Historia


Década de los 60


El mundo en los años 60:

En los primeros años de la década del sesenta, tres personajes, que dominan la escena y cuyas voces e imágenes difunden los medios de comunicación de masas, en continuo desarrollo, por todos los hogares, expresan la apertura a los nuevos problemas del mundo, aunque con tonos y perspectivas diferentes. Son ellos Kruschov, con la " coexistencia pacífica " ; Kennedy, con las " nuevas fronteras ", y el Papa Juan XXIII con el renovado ecumenismo católico. Los tres son expresiones de un mundo en rápida transformación. Los actos y el destino de Kennedy muestran mejor que nada las contradicciones de aquellos años : por una parte, la proclamada confianza en la voluntad y la capacidad de afrontar y resolver pacíficamente los problemas internos e internacionales y, frente a ella, el estallido de la violencia individual y colectiva. En la búsqueda de un equilibrio internacional más estable, Kennedy aplicó en Vietnam una política que partiendo de la promesa de conquistar " el alma y el corazón " de la población, se transformó en la más dura y cruel guerra de destrucción

El enfrentamiento entre el aparato bélico más poderoso y perfeccionado y la guerrilla popular, desembocó por ello en la derrota militar y moral de la política estadounidense, la decisión del presidente Johnson de no presentar su candidatura a las elecciones presidenciales de 1968 y la crisis de conciencia norteamericana. Se puede afirmar que las manifestaciones más evidentes de la crisis, que reavivaban antiguos problemas, se vieron después del asesinato en Dallas, en noviembre de 1963, del presidente Kennedy , que en su programa y en su acción política se había empeñado en superar la discriminación racial que por entonces padecían los ciudadanos negros de Estados Unidos. Tras la muerte de Kennedy, el vicepresidente Johnson asumió los poderes presidenciales y consiguió la aprobación de las leyes sobre igualdad de derechos civiles. En 1964 fue elegido presidente. No cesaron los enfrentamientos políticos y sociales en el país que originaron movimientos extremistas y provocaron el asesinato de Malcom X en 1965 y de Martín Luther King en 1968. La protesta encontró terreno propicio para su difusión en los campus universitarios y en los movimientos juveniles y feministas, asumiendo una dimensión ideológica con rasgos a veces contradictorios y confusos, pero sustancialmente liberadora, pacifista y anticonsumista.

También llegaba entonces, desde la China de Mao, el eco confuso y ambiguo, y por ello difícilmente interpretable, de la " revolución cultural ". También 1968 fue el año en que el movimiento de protesta juvenil se propagó rápidamente por algunos países de Europa. Se recuerda el mayo francés como el episodio culminante y políticamente más significativo, porque el movimiento y las reivindicaciones se extendieron de las universidades y de los jóvenes a los obreros, contaron con la simpatía de buena parte de la población parisiense y durante algunas semanas pusieron en peligro al régimen gaullista. La agitación y los enfrentamientos en las universidades y en las calles sirvieron para sacudir los antiguos sistemas jerárquicos y de valores y hacer avanzar los derechos civiles, promoviendo la plena emancipación femenina y reforzando a una nueva izquierda más atenta a los problemas ecológicos y a la condición humana, incluso individual y privada, y menos ligada a la concepción clásica del marxismo.

Si Norteamérica estaba en crisis y nuevas inquietudes agitaban a Europa occidental, no menos graves, o tal vez mucho más, eran los problemas de la URSS, tal como lo demostró el paso del tiempo. Los aliados y satélites habían puesto a dura prueba la cohesión interna del sistema imperial soviético; la hegemonía del partido bolchevique y su guía ideológica habían sido rechazadas por algunos partidos comunistas de los países occidentales . Las divergencias con China, que llegaron a cruentos combates fronterizos, hicieron caer, ya en los comienzos de los años sesenta, la ilusión de que cualquier controversia entre los Estados " socialistas " era inconcebible, o se podía solucionar fácilmente por medios pacíficos.

Movimientos Sociales de Contracultura :

Al iniciar el siglo XXI, cuando el neoliberalismo se expande a una velocidad vertiginosa, cuando el computador ha suplantado casi en su totalidad al hombre y el consumismo se ha vuelto una necesidad, la mayoría de jóvenes reflexionan y meditan detenidamente en las actividades que realizan el fin de semana. Mantienen conversaciones muy profundas sobre computadoras, autos, CD's y películas. Esa es nuestra realidad actual.

Resultaría inverosímil para los “hijos del nuevo milenio”, comprender que, una vez en la historia los jóvenes fueron el presente y no el futuro de la humanidad. La década de los sesentas es sin duda una de las épocas más recordadas del pasado siglo XX. La brutal guerra de Vietnam, el racismo, la opresión dentro de la educación, el avance desenfrenado del comunismo y otros factores, marcaron el nacimiento de un sinnúmero de movimientos sociales contraculturales, entre ellos, el más importante fue el movimiento hippie, el cual se extendió por todo el mundo con su originalidad e ideas progresistas.

Los hippies nacieron como una contracultura muy influyente en los países más desarrollados, marcando verdaderas revoluciones que en la actualidad son todavía recordadas. Para entender mejor la esencia de su movimiento, empecemos analizando los aspectos básicos.

¿ Qué es Cultura ?

Muchas veces asociamos que alguien es “culto” por su gran nivel de conocimientos, otros simplemente lo asocian a la gente que gusta del arte y es muy entendida en ese campo, algunos simplemente con la gente de buenos modales. Pero desde el punto de vista antropológico la realidad es muy diferente.

La clásica definición antropológica de cultura de Sir Edward B. Taylor en 1871 dice lo siguiente: Cultura... Es todo ese complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y cualesquiera otras capacidades o hábitos adquiridos por el hombre en cuanto miembro de la sociedad.)

Según Amadou Mahtar M'Bow

Cultura es a la vez aquello que una comunidad ha creado y lo que ha llegado a ser gracias a esa creación; lo que ha producido en todos los dominios donde ejerce su creatividad y el conjunto de rasgos espirituales y materiales que, a lo largo de ese proceso, han llegado a modelar su identidad y a distinguirla de otras.

1) La cultura no nace con el ser humano, sino él la crea, la modifica o simplemente, la adquiere.

2) La cultura no es algo exclusivo de cierto grupo de personas; todos tenemos una cultura.

3) Las diferencias raciales no tienen que ver en nada con la cultura.

Ahora que ya tenemos una idea clara de lo que es cultura, podemos entrar en contexto con nuestra investigación definiendo y analizando el término “contracultura”.

¿ Que es Contracultura ?:

Igualmente que para el término cultura, existe un poco de confusión entre la gente en cuanto a la acepción del término “contracultura”, ya que muchos la asocian de manera superficial lo opuesto de la cultura o simplemente la “no cultura”. Bruce J. Cohen define al término contracultura de la siguiente manera: “Una contracultura está compuesta por grupos que desafían y rechazan duramente las normas de la cultura dominante”. Es decir son grupos que no se sienten a gusto con el sistema que los rige y tratan de cambiarlo; se los conoce en la sociedad como anarquistas, contestatarios, rebeldes y hasta revolucionarios.

El Movimiento Hippie:

El movimiento hippie tuvo su origen a mediados de la década de los sesentas siendo la contracultura más importante de esa época. En realidad, no se sabe con exactitud donde fue le cuna de los hippies pero se les atribuye a los jóvenes de San Francisco y New York. La ideología hippie nace como una crítica y rechazo a la sociedad, condenando su materialismo, su violencia, su mediocridad y su burocracia. Igualmente, estaban hartos de la segregación racial, del machismo, de la intervención bélica de Estados Unidos y de todas las leyes y normas que se les imponía. Es así que, se funda esta nueva contracultura donde los valores que sobresalen son el amor a la libertad, a la naturaleza y a su espíritu.

Al grito de “haz el amor y no la guerra”, realmente espeluznaron a las sociedades conservadores de aquel entonces. Para ellos no había mitos ni tabúes, nada era prohibido, simplemente hacían lo que querían, aunque este exceso de auto libertad haya provocado que las drogas se hayan convertido en parte de su identidad. Alucinógenos como la marihuana y el LSD eran consumidos por jóvenes y a veces hasta por niños; esto se resume en uno de sus normas que reza así: “Cambia la mente de toda persona que encuentres. Llévala a la droga o, mejor, al amor, a la sinceridad, al placer. Sácale del cementerio del confort y del lujo.”

Ya en 1965 el periodista Michael Fallon había acuñado el término hippie refiriéndose a la reunión de los beatniks y bohemios. Sin embargo, las primeras comunidades se habían formado en 1964. La novedad descubierta por los medios de comunicación provocó un gran revuelo internacional. La sociedad escandalizada rechazó y criticó a este grupo de jóvenes que se escapaban de los cánones sociales previamente establecidos. No aceptaban la forma de vida que llevaban, la ropa estrafalaria llena de colores, el pelo largo y su discurso crítico, político y pacifista.

Adentrándose en el mundo hippie se pueden encontrar a grandes intelectuales disfrutando de buena poesía, a artistas que plasman en su obra todos sus sentimientos y a políticos con ideas progresistas y transformadoras. Su aspecto descuidado, con su vestimenta de colores psicodélicos, sus cabellos largos y sus adornos tomados de la cultura africana, eran características para distinguirlos. Pues estaban hartos de tanta formalidad. Hartos de seguir un guión para mantener un diálogo. Hartos de seguir al pie de la letra una rutina diaria que se les imponían los adultos. Esta filosofía llevó a que, cada vez, tengan más y más adeptos.

Una de las características de los “cabellos largos”, era su pasión por el medio ambiente. Con frecuencia se podía ver a un hippie analizando detenidamente las hojas de un árbol o acariciando un frutal. Es así que, la flor se convirtió en su símbolo recibiendo el calificativo de: “los hijos de las flores”. Sin ser un movimiento político, muchos de los hippies tomaron la filosofía de Jean Paul Sartre, Herbert Marcuse y Carlos Marx como su cimiento político, auto denominándose la “Nueva Izquierda”, detestando la propiedad privada, el machismo, el racismo, el dinero y, aunque no tenían como convicción ayudar a los oprimidos, sí realizaban frecuentemente obras sociales sin pedir remuneración alguna.

Algunos hippies, convencidos de la filosofía que predicaron, huyeron de la miseria y opresión de las grandes ciudades, hacia bosques en las afueras, en donde fundaron comunas en las cuales su sistema político era el comunismo primitivo. Habían vuelto a sus raíces, eran los nuevos colonos. Sus refugios eran pequeñas casuchas de adobe o simplemente tipos; eso no les importaba, vivían de y para la naturaleza.

Su sistema organizativo fue envidiable. Cada persona realizaba una labor y un trabajo diferente, la propiedad privada era casi una especie en peligro de extinción y toda la comuna era concebida como una familia, tanto así que, los hijos eran criados por todos. El consumo de droga fue menor y menos aceptado, pero la poligamia era muchas veces aceptada. La espiritualidad llegó a ser su esencia y tomaron algunos de los valores más importantes de las religiones de Oriente como el hinduismo, budismo Zen. y hasta de la cultura africana.

MUSICA (WOODSTOCK):

Un factor muy influyente en la cultura hippie fue sin duda la música. En enero de 1967 se reunieron 20 mil hippies en el festival Golden Gate Park. En junio de ese mismo año, el Festival de Monterrey vio consagrarse a la cantante Janis Joplin y guitarrista Jimi Hendrix, luego organizaron el concierto más recordado de la historia: El Woodstock 69. Casi medio millón de hippies llegaron de todos los rincones de los Estados Unidos a la pequeña granja de Max Yasgur en el estado de New York; el concierto estaba programado para unas 40 mil personas y llegaron 400 mil; esto hizo que existan muchos problemas debido a la escasez de agua, servicios sanitarios, alimento; pero a ellos no es importaba. Al calor de las drogas cantaron y bailaron todas las tonadas de sus grupos favoritos: Janis Joplin, Jefferson Airplane, Jimi Hendrix y Joan Baez

La policía quedó asombrada al ver que, dentro de un conglomerado de gente tan grande, nunca hubo una sola pelea. Uno de los policías dijo: “En mi vida había visto una multitud que se comportara tan bien como ésta”. Hubo heridos, intoxicados, muertos y hasta dos nacimientos; pero nada impidió que sigan disfrutando de la gran fiesta que habían creado. En la actualidad, muchos entendidos dicen que para comprender la música moderna se debe encasillar al tiempo en dos etapas: Antes de Woodstock y después de Woodstock.

El movimiento hippie desaparece a finales de los sesentas e inicios de los setentas hartos de que el consumismo norteamericano haya empezado a comercializar su imagen vendiendo su vestuario, su literatura, sus adornos y su música. Es así que, en 1968, en una sencilla ceremonia enterraron a un muñeco vestido con su vestimenta tradicional, simbolizando su afán de que “nunca más se volviera a comercializar con su nombre”. (La Protesta Juvenil, 1973)

Los hippies se transformaron de un momento a otro en portada de revistas tan importantes como Time y Life. La prensa ayudó a que esta corriente se difundiera y se imitara en todo el planeta. Cada país adoptó a su manera este nuevo concepto estético, musical y social. Eran años rebeldes. La nueva generación quería un mundo nuevo.

Década de los 60

ECONOMÍA:

Hacia las décadas de los años 50 y 60s la economía mundial estaba claramente marcada por la reconstrucción económica de los países desarrollados que venían recién saliendo de la destrucción de la Segunda Guerra Mundial. En esa guerra el único país que salió con su industria no solo intacta, sino que fortalecida y robustecida fueron los Estados Unidos de Norte América. El resto del mundo que hoy conocemos como desarrollado emergió con su industria y su economía destrozada: Japón, Europa Occidental y Los países del Este Europeo (Hay que recordar que fue la Segunda Guerra Mundial justamente la que permitió que se creara el gran bloque de países socialistas de Europa Oriental, como consecuencia de la partición del mundo en Yalta). En este contexto la decisión y el ímpetu norteamericano por imponer el capitalismo y la democracia burguesa en el área de su influencia significaba al mismo tiempo el crecimiento y fortalecimiento de su economía, lo que realizó con todo éxito hasta comienzos de la década de los 70.

El resultado de la expansión capitalista de pos guerra fue justamente la expansión de un sistema económico social y cultural cuyo centro se radicó en USA, desplazando la importancia capitalista que habían ocupado Inglaterra, Francia y Alemania hasta antes de la Segunda Guerra Mundial. Es bueno recordar que el poder económico norteamericano fue tan grande que importantes analistas internacionales temieron que el capital norteamericano podría apropiarse de la mayoría de las grandes empresas europeas, mientras que por otro lado se temía que el desarrollo de la ciencia y tecnología de USA no podría ser alcanzado por sus socios europeos. Ambas preocupaciones pueden leerse en el apesadumbrado grito de advertencia de Jean-Jaques Servan-Schriver EL DESAFÍO AMERICANO, que aún puede encontrarse en algunas librerías de viejo. Lo anterior puede quedar representado por la siguiente figura:

Década de los 60

Al parecer, paralelamente a los cambios de la economía mundial, también se estaba produciendo un fenómeno que no fue bien comprendido en sus comienzos. Este fenómeno fue el crecimiento a niveles no conocidos de la investigación y desarrollo de la tecnología, especialmente todo lo relacionado con la biología, la física y la química. El resultado fue la transformación de las telecomunicaciones y la informática a niveles no imaginados, y la invención de materiales no conocidos apropiados para la creación de artefactos cuyos diseños sirven para trabajar en toda clase de ambientes nuevos. Estas formas del desarrollo del conocimiento crecieron de tal forma que pueden ser aprovechados para el desarrollo de todas las otras actividades prácticas de la humanidad. El desarrollo tecnotrónico -uno de los nombres que se le da- permitió a su vez cambios substanciales en el desarrollo y transformación de la economía mundial; sin embargo, no es el único proceso fundamental en marcha; a la hora de sacar cuentas sobre economía, desarrollo y civilización moderna estamos casi ciegos respecto del crecimiento explosivo de la población mundial.

En efecto, la explosión demográfica ha significado pasar de los 3.000 millones de habitantes en la década de los 50 a 5.000 en la década de los 90, haciendo que el crecimiento de la población sea un factor presente en el desarrollo de la economía y el quehacer político internacional. Sin embargo debe quedar muy claro que el factor poblacional no es determinante en economía, pero sí es un factor presente, especialmente en la política.

ECONOMÍA DE ESTADOS UNIDOS (1960):

Después de la Segunda Guerra Mundial, el PNB subió de 200,000 millones en 1940, 300,000 millones en 1950 a más de 500,000 millones en 1960. Más y más norteamericanos se unieron a la clase media. Habían muchas fuentes de crecimiento. La industria automotriz, se convirtió exclusivamente en creadora de tanques y bombers, y la nueva industria de la aviación y la electrónica creció. Adicionalmente a esta expansión, la fuerza laboral también cambió. Las Uniones laborales ganaron contratos para empleados a largo centró rápidamente su precio.

POLITICA (ESTADOS UNIDOS):

Seis de las once elecciones presidenciales celebradas desde la Segunda Guerra Mundial han dado como resultado un cambio de partido político en la Casa Blanca. Tres veces, los republicanos sustituyeron a los demócratas (1952, 1968 y 1980) y otras tres, los demócratas desplazaron a los republicanos (1960, 1976 y 1992). Durante cada una de esas campañas, el candidato vencedor había prometido una política exterior completamente distinta de la que seguía el presidente en activo del otro partido. Sin embargo, una vez investido con su cargo, seguía las líneas de las relaciones de su predecesor con otros países. El bipartidismo en política exterior está profundamente arraigado en la cultura política estadounidense.

El proceso comenzó en la campaña de 1952 cuando Dwight D. Eisenhower, el candidato republicano, prometió ir más allá de la política de contención de la Unión Soviética del presidente Truman y "dar marcha atrás" a los avances de los comunistas en Europa oriental y Asia. Sin embargo, una vez que asumió la presidencia, Eisenhower ordenó un estudio a fondo de la política exterior de Estados Unidos que permitió llegar a la conclusión de que la base de la política exterior del país debía ser la lenta y paciente contención de la agresión soviética. Durante su segundo mandato, Eisenhower adoptó una política aun más moderada, al procurar la distensión con una nueva generación de líderes soviéticos.

Lo que Eisenhower consideraba medidas prudentes hacia la relajación de la tensión entre las superpotencias, algunos demócratas prominentes que buscaban la nominación de su partido en 1960 calificaron despectivamente de peligroso descuido de la defensa nacional. Uno de ellos, John F. Kennedy, hizo de la restauración del poderío militar del país y la firmeza con la Unión Soviética el centro de su programa de política exterior en su triunfante campaña por la presidencia. En sus primeros 21 meses en el cargo, Kennedy se enfrentó a los estados comunistas y a los movimientos revolucionarios, especialmente los del mundo en desarrollo, más vigorosamente que lo había hecho Eisenhower en 1959 y 1960. Pero después de llegar al borde de la guerra durante la crisis de los proyectiles cubanos en octubre de 1962, amplió de manera radical el alcance de los anteriores esfuerzos de Eisenhower para reducir el peligro de guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética.

Cuando el republicano Richard Nixon ganó la presidencia en 1968, frente al demócrata Hubert Humphrey, prometió "la paz con honor" en la guerra de Vietnam que había causado tan profundas divisiones en el país. Humphrey perdió las elecciones por medio porcentaje porque al fin, no hubo suficiente número de estadounidenses que creyeran que se había distanciado suficientemente de la enormemente impopular política de la guerra de Vietnam del presidente Lyndon B. Johnson. No obstante, cuando Nixon llegó a la presidencia, adoptó una política que había formulado el gobierno de Johnson, la vietnamización, que dejaba a Vietnam del Sur más a cargo de la lucha. Nixon y Henry Kissinger, su asesor principal de asuntos exteriores y secretario de Estado, tuvieron un gran éxito público por promover la distensión con la Unión Soviética, descongelar las relaciones con la República Popular de China y abrir el camino hacia la paz entre árabes e israelíes. El origen de todas estas iniciativas se puede hallar en planes elaborados durante el gobierno de Johnson.

MODA:

La moda es una representación de la evolución política, económica y social de un pueblo en donde todo repercute en nuestra manera de vestirnos y desenvolvernos. Sus cambios son producto de un desarrollo global de la sociedad y además es una prolongación de nuestro cuerpo.

Los 60 fueron años en que la juventud reclamó su participación y se posicionó de un espacio que antes les estaba vetado. La liberación fue producto de una serie de cambios políticos, sociales y económicos, pero fue la música la que principalmente desencadenó las mentalidades juveniles reprimidas durante tanto tiempo. Fueron años de diversión y de una constante búsqueda de identidad.

La década siguiente comenzó con la entrada en la adultés de esta generación que de a poco fue perdiendo la incandescencia de años anteriores. Esta tranquilidad se reflejó en una vuelta hacia la naturaleza y en la utilización de materiales nobles y sencillos como el algodón y la lana. Era un estilo simple, sin producción de peinados ni maquillaje. Por entonces se produjo una fiebre por lo "retro", las tiendas de ropa usada estaban de última moda y en una época de escasez, sus precios eran los más convenientes. El inconformismo con un mundo ambicioso y conflictivo los llevó a mirar hacia oriente, específicamente hacia la India y su religión el Hindú. Numerosos artistas como The Beatles y Jane Fonda entre otros, profesaron este culto y lo expandieron por occidente, de cuya experiencia se extrajo una moda que más que una simple manera de vestir, fue todo un movimiento social: el Power Flower Hippie. Radicados en la ciudad estadounidense de San Francisco, los jóvenes vivían en comunidades, consumían comida macrobiótica y fumaban libremente marihuana. Bajo este estilo de vida nacieron los clásicos "patas de elefante", las camisas hindú, el pelo largo y desordenado y un pacifismo cuyo principal centro de ataque era la Guerra de Vietnam y el gobierno norteamericano.

La música también jugó un rol fundamental. La experimentación y los sonidos más radicales y disonantes de algunos artistas hacían delirar a las drogadas masas y se transformaron en mitos vivientes de toda esta generación. Mientras tanto las flores, símbolo de la época, se usaban tanto en la ropa como en el pelo y representaban la ideología utópica que los guiaba en la llamada "Revolución de las Flores".

Durante el transcurso de estos años se presentaron dos polos bien definidos de jóvenes: aquellos que sólo querían divertirse y aquellos que buscaban una participación activa en el país. Estos últimos participaban en movimientos estudiantiles y políticos y aspiraban a lograr un verdadero cambio social, profundo y comprometido. A diferencia de las épocas anteriores en las que existía una hegemonía mundial en cuanto a moda y actitud, esta realidad correspondía principalmente a la latinoamericana en general y a la chilena en particular. Eran idealistas por naturaleza y querían cambiar el mundo. A este movimiento se sumó la creciente popularidad del feminismo, que repercutió en una marcada masculinización de la vestimenta. Las mujeres buscaban la comodidad más que la estética y la ropa ya no tenía sexo, eran prendas unisex. El pelo tampoco era ya un signo de distinción; caminando de espalda, muchos hombres parecían mujeres de eternas cabelleras.

Ya entrados los años 70 se desató una pluralidad de formas y estilos. Como en toda época, una parte del cuerpo femenino llamaba la atención por sobre el resto y los trajes y vestidos se encargaban de resaltarla. Esta vez fue el turno de las nalgas, las que se lucían con ajustados pantalones. El ser extremadamente delgada, sin pechos ni caderas prominentes, eran la herencia dejada por el culto a una belleza anoréxica cuya principal exponente fue la modelo inglesa Twiggy. Hacia finales de la década, la irrupción de los brillos y bailes de "Fiebre de Sábado por la noche", la película de culto del momento, trasladó la vida hacia las oscuras horas nocturnas.

La Guerra de Vietnam:

Sin duda una de las guerras más sangrientas y crueles fue la de Vietnam, en la que murieron un millón de norvietnamitas, 400 mil sudvietnamitas y 47 mil estadounidenses. Este conflicto, que comenzó como una guerra de guerrillas en 1946, se prolongó hasta 1975.

Así, una vez finalizada la Segunda Guerra, el partido Viet Minh (coalición de grupos nacionalistas y comunistas) resistió la reimplantación del protectorado francés en la región y erigió una república dirigida por Ho Chi Minh, con capital en Hanoi. La objeción que hicieron los franceses a la inclusión de la Cochinchina en el nuevo Estado y la negativa de entregarles una completa soberanía llevó a Vietnam a una guerra que comenzó en diciembre de 1946. En el año 1949 los franceses opusieron un régimen rival en el Vietnam Meridional (sur) e instalaron como gobernante a Bao Dai. En 1950, la República Democrática de Vietnam, encabezada por Ho Chi Minh, fue reconocida diplomáticamente por la Unión Soviética y por la República Popular China. Un mes mas tarde, el 7 de febrero, los Estados Unidos establecieron relaciones diplomáticas con el gobierno de Bao Dai, así como con los de Laos y Camboya. El apoyo militar y económico a los franceses en Indochina, iniciado ya por Harry Truman, prosiguió con el presidente Dwight Eisenhower, ya que según los estadounidenses, se trataba de la defensa del frente sur contra la expansión del comunismo mundial por toda Asia. La teoría del dominó. En 1953, el Ministro de Asuntos Exteriores de Estados Unidos, John Foster Dulles, declaró que existía el peligro de que China roja, como lo hizo en Corea, enviara a Indochina su ejército y que esto acarreara consecuencias que no se limitarían solamente a esa región.

A comienzos de 1954, el presidente Eisenhower explicó sus temores en una conferencia de prensa, exponiendo la llamada "teoría del dominó", objeto de vivas discusiones. Eisenhower dijo: "Si ponen de pie una serie de fichas de dominó en fila y empujan la primera, muy pronto acaba cayendo la última. Dicho de otra manera: si se permite que los comunistas conquisten Vietnam, se corre el riesgo de que se produzca una reacción en cadena y todos los estados de Asia sudoriental se vuelvan comunistas uno tras otro". Para prevenir la caída de las piezas restantes, John Foster Dulles ideó un dispositivo militar similar a la OTAN en esa región, llamado Organización del Tratado del Sudeste Asiático (OTASE).

Mientras todo esto pasaba, se efectuó la Conferencia de Ginebra, que determinó la división de Vietnam en dos países, estableciendo una demarcación provisional en el paralelo 17. Acordó, además, que en 1955 se celebrarían elecciones libres tanto en la parte norte como en la parte sur. Asimismo, la conferencia prohibió el ingreso de topas extranjeras a cualquiera de los dos países. Pero estos dos últimos acuerdos no se cumplieron, ya que la guerrilla sostenida en Vietnam del Sur obligó a su gobierno a postergar las elecciones y a pedir asistencia militar estadounidense.

En 1960, el Presidente John F. Kennedy envió una Misión Observadora a Vietnam, que aconsejó la intervención de Estados Unidos en ese país. El comando militar estadounidense en Vietnam se creó en 1962 compuesto por siete mil hombres, que aumentaron a más del doble en el año siguiente, adaptando su estrategia a la "teoría del dominó". Con el gobierno de Lyndon B. Johnson se comprometió la participación masiva de Estados Unidos en la guerra. En 1967 combatían 486 mil estadounidenses y Vietnam del Norte era bombardeado continuamente.

Con todo este despliegue bélico, el gobierno de Saigón (ciudad de Vietnam del Sur también llamada Ho Chi Minh,) recuperó parte de los territorios perdidos y dominados por los comunistas

Sin embargo, la opinión mundial estaba en contra de la intromisión estadounidense en Vietnam y eso afectaba las relaciones de Estados Unidos con otros países. Por esta razón, cuando Richard Nixon asumió la presidencia en 1969, buscó la forma para dar fin al conflicto del sudeste asiático. En 1973 se firmaron los acuerdos de París, que pusieron fin temporalmente a las hostilidades en Vietnam, retirándose las tropas estadounidenses. Pero el vacío que dejó Estados Unidos al alejar su ejército fue aprovechado rápidamente por los norvietnamitas, que avanzaron hacia el sur, ocupando Saigón y dando la victoria a los comunistas

LA GUERRA FRIA Y “BREVES” MUNDIALES:

La Guerra Fría no fue sólo un choque de imperios militares y económicos; lo fue también de formas de vida y de culturas rivales. Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la economía norteamericana vivió una creciente internacionalización y buscó extenderse hacia mercados extranjeros. Tras el plan Marshall, Estados Unidos alentó la libre empresa como base de su modelo económico. Entre 1950 y 1970, las exportaciones norteamericanas se cuadruplicaron. Durante la Guerra Fría, las corporaciones multinacionales florecieron. En 1968, el 40 % de las inversiones estadounidenses en Francia, Gran Bretaña y Alemania oriental fueron realizadas por sólo tres compañías: Ford, General Motors, Standard Oil de Nueva York. IBM, Ford y Exxon invirtieron grandes cantidades en Europa, Sudamérica y Asia. Cada base militar estadounidense se convirtió en un puesto de avanzada de la cultura y marca americana. En el mundo, la Coca Cola y los blue jeans fueron símbolos de la cultura del consumismo, objetos que millones aspiraban a lucir.

Pero en Estados Unidos, la prosperidad no fue repartida igualitariamente. En el mar de abundancia aún quedaban islas de pobreza. En los inicios de la década del '60, más de cinco millones de americanos estaban cesantes; el desempleo de los negros era nueve veces mayor al de los blancos. En los estados del sur, el racismo era una realidad. Blancos y negros no se podían sentar juntos en los buses, comer en los mismos restaurantes, beber en los mismos bares y asistir a los mismos colegios. Las protestas, que comenzaron en la década de los 50 contra el apartheid legal, se generalizaron durante los años '60. Martin Luther King, un joven pastor negro, lideró una protesta en Alabama contra la segregación en los buses públicos. King predicó a favor de la no violencia. Durante los noticiarios se mostraron imágenes donde policías golpeaban brutalmente a manifestantes. Lentamente, este grupo minoritario comenzó a obtener la solidaridad nacional e internacional. Aparecieron las primeras demandas por los colegios sin segregación.

En agosto de 1963, King lideró una marcha masiva en Washington y 200 mil partidarios de los derechos civiles se reunieron para oírlo. "Tuve un sueño", proclamó. "Ahora es tiempo de abrir las puertas de las oportunidades para todos los niños de Dios". La cantante Joan Baez guió en el coro de "We shall overcome". Bob Dylan cantó que había "Vientos de cambio". La manifestación en los jardines de la Casa Blanca llamaba a combatir las leyes racistas y a la igualdad de oportunidades para los negros en educación y trabajo. El Presidente John F. Kennedy invitó a los líderes a la Casa Blanca y los felicitó. "Los derechos de todos los hombres son disminuidos cuando los derechos de un hombre son pasados a llevar". Pero el Mandatario sabía que necesitaba el respaldo del sur, y vaciló antes de actuar decididamente.

Después del asesinato de Kennedy, Lyndon Johnson adoptó nuevas prioridades, como construir lo que él llamaba la "gran sociedad" y una "incondicional guerra a la pobreza". En julio de 1964, firmó el acta de los derechos civiles dejando fuera de la ley la discriminación racial. Pero la igualdad estaba lejos de ser una realidad en el sur. Una nieta de un esclavo, que había sido tan golpeada que no podía caminar, dijo en televisión: "esta es América, la tierra de la libertad y la casa de los valientes donde nuestras vidas son amenazadas a diario porque queremos vivir como seres humanos decentes".

En las ciudades del norte, la segregación residencial obligaba a las minorías raciales a vivir en gigantes ghettos. En el verano de 1965, el ghetto negro de Watts, en Los Ángeles, explotó convirtiéndose en el primero de una serie de motines dentro de la ciudad. Quince mil tropas habían sido llamadas, el ghetto ardió por una semana. Miles de edificios fueron destruidos; cuatro mil negros fueron arrestados; mil personas fueron heridas; 34 fueron asesinadas. En los tres años siguientes, las ciudades del norte experimentaron "largos y ardientes veranos", de descontento, motines y brotes de violencia. Estos culminaron en 1967, en Newark y en Detroit, donde 43 personas perdieron su vida y 250 millones de dólares en propiedad fueron destruidos. La revista Newsweek tituló "la tragedia americana". Los motines racistas ayudaron a crear una "reacción contra los blancos" y una profunda división dentro de la sociedad americana. Mientras Washington decía guiar al mundo libre contra la tiranía del comunismo, la pobreza y la injusticia, los conflictos dentro del país eran vergonzosos. Norteamérica libraba una guerra dentro y fuera de su territorio.

Una guerra sin razón

Los esfuerzos de lucha contra la pobreza del Presidente Johnson fueron rápidamente abandonados cuando la guerra con Vietnam consumió el dinero para los programas antipobreza. Se necesitaban sólo 50 dólares mensuales para sacar a un americano de la pobreza, pero cerca de 300 mil dólares para matar a un Vietnamita. La idea de una sociedad nueva se convirtió en una víctima del gasto militar en el sudeste asiático.

La guerra de Vietnam también dividió a Estados Unidos. Con las imágenes diarias en los noticieros y los elevados números de las víctimas, más gente se preguntó por qué estaban peleando esta batalla. Los movimientos antiguerra aumentaron en octubre de 1965, con protestas en más de 90 ciudades, incluyendo Washington, donde 80 mil protestantes marcharon. Las marchas antibélicas reunieron a pacifistas, grupos religiosos y organizaciones de estudiantes de izquierda que se opusieron al militarismo americano en el extranjero. Los slogans antiguerra hicieron eco alrededor de las universidades y ciudades a través de los Estados Unidos. Pero no todos se oponían a la política internacional de la Casa Blanca.

Mientras el número de personal norteamericano en Vietnam crecía año tras año, la mayoría de la población seguía apoyando este esfuerzo de guerra. Multitudes que portaban pancartas que decían "apoyemos a nuestros hombres en Vietnam - no los apuñalemos por la espalda", atacaban a los protestantes. Ronald Reagan, entonces en campaña para gobernador en California, dio su punto de vista sobre las manifestaciones antiguerra en Berkeley en tres palabras: "sexo, drogas y traición". Cuando los protestantes comenzaron a quemar la bandera, miles de patriotas norteamericanos salieron y compraron pequeñas banderas para ponerlas en las ventanas de sus autos. "Es mi país, correcto o equivocado", era el lema de los posters que comenzaron a aparecer a través de la nación.

Turba de violencia

El vacío entre lo que el gobierno decía y lo que la gente veía en televisión nunca fue más grande y la credibilidad de los norteamericanos en sus líderes nunca fue más baja. El apoyo para el Presidente por su manejo de la guerra cayó al punto más bajo de todos los tiempos. El 80 % de los americanos sintió que los Estados Unidos no estaba haciendo ningún progreso en Vietnam.

El 4 de abril de 1968, Martin Luther King Jr. fue asesinado en el balcón de un hotel en Memphis, Tennessee. Motines barrieron la ciudad. Miles de ciudades americanas explotaron; hubo más de 20 mil arrestos y 50 muertes. Setenta y cinco mil tropas fueron llamadas para restaurar la paz. Para muchos, King resumía el sueño de la igualdad racial, pero en los dos últimos años su influencia había disminuido. Ahora, la dirección de la comunidad negra había pasado a figuras más radicales que querían pasar de la desobediencia pasiva a la resistencia activa. Estaban los Panteras Negras, formados como paramilitares en el ghetto de Oakland, California, para una guerra civil. Otros negros nacionalistas llamaron abiertamente a la revolución.

En las primarias de California, en junio, Kennedy ganó por estrecho margen. Cuando abandonaba el hotel por la puerta trasera le dispararon en la cabeza; murió a la mañana siguiente. No hubo alboroto, sólo silencio. El país estaba traumatizado por estos asesinatos. La gente se preguntaba qué ocurría. Por qué el país se había vuelto tan violento.

Todo volvió a la normalidad cuando el Partido Demócrata se reunió en Chicago para elegir a sus candidatos a la presidencia -entre McCarthy o el vicepresidente Hubert Humphrey. Chicago era controlado por el alcalde Richard J. Daley, quien había prometido: "mientras yo ocupe este puesto, habrá ley y orden en las calles". En las revueltas después de la muerte de Martin Luther King, a la policía se le había dado la autoridad de "disparar a matar". Daley estaba determinado a mantener el orden durante las convenciones y no tenía intención de permitir ninguna marcha. La policía, algunos de ellos sin uniforme, atacó a un grupo de hippies y yuppies en el parque Lincoln y los persiguieron con porras y bastones. En la noche que Humphrey aceptó la nominación, la policía usó gas lacrimógeno para deshacer las protestas afuera del hotel donde se realizaba la convención.

Más de 200 policías trataron de infiltrar la marcha. Protestantes, periodistas y hasta ciudadanos ancianos fueron aporrados y golpeados. El gas lacrimógeno entró en el hotel, mientras Humphrey preparaba el discurso de aceptación. En la televisión en vivo, las cámaras captaron las extraordinarias escenas de afuera. Humphrey se quedó con la nominación del partido, pero estaba destruido. "Chicago era una catástrofe", dijo después. "Mi esposa y yo fuimos a casa con el corazón destrozado, apaleado y golpeado".

Sólo una semana después que los soviéticos sorprendieron al mundo con el movimiento de tropas hacia Praga, la policía de Chicago, de acuerdo con el The New York Times, "trajo la vergüenza a la ciudad, avergonzándola frente al país".

REPERCUSIONES:

Del otro lado, la dictadura encubierta de la Comisión de Actividades Antinorteamericanas, encabezada por el senador McCarthy, había sumido a la sociedad estadounidense en una crisis de valores frente a la que se alzó la figura del líder demócrata John F. Kennedy, elegido presidente en las elecciones de 1960. Las promesas de regeneración de Kennedy devolvieron el entusiasmo a los ciudadanos y supusieron una bocanada de aire nuevo, un nuevo estilo de hacer política mas alejado de los intereses de los grandes trust comerciales y mas sensible a las demandas liberales de las minorías negras y las nuevas generaciones.

Paradójicamente, serían precisamente estos dos abanderados de una nueva era de coexistencia pacífica quienes protagonizarían la crisis militar que puso al mundo al borde del holocausto atómico: la celebre crisis de los mísiles, en 1962, cuando la URSS quiso instalar mísiles en territorio cubano. Un año antes, en abril de 1961, había fracasado el intento de invasión de Cuba protagonizado por mercenarios cubanos exiliados, organizado por la CIA durante el mandato del presidente Eisenhower y ejecutado al poco de llegar Kennedy a la presidencia. La falta de apoyo aéreo a la invasión que tuvo por escenario la bahía de Cochinos, demostró que Kennedy no estaba dispuesto a ir mas lejos. Pero el que hubiera permitido que por lo menos se intentase revelaba también que Estados Unidos no estaba dispuesto a desentenderse de lo que ocurría en Cuba. Mas aun si se trataba de mísiles. La crisis se saldó con la retirada de las armas soviéticas, pero el fantasma de la Guerra Fría seguía gozando de buena salud.

El asesinato de Kennedy, el 22 de noviembre de 1963, y la destitución de Kruschev al año siguiente fueron dos portazos a las esperanzas de cambio y sus consecuencias son hoy todavía motivo de debate. Es unánime la opinión de quienes ven en la frustración del reformismo de Kruschev el principio del fin de los regímenes comunistas en Europa, encerrados desde entonces en un laberinto burocrático autoritario sin salida. Y la película de Oliver Stone, JFK, se hizo eco de la añoranza de la era Kennedy, últimamente enarbolada como bandera por el presidente Clinton, y de la denuncia del magnicidio de Dallas como el inicio de una era de corrupción y devaluación del sistema democrático que conduciría a las presidencias de Nixon y Reagan, plagadas de escándalos como el Watergate y el Iran-Contra.

Pero la década de los 60 conoció también otras iniciativas de paz al margen de la voluntad de las grandes potencias. La principal de ellas fue la constitución del Movimiento de Países No Alineados, en la Conferencia de Belgrado de 1961 convocada por el entonces dirigente de Yugoslavia, Josip Tito. Una iniciativa que respondía al protagonismo del Tercer Mundo, donde los procesos revolucionarios de países como Cuba y Vietnam, la independencia de Argelia o las luchas anticoloniales de Nasser en Egipto o Nehru en la India, eran una llamada a la conciencia de los ciudadanos de Occidente.

Los 60 empezaron siendo años de barbudos, por las simpatías que Fidel Castro y sobre todo el Che Guevara, cuya muerte en Bolivia en 1967 lo elevó a la categoría de mito, despertaban entre los jóvenes de medio mundo, pero se convirtieron pronto en los años de las melenas, seducidos por el nuevo espíritu de un grupo de músicos de Liverpool cuyo nombre haría época: los Beatles. Unas melenas que no solo tenían el declarado propósito de molestar a los mayores, que se molestaban a modo, sino también de poner en solfa la sexualidad de la época. Que un chico y una chica compartieran vaqueros y cabello largo era una manera explícita de señalar que eran iguales, una forma de liberarlos de los tabúes asociados al sexo. Unos años después, el conjunto Los Bravos vendrían a explicárselo mas claro a los españoles, que no estaban en los 60 para muchos trotes porque si la moral oficial francesa podía resultar a un parisino trasnochada, la española daba directamente ganas de vomitar, cuando no conducía al aspirante a rebelde a los solanos de la Dirección General de Seguridad. Decían Los Bravos «Los chicos con las chicas tienen que estar». Y semejante versito naif era casi una blasfemia en tierra hispana, mientras por las europas los jóvenes trataban de digerir ese vivir sin vivir en si que provocaban el amor libre y sus diversas combinaciones matemáticas (dúos, tríos, comunas).

Mientras en Francia los jóvenes izquierdistas reprochaban a los sindicatos su falta de radicalidad, en 1963 nacía en España entre sobresaltos el movimiento de Comisiones Obreras, pronto perseguido con saña por la Policía. En 1963, mientras el comunismo ejercía una indudable influencia sobre numerosos intelectuales europeos, en España era fusilado el dirigente comunista Julián Grimau, entre fuertes protestas internacionales. Y si los estudiantes estadounidenses acampaban con sus guitarras y sus melenas ante la Casa Blanca para protestar por la guerra del Vietnam, los españoles corrían el riesgo de acabar como Enrique Ruano, que moría en 1969 al ser arrojado por una ventana de la Dirección General de Seguridad de Madrid. La versión oficial fue que saltó al vacío en un descuido de sus solícitos guardianes.

Definitivamente, los años 60 no tuvieron para los jóvenes españoles la misma luminosidad que pudieron tener para los de París, Berlín o California, pese a la luz de esperanza que cantantes como Raimon o Serrat arrojaban con sus canciones. De modo que cuando los vientos de cambio que venían a lomos de los nuevos ritmos, las nuevas vestimentas, los nuevos usos amorosos, la nueva solidaridad con los países del Tercer Mundo, tomaron cuerpo en lo que ha pasado a la historia como el Mayo del 68, en España fueron muy pocos los que pudieron sentir la conmoción en directo. Aquí solo llegaron los ecos, en medio de algunos conatos de protesta estudiantil reprimidos por el Régimen. Llegaron las consignas: «Prohibido prohibir», «La imaginación al poder», «Cuanto mas hago el amor mas quiero hacer la revolución, cuanto mas hago la revolución mas quiero hacer el amor». Llegaron algunos nombres legendarios como Daniel CohnBendit o Alain Krivme. Y las canciones. Esas canciones de Leo Ferre, de Jacques Brel, de George Brassens, de Moustaki, que venían de las barricadas de París. Y las otras, los cantos de Joan Baez o de Bob Dylan, que arrasaban en el campus universitario de Berkeley. Campus de los que llegaban también las historias que hermanaban revolución y sexo (como había sucedido ya en la Revolución Francesa o en la misma Revolución Rusa) y cuyo máximo portavoz era el pensador Herbert Marcusse.

Todo un vendaval crítico que sobresaltó a los poderosos del bloque occidental y que contagió, mediante el Concilio Vaticano II, inaugurado en 1962, incluso a una institución tan conservadora como la Iglesia católica. Un vendaval que coexistía con otra corriente que, disimuladamente, pugnaba por transformar el mundo en sentido inverso al que le señalaban los jóvenes del 68: la influencia de la televisión, que difundía la paulatina uniformidad cultural y la pasividad del espectador. Los 60 fueron años triunfales para la televisión, años de pasmada fascinación ante las monerías del perro Rintintin, de cavernícolas aventuras de clase media prehistórica en Los Picapiedras , de la magia de Embrujada , los sanos embrollos de Bonanza o los sueños cutres de prosperidad de Un millón para el mejor.

Pero al otro lado del Muro que se había levantado en Berlín, en tan solo una semana, durante el mes de agosto de 1961, y que simbolizaba la Guerra Fría, también había un viento de esperanza. Pero a la caída de Kruschev, en Checoslovaquia el Partido Comunista, dirigido por Alexander Dubock, inició un proceso de reformas desde finales de 1967 que suponía de hecho la incorporación de los valores democráticos al socialismo. Sus autores lo bautizaron como «socialismo de rostro humano» y la prensa como Primavera de Praga.

El final del año 1968 tuvo amargas consecuencias a ambos lados del Muro. Mientras en Occidente la revolución de Mayo se ahogaba en su propio entusiasmo, incapaz de organizar una alternativa al poder constituido, extraviada en sus rasgos mas exóticos, desatendida por la izquierda tradicional, en el Este, los tanques del Pacto de Varsovia se encargaban de borrar los rasgos humanos del rostro del socialismo, dando al traste con la Primavera de Praga y con la carrera política de su líder.

De igual modo que las caídas de Kennedy y de Kruschev tuvieron efectos a largo plazo, el fracaso del Mayo y de la Primavera de Praga lo tuvieron a mas corto plazo. En primer lugar, generando un sentimiento de frustración que venia a ocupar la plaza de las a veces ingenuas esperanzas que guiaron buena parte de la década. Y junto a ese sentimiento, la búsqueda en Occidente de otras vías mas violentas para lograr la transformación del mundo. Desautorizada definitivamente la URSS como referente utópico, la remota y criptica China, con la figura legendaria de Mao-Tse-Tung, se convertía en polo de atracción indiscutible. China mantenía malas relaciones con la URSS y su revolución cultural, que estuvo plagada de abusos, era percibida desde Occidente como un sano intento de cambiar la vida. Menudearon los grupos prochinos y pronto surgieron los embriones de las guerrillas urbanas que, como la Fracción del Ejército Rojo, en Alemania, o las Brigadas Rojas, en Italia, darían forma al terrorismo de los años 70. Junto a ellos, los 60 alumbraron también formas de violencia nacionalista.

En Irlanda del Norte, continuó el protagonismo del IRA y las movilizaciones políticas de lideres como Bernardette Devlin. Y en 1961 nacía en el País Vasco ETA, que tomaría el camino de la violencia terrorista en 1968. En el Este, bajo la nueva helada de la era Breznev, iba a gerininar poco a poco la disidencia, que terminaría, dos décadas después, con los regímenes que habían aplastado el sueño de libertad de Praga. Y en las espesuras asiáticas de la jungla de Vietnam se formaba el pantano político, moral y militar que acabaría llevando a la derrota a Estados Unidos de América.

Los años 60 se cerraron con una fantasía hecha realidad: la llegada del hombre a la Luna, pero también con crispación, como un sueño grato que de pronto se torna angustioso. Muchos de sus ideales se hundieron para siempre, pero el mundo ya no volvió a ser el mismo tras su década: ni las costumbres sexuales, ni las pautas morales, ni el papel de la música o de la moda o de la televisión. Ni siquiera los mismos protagonistas de aquellos años, muchos de los cuales terminaban ofreciendo el triste espectáculo de su reconversión en estresados yuppies, en lo que mas odiaron, en hombres de orden.

Quizá el exponente mas simbólico de la pesadilla final de los años 60, que ha llegado hasta la actualidad, sea el problema de la droga. El LSD, la heroína, el porro, armas reivindicadas en diferentes grados por intelectuales y artistas de la época como liberación de la imaginación y los sentidos, acabarían por convertirse, de la mano de la frustración y del mercado negro, en letales puñales esclavizadores, en fuentes de turbios y sangrientos negocios, en una eficaz forma de alienación. Como Icaro, los jóvenes de los años 60 levantaron vuelo hasta rozar el Sol. Como él, mas dura fue su caída. Las luces de aquella empresa y sus sombras llegan ahora, una vez mas de la mano de la música. Ahora, como entonces, la música de los 60 ofrece, ingenua a veces, rebelde, soñadora o provocadora, un camino para despertar la imaginación dormida. Un esfuerzo que, pese a todo, siempre merece la pena. Al fin de cuentas, Icaro logró escapar del laberinto que le apresaba, aunque fuera a través de la muerte.

HISTORIA DEL ROCK (1960):

Desde 1954 en que naciera este género musical, cientos de autores han querido clasificarlo como un fenómeno popular, pasajero y sin trascendencia cultural; pero a diferencia de lo que normalmente se conoce como música pop ¿Qué es lo que le hace peculiar e inperecedero? Por una parte, el término Rock& Roll del idioma inglés, se traduce como "piedra (eslabón inicial) y rollo" (consecuencia de ideas), reales gracias a la inventiva de una sociedad anglosajónica, transformada por dos guerras mundiales, e influenciada por el folklore del resto del Mundo. ¿Quién soy? ¿qué es lo que hago aquí? ¿y cual es la razón de ser de las cosas que me rodean? Podemos pensar por tanto que coexisten por la perpetuidad de la especie humana en la segunda mitad del siglo XX, la cual ha sobrevivido a la amenaza de la guerra nuclear. Muchos podríamos suponer que "rock&roll" significa "muévanse y agítenlo" como si se tratara de un baile aborigen más viejo que la escritura. La verdad es que el movimiento rockero es tan nuevo como el proceso de desarrollo de los países del tercer mundo y debido a ello merece cierto respeto por parte de las comunidades latinas, islámicas y orientales; las letras de ciertas canciones representan críticas bien fundamentadas.

El origen del Rock, según la enciclopedia española SALVAT, lo encontramos dentro del mismo pop, que ha sido y sigue siendo el principal exponente de la evolución de la nueva cultura, llamada también contracultura. Cuando los jóvenes teenagers americanos. Superada ya la crisis económica de postguerra, empezaron a constituir un grupo con poder adquisitivo, gustos y personalidad, y gustos distintos de los de sus padres; sin embargo hubo quienes perdieron a sus progenitores tras la Segunda Guerra Mundial, y se vieron en la necesidad de "afrontar solos al Mundo" como es el caso de los mejores compositores. El rock resultó de la fusión original de tres corrientes musicales ya existentes en la primera mitad del siglo. El jazz y el folk son típicos del folklore norteamericano, sobre todo por ser "música de blancos"; el sonar de metales así como el baile nativo "tab" de los años 20's; pero por sí solos no provocaban la agresividad mostrada por la juventud norteamericana de los años 50´s. Los valores morales eran distintos tres décadas atrás. El blues por su parte, es de negros, y fue en su tiempo considerado por su estatus de desconocido como subterráneo a nivel nacional en los Estados Unidos de una recesión económica, la cual se produjo a fin de cuentas tras el "jueves negro" de 1929 y empezó "la gran depresión".

Antes del ataque aéreo japonés a Pearl Harbor el 9 de diciembre de 1941, esa nación tenía sobrepoblación en el sector desempleado de la sociedad; todos fueron reclutados y enviados al frente junto con sus instrumentos musicales para tocar jazz a los demás soldados. Tras la guerra, la población disminuyó y la economía se reactivó; el gobierno aprendió que la guerra es el negocio más provechoso del Mundo, y la gente pudo dedicarse a lo que le viniera en gana, como fue el caso de músicos ociosos (ej: Bill Haley). A excepción del folk, el jazz y el blues son considerados ritmos salvajes; éste último incluso puede tener sus raíces en la música afroamericana que muestra un espíritu de inconformidad y depresión por la esclavitud que sufrió su gente en el pasado. Hay quienes piensan que el blues surgió de los creyentes en el budú y demás ritos satánicos. Resulta difícil diferenciar unos de otros, pero en 1954, Bill Haley hizo pública su Combinación de Estilos a través del material discográfico; tuvo un perfil artístico que lo hacía inconfundible en las audiencias que comenzaron al compás del reloj. Fue así como nació el rock&roll de blancos, como un fenómeno popular.

¿Y porqué no decir un fenómeno de masas? Bien, pues hay que tomar en cuenta la enorme lista de estrellas de rock que le siguieron a Haley, no sólo músicos, sino también actores de cine como James Dean, estelar de la película El Rebelde sin causa. Y vaya que sí es un buen calificativo para los fans del rock, ya que en muchos casos produce repercusiones mentales como tips nerviosos, ansiedad, impaciencia, etc. Dos años después de rock around the clock surgió de la incógnita el primero y más clásico "sex simbol" del movimiento: Elvis Presley, el "rey". Cabe señalar que muchos rockeros famosos se adjudican pseudónimos como este. Hijo de familia acaudalada, Elvis soñaba desde chico en hacerse actor de cine, pero al estar presente la oportunidad no resultó mejor que como cantante, y propagó el movimiento al otro lado del Océano Atlántico.

Mientras esto sucedía en el primer mundo anglosajón, en México la costumbre de escuchar música clásica perduraba, incluso en zonas rurales se acostumbraba aún la música nacional. Aquí se escuchaban temas musicales de película, esto es, si Pedro Infante y Jorge Negrete cantaban canciones no tan famosas en sus filmes, estas canciones se volvían regla al venderse discos de película. Por esto, los americanos siempre pensaron que, aparte de que éramos indígenas ignorantes, no gozábamos de un buen gusto musical; y resultaría obvio que nunca se escucharía rock en México. Por desgracia o por fortuna resultó que sí, incluso en el momento de nacer el rock en 1954 a través de "yankees" descendientes de mexicanos como el cantautor Ritchie Valens; según la película de 1986 La Bamba, este joven latino murió en un accidente aéreo a los 17 años de edad, junto con otro rockero llamado Bobby Holly. Parecía en un principio que nuestro país se salvaba de una oledada de anticultura seguida de un comportamiento vándalo inducidos por la música rock en los Estados Unidos y la Gran Bretaña, pero solo fue cuestión de tiempo. Los Rebeldes del Rock surgieron para interpretar versiones en español de canciones originalmente compuestas en inglés por músicos de soul y gospel tales como los Everly Brothers, Frank Sinatra y sobre todo rockeros como Eddie Cochrain.

A fines de los 50's surge un raro baile rockero que se puso de moda en el periodo 1961-63: el twist (torcido) y este "se agradece" a intérpretes como Tony Sheridan (que en 1982 apareció en un documental sobre los Beatles) y el mismo Eddie Cochrain, analogado como uno de los más cúspides de su tiempo; entre el '57 y el '59 plasmó sus 40 composiciones incluidos en tres discos de larga duración. Cochrain murió en 1960 en accidente automovilístico, autor original del hit "summer times blues" interpretado por The Who en 1970 y en español por estrellas de Televisa titulándola "popotitos".

En los años cuarenta los discos de vinilo eran de 78 revoluciones por minuto, y cuando aparecieron las consolas que reproducían fonogramas en 33½ r.p.m. se les llamó LP´s (long play, disco de larga duración). El Beat es la repetición alternada y constante de los bajos y percusiones. Desde que se inventara el sintetizador, éste ha formado también parte del beat tal y como lo demuestra la máxima figura del Soul, James Brown. Este instrumento se lo debemos a un mexicano, invidente, del cual no tenemos datos.

Cuando el Rock Perdió su Roll:

Comienzan los años 60's, y mientras en Norteamérica se lucían los solistas rockeros y duetos de soul, en Europa surgió la competencia a base de cuartetos como los Beatles y quintetos como los Rolling Stones. The Silver Beatles aparecieron por vez primera tocando en centros nocturnos del puerto de Liverpool en 1957, conformado originalmente por el protestante John Lennon (creador del grupo), el católico Paul McArtney, el anglicano George Harrison, y un plebello sin trascendencia llamado Pit Best que en 1960 fuese reemplazado por Richard Starkey (Ringo Starr); quedando así la legendaria alineación del "cuarteto de Liverpool", The Beatles. Fueron estos ingleses la chispa que encendió el fenómeno "Invasión Británica".

Dado que las presentaciones inglesas en ciudades como Nueva York y Pholadelphia iban seguidas de suicidios y vandalismo, los condados americanos emprendió una campaña anti-británica por lo que se culpó a los Beatles de ser los Anticristo, que a fin de cuentas sirvió como pretexto para promocionar a las estrellas americanas que participaban del "mismo delito".

Uno de los más conocidos en Estados Unidos durante los sesenta fue Bob Dylan, autor de la Música de Protesta, nació en 1941 con el nombre de Robert Zimmerman. Es el más importante entre los cantautores que han revalorizado y difundido el folk song o música popular de los Estados Unidos. Sus canciones están centradas en la crítica de la sociedad burguesa, materialista e inhumana; debutó en 1962 y entre sus canciones descuellan "Blowing in the wind"; su primer gran éxito mundial, "Like a rolling stone" (1965) entre otras.

Durante la primera mitad de los 60's se gozó de un rebelde alarido convertido en amoroso susurro (Beatles, Beach Boys, Simon and Garfunkel, the Byrds, Dave Clark Five, Buffalo Springfield, etc..) pero en la segunda mitad de esa década, el rock pierde su buena reputación debido al movimiento Hippie. Los protestantes anglosajones constituyeron este movimiento comunitario. penetrado de una mística literaria, pacifista y de oposición a la sociedad de los años 60´s, considerada en aquel entonces "caduca". Originado también en los Estados Unidos, representa una continuidad del movimiento beatnick al cual injertaron principios del budismo, cristianismo protestante, y de ideologías nihilísticas ó utópicas, así como de algunos autores contemporáneos: Marcuse, Thoreau, Timothy Leary, etc. En 1970, como rasgo característico, abandonaron las ciudades y constituyeron comunidades agrícolas, aunque estas no progresaron. En su rechazo de la "sociedad de consumo" incluyen un retorno a la naturaleza junto con la búsqueda paradójica de un mundo ideal, artificial sólo a ellos, revelado en las prácticas psicodélicas y a través de drogas alucinógenas.

EL MOVIMIENTO DEL 68 EN MÉXICO:

Ambiente en México. El aparato oficial de dominación era apabullante: las organizaciones sindicales y campesinas, los medios de comunicación, las elecciones y en parte también, los sectores académicos e intelectuales, estaban controlados casi en su totalidad por el gobierno. El partido oficial tenía la capacidad de ganar cada elección en todo el país, casi todas legítimamente y en forma fraudulenta las restantes. De igual manera, a los líderes disidentes se les atraía al sistema o se les coaccionaba, pero en caso necesario se usaba la fuerza hasta donde fuera necesario. El poder legislativo y el judicial recibían instrucciones del presidente sin atreverse a discrepar en lo mínimo. La oposición era en todos los casos muy débil, había partidos simulados y el Partido Comunista era clandestino. Un control férreo, pero con un discurso de democracia y modernidad.

Toda esa ambigüedad y simulación dificultaban que la inconformidad existente se precisara con claridad. La crítica era mantenida a raya, y quien se atrevía a evadir el control y decir una opinión que no halagara al gobierno, era tratado simplemente como enemigo de este. Para el ciudadano común, no era fácil distinguir si cada situación injusta era determinada estructuralmente, o estaba en espera de su turno para solucionarse, como afirmaba el discurso gubernamental. La ubicuidad agobiante de los instrumentos del poder en cada aspecto de la vida lograba el objetivo de mantener el control de la población, pero no evitaba la presencia de una semilla de sentimiento antiautoritario latente en las mentes de la gente. Para que esa dura semilla germinara, ayudó la personalidad excepcionalmente repulsiva del presidente Días Ordaz, que aumentaba la percepción de lejanía del gobierno que sentía el pueblo.

Los estudiantes resultaron ser el segmento de la población en que reventó la presión provocada por la estructura de control del gobierno. El contacto que tienen con las grandes obras del pensamiento, su carencia de dependientes económicos y la brevedad de la trayectoria que apenas han dado a su vida, son algunas de las circunstancias que hacen más rebeldes a los jóvenes dedicados al estudio.

El movimiento. Hay crónicas y cronologías suficientes de los sucesos que se conmemoran. Estos son los hechos resumidos: juego de fútbol entre dos escuelas preparatorias que termina en pleito, intervención violenta del cuerpo de granaderos, protesta de estudiantes solidarios, que exacerba el ánimo de la marcha conmemorativa del asalto al cuartel Moncada en Cuba. Escalada de represión y protestas, que escapa al control de las autoridades, que además estaban divididas por la ambición de la sucesión presidencial. El liderazgo estudiantil se formaliza en el Consejo Nacional de Huelga (CNH). Cierre de las universidades, tomas y liberaciones de estas por el ejército, el rector de la UNAM encabeza una de las mayores manifestaciones. Desdén por "la mano tendida" del presidente y envío de negociadores del gobierno hasta el mismo 2 de octubre. Se aproxima la inauguración de la olimpiada, que atraerá la atención y los medios de comunicación mundiales, y en el gobierno crece la desesperación. Alguien planea la aprehensión de los líderes en una manifestación que precedería a una marcha. Francotiradores, batallón Olimpia y el ejército actúan simultáneamente, en una acción tan torpe que termina con el ejército disparando a estudiantes inermes. Después, la represión, simple y llana. El lema de la olimpiada: "Todo es posible en la paz".

Los propósitos del movimiento no se entenderían con solo revisar el pliego petitorio del CNH -supresión del cuerpo de granaderos, destituir a los jefes policíacos, derogar el delito de sedición, salida del ejército de las universidades, libertad a presos políticos--. Se perseguían anhelos que no se expresan explícitamente, pero se perciben en la espontaneidad del apoyo al movimiento, en el éxito de marchas multitudinarias, tomas del zócalo, en las guardias, asambleas, pintas y mítines. Ese propósito tiene que ver con la sensación primitiva de desafío al prepotente, la percepción de alterar el destino, y el triunfo interno de cumplir con el dictado de la conciencia. Sin duda pudieron haber líderes con propósitos mezquinos, pero no alteraron la esencia libertaria del "68" mexicano.

CONSECUENCIAS:

El presidente asumió la responsabilidad de las acciones gubernamentales en 1968. No hacía falta hacerlo, en un régimen de las características del que presidió. En cuanta oportunidad tuvo, expresó su orgullo por haber salvado al país de siniestros conspiradores internacionales y nacionales, ajenos a la historia y anhelos nacionales. A quien tuvo la posibilidad de culpar lo hizo su sucesor, pues tal poder tenía. No cambiaría el país en los dos años restantes de ese sexenio.

El secretario de Gobernación de Días Ordaz, Luis Echeverría, fue el siguiente presidente. Pronto tuvo la oportunidad de mostrar su vocación represiva. Aunque nadie esperaría que tolerara las guerrillas y la subversión que nacieron entonces, en gran parte nutridas por el "68" y la represión consecuente, su gobierno fue más notorio en el trabajo para remediar los conflictos que en su prevención. Se ampliaron, sin embargo, los espacios educativos superiores y se hizo una difusa "apertura democrática". Tan lamentable era la situación de la política nacional que el siguiente presidente se eligió sin ningún contrincante registrado.

A partir de los 70's tuvimos reformas políticas para incluir a partidos marginados, lento crecimiento de la oposición, que llega a tener triunfos que cuando eran importantes no se reconocían. Un candidato presidencial contrario al oficial fue despojado del triunfo, y el presidente usurpador se ve obligado a ofrecer un cambio democrático, lo cual cumple forzadamente y en lo mínimo posible. A tirones se le obliga a profundizar las reformas, llegan los primeros gobernadores de oposición, y aunque el siguiente candidato presidencial oficial gana con amplio margen y en forma más aceptable que los anteriores, llega de nuevo ofreciendo otra reforma electoral y política. A partir de ella empieza a ser frecuente el triunfo de partidos opositores.




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País: México

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