Economía y Empresa
Crisis económica de los años 30
Esquema del proceso que desembocó
en la crisis americana de 1929-1930.
Un trabajador calificado solicitando empleo. En su espalda se lee: “Conozco tres oficios, hablo tres idiomas, combatí durante tres años, tengo tres hijos y no tengo trabajo desde tres meses, pero sólo quiero un trabajo”.
Modelo keynesiano de funcionamiento de la economía
Evolución del empleo en los Estados Unidos (1919-1941) | |
Año | Desocupados (en números) |
1919 | 950.000 |
1929 | 1.550.000 |
1930 | 4.340.000 |
1931 | 8.020.000 |
1932 | 12.060.000 |
1933 | 12.830.000 |
1934 | 11.340.000 |
1935 | 10.610.000 |
1936 | 9.340.000 |
1937 | 7.700.000 |
1938 | 5.560.000 |
Depresión en los Estados Unidos
Hacia fines de los años veinte, comenzaron a advertirse los primeros síntomas de estancamiento económico: se frenaron la producción agrícola y la construcción pública y privada. Al mismo tiempo, favorecidas por los créditos, las industrias producían bienes a un ritmo muy superior al de las posibilidades de consumo de la mayoría de la población. Así, llego un momento en que las empresas comenzaron a tener dificultades para vender sus productos.
El 29 de octubre de 1929, crecía una ola especulativa, que se reflejaba en especial en la compra de acciones en la Bolsa de Wall Street. La cotización de las acciones subieron en forma espectacular, dejando de guardar relación con la marcha de la economía real, en pocas horas fueron vendidas 13 millones de acciones y se evaporaron las ganancias. Cuando se difundió la noticia de los problemas por los que atravesaba la industria, creció la desconfianza entre los inversores, que intentaron recuperar los capitales invertidos en la Bolsa. Entre 1930 y 1932 de extendió un periodo que fue conocido como la Gran Depresión. Durante esos años, en los Estados Unidos, los valores de las acciones no cesaron de bajar; la recorrida de los inversores que pugnaban por vender sus acciones provocó el crack o derrumbe de la Bolsa de Nueva York.
La crisis bursátil desencadeno una crisis económica en el sistema capitalista internacional de una gravedad nunca experimentada hasta entonces, lo cual arrastró a bancos -ya que la gente retiró rápido sus ahorros -, industrias y en general a todos los sectores económicos. La crisis también afecto a los productores agrarios, que asistieron impotentes a la caída de los precios de su producción y fueron incapaces de afrontar las deudas contraídas. La situación llevo a la quiebra a numerosos bancos de alcance local y, por efecto de arrastre, a los más grandes. El espectáculo de miles de depositantes pugnando por retirar su dinero hizo tomar conciencia de la gravedad de la situación.
Las consecuencias sociales de la crisis golpearon en particular a los asalariados que, en cifras nunca vistas antes, perdieron sus empleos, sus ahorros y muchos, también sus viviendas. Las largas colas de desocupados en busca de alimento, o durmiendo en las calles cubiertos con cartones y papeles de diario por todo abrigo, fueron una escena habitual de la primero década de 1930.
El presidente Herbert Hoover (1929-1933) cargo con el desprestigio de haber gobernado, sin éxito, durante la crisis. Los refugios precarios donde vivían los desocupados eran conocidos como Hoovervilles (pueblos), y los diarios con que se cubrían para mitigar el frío, como las “mantas Hoover”.
Las repercusiones mundiales de la crisis
La crisis norteamericana pronto se transformo en mundial. Los países europeos se vieron perjudicados por la suspensión de los créditos que recibían de los Estados Unidos, que además de devolvió sus capitales. Esto actuó como detonante de las quiebras bancarias en varios países europeos, como Alemania y Austria. Al mismo tiempo, los países que basaban su economía en la exportación de alimentos y materias primas, como la Argentina, vieron caer en picada de sus productos.
La vida de millones de personas se vio afectada por el fenómeno del desempleo: en 1932, un 30% de la población de los Estados Unidos y un 45% de la de Alemania no tenía trabajo ni posibilidades de conseguirlo en el mediano plazo.
Las soluciones no eran posibles dentro del marco de la economía liberal clásica, es decir, confiando en la capacidad del mercado para restablecer el equilibrio. El economista británico John Maynard Keynes fue uno de los teóricos que expuso con mayor firmeza su convicción de que, para que el régimen capitalista sobreviviera, los estados debían diseñar políticas de control y planificación económicas. Su modelo económico, que se generalizó después de la Segunda Guerra Mundial, tuvo gran influencia sobre las nuevas políticas económicas.
Así, los estados optaron por intervenir en la economía, tendencia que se inauguro en los años treinta e iría en aumento hasta los años ochenta: participaron en la generación de empleo, el control de precios y salarios, la compra de productos agrícolas, el control monetario, los créditos a las industrias y la política aduanera.
Si bien todos los países capitalistas adoptaron en mayor o menor medida la planificación económica, el intervencionismo del Estado se entendió de manera diferente en los países democráticos y en los países bajo regímenes totalitarios.
Los Estados Unidos en el siglo XX
Los Estados Unidos han sido la gran potencia del siglo XX. Se han impuesto en el mundo a través de su poderío económico y militar, y de su influencia cultural y científica.
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La gran expansión
Los EE.UU. ingresaron a la Primera Guerra Mundial en 1917, cuando el conflicto ya llevaba tres años de desarrollo. El poderío americano definió la guerra en dos años. Después de la guerra, el presidente norteamericano Woodrow Wilson impulso “una paz justa y duradera”, pero los países europeos victoriosos hicieron fracasar la iniciativa. Este fracaso tuvo repercusiones internas en los EE.UU.. El partido Demócrata del presidente Wilson fue derrotado. El triunfador, Warren Harding -que prometio la no intervención en política internacional y el regreso al aislacionismo- inicio doce años de gobiernos republicanos.
Tanto Harding (1921-1923) como sus sucesores Calvin Coolidge (1923-1929) y Herbert Hoover (1929-1933) eran hombres de origen humilde que se habían enriquecido como empresarios. Representaban al self made man (el hombre-que-se realiza-a-sí-mismo): un ideal de empresario individualista y triunfador que amasa una fortuna desde la nada.
Durante mas de ocho años -entre marzo de 1921 y octubre de 1929- los EE.UU. conocieron una formidable expansión económica.
¿Qué factores ayudaron a esta expansión?
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Durante la guerra, los EE.UU habían otorgado créditos multimillonarios a los países aliados, que después extendieron a los países vencidos en el conflicto. Estos créditos convirtieron a los EE.UU. en el mayor acreedor del mundo. Toda Europa les debía dinero.
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Las economías europeas quedaron destruidas; y aunque el comercio internacional no alcanzó los niveles anteriores a la guerra, su recuperación favoreció las exportaciones americanas hacia Europa.
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Debido a su desarrollo tanto industrial como agrario, los EE.UU. no necesitaron importar prácticamente ningún producto durante la década del ´20.
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La producción en serie permitió abaratar los costos de la mano de obra y obtener una mayor una mayor productividad (más producción en menor tiempo por igual salario).
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El requerimiento de grandes inversiones de capital inicial acentuó el proceso de concentración de los capitales y la formación de cartels.
¿Cuál fue la base de la gran expansión económica de la década del ´20?
El gran impulsó provino de las industrias automotriz y de aparatos eléctricos (especialmente radios).
A la Ford -que desde 1907 fabricaba el Ford T- se sumaron la Chrysler (que fabricaba el Plymouth) y la General Motors (que fabricaba el Chevrolet). La expansión de la industria automotriz arrastró el desarrollo de otras actividades industriales (las industrias de neumáticos y de acero, por ejemplo). El crecimiento del número de automóviles obligó a los gobiernos a construir rutas que unieran a las principales ciudades; estas obras, a su vez, impulsaron la industria de la construcción.
La fabricación de aparatos eléctricos creció debido a la extensión de la red eléctrica por todo el territorio estadounidense. La radio se convirtió en un artículo de consumo masivo. Junto con la radio, apareció la publicidad. Esta nueva técnica de propaganda multiplicó aún más las ventas de todo tipo de producto. En el caso de los automóviles, la publicidad generó entre los automovilistas el deseo de cambiar de modelo. El aumento del consumo permitió el surgimiento de un nuevo sistema de distribución de alimentos: las grandes tiendas (precursoras del supermercado), en las que se podía comprar todo tipo de alimentos.
Las tierras recién loteadas favorecieron la especulación: los compradores las adquirían baratas y las vendían después a precios más altos. En muchos casos, los compradores no conocían ni la ubicación ni las características de las parcelas: se limitaban a recibir el titulo de propiedad para revenderlo más caros. Al mismo tiempo, los centros de las principales ciudades cambiaron de aspectos. Con la incorporación del acero a la construcción, se levantaron edificios rascacielos destinados a oficinas.
La especulación también llego a la Bolsa de Valores de Wall Street (ver anexo). Durante varios años, las acciones de las grandes compañías subieron sin cesar, y los especuladores participaban del negocio sin invertir dinero: compraban a crédito, confiando en que las acciones continuarían subiendo de precio. Hasta que un día, el martes 24 de octubre de 1929, las acciones bajaron de precio. Y no dejaron de bajar durante cuatro años consecutivos. Los EE.UU. cayeron en la depresión económica más grande de toda su historia.
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La crisis de 1929
Las primeras señales de la crisis se habían manifestado entre 1925 y 1928. Por un lado, los índices de la construcción habían comenzado a reducirse: se había construido demasiado y ya no quedaban compradores. Otros dos sectores -el de la minería de carbón y el de la agricultura algodonera- también habían entrado en crisis. A esta situación, se agrego una contracción del mercado mundial, es decir, una reducción de los intercambios comerciales entre países. Como consecuencia, los productores americanos se encontraron con sus depósitos cargados de mercaderías que no podían vender.
Hubo otros factores que ayudaron a la crisis. Las grandes industrias habían aumentado sus ganancias durante la década del ´20, pero no aumentaron los salarios. Esto produjo una distribución desigual de las ganancias: los industriales eran cada vez más ricos. El dinero acumulado era invertido en nuevas maquinarias. Pero llego un momento en el que ninguna mejora de la producción tenia sentido: por mas velocidad y calidad que se obtuviera en la fabricación de un producto, era imposible venderlo. Ya no quedaban posibles compradores. Entonces, el dinero acumulado por la industria fue destinado a especular en la Bolsa: las grandes compañías prestaban dinero para que los especuladores compraran acciones (de las mismas compañías); las acciones subían de precio debido a la demanda, pero ese precio era falso porque no estaba sostenido por un aumento en la producción industrial. Así, entre marzo de1928 y octubre de 1929, las acciones de la Bolsa de Valores subieron aceleradamente debido sólo a la especulación. Hasta que un día empezaron a bajar, y se desato la crisis.
El efecto de la crisis de 1929 fue devastador. Los banqueros americanos, desesperados, retiraron su dinero de los bancos de Europa para devolverlo a los EE.UU. y exigieron que los países europeos pagaran sus deudas. En consecuencia, la crisis se hizo mundial.
En los EE.UU., miles de fabricas, bancos y comercios cerraron. La desocupación se multiplico a un ritmo enloquecedor. En las grandes ciudades, los desocupados hacían colas frente a ollas populares a la espera de un plato de comida; en las zonas rurales, miles de habitantes hambrientos esperaban frente a los depósitos el reparto del trigo que no había podido vender. Los salarios cayeron hasta límites que apenas permitían sobrevivir; niños y niñas menores de edad debieron salir a buscar trabajo en un esfuerzo para sostener a sus familias; las ciudades se llenaron de viviendas precarias construidas con chapa y cartón; el número de suicidios entre los varones adultos -padres de familia- aumentó en un 20%.
Entre 1928 y 1932, el número de desocupados aumentó de 1.800.000 a la “pavorosa cifra” de casi 12.000.000, lo que significo, para ese último año, que aproximadamente uno de cuatro trabajadores del país, con sus familias, carecía de medios de vida.
No obstante, el presidente Hoover y muchos representantes republicanos obviaron el significado de la depresión y consideraron que sólo había sido un “pánico de los banqueros”. Confiaron, además, en que todo se arreglaría con un aumento del arancel proteccionista para la agricultura y la industria. Por lo tanto, el Congreso aprobó, en 1930, más altas tarifas aduaneras conocidas en la historia del país. La reacción no se hizo esperar: veinticinco países adoptaron medidas restrictivas y las exportaciones norteamericanas descendieron en un millón y medio de dólares (1929-1932).
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El New Deal (Nuevo Tratado) de Franklin D.
Roosevelt
En las elecciones de 1932, el triunfo del candidato demócrata, Franklin Delano Roosevelt (ver anexo), fue arrasador: más del 60% de los votos. Al asumir la presidencia, en marzo de 1933, la situación era tan grave que los bancos no tenían dinero para pagar cheques. Roosevelt tomó dos medidas iniciales: decretó cuatro días de feriado bancario y convocó a secciones extraordinarias del Congreso. Durante esos cuatro días, Roosevelt proclamó el comienzo de un Nuevo Tratado, envió un paquete de leyes al Parlamentario e inició un período de reformas sociales y económicas conocido como “Los Cien Días”. En la noche del cuarto día, Roosevelt hablo por radio al país.
Informo que la situación comenzaba a normalizarse y pidió a los americanos que depositaran su dinero en los bancos. Al día siguiente, millones de ciudadanos depositaron su dinero en los bancos. Roosevelt había logrado restablecer la confianza de la sociedad americana, poner en marcha el sistema bancario e iniciar el camino de la recuperación.
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El New Deal
El Nuevo Tratado consistió, básicamente, en una gran intervención del estado en la economía.
En lugar de ahorrar el dinero de los impuestos recaudados por el estado, Roosevelt decidió gastarlo. ¿En que? En salarios -para que la gente pudiera consumir y, como consecuencia, las industrias aumentaron la producción- y en obras públicas, para crear fuentes de trabajo.
En los Cien Días, Franklin lanzó las medidas fundamentales del Nuevo Tratado: creó un fondo de asistencia social para desocupados, fijo precios mínimos para los productores agrícolas, creó un sistema de trabajo voluntario para desocupados menores de 25 años, financió empleos públicos en los municipios y en los estados (como barrenderos u obreros), otorgó créditos para viviendas y subsidios para la agricultura, estableció un pacto con las grandes industrias para controlar precios y salarios, y garantizó los depósitos bancarios.
Estas medidas despertaron la confianza de la industria e impulsaron la economía hasta 1937. Durante ese año, los grandes industriales intentaron distanciarse del gobierno y quebrar el pacto. Pero Roosevelt había triunfado nuevamente en las elecciones de 1936 y respondió con medidas aún más intervencionistas. Creó un sistema de impuestos progresivos -por el cual pagaban más los más ricos -, apoyó a los sindicatos e impulsó cambios en la composición del Tribunal Supremo de Justicia, nombrando jueces cercanos a su gobierno.
Wall Street:
Es una calle de Nueva York ubicada en Manhattan cuyo centro financiero y bursátil es de gran importancia.
Wall Street en 1929:
La ciudad de Nueva York fue fundada en las islas de Manhattan a principios del siglo XVII por colonos holandeses, con el nombre de Amsterdam. Hacia 1650 tenía unos trescientos habitantes y estaba rodeada por una empalizada (cerca hecha con palos o estacas). La calle que bordeaba esa muralla era conocida como Wall Street (Calle de la Muralla). Desde entonces al barrio sur de la isla se la conoce por este nombre.
Franklin Delano Roosevelt:
Era un hombre de origen aristocrático y de una educación refinada. Había nacido en el estado de Nueva York (del cual fue gobernador) en 1882, y era sobrino del ex presidente Theodore Roosevelt. Estudió derecho en Harvard y en Columbia, dos de las más prestigiosas universidades de norteamericanas. A diferencia de los presidentes republicanos de la década del ´20, no era un empresario self-made-man: su fortuna era heredada. Esa imagen lo ayudaba ante una población que estaba harta de especuladores enriquecidos en poco tiempo. A los 39 años sufrió de poliomielitis (enfermedad provocada por un virus contagioso y transmisible por contacto directo, por medio de los alimentos, ropa, etc.), razón por la cual se desplazaba en sillas de ruedas. Sin embargo, durante la campaña electoral demostró su fuerza de voluntad: subía los escalones de los estrados apoyándose en bastones que luego abandonaba, y el público llegó a creer que se había curado. Roosevelt logró volcar el voto de la población negra a favor del Partido Republicano, el partido que había logrado la abolición de la esclavitud.
Franklin lograba una comunicación cálida con la gente. Usaba la radio para transmitir sus mensajes a la sociedad, a la que se dirigía como si mantuviera “una charla junto al fuego” con cada ciudadano.
Durante la campaña electoral de 1932, Roosevelt se había referido a la crisis de la siguiente manera: “Lo que el país necesita (...) es un intento valiente y tenaz. Es de sentido común adoptar un método e intentarlo; si fracasa, reconocerlo con franqueza y ensayar otro. Pero, sobre todo, intentar algo”.
Hipólito Yrigoyen:
Nació en Buenos Aires en 1852. Fue diputado provincial (1878) y diputado nacional (1890); participó en la fundación del Partido Radical y electo presidente de la república para el período 1916-1922; proyectó la nacionalización de los yacimientos petrolíferos; favoreció a la burguesía; fue derrocado en 1930 por un golpe militar encabezado por el general Uriburu.
La Argentina
(1916-1943)
Año 1916: miles de porteños rodean el carruaje que conduce al presidente electo, Hipólito Yrigoyen, desenganchan los caballos y lo llevan en andas desde el Congreso hasta la Casa Rosada. Yrigoyen había triunfado con el voto secreto y asumía la presidencia con el respaldo de la gente modesta, los trabajadores y las clases medias.
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Yrigoyen presidente
La Argentina que encontró el nuevo presidente atravesaba una situación difícil. A raíz de la Primera Guerra Mundial, escaseaban muchos productos que antes se importaban de Europa. Y cuando los productos son escasos, sus precios suben: entre 1914 y 1918, los precios de la ropa aumentaron un 300%. En esa época, casi nadie obtenía grandes ganancias, excepto los ganaderos que vendían carne enlatada a los países europeos en guerra.
Política social
Pese a la difícil situación económica, Yrigoyen (ver anexo) intentó algunas reformas sociales para aliviar la situación de los trabajadores.
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Comenzó a aplicar la idea del estado como “arbitro” para resolver problemas entre trabajadores y empresarios.
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Impulsó leyes para proteger a las mujeres y los niños que trabajaban y evitar su explotación.
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Impulsó leyes de jubilación para los ancianos de las ciudades.
Política Económica
Desde el punto de vista económico, Yrigoyen fue nacionalista. Creía que los sectores más importantes debían ser controlados por el estado nacional. Con este objetivo tomó una serie de medidas:
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Apoyó la explotación del petróleo argentino;
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Creó una flota mercante;
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Se preocupó por cobrar impuestos a los británicos que entonces eran dueños de los ferrocarriles.
También se opuso a la participación de nuestro país en la guerra mundial: no se debía derramar sangre argentina para beneficiar los intereses de ninguna potencia. Su posición, por lo tanto, fue neutral.
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El segundo gobierno radical (1922-1928)
En las elecciones de 1922, el candidato de la U.C.R., Marcelo T. De Alvear, triunfó con el 15% de los sufragios.
A diferencia de su predecesor, el nuevo presidente gobernó en una época de prosperidad económica. El fin de la Primera Guerra Mundial permitió, en cierta medida, la recuperación de las economías europeas, lo que mejoró el comercio internacional y, en consecuencia, favoreció a nuestro país.
También las circunstancia económicas internas beneficiaron el gobierno de Alvear, en cuyo transcurso hubo cinco años consecutivos de buenas cosechas. Además, se invirtieron capitales en la industria: por ejemplo, se fundó la empresa petrolera estatal YPF, se creó una base de submarinos y, en Córdoba, una fábrica de aviones.
En el plano político, las tensiones entre quienes apoyaban a Alvear y preferían al ex presidente Yrigoyen provocaron la división del radicalismo. Los alvearistas formaron un nuevo partido, la Unión Cívica Radical Antipersonalistas (ver anexo). Los yrigoyenistas conservaron la sigla original -UCR- y llamaron “oligarcas de boina blanca” a los Antipersonalistas, aludiendo a algunos dirigentes que provenían de sectores sociales poderosos.
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El tercer gobierno radical (1928-1930)
En 1928, Hipólito Yrigoyen -que por entonces tenía 76 años- volvió a ser electo presidente. Su triunfo resultó arrollador: obtuvo el 60% de los votos. Pero su segunda presidencia fue tan corta como dramática.
Las circunstancia en que Yrigoyen inició su segundo mandato presidencial eran muy diferentes a las que rodearon la presidencia de Alvear.
Una crisis económica mundial sacudió la economía occidental a partir de 1929, causando tremendos perjuicios a muchas naciones. Nuestra economía, vinculada con esos estados, sufrió las consecuencias del impacto. La etapa de la prosperidad había terminado.
LA POLÍTICA DE YRIGOYEN: La avanzada edad del primer magistrado influyó negativamente en su gobierno, al tiempo que en el círculo que lo rodeaba se generalizaba la corrupción política y los abusos de todo orden. En el invierno de 1930, dos años después de haber asumido el cargo, Yrigoyen intentó expropiar (pasar a manos del estado) todos los yacimientos petrolíferos privados. La medida afectó los intereses de la petrolera norteamericana Standard Oíl y unió a sectores muy diversos en contra del gobierno.
LA POSICIÓN Y LA CONSPIRACIÓN: Los sectores desplazados en 1916 no habían perdido sus fuerzas y se vieron ahora reforzados por el sentimiento general de oposición que entre diversos sectores generó la política de Yrigoyen y de sus partidarios.
LA REVOLUCIÓN DEL 6 DE SEPTIEMBRE DE 1930: Seis de septiembre de1930. Falto pocos días para el comienzo de la primavera. Cerca de 1.500 soldados y cadetes del Liceo Militar ocupan el centro de Buenos Aires. Aviones militares sobrevuelan la ciudad. Algunos civiles intentan enfrentar a los golpistas en la Plaza del Congreso, y mueren en el intento. Hipólito Yrigoyen establece su cuartel general en el Regimiento 7 de Infantería de la Plata, cuyos integrantes se mantienen leales al gobierno constitucional. Los sublevados amenazan con un bombardeo masivo, y el Regimiento 7 debe rendirse, Yrigoyen es detenido. El golpe de estado ha triunfado. El general José Félix Uriburu asume la presidencia de la Nación.
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Argentina y la crisis del ´30
Durante la década del ´20, el país agroexportador funcionaba a pleno. Sin embargo, la crisis económico-financiera de Wall Street lo afectó profundamente
Los efectos de la crisis influyeron profundamente en la política y la economía argentina, la cual tiene que afrontar problemas: cayeron los precios de sus exportaciones, se cerraron los créditos, se agotaron los diversos pagos disponibles para pagar las importaciones comprometidas y se redujeron los ingresos del estado que dependían, en gran medida, de los impuestos de comercio internacional. Luego de tomar una serie de medidas que no dieron las respuestas esperadas, el gobierno nacional cerró la economía e incremento la participación del estado en la actividad económica con el fin de proteger a los grandes productores agropecuarios de los efectos de las caídas de los precios de sus productos, se crearon juntas reguladoras, como la de granos, la de carne, la de vinos la de leche, la de algodón y la yerba mate. Los principales y más poderosos grupos agropecuarios tuvieron asegurados, entonces, precios mínimos para su producción. Además, se crearon el Banco Central, con el fin de regular las oscilaciones monetarias y controlar la actividad de los bancos privados, y el Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias, encargado de financiar la liquidación de los bancos afectados por la crisis.
Los efectos de la crisis fueron graves: aumentaron la desocupación; creció la inflación y aumentó la deuda estatal.
Conclusión: el país empezó a endeudarse, el Gobierno perdió apoyos internos, y los golpistas- principalmente, los sectores conservadores y militares- encontraron un buen sustento para el golpe militar de 1930.
Para combatir la recesión y reactivar la economía el gobierno de Justo encaro un ambicioso programa de obras publica. Este programa contemplaba la construcción de grandes edificios para la administración publica y la implicación de la infraestructura necesaria para el transporte y comercialización agropecuaria: rutas para el creciente tráfico automotor, y elevadores de granos.
También el estado comenzó a intervenir en el terreno de las relaciones laborales a través del Departamento Nacional del Trabajo, que mediaba en la conciliación de conflictos entre obreros y patrones.
La crisis económica internacional hizo que los primeros del ´30 estuvieran marcados por el desempleo y la miseria, la reducción de los salarios, la disminución del consumo familiar y el empobrecimiento de los pequeños productores y trabajadores rurales. A partir de 1933, con la recuperación económica, se produjo un descenso del desempleo y un aumento de las migraciones internas.
La crisis del consenso liberal
Una de las consecuencias más importantes de la crisis fue la “erosión del consenso liberal”. Al hablar del consenso se refiere a un conjunto heterogéneo de ideas y creencias que conformaban la imagen del país que tenían tanto las elites sociales e intelectuales como la mayor parte de la sociedad argentina. En lo político, el consenso liberal implicaba la defensa de la democracia republicana; en lo cultural, el cosmopolitismo y la adaptación de pautas culturales europeas, preferentemente francesas e inglesas; en lo económico internacional, como gran exportador de materias primas en un sistema de intercambios fue con Gran Bretaña.
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Introducción
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Desarrollo:
Estados Unidos en el siglo XX
La Argentina (1916-1946)
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Conclusión
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Anexo
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Bibliografía
Consecuencias de la crisis
Crisis de 1929
En 1929, cuando la economía parecía estar en plena prosperidad, estalló en Estados Unidos una crisis económica de una gravedad tan excepcional que se extendió a todo el mundo. Las grandes industrias produjeron tal cantidad de bienes que se quedaron sin compradores: el mercado no estaba en condiciones de consumir más. Las industrias debieron reducir su actividad o cerrar sus puertas. Nuevamente crecía la desocupación y se reducían los salarios, lo cual provocó que los “Años dorados” se convirtieran en los “Años ruidosos”.
Esta crisis también se hizo presente en la Argentina, causando grandes problemas, tanto en lo económico, como en lo político y lo social.
El objetivo de este trabajo será introducirnos a los turbulentos años treinta, para poder así tener una idea clara de esta gran parálisis que tuvieron los gobiernos del mundo.
Se llega a la conclusión que el pasaje de la prosperidad a la crisis fue tan brusco en los Estados Unidos que afectó a todo el conjunto de la sociedad: se cerraron fábricas, quebraron cadenas enteras de bancos y los productores agrícolas se arruinaron; el número de desocupados alcanzó proporciones alarmantes en varios países, millones de hombres y mujeres quedaron sin trabajo.
La crisis se atribuyó a la especulación y la expansión excesiva, consecuencia de la Primera Guerra Mundial, al ahorro desmesurado, al consumo escaso y a la desastrosa política arancelaria del gobierno.
Los efectos de la crisis mantuvieron su gravedad hasta 1932. Los países exportadores de materias primas y de productos alimentarios fueron igualmente perjudicados, ya que las potencias industriales no pudieron abastecerlos con sus productos.
La amplitud y la duración de este problema hicieron inevitable la creciente intervención de los gobiernos para evitar el hundimiento de la economía.
La crisis fue mundial, pero en la lucha en contra de ella las dificultades hicieron desaparecer la solidaridad internacional. Los Estados se esforzaron, a través de los derechos de aduana, en proteger sus propias economías. Procuraron comprar lo menos posible en el extranjero y se desarrolló un nacionalismo agresivo.
El presidente de EE.UU., Franklin Rossevelt, inició una política que se llamo “New Deal”, con el fin de restaurar la economía. Si bien la superación de la crisis fue lenta, esta política imprimió cambios profundos: se incrementó la legislación social, se consolidó un sistema de seguros de desempleo y se reconoció el papel de los sindicatos. Hacia 1939 la situación del país mostraba una reciente prosperidad.
A la opinión que llego, pasa por la gran confianza que tuvo EE.UU., para ir aumentando su producción, sin control alguno. Ese efecto de crecimiento desordenado terminó por generar una crisis de superproducción.
En consecuencia, disminuyeron los mercados consumidores, y ahí si, la crisis fue inevitable
La guerra mundial abrió para la República Argentina una etapa de prosperidad y enriquecimiento. La situación de los países en conflicto permitió al país la venta de sus productos agrícolas y ganaderos. El desarrollo de la industria nacional no fue estimulado por el gobierno mientras aumentaban las inversiones de capital extranjero.
Al llegar el año 1930, la situación del país era difícil. Los coletazos de la crisis económica mundial hacían impacto en la débil estructura económico-financiera de nuestra república.
La crisis ocasionó la huida de capitales y las exportaciones decayeron, todo esto se sumó a la caída de los precios agropecuarios y al fracaso de las cosechas.
Llegó a la opinión, que el año ´30 marca un hito importante en la historia argentina: señala el comienzo de una alteración que se inicia en la ruptura del orden constitucional, sigue con la desnaturalización del sufragio y culmina con la reinserción de la mentalidad conservadora.
Manual Esencial Bonaerense
Editorial: Santillana
Historia 3
“El mundo contemporáneo”
Editorial: Santillana Secundario
Historia del mundo contemporáneo
“Desde la doble revolución hasta nuestros días”
Editorial: Santillana Polimodal
Historia 3
Editorial: A-Zeta
Contemporaneidad Argentina y el mundo
“Un camino al siglo XXI”
Editorial: A-Zeta
Marred
Diccionario enciclopédico
Editorial: Trébol, S.L.
Historia 3
“La organización y desarrollo de la Nación Argentina y el mundo contemporáneo”
Editorial: Kapelusz
Historia 3
“La Argentina 1931-1982”
Editorial: A-Zeta
Las industrias producen más de lo que pueden vender (sobreproducción industrial)
Los empresarios ganan menos
(caída de los beneficios)
Aumento de los ingresos de las
familias
Disminución del desempleo
Crecimiento del consumo
Aumento de la producción
Mayor contratación
Intervención del estado para crear empleo
Fuente: “Historial statistics of the Unided States, colonial times to 1957”.
En: W. Adams (comp.).
Los Estados Unidos de América.
México, Editorial Siglo XXI, 1986.
Países del Atlántico Norte
Insultos por la radio
En 1924, el Partido Demócrata se encontraba dividido en dos grupos internos que se disputaban la candidatura presidencial. El sector conservador reunía a los agricultores demócratas del sur y del oeste del país; el sector reformista reunía a los demócratas de las grandes ciudades de las costas esta y oeste. Los representantes de ambos grupos se reunieron en la Convención Demócrata encargada de elegir al candidato presidencial del partido. Esa convención partidaria sería transmitida por radio a todo el país, por primera vez en la historia de los Estados Unidos.
Los convencionales, que no estaban acostumbrados a la transmisión radial, no se imaginaban sus efectos. El enfrentamiento entre los grupos fue tan grande que los representantes de uno y otro bando comenzaron a insultarse; esos insultos fueron transmitidos en directo a todo el país. El episodio arruinó las escasas posibilidades que tenían los demócratas frente al auge económico impulsado por el gobierno del Partido Republicano.
Menor producción
Disminución de las exportaciones de productos industrializados
Menor consumo
Países de América Latina
1929: Problemas económicos e ideas autoritarias
En 1929, la crisis económica mundial, que se había iniciado en los Estados Unidos, repercutió en la Argentina. El comercio argentino con otros países disminuyó: era difícil vender trigo, maíz y carne a Europa. Para colmo, los precios de nuestros productos agropecuarios bajaron, en comparación con los de los productos industriales que el país importaba.
Pero los problemas no eran sólo económicos. En las Fuerzas Armadas comenzaron a tener influencia ideas autoritarias -contrarias a la libertad, el sufragio universal y los partidos políticos -, según las cuales la democracia era la culpable de todos los males. Muchos de quienes pedían una dictadura se inspiraban en el nazismo alemán y el fascismo italiano.
En 1930, sólo el 9% de la ropa que usaban los argentinos se fabricaban en el país.
En 1943, ese porcentaje había subido al 82%.
Disminución de las
Exportaciones de
Productos primarios
Desabastecimiento de productos industrializados
Menor demanda de productos primarios
Caída de los precios internacionales de los productos primarios
Industrialización
sustantiva
Los trabajadores son despedidos (desempleo)
La población compra menos
(caída del consumo)
crisis
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