan a dar verticalidad a la construcción. La lectura del espacio dentro de una construcción gótica se ha de hacer estableciendo la comparación entre la altura, la longitud, y la amplitud totales y, por esto, las iglesias góticas son siempre tan altas.

Escultura

En cuanto a la escultura, y en líneas generales, ésta sustituye el irrealismo románico, más propio de una cultura monástica, por un intento de búsqueda de la realidad, mas propia de una cultura urbana. Se observa más y mejor la realidad, mas propia de una cultura urbana. Se observa más y mejor la realidad y la naturaleza buscándose una humanización de las figuras.

Desaparece la rigidez del románico y se dulcifican las expresiones y los gestos, tal como aparecen las figuras de las jambas de la portalada principal de la catedral de Reims. Se van a generalizar los temas marianos y las vidas de los santos. Con una posterioridad a la peste de 1348, la serenidad clásica del primer gótico dejo paso a un sentimentalismo y a un cierto patetismo, y las mismas figuras se adornaron con vestidos amplios de múltiples pliegues que hacen perder un poco la primitiva esbeltez.

Pintura

Por lo que se refieren a la pintura, podemos distinguir tres grandes momentos. El primer estilo, llamado gótico lineal o franco-gótico, sigue los pasos a la nueva mentalidad urbana y de la predicación de los monjes mendicantes. En un segundo momento se deja sentir la influencia de la pintura italiana del trecento, sobre todo la proveniente se Siena, y por esto se denomina estilo italo-gótico. Es una pintura tierna y elegante, de tonos suaves. En un tercer momento, que coinciden con el quattrocento italiano y que denominamos estilo internacional, la pintura llega a ser eléctrica, realista y brillante en colorido. Al final de este período irrumpe en Europa la corriente flamenca, mientras en Italia se está dando ya el pleno renacimiento.

GÓTICO HISPÁNICO

A lo largo de la edad media, las relaciones entre la península Ibérica y Francia siguieron dando como resultado, unas veces a causa de la propia dinámica política y otras a través del camino de Santiago, un rico intercambio cultural y artístico. A mediados del siglo XII, Castilla, Cataluña y Aragón abrieron sus puertas a la reforma monástica y a las novedades estilísticas que predicó y aplicó a San Bernardo de Claraval en Francia. Las primeras fundaciones de la orden del Cister tuvieron lugar en Moreruela (Zamora), Poblet y Santes Creus (Tarragona) y Santa Maria de Huerta (Soria). Las novedades técnicas y estilísticas que se aplicaron en estas primeras fudaciones tuvieron una gran importancia y se dejaron sentir ya tempranamente en las catedrales que se estaban construyendo en esos momentos, como por ejemplo las de Tarragona, Lérida y Ávila. Estas novedades, referidas sobre todo a la nueva concepción del espacio y a la decoración, significaron el primer paso en la transición de románico al gótico.

Castilla y León estaban inmersas en su propia dinámica de expansión por tierras andaluzas, mientras que Cataluña y Aragón, unidas en una sola Corona desde 1137, consolidaban su territorio peninsular con la incorporación de Valencia y Mallorca, de manera que pronto podrían organizar su territorio, mientras que Castilla y León seguirían durante mucho tiempo con problemas sociales internos graves. Por su parte, Navarra, presionada territorialmente entre Cataluña y Castilla, tendería más hacia el norte, potenciando sus relaciones con Francia. En Cataluña, mejor que en el resto de la Península, empezaron a tener importancia los núcleos urbanos gracias a la dinámica de los sectores productivos como los gremios, los artesanos, los mercaderes, los banqueros, etc., y el consiguiente incremento del papel político de la naciente burguesía. Esta sociedad a necesitar nuevos edificios particulares y colectivos, así como nuevoas valores estéticos. Se ha dicho a menudo que durante este período, se pasa de una sociedad básicamente agraria dominada por la imagen del monasterio románico, a una sociedad urbana, dominada por la mole de su catedral.

La arquitectura

En el terreno de la arquitectura se ofrece una panorámica en consonancia con la situación política peninsular. Por un lado, el gótico castellano representa un estilo con claras referencias a la Francia del norte, de la zona de París, mientras que el gótico catalán es muy personal, con referencias, en todo caso, al gótico francés meridional. Los modelos más claramente franceses son las tres mayores glorias del gótico castellano-leonés: las catedrales de Burgos, León y Toledo, cuyas características hacen pensar en la presencia de arquitectos y grupos de artesanos venidos del país vecino. De todas estas catedrales, la de León es la que presenta rasgos más franceses, con una planta muy parecida a la de Reims y un alzado similar a la de Amiens.

En el reino catalano-aragonés, a fines del siglo XIII y un poco más tardíamente que en castilla, se empiezan a construir las catedrales de Gerona y Barcelona, ya que manifiestan singularidades muy peculiares respecto a sus homónimas castellanas, sobre todo en lo que respecta al espacio interior, más amplio y proporcionado. De todos los ejemplos en iglesia gótica catalana, destaca por su belleza de proporciones y por su estricto sentido de las medidas, la iglesia de Santa María del Mar, el modelo más sobresaliente del gótico catalán, iniciada en 1329 por el arquitecto B. de Montagut. La catedral de Palma de Mallorca consigue en su nave central una de las mayores alturas de Europa. Esta diversidad nacional siguió vigente a lo largo de los siglos XIV y XV. No obstante, los centros de gravedad políticos y económicos se desplazaron, a partir de la crisis demográfica mediados del siglo XIV, hacia Castilla y Portugal, gracias el ampuje de sus empresas marítimas por el Atlántico.

En el campo de la arquitectura civil, la Corona de Aragón destaca por sus magníficas y abundantes obras de uso particular o público. Muestras importantes de este gótico civil son las lonjas, las atarazanas, los palacios, ayuntamientos o simples mansiones señoriales como las de Barcelona, señal, todo ello, de la pujante dinámica social, económica y política del reino.

La escultura

En el terreno de la escultura, al península Ibérica experimenta una de las etapas más tructiteras de todo su arte, tanto por la cantidad como por la calidad de sus obras. El punto de partida debe situarse en el pórtico de la Gloria de la catedral compostelana, obra del maestro Mateo. El siglo XIII presenta una gran variedad de obras, básicamente esculturas nobiliarias y decoración de las grandes catedrales en construcción. De todos estos conjuntos debe destacarse la portada del Sarmental de la catedral de Burgos, de 1230, y la decoración de las puertas de la catedral de León, con su preciosa virgen Blanca. No hay duda de que estas dos muestras deben relacionarse con un mismo artista o taller.

En la Corona de Aragón debemos hablar también, en estos primeros momentos, de influencia extranjera, sobre todo pisana y nórdica. A lo largo del siglo XIV, los pedidos nobiliarios, burgueses y eclesiásticos aumentarán y darán pie a la aparición de grandes artistas locales, de entre los que destacaban J. Cascalls y P. Oller, autor del magnífico retablo en alabastro de la catedral de Vic. El siglo XV representa el punto culminante de la escultura gótica hispánica. En Cataluña destacan obras excelentes como el retablo de Santa Tecla, en Tarragona, con un gran contenido naturalista. En Castilla empieza a surgir el naturalismo burgués fruto de la influencia borgoñona y flamenca, como se puede observar en el Doncel de Sigüenza, dotado de un excelente realismo. Pero por encima de todos los artistas del siglo XV destaca Gil de Siloe, de procedencia nórdica y autor de una abundante producción, en la que sobresale la capilla Mayor de la cartuja de Miraflores, en Burgos, y la portada del Colegio de San Gregorio de Valladolid.

De Francia nos llegará la técnica de las vidrieras, que consigue resultados magníficos en la catedral de León.

La Pintura

La panorámica general de la pintura gótica peninsular resulta muy desigual. Continúa la tradición miniaturística, ahora en manos de los monarcas y poderosos, destacando el caso de Alfonso X el Sabio, que legó sus magníficas Cantigas, punto de referencia obligado para estudiar la vida y las costumbres de la sociedad del siglo XIII.

Hasta mediados del siglo XIV Cataluña lleva la iniciativa peninsular. La tendencia dominante viene de Siena, y se caracteriza por la suavidad y la elegancia de los retablos surgidos de los talleres de los hermanos Serra. Paralelamente, durante la segunda mitad del siglo XIV y gracias a pintores como L. Borrassà y B. Martorell, se introduce en Cataluña la corriente del gótico internacional, mientras que L. Dalmau expresa una clara influencia de los pintores flamencos, sobre todo de Van Eyck. Cuando los efectos de la crisis de mediados de siglo se dejan sentir sobre la sociedad catalana, Valencia toma el relevo económico y artístico. En contraposición a la importante pintura que se da en la Corona de Aragón, Castilla presenta una panorámica muy pobre. Parecen prevalecer los intereses políticos internos encima de los artísticos. Solo destaca a B. Bermejo, cordobés de origen, formado en Flandes. En esta misma línea de inspiración flamenca está el máximo representante de la pintura gótica portuguesa, N. GonÇalves, pintor de magníficos retablos, de entre los que destaca el de la catedral de Lisboa.

GÓTICO INTERNACIONAL

Estilo pictórico, eminentemente cortesano, que se extendió por toda Europa en torno a 1400. Sus características se definen a partir de las Muy ricas horas del duque de Berry, obra maestra d la miniatura realizada por los hermanos Limburgo. En el gótico internacional se integran la tradición italiana del momento, de marcado carácter naturalista, con la estilización de las figuras típicamente gótica y el gusto por la descripción de origen septentrional. En general, los pintores del gótico internacional crearon, sobre fondos de oro, obras de carácter irreal y fantástico, con un pronunciado gusto por lo exótico, los contrastes y los detalles, lo que los aleja de la coetánea pintura italiana, cada vez más realista y menos intuitiva. En España, uno de los máximos representantes de esta tendencia fue el catalán Lluís Borrassà.

Ejemplos del gótico

Catedral de Ávila

Catedral de Amiens

Catedral de Barcelona

Catedral de Burgos

Catedral de Chartres

Catedral de Cuenca

Catedral de Gerona

Catedral de León

Catedral de Palma de Mallorca

Catedral de Reims

Catedral de Toledo




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Enviado por:Daniel
Idioma: castellano
País: España

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