Literatura


Cantar del Mío Cid


INDICE:

1) INTRODUCCIÓN:

El Cantar del Mio Cid:

  • INTRODUCCIÓN:

  • 1-A) ¿Quién escribe?

    Hay diversas teorías sobre la fecha de la composición de la obra, Ramón Menéndez Pidal defendió que data entorno a 1140, la mayoría de los estudiosos actuales se inclinan por principios del siglo XIII.

    También hay diversas teorías sobre el autor del cantar del Mio Cid, el libro esta firmado por un tal (Per Abbat) pero se trataba del copista. La primera opinión de Menéndez Pidal acerca de la autoría del Cid es de un juglar activo en la zona de Medinaceli (Soria) y cercanías según se deduce del conocimiento que el texto refleja de topónimos cercanos a este territorio. Argumenta Menéndez Pidal otra razón: hechos muy importantes de la biografía de Rodrigo Díaz de Vivar, como el asedio y la toma de Valencia ocupa apenas 135 versos, mientras que sucesos en comparación insignificantes como la toma y abandono de dos pueblecitos de la frontera entre Castilla y los dominios musulmanes Castejón y Alcocer se narran en 450 versos.

    Hoy en día se cree que el Cantar fue la versión escrita, compuesto por un poeta culto que empleó el estilo épico de la tradición oral, por lo tanto el autor es anónimo.

    1-B) ¿Qué género?

    El Poema del Cid es la obra más importante del grupo de la poesía épica medieval vernácula en España.

    Consta de 3700 versos y está compuesto en métrica irregular, su número oscila alrededor de 16 sílabas, posee una pausa a mitad del verso.

    Tiene rima asonante y se agrupa en triadas de extensión variable. Pertenece al género de la épica.

  • HISTORIA:

  • 2-A)ACCIÓN:

    2-A-A)Argumento:

    La obra literaria se basa en el destierro de Rodrigo Díaz de Vivar, (un personaje que existió en la realidad).

    Se divide en tres cantares:

    1) El Cantar del destierro, se cuenta cómo el Cid, expulsado por el Rey Alfonso VI de Castilla se ve obligado a abandonar sus tierras. Tras atravesar Burgos deja a su mujer Jimena, y a sus hijas en el monasterio de San Pedro de Cerdeña y marcha hacia tierra de moros. Allí emprende diversas correrías que le proporcionan muchos beneficios, que emplea en repartir entre sus mesnadas y enviar una parte de los beneficios a Alfonso VI para perdirle su perdón.

    2) En el Cantar de las bodas, se inicia la reconciliación con el Monarca castellano una vez que Cid ha conquistado Valencia y por supuesto enviando numerosos regalos al monarca castellano, el cual permite que la familia del Cid se reúna con él en Valencia, el Rey concierta las bodas de las hijas del Cid con los infantes de Carrión. El Cid recela de este casamiento y hace a Alfonso VI responsable del mismo.

    3) El Cantar de la afrenta de Corpes, narra diversos episodios en los se muestra la cobardía y avaricia los infantes de Carrión como por ejemplo el incidente con el león o la cobardía de los Infantes a la hora de entrar en batalla, para evitar los escarnios los infantes deciden abandonar Valencia alegando que van a visitar sus tierras, y deciden vengarse del Cid deteniéndose en un bosque allí azotan y violan a las hijas del Cid.

    El Cid pide justicia al Rey y éste convoca las cortes de Toledo. Se condena a los infantes de Carrión a batirse en duelo contra los hombres del Cid. El relato termina con el anuncio de las bodas de las hijas del Cid con los hijos y los reyes Navarra y Aragón.

    2-A-B) ESTRUCTURA EXTERNA.

    Hay algunos versos que permiten considerar la existencia de dos límites estructurales, que originan una división tripartita del texto. Sin embargo, también es posible, adoptando el punto de vista del desenvolvimiento de la trama temática de la obra, considerar el CMC como obra bipartita.

    Menéndez Pidal fue quien primero advirtió la condición tripartita de la obra que el propio texto sugería y, de hecho, en sus ediciones dividió la obra en tres cantares: el del destierro (vv. 1-1086), el de las bodas (vv. 1087- 2277) y el de Corpes (vv. 2278-3730).

    La primera división entre el primer y segundo cantar- la marca el v. 1085 (que Menéndez Pidal recoloca entre los vv. 1086 y 1087): «Aquis'conpiela [=comienza] la gesta de Mio Cid el de Vivar». Este verso situado en mitad del texto sólo tiene sentido como inicio de una subdivisión del mismo. La segunda divisoria la existente entre segundo y tercer cantar viene marcada por los vv. 2276-2277: « las coplas deste cantar aquis´ van acabando. /El Criador vos vala con todos los santos». Se trata de una división relacionada con la lectura del poema en público por parte de los juglares, lectura que no podía comprender la integridad del poema en una sola sesión por razones obvias. En otras ocasiones la división tripartita se ha entendido como aspecto vinculado al plan estructural de la obra: ejemplo de ello es el trabajo en que Menéndez Pidal defiende su hipótesis acerca de los dos autores, donde asigna diverso grado de intervención a uno u otro poeta en cada cantar.

    El otro modo de considerar el problema de la disposición estructura del CMC es tener en cuenta factores vinculados con el modo en que se organiza la trama narrativa de la obra. El asunto central del CMC es la recuperación de la honra perdida por Rodrigo Díaz de Vivar. Por lo tanto, la obra es un proceso de progresión y restitución, desde un principio desgraciado hasta un final feliz. Sin embargo, el proceso de pérdida y recuperación de la honra por el Cid es bipartito, pues sufre primero menoscabo en su honra pública o política y luego lo sufre en su honra personal.

    2-A-C) TEMA:

    Los componentes fundamentales del poema épico son el héroe, las dificultades o enemigos que se le oponen, el conflicto o enfrentamiento del héroe con tales dificultades o enemigos y, finalmente, el triunfo del héroe sobre tales obstáculos, dadas sus mayores fuerza, destreza y sabiduría. El CMC se ajusta a este esquema: Rodrigo Díaz de Vivar es el héroe épico que, superando una serie de adversidades, culmina una progresión que lo deja, al final del poema, en una situación mejor que la que tenía en su inicio. Así, la preocupación constante del Cid a lo largo de toda la obra es la recuperación de la honra perdida a manos de los «enemigos malos», de los «malos mestureros» (v. 267): ese proceso de reparación de la honra perdida es el eje unificador de todo el CMC.

    2-A-D) SÍMBOLOS:

    En los símbolos que destacan en el Cid podemos destacar las que se refieren al protagonista como son el que “en buena hora ciñó espada”, así ocurre con los epítetos aplicados sobre todo a héroe; estos epítetos pueden estar constituidos por una palabra o por grupos de ellas: Cid, campeador, Mio Cid, buen vasallo, buen varón, etc.; otras veces se constituyen en unidades del hemistiquio: Campeador contado, lidiador contado, etc.; o en unidades que lo sobrepasen: …Cid, barba tan complida; …campeador, en ora buena fostesnado; : …Cid, barba tan complida; …campeador, en ora buena fostes nado; Campeador; en buen ora cinxiestes espada; o el epíteto llega a ocupar el verso completo: Mio Cid Roy Díaz, el que en buena cinxo espada.

    Los epítetos también se aplican a Minaya, al que el Cid llama “mio diestro BraÇo”, y el narrador se refiere a el como a Minaya; a Alvar Fáñez se le llama el “burgalés complido”; la ciudad de Valencia es la “clara” y Castilla es la “gentil”, etc.

    2-A-E) ESTRUCTURA INTERNA:

    2-A-E-1) Figura básica:

    La figura central del poema Rodrigo Díaz de Vivar (1040-1099), un noble de la categoría de los infantes, situada entre la alta clase de los ricos y el linaje más común de los hidalgos.

    2-A-E-2) Partes de la acción.

    En la división de la acción en tres grandes partes adoptó el criterio de Menéndez Pidal: la primera parte( hasta el v. 1086) constituye “el Cantar del destierro”; la segunda (hasta el v. 2277), el “Cantar de las bodas de las hijas del Cid”; y la tercera (hasta el fin de la obra), “El Cantar de la afrenta de Corpes”.

    2-A-E-3) Peripecia:

    El autor del Cid supo partir de una peripecia real para constituir una trama narrativa adecuada a sus fines artísticos sin perder de vista el horizonte de la verosimilitud.

    2-A-E-4) Marco de la novela:

    Los que estiman que la obra es de comienzos del siglo XIII, creen que el argumento del poema recoge los sucesos del Cid considerados desde la época de Alfonso VIII (que reinó en Castilla de 1158 a 1214) y son, por tanto, una versión lejana e indirecta.

    2-B- PERSONAJES:

    2-B-A) Distinción entre persona y personaje:

    Hay similitudes y diferencias entre el relato del CMC y la trayectoria histórica de Rodrigo Díaz de Vivar. Las similitudes son importantes: el destierro, la toma de Valencia y las campañas por Aragón, la enemistad con el conde García Ordóñez, la boda de una hija del Cid con un infante de Navarra, el establecimiento de la sede episcopal en Valencia, son parte de la materia narrativa del CMC que se corresponde con hechos históricos de la existencia de Rodrigo. Además, la mayoría de los personajes mencionados a lo largo del CMC existieron realmente, y los pormenores geográficos son también veraces. Incluso detalles menores, como la afición del Cid a consultar los agüeros (vv. 11-13, 859, 2615).

    Las discrepancias entre el CMC y la realidad histórica son también numerosas: en el CMC sólo se habla un destierro frente a los dos padecidos por el Cid histórico, la ruta seguida por el Cid en su destierro literario no se corresponde con las que siguió en la realidad, Álvar Fáñez no acompañó al Cid en todo su destierro, no consta la realidad del episodio de los judíos Raquel y Vidas, hija menor del Cid no se casó con un infante de Aragón, y no consta la historicidad de las bodas de las hijas del Cid con los infantes de Carrión, ni del episodio de la afrenta de Corpes, ni de las Cortes toledanas. Por lo tanto, se puede hablar de dos conceptos importantes: de la existencia en la obra de un fondo de historicidad y de un tono general de verismo.

    Efectivamente, aunque es falso que Álvar Fáñez acompañara al Cid en todo su destierro, sí es cierto que era su sobrino y que estaba muy allegado a él. Es falso el episodio de la afrenta de los infantes de Carrión, pero es cierta su pertenencia a una familia históricamente enfrentada a la del Cid, y según propone Menéndez Pidal la existencia de unos tratos nupciales fracasados; es falso el episodio de la lid judicial entre unos y otros, pero es cierta la existencia de la institución. Y, sobre todo, es constante en el CMC la voluntad de reflejar usos, costumbres y actitudes realistas, veraces. No hay en el CMC más que un episodio fantástico, la aparición del ángel Gabriel al Cid (vv. 404-410), pero esa aparición sobrenatural tampoco perturba el tono general de realismo: se produce en sueños, mientras el Cid duerme.

    Igualmente, la caracterización del Cid como héroe se realiza dentro de los cauces del verismo: en ninguno de los combates lleva a cabo hazañas literalmente increíbles.

    2-B-B) Construcción:

    La línea de fuerza principal de la trama del CMC ese proceso de búsqueda emprendido por el Cid en pos de la recuperación de su honra. El Cid busca constantemente restablecer una comunicación con el personaje de quien dependen la recuperación de su honra: el rey Alfonso. Ahí se detectan en el CMC las dos relaciones básicas ( búsqueda y comunicación) entre los dos pares primordiales de actantes. Ello debe sumarse la existencia de otros personajes que cumplen funciones auxiliares de ayudantes ( los hombres de la hueste del Cid) y oponentes. La culminación de las funciones coadyudantes/obstaculizadoras de estos grupos de personajes se localizan en los episodios finales de la obra, en la realización de la lid judicial y en su culminación a través de los combates singulares y librados entre los representantes de la hueste cidiana y los infantes de Carrión y Asur González.

    2-C AMBIENTE:

    2-C-A) Espacio (real o imaginario):

    Si, es real debido al que el propio Menéndez Pidal escribió un estudio acerca de la procedencia de los juglares que hicieron el CMC y en él dice que son propios de la zona de Medinaceli debido a que las hazañas que se dan lugar en dicha zona se narran más extensamente que por ejemplo la conquista de Valencia que es más importante, por lo tanto yo definiría, que el espacio en el que se desenvuelve el relato, es totalmente real puesto que buscaba siempre un tono de veracidad muy alto.

    2-C-B) Tiempo:

    2-C-B-1) Adecuación:

    El cantar del Cid no dispone de la libertad de que disfruta la Chanson de Roland, cuyo texto del manuscrito de Oxford se divulgó por el norte de Francia y por la Inglaterra normanda a finales del siglo XI, o sea distanciado a 800 kilómetros y 300 años de lugar de donde sucede la acción.

    Por otro lado el Cantar a decir tal como lo conocemos, que se difundía poco más de un siglo después de la muerte del héroe, que hace transcurrir la acción de las mismas tierras dónde lo cantarían los juglares, no puede inventar ni la historia ni la geografía si pretenden ser escuchado con un mínimo de atención y respeto.

    2-C-B-2) Distorsión:

    2-C-B-2A) Analepsis:

    Hay poemas en los que se alude al Cid como son:

  • Las Mocedades de Rodrigo (el peor conservado).

  • El Poema de Roncesvallés.

  • El poema de Fernán González, conservado en una versión de acusado matiz clerical pues está escrito en cuaderna vía.

  • 2-C-B-2B) Elipsis:

    Se presenta una breve laguna al comienzo del relato, más específicamente faltan dos hojas en el texto original, pero se ha conseguido saber lo que decían gracias a una recopilación que mandó hacer Alfonso X.

    En la última página válida de este manuscrito (fol. 74 r), acabado ya el texto y tras el éxplicit de Per Abbat, hay dos líneas y media casi ilegibles a simple vista y que Menéndez Pidal las descifró con reactivos químicos. Estas vienen a decir: se pide al auditorio que recompense la lectura con un trago o un vaso de vino, tan necesarios para aclarar la garganta de quien tantos versos ha leído, y que pague el trabajo con dinero; pero aquel que no lo lleve encima que entregue unas prendas, pues a cambio de ellas darán dinero al lector.

    2-C-B-2C) Sinopsis:

    Su argumento, se distingue tres partes: el Cantar del destierro, el Cantar de las bodas y el Cantar de Corpes. En la primera parte, hasta el verso 1.085, se narra cómo el Cid marcha al destierro, pasa por Burgos, se dirige a San Pedro de Cardeña para despedirse de doña Jimena, su esposa, realiza diversas conquistas, manda un presente al rey Alfonso VI y vence a los moros de Lérida.

    En la segunda, que ocupa hasta el verso 2.277, conquista Valencia, envía un nuevo regalo al rey de Castilla, se reúne con su esposa y sus hijas, doña Elvira y doña Sol, y consiente en casar a éstas con los infantes de Carrión.

    En la tercera, los infantes son objeto de burlas por su cobardía y se vengan en las hijas del Cid maltratándolas; el Cid les desafía y les vence. El poema termina con el anuncio de que los infantes reales de Aragón y de Navarra solicitan desposarse con las hijas del Campeador.

    2-C-B-2D,E) Deceleración y Aceleración:

    Este relato es de orden lineal, es decir, cuenta hechos sucesivos en el tiempo; y en algunos casos existe una repetición de la acción o por énfasis o por tratarse de una acción contemporánea que se cuenta en dos o tres espacios que tienen que ser sucesivos en el cuento pero que ocurren en un mismo tiempo de la acción poética. Dentro de la sucesión, el intérprete-narrador alternan la relación impersonal de lo hechos con el diálogo o el monólogo de los personajes; a veces no usa la oración parentética que pudiera identificarlos (-X dijo - o -y contestó -) pues el intérprete podía establecer el ingreso o el cambio de un interlocutor mediante la entonación que permitiera reconocer al personaje que hablaba.

  • DISCURSO:

  • 3-A)Voz narradora:

    3-A-1) Narrador:

    El poema del mío Cid ofrece una organización expresiva que esta destinada a ser comunicada de una manera oral. Por este motivo el poema está compuesto contando con que un juglar lo interprete delante de un público.

    Esto demuestra claramente el que en él se utilice el vocativo “ ¡señores! ” 8v. 1178) con el que llama la atención del público; se dirige el autor al público como un oyente plural: “dirévos (a vosotros los que me oís) de los caballeros que llevaron el mensaje” (v. 1453); o bien sitúa a los oyentes ante los acontecimientos narrados como si los presenciasen: “veriedes (vosotros, sinos hubieseis encontrado en el hecho que os cuento) tantas lanÇas… premer algar… (v. 726).

    3-A-1-A,B) Heterodiegético y Homodiegético:

    La acción central y primordial está constituida por los dichos y acciones del Cid aunque algunas veces el narrador fija su vista en acciones en las que no tienen lugar en su presencia.

    3-A-1-A-1) Omnisciente:

    Si el narrador es omnisciente, sabe lo que hacen, lo que dicen y lo que piensan los protagonistas del poema.

    No forma parte de la acción, pero intenta narrar los hechos de una manera objetiva, resaltando, los temores, y dudas de los personajes siendo fiel al tiempo y espacio de las hazañas del Cid.

    3-A-1-B-1,2) Central y Periférico:

    El narrador no es el centro del poema, sino que es testigo y transmisor del mismo.

    3-B) Focalización:

    El poema del Cid nos presenta a éste en el destierro, en el que vive con sus mesnadas del saqueo de los moros, después de haber sufrido la confiscación de sus bienes. Y gracias a éxitos militares crecientes, que culminan con la conquista de Valencia, consigue muchas más riquezas que antes del exilio.

    A pesar de su destierro el Cid es un leal vasallo del rey Alfonso y le envía presentes. El Rey a su vez se ablanda poco a poco, y permite a su esposa e hijas que se reúnan con él en Valencia.

    El vaticinio se cumple ahora en Valencia, cuando a Ximena y sus hijas les muestra la ciudad para ellas conquistada. Tras otorgarle su perdón Alfonso dispone en recompensa el matrimonio de sus hijas con los infantes de Carrión. Estos son humillados en su corte y saliendo de Valencia deshonran a las hijas del Cid.

    Exige el héroe reparación y el Rey convoca cortes en las que él Cid convence a los jueces y desacredita a los infantes de Carrión, la venganza del Cid culmina con la derrota de los infantes y la boda de sus hijas con los herederos de los tronos de Navarra y Aragón.

    3-C) Temporalidad:

    La categoría épica del Poema del Cid se establece sobre una narración de aspecto histórico; sin embargo, el Poema no es una crónica sino una obra artística que se rige por una poética. El poeta para este caso eligió a un héroe cuya vida quedaba relativamente cerca de los primeros públicos que oyeron la obra; más adelante, los públicos sucesivos sabrían también de algún modo que el Cid había existido. La interpretación poética de los hechos históricos adopta un aire de verosimilitud dependiente en parte de esta proximidad.

    3-D) Modalidad:

    Dentro de la sucesión, el intérprete-narrador alterna la relación interpersonal de los hechos con el diálogo o el monólogo de los personajes.

    El léxico se acomoda al contenido en cuanto resulta el propio para el relato de la épica.

    Así ocurre con el relativo a los hechos de la guerra (combates y duelos, viajes, movimiento de los personajes por una geografía identificada, etc.); otra parte del mismo se refiere a los hechos cortesanos (las bodas, la corte del Cid en Valencia, las cortes jurídicas que el Poema sitúa en Toledo, etc.); y otra parte depende de los motivos religiosos (la cosmovisión cristiana del Poema, las referencias concretas a las oraciones, como la de Jimena, etc.).

    En conjunto el estilo muestra un evidente uso artístico de los procedimientos propios de la épica y su propósito es solazar a un público de un amplio espectro social.

    Esto ocurre porque el autor del Poema escribió la obra contando con que el juglar entretuviese e informase al público mediante la exaltación del héroe (el Cid, en nuestro caso) de acuerdo con los procedimientos, ya asegurados por un fondo literario, de la poesía épica.

    El héroe, don Rodrigo, es un noble y en el relato de sus hazañas todas las clases sociales encuentran el solaz poético. El beneficio político del caso favorece, pues, a la clase noble, pero todos se complacen con el relato del esfuerzo humano que se les cuenta, con las victorias y la gloria que el héroe logra mediante la conducta que el juglar le atribuye. Considerado en el conjunto presumible de la ética, el Poema del Cid se nos aparece como una obra madura, cuyo estilo permite una gran flexibilidad y matización expresivas en el uso de una lengua de orden literario y, por tanto, elevada por encima del uso de la lengua cotidiana.

    Aún contando con la diversidad dialectal de la lengua de los orígenes literarios, el Poema representa un hito más hacia la fijación y el progreso literario de la lengua vernácula. Hemos repetido que el estilo del Poema se basa en un sistema poético oral, pero el hecho de que se haya conservado un códice con el texto supone que, al menos para el que encargó la labor de la copia manuscrita, la obra había obtenido la condición de libro. Así el Poema se presenta ante nuestra consideración de una manera consistente y cohesiva, constituyendo una unidad poética, testimonio en cierto modo excepcional de una literatura compuesta para la interpretación juglaresca, escrita por un autor consciente de su arte literario, conocedor profundo de los recursos artísticos de la épica vernácula.

  • BIBLIOGRAFÍA:

    • Cantar de Mio Cid. Colección Austral.

    • Poema del Cid “Odres Nuevos”. Editorial Castalia.

    • Historia de la literatura española 1. La Edad Media. Editorial Ariel.

    • Poema de Mio Cid. Biblioteca Básica Salvat.

    ALEJANDRO MACEDO OBIOL 12/12




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    Enviado por:Alejandro Macedo
    Idioma: castellano
    País: España

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